El calor de un prostituto (parte 19)
Aiden y Koriok disfrutan del morbo de follar mientras los viajeros les miraban de camino al Cruce
Zoil y su gente nos habían dejado muchos suministros, teníamos comida para llegar a cualquier parte sin problemas, pero no sabíamos a dónde ir. Anoche, hablando con Koriok, nos dimos cuenta de que no podíamos volver a la capital humana, pues ahora mismo soy considerado un desertor.
Me apoyé en una pared en lo que Koriok terminaba de hablar con unos semiorcos, y seguía dándole vueltas a donde ir. Quizás las aldeas libres de los elfos… O las montañas del sur....
Aiden - la voz de Jérico, me sustrajo de mis pensamientos mientras se acercaba. - Perdona por lo de anoche.
Tranquilo, me divertí mucho, una pena que no pueda repetirlo- lo decía con sinceridad, la follada que había tenido anoche desde luego que fue épica, solo de pensarlo se me ponía dura y mi culo quería más.
Ya... Glaukar es algo especial. -Perdónale, pero todo lo hace pensando en protegernos.
Imagino, parece muy protector.
¡Y tanto! - respondió con emoción mientras le brillaban los ojos- Está siempre ayudando, y en cuanto aparece algún peligro… no hay quien le gane peleando.
Parece que te gusta - le dije directamente al ver que cada vez se emocionaba más.
Bueno…, la verdad… sí… - contestó sonrojándose
-Anda pillo… y qué tal va de polla… Nunca había visto a un semidragón.
¡Ay, si te contara! - contestó volviendo a emocionarse- es el que más grande la tiene de la zona, y encima me encanta porque es super dominante y… - cortó la conversación al ver que me estaba riendo. - ¿Qué pasa?
Nada, tranquilo, me recuerdas a mí pero con más energía. - le contesté pensando en que seguramente se había follado a casi todos los Ajin de allí.- A decir verdad, me gustaría saber más de tí.
Koriok se acercó a nosotros cargando la enorme maleta ya preparada para irnos, por lo que cortó la conversación.
No se tarda mucho de aquí a la capital humana si seguís el camino de Erios- nos dijo Jérico cambiando de tema.
No, no vamos allí- le contesté.
¿Y eso?
Si vamos, o nos matan, o me meten en la cárcel, Aún no sé a dónde dirigirnos… - aunque intenté ocultarlo, se coló algo de desánimo en mis palabras, lo que generó un momento de incómodo silencio en el que Jérico se quedó pensativo.
Hay una ciudad, si es que se puede llamar así, en la que creo que podrías encajar; pero… - se quedó de nuevo pensativo y su cara se había apagado.
¿Pero? - Le incitó a continuar Koriok.
Se llama El Cruce, digamos que son negocios que han ido creciendo ya que es un lugar por donde pasa mucha gente y mercancías.
No suena mal- le contesté interesado.
Ya, pero… - contestó de nuevo, ahora con algo de angustia en su mirada. - Digamos que lo interesante es en la parte profunda de la ciudad, como pasan tantas gentes hay de todo - dijo, haciendo hincapié en ese “todo”.
¿Prostíbulos, no?- respondí, captando la idea. Ahora que lo decía me sonaba el nombre.
Sí, pero el problema es que hay muchos criminales y está controlado por varios clanes. Ni el ejército se atreve a entrar- contestó nervioso. - No sé si sería buena opción.
Yo me sé mover en ese mundillo, y con Koriok a mi lado… - dije mirándole, noté que sabía más de lo que decía. - Pero ¿cómo sabes tanto de allí?
Era esclavo en uno de los locales de Zajard, vendía mi culo y a mí solo me daban de comer.
Siento oír eso Jérico… - contesté con tacto, no me esperaba esa respuesta.
Tranquilo. Comparado con lo que vi hacer allí, no lo pasé tan mal y pude salir; así que bien. Eso sí, ten cuidado con Zajard, trata de evitarla. Y si al final vais, hablad con Kirool, os puede ayudar a moveros y, si le decís que vais de mi parte, os conseguirá lo que sea.
Genial, muchas gracias Jérico - Vi a su espalda que apareció Glaucar, así que di la conversación por terminada evitando cualquier conflicto.
