El calor de un prostituto (parte 15)

Encierran a Aiden, pero aun así, acaba follando en las cuevas

Amanecí bajo la cálida mirada de Koriok. Recostado a mi lado, extendió su mano y me acarició la cara con una sutileza que parecía imposible que tuviera. Además, notaba como me olisqueaba con cuidado, como si lo ocultara.

  • Dentro de un par de horas los guerreros se moverán a una posible batalla.- Dijo el medio-orco traduciendo lo que decía Koriok en su lengua.

Me moví acercándome a su cuerpo desnudo y le acaricié el torso. Su musculatura perfectamente definida se sentía cálida. Sin pensarlo, apoyé la cabeza en su pectoral y pude escuchar su corazón latir con fuerza, parecía que me había levantado cariñoso hoy. Cuando quise darme cuenta, nuestras pollas estaban empalmadas, así que las junté y empecé a moverme restregándolas entre nuestros cuerpos. Dijo algo en su idioma.

  • No te fuerces, sólo si quieres. -tradujo el semiorco.

Desde luego que no me estaba forzando, simplemente todo mi cuerpo quería sentirle, casi que me movía solo. Me fui dando la vuelta hasta quedar de espaldas y le puse el culo en la polla, él me acariciaba la espalda. Creo que desde su punto de vista debía verme frágil, pues al tocarme sentía como si tuviera miedo de hacerme daño. Koriok empezó a mover su polla en mi culo, me daba tanto morbo que no pude contenerme. Me moví, le sonreí morbosamente y bajé a mamarle, me aseguré de que se empapara toda bien, me puse de rodillas, le empujé para que se pusiera boca arriba y me coloqué sobre su cintura dejando caerme con suavidad sobre su gran polla. Tenía ganas de llevar la iniciativa. Con una mano me apoyé en su pectoral y con la otra le cogí el pene para colocarlo en mi ano. Fui a metérmelo pero noté que no estaba del todo abierto. Pocas veces me había pasado esto. Me puse algo nervioso, pero disimulé girándome y comiéndole la polla para empaparla de nuevo dejando mi culo frente a la cara de Koriok. Él, en un gran acierto, se incorporó un poco y empezó a comerme el culo. Su lengua se sentía fuerte, aunque se movía con un poco de torpeza. Yo le mamaba a garganta profunda, su polla olía fuerte lo cual me ponía más y me ayudaba a relajarme. Al rato escuché como decía algo.

  • Dice que comas esto, que estás algo cerrado y es normal.- me tradujo el medio-orco. Me había olvidado de él, estaba al otro lado de la tienda y otro orco le hacía una mamada. ¿En qué momento había entrado?¿Tan cachondo y concentrado estaba que no me había dado ni cuenta? El chico apartó al que le hacía la mamada, cogió una planta carnosa de una cesta y me la ofreció.

-  ¿Me la como? - le pregunté mirando su polla llena de saliva del otro orco.

  • Claro, mastícala bien.- me contestó volviendo a lo suyo.

La mastiqué y noté como un intenso sabor fresco, como si mezclaras menta y un sabor que no conocía que me recorrieron la sien, para luego extenderse por mi cuerpo. Enseguida noté como me excitaba aún más y me relajaba el culo, lo cual Koriok aprovechó para jugar con su lengua en él con más fuerza, lo que me hizo soltar un par de gemidos del gusto. Ahora sí, dejé su polla bien mojada, me volví a sentar sobre ella y casi sin hacer fuerza entró con una suavidad pasmosa. Iba controlando la bajada, sintiendo como su polla me llenaba poco a poco hasta que mis nalgas chocaron con su pelvis marcando que la tenía entera dentro. Me quedé así unos segundos disfrutando de la sensación y empecé a cabalgarle. Primero suave, luego con más fuerza me movía en su polla metiéndomela y sacándola casi entera. Me apoyé sobre su torso para aumentar la velocidad pues estaba exitadísimo.

