El calor de un prostituto (Parte 5)

En el segundo día de viaje, mientras le follan, Aiden descubre el morbo de Zeul

El morbo de Zeul (5ª Parte)

Me desperté y aún acostado, podía ver como el sol estaba ya en lo alto. Zeul estaba hurgando en unas bolsas.

  • ¿Quieres algo de comer? - me dijo al ver que me había despertado ofreciéndome un cuenco con cereales y unas frutas.

  • Gracias- le respondí incorporándome y aceptando la comida.

  • Anoche te tocó trabajar bastante por lo que escuché- me dijo sin rodeos

  • Sí, folle con 3… digo con 4- me corregí rápidamente mientras bostezaba. - Perdona si te despertamos o algo.

  • No pasa nada, es tu trabajo, lo que… ¿Cómo tienes tanto aguante? Porque además, imagino que algunos son un poco brutos.- Me dijo mirándome con preocupación.

  • Jajajaja digamos que viene de familia, simplemente puedo tener sexo las veces que sea cuando sea que nunca me sacio.

  • ¿Nunca? - me preguntó con incredulidad.

  • Nunca- le respondí con confianza. - Así que si te apetece… ya sabes.

  • Genial, pero a mi me cuesta no sé… ya hablaremos.- Me contestó dando por acabada la conversación al ver que alguien le llamaba de las carretas delanteras.

Me acabé la comida y, como seguía algo cansado, me volví a dormir.

  • Ey ey, hora de trabajar, ¿no crees?

Me desperté sobresaltado. Cuando me di cuenta de que pasaba, estaba Roan sentado al lado mirándome fijamente. Estaba anocheciendo ya y parece que habían parado para comer y descansar hasta mañana.

  • Lo siento, no he dormido bien - Le contesté a Roan incorporándome.

  • Tranquilo, es normal para los nuevos los primeros días, ya te acostumbraras.- Se acercó y me acarició la cara con suavidad. - Yo si que tengo que disculparme por no haber dado contigo anoche ni explicarte todo bien, pero tenía que acabar algunas cosas. Si quieres ahora tengo tiempo y te pongo al día. ¿Se te da bien hacer mamadas mientras escuchas? - Me dijo mientras bajaba su mano por mi torso.

Le ayudé a bajarse los pantalones y me agaché a comérsela, su polla era tan suave y cálida como recordaba, se la comía con suavidad disfrutando cada centímetro mientras notaba en mi boca como se empalmaba con fuerza. Él seguía acariciándome el torso, pasando lentamente por alrededor de mis pezones.

  • Pues te explico, resumiendo, estamos yendo a la capital de esta región. Parece que va a estallar una guerra contra los orcos y donde hay guerra, siempre hay negocio.

Su mano había empezado a deslizarse por mi polla, que masajeaba con una morbosa tranquilidad. Yo se la comía a garganta profunda ahora que la tenía completamente dura y al nombrar a los orcos, no pude evitar recordar aquella polla enorme…

  • No sé si habéis tenido tiempo de hablar- continuó mientras me tocaba los huevos, pero te puse con Zeul porque, de todos, creo que es el que más tranquilo te va a dejar. No es que no le guste follar, más bien,... le gusta mirar.

Noté como señalaba un punto y, sin sacarme su pene de la boca pude ver como al fondo, medio escondido, estaba Zeul mirando.

  • Pero bueno, ahora vamos a centrarnos en lo nuestro.- Dijo con energíaquitándose la camisa para luego quitármela a mí.

Se tumbó y cogíéndome con fuerza me llevó encima de él, nos colocamos en posición de 69 y empezamos a comernos las pollas mutuamente. Me comía la cabeza succionando con fuerza, a lo que respondí copiándole y bajando lentamente hasta tragármela entera. A él parecía que le costaba metérsela del todo, así que empezó a comérmela con movimiento enérgicos. Aunque él estaba abajo, empezó  a follarme la boca, moviendo las caderas con fuerza. Con las manos me agarró el culo con ahínco, todo su cuerpo se tensó y sin avisar se corrió dentro de mi boca tan abundantemente que por un momento pensé que me iba a ahogar, pero con un poco de esfuerzo y concentración pude tragarla, y al hacerlo, me hizo un gesto para que me quitara de encima.

