Él cambió mi vida IV
Le había dicho cosas muy malas y ofensivas, pero era eso o terminar de enamorarme y joderme, joderle y jodernos la vida a los dos. Yo estaba enamorado de él; él enamorado de otra y considerándome solo un amigo y nada más.
IV
…¿Por qué no me hablas?
Entonces David me tomó de los hombros y con una mirada muy seria, me dijo:
—Cuando estés listo, háblame sobre lo que sientes por Noel —soltó de golpe.
Me observó unos segundos antes de marcharse lentamente de ahí.
Yo solo pude observar el suelo, en shock.
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Llegue a mi casa sudando frio.
Él se dio cuenta... David se había dado cuenta.
Me quería morir, y-yo... Tenía que hablar con David antes de que todo se saliera de control, tenía que hablar con él; demostrarle que no era lo que imaginaba; hacer que no me odiara; que no se lo contara a los demás; que no llegara a oídos de mis padres, tenía que evitar que-
Detuve mis pensamientos cuando llegué a mi habitación, tratando de controlar mi respiración, de calmarme y pensar en frío las cosas.
Sí, eso necesitaba. David no me había insultado ni discriminado en ningún momento... Él solo había pedido una explicación, nada más. Así que existía la posibilidad de que David se vuelva ese incondicional al que le cuente mis cosas y dramas, y él me dé su filosófica respuesta, así como en esas novelas que les encantan las viejitas y a las mamás. Sí, sí, yo y mis complejos y todo peeo… Pero igualmente no podía descartar nada, no en la posición en qué estaba.
A veces, los peores desastres comienzas con las cosas más mínimas e improbables. Las cosas malas bien en paquetes bonitos.
Y realmente rezaba para que esta vez no fuera el caso, de lo contrario estaría en graves problemas.
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A la mañana siguiente. Vestido y muy nervioso por tener que hablar con David, salí de mi casa solo, sin mi papá, puesto que le dije que me iba con un amigo (David y Sara se van en autobús).
Al llegar a la parada, ellos ya estaban ahí. El pánico ante lo que pudiera pasar, me hacía sentir como un convicto cruzando la milla verde. Sudaba a ríos de lo nervioso que estaba.
Los saludé a los dos, a lo que le contestaron con mucha normalidad; aunque, David no mostró alguna reacción negativa.
Incómodo, me senté junto a ellos a esperar al autobús.
Fueron lo quince minutos de espera más incómodos en mi vida. Podía sentir, cómo David me miraba de reojo a cada rato; yo no me atrevía a verlo y Sara, bueno, ella estaba en su mundo.
Nos subimos al autobús; el cuál, estaba totalmente vacío, si acaso habían tres personas y estaban al frente del autobús.
No sé exactamente si Sara sabía algo, pero ella se fue al frente junto a las otras personas.
Fuí a seguirla, cuando David me haló levemente de la camisa y me sentó ahí con él. Tragué duro.
—¿Piensas decírmelo ahora Cris? —Me observó con una expresión neutra.
Cerré los ojos con fuerza.
—Soy bisexual —se lo lancé, así, sin anestesia.
Si no lo hacía así, es más que obvio que no se lo diría. David se sorprendió mucho.
—¿Eh? Pensé que me dirías que eres… —No lo deje continuar.
—¿Gay?... Pues diría que sí porque me enamoré de Noel, pero empecé por mis gustos, y sí, me gustan las chicas y los chicos. Nunca me había enamorado de un chico y esta es la primera vez. Y sí, ya lo sé. Vas a-
De pronto, David levantó su mano en mi cara, callándome en el acto.
—Eh, no sabía que estabas enamorado de Noel, no me lo esperaba, pero vale; todo está bien. —Se encogió de hombros simplemente.
Lo observé unos segundos.
—¿Qué?
