El campamento de Verano

Tres jóvenes experimentan con sus cuerpos en un campamento de verano. Pedro, Borja y Juan se montan un trio lleno de pasión y lujuria

El campamento de Verano

--Narrado por Borja--

Todos los campamentos de verano tienen algo en común: son inolvidables.Ya sea por lo bien que lo pasamos con los amigos, por las actividades que realizamos o por como, de una manera inesperada, empezamos a descubrirnos a nosotros mismos. El estar lejos de nuestros padres nos empuja a descubrir nuestra sexualidad y a hacer cosas que nunca habríamos hecho.

Para un adolescente gay como yo, pasar un verano rodeado de chicos es todo un privilegio. Actividades tan simples como bañarnos en el rio o cambiarnos en nuestra cabaña suponen una paja en la oscuridad de la noche, cuando todos duermen, cuando nadie me ve. Además en estos meses calurosos mis compañeros y yo dormimos casi desnudos, de esta manera podemos disfrutar de nuestros cuerpos.

Cada cabaña está formada por grupos de tres chicos, yo por ejemplo comparto habitación con Pedro y Juan, dos chicos de mi instituto.Ambos dos tienen personalidades totalmente diferentes: Pedro es posesivo, altanero y muy atractivo. Es capitán del equipo escolar de fútbol y se le conoce por ser un conquistador nato. Mientras que Juan es un chico poco hablador, bajito y casi desconocido para el resto de los mortales.

Un día, después de pasar todo el día pegandole patadas a un balón, decidimos ir al río para tomar un baño. Una vez allí decidimos jugar a un juego muy peligroso y excitante:

  • Eh chavales, ¿qué tal si jugamos a tirarnos desde allí arriba? -Propuso Pedro a la vez que señalaba lo alto de un acantilado.

  • No creo que podamos -Dije.

  • No seas marica Borja. ¿A que estás de acuerdo Juan?

Juan no respondió, se limitó a agachar la cabeza y dejar que Pedro sacara sus propias conclusiones.

  • Ves Borja, Juan está de acuerdo -Bromeó.

Como siempre al final hicimos caso a Pedro y subimos hasta lo alto del acantilado. Desde ahí arriba se podía ver como el río se extendía imponente bajo nuestros pies. Pedro empezó a quitarse la ropa, primero la camiseta y después los pantalones. En pocos segundos Pedro se quedó en cayumbos, unos slips de color blanco que marcaban su paquete. Imaginaba que no se iba a quitar más, pero para mi sorpresa Pedro dejó su polla al aire. Al darse la vuelta nos mostró su culo bien formado y respingón.

No pude quitarle la vista de encima. Estaba hipnotizado mirando como su polla se balanceaba en su entrepierna. Era un polla de un tamaño considerable a pesar de estar dormida, tenía ganas de chupársela delante de Juan. No había sentido nada igual en mi vida, mi polla se puso dura y se notaba por encima del bañador que llevaba. Lo peor es que Pedro se dio cuenta de mi erección y decidió jugar conmigo.

  • Tranquilo Borja, mi polla tambien se alegra de verte -bromeó a la vez que sacudía su polla.

Me sentí tan asustado por ese comentario que me quedé en silencio un buen rato. Pedro siguió sobándose la polla mientras miraba hacia el río, era consiente de que yo estaba empalmado y que obviamente era por su cuerpo desnudo. La situación era muy intensa y extraña, no sabía si su actitud era una invitación o solo me estaba probando. Mis dudas se disiparon cuando Pedro, con su polla en la mano, me guiñó un ojo y me invitó a acercarme. Yo, sumiso, lo hice.

  • ¿Te gusta lo que ves? -dijo.- Acércate y tócala, no tengas miedo.

Tembloroso me acerqué hasta Pedro tocándome el paquete. Juan nos observaba desde el fondo en silencio. Me quedé de piedra en frente suyo mientras el seguía pajeándose.

  • Vamos tócala -insistió.

Dudé un momento hasta que me decidí a tocarla. Me gustó sentirla en mi mano. Era enorme y gordita, podía sentir la sangre corriendo dentro de ella y eso me excitaba.

  • ¿Te gusta mi polla? -Preguntó mirándome  a los ojos.

