El camino del cazador 7. Subida al volcán
Ivar ya casi puede saborear el triunfo de llegar hasta el campamento, puesto que les queda subir el volcán y ya está; la subida resulta ser más difícil y cruenta de lo esperado, pero hace un par de amigos en ella. Ivar a pesar de su carácter reservado es impulsivo a la hora de actuar, eso salva a...
El camino del cazador
Capítulo 7. Subida al volcán
Arseck da un paso hacia nosotros y nos hace una señal para que nos acerquemos.
- en círculo - ordena.
Todos obedecemos sin rechistar, lo rodeamos él está en medio; nos observa a todos y yo también lo hago, para verlos bien.
Mi grupo de carro lo conforman Isgord el gigante desagradable, los gemelos del mal Tom y Son; la niña bonita que me da mala espina Yesmina, el noble rubio...un muchacho alto y delgado, el resto desertaron o acabaron en el carro médico o murieron.
- ¿cómo os llamáis? - pregunta Arseck
- Isgord - menciona en voz alta muy confiado.
- Tom - se presenta el primer gemelo
- Son - se suma el segundo
- bien con vosotros voy a tener un problema, os llamaré gemelos; hasta que aprenda a diferenciaros. - comenta, estos asienten a disgusto.
- soy Astron Nubalis - dice el noble de lentes, ajustándose estas.
- Yesmina, un placer. - se levanta la falda ligeramente, siendo cortes.
- yo soy Argol - se presenta el muchacho alto.
Arseck me mira y suspira, sabe perfectamente que yo no hablaré.
- Bien, él es Ivar; ahora que nos conocemos todos, yo soy Arseck. - se presenta. - quiero que todos me sigáis en fila india a mi velocidad, con cuidado; fijaos donde pongo mis brazos y piernas, luego haced lo mismo. - nos ordena.
Asiento en silencio, el noble también lo hace; Yesmina parece no estar preocupada, Isgord y los gemelos parecen molestos como si se creyeran mejor que él. Argol simplemente mira acongojado el volcán como anteriormente hice.
- yo quiero ir delante - protesta Isgord incapaz de contenerse.
- ni en sueños, tu eres el más corpulento; por lo tanto, el más lento y el que más posibilidades tiene de agarrar a un compañero si se cae; tu irás el último. - ordena Arseck, Isgord se pone rojo de ira; parece a punto de reventar.
- pero... - empieza a protestar.
- pero nada o haces lo que se te dice o te vas a casa, tú mismo. - señala Arseck hacia el camino infinito, el cual al fin hemos recorrido.
Isgord mira ensombrecido el camino, mira a Arseck como si lo pudiera partir en dos de un solo golpe y asiente; se muerde la lengua con fuerza, un chorro de sangre baja por su comisura y se lo limpia con el brazo.
- Tom y Son vosotros delante, os podéis cuidar mutuamente; como gemelos tendréis buena compenetración. - comunica Arseck, ambos se miran y asienten.
- detrás iras tú - señala a Astron el noble, este asiente.
- entendido. - confirma, sin ímpetu de discutir; cosa que sorprende siendo noble
- luego Ivar, me parece que habéis hecho buenas migas y además sois de complexión muy similar. - añade Arseck, luego mira a Yesmina y a Argol.
- tu cuidarás de la señorita. - le dice a Argol y este asiente.
- lo haré - se hincha haciéndose el chulo, delante de la chica.
- no necesito que nadie me cuide. - protesta ella, con el gesto ensombrecido
- ¿lo habéis entendido todos? - pregunta al final, ignorándola.
- si - contestamos cada uno por su lado.
Hay equipos que han comenzado ya el ascenso, otros que siguen organizándose; hay varios senderos para ascender, porque cogen varias direcciones y los equipos más lastimados o dirigidos por observadores más conservadores se quedan a descansar un poco.
- seguidme en el orden estipulado. - nos ordena y avanza sin mirar atrás, pronto nos damos cuenta que su velocidad es bastante alta; entre otras cosas él no está cansado, además él se sabe el camino y está bastante en forma o preparado para esto.
