El Calor del Verano

Mi afan por la jardineria al final merecio un premio. De como mi mujer y su amiga supieron valorar mi tarea.

El calor era insoportable aquella tarde de agosto pero me había comprometido con mi mujer a plantarle todas aquellas macetas en el jardín antes de que llegara su amiga Kuki y así me puse manos a la obra. Me puse unos pantalones cortos y una camiseta, cogi mis guantes y la azada y me dispuse a preparar el suelo de las jardineras. Poco a poco y conforme iba trabajando el terreno el sudor iba inundando mi cuerpo hasta el punto de llevar empapada totalmente la camiseta, aproveché que tenia la manguera de riego junto a las herramientas y me di un buen remojón así que definitivamente la el blanco de la prenda se convirtió en una transparencia tenue que dejaba adivinar mi abundante bello en el pecho, no es que este muy gordo pero si que estoy algo rellenito aunque sigo teniendo cierta masa muscular que disimula en parte mi exceso de peso. Ella llegó prácticamente a la hora que se preveía así que no me sorprendió de ningún modo que mientras estaba agachado mezclando la tierra de la jardinera se acercase por detrás y me acariciara la espalda lentamente hasta llegar a mi trasero y propinarme un sonoro cachete, ajajá fue como si hubiera tocado el timbre de la casa pues inmediatamente, Lisa, mi mujer, se asomó a la puerta e invitó a Kuki a entrar dentro de la casa, diciéndole que en el salón estarían mejor ya que teníamos el aire acondicionado puesto ya mí tan solo me dijo que terminara pronto para que les preparase unas copas. A mi memoria volvieron momentos en los que prepararles unas copas se había convertido en algo maravilloso y agradablemente pornográfico, la sola idea de que se volviera a repetir me puso como a un toro semental, pero me aficioné en terminar mi tarea para que Lisa y Kuki pudieran ver que tal había quedado la decoración floral de las jardineras.

Con la faena recién terminada, llame por la ventana a las chicas para que se asomaran y las dos contestaron al unísono que enseguida bajaban a verlo "in situ". Ambas coincidieron que habían quedado muy bonitas y que había hecho un gran trabajo. Lisa se me acercó y me dijo que estaba totalmente empapado de sudor y que me fuera a dar una ducha, a lo que Kuki se adelantó y le propuso que porque no me daban un premio por haberlo hecho tan bien. Una sonrisa de oreja a oreja apareció súbitamente en mi cara cuando vi como Kuki cogía la manguera y abría el agua para comenzar a mojarme sin que hubiera tenido tiempo de quitarme la camiseta. El chorro de agua salpicaba sobre mi cuerpo mojando tanto a Lisa como a ella misma. Lisa llevaba puesta una camisola blanca, de hilo, muy fresquita y en cuanto las primeras gotas cayeron sobre la prenda, se comenzaron a vislumbrar sus pechos bien formados y con sus pezones fantásticos, su piel blanca no es que sea muy espectacular con una prenda empapada encima pero esos rosetones de sus tetas me vuelven loco, al fin y al cabo es mi mujer y esta muy pero que muy bien a sus cuarentaytantos. Por su parte Kuki portaba una camiseta ajustada de color amarillo que contrastaba perfectamente con su piel morena y su pelo negro, sus pequeños pechos apuntaban hacia el exterior con malicia y simpatía y los pezoncitos ya estaban irguiéndose como intentando escapar de aquella cárcel húmeda de su camiseta.

