El cambio de CARTUZ

Carlos va teniendo cambios muy positivos y que nos van sorprendiendo a todos y especialmente a mí, le van desapareciendo los fantasmas

Como ha habido lectores que me han pedido que conjuntemos los nombres en las narraciones y como Carlos lleva su ritmo, los adaptaré yo y a la que llamaba Carmen amiga de Daniela, le cambiare el nombre por Elvira como la llama Carlos. Del resto de los nombres cambiados como no están en mi narración pues dan igual. El día 9 y sin haberme consultado nada marido, fuimos con Carlos y los demás. Era un día que hacía frío y allí más aún, llegamos a las 11 de la mañana. Nos encontramos con Daniela, Elvira y Ray. Carlos se había perdido según nos dijeron entre risas, eso quería decir que había dicho que iba a algo un momento y se había evaporado. No me quite el anorak porque estábamos fuera y estaba muerta de frío, destemplada. No me encontraba nada bien, el día anterior me había venido la regla y las tengo cortas pero muy dolorosas. Este fin de semana no pasaría nada, porque estaba tan mal que ni me lo planteaba.

Me cambió un poco el cuerpo cuando lo vimos venir, lo hacía acompañado de un hombre de más de 60 años que era uno de los hombres que trabajaban en el campo, se les veía conversar de forma animada y Carlos riéndose. El hombre se fue hacia otro lado y ya Carlos vino hacia nosotros con sus zancadas largas habituales. Me dejó muerta, estaba maravilloso por no ser bruta. Llevaba unos vaqueros, siempre la misma marca que le hacen un culo perfecto, llevaba unas botas vaqueras que le hacían un poco mas alto, por si no lo era ya y una camiseta de manga corta de color kaki y parecía desgastada. Yo, helada de frío y el en manga corta, mostrando sus brazos poderosos, que más que brazos parecen columnas jónicas, que pueden aguantar y abrazar lo que sea.

Nos saludó con su efusividad habitual y momentos después se fueron los tres hombres al despacho de Carlos, algo tramaban o algo negociaban. Algún proyecto, alguna compra, mi marido no me había comentado nada. Elvira nos dijo que iba a hablar con la familia y nos dejó solas. Al quedarnos solas Daniela y yo, había un poco de tensión. Ella por lo que había pasado con Carlos y yo, porque lo sabía y ella no tenía ni idea de que estaba al tanto. Deje que ella diera el primer paso y lo dio.

  • Te quiero contar algo y espero que no te enfades mucho. Me he enrollado con Carlos una noche.

  • Carlos no es mío, no tienes que darme explicaciones.

  • Ya lo sé que no tengo que darlas, pero contigo quiero ser sincera.

  • Vale, me jode por una parte, pero por otra tengo que entender que él está libre.

  • Si te vale de algo, fue por una fantasía de Ray y por lo que se ve comparten todo, no estuvimos solos.

  • Si te entiendo, es difícil resistirse a esa carita, esa sonrisa, Carlos es un imán y como amante es lo siguiente a perfecto.

  • Jajaja Jajaja, eso es verdad y se lo he dicho a Ray y me ha dicho que por eso tenía ganas de que lo viviera. Pero es que con los dos a la vez ha sido estar en otra dimensión.

  • Y ahora qué?

  • Ahora nada, porque aunque la tentación es grande no quiero hacerlo otra vez.

  • Jajaja Jajaja, eso decía yo también.

  • Conmigo así será, porque voy a dejar todo para quedarme embarazada y no quiero que haya dudas.

  • Me alegro por vosotros.

Al oír eso se me pasó el poder estar enfadada con ella. Porque era una alegría. Me daban mucha envidia. Regresaron con nosotras los hombres y dijeron de ir a recoger al pueblo una paella que habían encargado. Elvira había cambiado ronroneaba con Carlos más que la vez anterior. Tamaña tentación hasta para Carlos tenía que ser imposible de resistirse y la verdad que Carlos estaba frío ante ella, sí le producía alguna sensación, tentación o algo, lo disimulaba a la perfección. Le pregunté a Daniela si habían invitado a Valentina y su marido, me dijo que sí y que le extrañaba que no estuvieran ya. Llegaron con la paella y cuando preguntamos si se sabía algo de Valentina y Santiago, Carlos nos dijo que habían llamado para decir que no estarían a comer y luego que no sabían. Le mandé un mensaje y me respondió que luego me llamaba pero que no era nada preocupante.

