El Campamento de colonias (II)

El alegre ambiente del campamento y las ansias de sexo de los chicos y chicas se combinan. Compartir las experiencias y el placer entre todos y para todos es la "norma".

    • Ya que os ha gustado, y si queréis repetir en otra ocasión tenéis que explicarme una cosa - ¿Qué? - Lo que hacíais antes de que yo llegara - se ruborizaron los dos - Aunque las chicas no nos hagan caso nosotros vamos calientes igual que los otros chicos y es la única manera de consolarnos, antes sólo nos hacíamos pajas, el año pasado comenzamos a pajearnos pero mutuamente y este año ya hemos llegado a chuparnos las pollas uno al otro, y nos lo pasamos muy bien, aunque no tanto como contigo - Cuando queráis repetir ¿me lo diréis? - ¡¡¡Siiii!!! -dijeron los dos a vez - Pues venga vestiros y a cenar
    • Llegamos los tres al comedor, ya habían comenzado a cenar, "oso" me hizo una mirada de desaprobación por llegar tarde, me senté a la mesa y comí con hambre, necesitaba recuperar energías.
    • Después de cenar nos dirigimos al embarcadero y encendimos un fuego, alguno de los chicos sacó la guitarra y pasamos un buen rato cantando y riendo todos juntos, "oso" me llamó aparte y me regañó por llegar tarde, para él era muy importante que los monitores dieran ejemplo sobre todo con el tema horarios. Me disculpé y me dijo que volviera con el grupo, él se quedó solo, apartado del grupo, cuando volví a mirar hacía donde estaba ya no lo vi. Se había internado en la zona boscosa, me levanté cuando nadie reparaba en mí y fui hacía donde lo había dejado. Me interné yo también por un caminito estrecho que quedaba entre los matorrales, caminé unos 20 o 25 metros y oí claramente unos gemidos, con sigilo me acerqué al lugar, mis ojos ya se habían acostumbrado a la luz de la luna, en un claro pude ver a Javier, a Pedro y 2 chicos más del grupo, estaban de pie con sus penes en la mano, Ana la monitora y 4 chicas más estaban de rodillas con los ojos vendados, mientras ellos caminaban dándoles vueltas, de repente Javier dijo -YA- y acercando las pollas a las bocas de las chicas las metieron dentro, ellas chupaban ávidamente exceptuando a una que se quedaba sin polla, durante un minuto aproximadamente las mantenían dentro, a una nueva orden de Javier las sacaban y volvían a caminar hasta la siguiente orden que volvían a poner las pollas en la boca de las chicas, pero de distinta chica cada vez, estuve a punto de salir de mi escondite y ponerme de rodillas y unirme al grupo de chicas, pero no lo hice. Al cabo de unos 15 minutos, cuando más o menos todas habían chupado un poco todas las pollas, cambiaron de posición, se dieron la vuelta y quedaron con los culos hacía fuera, inclinadas para adelante, al siguiente grito de Javier los chicos se agacharon y empezaron a pasar sus vergas por los conejitos de las chicas, sin llegar a meterlas, pero por los respingos que daban las chicas estaban súper excitadas y a cada roce en sus partes de las pollas gemían como gatitas en celo. Mi mano ya estaba metida desde hacía rato en mis tejanos que había desabrochado, y mis dedos masturbaban mi coño con rapidez, hacía esfuerzos por no hacer ningún ruido y no ser descubierta. Todas las chicas ya gemían sin parar, se estaban volviendo locas de deseo, por fin Javier dio la orden de que se quitaran las vendas de los ojos, las cinco cabezas de las chicas estaban muy juntas, enseguida Ana empezó a besarse con una de las chicas mientras otra le acariciaba los pechos que de largo era la que los tenía más grandes de las cinco, los tíos ya desnudos se unieron a la fiesta, Javier detrás de una de las chicas más jóvenes, Sandra, empezó a pasar su polla por la entrepierna de ella, él casi no se movía, ella sola con un movimiento de va y ven se masturbaba con la verga de Javier, Pedro estirado en el suelo dejaba que la otra de 17, Astrid, y Sonia de 18 le chuparan la verga a la vez mientras Emilio, uno de los chicos mayores, de 19 años, se ponía detrás de Astrid y después de masajearle el clítoris con la mano se puso a introducirle su pene, costaba de entrar por lo que yo podía ver pero al