El calor de un prostituto (parte 14)

Aiden se encuentra con el jefe de la aldea y disfruta de una follada que no olvidará en la vida.

Los maestros del sexo

Me despertó el sonido de alguien follando bastante cerca mío. Me senté con calma en la orilla y me puse a mirarlos. Estaba uno haciéndole una mamada a otro mientras un tercero parecía que les explicaba algo. Siempre me preguntaba como sus colmillos no les molestaban, pero ayer me di cuenta de que son maestros usando la boca. Al acabar, uno de los orcos se puso de espaldas y el otro le penetró, parecía que estaban probando posturas o algo pues paraban, hablaban, modificaban la posición y seguían follando.

A mi lado, un orco algo más joven se acercaba con curiosidad mientras limpiaba unas telas en la cálida agua. Koriok, que había estado todo el tiempo a mi lado empezó a hablar con él, parecía que le contaba curiosidades sobre mí. Cuándo acabaron, nos levantamos y nos dirigimos de nuevo al poblado, parecía que no les importaba ir mojados por ahí secándose al aire, tenían costumbres bastantes curiosas.

Al llegar al poblado, se les veía ajetreados, todos hacían algo, preparaban comida, armas, entrenaban, limpiaban… Me parecía curioso que no había niños ni mujeres, solo adultos y adolescentes que parecían más adultos que otra cosa la verdad.

  • ¿Cómo fue el baño? - dijo  Rauork apareciendo de dentro de la caseta a la que nos dirigíamos y haciendo un gesto a unos orcos al fondo.

  • Genial, se sintió reparador y pude descansar un rato.- Le dije

  • Están preparando la comida- dijo señalando a la gran hoguera en el medio, se acercó un orco con un bol con varios alimentos y me los ofreció- Come, que necesitas alimentarte y entra que te explico un par de cosas.

En el bol había carne, verduras, frutas y raíces. Casi todo estaba casi sin cocinar, solo pasado ligeramente por el fuego, así que comí lo poco que me parecía apetecible y mientras tanto entramos a la tienda. Se sentía mucho más grande y espaciosa de lo que aparentaba desde fuera. Dentro diversos orcos estaban follando o simplemente descansando, el aire estaba viciado por el incienso y el olor a sexo y sudor además de que hacía un poco de calor, pero todo en conjunto se sentía agradable. Parecía que no eran amigos de los cojines o sillas pues aún no había visto ninguna en todo el poblado, pero sí que decoraban todo con intrincados motivos y con pieles de diferentes animales.

  • Aquí están los que han preferido dedicarse al sexo, a complacer a los demás, es mejor follar aquí dentro para que las plantas hagan más efecto, con ellas los orgasmos son mucho más intensos. Además, al contrario que los de tu tipo, aquí es un trabajo importante y respetado.

  • Entiendo… - respondí mirando como en el fondo estaban haciendo un trío, la verdad que sabían moverse bastante bien, por lo que estaba viendo incluso podría aprender cosas de ellos.

  • Si te gusta puedes quedarte por aquí, siéntete libre de hacer lo que quieras siempre que contribuyas.- continuó mientras entraban dos orcos más y nos miraban con morbo.

-  Perfecto, y una duda ¿En este poblado solo hay orcos adultos?- le dije devolviendole el bol de comida.

  • ¿Por qué lo dices?- me preguntó confundido

  • No he visto ningún niño ni mujer.

  • Nuestro crecimiento es diferente al vuestro, aquí lo que llamáis niño solo dura un par de meses. Enseguida crecemos y nos volvemos capaces de follar, pelear o conseguir comida, de todas formas este campamento es temporal por la guerra, más adentro vivimos tranquilos junto a otras razas.

  • No lo sabía  ¿Y las mujeres?- le dije sorprendido de la respuesta.

  • Las hembras son la unidad de élite, protegen nuestras ciudades y lugares más importantes, solo intervienen en la guerra cuando es absolutamente necesario. Además de que dirigen y comandan a los jefes de guerra.

Me quedé perplejo ante esa afirmación, había escuchado de ejércitos humanos en los que participaban mujeres con bastante maestría, pero no sabía que tenían puestos tan importantes entre los orcos.

  • Los humanos desconoceis mucho de las otras razas, sois miedosos ante lo diferente. Pero por ahora tengo que dejarte que tengo asuntos que atender.