La paella estaba muy buena, tenían razón cuando dijeron que era un sitio único haciéndolas, no quedó ni un grano. Los postres y café eran otro mundo, los postres que los hizo Elvira y el café Carlos con sus dotes cafetales (no se si estará bien dicho) y las bromas y risas, porque no se hablaba de nada serio. Llegaron Valentina y Santiago y Daniela se empeñó en que Carlos y Ray sacaran los instrumentos y los hicieran sonar, querían cantar algo. Ray me dijo si le echaba una mano y me extraño. Fuimos por varios instrumentos mientras los demás recogían todo y ya decía que me extrañaba, “Adriana no te preocupes, Elvira no tiene nada que hacer con Carlos, lo tiene muy difícil aunque baila no le gusta y eso no es lo más importante, ella hay algo que no quiere en ninguna circunstancia y mi hermano por ahí no pasa” se a lo que se refería y me lo decía porque me debió de ver mala cara, pero no sabía por qué estaba así, que no era por Carlos.

Primero se pusieron a tocar con dos guitarras, los dos eran dos enciclopedias musicales, canción que le pedían la tocaban, todos las tarareábamos, parecía un multi karaoke. El remate, Elvira preguntó si sabían una canción, que bonita la vida de Dani Martín, Ray dijo que sí y Carlos decía que no caía que canción era, Ray, “coño, esa que ensayamos con el saxo en octubre o noviembre” Carlos seguía poniendo cara de no saberla, pero esta vez tenía microexpresiones que le delataban, hasta que se la pusieron en un móvil y ya se dio por enterado, que sus micro expresiones le seguían delatando. Ray con la guitarra, Carlos con el saxo y la cabrona (perdonarme) de Elvira cantando, que pedazo de voz y la cantaba mirando a Carlos, todos en silencio embelesados con la canción, 5 minutos de éxtasis para los demás. Al acabar todos aplaudieron, alabaron su voz y le pedían que cantara otra. La siguiente canción y Elvira dijo para que fuera más animada, una de Carrasco, que bonito es querer. Carlos apretó las mandíbulas y cogió la guitarra, iban a hacer un doble de guitarra. La tía otra vez maravillando a todos y cuando le dijeron una mas, eligió eres todo en mí, no recuerdo ahora de quien, Carlos se levantó y dijo que ya estaba bien de música de pasteleo, no sabía qué le pasaba, pero por lo que vi en los demás tampoco sabían.

Dijo que iba al baño. Ray que era el que más le conocía dijo este va a tardar. Ideamos una canción para animar a Carlos y romper ese momento tenso. Preparamos una canción, como yo no estaba para dar saltos, me encargaría de la música. Elvira como decía que era patosa para bailar le dejó el muerto a Daniela y Valentina, que avisaron que se iban a preparar en condiciones. Se subieron a la planta de arriba, les mandaría un mensaje avisándolas cuando estaba Carlos y ellas otro de cuando tenía que poner la música, que habíamos preparado con Ray para que sonara en toda la casa. Carlos como dijo Ray tardó en llegar, pero venía tranquilo. Se sentó y le hicimos sentar en otro sitio, Ray tuvo que insistir, era para que quedara mirando a la escalera. Sonaba la canción de Morat, cuando nadie me ve. Las dos “locas” bajaron saltando con calcetines de distintos colores e imitando a la chica del video oficial, estaban muy graciosas y dentro de lo que cabe no lo hacían mal. Me fijaba en Carlos también y tenían apretado los labios, movía mínimamente la cabeza a los lados y se le escapaba una sonrisa de querer matar a alguien, al terminar Valentina acabó sentada sobre sus piernas. Lo único que dijo jugando con su lengua en sus labios, “sois la leche, no sé si daros un beso o una paliza”

Fue a preparar más café y le preguntamos a Ray que pasaba con las canciones y levantó los hombros, porque no entendía tampoco nada. Le preguntamos a Valentina que le había dicho, porque algo le dijo en su oído cuando se sentó sobre él y nos dijo que no le había entendido. Mentía y lo sabía. En cuanto pude me acerque a ella y le pregunté, “me ha dicho que lo voy a pagar yo” pero no le he entendido, “pues que vas a tener mucha suerte ya me contaras” y me entró un poco de envidia. Lo que no llegamos a entender Valentina ni yo, fue su tensión con la música. Por eso cuando nos “dispersamos” un poco nos pusimos a hablar aprovechando los rayos de sol que quedaban y con un cigarro en los labios.

