El calor de un prostituto (parte 25) Semen y Baños

Aiden estaba lleno de semen de los pies a la cabeza y uno de los chicos más hermosos que había visto le acompaña a los baños.

(

Este fragmento es la continuación de una historia mayor; nuestro protagonista acaba de terminar de follar en una gran orgía. Te recomiendo leer al menos el fragmento anterior para que te ubiques y todo tenga un mayor sentido

)

______________

Zajard me miraba entre sorprendida y maravillada ante mi insaciable libido. A mi alrededor se acumulaban tantos chicos desnudos y exhaustos que no era capaz de contarlos y cada uno de ellos me había follado y había dejado su semen en mí.

  • Siempre he sido así; creo que es familiar- le contesté entre orgulloso y preocupado; ya que me incomodaban ese tipo de preguntas.

  • ¿Cuánto quieres?- dijo Zajard directa y confiada.

  • ¿Qué?- Le contesté, intentando sentarme bien para mirarle; pero estaba tan pegajoso que me costaba, por lo lleno de semen que estaba..

  • Puedo pagarte al día lo que imagino que ganas al mes; te puedo dar acceso a los chicos y cuerpos que más te gusten, cuantas veces quieras. Me gustaría tener tus servicios - comentó Zajard muy seria. Se notaba que estaba negociando, ofreciendo todas sus cartas.

En otra situación, no tendría que pedírmelo; por los medios que dispone esta mujer podría, obligarme a trabajar para ella. Pero ya habíamos hablado esto con los líderes de Oxol y, como estábamos bajo su protección, sabía que no se atrevería a empezar una guerra contra ellos.

  • Si me has investigado, sabes que me ha hecho muchas ofertas y que lo que más valoro es no depender de nadie; así que me temo que tengo que rechazar tu oferta- le respondí lo más cortés y educadamente que pude.

  • Tiene que haber algo que quieras, tengo acceso a cualquier cosa que desees. Piénsalo si se te ocurre algo, por locura que pueda parecer, estaré dispuesta a negociar- me respondió con tranquilidad para mi sorpresa.

Se levantó y salió de la sala seguida por los cinco chicos desnudos más hermosos de la habitación; quienes no se habían separado de ella en toda la orgía. Pero, antes de irse, le susurró algo a uno de ellos y éste inclinó la cabeza y se quedó rezagado mientras los demás se iban. Cuando Zajard desapareció, el chico al que le había susurrado se acercó. Era elegante, alto, mestizo, de piel morena, con un cuerpo perfectamente equilibrado y trabajado.

Tenía una cara preciosa en la que destacaban unos ojos que me dejaron hipnotizados. ¿Eran verdes, plateados, esmeraldas con grises? No supe distinguir de qué color eran exactamente; pero me tenían cautivado. Además, llevaba un pequeño arete en la oreja izquierda que completaba el conjunto, dándole un toque de pillo. Todo esto coronado con un corte de pelo muy cuidado; algo raro de ver. Y, entre sus musculosas piernas, mostraba con orgullo su polla ahora flácida. Sus huevos colgaban ligeramente, haciendo hermoso el conjunto.

El chico se acercó hasta quedarse enfrente de mi. Mi polla estaba totalmente empalmada de nuevo y la del chico también empezó a crecer.

  • Mi señora me ordenó que te limpiáramos- comentó con un acento un tanto extraño que no supe reconocer.

Y nada más decirlo, se acercó y me besó con una delicada intensidad que no había experimentado nunca. No podía quitar la mirada de su hermosura. Nuestros labios entraron en frenesí, catando la dulzura y la experimentada habilidad que se notaba que teníamos ambos, hasta que empezó a descender por mi cuello, lamiendo el semen que se iba encontrando en su camino. ¿Se refería que me iba a limpiar con la lengua? Y, como si me hubieran leído la mente, los chicos, que hasta ahora estaban sentados, empezaron a levantarse y a besar y lamer mi cuerpo por todas partes. Se me volvió a empalmar y los chicos miraban mi empalme sorprendidos. Podía ver en sus miradas que se preguntaba cómo podía seguir con ganas.

El chico del arete tiró de mí para que me pusiera de pie y fue bajando por mi torso, deteniéndose en mis abdominales; que era donde más semen había acumulado. Siguió bajando y me miró con aquellos ojos, que me tenían hechizado. Pasó con delicadeza la lengua por cada rincón de mi erecta polla, dejándola impecable por cada lugar que pasaba. Los otros chicos ayudaban lamiéndome la espalda, cuello, piernas, pectorales, culo… Cada parte de mi cuerpo estaba quedando limpia, a la vez que experimentaba una sensación de placer nueva para mí. El mestizo pasó por mis huevos, ayudándose con la mano, para culminar con su trabajo; mientras, los demás retocaban lo que faltaba. Al final, había quedado limpio, sí; pero lleno de la saliva de innumerables chicos.

Todos se separaron con un gesto del mestizo y se alejaron ligeramente para apreciar si había quedado limpio.

  • Acompáñanos a los baños- comentó con su extraño acento.

  • ¿Y Koriok?- Respondí rápido, al ver que empezaba a avanzar.

  • Tranquilo. Se ha quedado dormido acariciando a los pasivos.

Le busqué con la mirada y, efectivamente, dormía desnudo a pierna suelta; rodeado de chicos de aspecto pasivo que o le acariciaban o también habían caído ante el cansancio.

  • ¿Cómo te llamas?- Le dije, siguiéndole.

  • Zario.

No me había fijado hasta ahora; pero, para colmo, tenía también muy buen culo y me dio la impresión de que le habían dado uso hace poco.