final entró, podía ver la cara de placer de Astrid con el rabo de Emilio dentro y con la polla de Pedro en la boca pugnando por chuparla con Sonia. Mientras Ana y Amanda se lo montaban entre ellas cruzando sus piernas y refregándose sus clítoris como si fueran pequeñas pollitas que se quisieran follar mutuamente, Manuel quedó un poco aparte, se masturbaba viendo las dos grupos disfrutando sin parar, se decidió a acercarse a Sandra que con la boca abierta empezaba a acoplar la polla de Javier en su vagina, no entiendo cómo podía caberle aquel gran aparato (el más grande que yo había visto nunca) en su pequeño coñito, se arrodilló y sin más le metió la polla en la boca, a cada empujón de Javier entraba la polla de Manuel más adentro de la boca de Sandra. Viendo aquello mi pantalón ya estaba en los tobillos, me refregaba el coño con furia, incluso me metí un dedo por detrás recordando lo bien que lo había pasado con Carlos, mis manos y dedos no paraban por delante ni por detrás, ya gemía sin reparo, era imposible ser descubierta con la escandalera de gritos, gemidos y suspiros que formaban entre todos. Oí un ruido detrás mío, me giré y era Enrique, me miraba alternativamente a mí y al grupo, su polla se marcaba claramente debajo del pantalón, poniéndome hacía delante puse mi culo en pompa, quería que me follara por donde quisiera, tenía dos agujeros para elegir y yo no iba a protestar eligiera el que eligiera, se quitó la ropa y se arrodilló detrás mío su pollón pasaba entre mis piernas, parecía dudar por dónde meterla, se la cogí y la guié hasta dentro de mi concha, estaba muy mojada por lo que entró fácilmente, empezó a follarme rítmicamente, me volvía loca además pensar que era un muchacho de 17 años el que se me estaba follando, le decía en voz alta que me follara, que no parara mientras mis orgasmos se sucedían uno tras otro; cuando le pareció la sacó y noté cómo apuntalaba la punta en la entrada de mi culo, empezó a empujar y parecía que no iba a entrar, opté por girarme y estirarlo en el suelo, me senté encima y me fui clavando yo misma en su verga que entraba ayudada por mi propio peso, mi culito se fue abriendo poco a poco para dejar paso a aquel trozo de carne, noté cada centímetro cómo entraba, el intenso dolor inicial enseguida se fue convirtiendo en un gusto tremendo, por fin noté sus huevos con lo que deduje que toda estaba dentro, me pareció increíble, él cogido a mis tetas empezó a meter y sacar su polla dentro mío, la notaba en mis entrañas, me había desvirgado el culo yo misma con aquel magnifico chaval y me estaba volviendo loca. Giré la cabeza y pude ver al grupo, Emilio y Manuel estirados en el suelo con Sonia y Sandra encima con las pollas dentro dando saltos y besándose entre ellas, Javier por el culo y Pedro por el coño se estaban follando a Ana que los recibía amarrándolos por la cabeza para que no pararan, Amanda mientras comía el coñito de Astrid a la vez que ésta metía un dedo de cada mano en los culos de Sonia y Sandra. Los orgasmos de las chicas, incluida yo, se sucedían uno tras otro y de vez en cuando entre espasmos los chicos se corrían también, no por ello dejaban de trabajarse aquel amasijo de cuerpos con manos y lenguas. Enrique avivó el ritmo y noté cómo la leche llenaba mis intestinos, la noté caliente y espesa, se acumuló dentro hasta que salió de mí, entonces comenzó a rezumar por el agujero ya muy dilatado de mi culo, me dio placer hasta notarla cómo salía y resbalaba por mis muslos hasta formar un pequeño charco de semen debajo mío. - - Quería que me siguiera follando, así que bajé lamiendo su pecho hasta llegar al pene, comencé a pasar mi lengua limpiando de restos de semen y excrementos que habían quedado, enseguida volvió a recuperar la erección y aproveché para que poniéndolo sobre mí volviera a meterla en mi coño, sus manos y boca trabajaban mis pechos mientras aquel pistón bombeaba mis entrañas; Estaba descubriendo que Juan no follaba tan bien como yo creía, después de un año de acostarnos juntos nunca había disfrutado tanto como aquel día con los distintos amantes que había tenido en menos de 24 horas.