  • Explícame tú que le conoces mejor, eso que me ha dicho.

  • Jajaja Jajaja, mejor que te lleves la sorpresa.

  • Pero tú no vas a aprovechar el día de hoy?

  • Imposible, me bajó la regla y estoy que no aguanto.

  • Que mala suerte.

  • Ya te digo y cambiando de conversación, has visto lo bien que canta la cabrona esa. Es que se podía dedicar a la música, que voz y como miraba a Carlos.

  • Si pero te has dado cuenta que ni se inmuto. O es un hombre muy frío, no tiene sangre o lo disimula muy bien. No movió ni una pestaña. No le altera nada?

  • Hasta hace poco había alguien que lo alertaba (le conté sobre la mujer enigmática) pero ya no.

  • Estás segura? Lo mismo no le alteró por estar pensando en esa mujer.

  • Por lo poco que le conozco, porque es difícil conocer bien a Carlos, esa mujer ya no le altera ni nada. Puede ser que le altere mas esta mujer que la otra y si la mujer es quien creo yo, es que no hay color. Esta está “muchisísimo” mejor. A Elvira solo le encuentro un defecto para estar con Carlos, que ella no desea en su vida lo que desea Carlos, si cambia en eso, la veo muchísimas posibilidades.

No quise explicarle aunque insistió en esa cosa que tenía que cambiar y mucho menos al salir Daniela con Elvira y se metieron en nuestra conversación preguntándonos por cómo se puso Carlos con la música y nadie sabía los pensamientos de Carlos. De este fin de semana no puedo contar mucho porque sé que Valentina y Santiago pasaron la noche en la habitación de Carlos. Levantándose valentina la última, amaneció a las 12 de la mañana con alguna ojera pero con cara de felicidad. Cómo se avecinaba un nuevo confinamiento o eso pensábamos todos, Ray quería quedarse a pasarlo allí, algo que era normal, porque mejor sitio que ese imposible y oí como Carlos él decía que se quedaran, que él estaría más en Valencia y deduje que los motivos no eran por trabajo, que iba a vender el piso y eso me dejaba preocupada. Tanto, que me puse a mirar en dos web conocidas si estaba anunciado su piso y no encontré nada. Trataba de quedarme a solas con Daniela para investigar y no había manera, el domingo antes de irnos y aunque estaba Elvira la sondee con lo del piso y su contestación me aclaro algo, “ah sí, quiere vender el piso, siempre que paguen lo que él quiere y se lo lleva el mismo que se lo vendió, un amigo suyo. Es que ha visto un ático que venden, que si el que tiene ahora es una pasada, este una vez que lo reformaran seria la ostia, porque le hace falta una reforma integral”

Me añadió que Ray estaba pensando en comprárselo que le gustaba mucho y a ella también y como estaba todavía sin decorar del todo, pues mejor, que así lo harían a su gusto. De paso la tantee con lo de una posible marcha de Carlos, algo que se rumoreaba, “no lo sé, lo que sé que según Ray es un culo inquieto, que todavía no entendió bien porque se vino a Valencia, qué el cómo otros le dijeron que era una equivocación y que ahora puede ser que lo esté pensando, pero que no lo cree” lo que no me dejo tranquila al pensar que si compra un ático para reformar es por quedarse y me echó un jarro de agua fría, diciéndome que eso no le influía porque en otros sitios ha invertido en casas y el lunes tanto Valentina como yo nos quedamos intrigadas por la aparición de una mujer nada enigmática, nada enigmática, porque había personal que la conocía. Lo que sabíamos de momento nosotras, mujer de 1.65, jeans metido en unas botas negras de media caña, culo como los que le pueden gustar a Carlos, plumífero con capucha que llevaba en el brazo, jersey cerrado y que marcaba un pecho de tamaño normal, melena color caoba, suelta sobre los hombros, como si acabara de salir de la pelu, ojos claros, casada, porque llevaba un alianza de casada. Valenciana o nacida en la comunidad, porque estuvo hablando en valenciano perfecto por el móvil. Cuando Carlos salió de un despacho y se vieron, ella cortó su llamada y se sonrieron con complicidad los dos. “Quien me iba a decir a mí que te vería viviendo aquí, Jajaja Jajaja” y él le dijo, “y a mí, y a mí, dónde está el crápula de tu marido?" se fueron a su despacho y nosotras nos quedamos sacando las primeras conclusiones.

  • Valentina déjame a mí primero. Está casada. Se conocen y mucho por sus caras. Muchas posibilidades de que hayan tenido un rollete. Qué me dices?