Resonaba por la tienda el sonido de mis nalgas rebotando y mis gemidos hasta que Koriok me las agarró para llevar la iniciativa él, flexionando las rodillas y follándome con movimientos de caderas fluidos. No quería que parara, pero el aumento de velocidad y su respiración entrecortada me indicaba que estaba cerca del orgasmo. Yo ya no cabía en mí, llevaba un rato con la sensación de que en nada me correría hasta que con una de las folladas, me penetró con fuerza y pude notar como su polla se contraía y expandía dentro de mí expulsado semen con tal fuerza que fue el punto necesario para que me corriera yo también sin tocarme, manchando todo el torso del orco. Me dejé caer sobre él, volviendo a sentir su corazón ahora desbocado. Estuvimos así varios minutos, en un plácido silencio en el que incluso notaba como su polla se iba relajando en mi interior.

Apareció alguien que entró a buscar algo en unas vasijas al fondo de la tienda. Al hacer ruido al moverlas nos devolvió a la realidad y Koriok sacó su polla aún medio empalmada de mi interior para separarse y estirarse poniendo una cara de relax y placer.

  • ¿Comer? - dijo con dificultad.

  • Claro, vamos. - le respondí.

Salimos de la caseta y fuimos a la la gran hoguera, donde de nuevo, me ofrecieron gran variedad de comida ligeramente cocinada. La verdad que en una situación normal no me apetecía mucho, pero tenía hambre y comí sin pensar junto a Koriok y a varios orcos que reían y hablaban en su lengua.

Al fondo pude observar lo que me pareció que era una orca. Portaba una piel de algún animal que desconocía, parecida a un lobo sobre los hombros, y un cinturón que le cruzaba los pechos y pasaba por la cintura donde llevaba un arma, pero de resto iba prácticamente desnuda también. Hablaba con el jefe, y por la postura que tenía se notaba que ella mandaba. Sin duda eran una raza matriarcal.

  • ¿Qué opinas de nosotros? me dijo Rauork sorprendiéndome por la espalda.

  • Pues… no sois como dicen los míos…- le dije mientras se sentaba a mi lado cogiendo también algo de comer.- Y me encanta que vivais tanto el sexo.

  • Sí… para nosotros es muy importante, marca gran parte de las relaciones. - contestó, noté algo de inquietud mientras hablaba conmigo.

  • ¿En vuestras ciudades también sois así?- le pregunté al ver que su mirada se perdía.

-Si, y mucho más, aquí por la guerra estamos algo cohibidos. La sexualidad… el sexo… algunos la ven como una insatisfacción que pujará por verse saciada. Pero para nosotros es voluntad, un apego por la vida y su desarrollo.

  • No sé si logro entenderlo - le dije impresionado ante lo que acaba de decir.

  • Y somos seres para la muerte, la sexualidad nos da la posibilidad de trascender esa mortalidad. Se supera el tiempo presente y da lugar a un futuro. O al menos algo así escuché decir a un sabio.

  • Ah… pues suena importante- le dije sin entender nada.

Acabamos la comida y seguí a Koriok y Rauork, no me dijo a donde íbamos, hablaban entre ellos y no quería interrumpirlos para traducirlo, pero a mi me gustaba estar con Koriok. Me transmite confianza y esto de ir desnudos a todos lados me da bastante morbo la verdad, para qué negarlo.

Se nos acercaron un grupo de orcos que por sus movimientos y expresiones bruscas parecían hostiles. Koriok se paró en seco y se puso a la defensiva y nada  más acercarse, empezaron a gritar en su idioma. No les entendía, pero me quedaba claro que era sobre mí y desde luego no era algo bueno.Por cómo gesticulaba estaban discutiendo, me da la sensación que no estaban de acuerdo con algo que había hecho, ya que me señalaban con agresividad y descontento. Un rato después de discutir, uno de ellos cerró los puños y se acercó con agresividad, pero justo cuando parecía que iban a pelearse, llegó el jefe y solo quedó un silencio cortante. Rouark habló con fuerza mientras Rauork se me acercaba.

  • Hay un grupo que no está de acuerdo con que estés aquí. Temen que seas un espía o nos traiciones en cualquier momento. Cada vez son más los que no se fían.- Me dijo susurrándome al estar a mi lado.