  • Me tienes hechizado- me dijo en medio de un suspiro de alivio- Acabo de descargar todo el estres jajaja - Me acarició la cara una vez más, se vistió y se marchó.

Aún desnudo, aproveché para ordenar mi ropa y a separar lo que estaba sucio. Al rato empecé a escuchar unas voces fuera de la carreta. No podía distinguir bien lo que decían, pero entre la mezcla de voces y por el acento, me parecía escuchar la voz del mercenario de anoche. Al momento, mientras aún seguí organizando mis cosas, noté como entraban en la carreta y efectivamente era él e iba acompañado de lo que parecía ser otro mercenario, un hombre algo más mayor que nosotros, ambos con cicatrices pero con cuerpos fuertes.

  • ¿Qué te parece? Míralo, desnudo y todo para nosotros - Dijo el más joven al mayor mirándome.

  • No está mal Ean, pero me da cosa follar con el chico así sin más, sin conocerle. - Le replicó el mayor.

  • Venga hombre, sé que en tu pueblo sois unos cortados y el sexo es como algo raro ¡Pero para la gente normal es como comer! - Dijo Ean, el joven, tratando de convencerle- y si nó mira, yo soy Ean.- Me dijo mirádome sonriendo.- Mercenario a cargo de la defensa de estos mercaderes, y este es Oriul, que trabaja en lo mismo. Y tú eres… esto...

  • Aiden - le respondí rápido ayudándole.

-Pues ya está, presentaciones hechas- y nada más decirlo, Ean se acercó a mí mientras se quitaba la armadura de cuero.

Al alcanzarme se puso detrás mío y empezó a jugar con sus dedos en mi ano mientras me besaba el cuello.

  • Tranquilo, ya verás que ahora se anima- Me susurró Ean en el odio.

Me agaché un momento, se la embadurné bien de saliva, me coloqué de espaldas a él, Incliné el culo, cogí la delgada y curva polla de Ean y me la fui metiendo poco a poco. De lo cachondo que me había puesto Roan antes tenía el ano dilatado así que fue entrando sin problemas. Cuando Ean notó que me había entrado entera empezó a embestirme sin contemplaciones, menos mal que mi culo era resistente porque a cualquier otro le habría hecho un destrozo. Oriul Empezó a acercarse mientras se desnudaba con torpeza y, mientras Ean seguía follándome con fuerza, Oriul se bajó los pantalones, apareciendo una polla gordilla y larga sin llegar a ser grande. Se acercó, se notaba que no se sentía del todo seguro, aunque estaba prácticamente empalmado, seguía al lado mío mirando como Ean me follaba sonoramente. Le agarré la polla con la mano para masturbarle y que así se fuera acercando. Cuando estaba lo suficientemente cerca se la comí lo mejor que pude. Noté como su polla se terminaba de empalmar mientras se la mamaba y al momento, me agarró la cabeza y empezó a follarme la boca. Parece que había conseguido ponerle a tope. La sensación de que me estuvieran follando los dos a la vez me estaba poniendo tan cachondo que en cualquier momento me iba a correr. En una de las embestidas de Ean, parece que no calculó bien y se le salió la polla de golpe, a lo que Oriul reaccionó apartándole de mi culo y cogiéndolo para él. Me colocó la polla pero no acertaba, así que con una mano le ayude para que me la metiera y empezó a moverse con rapidez pero no tan brusco como Ean. El cual, se me puso delante, puso nuestras pollas juntas y empezó a masturbarlas a la vez mientras con la mano en mi nuca me obligaba a comerle su pezón.