  • En todo de acuerdo menos en que se conocen mucho, porque ya se hubieran visto y por lo que han dicho llevan mucho sin verse, eso es posible viviendo los dos en Valencia?

  • O que vivan en Castellón o Alicante.

Llegamos a otras conclusiones que no puedo narrar, porque nos podíamos quedar con el culo al aire. Algo que no he dicho, ella estaba en el mismo margen de edad que Carlos. Vimos aparecer a un tío con muy buena estampa, más bajo que Carlos estaba raspando el 1.70, vimos cómo se abrazaba con Carlos. Me llamó para que me acercara a su despacho, me presentó a ellos, Toño y Nuria. Era para hacerme una consulta sobre mi trabajo real. Les estuve aclarando lo que podía sobre lo que me preguntaban. Así me pude enterar que habían estado un tiempo largo fuera de Valencia, porque Toño había aprobado una oposición importante y se tuvo que ir fuera y ahora volvía a Valencia. Su visita a parte de para dar una sorpresa a Carlos, era porque Carlos les ayudara para que Nuria pudiera volver a trabajar. Carlos no perdió el tiempo, me quede hablando con la pareja mientras él llamaba a alguien y le exponía lo que quería. Al terminar les dijo que en unos días sabrían algo. Como las cafeterías estaban cerradas, Carlos se ofreció a tomar algo en su casa y me invitaron a mí también. Como me parecía que era por obligación al estar presente, quise rechazarlo, pero Carlos se puso muy pesado y acepte. Ellos se fueron porque tenían asuntos que resolver todavía y quedaron en ir a su casa después. Nos quedamos solos y le dije, “no pinto nada con vosotros y más porque me sé que ya habéis tenido algo más, me entiendes?” puso su sonrisa seductora, “ni prometo, ni juro, pero no he tenido nada con ellos o con ella y no por falta de ganas, fue por mala pata” me interese por lo que pasó, porque le dio la risa, “es verdad que lo hemos intentado varias veces, pero justo en el momento se fue todo a pique, no por nosotros, por factores ajenos, siempre era en su casa y siempre ocurría algo con alguno de sus hijos, Jajaja Jajaja”

Pues nada a casa de Carlos. Entramos en su casa y a primera vista vi cambios en la casa. En un apartado había cajas pequeñas embaladas. Eran parte de los libros que había desempaquetado cuando llegó, porque tenía todavía cajas sin deshacer. Como estábamos solos aproveche para preguntarle y fue cuando me puso al corriente. Llevaban remodelando un ático desde hace más de dos meses y se pensaba marchar allí, la información que me habían dado era correcta pero incompleta. No estaba muy lejos de allí y me enseñó fotos del antes y del después del ático. No había comparación, me entere que lo había comprado a un banco y había salido bastante económico sobre todo por la remodelación que había que hacer, me tuve que reír porque era más grande que este y con sarcasmo le pregunte, “si este todavía no lo habías decorado ni al 50% que vas a hacer con ese?” me dijo que la cocina, su dormitorio y su despacho estaban diseñados, el resto que Dios diría y en cuanto me ofrecí a echarle una mano, fue seco en su respuesta, “en ese piso no va a entrar ninguna mujer” al decirle que seco, quiso aclarar lo que dijo, “que en ese piso si puede entrar alguna mujer, pero que en ese piso no voy a tener como en este, una tras otra” le entendí y pase de tema.

Nos preparamos un buen café, de esos que tomábamos en la cafetería donde nos conocimos, mire la hora y nos quedaba un buen rato hasta que llegaran sus amigos. Intente de forma infructuosa hablar sobre la imagen de la mujer con gafas de sol y sonriente, no hubo manera y por eso no seguí insistiendo. Me interesé por saber que tramaban entre él, Ray y mi marido. Se fue y trajo unos archivadores, porque tenía una manía, todo lo que iniciaba, lo hacía a mano y luego ese borrador, ya lo pasaba a ordenador. Los dejo encima de la isla y me indico cual era el primero. Lo primero que se veía en grande, 5 de febrero de 2020. Luego eran ideas sobre un proyecto no lucrativo. Era para ayudar a unas personitas especiales. El resto era con que profesionales contactar para desarrollarlo bien. El resto eran anotaciones de reuniones, correos electrónicos y otras anotaciones de viajes para reunirse con personas muy concretas. Todo muy detallado y lo último era un organigrama de puestos con cajetines para colocar nombres. No había ningún nombre. El organigrama estaba perfectamente detallado al milímetro y con las remuneraciones a percibir. Me gustaba el proyecto, en broma pero con una pizca de seriedad me ofrecí a llevarlo yo, ya que él no lo iba a llevar. Proyecto bonito e ilusionante, muy bien remunerado, para mi ideal. No dudo en decirme un no y me lo explico, que ese puesto tenía que ocuparlo un hombre o una mujer que entendieran en primera persona el proyecto. Seguí leyendo y lo que quedaba eran dos apartados, entidades y empresas que habían dado el sí, para colaborar, que eran muchas y el nombre con la fecha de funcionamiento. Por el virus, se habían retrasado la inauguración y la siguiente fecha era en abril, el nombre eran dos nombres de santos. Aunque en uno había un signo de interrogación.