Me despedí de Jérico y, después de que nos diera las indicaciones para llegar al Cruce, empezamos a caminar dejando atrás la ciudad de los Ajin. Tenía sentimientos encontrados, sabía que no encajaba en aquel lugar, pero lo había pasado tan bien anoche en aquel improvisado “ganbang”, que me hubiera gustado estar un poco más. Pero las cosas no son siempre como queremos, eso está más que claro.
A los pocos días de caminar, empezamos a encontrar multitud de gente. Se empezaba a notar que eran caminos muy transitados. Muchas veces, a los lados acampaban o descansaban mercaderes o viajeros. Incluso algunos vendían y compraban cosas a los que pasaban. Se me hizo extraño encontrar a otras personas, había pasado tanto tiempo huyendo o caminando solo junto a Koriok… Y estaba ya tan acostumbrado a su polla que me podía follar prácticamente sin dilatar.
Mientras pasaban los días caminando hacia El Cruce, nos entreteníamos follando y morboseando uno con el otro. Al principio buscábamos lugares alejados o discretos, pero a medida que íbamos avanzando por el camino simplemente nos apartábamos un poco; lo que daba lugar a que muchos viajeros se acercaran a curiosear para pajearse mientras nos miraban. Algunos incluso se atrevían a acercarse y unirse, por lo que habíamos hecho unos buenos tríos y cuartetos. Como ahora, que nos apetecía follar antes de cenar y mientras le hacía una mamada a Koriok, un hombre corpulento se acercó a nosotros. Miró con cuidado, como confirmando que le gustábamos, y al ver que Koriok le ofrecía mi culo vino directo a follarme. Cuando sabíamos que alguien se iba a unir, a Koriok le daba mucho morbo ofrecerle mi culo al extraño, mientras yo se la mamaba a él. Cosa que a mí también me ponía. El extraño escupió en su polla con una certeza que denotaba bastante práctica y al ver que estaba abierto la metió con cuidado. Noté como si estuviera comprobando algo, pues no paraba de mirarme a mí y mi culo. Al rato, empezó a follarme con algo de torpeza, Koriok me agarró la cabeza con fuerza y empezó a follarme la boca también. Cómo me gustaba que me hicieran eso, y mientras sentía que la polla me iba a explotar del placer, el hombre agarró mis nalgas separándolas para empezar a follarme todo lo fuerte que podía. Otros mercaderes, tanto humanos como Ajins como otras razas miraban desde lejos. Un hombre en concreto se masturbaba con fuerza mirándome extasiado. Lo que me dio tanto morbo que, junto a la follada que me estaba dando el otro hombre, hizo que me corriera del gusto sin tocarme. Mi semen manchó uno de los pies de Koriok, y este al darse cuenta, lo levantó y me lo pasó por la cara devolviéndome mi semen. El hombre se corrió en mi interior con la escena y entre gemidos, aún en el orgasmo empezó a hablarnos.
Por todo mi dinero, qué culo tiene este- el hombre sonaba fascinado, mientras me miraba con intriga.- ¿A cuánto me lo vendes?
¿Vender? - dijo Koriok extrañado, yo me incorporé de la sorpresa, parece que me había confundido con un esclavo.
Ah, perdonad, pensé que eras de su propiedad - dijo entendiendo lo que sucedía- una pena, podría sacar una fortuna por alguien como tú. ¿Aguantas la polla del orco?
Y todas las que me eches- le dije orgulloso.- de todas formas, normalmente suelo cobrar, así que la fortuna la saco yo- le sonreí divertido.
Ah entiendo, pues genial. Quizás te interese alguno de mis chicos para que trabaje contigo.- Dijo el hombre ávido al ver que podía sacar dinero.
¿Qué chicos? - dijo Koriok que aún no entendía bien la situación. Si no me equivoco, los orcos tenían esclavos, pero no solían usarlos sexualmente.