—Pues eso vale, que está bien —dijo de nuevo, con una sonrisa—. Mira. Si te gustan las chicas, pues bien; si te gustan los chicos, pues bien; y, si te gustan los chicos y las chicas, pues también. Me da igual, porque al final uno se enamora de una sola persona y eso es imposible de evitar, solo que en tu caso te puedes enamorar o de un chico o una chica. —Observó hacia abajo, rascándose la mejilla—. No soy quién para criticar tus gustos. Tú eres mi amigo y eres así, pero eso sí... No me vayas a salir con que yo te gusto porque ahí si te digo que no se puede. Eh. —Se rió un poco.
Yo solo lo pude observar... Y comencé a llorar. David se alarmó.
—E-eh, ¡¿qué pasa?!, ¡¿dije algo malo?! —preguntó nervioso.
Para responder, tuve que quitarme los lentes y limpiar mis ojos.
—David, gracias por no rechazarme y por aceptarlo tan fácilmente, muchas gracias... En verdad, muchas gracias —mi voz se quebró al final y no pude evitar seguir llorando.
Él me abrazó suavemente.
—Por supuesto que te iba a aceptar, idiota; sino, ¿para qué están los mejores amigos? —Sonrió ampliamente.
—¿M-mejores amigos? —dije dudoso.
—¡Mejores amigos! —afirmó sin una pizca de duda.
Solo pude observarlo. No podía entender cómo había dado con alguien tan maravilloso de esa forma tan simple.
David se puso nervioso al notar mi mirada.
—E-eh. ¡Ya sé! —dijo dando una palmada, como si le llegará alguna idea—. Para qué esto no sea tan incómodo; ahora que sé un secreto sobre ti, te diré uno mío. Verás, yo le tengo miedo a las playas —soltó muy orgulloso, como si alguien pudiera enorgullecerse de al así.
—¿Qué?
—Pues lo que pasa es que, hace tres años, fui a la playa y un cangrejo se me guindó de “ahí”, y fue muy doloroso y traumático para mí; desde entonces me da miedo ir a la playa. No quiero que me pase eso de nuevo. —Se encogió de hombros ligeramente... Aunque se notaba el pánico en sus ojos.
Solo pude lanzar una carcajada que hizo que todos los presentes en el autobús se voltearan a vernos.
—¡N-no te rías!, ¡que fue grave!; ¡casi me lo corta! —soltó muy avergonzado.
No lo tuve claro en ese momento, pero David era el hermano que nunca tuve. De él aprendería, lo que significaba en realidad el ser los "mejores amigos"
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Las próximas dos semanas se volvieron muy animada.
David y Sara se unieron completamente al grupo; y honestamente, creo que la pasábamos mejor que nunca; todos nos reíamos todo el tiempo y los días eran bastante divertidos.
Pero... Yo empecé poco a poco a dejar de hablar con Noel; y, cuatro días después, ya no le hablaba por completo, apenas lo hacía de lo más seco aunque me dolía un poco. No podía dejar que ese sentimiento por él, que era muy dañino para mí, siguiera creciendo.
En su momento se lo conté a David y el aceptó de buena gana mi decisión; solo que me advirtió, que en algún momento Noel se resentiría por mis actos sin motivo aparente, y en ese momento, tendría que tomar verdaderas cartas sobre el asunto.
Mi amistad con los chicos creció mucho con los trabajos, exámenes y talleres que mandaban. Se afianzaba porque muchas veces teníamos que ir a casa de uno o de otro; por suerte, hasta ahora no ha tocado ir a la mía, pero con David fue diferente; a él le conté sobre mi familia y hasta lo invité a mi casa. Él era mi mejor amigo, conocía todo sobre mí y yo todo sobre él, y tengo que decir que su familia era muy cariñosa.
Era el primer amigo real que tenía. Mi mejor amigo.
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Estábamos en su casa para pasar la noche puesto que hacíamos un trabajo de biología, que, aunque era individual y cada quien estaba en el suyo, igual nos gustaba juntarnos así fuera para chismear.
Y como siempre, llegamos al tema al que siempre acabamos como todo típico adolescentes con las hormonas a toda potencia.
Las relaciones.
—Davinchote, ¿ya conseguiste quien te moviera el piso? —pregunté, terminando de guardar el trabajo en su folio. David se sonrojó todo.