Estuve a punto de decir que sí, pero era demasiado tarde. Pedro me había arrebatado su polla de las manos y estaba abrazado a mí. No entendía porque me abrazaba pero me mantuve en silencio mientras sentía como su polla desnuda acariciaba la mía por encima del bañador. Entonces, Pedro me preguntó:

  • ¿Sabes volar?

  • ¿Qué? -respondí.

Instantes después comprendí porque me hacía esa pregunta y porque se abrazaba a mí, pero fue muy tarde. Sentí como mis pies se levantaban del suelo y como Pedro y yo caímos al agua. Fueron unos segundos de caída, el corazón me iba a mil pero no sólo por el salto, sino por tener a Pedro tan cerca de mí. Segundos después caímos. Lo primero que vi al salir del agua fue la cara de Pedro, estaba desnudo, empapado y unido a mí.

  • Al parecer sí que sabes volar -me dijo.

Después de ese comentario unió sus labios a los míos. Fue un beso largo, húmedo y apasionado. Pedro movía la lengua de maravilla. Sentía como su lengua se movía dentro de mi boca, era una sensación apasionante. Entonces Pedro buscó mi entrepierna debajo del agua y metió su mano en mi bañador. Sacó mi polla fuera y sentí como el agua la inundaba de una manera refrescante. Empezó a pajearme y yo hacía lo mismo con él.

Era una sensación increíble. Nunca me habían hecho una paja debajo del agua y Pedro lo hacía bastante bien. Estuvimos un buen rato besándonos y pajeandonos hasta que Pedro me preguntó si quería salir del agua, asentí sabiendo lo que eso significaba. Fuimos detrás de unas piedras y seguimos besándonos un buen rato.

  • Será mejor que nos vayamos ya -dije separándome de los labios de Pedro.

  • No -intervino él- no me puedes dejar a medias. Quiero follarte aquí mismo.

A continuación Pedro se agachó y empezó a chuparme la polla. Era un bestia, se notaba que era su primera vez chupando una polla. Usaba los dientes, se le salía de la boca, casi vomita en varias ocasiones... aún así Pedro me estaba dando placer como nunca antes. La práctica hace al maestro y Pedro aprendía rápido. Sus lametazos eran cada vez más placenteros llegando incluso a provocar algún que otro chillido por mi parte. Solo podía pedirle más y más. Pero creí que era conveniente cambiar de posición.

  • Para -le dije.

Él se levantó mirándome fijamente. En ese momento yo me puse de rodillas y empecé a succionar sus huevos, estaban depilados y eran simplemente perfectos. Poco tiempo despues pasé a su gran polla y chupé su capullo durante unos minutos. Pedro gemía, gritaba y me pedía más a la vez.

  • Oh sí Borja, me encanta. Cometela toda

  • ¿Te gusta, eh? -dije- Quiero que te corras en mi boca.

  • Joder que bueno eres cabrón. Quiero que me la chupes hasta dejarme los huevos vacíos, quiero descargar mi semen en tu cara.

  • La tienes enorme, no me cabe en la boca.

  • Claro que sí -dijo a la vez que tiraba con fuerza de mi cabeza introduciendo toda su polla en mi boca. Me llegaba hasta la garganta y me provocaba arcadas, pero podía oir los gritos de placer de Pedro así que decidí no sacármela de la boca.

Seguí chupándosela un buen rato, hasta que decidimos ir más allá.

  • Quiero que me folles -le supliqué.

Él me hizo levantar y me llevó hasta una roca. Me puso de espaldas sobre ella y me dijo que abriese las piernas todo lo posible. Mi culo quedó totalmente abierto mientras esperaba a que me la metiera. Sentí su lengua fría tocándome las nalgas y luego el ojete, era mi primer beso negro. Se le daba mejor chuparme el culo que la polla. Yo gemía y le pedía que me la metiera ya, pero él seguía lubricandome el ano con su saliva. Escupía en mi ojete y luego en sus manos para lubricarse la polla. Hizo esto un buen rato hasta que mi culo estuvo tan abierto que podía sentir su lengua dentro de mí.

  • ¿Estás listo? -preguntó con cierta dulzura, esa era una faceta de Pedro que no conocía.

  • Sí -respondí tímidamente.

  • Primero solo la punta, para que te acostumbres.

Mi culo virgen sintió como un invitado inesperado intentaba entrar en él. La saliva de Pedro ayudó a que su nabo se colara en mis nalgas. Sentí como su capullo entraba en mi ano despacio, con dulzura y cuidado. Solté un gemido al sentir su contacto con mi piel.

