El calor de un prostituto (Parte 9)

Mientras Yiriu se folla a sus primeros clientes y Aiden le ayuda a mejorar como puto, ocurre algo inesperado que cambiará los planes de Aiden

La polla de Yiriu rebotaba dando golpes rítmicos en su abdomen mientras cabalgaba al que era ya su cuarto cliente. Nada mal para su quinto día de trabajo. Se notaba que la noticia había volado, pues apostaría a que los cuatro clientes que ha tenido eran soldados. Este en particular, por sus rudos movimientos y diversas cicatrices y tatuajes estaba claro que lo era. El hombre se había tumbado completamente en la cama mientras Yiriu hacía su trabajo. Por la cara que estaba poniendo lo estaba disfrutando, aunque luego tendría que explicarle cómo mover mejor el culo y la cadera mientras cabalgaba. Llevaban así un rato, yo miraba desde el fondo desnudo. De los cuatro, este había sido el único que me dejó entrar para ver cómo follaban, seguramente porque era un cliente habitual que ya había follado un par de veces conmigo y quería probar algo nuevo, aunque me pidió que me desnudara. Mientras me perdía en mis pensamientos, ví como Yiriu aumentó la velocidad a la que le cabalgaba y, cuando por la expresión pensaba que el cliente se iba a correr, se recolocó, cogió a Yiriu en el aire dejándole boca abajo en la cama y empezó a follarle con tal fuerza que el sonido de las caderas chocando con el culo resonaba en toda la habitación.  El hombre puso la mano sobre la cabeza ladeada de Yiriu hundiéndosela en el colchón y con movimientos bruscos se corrió en su culo. Cuando parecía que iba a salir, siguió follándole un rato hasta que sacó la polla de golpe, se colocó delante de la cabeza de Yiriu y con un movimiento seco se la metió en la boca donde mientras se la follaba se corría una segunda vez. Se quedó un momento quieto aún con la polla metida hasta su garganta y salió despacio mirando con morbo a Yiriu.

  • ¿Qué eh? Qué le ha parecido al maestro? - me dijo el hombre mientras se vestía con tranquilidad.

  • Eso debería preguntarte yo a tí, desde aquí ha estado genial. Alguna cosilla que mejorar pero nada que no se arregle. - Le contesté mirando como Yiriu se relamía los restos de semen que le quedaban en  los labios.

  • Pues… yo le he pegado una follada del carajo.- me contestó orgulloso. - Ese cuerpito que tiene me volvió loco, pero tiene que tener cuidado con los dientes cuando le pego la follada de boca.

  • Ya… tengo que practicar más mamadas… -le respondió Yiriu.

  • Si quieres practicar avisa- le contestó guiñandole un ojo el hombre mientra se colocaba el camisón. - y si no, en la zona de las posadas bajas por la noche, muchos buscan mamadas rápidas por unas monedas.

-Gracias por venir, no dudes en repetir. - Le dije al hombre al ver que ya se dirigía a la salida.

  • Repetiré, sin duda. - Respondió dándome unos golpecitos en la cara al pasar a mi lado.

  • ¿Cómo te encuentras? - le dije a Yiriu mientras me vestía.

  • Pues podría con alguno más creo, aunque esto de cabalgar cansa mucho y me duele un poco la mandíbula de comersela.- me respondió tumbándose de lado.

  • Es normal, y dentro de un rato ya veras como te molesta el culo jaja. Tienes que ir con calma, para lo poco que llevas está genial que hayas conseguido cuatro clientes y con explicaciones mías de por medio.- le dije con sinceridad.

  • Gracias… Aunque….

Se escuchó mucho ruido fuera, era el posadero protestando, no se entendía bien pero parecía una buena bronca. Abrí la puerta al ver que el ruido se acercaba y me encontré con tres soldados armados de frente.

¿Eres Aiden, el prostituto que vino con los mercaderes de Roan? - Dijo el del centro con una voz brusca y seca.

  • Sí… -contesté, aunque intentaba mantener la calma, el pulso se me estaba acelerando nervios, no parecía que fueran amigables.

  • Por orden del Reino, al ser una persona joven y capaz, estás obligado a venir con nosotros para ayudar al ejército. - al ver que no respondía de la impresión continuó-  Se te pagará la mitad que a un soldado básico. La otra alternativa es la cárcel con trabajos forzados. Elige ya.