Los gemelos tienen que correr bastante para no quedar atrás, ambos van agarrados para darse estabilidad; un resbalón y nadie sabe dónde puedes acabar, todo el sendero está cubierto de nieve.
Astron va pegado a la pared, minimizando dentro de lo posible las probabilidades de caer fuera del sendero; sus lentes se están llenando de nieve proveniente de los gemelos al correr y el trata de mirar sobre estas, aunque parece que no ve demasiado porque ha tropezado con un par de piedras.
Voy pegado a su espalda por el centro, soy de un pueblo de montaña; no me asusta ni correr por la nieve, ni las alturas y si quitáramos lo agotado que estoy podría ponerme por velocidad el primero...pero las órdenes indican lo contrario y además no me sé el camino, esa es otra.
Tras de mí y no es que me haga mucha gracia, va Yesmina cada vez que la miro de reojo me sonríe ; me da muy mala espina y no sé porque, puede ser que sea un poquito rara o no sé pero algo es.
Penúltimo en la fila va Argol, que si bien es casi tan alto como Isgord pero es bastante delgado en comparación; va demasiado atento a Yesmina, a causa de eso ya ha tropezado alguna vez pero no se da cuenta de su error o del riesgo que corre.
El último muy a disgusto suyo es Isgord, es tan grande como desagradable; tan ancho como chulo, corre ocupando todo el sendero y levantando una cantidad de nieve considerable con sus pies. Comprendo porque Arseck lo ha puesto detrás, si lo pone delante y se cae; moriremos todos y con la cantidad de nieve que levanta al correr, cegaría al que vaya detrás y podría ocasionar incluso su muerte.
Todo va bien, vamos a buen ritmo; pero nuestro grupo empieza a separarse, Isgord empieza a impacientarse.
- ¡seguid juntos! - ordena Arseck, que se da cuenta de refilón al doblar una curva en el sendero.
Astron que es el que va retrasando al grupo intenta correr más, pero cegado como esta; tropieza y va a caer al vacío, lo agarro y giro sobre mí mismo para lanzarlo contra la pared.
- ¡dejadme pasar! - grita cabreado Isgord, empujando a Argol; este resbala y cae al vacío, gritando.
- ¡¡nooooooo!! – grita mientras cae.
Yesmina le da un puntapié en la espinilla a Isgord y el gigante salta a la pata coja agarrándose esta de dolor, evitando asi que la tire a ella también; porque iba de camino a hacerlo, iba a pasar sobre ella.
- ¿¡qué diablos pasó aquí?! - se retrasa Arseck mirando con mala cara tanto a la niña como a Isgord.
- esta niña me ha pegado una patada. - se queja Isgord casi llorando del dolor, pero aguantando las lágrimas como un hombre.
- este tipo tiro a Argol. - lo acusa la niña, con su eterna sonrisa.
- ¿¡y por qué sonríes?! - le grita Arseck, ella baja su mirada y me sonríe de lado; la miro con desconfianza.
- ¡es mentira! - niega Isgord. - pase por su lado y resbalo - argumenta Isgord, mirando a la niña como diciendo…que te mató.
- ¿¡y por qué diantres pasaste por su lado?! Tu misión era salvarle la vida, no matarlo. - le grita Arseck.
- porque iba muy lento, te dije que me pusieras primero; me estaba retrasando. - se queja rojo de ira Isgord.
- desobediencia a un superior, discutir en medio de una prueba; ser la causa directa de la muerte de un compañero, tienes 3 puntos menos para acceder a cazador y si por mi fuera estarías expulsado para siempre...en marcha. - dice cabizbajo.
- ¿prueba? Eso no es justo nadie dijo que lo fuera. - protesta Isgord.
- la vida no es justa. - replica Arseck, poniéndose en cabeza de nuevo.
Astron una vez recuperado del susto inicial, limpiado sus lentes; contemplado la escena, me pone en el hombro una mano y suspira.