Se dio la vuelta y salió de la tienda sin darme muchas más explicaciones. Busqué con la mirada a Koriok, pero había desaparecido mientras hablábamos. Entró otro orco, algo más grueso que los que había visto y fue directo a unirse al trío que estaba follando. A mi derecha, un orco corpulento y con más vello en el cuerpo que el resto estaba follando con mucha fuerza a otro que, a cuatro patas, gemía de placer. Me acerqué pues me estaba invitando a unirse con la mirada, le puse mi polla empalmada delante de la cara y empezó a comérmela con maestría. El orco que le follaba le agarró del cuello y de la cabeza, obligándole a que se metiera mi polla hasta el fondo de la boca. Me estuvo mamando a garganta profunda hasta el que le follaba se corrió en medio de un gran grito orgásmico. Yo aproveché para follarle la boca imitando el movimiento del activo, el cual acariciando el cuerpo el pasivo, después de un rato disfrutando sacó su polla, le dijo algo y se marchó. Yo me pasé a la parte de atrás dispuesto a disfrutar por primera vez de un culo orco. Él empezó a mover el culo indicándome que no tardase en follarle, así que sin vacilar le metí mi polla, estaba calido viscoso y entraba con facilidad, lo cual me parecía de lo más excitante. Le follé mientras con mis manos le separaba las nalgas para penetrarle aún más profundamente. El orco seguía gimiendo con fuerza y no sé si era efecto del incienso o de la situación pero no me quedaba mucho para correrme, así que subí la intensidad y entre jadeos me corrí en su interior en un orgasmo intenso que me recorrió todo el cuerpo. Saqué la polla y me senté en el suelo disfrutando aún de la sensación orgásmica, me quedaba claro que tenía que averiguar qué plantas usaban pues nunca había visto afrodisíacos tan potentes. Al poco rato otro orco empezó a follar al pasivo. Por primera vez yo no era el centro de atención, y no me parecía mal pues también me apetecía ver cómo follaban y que costumbres tenían.

Me di cuenta que les gustaba mucho acariciar y el contacto, aunque luego follaban con mucha fuerza, pero aun así veía que nunca hacían daño ni provocaban dolor, sabían el límite exacto y técnicas para follar como animales para que todos disfrutasen. También vi que despues de correrse, solían dejar la polla dentro un rato y disfrutar del orgasmo mientras se acariciaban o lamían los cuerpos aunque aún no había visto que nadie se besara. Me recosté en un lado ya que veía que me estaban dejando tranquilo y me dejé medio dormir hasta que noté como entraba un grupo de orcos muy ruidosos. Vociferaban algo en su lengua, el primero de ellos hablaba con Rauork y en cierto punto noté como empezaron a hablar de mi pues me señalaron y empezaron a mirarme. El orco que estaba más adelantado se acercó, era de los más corpulentos que había visto, su cuerpo trabajado con varias cicatrices indicaba que, como mínimo, era un buen guerrero. Caminaba orgulloso y transmitía una sensación de dominancia tan fuerte que intimidaba. Además, su pene aún estando desempalmado se veía enorme, y por cómo me miraba parecía que en poco tiempo iba a averiguar cuánto de grande podría llegar a ser.

Se acercó hasta estar a menos de un palmo de distancia, hasta su respiración imponía, me acarició la cara recubriéndola entera con su enorme mano y le dijo algo a Rauork sin dejar de mirarme.

  • Este es mi hermano Rouark, líder de nuestra gente.- escuché decir a Rauork, pues el cuerpo del jefe me cubría toda mi visión.- Quiere que le digas tu nombre.

-Aiden - respondí algo intimidado.

  • Aiden… - dijo el jefe con dificultad mientras me olía profundamente disfrutando de mi olor. Al acabar volvió a decir algo.

  • Quiere saber, ya que eres un humano que se dedica al placer, que te parecemos los orcos.

  • Una maravilla, es de las folladas más placenteras y libres que he tenido.

Le tradujo lo que dije a su hermano y Rouark se echó a reír mientras decía algo con tal fuerza que me asustó.

  • Mi hermano quiere saber si lo que dicen los demás de tí es cierto.- dijo Rauork.