  • Ahí voy, ahí voy - gritó Oriul entre gemidos.

Y al momento, noté como su gruesa polla se hinchaba y expulsaba toda su lefa. Siguió moviéndose un poco más hasta que Ean le hizo un gesto para que le dejara, me metió la polla sin mirar con una precisión que me impresionó y empezó a moverse. No tardó más que un par de estampidas en correrse él también.

  • Ves que tenía razón - dijo Ean mirándose su polla al sacarla de mi culo.

  • Nada mal, ya vendré a repetir- le contestó Oriul mientras empezaba a vestirse.- Vamos a cenar, ¿nos acompañas?

  • Vale sí, me visto y voy con ustedes- les respondí dubitativo.

Entre las carretas y el río que pasaba por al lado, se reunían los mercaderes alrededor de varias hogueras para comer y descansar. Nos sentamos en una de ellas donde ya habían otros dos mercenarios comiendo y Ean y Oriul se sirvieron del caldero una especie de estofado que desprendía un aroma a pimentón y ajo. Yo prefería no comer aún, pues imaginaba que me quedaba trabajo y no es agradable follar recién comido. Así que me levanté y di una vuelta buscando miradas entre la gente. No tardé en ver a Eanol, el cual se me hizo un gesto con la mirada para que le siguiera detrás de unos arbustos. Allí, al llegar ya se estaba bajando los pantalones.

  • ¿Qué tal está mi juguetito? Espero que lo hayas disfrutado anoche - me dijo mientras se tocaba la polla como para que se la mamara.

No me gustaba mucho que me llamaran por motes así, pero entendía que era parte del juego. Empecé a mamarle su pequeño pero gordo pene, jugaba con él dentro de mi boca recordando los movimientos con los que ayer le había hecho gemir.

  • Uy, acaban de follarte ese culito, ¿no? - me preguntó al toquetearme.- ¿Quién fue?

  • Sí, los mercenarios… esto… Ean y Oriul o algo así. - le respondí sosteniendo su polla a escasos centímetros de mis labios.

  • Pues pensaba acabar con esa rica mamada que me estás haciendo, pero cambio de planes.

Me giró, le puse el culo y, tras tantear con los dedos lo dilatado que estaba me metió la polla. Se movía con bastante sutileza para todo el cuerpo que tenía. Me agarró con una mano por la cintura y la otra la llevo a mis labios donde empezó a jugar con ellos frotándolos con una intensa suavidad. Sin cambiar el ritmo, empezó a respirar con fuerza y la mano de la cintura pasó a agarrar mi nalga. Al rato, sacó su polla, me giró poniéndome de rodillas y tocándose con fuerza se corrió en toda mi cara. Su corrida, aunque no fue mucha cantidad si que le dio para mancharme toda la cara. Saqué un trapo que siempre llevaba para casos como este y me limpié lo mayor en lo que él se iba y luego aproveché para limpiarme en el río. Cuando regresé a las hogueras la mayoría se habían ido, solo quedaba lo que parecía ser el cocinero recogiendo, un par de personas que no conocía y Zeul.

  • Hola Zeul, ¿puedo acompañarte? - le dije al ver que se estaba sirviendo comida.

  • Claro, sírvete tú también.- Me dijo ofreciéndome el cucharón y señalando a los cuencos.

Me quedé pensando en lo que me había dicho Roan de él, me parecía curioso que le gustase mirar sin hacer nada. Pero no sabía como sacarle el tema, así que mejor lo dejaba para otro momento y así poder disfrutar del estofado.

  • Por cierto, le dije al ver lo tarde que era, ¿Qué haces cenando tan tarde?

  • Mmm - se puso algo nervioso, parece que le costaba decirme lo que ya sabía. Me parecía raro con lo directo que había sido por la mañana.- Pues aproveché para limpiar un par de cosas.