- gracias, me has salvado la vida; estoy endeuda contigo, Ivar.
Asiento por toda respuesta, él lo siente suficiente y se da por contestado; tras eso nos ponemos en marcha, pero la velocidad no vuelve a ser la misma.
De vez en cuando se escucha algún grito, algún grupo se las ve y se las desea rescatando a un compañero accidentado o haciendo cadenas rápidas para evitar que uno de ellos caiga al vacío; nos vamos quedando detrás, Isgord se cabrea más pero no vuelve a intentar nada y Arseck no vuelve a levantar la cara afectado por lo sucedido.
Tras subir hasta medio volcán, Arseck alza la mano y todos paramos al final del sendero; este se da la vuelta con gesto fiero, todos miramos a todas partes de rodillas jadeando y sudando a pesar del frío.
Astron incluso vomita, Isgord se mantiene en pie y ni siquiera se permite jadear; aunque esta exhausto como los demás y se le nota lo blanco que está, Tom y Son jadean como locos y Yesmina cae de rodillas pero no jadea sonríe.
Me dejo caer y jadeo copiosamente, respiro rápido para recuperarme antes; no puedo quedarme a medias ahora que estoy tan cerca, pero no puedo dar un paso más.
- ahora vamos a entrar en esta cueva, nos vamos a dar las manos; vamos a ir tanteando con los pies, pues dentro no se ve nada y puede haber agujeros. - ordena Arseck.
- no pienso darle la mano a nadie. - rechista Isgord.
- no es una sugerencia, es una orden; pero si caes por un agujero, creo que nadie lamentará tu muerte. - replica Arseck.
Isgord pasa del blanco al rojo, juraría que el humo que sale es vapor y no vaho que sale de su boca al respirar; pero se calla y acata la orden, muy a disgusto suyo.
Arseck le ofrece la mano a Tom este la agarra y le da la mano a Son, Son le da la mano con cierta reticencia a Astron; Astron me da la mano sin problemas, Yesmina me ofrece su mano con su sonrisa le doy la mano frunciendo el ceño y por último Isgord que intercambia malas miradas con Yesmina...ambos se aprietan las manos de malos modos, lo que me sorprende es que Isgord no le aplaste la mano y que parece sufrir tanto o más que ella; ambos siguen así aun cuando nos ponemos en movimiento, es un pulso entre ellos.
Entramos en la cueva en fila de a uno, agarrados por las manos; tanteando con los pies, La cueva solo está iluminada en su entrada y su salida pero poco por la posición lateral respecto al sol o mejor dicho iluminación de este porque con las nubes ni se le ve.
- cuidado estalactitas - avisa Arseck y se ladea para pasar por el lado, entre ellas; primero los gemelos, luego Astron y continuó haciendo lo mismo que ellos.
La chica también lo hace e Isgord se queja porque no cabe.
- agáchate más - le aconseja Arseck harto de él, resoplando.
La siguiente dificultad que nos encontramos son boquetes en el suelo, alguno mete el pie en ellos; los demás le ayudamos a levantarse, para que no ocurran accidentes.
En un momento dado, me voy a caer y Yesmina me empuja contra la pared; siento como que me ha lastimado y arañado ambos costados, ignoro como con una sola mano.
- ¿estás bien? - me pregunta.
- sí, eso creo. - respondo dubitativo.
Seguimos avanzando hasta que Isgord vuelve a quejarse.
- la chica me ha soltado. - se queja este.
- Yesmina busca al compañero, Isgord busca a Yesmina; cuidado ahora. - recomienda, temiendo perder más.
- ¡te tengo! - grita ella emocionada.
- Agh - se queja este. - me has arañado, córtate esas uñas. - maldice este, Arseck solo vuelve a resoplar frustrado.
Conseguimos salir sin más víctimas, Arseck levanta la mano y nos paramos; el viento sopla peligrosamente, estamos sobre un poyete pequeño y el señala hacia el lateral.