    • Después de casi dos horas, el grupo comenzaba a estar extenuado, casi todos yacían estirados en el suelo, sólo Amanda seguía comiendo el coñito de Astrid que con los ojos cerrados y haciendo muecas con la cara estaba sintiendo un gran placer, Pedro y Ana estaban juntos sin moverse aunque podía ver que él la tenía metida todavía en el culo de ella, Javier era el único que seguía metiendo pero en el culo de Emilio (por la cara que hacía estaba descubriendo un nuevo placer el chico), Manuel, Sonia y Sandra estaban quietos, abrazados, descansando. Enrique se corrió una ultima vez salpicando mi estomago y mis pechos de leche, se apresuró a recogerla con la lengua proporcionándome un último orgasmo antes de quedar tendido junto a mí. Por unos minutos quedamos dormidos, me despertó un estertor de Javier cuando se corrió dentro de Emilio que gemía como una chica al notar su culo repleto de leche, quedó estirado en el suelo con Javier encima sin moverse con la verga todavía dentro durante unos minutos. Se habían retirado todos a dormir, sólo pude ver cómo se alejaban Astrid y Amanda abrazadas, los otros ya debían estar en sus cabañas. Me vestí y cogiendo de la mano a Enrique nos fuimos a dormir, no quería que Javier me viera.
    • Al llegar a la cabaña todos dormían, las "Les" estaban en la misma cama, "gordi", Pedro y Carlos cada uno en la suya, di un profundo beso a Enrique y me acosté, no me costó dormirme, estaba agotada.
      • El segundo día
    • El sol entraba ya por la ventana y me daba en la cara, aún medio dormida unos susurros en el cuarto hicieron que entre abriera los ojos, Ana y Lucia, las dos chicas "les" estaban hablando con Enrique, este les debía contar lo sucedido el día antes, de cómo me había follado por todas partes y de la orgía que habíamos presenciado. Al cabo de unos minutos, me incorporé, me miraron los tres como si esperaran algo de mí, tenía el cuerpo dolorido especialmente mí ano, la polla de Enrique había hecho estragos en él. Cogí una tolla y me dirigí al baño de la cabaña, me desnudé para lavarme, me vi en el espejo, mis pechos y pezones estaban aún rojizos por el tratamiento que les sometió Enrique, se hartó de apretarlos y pellizcarlos la noche antes.
    • Me lavé la cara, cuando levanté la vista vi por el espejo a Ana y Lucia mirándome, y detrás de ellas a Enrique y a Eduardo ("gordi"). - -
  • ¿Qué queréis? -dije girándome y mirándolos - Nada, Enrique nos ha dicho que eras muy guapa y marchosa y queríamos verte-contestaron sin apartar la mirada de mi cuerpo desnudo - Y ¿qué os parezco?

  • Que no nos ha engañado, tienes los pechos rojos -dijeron con una sonrisa - Culpa de Enrique, estoy dolorida por todos sitios - Todos los chicos son unos brutos -diciendo esto se acercaron a mí - Mientras lo hacía me gustó mucho -dije guiñando un ojo a Enrique
  • Deja que te aliviemos -ya estaban una a cada lado y acariciaban un pecho cada una - ¿Cómo?