El tabernero estaba detrás gritándoles algo y Zeul intentaba llegar a mí pero los soldados se lo impedían. Yo había sido absorbido por sus palabras y era incapaz de procesar nada más.¿Por qué yo de entre todos los jóvenes de la ciudad? Si ni siquiera era de aquí. Y aún con  el shock, casi instintivamente empezaron a salirme las palabras de mi boca.

  • Voy con ustedes... ¿Tengo que ir ya?

  • Tienes que venir con nosotros, prepara una bolsa con tus cosas y nos vamos ya.- me dijo el soldado algo más calmado al escuchar mi respuesta.

Fui a mi habitación escoltados por los tres, al mirar atrás, Yiriu se había enrollado en una sábana y no se había movido de la impresión. Metí algo de ropa, dejé el dinero escondido donde sabía que Zeul lo encontraría y salí con los soldados. Uno me agarró del hombro, como para asegurarse que no me escapara. Al ir saliendo por la posada, escuché a Yuuoa gritando en la habitación de Yiriu. Solo escuchaba palabras sueltas, pero ya me quedaba claro lo que pasaba.

Intenté revolverme para escuchar mejor pero los soldados me sacaron con más fuerza. Intenté preguntar qué pasaba, pero solo me respondía un tenso silencio. Fuimos a un campamento militar que estaba montado justo a las afueras de la ciudad y me metieron en una tienda que estaba completamente vacía. Por suerte estaba acostumbrado a que hombres fornidos me traten con rudeza, así que ya no estaba especialmente nervioso o asustado y lo bueno es que había tenido tiempo para pensar, por los gritos de Yuuoa y por lo que me había contado Yiriu, estaba claro que esto era una venganza por meter a Yiriu en el mundo del sexo. A lo que le daba vueltas es a cómo escapar de esta situación y sin duda mi mejor carta era intentar persuadir a los soldados que me llevaban, sobretodo porque uno de ellos me miraba con una morbosa curiosidad de vez en cuando.

  • Bueno, por fín te tenemos para nosotros. - me dijo uno de ellos mientras me soltaban rompiendo el silencio, los miré de arriba a abajo, uno se tocaba el paquete mirándome con morbo.

  • No os corteis- les dije desvistiéndome.- Os dejo descargar a cambio de que me conteis un poco de qué va esto.

Uno de ellos reaccionó con algo de nervios, pero los otros por sus expresiones parecía que querían un buen polvo.

  • Nos pagaron por reclutarte, un elfo de esos estirados. ¿Con eso te basta? Poco más sabemos. - me respondió el que estaba nervioso confirmando mis sospechas. Parece que Yuuoa me quería lejos.

  • Os propongo un trato. - les conté acercándome a ellos con sensualidad con esperanzas de convencerles. - Os pego la follada de vuestra vida y me dejas seguir con mi vida.

  • De eso nada putito, pero sí se me ocurre algo.- me dijo mirando a sus compañeros en busca de confirmación. - Te reclutamos, pero te buscamos un lugar en nuestra caseta. Están poniendo en las casetas a los novatos con tres soldados regulares. Podemos intentar encajarte a la nuestra y te damos protección a cambio de un buen polvo de vez en cuando.

Se acercó y pasó su dedo por mi cuello bajándolo lentamente por mi torso. No era lo que esperaba, pero no tenía mucha más opciones.

-¿Qué decís hermanos? - dijo mirando a sus iguales que le respondieron con un gesto mientras se acercaban a mí. - Pero tiene que ser algo rápido ahora. Tenemos cosas que hacer.

Y nada más decirlo, me bajó los pantalones y me quitó la camiseta con fuerza. Parece que no tenía elección, no me gustaban las armas y mucho menos la idea de tener que pelear y dañar mi cuerpo. No me importaba ser su puto y menos viendo que ya los tres me miraban con morbo. Incluso me gustaría que llamaran a sus colegas del ejército y divertirme con ellos.

-Mira qué maravilla tenemos aquí, todo nuestro chicos- dijeron mirándome- Dicen que tu culo puede con todo.

El que tenía más cerca me puso a cuatro y con rudeza empezó a tocarme el ano.

  • Buf chicos, esto está hasta húmedo- dijo ensalivando su dedo e introduciéndolo lentamente.