Estaba absorta leyendo cuando sonó el timbre, me hubiera gustado que no hubieran venido, porque me pareció que Carlos estaba ese día más dispuesto a abrirse, aunque con él nunca se sabe. Al entrar Toño y Nuria Carlos después de ofrecerles tomar algo, se ofreció para enseñarles el ático y Nuria no le dejó, me dijo que yo se lo enseñaría. Nada más apartarnos de su marido y de Carlos, se soltó de una manera que me cogió por sorpresa, no tenía pelos en la lengua, era mayor que yo, estaban entre los 40 y 45 años.

  • Menuda habitación (en su dormitorio) está muy preparada y cuánto espejo tan bien colocado.

  • La verdad que está montada con gusto.

  • Jajaja Jajaja, ya que nos conocemos mas, como va Carlos?

  • Yo le veo bien.

  • Sigue siendo un pura sangre en la cama?

  • Eso no lo sé yo, tú a lo mejor le conoces en ese ambiente, yo no.

  • Jajaja Jajaja, nena que se ve en tu cara y me extraña que Carlos te hubiera dejado escapar y si has venido aquí con él, seguro que os conocéis mejor y yo hablo de oídas, pero en cuanto pueda eso cambiará, Jajaja Jajaja.

  • Pues eres muy imprudente, por qué y si fuéramos pareja? Cómo quedarías?

  • Si fuerais pareja, cuando le he preguntado cómo estaba su corazón me hubiera dicho que estaba ocupado, comprometido, etc. y no que con resaca, que quiere decir que alguien ha ocupado su corazón y ya no, por lo menos lo que he entendido y llevas alianza de estar casada.

  • Tienes salida para todo, pero no crees que te estas pasando?

  • No te enfades, que puedo ser tu mayor aliada. No he querido molestarte ni ofenderte. Que conozco a Carlos desde hace muchos años.

  • Cómo os conocisteis?

  • Pues por medio de un trabajo de Toño, antes de aprobar la oposición. Fíjate que él tenía la L en el coche, acababa de cumplir 18 años y su padre le obligaba a trabajar los fines de semana que no tenía exámenes y entre semana si no tenía exámenes también. Por eso le conocimos, porque Toño tuvo relaciones profesionales con su padre.

  • Yo le conozco menos y de esa época no sé nada.

  • Pensaba entonces que su padre era un tirano, tenía que estudiar, hacer deporte, ir a clases de música y lectura. Cuando le conocimos ya había aflojado su padre en algunas cosas, pero no quería que fuera por mal camino y que fuera un vago, que supiera lo que costaban las cosas.

  • Pues eso que sembraron con él le ha quedado.

Me siguió contando cosas que no puedo contar, pero que me ayudaron a entenderle mejor y si no era a entenderle mejor, a entender cómo es. Una vez que estábamos los cuatro juntos, gracias a una pregunta de Toño salí de una duda, Carlos llevaba ya tres meses con un anillo muy particular. La pregunta de Toño es si era algún anillo de castidad o algo así, porque se parecía mucho a uno de un amigo, respuesta espontánea de Carlos, “JAJAJA JAJAJA, tú me ves a mi casto? Jajaja Jajaja” se quitó el anillo y se lo dejó ver, era un anillo para registrar sus constantes, sus ejercicios, el sueño y al enseñarle el móvil para que viera como quedaba registrado hubo risas, porque venía el horario y en algunas horas nocturnas, la gráfica y los datos estaban muy subidos. Llamó mi marido para saber si me tenía que recoger y le dije que le avisaba. Quería saber si Carlos tenía pensado algo. Lo que me tenía intranquila era si se quedaban sus amigos, que pasaría. Sin nadie esperarlo Carlos miró su reloj, nos miró a los tres y nos dijo sin ninguna sutileza, “no queda mucho para el toque de queda, otro día más y mejor” la cara de sus amigos debía de ser como la mía, de sorpresa. Estaría esperando a que dijéramos algo? si era así, nadie dijo nada y nos marchamos. Una vez vi que se iban en su coche, estuve a punto de llamarle o de subir de nuevo a casa de Carlos. Me entró un soplo de orgullo y ni una cosa ni la otra, llame a un taxi y me fui para mi casa.

