El calor de un prostituto (parte 22)

Buscando información un herrero pega una follada a Aiden.

Llegamos por la tarde al Cruce. Las luces del atardecer se entremezclaban con las tonalidades cálidas de antorchas y lámparas; dándole un aspecto místico a la ciudad. Cosa que se incrementaba ya que Tori nos dejó en una de las vías principales;, las cuales eran tan amplias que cabía hasta diez carros en una de ellas sin problema. A los lados, una tras de otra, se acumulaban los comercios con todo tipo de productos y, entre los espacios, comenzaban las calles que se adentraban en las entrañas de la intrincada ciudad. Mientras más la penetrabas, más turbulentos se volvían los negocios y más estrechos los caminos. Por suerte, la zona este era de las más seguras ya que era donde se concentraban las herrerías. Los soldados y aventureros las frecuentaban por lo que los maleantes tendían a alejarse.

Fuimos preguntando por Kirool en los comercios; pero la mayoría o no sabía bien o estaban tan atareados que nos atendían de mala manera. Solo después de indicaciones extrañas y mucho preguntar, dimos con una diminuta herrería especializada en espadas.

  • Bienvenidos al Acero Incorrupto ¿Qué tipo de espada buscáis?- Nos dijo un hombre, que por la descripción parecía ser Kirool. Su musculatura destacaba en los brazos que, aunque tenía una espalda ancha, parecían algo desproporcionados de lo fuertes que los tenía; seguramente de trabajar el metal. Su piel estaba tostada y manchada por el calor de la forja. Daba la sensación de que era más joven de lo que aparentaba.

  • Venimos de parte de Jérico, buscamos a Kirool- dije adelantándome. Koriok miraba con curiosidad las armas; mientras que Erio no le quitaba ojo a los trabajados brazos de Kirool.

  • ¡Ah! Entonces buscáis otro tipo de espadas- dijo con un tono burlón, mientras se fijaba con excesivo interés en el cuerpo desnudo de Erio.- Si venís de su parte, sois más que bien recibidos. ¿En qué os puedo ayudar?

  • Pues buscamos dónde quedarnos durante una temporada- contesté rápidamente.

  • Sin problema, os puedo conseguir un hueco en la posada de La Lagartija;, es de las más seguras de la zona- respondió pensativo.

  • Y un lugar donde trabajar:, yo y Erio somos putos- le comenté señalando a Erio que se ruborizó al oír “putos”.

  • Entiendo, entiendo. Hay un par de locales que están vacíos, un par de favores y pagos y podríais trabajar allí sin problema. Y lo primero es mirar la seguridad… no sé si tenéis algo pensado- preguntó mirando a Koriok con detenimiento.

  • Nos recomendaron contratar a Oxol- respondí.

  • Buena elección. Y ahora, siento las prisas pero tengo bastante trabajo atrasado. ¿Quién se ofrece? - Nos preguntó, mirándome con lujuria a mí y a Erio mientras se relamía.

  • ¿Qué?- Dijo Erio.

  • Pensé que sabíais que en esta ciudad todo se paga, incluida la información. Como venís de parte de Jérico, lo único que os pediré es un polvo ahora que tengo ganas y así me relajo que he tenido mucho trabajo.

  • Yo puedo, sin problemas- Contesté comenzando a quitarme la ropa con sutilidad; mientras Erio me miraba extrañado, como si le hubiera quitado lo que era suyo.

  • Perfecto, los otros dos id a la sede de Oxol antes de que caiga la noche. No os recomiendo andar por aquí desprotegidos.

Koriok dudó pero, al ver que le asentía, entendió la situación y salió con Erio a la sede. Yo me terminé de desnudar dejando la ropa en el suelo a un lado.

  • ¿Entonces? - Le comenté acercándome con sensualidad.

El herrero se quitó el delantal de cuero que llevaba, dejando al descubierto su ancho torso y, tirando de un hilo, dejó caer sus pantalones quedándose también totalmente desnudo, mostrando una polla aún sin empalmar del todo; pero, que se podía intuir, era más gorda que grande.

  • Si vienes recomendado por Jérico, tu culo debe ser de lo mejor- comentó acariciándolo, mientras nos contemplábamos en nuestra desnudez.

No le contesté, simplemente me dí la vuelta y me incliné ligeramente, dejándole mi culo preparado. Él se emocionó, me agarró de la cintura con fuerza y, empujándome contra el mostrador lleno de espadas, empujó su polla en mi interior. Ésta era más grande de lo que esperaba;, pero, aun así, entró sin dificultad. Con suavidad fui sintiendo como cada centímetro se introducía, llenándome, hasta que, con un empujón final, me la metió por completo. Acercó su cara a mi cuello uniendo

nuestros cuerpos. El suyo se notaba áspero y cálido. Acercó sus labios a mi cuello y lo besó con fuerza;, tanta, que seguro que me quedaría marca. A la vez, empezó a follarme.

  • Espero que no te importe, pero me gusta besar y lamer- dijo mientras pasaba su lengua por mi cuello.

Sin dejar de besar mi cuerpo, poco a poco, fue subiendo la intensidad de la follada hasta que los estampidos resonaban en cada espada. Al rato, me agarró bien de la cintura, con fuerza, e inclinándose ligeramente hacia atrás, me levantó en el aire para apoyarme en el mostrador; sobre el cual me siguió follando. Del movimiento, algunas monedas y objetos cayeron al suelo; pero parecía que no le preocupaba pues su respiración acelerada y la intensidad de la follada indicaban que lo estaba disfrutando con frenesí. Pensé que no lo iba a disfrutar tanto; ya que me cogió algo desprevenido;, pero, su polla en mi interior solo generaba placer; no paraban de venirme pequeños orgasmos; quizás ampliados por el morbo de que me estuviera follando en el mostrador, en medio de la tienda con la puerta abierta, bajo el eco de sus estampidas en los metales.

