El camionero mudo 2

La casualidad hizo que nos encontráramos de nuevo, pero de forma muy distinta y mucho mas placentera

Y no era mudo

No se puede mencionar a nadie y que no aparezca, pocos días después de que escribiera mi anterior vivencia, por casualidad, coincidí de nuevo con él. Esta vez en otro lugar, en un bar de una gasolinera, donde alguna vez me he parado a topar un café por la mañana, antes de entrar a trabajar.

Me paro, entro y me siento en el taburete de la barra, la camarera que ya me tiene visto, ni me pregunta, me da mi café corto y sin azúcar que es como me gusta a mí. Justo al lado, y no me había fijado, estaba sentado el camionero del transporte de ganado, leyendo un periódico deportivo. Nos dirigimos una mirada, y al momento nos reconocimos.

Primero, su reacción fue la de bajar la cabeza y seguir leyendo, pero me echaba miradas furtivas de vez en cuanto, yo igual, me lo miraba de reojo y seguía leyendo cosas en el móvil.

La camarera, empezó a charlar con los dos simultáneamente, y entonces descubrí que si, si que hablaba, por su acento, deduje que era de algún pueblo de mi zona, tenía una voz profunda, y desprendía hombría y masculinidad, todo un macho, el tema era de lo más trascendental, que si el tiempo, que si el transito, etc…

Terminé mi café, pagué mi consumición y me salí para fuera a fumarme un pitillo, y allí, desde lejos pude ver su camión aparcado al fondo de la gran explanada donde había otros vehículos estacionados.

No pasaron ni dos minutos que él también salió del bar y pasó cerca de mí.

Al pasar por mi lado, dijo un escueto “buenos días”, al que yo le respondí con cordialidad. Siguió caminando pero despacio, y de vez en cuando se daba la vuelta y me miraba.

Paró cerca de mi coche, no sé si por casualidad o porque lo reconoció de las otras veces que habíamos coincidido en el área de descanso de la autopista, sacó su móvil del bolsillo y lo miraba, yo decidí acercarme, y al alcanzar-lo, lo saludé yo y nos miramos de nuevo.

Él no decía nada, pero yo inicié una conversación de que si me paraba algunas veces en ese bar para tomar algo, y él empezó a contestar-me, él solo respondía con monosílabos y poco más, hasta que le pregunté si es que estaba  nervioso por algo, entonces me dijo, que sí, que nadie sabía nada de lo que hacía en las paradas de la autopista y que al reconocerme en la barra del bar, se había puesto nervioso, le dije que no tenia de que preocupar-se, que a mí también me conocían allí y que nadie sabía nada de nada, y que quería que siguiera siendo un secreto.

Entonces empezamos a hablar más tranquilos, me contó que hacía poco que tenia sexo con hombres, que siempre había tenido la curiosidad, pero que le daba miedo, hasta que un día le hicieron la primera mamada, que desde entonces lo había probado con un par de tipos. Pero que conmigo era con el que más había disfrutada, que los otros no le daban confianza, y que yo le gusté por no tener pinta de amanerado, me dijo que estaba casado, que tenía hijos y que con su mujer era solo sexo un par de veces al mes y casi por obligación.

Yo le conté que también estaba casado y con hijos, pero que yo tenía muy clara mi orientación bisexual desde muy jovencito, que con mi mujer sí que tenia sexo, y bastante a menudo, pero que me gustaba disfrutar de una buena polla de vez en cuanto, y que la suya era una de las más grandes que había disfrutado, lo curioso es que me dijo que su mujer justamente de eso se quejaba, que la tenía demasiado grande, que cosas tiene la vida, pensé yo.

Me dijo que nunca había hecho nada mas, que solo dejaba  que se la mamaran, que nunca había tocado otra polla, que nunca había mamado ninguna, que tenia curiosidad pero que le daba reparo o miedo.

En ese momento le dije que yo tenía todavía tiempo, que hasta dentro de una hora no entraba a trabajar, que si quería podíamos probar cosas.