El hombre silbó y aparecieron cuatro jóvenes de aspecto cuidado y limpio que rondaban mi edad. Cada uno de ellos era más guapo que el anterior; estaban desnudos, menos por una cinta roja translúcida que les recorría el torso y una pierna: el símbolo de esclavos sexuales. La tela acentuaba su bella y trabajada musculatura hasta acabar en unos penes perfectamente cuidados que lucían con un aparente orgullo. Nunca me gustaron los esclavos, y menos para estos temas.
Todos de primera calidad, lo que son un poco caros. Yo no comercio con esclavos robados o forzados, sino con voluntarios que tienen que pagar deudas. - Dijo al ver mi expresión apática ante ellos. - ¿Quieres probar?
No… mejor…
No terminé de decir la frase y Koriok ya se estaba acercando a ellos, creo que pensaba que aquel hombre le estaba diciendo que los chicos querían follar con él. Peroese, al ver la tremenda polla de Koriok empalmada le cambió la expresión, como si tuviera miedo de que le dañara “la mercancía”.
- Venga chicos, una buena mamada al amigo- dijo con rapidez ante la situación.
Nada más decirlo, los cuatro se pusieron alrededor y fueron turnándose el pene de Koriok, tragandoselo de dos en dos, tres y de uno en uno. Sus pollas perfectas y empalmadas, de diversos tamaños, pero todas grandes, indicaban que realmente estaban deleitándose. Mientras yo, quería decirle a Koriok que mejor pasara porque no confiaba en esto, pero parecía que lo disfrutaba tanto él como ellos.
¿No te animas? Seguro que trabajando con ellos sacas el doble.- Me dijo el hombre, buscando convencerme.
No, no, no -le dije reiteradamente con un ligero enfado, sinceramente no me gusta el comercio de personas, y menos que hagan esto en contra de su voluntad.
Ya te lo he dicho, los pobres desalmados están voluntarios para pagar deudas de sus familias, y son unos viciosos que en vez de trabajos forzados preferían esto- respondió el mercader intentando calmarme.
No sé yo… - dije sospechando.
Puedes preguntarles cualquier cosa.- pensaba descansar aquí hasta mañana, así que no tengo prisa.
Uno de ellos nos estaba mirando. Tenía el pelo rojizo, recortado los laterales, y era esbelto y muy bien proporcionado. Su polla, algo más pequeña que la mía, pero aun así grande, me señalaba empalmada. Se acercó.
¿Es cierto lo que dice? - le dije bajito, aprovechando que el hombre se había alejado.
Sí, me ofrecí a esto voluntario- respondió mirándome sonrojado del morbo.
El chico acarició mi cuerpo y en un ataque de pasión, se juntó al mío y empezamos a besarnos apasionadamente mientras restregamos nuestros torsos desnudos y pollas. Fue mágico, casi como si hubiéramos conectado enseguida nos inundó una euforia tan intensa que hizo que nos restregáramos con intensidad. Nuestros labios jugaban mutuamente, dejando espacio para que nuestras lenguas se enlazaran y saborearan la pasión que desprendíamos. En cierto momento, al pasar la mano por mi culo, notó el semen del hombre que me había follado, me miró con una sonrisa pícara, y como entendí lo que quería, me giré poniéndole en bandeja mi ano. El chico no se lo pensó, restregó su polla en el semen que quedaba en mi culo y aprovechándolo me la metió hasta el fondo. Mientras me follaba gemía con intensidad, tanto, que sus compañeros se nos quedaron mirando, los cuales además habían hecho correrse a Koriok, pues tenían las caras llenas de su abundante semen. El chaval que me follaba me agarró de los pezones; yo estaba a punto y, en un movimiento final brusco, la terminó de meter hasta el fondo corriéndose en mi interior. No pude aguantar la intensidad de su acometida y junto a su jugueteo con mis pechos, volví a correrme. El chico salió de mi interior y buscó mis labios para besarme antes de volver con los suyos.
Koriok volvió conmigo y nos retiramos a cenar algo. Esa noche creo que tendría que explicarle varias cosas que aún no conocía del todo del mundo humano. Este vendedor parecía muy inusual, el trato que le daban a los esclavos no solía ser así de bueno. Pero al igual que había cosas del mundo de Koriok que a mí me costaba entender, estaba claro que yo le tendría que poner al día de las cosas del mio.
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Continuará...
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