Sí. Siempre cuando llegabamos al tema amoroso, parecíamos dos sufridas más que otra cosa.
—¿Me creerías si te digo que me gusta Dalia? —balbuceó sonrojado al terminar de guardar su trabajo.
—¡¿No?!, ¿Dalia?, ¿la chica con la que te la pasas peleando por Leones del Caracas y los Magallanes?; ¿la del salón de al lado? —La verdad no me lo creía. Dalia siempre se peleaba con él por estupideces, pero, ¿en serio le gusta?
—No, esa no, la otra Dalia, la diosa de las azaleas, ¡claro que es ella idiota! —exclamó divertido y sarcástico.
—Ay no pues, ¡perdón señor!; ¡no me puedo sorprender ahora! —solté burlón.
Él hizo una mueca sería fingida, antes de suspirar y hundirse de hombros.
—El problema, es que no sé cómo entrarle al tema —susurró avergonzado.
—Chamo, ¿en serio?, Si te le acercas todo el tiempo para pelear por los equipos de béisbol y burlarte del Magallanes. —Lo miré incrédulo—. Solo dile: “Dalia, yo dejo a los Leones si me dices que te gusto tanto como tú a mí”, y listo, tú vas a ver como comienza a interesarse en ti. —Solté una carcajada. David frunció el ceño.
—No te burles que no creo, espera… Eso, eso tal vez sí podría funcionar —dijo pensativo, tomándose del mentón.
—¡Loco, no te lo tomes tan en serio! Solo… No sé; empieza a hablar con ella sobre otras cosas y ya luego pues le llegas al tema —expliqué muy seguro.
—Cris; en serio, no sé cómo le haces para saber qué hacer en esto si tu tema con Noel, es un tren totalmente descarrilado —indicó sorprendido e intrigado.
—Es un don —admití con el ego muy subido, entonces caí en cuenta— ¡OYE!
—Hablando de eso, ¿cómo vas con Noel? —preguntó muy divertido. Maldición.
—Eso fue un golpe bajo, muy bajo —resalté—. Eres un mal amigo.
—Ya lo sabía. —Se carcajeó. Lo odio—. ¿Sigues sin hablarle?
—Sí, sigo sin hablarle, y la verdad… No sé David, no sé qué hacer. Cada vez me duele más que esa sonrisa que tiene ya no me la dirija a mí. Me duele, pero soy un hombre y a él le van las chicas. Ya tomé una decisión y no me voy a ir para atrás solo porque él cree que lo odio —terminé, cabizbajo.
—Bueno, mi Cris, solo te puedo decir que si decidiste eso, fue porque era dañino verlo con ella; ahora, lo que deberías hacer, es buscar a alguien que te guste y te corresponda, y a darle. Ya verás cómo esto se te pasará con el tiempo —aseguró tranquilamente.
—Eso espero, Davinchote, eso espero...
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4:30 a.m. exacto de nuevo. Sí, sí, yo de alarma biológica.
Me levanté de la litera que había en el cuarto de David. Lo llamo para que se paré a correr conmigo, pero no quiere porque está muy cansado por lo del trabajo, así que no me quedó de otra; salí yo solo con las fajas de pesas que ahora eran un poco más pesadas.
Comencé a trotar la ruta que normalmente seguía. Iba pasando por un parque y cómo estana solo, puse mi reproductor aleatorio. De pronto sonó una canción que me recordó mucho a Noel, así que decid-
De pronto me empujaron contra una pared, sosteniéndome con mucha fuerza. Estaba confundido. Mis lentes cayeron al suelo.
—¡¿Por qué ya no me hablas?!
Con los ojos borroso, fue que noté que quién me sostenía, era Noel.
-¿Noel…?
—¡Respóndeme, Cristóbal! —exigió muy molesto... Hasta diría que desesperado.
No entendía que pasaba. Me agarraba de las muñecas y me imposibilitaba moverme. Estaba pegado a la pared.
—¡¿Pero qué coño te pasa Noel?!, ¡¿por qué me…?!