  • Pero yo…- intenté decir

  • Tu presencia aquí es incómoda, vamos a intentar sacarte. No podemos matarte debido a la bendición que tienes.

El jefe terminó de hablar con los otros orcos y se dirigió a su hermano, luego le hizo un gesto para que tradujera.

  • En lo que pensamos qué hacer contigo, vamos a tener que meterte en las celdas, más bien para protegerte.- me miró con preocupación y continuó- Lo siento por esto, no será mucho tiempo, pero sabes que estamos en guerra con los tuyos.

  • No pasa nada.- dije mientras me latía el corazón con fuerza.

Volvieron a discutir entre ellos y cuando pareció que llegaron a un acuerdo, uno de los orcos que estaba en mi contra me agarró de un brazo. Koriok me agarró del otro y sin soltarme empezamos a caminar. atravesamos el poblado y fuimos a una tienda que estaba ligeramente apartada. Las telas que cubrían su estructura estaban envejecidas, incluso las pieles y los símbolos decorativos estaban descuidados. Postados en la entrada había varios orcos armados que no me quitaban la mirada. No hacía falta que me dijeran nada, imaginaba que dentro estaría la celda. Pero para mi sorpresa, no estaba precisamente dentro, sino debajo. Unas escaleras excavadas en la tierra descendían a lo que parecía que eran prisiones excavadas bajo el suelo.

Me arrastraron por los pasillos excavados en roca. Cuando mis ojos se acostumbraron a la tenue luz de las antorchas pude ver una sucesión de celdas, la mayoría estaban vacías, pero en un par de ellas habían algunos humanos y otras razas que no supe distinguir bien por la luz.

Nos paramos delante de la que imaginaba que era mi celda. Hablaron durante un momento y Koriok le gruño al otro, el cual me soltó. Koriok abrió la puerta y me metió con sutileza. Se acercó y me acarició la cara con suavidad para bajarla lentamente por mi cuerpo, lo cual me calmó e hizo que se me empezara a empalmar. ¿Querría follar de nuevo antes de dejarme aquí?

  • Tú “tran...tra..qui… traquilo” - dijo con dificultad acercando su cabeza y oliéndome. - Yo proteger

Su polla también se estaba empalmando, pues estaba tan cerca que noté la calidez que emanaba. Pero para mi disgusto, se dio media vuelta y salió cerrando con un incómodo sonido de metal la puerta de rejas tras de él. Se quedó unos segundo mirándome, pero como los demás, desapareció entre las sombras de las antorchas.

Entendía la situación, y que me habían cerrado para tener a todos contentos y que nadie quisiera agredirme. Pero me daba bastante rabia, no tenía ninguna intención de hacer nada malo y me lo estaba pasando genial.  Me apoyé en la pared de piedra y empecé a masturbarme pues Koriok me había dejado cachondo. Rodeé mi polla con mi mano y empecé a moverla despacio, disfrutando de la sensación. Me vino a la mente la imagen de Koriok follando con Yiriu y se me puso más dura aún. Ese sí que sería un encuentro y una follada espectacular.

Entre el chisporroteo de las antorchas me pareció ver algo. Me fijé y me di cuenta de que había un orco armado haciendo guardia en la pared. No sé si me había visto, pero se me pasó por la cabeza una idea divertida. ¿Sería capaz de follar con el guardia? Así al menos pasaría mi estancia en la celda más agradable.

Me acerqué a las rejas y empecé a masturbarme mientras le miraba. Notaba como me miraba desde la penumbra. Dio un par de pasos al frente y me miró con curiosidad. Aunque llevaba una armadura, no le cubría todo el cuerpo, su polla en concreto quedaba al aire y pude ver como empezaba a empalmarse. Ya era mío. Me pasé la mano por mi cuerpo provocándole y me fui arrodillando para dejar mi cabeza a la altura de su polla. Me pasé la lengua por mis labios y saqué la lengua. El guarda empezó a acercarse con decisión, por su cara pude ver que había ganado. Al llegar delante mío, pasó la polla entre las rejas y la metió medio empalmada en mi boca. Fuí a comérsela pero empezó él a follarme la boca con intensidad. No la tenía muy grande en comparación a los demás orcos, pero aún así me llenaba toda la boca. Me seguí masturbando con fuerza, el guarda pasó la mano entre las rejas, cogió mi cabeza desde atrás y la apretó contra las rejas para poder follarme la boca con mayor fuerza. La sensación de dominación era brutal, no solo por la postura si no por la actitud del guerrero, de alguna forma estaba demostrando su superioridad de fuerza y poder sobre mí.