Lo reconozco y no porque me lo dijera mi marido, mientras teníamos una sesión de sexo brutal, me hacía falta un meneo de los que da Carlos, intenso, sin misericordia, hasta la extenuación, salvaje, posesivo, con ardor y con sentimiento, como si se acabara el mundo. Me tenía excitada y húmeda todo el día. Había cambiado sus hábitos, se repartía la mañana entre los dos lugares de trabajo y la tarde se la tomaba libre, aunque sabía que en su casa estaba terminando de diseñar su proyecto particular. Tenía que verle esa mañana, habían surgido unos pequeños problemas, la verdad que podían esperar o acercarme a donde estuviera, era cuestión de 15 o 30 minutos. Le llame casi bordeando la hora de comer. Estaba tomándose una ensalada y en vez de decirme que fuera donde estuviera, me dijo que en media hora estaría en la cafetería donde nos conocimos y me apunte a ir allí. No deje nada a la improvisación, mi marido al verme esa mañana me dijo que estaba para comerme. Esperaba que Carlos pensara lo mismo.

Cuando llegué él estaba ya sentado. No había pedido su café, estaba esperándome. Llevaba un traje nuevo o que yo no había visto hasta entonces, éste llevaba chaleco y es que aparte de sentarle bien los trajes, es que los sabe llevar. Estaba monísimo y mi perdición estaba sin afeitar. Estaba dispuesta a decirle lo que quería, sin andarme con rodeos y eso me hacía sentir mis latidos por todo mi cuerpo. Le explique lo que yo creía un problema y no le dio ninguna importancia, como siempre él veía el vaso medio lleno. Aporto soluciones, ideas y sobre ellas hablamos. Como Carlos es siempre una sorpresa, no iba a ser distinto ese día, con la naturalidad habitual que tiene, “y si nos vamos a otro sitio? que veo que te quedas helada” en vez de decir sí o porque no vamos a tu casa y me pones en mi sitio, le respondí, “por mí no te preocupes no tengo frío y aquí estamos bien” a pesar del frío que tenía. Su respuesta fue directa, “había pensado ir a mi casa a tomar un café y a follar y no tenía que ser en ese orden” me sabia muy mal que se me hubiera adelantado y me acorde lo del día anterior, “ayer lo mismo hubiera dicho que si, pero es que hoy estoy desganada” Me enfadé conmigo misma al oír lo que había dicho y lo remato la no insistencia de Carlos. No se alteró nada, ni una mueca, ni un gesto. Siguió hablando de otras cosas, como si fuera de lo más normal que te inviten a follar, tu digas que no y como si trinaran los pajaritos.

  • Carlos vamos a ver. Me has invitado a follar, te he dicho que no y te ha dado absolutamente igual. Es que no te da ni un poco de rabia? Es que no quieres saber por qué he dicho que no?

  • No me ha dado igual, pero tampoco me voy a cortar las venas. Si has dicho que no será porque no te apetece, porque simplemente no quieras o por otras razones que si hubieras querido decirme me las hubieras dicho.

  • Pero no una pregunta, ni el más mínimo interés.

  • Vamos a ver. Si me llegas a decir que si, no te hubiera preguntado porque me decías que sí, porque hubiera pensado pues le apetece.

  • Pues claro que me apetece, pero he querido darte una lección por ayer.

  • Ah, vale. Perfecto.