—¡Contéstame! ¿Por qué no me hablas? ¿Ah? —Rayos. ¿Cómo le respondo?—. Desde hace dos semanas, eres muy seco conmigo y haces todo lo posible para no hablarme. Los chicos no se dan cuenta pero obvio que yo sí, ¡yo soy al que no quieres hablarle! —El enojo se le notaba en la expresión; estaba muy dolido.
Mas que asustarme o darme miedo… Me entristecía, me entristecía que ese odio y enojo fuera en mi contra.
—¿Me odias?, ¿te hice algo malo? —seguía preguntando, totalmente alarmado y desesperado.
—No, Noel, no es eso… —y no me dejó continuar hablando.
—¡¿Entonces qué es?! ¿Me cambiantes por David?
—No, no te he cambiado, ¿pero de qué hablas? —Empezaba a sentirme confundido—. Suéltame que me lastimas. No tengo ganas de pelear —zanjé, intentando zafarme. Con eso solo logré ponerlo más enojado.
—¡No me mientas! Te vi salir de la casa de David... Pensé que éramos amigos, Cristóbal —indicó molesto.
"¿Me vió?" Pensé confundido.
Está extraña obsesión. La sensación de captura. La confunsión. El dolor...
Me molesté.
—Espera, ¿cómo así? Tú no vives por ahí; ¿qué hacías por la casa de David? —pregunté, cada vez más molesto.
Noel se detuvo unos segundos, como si no esperara esa pregunta.
—Eh. E-este. —Su agarre se aflojó un poco por la confusión, lo que me permitió quitármelo de encima y salir de esa bendita pared.
—Mira, Noel, no sé qué rayos te pasa y ni me importa, pero te voy a dejar claro solo una cosa, ¡deja el bendito fastidio y el acoso…! —exploté, empujándolo más duro aunque no era necesario.
Noel cayó al piso, todavía congelado, como si quién no entendiera las cosas esta vez, fuera él.
—¡No sé por qué hiciste esto!, ¡no sé qué te enoja y no sé por qué arremetiste así contra mí¡, ¡pero no te cambié por David! —exclamé molesto, recogiendo mis lentes, poniéndomelos—. Y-y no tengo porqué darte explicaciones. Yo...
Mi voz se quebró sin darme cuenta. Noel se tambaleó.
—¿Por qué no me hablas? —me preguntó lentamente.
Su odio parecía haber desaparecido, dejando solo la tristeza.
Entonces dije:
—Porque… No me siento cómodo contigo —susurré—. Yo creía que tú solo me hablabas por necesidad, por estar con Gustavo y Nicole, y tú hablabas conmigo porque era obligatorio. Yo siempre me la paso con ellos y tú con Rita y sus amigos; sólo cuando hablabas con tu prima es que era necesario que lo hicieras conmigo. Así que creí que No-
—Cris... —dijo Noel de pronto, deteniéndome.
Noel dió un suspiró y pareció relajarse. Se levantó.
—Cristóbal, ¡claro que eres mi amigo! No te hablo por obligación; tú de verdad, de verdad eres amigo. —suspiró cansado, con algo de verguenza—. Yo... no debí haber hecho esto. No sé en qué estaba pensando, Cristóbal. Perdóname, yo creí que…
—¿Tú creíste qué? —salté de inmediato, nervioso. Noel suspiró
—Yo... Es que tú eres muy importante para mí, ¿entiendes?, eres uno de mis más grandes amigos y en verdad creí que me reemplazabas por, bueno, por David —terminó, arrepentido.
—¿A sí? ¿Qué pasa si te hubiese cambiado por David?; esono es motivo para estar haciéndome semejante escena a estas horas de la mañana —arremetí de nuevo, muy enojado.
Y era verdad. Por mucho que me guste y esté enamorado de él, no voy a dejar que me pisotee.
Noel abrió la boca y la cerró, sorprendido. No sé por qué, pero eso me enojó mucho.