  • ¿Quieres probarlo?- Me dijo al ver que no les quitaba ojo a sus nalgas. Era más perspicaz de lo que parecía.

  • Tranquilo, es que me dio la impresión de que te follaron hace poco porque en la orgía no participaste ¿no?- Comenté intentando sacarle información.

  • Exacto, pertenezco al grupo exclusivo de Zajard. Solo follamos con ella o con personas… “especiales”- comentó con cuidado; mientras se llevaba las manos a las nalgas, abriéndoselas para mostrar su dilatado ano.

  • Qué morbo, lo tienes bien dilatado ¿eh?– Respondí, dándome cuenta de que los otros chicos de la sala nos miraban muy atentos también.

  • Sí, me follaron entre varios de una manera bastante… salvaje. Pero ojalá tuviera tu culo. Nunca he visto a nadie que aguantara que tantas pollas le follaran. Además… si estás acostumbrado a follar con el orco ese… también es normal- dijo, mirando la enorme polla de Koriok.

  • Ya, bueno. La práctica hace al maestro- respondí sin saber si podría preguntar más.

-Y tanto, pero… mira que yo tengo práctica, he follado desde que tengo memoria- mencionó mientras el chico recordaba.- Mi culo ha probado todo tipo de pollas y folladas… Pero tu aguante no es… no sé…

  • Los orcos dicen que he sido bendecido- le contesté pensando si Zajard le habría pedido que me sacara información.- Y me he tenido que ganar la vida poniendo mi culo o polla. Como tú, imagino.

-Sí- respondió pensativo.- Y se me ha dado bien, tanto que estoy en el grupo privilegiado de Zajard.

  • También porque eres muy guapo y tienes un cuerpo hermoso- le dije sin pensarlo mucho.- No eres de aquí ¿no?

  • Nací en una ciudad del este, mi madre era puta y desde que pude le ayudaba con algunos clientes y el jefe enseguida puso en venta mi culo, cuerpo y polla. Le di bastante dinero y placer hasta que el jefe me vendió y fui pasando por varios hasta acabar aquí.– Respondió. No se notaba tristeza ni rabia en sus palabras; incluso, juraría que estaba orgulloso.

Era una historia bastante común; también sabía que muchos nobles tenían oteadores que se pasaban por los barrios bajos o aldeas y ofrecían una enorme cantidad de dinero a las familias por sus hijos más hermosos, que ya estaban en edad para follar, para llevarlos a sus harenes, burdeles o simplemente exhibirlos en sus fiestas. Hasta Erio me contó que había una pequeña ciudad de hombres muy hermosos; en ese lugar tenían la tradición de emparejar a los hombres y mujeres más guapas, para luego vender a sus hijos o hacerles trabajar en burdeles. Me recorrió un escalofrío solo de imaginar la situación. Aunque se decía que para esta gente el sexo era una religión. Tenían tal dedicación y consagración que, desde jóvenes, se les enseñaban los secretos y entresijos del sexo y del arte de amar.

Zario se paró ante una puerta y me dio el paso. Habíamos caminado por pasillos perfectamente limpios y decorados hasta llegar allí. Era un portal con un acabado semicircular; donde, en vez de una puerta, había una tela translúcida. Zario la apartó y pasé al interior. Allí, había varias piscinas, de diferentes tamaños y formas y, al fondo, el agua caía en pequeñas cascadas; como si se tratara de duchas. Olía a flores y perfumes frutales. Algunos chicos se limpiaban, hablaban o, simplemente, reposaban en el agua completamente desnudos.

Zario pasó tras de mí y me guió a una piscina no muy grande que estaba algo más apartada. El fondo y las paredes estaban decoradas con mosaicos con motivos eróticos, en los que predominaban los colores azules. Entré con cuidado y me apoyé en el borde; que era de algún material pulido, hasta el punto de tener el brillo y suavidad de la seda. Al entrar, el agua cálida me reconfortó; así que, con ansias de experimentar esa sensación en todo mi cuerpo, me sumergí hasta las orejas, provocando salpicaduras de agua que saltaban por todos lados, ondulando la líquida superficie como si quisiera lamerme.  Estaba a la temperatura perfecta, era relajante y los olores despejaban la mente. Relajé completamente el cuerpo, esperando poder quedarme allí un buen rato.

Zario desapareció y, al rato, volvió con unas esponjas y diferentes líquidos y cremas. Se sumergió con elegancia en el agua y, cogiendo la esponja, empezó a restregarme el cuerpo. Parecía que no tendría que salir del agua; pues, aún estando sumergido, la esponja soltaba algún tipo de jabón al frotarla contra mi cuerpo. Me puse cachondo; pero estaba tan relajado que lo único que se movió fue mi pene empalmándose.

Al fondo, habían entrado varios chicos rompiendo la paz del momento; pues iban contando en voz alta las folladas que acababan de tener con sus clientes. Dos de ellos se miraban con morbo y, una vez en el agua, empezaron a besarse y entrelazar sus cuerpos. Los otros seguían a lo suyo, mirando con normalidad cómo follaban sus compañeros.

Zario siguió con su trabajo; limpiando con delicadeza cada parte de mi cuerpo, hasta que terminó con la parte delantera y me giré para que siguiera. Tenía unas ganas inmensas de que me follara o de follarle; pero, el relax del baño me podía. Así que, simplemente, me centré en disfrutar cómo limpiaba mi cuerpo. Una limpieza que, para mi sorpresa, se convirtió en masaje. El chico tenía una increíble habilidad con las manos. Tanta, que me dejé dormir.

_________________

Continuará...

Como siempre, acepto críticas, anímate a comentar aquí o en mi twitter que te ha parecido o qué mejorarías!