Se quedó dudando, no sabía qué hacer, que no sabía donde ir. Entonces yo le propuse que nos metiéramos en la cabina de su camión, que cerráramos las cortinas y que allí tendríamos la intimidad para que él pudiera probar lo que quisiera.

Al principio dudó, pero lo convencí y en nada estábamos los dos dentro del camión en semi penumbra.

No se movía, no hacía nada, estaba tan acojonado que parecía una estatua de mármol.

Le dije que tranquilo, que allí solo haríamos lo que le pareciera bien, que habíamos entrado allí para disfrutar, y que si en algún momento no le gustaba, que nada, yo me marchaba y tan tranquilos los dos.

Eso lo animó, y empezó a tocarme por encima de la ropa, yo empecé a tocarle a él, le desabroché la camisa, esta vez vestía con ropa de calle y no con el mono azul de las otras veces, se animó y hacia lo que yo, nos metimos mano, nos tocamos, y nos fuimos desnudando el uno al otro hasta quedar los dos solo en slips, él llevaba unos color azul claro típicos de mercadillo que le compraba su mujer, que no aguantaban para nada la gran polla ya medio dura y los grandes cojones que el camionero tenia entre piernas, mientras que yo llevaba unos blancos de marca de esos que te hacen marcar un buen paquete y que yo al estar ya enpalamado, hacían que mi polla quedara marcada en todo su esplendor hacia uno de los lados.

Le hice tumbar en la cama del camión, y me puse encima suyo, me refregaba con mi cuerpo, lo tocaba, y él me manoseaba el culo, me tocaba los pezones, me miraba con ojos de deseo y yo igual. Me giré, me puse con la cabeza entre sus piernas, y olí ese paquete que ya era enorme, ya estaba empalamdo del todo, su polla luchaba por salir de su cautiverio, y él hacía lo mismo, me olía el paquete, me manoseaba lo huevos, la espalda, el culo y empezó a gemir a soltar suspiros cada vez que le mordía la polla a trabes de la tela de los slips, y empezó a hacer lo mismo.

Se los quité, tiré de ellos hasta los pies y liberé a las bestia, que polla, era enorme, ya la recordaba, pero de cerca, desnudo, y pudiendo disfrutar de todo su esplendor y sin nervios y con la comodidad de esa estrecha cama, era una pasada, me pareció más grande incluso que las otras veces, más larga, más gorda y ese prepucio, con que gusto hacia correr esa piel que cubría el glande, que hacía que desapareciera y volviera a aparecer, esa gota de liquido transparente de sabor dulzón que hacia brillar con luz propia esa maravilla de la naturaleza.

No se quedó quieto, hizo lo mismo con los míos, me los quitó, y ni se lo pensó dos segundos, engulló mi polla en su boca, era torpe, se notaba la falta de experiencia, pero le ponía ganas, tenia deseo de probar, y estaba probando, tenía su primera polla en la boca, y lo estaba disfrutando, intentaba lamer mi capullo, lo chupaba, lo mamaba como un biberón.

Yo le mamaba a él, pero yo ya tengo más carrera en esto de tragar pollas, y me gusta tragarlas hasta el fondo, acomodé bien la polla y me la tragué hasta los huevos, me llenó la garganta, yo aguantaba las arcadas, y soltaba babas en cantidad, hacia que brillara. Que se viera más grande todavía, o igual es que de lo cachondo que estaba, la tenía en su máximo esplendor, él intentaba imitarme, pero solo le entraba la mitad, tenia arcadas y no podía mas, le dije que tranquilo, que no forzara, que lo disfrutara, pero me dijo que quería hacer lo mismo que yo, entonces, empecé a comerle los huevos y fui bajando hasta su culo, se tensó un poco, pero empecé a lamer su orificio, con mucha saliva, y allí ya no suspiraba, casi gritaba de gusto, que nunca le habían comido el culo, que era un placer nuevo para él, que le encantaba, y como antes, me imitó, con su fuerte lengua lamía el mío, intentaba follarme con la lengua, y yo me relajé para que pudiera entrar un poco, deje de comerle el culo y volví a tragarme el pollón, pero dejé uno de mis dedos trabajando su culo, con mucha saliva, se relajaba y me dejaba hacer, poco a poco su culo virgen cedió y uno de mis dedo entró, un poco, pero no se quejaba  y yo seguí, poco a poco, mientras seguía tragando polla, su culo tragaba mi dedo, daba pequeños empujones y entraba mas, él disfrutaba y me comía la polla, quería mas, quería disfrutar más, intenté entrar otro, pero no pudo ser, al notar la presión, como un acto reflejo se le cerró el culo, y yo no quería que lo pasara mal, así que poco a poco, mientras seguía mamando le fui retirando el dedo hasta que salió, entonces con la lengua volvía a darle gusto en su agujero.