—¡¿Sabes cómo es la vaina Noel?! —grité. Las lágrimas acudían a mis ojos, otra vez—. Vete buscando otro "gran amigo", porque si antes no te cambie por David pues fíjate… Pues ahora sí. —Dí un paso atrás, negando con la cabeza—. Jamás pensé que fueras el tipo de persona que explota por estupideces. Aléjate de mí de una buena vez. —Noel fue ha hablar pero seguí—. Ahora, si me permites, me voy a terminar de correr para ir, ¡a la casa de David!, porque me voy con los gemelos al liceo. ¡Ah! Y haznos el favor de no seguirnos, si no quieres que te pase lo de la primera vez que nos encontramos... Solo que esta vez no lo voy a arreglar. Adiós…
Me alejé de ahí lo más rápido posible. Tenía unas serias ganas de partirle la cara y no quería que me tentara a hacerlo.
Cuando estaba a cierta distancia, volteé a ver por si estaba detrás de mí... Y no estaba. Solo miré al frente y comencé a llorar.
Le había dicho cosas muy malas y ofensivas, pero era eso o terminar de enamorarme y joderme, joderle y jodernos la vida a los dos. Yo estaba enamorado de él; él enamorado de otra y considerándome solo un amigo y nada más.
Definitivamente, dañé lo poquito que tenía con Noel, porque… Él nunca me amaría como yo a él.
Cuando llegué a casa de David, no tenía ánimos para nada. David y Sara se habían dado cuenta de mi estado de ánimo, pero a mí me daba igual; luego se lo contaría todo a David; ahora lo que quería, era una ducha caliente y tranquilizadora.
Luego de bañarme y sentirme más relajado; logré prepararme para lo que vendría ese día. Tenía que lidiar con lo que pasó esta mañana y ver a Noel a la cara.
"¡Vamos Cristóbal¡; ¡puedes hacerlo!" Pensé para animarme; dándome palmaditas en el rostro.
Así que salí de la ducha y fui a tomar la toa-
Ni siquiera llegué a la mitad del camino, cuando la puerta se abrió.
David me observó unos segundos, congelado. Yo lo imité.
—¡Ahhhh!
—¡Ahhhh!
David cerró de golpe la puerta a la vez que me cubrí mi pene con las manos.
Quería morirme.
—¡Hay carajo, te vi todo! —gritó David al otro lado—. ¡Dios, perdí como diez años de mi vida! ¡Fue horrible, fue horrible!
Es oficial. Quería matarlo.
—¡Maldito cabrón! ¡¿No vez que me baño?!.
—L-lo siento Cris... Es que pensé que tenías el separador puesto —se le escuchaba más que avergonzado... Y ahora las carcajadas de Sara de seguro que se podrían escuchar hasta a cinco cuadras de aquí—... O-oye; en serio me sorprendiste Cris, no creí que lo tuvieras tan grande. Me asustó bastante.
Sentí ponerme rojo desde la cabeza hasta los pies. Me anudé la toalla a la cintura.
Cuando abrí la puerta, David me observó, asustado, dando un paso hacia atrás.
—Voy a matarte, David, ¡definitivamente voy a matarte, idiota! —grité corriendo tras él.
Las risas de Sara se escuchaban por toda la casa.
Continuará...
Bien, segundo cap de está historia. La verdad me alegra que esta historia empiece a ganar sus fans, sé que no todos leen todas mis historias, pero no importa. A todos nos gustan dintintas cosas y me parece bien, aún así, para los que siguen mis otras historias, diré que ahora me toca publicar mis dos capítulos de "el caballero de los cuervos". Debido a que he tardado un montón en subir "el tutor" voy a ver si publico dos capítulos en dos partes cada uno, luego volveré a publicar esta, y luego toca "el tutor", para luego publicar otras dos más de esta y se repite el ciclo.
Como verán, Cristóbal ya no está solo, David le sirve de apoyo y lo ayuda en todo lo que puede, aún así, la vida da muchas vueltas y está historia es solo el principio.
Si alguien uiere comentarme algo y no quiere usar la página, puede háblame por el correo adeth.maldito@gmail.com XD yo siempre contesto, así sea para decir tonterías.
Nos estamos leyendo caballeros...