Sin esperar a más, y viendo que la polla se le estaba empalmando me agaché y sin pensarlo empecé a lamerla para sin tardar metermela en la boca y empezar a mamársela. Noté como su enorme rabo me creía en la boca, parecía no tener fin. Emanaba un olor fuerte pero morboso, tanto que tenía ganas de que me follara, pero primero quería sentirla en mi garganta. Empecé a comerle el cabezón jugando con la lengua, lo cual, por su respiración, parece que le gustaba. Me agarró de los hombros y empezó a moverse con suavidad, su polla se ensanchaba en la base, lo que junto a lo larga que era hacía que no pudiera metérmela entera en la boca. Pero aun así, se la comía lo más profundo que podía. Alargué la mano para jugar con sus huevos y me di cuenta que iban acorde al tamaño de su polla, nunca había tocado unos tan grandes y cálidos. Parece que junto a la garganta profunda que estaba haciendo, le gustó tanto que no pudo contenerse.

Me cogió la cabeza con una mano y empezó a follarme la boca. Movía todo su musculoso cuerpo con ritmo metiéndome su polla todo lo profundo que podría, por suerte me había cogido en buena posición y no me provocaba, lo cual hacía que estuviera disfrutándolo como un loco. Siguió así un rato hasta que sacó su polla, me levantó con tanta fuerza que casi salgo volando y empezó a lamerme el pecho. Su lengua grande, áspera y cálida se pasaba por mis pezones cubriéndolos enteros. Ahora que miré alrededor me di cuenta que muchísimos orcos nos estaban mirando, la mayoría empalmados no nos quitaban un ojo de encima.

El jefe me rodeó, pasando su polla húmeda por mi saliva por todo mi cuerpo. Al llegar a mi espalda, se agachó para poner su polla en mis nalgas y jugar un poco con ellas hasta que siguió dando la vuelta. Al ponerse de frente, de un movimiento pasó las manos por detrás mío, me agarró de la espalda, juntó su cuerpo al mío y me levantó en el aire, me inclinó ligeramente hacia atrás para estar en una posición que me dejaba el culo perfectamente abierto y perfecto para que me entrara su miembro. Dobló ligeramente las rodillas para estar más cómodo y sujetándome aún en el aire fue metiéndome su polla poco a poco. Respiré hondo, una bocanada de aire viciado de incienso me entró y pude notar como me ponía más cachondo y me relajaba todo el cuerpo, el ano incluido lo que hacía que me pudiera penetrar con mayor facilidad. Fue poco a poco, notaba como su polla me entraba llenándome por completo. No podía evitar dejar escapar gemidos de placer. Terminó de meter toda su polla, por la mirada parecía que no se terminaba de creer que me la tragara sin problema.

Empezó a follarme, sujetándome con más fuerza en el aire. Su respiración caía sobre mi cuerpo, lo que junto a la follada hacía que estuviese totalmente absorto y cada centímetro de mí experimentaba puro placer. Fue subiendo la intensidad poco a poco, pero yo solo quería que me follara fuerte y que esto nunca acabara. Mi culo rebotaba en su pelvis y en una de las embestidas no pude aguantar más y tuve un profundo orgasmo sin tan siquiera tocarme. Mi propio semen me manchó los abdominales, por un momento fue a parar,  pero al ver que con la mirada le pedía más continuó follándome con destreza y fuerza. Sin dejar de follarme, me dejó caer un poco más hacia atrás, agachó la cabeza y lamió mis abdominales saboreando mi semen. Al ponerse erguido de nuevo se relamió los labios como si mostrara lo orgulloso que estaba de lo que estaba consiguiendo. Siguió así un rato, yo estaba en trance de tanto placer. Y en un movimiento más brusco y profundo que los demás pude notar como se corría en mi interior abundantemente. Movió las manos de mi espalda pasando a sujetarme con una, la otra la alargó a mi cara, acariciándome por ella y mi cuello con una morbosa lentitud. Seguía follándome, pero ahora había bajado el ritmo y se notaba que estaba disfrutando del orgasmo.

Sin soltarme, fue flexionando las rodillas inclinándose para mantener el equilibrio hasta quedarse sentado conmigo sobre él. Aproveché para moverme yo, podía notar como su polla seguía aún durísima, así que empecé a bailar encima moviendo bien el culo. La mano que me acariciaba la cara pasó a agarrarme por la parte de atrás del cuello dejando la otra libre para masturbarme. su mano cubría prácticamente todo mi pene. Se notaba áspera y ruda, pero el ritmo al que me tocaba era perfecto y junto su polla en mi interior hizo que no me tardara en correr de nuevo manchando su mano de semen. El clímax que alcancé fue tan profundo que notaba como el orgasmo recorría cada pelo de mi cuerpo en un éxtasis brutal. Él colocó las piernas en mejor ángulo y empezó a moverse mientras aún le bailaba, me restregó mi propio semen por la cara y con un sonoro y profundo gemido se corrió una segunda vez en mi interior. Paró con suavidad y en una especie de abrazo juntó nuestros cuerpos respirando agitadamente. Podía notar como se calmaba y su polla disminuía aún dentro de mi culo. Al rato se separó, me levantó poniéndome a un lado poniéndose de pie con fuerza me miró satisfecho. Empezó a decir algo a todos los que nos miraban y se marchó.