    • Sin más, aplicaron sus bocas a un pezón de cada y pasaban sus lenguas por mis doloridas tetas, a la vez que yo las cogía por la cabeza acompañando sus movimientos, vaya manera de empezar la mañana pensé. Una de ellas se agachó detrás de mí y comenzó a pasar su lengua por mi ano, abrí un poco las piernas para facilitarle el trabajo, sus manos recorrían mis muslos justo hasta la entrada de mi conejito. Eduardo se arrodilló delante de mí y aplicó su lengua a mi vulva, la recorría a la vez que Ana mi ano, me encantaban aquellas tres lenguas recorriendo mi cuerpo, sus manos y dedos tampoco se estaban quietos, a ninguno le importó recoger con la lengua a parte de mis flujos los restos de la noche anterior. Abracé a Lucia y metí mí mano por detrás buscando su culo, encontré la cara de Enrique que se había agachado detrás de ella y le comía el culo, tenía ya tres dedos dentro, la estaba dilatando con la clara intención de encularla. Lucía despreocupándose de mí se echó hacia delante y apoyada en la pica del baño dejaba que Enrique hiciera lo que quisiera, éste se incorporó y sin demasiado preámbulo le clavó la polla en el culo, un aullido indicó que estaba entrando la gran tranca entraba lentamente pero sin pausa, me excitó mucho ver cómo desaparecía dentro del ano de Lucia, yo le acariciaba los huevos mientras él me besaba.
    • No nos dimos cuenta que en aquel momento entraban Carlos y Pedro, se acercaron a nosotros y quedaron desnudos en unos segundos, aprovechando que Eduardo estaba de rodillas Pedro lo giró y le metió la polla en la boca, un poco sorprendido en un primer momento, parecía que la rechazaba pero en unos segundos se aplicó a chuparla como había hecho el día antes con Enrique. Carlos se acercó a mí, recorría mis pechos con la boca mientras sus manos buscaban mi clítoris, Ana por debajo de mis piernas se metió su polla en la boca y la puso a punto, me di la vuelta y quedé junto a Lucia en la misma posición, apoyada y ofreciendo el culo, Carlos no se hizo de rogar y ayudado por Ana que guiaba la polla me comenzó a meter la verga por detrás, entró bien debido a la lengua de Ana que lo había lubricado, jadeábamos al unísono Lucia y yo a cada embestida de los dos tíos. Eduardo a nuestro lado había adoptado la misma posición y con la ayuda de Ana también Pedro lo estaba enculando, las tres pollas bombeaban en los culos con fuerza mientras Ana que se había apartado un poco y ayudada por mi cepillo de dientes eléctrico se masturbaba frenéticamente. El primero en correrse fue Enrique que llenó la espalda y las nalgas de Lucia de leche, y puesto de rodillas la recogía cuando ésta resbalaba entre las nalgas justo en la dolorida entrada del orificio. Después fue Pedro que sacándomela se dio la vuelta y descargó sobre Ana que fuera de sí, con el cepillo metido en el coño, la recibió recogiéndola con las manos y después de pasarla por sus tetas se chupaba los dedos gozando como una poseída. Carlos no desperdició ni una gota, la deposito toda dentro del culo de "gordi", que sin tocarse también escupió chorretones de leche contra el espejo. Un espeso olor a leche, sudor y excremento invadió el baño, quedamos parados unos segundos hasta que Carlos dijo:
      • Bueno, buenos días a todos. - Buenos días -contestamos sonriendo - Somos una cabaña bien avenida por lo que veo - Sí, eso parece -contestó Enrique
  • Y vosotras dos ¿no erais lesbianas? -pregunto Pedro - Ya ves que no del todo, no nos importa con quién mientras disfrutemos -dijo Ana - Me alegro, esta noche Pedro y yo veremos si podemos hacer algo por vosotras -dijo Carlos - ¿Hay que esperar a la noche? -preguntó Lucia - Jajajaja -reímos todos - Y ¿yo qué? - se quejó "gordi" - No te preocupes, con ese culito que tienes, no habrá problema en encontrar quien lo llene - dijo Carlos - Venga vamos a ducharnos, es hora de desayunar -dijo Pedro - Sí, vamos -dijimos

    • Continuará...

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