- tenéis que saltar y agarraros a la escala clavada a la pared, no hay mucho viento; se cimbrea poco, lo más peligroso es el salto así que asegurad el pie - nos recomienda.
Los gemelos lo miran como si estuviera loco, se asoman y ven la escala a un metro del poyete; Isgord llegará sin saltar, pero el resto necesitaremos un pequeño salto y lo malo que no se puede pillar carrerilla.
Tom es lanzado por su hermano Son, lo que asegura el salto; Tom extiende la mano para Son mientras se agarra bien, Son salta y es jalado por Tom.
- bien chicos - felicita Arseck, luego mira a Astron que está temblando como un pollito acabado de nacer – tenéis un punto extra cada uno por buena inventiva – recompensa el observador.
Arseck suspira frustrado, mirando a Astron.
- vamos - le exige y Astron niega con la cabeza. - hazlo o te lanzo yo. - le amenaza molesto.
Astron da un paso atrás, cuando da uno hacia delante le empujó con fuerza; antes de que se dé cuenta, está en la escala aferrado con pies y manos.
- ¡bien Ivar! - me felicita Arseck, aunque temía a decir verdad que cayera al vacío por mi culpa. – otro punto extra por buen compañerismo. – suelta Arseck.
Corro rápido por la pared y salto a la escala, Tom y Son ya se pierden subiendo; cuando una escala se acaba, pegada a esta comienza otra. Astron tembloroso, lentamente va ascendiendo con paso seguro; asegurando bien el cuerpo antes de cada subida, lloriquea al mirar abajo.
Miro la caída y suspiro, no estamos a más de 50 casas de altura; mi pueblo está más o menos a esta altura, pienso en adelantarlo pero no lo hago y me quedo atrás por si se cae. Tras de mi va la niña, luego Isgord; por último Arseck, ninguno parece tener mucho problema salvo cuando viene el viento que mueve las escalas enteras y todos se pegan a la pared todo lo que pueden...todos menos por mi parte que no me asusta la altura y Yesmina que nada parece asustarla.
Una vez que llegamos al pico todos nos sorprendemos, hay montado un puesto de vigías; construido en forma de torre de piedra y madera, por los 8 puntos cardinales suben muchachos y 8 soldados con armadura ligera le ofrecen la mano.
Estos soldados llevan todo el cuerpo protegido con la armadura mate que no brilla ni con la luz, la cabeza la llevan al aire y todos llevan el pelo largo cogido con una coleta alta; un arco cruzado, un carcaz con 40 flechas y dos machetes en el cinto.
- sube por la torre - me pide amablemente.
Asiento tras observarlo todo y asciendo por las estrechas escaleras de caracol, he perdido a mis compañeros de carro; entre piso y piso hay un par de soldados como estos, hay más muchachos delante y detrás pero todos avanzamos a distintas velocidades hacia arriba.
Algunos se sientan en las escaleras agotados para que no los pisen en un lado, otros se paran en las ventanas de la torre para ver el paisaje ya que es espectacular; el aire escasea y no es fácil respirar a esta altura, estamos al menos a 70 casas de altura cálculo con la vista.
Llego arriba del todo donde veo a 4 soldados vigilando desde esta altura los 4 puntos cardinales con un tubo y un cristal, en el centro hay un tipo que parece más curtido porque es más mayor y uno de estos soldados que hace bajar a los muchachos tras escuchar un silbido desde abajo por una rampa.
Los muchachos al llegar aquí hacen cola.
- vamos, ponte a la cola. - me pide apresurado, asiento y lo hago. - lánzate - le pide al muchacho que está sentado, al oír el silbido y el soldado quita el palo de en medio.
Espero la cola que va rápido, hasta que me toca el turno a mí; poco a poco la cola se va llenando, veo subir a Niels.
- lánzate - me pide el hombre curtido.
- ¡Niels! - grito, cuando está a punto de mirarme; el soldado me empuja con fuerza, caigo a toda velocidad por la rampa.