Qué manera de desesperarme. Aunque sabía que esta vez sí le había molestado lo de que le quería dar una lección. No sabía cómo reconducir la situación para que nos fuéramos a su casa y me hiciera lo que quisiera. Recordaba una conversación con amigos próximos a él de ambos sexos, todos coincidimos en dos palabras que describen a Carlos, que era el “ESPÍRITU DE LA CONTRARIEDAD” es que era la mejor definición sobre él. Si se le metía algo en la cabeza, daba igual todo, no había nadie que le lograra hacer cambiar, bueno me refiero a su vida personal o en su trabajo, que ahí si escuchaba y valoraba. Se acababa el tiempo y ya no había marcha atrás. Ese día no llevaba coche, tenía que avisar a mi marido para que me recogiera o irme por mis medios. Él se ofreció a llevarme, montamos en su coche y le dije que iba a llamar a mi marido para decirle que iba para casa, que no me iba a tener que ir a recoger y Carlos dijo que no rebuscara más en mi bolso, llamó desde el coche y no tardó mi marido en coger y esta fue la conversación, “Dime Carlos, qué tal? – Muy bien Tiano, oye que te llamaba porque llevo a Adri aquí en el coche y que va a tardar un poco en llegar, porque vamos para mi casa, que no se ha portado muy bien y hay que enseñarle a que no se así – Jajaja Jajaja, me parece muy bien, pero no seas muy duro con ella, o si, tu verás, pasarlo bien” no me dijo nada a mí y aunque según oía a Carlos me fui mojando toda, me fastidiaba reconocerlo.

Me pensaba hacer la dura, nada de facilidades y en cuantos nos metimos en el ascensor, me soltaba un beso de esos que te coman entera y te hacen derretirte, hasta el punto de que se me olvido todo. Es que no besa normal, besa que parece una ventosa que te aspira hasta el corazón y esos labios que envuelven los tuyos, con una lengua glotona que te hace deshacerte, me subió la temperatura al infinito. Paro el ascensor y salí de él con la respiración entrecortada, me faltaba el aire, madre mía qué besos. De pronto oímos que nos saludaban y era una chica joven, entre 16 y 20 años como máximo, cara de niña y un cuerpazo de mujer, muy exuberante, que quería hablar con él, Carlos fue conciso y tajante, que no podía hablar con ella, que otro día, la pobre se le quedó cara de decepción, a mí me mato con la vista y supuse que era la vecina que cuenta en una de sus narraciones y estaba muy bien. Le hice que me preparara un combinado que me gusta mucho y como ya conocía la casa me fui al baño, me asee y me puse una toalla alrededor, me dio la bebida y se fue el ahora al baño, no tardo mucho y vino con un albornoz blanco.

Vi como instalaba unas cuerdas y ya sabía lo que me esperaba. Me hizo ir a él, me ató las muñecas, tiro de la cuerda y mis brazos se subieron y mi toalla se cayó al suelo. Estaba completamente desnuda y a su merced. Tuvo un empiece suave, me mordía el cuello, la nuca, los hombros, parsimoniosamente, lamía mis pezones y mi tripa, mi excitación estaba sobrepasando los límites, en los que necesito una profunda penetración. Se puso de pies a mi espalda, me abrazaba y sentía su enorme cuerpo atrapando el mío, mucho más pequeño, eso me hacía sentirme muy bien y más porque mientras lo hacía, no dejaba de besar y lamer mi cuerpo. Fue bajando por mi espalda, lamiendo mi columna, parándose en sitios concretos donde me hacía hasta gemir, ponía mi piel con la máxima sensibilidad. Cuando ya llegaba al final de la espalda volvía a subir. Me estuvo martirizando un buen rato, hasta que llegó a mi culo. Mordisqueo mis nalgas, las apretó con sus manazas, separó las nalgas y su lengua me lamió, me beso. Descargas de excitación por mi cuerpo, recorrían mi espalda. Aprovecho para acariciar mi clítoris y pronto me iba a llegar el primer orgasmo. Carlos tonto no es, conoce muy bien el cuerpo de una mujer y sus reacciones, por eso cuando me quedaba muy poco paro. Como me enfurecía que me hiciera eso. Lo hizo hasta tres veces, luego se levantó, agacho un poco su cuerpo y colocó por detrás su polla entre mis piernas, notar eso ardiendo y que rozaba mi clítoris, al apretarla contra él me provocaba un movimiento involuntario o autómata de mi cuerpo.

