El camarero brasileño (2)

Una nueva experiencia con este muchacho que está siendo muy importante en mi vida.

EL CAMARERO BRASILEÑO, (segunda parte)

Lo primero que quiero eliminar de mi relato es la frase: “de piel blanca, por supuesto”. Lo que yo quise decir, aunque lo expresé mal, era que aún siendo brasileño, su piel era blanca. No es que yo quiera decir que todos los brasileños son negritos, pero creo que sí una mayoría. Y si no es así, eso que se pierden los que viajen hacia aquel país en busca de aventura. Pido disculpas a quienes les haya podido molestar, y quiero dejar bien claro que me encantan los hombres de color. Son excelentes amantes, muy complacientes y cariñosos y eso es lo que más me gusta. Pero sobre todo, he disfrutado mucho acostándome con hombre de color, e incluso, si alguno de ellos me ha gustado mucho-mucho y me lo ha pedido, me lo he follado. Esta misma mañana, estando en la consulta de un hospital, ha pasado varias veces por mi lado un muchacho, (no se si era médico o enfermero), que por su acento parecía cubano. Y era una preciosidad de hombre. De una piel “chocolate-con-leche”, (seguro que leche tenía bastante), y que no dejaba de mirarme y yo a él. Pero finalmente todo quedó en una ilusión; yo me tuve que ir a mi consulta y el a la suya. Aunque me gustaría volver a verlo y sabiendo que trabaja allí, algún día esperaré en la cafetería a ver si hay suerte....

Como decía al principio, me tiene que gustar muchísimo un tío para que me lo folle. Porque para FOLLAR-FOLLAR, en la máxima extensión de la palabra, prefiero una tía. Un tío me gusta para comerme su polla y sus huevos...; Para que se corra sobre mi pecho...; para ver cómo brota su leche rica y abundante...; Pero, para meter mi polla, me gusta más un coñito. Y si es joven, (no niñas, por supuesto), mejor.

Pero siguiendo con el relato del brasileño, el otro día, viniéndome de paso, entré a saludar al muchacho y él se deshacía en atenciones conmigo. En un aparte le dije:

-¿Quieres que nos veamos esta tarde?

Yo sabía que él estaba libre a partir de las cinco y que no regresa hasta las 9. Entonces él me dijo:

-Por supuesto; ¿donde nos vemos?

-Te espero en el mismo sitio y desde ahí nos vamos al apartamento de tu amigo, ¿vale?

El accedió y, a la hora fijada, allí estaba yo como un clavo.

Se metió en mi coche, ansioso por volver a estar conmigo, y nos dirigimos al apartamento. Rápidamente nos desnudamos y nos metimos a la ducha, (esto es algo que me gusta hacer inexcusablemente). Yo había traído de mi casa dos toallas para la ocasión, nos duchamos juntos y disfrutamos muchísimo con algunos juegos previos.

Lo primero que hice fue  agacharme lo suficiente para llegar con mi boca hasta su polla. Una enorme polla que no cabía en mi boca... El me dijo que parase, porque estaba muy excitado y no quería venirse allí mismo. Pero yo no estaba menos caliente que él. El hizo lo mismo conmigo y enseguida nos secamos y salimos del baño.

Nos tumbamos en la cama, uno junto al otro y comenzamos a besarnos. Este muchacho es un experto en el arte del besar, y yo sentía cómo su lengua penetraba en mi boca buscando también mi lengua. Aquello aumentaba notablemente nuestra excitación, en tanto que nuestros cuerpos estaban amarrados en un gran abrazo, mientras que nuestras pollas respectivas se habían colocado, junto a nuestros huevos y entre nuestras piernas.

Previamente nos habíamos lubricado con un aceite especial que siempre llevo en el coche, de manera que nuestros capullos, rozaban nuestros huevos al ritmo de nuestros vaivenes, proporcionándonos una enorme sensación de gusto y de placer...

Cuando estuvimos un buen rato en esta posición, decidimos cambiar de postura y nos colocamos en posición de un riquísimo 69. ¡¡Que delicia!!. Me estaba comiendo la polla de un muchacho brasileño de tan solo 27 años... Y mientras lo hacía, me preguntaba: ¿esto es real, o estoy soñando? ¿Como era posible que aquel muchacho tan hermoso y tan dulce se hubiese fijado en mi?.

Nuestra excitación iba en aumento, mientras chupábamos nuestras pollas respectivas, (la de él era enorme), y yo notaba cómo por el agujerito de su capullo, emergía ese líquido pre-seminal que me entusiasma...

Hubo un momento en el que ya no podíamos aguantar más. Pero es que también se nos había pasado el tiempo si apenas darnos cuenta. Así que Carlos, (así se llama), me propuso acabar.

Yo le pedí que eyaculase sobre mi cara; quería experimentar la sensación de aquella leche caliente y abundante sobre mi. Pero como el quería lo mismo, tuvimos que acabar por separado. Primero yo me tumbé en la cama boca arriba y el cruzó sus piernas sobre mi pecho, llenándome de leche toda la cara, mientras no paraba de gemir, y luego yo hice lo mismo. El se tumbó y yo me crucé sobre él. Yo no tengo una gran eyaculación, debido a la edad, pero está claro que este muchacho se vuelve loco conmigo.

No se que va a pasar, pues le estoy tomando mucho cariño. Quisiera seguir con estos encuentros esporádicos, pero el tiempo dirá que lo que tenga que decir. De momento, si vuelvo a estar con él, os haré partícipes de mi experiencia.

Saludos cordiales

Barrabas2005