  • Ah vale vale, solo era curiosidad, la mayoría están ya durmiendo desde hace rato.

  • Sí, y debería descansar ya. ¿Vamos a la carreta?- Me preguntó al ver que había acabado de comer.

Al llegar a la carreta vimos que estaba Leo allí apoyado.

  • Por fín, por fín, venga una rapidita y para la cama- Dijo eufórico, se notaba que estaba borracho.

Se acercó a mí, se arrodilló, me bajó los pantalones y sin pensárselo dos veces empezó a mamarme la polla. Zeul, se había alejado un poco pero miraba fijamente.

  • ¡Zeul! ¡Zeul! ¡Amigo! - dijo mirándole- puedes mirar, me encanta que mires…. nunca te lo he dicho, pero mira, mira.- Se volvió a meter mi polla en la boca y empezó a mamar con rapidez.

Mientras me la comía, empezó a masturbar su polla. No era una maravilla pero no la comía mal aunque llevaba un ritmo bastante irregular, imagino que por la borrachera. Zeul, aunque le había avergonzado que Leo le gritara así, se había acercado un poco y se tocaba mientras miraba. Le guiñe el ojo para darle confianza. Leo, seguía comiéndomela entera, e iba a empezar a follarle la boca cuando ví como se corría entre mis piernas. Se levantó, y se quedó mirando su corrida en el suelo, que a la luz de las lámparas de la carreta parecía brillar en medio de la tierra.

  • El puto amo, ¡El puto amo! - me dijo dándome golpecitos en el hombro aún con la polla al aire. Se subió los pantalones con dificultad y diciendo algo para sí mismo se marchó.

Zeul y yo nos miramos y se nos escapó una sonrisa por la situación. pensando en las posibilidades que podía dar que Zeul me ayudara dándome consejos para follar mejor con mis clientes, pues si estaba en lo cierto, sabría muchísimo de los gustos de los demás al haberles estado mirando a escondidas.

Entramos en la carreta y Zeul se desnudó para ponerse ropa cómoda para dormir. La luz que se filtraba por la tela de la carreta resaltaba la musculatura dándole un tono anaranjado. Tenía unas nalgas perfectamente redondas y tan apetitosas que contrastaba con su delgado cuerpo. Era tan morboso que se me empezó a empalmar de nuevo. Quería follar con él y soltar todo el semen que llevaba acumulado, así que me acerqué.

  • Zeul, ¿puedo? - acerqué la mano a su culo para que entendiera lo que quería.

  • No, no.- dijo sorprendido y algo nervioso mientras se apartaba de mí.

  • Perdona, no quería asustarte.- Esta es de las pocas veces que recuerdo que alguien me dice que no.

  • No es culpa tuya, es que disfruto mucho más mirando que con cualquier otra cosa.- Me dijo algo más tranquilo.

  • Pues por mi puedes mirar todo lo que quieras, no tengo problemas.

-¿Enserio?- me dijo emocionado.

Mi respuesta fue empezar a masturbarme delante suya. Me senté, y me toqué mientras con la otra mano me frotaba mis huevos. Él, de pie aún desnudo, empezó a tocarse mirándome fijamente. La situación me daba más morbo de lo que pensaba así que empecé a aumentar la velocidad, haciendo algo más de fuerza cuando pasaba por la cabeza de mi polla y al momento empecé a correrme. Mi generosa lefada contenida de las últimas folladas acabó sobre mis abdominales y, cuando me dí cuenta, Zeul se corrió también entre jadeos llenándome de semen desde la cara hasta mi polla. Parecía que no era el único que se había contenido. Me quedé mirando las dos corridas mezcladas en mis abdominales anaranjadas por la luz. Voy a tener que ir al río a limpiarme y no tenía muchas ganas la verdad, pero de lo que estaba seguro es que si había imaginado que este viaje iba a ser de todo menos aburrido, ahora con la confianza de Zeul, mucho menos.

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Continuará...

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