Parecía que estaba a punto de correrse, su respiración era acelerada, me incorporé, me di de nuevo la vuelta, y me puse entre sus piernas, puse su polla en la entrada de mi culo y me frotaba con ella, me gusta que me follen, pero eso era de unas dimensiones que todavía no estoy preparado, o al menos tiene que ser con alguien que sepa dilatarme y lubricarme bien, él agarró mi polla y me pajeaba con ganas, notaba palpita su capullo en mi raja y su respiración era acelerada, estaba sudando del esfuerzo y la excitación, se veía que estaba a punto y yo estaba al límite del orgasmo, se lo dije, y me respondió que él también, que quería que me corriera encima de su pecho, yo que estaba listo le dije que ya, i exploté, tuve un orgasmo brutal, soltando leche a presión, salieron cinco o seis chorros, unos a su cuello, los otros en su pecho, y en ese momento, noto algo muy caliente en mi culo, y al levantar un poco mi cuerpo, de entre mis piernas salió su capullo y seguía saliendo leche a presión del gran pollón del camionero, fueron seis o siete chorros, pero más abundantes que los míos, incluso uno le dio en la cara en el momento que se incorporó un poco para pode ver todo el espectáculo, que gran corrida soltó el semental.

Empezamos a calmarnos, a recuperar la respiración, y a vernos como estábamos, los dos sudados, agotados, y él, bañado con las dos corridas encima suyo, un chorretón de su leche le cubría una mejilla y le resbalaba por la barba de dos días.

Luego pareció que como las otras veces le entró la prisa, yo creo que después del calentón, le entran las dudas, la culpa, pero le dije que tranquilo, que seguíamos siendo dos machos heteros y casados delante del resto del mundo, que eso era solo diversión, y se calmó.

Le acerqué unos pañuelos, y nos limpiamos, empezamos a vestir-nos y arreglar la ropa para bajar del camión como si nada.

Una vez en la calle, vimos que estaba todo desierto, me encendí un cigarrillo y le pregunté que tal estaba.

Me dijo que ya con ganas de repetir en otra ocasión, y yo le dije que igual, que podríamos probar mas cosas si él quería, y me dijo que tenía curiosidad de sabe que se siente al follar un culo y que se siente al ser follado.

Le dije que todo es posible, pero que las cosa hay que hacerlas en su momento y bien echas, que allí no teníamos condones y que para abrir su culo necesitaba que estuviera muy relajado y yo para el mío, igual, que el pollón que tenia entre piernas no era para jugar.

Nos reímos un poco, y al mira a la hora, me faltaban 5 minutos para entrar a trabajar, y estaba a 10 de distancia, me despedí rápido, y le dije que deseaba encontrar-me con él en otra ocasión, y él me dijo que lo mismo.

Salí corriendo y llegue tarde a mi turno, no me echaron la bronca por puro milagro, pero yo estaba la mar de relajado.

Estoy esperando poder repetir y ver hasta donde llegamos.

No sé si habrá más partes o que me deparará el futuro, tiempo al tiempo.

Gracias por haber leído una de mis vivencias

Hay más, y poco a poco las seguiré relatando