Me puso la polla en el culo y empezó a rozarla y a jugar con mis glúteos, cuando la tenía totalmente empalmada empezó a metérmela. Aunque parecía que lo estaba haciendo a lo bruto, noté que estaba teniendo cuidado de ver que me entraba sin dolor. Al comprobar que entraba sin problema, empezó a emocionarse y a embestirme con fuerza. Sus compañeros se tocaban mirando, se notaba que era el que llevaba el liderazgo. Les iba a decir que podían acercarse para que me follaran la boca también, pero justo el que me estaba dando me agarró el culo con fuerza y noté como se corría en mi interior. Sacó su polla, me dio unas palmadas en el culo y se lo ofreció a sus amigos. Uno de ellos se abalanzó sobre mí y empezó a follarme sin contemplaciones. Me agarraba de los pezones mientras me penetraba con una polla que parecía gorda. El que ya me había follado se puso delante y me pasó su polla por la cara, se agachó y me susurró al oído.

  • Más vale que sea verdad que tienes buen culo, pues te va a follar medio ejército.- Me dijo con un tono profundo relamiéndose los labios. - Y tú tranquilo, que si todo sale bien, no tendrás que tocar un arma.

Me puso los huevos en la cara mientras el otro seguía follándome, bajó el ritmo y después de un momento sacó la polla y se terminó de correr en mi culo, alrededor del ano.  El último no se lo pensó tampoco, restregó su polla por mi culo lleno de semen y fue metiéndola poco a poco, aprovechando la lefa como lubricante. Parecía que era el que más grande la tenía de los tres.

  • Menos mal que te dejamos ese pollón de plato final. - volvió a susurrarme sin quitarme la polla de la cara, me estaba recordando a Eanol.

La metió entera, me abrió el culo con las manos para meterla todo lo que podía y empezó a follarme metiéndola profundamente, de vez en cuando me azotaba y de los tres era el que más gemía. De vez en cuando la metía hasta el fondo y se movía muy poco, como disfrutando de poder penetrarme entero, para luego seguir follándome con fuerza. Al poco rato se corrió entre jadeos en medio de un sonoro azote.

  • Listo- dijo el que tenía delante separándose al ver que sus compañeros empezaban a vestirse.- Vístete rápido que tienes la entrevista ahora.

Al vestirnos, los tres soldados me dejaron delante de otra tienda donde un oficial me registró tras hacerme un breve interrogatorio. Me dieron mantas, varios objetos útiles, algo de comida y diversas explicaciones de los horarios del campamento. El resto del día me pusieron a ayudar a cargar y descargar materiales, se notaba que habían puesto a los novatos a ayudar con tareas menores pues todas las personas que estaban allí no tenían pinta de soldados. Continuamos así hasta la noche donde me llevaron a mi tienda para dormir. Al entrar pude ver a los tres soldados con los que follé desnudos ya acostados. Uno me miró, me hizo un gesto como para que no hiciera ruido y otro para que me acercara. Se sacó la polla que tenía ya empalmada, parecía que le había pillado masturbándose. Me indicó para que le hiciera una mamada, así que pasé con cuidado entre los otros dos soldados que dormían desnudos y me metí la polla del otro en la boca. Sabía bastante a semen, parecía que llevaba un rato tocándose, así que aproveché para comerle bien el cabezón y empezar a comérsela con suavidad evitando hacer ruido. Él me agarró del pelo, guiándome para que se la comiera entera y al rato, sin previo aviso, se corrió en mi boca. No fue una corrida muy abundante, pero sí bastante salada. Me acarició la cabeza y me hizo un gesto para que me fuera a dormir en silencio. En lo que iba a mi cama, vi como se dormía, imagino que del cansancio que tenía. Yo, con cuidado para no despertarles intenté dormir, pero no podía dejar de darle vueltas a muchas cosas. Estaba preocupado por Yiriu y Zeul. ¿Sabrían dónde estaría? ¿Intentarían sacarme de aquí? ¿Tendré que luchar en la guerra? La verdad que prefiero satisfacer a los soldados que tengan ganas de una follada, que tener que luchar. Espero que estos hombres cumplan su palabra y en vez de entrenar, me pongan como un puto del ejército que deje a sus soldados relajados después de un duro día de entrenamiento.