Siguió follándome en esa posición un rato, yo tuve que parar de masturbarme pues estaba apunto de correrme. Pero la espera acabó cuando noté la intensa corrida en mi boca, era tanta que no pude evitar que se me escurriera entre los labios. Parecía que llevaba tiempo sin follar. Aún con la polla y la corrida en la boca, aproveché para correrme mientras él aún me sujetaba la cabeza contra las rejas. Al ver mi corrida me soltó, sacó su polla y volvió a su puesto para seguir haciendo guardia. Yo me quedé un rato de rodillas, disfrutando del orgasmo antes de tumbarme en unas telas que había en la celda.

Allí dentro perdí enseguida la noción del tiempo. Otro orco entró para hacer cambio de guardia, así que imagine que ya había caído la noche. Se pusieron a hablar y el guarda que me había follado la boca hace unas horas se acercó a mi celda. Me empezó a hacer señas, yo me acerqué intentando entenderle. Señaló su polla y me señaló a mí, así que imaginé que querría otra mamada. Empecé a arrodillarme pero el orco gruñó y me señaló de nuevo. Entonces lo entendí, quería mi culo. Me di la vuelta y coloqué el culo entre las rejas dejando mi ano a su disposición. Él, para mi sorpresa, se agachó y empezó a jugar con su lengua en mi ano, lo cual me excitó enseguida. Cogió mis nalgas con sus manos como pudo entre las rejas, las abrió y empezó a hacer más fuerza con la lengua, prácticamente me follaba con ella. Empecé a gemir del gusto, pues la sensación de humedad y calor junto a su aliento cachondo en mi culo me iba a hacer correrme.

Su compañero, que miraba, le dijo algo y entonces paró el beso negro, se levantó y de un solo movimiento me metió la polla entera. Me dio tal gusto que el gemido que solté fue casi un grito. Una de las manos que había pasado y me agarraba el culo, subió a mi pecho, y mientras me lo agarraba con fuerza empezó a follarme con intensidad. El sonido de su cuerpo chocando con el mío y con las rejas resonaba en toda la celda. Me follaba con movimientos imprecisos y rápidos, de vez en cuando empujaba tanto que, si no fuera porque me agarraba el pecho, hubiera caído al suelo. En uno de los empujones, la clavó todo lo profundo que pudo y, aunque no lo noté en mi interior, por la tensión en su cuerpo supe que alcanzó el orgasmo.

Después de disfrutarlo como hacían todos los orcos, salió de mi interior y me la volvió a meter, pero era más grande, algo no me encajaba... Miré y era su compañero, que no había tardado ni un segundo en entrar en mí. Pasó las manos, me agarró de la cintura y me folló con nerviosismo, se notaba que no podía aguantar más la espera. Era más alto que el otro, así que estaba un poco flexionado y en una de estas, se emocionó y agarrándome con fuerza de la cintura y apoyándome en las rejas, me levantó ligeramente en el aire mientras aún me follaba. Alguna pieza de su armadura chocaba con las rejas y el choque de metales resonaba por todos lados. Con la nueva postura, su polla me estaba tocando justo donde tenía que dar y me corrí así, en el aire, aún con él penetrándome con fuerza, mi semen salió disparado manchando el suelo del calabozo. Aunque por mí podría haber seguido un rato, el orco no tardó mucho en correrse también en mi interior, este sí lo noté. Parece que también hacía tiempo que no follaba.

Sacó su polla, me soltó con algo de brusquedad y se retiró a hacer guardia. Yo me quedé extasiado mirando mi semen en el suelo. Solo espero que no sea la última vez que lo mancho.

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Continuará...

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