  • Tranquilo -dijo Pedro haciendo un descanso.

Después volvió a introducir su polla poco a poco dentro de mí. Después de varios intentos entró completa. Sentía que el culo se me iba a caer a trozos pero me gustaba. Empezó a moverse ligeramente hacia atrás y hacia adelante y cuando hacía esta acción me invadía un sentimiento de dolor y placer mezclado. Me gustaba sentir sus envestidas cada vez más rápidas.

  • Sí Pedro, revientame el culo.

  • Quiero correrme dentro de tu culo Borja, eres increíble.

El dolor, al igual que el placer, era cada vez mayor. Mis gritos se podían escuchar a kilómetros pero no tenía miedo de que nos pillaran. Pedro gritaba tanto como yo, era una follada intensa y profunda. Sentía como se escapaban gotas de semen de mi polla aun sin pajearme, así que aproveché el momento para hacerlo.  Me corrí mucho antes que Pedro.

Pedro me avisó de que había llegado el momento de correrse, así que me incliné bastante para que toda su corrida se quedará dentro de mi culo. Pedro empezó a gritar y gemir como loco y momentos después sentí como una ola de semen caliente se apoderaba de mi culo. Era una delicia sentir como los chorros de sus semen llenaban mi ano. Fue una corrida larga y tras varios espasmos Pedro se detuvo. Se sacó la polla de mi culo y la llevó a mi boca. Estaba caliente por su semen y por el rose con mi culo.

Estábamos sucios, así que decidimos volver al río. Allí nos besamos y tocamos durante mucho tiempo. Pedro me decía que le había encantado y yo que él era genial. Después de varios minutos besándonos, escuchamos un ruido. Nos separamos y miramos en dirección a las rocas, allí estaba Juan masturbándose y mirándonos. Cuando se percató de que lo habíamos visto se guardó la polla y salió corriendo. Pedro salió del agua como pudo y, corriendo, fue tras él. Pocos minutos después Pedro volvió con Juan, lo atraía a empujones. Pude ver como el torso desnudo de Pedro se contorneaba al empujar a aquel pobre chaval.

  • Es mal espiar a los demás -dijo Pedro- Y nos menos cuando están follando.

  • Lo siento -contestó Juan aparentemente afectado por aquella situación.

  • ¿Crees que se lo cuente a alguien? -dije.

  • No creo, es más se unirá a nosotros tarde o temprano -respondió Pedro sellando los labios de Juan con un intenso beso. Este respondió apartándose de él rapidamente, pero Pedro volvió a sujetarlo fuertemente y besarlo otra vez.

Pocos minutos después Juan se dejaba guiar por los labios de Pedro, estaba disfrutando incluso más que yo con esos besos. Al ver aquella escena me llené de celos pero mi excitación era tal que empecé a masturbarme debajo del agua. Estaba tan excitado que podía correrme en cualquier momento. Juan empezó a tocar la polla de Pedro y no aguanté más, salí del agua y fui hasta donde estaban ellos. Después le arrebate la polla de Pedro de las manos de Juan.

  • Parece que alguien está celoso -dijo Pedro lleno de orgullo.

  • Un poco -respondí.

  • Hay polla para todos -concluyó Pedro.

Aquella frase, a medio camino entre la chulería y la arrogancia, hizo que me encendiera por dentro así que me puse de rodillas y empecé a chuparle la polla, estaba aun mejor que la primera vez. Juan se agachó junto a mí y con una mirada me pidió permiso para compartir aquella polla. Chupamos por turnos cortos, escuchando los gemidos de placer de Pedro. Juan se había sacado la polla y estaba pajeándose a la vez que chupaba, pronto Pedro nos dijo que paráramos y nos llevo hasta las rocas, allí Juan se abrió de piernas.

  • Esto te va a gustar -le dije.

Pedro lo abrió de piernas mientras yo me coloqué en la parte superior de la piedra para que me la chupara mientras lo follaban. Cambiamos de posiciones varias veces hasta que nos corrimos sobre Juan, después nos dimos un baño en el río. El verano sólo acababa de empezar.  Nuestros trios se repitieron durante todo el verano en nuestra cabaña y tambien llebamos nuestra pasión fuera de aquel campamento.

-Lolliopo16-