No había tenido tiempo de verle bien el miembro empalmado;, pero diría que era sobre todo gorda. Por un espejo pude ver cómo dos chicos miraban desde la entrada, curiosos, la escena. Me encontré con la mirada de Kirool, el cual ya jadeaba de la intensidad que ponía. Parecía que no le faltaba mucho. Sacó la polla de mi interior, me subió al mostrador boca arriba, abrió mis piernas y, después de guiñar el ojo a los chicos de la entrada, volvió a penetrarme igual, si no más fuerte que antes. La nueva postura me encantaba, hizo que se intensificara la sensación de orgasmo por lo que no podía evitar gemir exponiendo mi placer a sus oidos. El hombre me agarró de las piernas con fuerza levantándolas ligeramente para poder follarme con mayor profundidad; lo que hizo que, en medio de sus intensas penetraciones, yo estallara con una profunda corrida que me manchó todo el cuerpo.

Él se quedó extrañado y fue a bajar el ritmo, pero le hice un gesto para que siguiera follándome ya que en seguida sentí que volvía la sensación de orgasmo. Pero no duró mucho ya que el hombre había llegado a su límite y, entre ruidosos jadeos, clavó su polla a fondo en mi culo y noté como se corría en mi interior. De lo gorda que era noté como se hinchaba y contraía expulsando una cálida y abundante lefa en mi interior. Se agachó, acercándose a mi oído.

  • ¿Quieres hacer clientes?- me susurró.

Al principio no le entendí;, pero, al ver que se apartaba y dejaba mi culo lefado expuesto a los chicos, comprendí a lo que se refería. Yo les hice un gesto y ambos se acercaron. El más lanzado, un chico delgado moreno, de ojos verdes yde aspecto travieso, ya tenía la polla fuera cuando me fijé. Avanzó directo a mí y, sin mayor dilación, me penetró. No era muy grande, así que entró con facilidad y la sentí agradable. El chico se movía con soltura, utilizando la lefa de Kirool a modo de lubricante; pero, aunque también me follaba con rapidez, no tenía ni la mitad de la fuerza que Kirool. Pasó la mano por mi torso lleno de mi semen, mientras me follaba; para acercarla a mi cara, pasándo por mis labios mi propia lefa, con una mirada de pillo morboso. Al ver que le correspondí y le chupaba el dedo y la mano con intensidad, el chico se vino arriba de la emoción, follándome con rapidez; mientras me miraba con algo de arrogancia. Me agarró de la cadera con fuerza, para pasar a sobarme las nalgas y, sin avisar, acabó también en mi interior con un orgasmo ahogado.

Dejó paso a su amigo rubio y de tez más oscura, todo esto mientras Kirool se vestía pero sin quitarnos la mirada. Para mi sorpresa, cuando el amigo se bajó los pantalones apareció una enorme polla que no me esperaba. Contrastaba, además, porque era bajito aunque corpulento;, por lo que el miembro parecía hasta desproporcionado. Me lo metió con cuidado y este sí lo sentí entero. Solo meterlo hizo que me acercara de nuevo al orgasmo;, cosa que no tardó en venir, cuando empezó a follarme con tremenda polla. Me agarró el culo con fuerza, abriéndomelo más para que entrara hasta el fondo. El chico tenía una mirada orgullosa y, como su amigo, algo arrogante. Me follaba con más fuerza que su colega y con penetraciones profundas; lo que hizo que, al rato, no tardara en sentir un intenso orgasmo con el que volví a correrme sobre mí. Cosa que le puso exageradamente. Con una mano me agarró una nalga con más fuerza, mientras que con la otra empezó a atizarme la otra nalga. Se notaba que tenía mucha más experiencia follando que su colega; pues, cada uno de sus movimientos los hacía con una naturalidad y precisión pasmosa. Se le empezó a intensificar la respiración y metiéndome la polla con folladas profundas no tardó en correrse. Noté como de su pollón empezó a salir abundante lefa, uniéndose en mi interior a la de los otros dos. El chico la sacó mientras aún se corría y terminó de echar su semen sobre mi pecho, mientras acercaba la mano a mi cara y restregaba sus dedos por mis labios. Al acabar, me volvió a azotar el culo y me miró con morbosa arrogancia.

  • Pues ya sabéis chicos, nuevo puto en la ciudad- comentó Kirool al ver que había acabado.

  • Menuda joyita- comentó el primero que me había follado.

Los chicos salieron de la tienda agradecidos por la inesperada follada. Yo me bajé del mostrador y empecé a limpiarme para vestirme mientras que Kirool recogía lo que se había caído.

  • Vas a tener éxito aquí. Y tu esclavo no estaba nada mal tampoco.

  • Gracias- le contesté aún disfrutando del orgasmo.

Me marché de la tienda después de que Kirool me diera varias instrucciones. Lo primero que tenía en mente era enviar una carta a la capital para avisar a Yiriu y Zeul, no podía esperar a tener noticias de ellos para volvernos a ver. Pero, por ahora, me había quedado con el culo bien contento. Lo de hoy había sido un recibimiento inesperado; pero intenso. Aunque, tengo que confesarlo, al principio había tenido algo de miedo con esta ciudad. Pero, si sexo es lo que necesitan, juntos, Erio y yo, nos íbamos a hacer ricos.

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Continuará...

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