Volvió a dejarme a punto de mi necesitado orgasmo y no recuerdo bien lo que le dije, pero de todo y nada bueno. Si recuerdo lo primero que le dije y fue lo más suave, “vete a la mierda cabrón” y ni se inmuto. Cogió la mierda de las palas y se lió a castigar mis nalgas, esta vez era diferente, porque no me golpeaba ni suave ni fuerte, era una suavidad media, muy controlado. Hasta que deja las palas y por fin siento sus manos, no tenían ni punto de comparación, porque además de ser unas manos grandes y potente, al no ser rígidas se ajustan mucho mejor al cuerpo y me resultó increíble el tener un orgasmo increíble, menudas sacudidas dio mi cuerpo, hasta me hice un poco de daño en las muñecas porque casi pierdo el equilibrio. El castigo fue tremendo, mi respiración denotaba que había quedado extenuada. Otras veces me desataba y nos íbamos a la cama, esta vez fue distinto, se puso de nuevo detrás y colocó otra vez su polla entre mis piernas y cuando menos me lo esperaba me penetró sin protección. Fue uno de los momentos más placenteros de mi vida, sentir su polla ardiendo dentro de mí, era imposible no gritar de satisfacción como lo hice. Me dio varias acometidas profundas, agresivas, que me dejaron devastada por el placer y cuando estaba de nuevo cerquísima de un orgasmo, se salió de mí. Esta vez también grité pero de rabia y sentía como si tuviera una fuente entre las piernas de lo excitada que estaba.

Una vez que me tranquilice lo que pude, me soltó mis manos, me cogió como si fuera una pluma, me encantaba sentirme entre sus poderosos brazos, pensaba que me llevaría a la cama y no fue así. Me dijo que iba a tener una corrida distinta a las que había tenido nunca, me daba igual, lo que quería era correrme ya. Hizo algo inesperado y que parecía de peli porno, me dio la vuelta, dejando mi cabeza para abajo y metió su cabeza entre mis piernas. Se conjuró mi hiper excitación, un medio mareo al estar boca abajo, su boca y su lengua haciéndome el mejor cunnilingus de mi vida. No pude hacer nada con su polla, porque me tenía rendida al placer, estaba gozando como una autentica puta, me daba todo igual y me llego el orgasmo, tan brutal que hasta la vista se me fue, era un “mareo” de placer. Consiguió que tuviera dos orgasmos super explosivos seguidos y ahora si me deposito dulcemente en la cama. Se puso un preservativo y me miraba con deseo, se tumbó sobre mí y me empezó a follar, me ponía cachonda sentir su cuerpo sobre el mío, notar su potencia de empuje, lo hacía con un ritmo acompasado, suave pero profundo, cuando estaba todo dentro de mí, casi levantaba mi cuerpo. Hasta que aumentó su intensidad y ya era un movimiento feroz y esta vez no se paró, me hizo llegar de nuevo dos veces, un ser increíble. Quería sentirle aún mucho más, por eso me aparte, le quite el preservativo y quise que sintiera algo de lo que me había hecho sentir. Se relajó y me dejó hacer lo que quería y no tardé mucho en conseguir mi anhelado premio, su abundante corrida en mi boca, que la tragué toda con sumo gusto y me encanto lamerle todo hasta no dejarle nada.

Me quede agotada con tanta intensidad y me ofreció si quería tomar algo, como sabía que él tomaría un refresco bien frío, le dije que me trajera otro para mí y mientras iba a ir al baño, pero me acorde que seguro que mi marido me quería así, porque sabía lo que iba a venir luego en casa. Le expresé a Carlos lo bien que lo había pasado, que había sido una de las mejores o la mejor. Le dije que me gustaría repetir otro día y la respuesta me dejó helada, porque creía que iba a pasar mucho tiempo porque lo del virus iba a condicionar de nuevo todo y que iba a poner en alerta máxima a todo el trabajo como en marzo, que no iba a esperar. Lo que quería decir era vernos menos o no vernos. Porque aprovecho mientras bebíamos las coca colas para decirme que todo el trabajo lo íbamos a tener que hacer a distancia, para tratar de que cambiara de postura, le quise hacer ver que en ese momento no teníamos los medios adecuados y él me dijo que a partir del día siguiente se nos entregarían esos medios a todos. Lo tenía ya todo pensado y programado, no era algo que se le hubiera ocurrido de pronto. Quise saber cómo iba a hacer él y me comentó que haría todo lo que pudiese teletrabajando y lo que no pues lo haría como siempre. Me entere también que Ray, Daniela y Elvira se habían empadronado de momento en el pueblo, donde él ya se había empadronado antes. Porque así no tendría problema en moverse ya que en Valencia tenía el trabajo. Elegía el campo, por si había confinamiento absoluto, tener más espacio libre y poder correr por el campo. De momento veo difícil poder escribir algo nuevo con él, aunque no descarto nada. Carlos quiso llevarme a mi casa ya que mi marido me avisó de que había llegado una visita. No quise, quería ir dando un paseo y pensar