El camino del cazador 9. Conociendo el campamento

Después de mucho tiempo de parón, volvemos con el camino del cazador; una historia de fantasía para toda la familia, desde niños a adultos. El protagonista, Ivar; un chico tímido que no tiene miedo a probar cosas nuevas, pero que es un desastre en todo lo que ha probado hasta ahora y es reservado.

El camino del cazador

Darek Defens

Capítulo 9. Conociendo el campamento

(Búscame por mi nombre de autor, para estar al loro de mis escritos)

Olson grita de forma mucho más amable.

—   ¡¡Reuníos por carros y en fila india, aspirantes!!

Los chicos y chicas están cansados, pero todos obedecen casi inmediatamente; el problema fue que todos buscaban a todos, causando un desmadre. Todos los observadores, que se quedaron a mirar; negaron con la cabeza, Olson solo pudo sonreír. Tardamos una eternidad en formar, este espero sin inmutarse; muy pacientemente, como si tuviera todo el tiempo del mundo. Por mi parte, me quede quieto y luego busque a mi grupo; lo que fue mucho mas sensato y practico, así lo hice.

Isgord esta el primero, seguido de él; Tom y Son, los gemelos del mal. Acto seguido, Astron Nubalis; Yesmina cerrando la fila y por último, yo.

—   Te ha costado encontrarnos, ¿eh? – me dice Yesmina, sonriendo de lado.

La observo en silencio y finjo una sonrisa, no estoy nada contento de tenerla delante.

—   Observadores, con vuestro grupo de carro. – ordena Olson.

Todos los observadores, buscan a su grupo; Arseck busca el nuestro y se pone delante de Isgord, que tal y como aprieta los puños…no está nada contento.

—   En fila india, en orden; seguidme. – ordena Olson.

—   Id caminando, sin saliros de la fila; detrás de mí, ¿entendido? – pregunta Arseck

—   Si.

Contestamos la mayoría, Isgord no; pero Arseck lo deja pasar.

Esto empieza como una visita guiada, nos enseña primero intendencia; una casa de piedra que esta enfrente del tobogán, luego vamos hacia la izquierda a una casa de madera que resulta ser el comedor.

—   El que pase la prueba, ira a intendencia a coger su uniforme y herramientas básicas de cazador; en el comedor hay 3 comidas al día, la primera es…a las 8 de la mañana, la segunda a las 2 de la tarde; la tercera a las 8 de la noche, si a alguno le entra hambre entre medio o fuera de ese horario que cace su propia comida y lo mismo va para el que llegue tarde al horario de comida.

Dice Olson con una sonrisa maquiavélica en la cara, seguimos avanzando hasta que llegamos al final del campamento; no así del valle, el final de este último no está muy claro.

—   Aquí esta la enfermería, con suerte no la pisareis; aunque realmente lo dudo, seguro que hasta el ultimo de vosotros lo hace y alguno varias veces.

Tras eso, pasamos por una zona llena de tiendas de campañas; enfrente hay una casa en medio de un lago, a la que literalmente se llega por medio de barcas. Tras dejar atrás las casetas, llegamos a una zona en construcción; parecen varias casas de madera, un tanto pequeñas que no están terminadas.

—   Estas serán las casetas de primer año, cuando estén construidas; todavía queda mucho año por delante, quizás lleguéis a catarlas. – se ríe jocoso ante su propio comentario.

Seguimos caminando, donde nos enseña otro edificio en piedra.

—   Esto es la biblioteca o zona de estudio, donde todo el que no sepa leer y escribir pasara algún tiempo; ya que los cazadores, tienen que tener una educación básica.

Seguimos para adelante, donde llegamos a los establos y las letrinas, donde huele que alimenta; es un acierto, poner ambas cosas juntas.

—   Esta zona no necesita explicación, se explica por si mismo tanto visual; como por su propio olor característico, está lejos de todo por una razón.

Seguimos andando y llegamos a una especie de zona de entrenamiento.

—   Aquí también pasareis bastante tiempo, puliendo vuestras habilidades; ya he hecho un recorrido básico, os recomiendo que no deambuléis hoy mucho y que guardéis fuerzas…la prueba de mañana será dura, los que tengáis alguna afección causada por el camino; marchad a la enfermería, haya harán lo que puedan para sanaros…Os dejo en manos del observador de vuestro carro, para organizar las tiendas. – Dice Olson, que se retira.

Arseck se da la vuelta.

—   Seguidme, os llevare a las tiendas que nos pertenecen; según vuestro numero asignado el 34, ese número os describirá hasta que elijáis un nombre de equipo entre todos.

Todos nos miramos con disgusto al oír eso, no nos conocemos; no somos amigos, tener esta clase de vinculo nos es desagradable.

Llegamos a las tiendas, la primera es para Isgord y los dos gemelos; la segunda para Astron y para mí, la tercera para Yesmina.

—   Estas son vuestras tiendas, como equipo tenéis que cuidarlas; mantener presentable y si os ven en otras tiendas, podéis salir penalizados. – nos comunica Arseck. – sois libres de hacer lo que queráis, a las 8 tenéis que presentaros en el comedor; pero yo os recomiendo, que descanséis todo lo que podáis y que vayáis a la enfermería los que lo necesitéis.

Isgord y los gemelos del mal se apropian de su tienda directamente, Astron y yo; dejamos nuestro equipaje en nuestra tienda, no hace falta decir que el mío… es mucho más limitado que el suyo. Yesmina ha dejado el suyo, en su tienda; sale enseguida, todos salimos y Arseck sigue allí.

—   Olvide deciros, que más tarde vendrán 2 personas más; una vez reorganicemos a los que están sueltos, tratare de conseguir calidad.

Dice, despidiéndose.

—   Mas vale, porque la mitad de este equipo está lleno de perdedores.

Observa Isgord.

«El único perdedor que mato a un hombre, eres tú.»

Arseck lo mira mal.

—   No me obligues a penalizarte más, porque con la penalización que ya llevas; prácticamente te he mandado para casa, como un ¡autentico! perdedor.

Exclama este, Isgord se muerde la lengua; mirándolo mal, luego se marcha e Isgord se ríe de este junto con sus dos amigotes.

—   Veremos la escoria que trae.

Suelta, marchándose del lugar.

—   Valiente equipo, ¿verdad?

Suelta Astron.

—   Supongo que sí.

Suspira Yesmina, con su eterna sonrisa.

«Tengo que ir a la enfermería y a intendencia, para ver si tengo suerte y se apiadan de mi»

Me despido con la mano y empiezo a marcharme.

—   ¿adónde vas?

Me pregunta Astron, me encojo de hombros y empiezo a marcharme.

—   Es inútil, no te contestara.

—   Ya, pero…tenía que intentarlo.

Hablan entre sí.

«No os conozco»

Voy directo a la enfermería sin perderme, tengo buena orientación; observo que los chicos se creen que están de turismo y van por todas partes, incluso algunos se alejan del campamento.