Poco a poco aquello fue caldeándose y los tres empezamos a jugar con el cubo, la manguera y nuestras manos, al rato de estar jugando entre en el garaje y cogi un frasco de gel de ducha y me aplique algo de jabón sobre la cabeza y el torso, las dos comenzaron al mismo tiempo a enjabonarme y frotarme. Lisa fue esta vez la primera que dio el paso atrevido en la situación quitándose la camisola y acercándose a mi cuerpo hasta comenzar a utilizar sus pechos como si fuera una esponja, frotando mi espalda, mi pecho, consiguió que tuviera un erección tremenda que lógicamente no se podía disimular bajo aquellos escuetos pantalones cortos que además nada tenían debajo salvo mi cuerpo. Kuki fue quien se encargó de bajarme los pantalones hasta los tobillos, se dirigió a Lisa y le pregunto ¿puedo? A lo que Lisa abiertamente le contesto –todo tuyo-. Acto seguido Kuki estaba cogiendo mi miembro entre sus manos suavemente, sus dedos se deslizaban por mi entrepierna enjabonando mis partes y acariciando cada vez con mas fruición todo mi cuerpo. Lisa se abrazaba a mi espalda y seguía frotando sus pechos por detrás. Subían y bajaban alternativamente, aquello era como un sueño hecho realidad. Kuki se despojó de la camiseta amarilla y dejo al descubierto sus lindas tetitas que tenían ya los pezones durísimos, la minifalda que llevaba puesta estaba completamente empapada y dejaba traslucir un escueto tanga que además se veía al final de su espalda cada vez que se agachaba. Lisa tan solo llevaba un tanga de color negro, le encanta provocarme cuando estoy por casa, ambas se colocaron ahora delante de mi y se agacharon colocando sus caras a la altura de mi verga que comenzaron a lamer y chupar alternativamente. Tan pronto era Lisa la que tenia mi polla en la boca como que era Kuki la que lo hacia mientras mi mujer se metía mis testículos dentro. Aquello era sin lugar a dudas el mejor de los premios que me podían dar por haber plantado un par de macetas de pensamientos, jajá pensamientos los míos.............mi miembro estaba a punto de estallar y con un gemido profundo descargue todo mi semen sobre sus caras y pechos, fue algo increíble.

Lisa se levantó de su posición y me beso en la boca, Kuki hizo lo propio y acercó su cara a las nuestras y los tres comenzamos a juguetear con nuestras lenguas al mismo tiempo y esta vez fui yo quien tomó la iniciativa cogiendo de las manos a ambas y encaminándome hacia el interior de la casa, subimos al piso superior, nos secamos un poco y nos acomodamos en el salón. A pesar de la ducha, estábamos algo acalorados por lo que el contraste del calor de la calle que rondaba los 42 grados con los 23 del interior fue mas que suficiente como para provocar en Lisa y Kuki una erección de pezones considerable.

¿Frío? Pregunte con malicia a lo que Lisa contestó que no, que lo que estaba era cachonda, que yo había disfrutado pero que ella al menos no había gozado lo suficiente, que tenía el coño ardiendo y que tenia ganas de tener una buena polla dentro, Kuki se reía malévolamente mientras sus manos comenzaron a acariciar su cuerpo, pellizcaba ligeramente sus pezones y paseaba sus dedos por las cercanías de su clítoris. Lisa, caliente como una perra en celo se acerco a su amiga y empezó a lamerle y acariciarle a lo que Kuki respondió de la misma manera. Yo observaba y complacido comencé a tener otra erección considerable, me levante de mi sillón y me dirigí hacia ellas, coloque a Lisa con el culo en pompa en el sofá y a Kuki de la misma manera pero colocándola sobre la espalda de Lisa. En aquella postura, ambos coños se ofrecían ente mi perfectamente dispuestos y húmedos como estaban invitaban a una penetración hasta el fondo. Me arrodillé, los lamí, los chupé, mordisquee aquel par de maravillas y comencé a follarlas alternando un coño ahora, otro coño luego, otro coño ahora otro coño después. Sus manos acompañaban en la labor acariciándose a si mismas mientras no estaban llenas de mi dura verga y así llegamos los tres a un fantástico orgasmo que nos dejó bastante agotados, pusimos algo de música, unas copas bien fresquitas y nos relajamos.

Lisa le prestó algo de ropa seca a Kuki y ya en la puerta nos despedimos los tres dándonos un sensual beso juntos. Espero que mi mujer tenga pronto faenas para mí y que sea Kuki quien tenga que venir a verlas. A nadie le amarga un dulce.