Cuando volví en mí y empezó a desaparecer la sensación de orgasmo, me di cuenta que temblaban las piernas, mucho más de lo que me habían temblado la primera vez que lo hice con Dakarg, además noté como el semen en mi culo me chorreaba, creo que nunca había sentido a nadie correrse tanto. Tuve que sentarme con cuidado para descansar. El resto de orcos follaba entre ellos o se tocaban mirándome. Aunque esto era raro en mí, agradecí que me dejaran un momento para descansar y recomponerme. Aunque al rato vi como uno de los que se masturbaba buscaba algo con la mirada. Creo que quería correrse en algún sitio o algo, así que le hice un gesto invitándole a acercarse. El orco no dudó, se acercó y me la metió en la boca para correrse sin darme tiempo ni a mamársela. Otros dos orcos que se la tocaban entre ellos vieron la escena y le imitaron. Por un momento tuve un “deja vu” y me pareció que estaba con los soldados. Pues los tres me la metieron en la boca y acabaron ahí sin tardar mucho. Eso sí, siempre acariciándome y disfrutando el orgasmo al acabar, un ritual que tenían al que le estaba cogiendo gusto.

Ya había anochecido casi sin darme cuenta. Después de que se corrieran los tres en mi boca nadie más dio conmigo. Noté que algunos orcos no estaban del todo cómodos con tenerme por allí, así que aproveché para ir a limpiarme al lago. Al llegar, pude ver como varios orcos entrenaban con armas en la orilla. Seguramente para fortalecerse con la dificultad de moverse en el agua. Por lo que veía hasta entrenaban desnudos. Imagino que entonces solo vestían para ir a batalla. Luego de quedarme limpio empecé a buscar a Rauork y Koriok para que me dijeran donde podía descansar.

Me encontré con Koriok, que hacía ejercicio junto a otros orcos alrededor de una hoguera. Intente decirle dónde podía dormir cons señas , y aunque no sé si me entendió del todo señaló a una de las casetas.

Al llegar me encontré con dos orcos a los que les estaban haciendo una mamada. Esperé en un lado viendo como el que mamaba se movía con habilidad entre las dos pollas, se notaba que era bueno pues solo de verlo mamar tan bien se me empalmó. Al fijarme me di cuenta que era un medio orco, pues tenía menos musculatura y rasgos más suaves que el resto. Cuando acabaron, salieron de la caseta, dejando la cara y boca del medio orca llena de semen.

  • Algo me dice que también quieres. - me dijo sorprendiéndome al hablar mi idioma.

Me acerque y empezó a mamarmela, el semen de los orcos anteriores bajaba por sus labios y se mezclaba en mi polla, junto a su saliva creando una agradable sensación viscosa y cálida que me daba mucho morbo. La comía bien, muy bien. Yiriu  podría aprender de este chico, el cual succionaba con fuerza mi cabezón e intercalaba las mamadas con movimientos de lengua a la vez que jugaba con mis testículos y culo, agarrándolo con fuerza y moviendo un dedo en mi ano masajeándolo placenteramente. El conjunto de todo lo que hacía a la vez era perfecto, tanto que hizo que no tardará mucho en correrme en su boca. Imité como solían hacer los orcos, manteniendo la polla dentro y acariciándole un rato hasta que se me pasara del todo el orgasmo.

  • Nunca hubiera esperado que un humano aprendiera nuestro rito. - me dijo limpiándose.

  • Aprendo de los mejores. - le contesté.

  • jajaja no seas molesto que ya todos aquí conocen tu bendición. Te mandaron aquí para dormir conmigo. Rauork supuso que te sería agradable tener contacto con un medio humano.

-Bueno, tampoco es que me estén tratando mal. - le dije con una sonrisa pícara.

  • Ahí te conseguí un par de pieles y paños para que te montes un lugar donde dormir, que sé que no estarás acostumbrado a dormir en cualquier lugar. Yo tengo que salir, duerme sin problema.

  • ¡Gracias! - le dije mientras se marchaba.

Puse las pieles más gruesas que vi a modo de colchón y me tumbé. No era la mejor cama pero no estaba mal. La sexualidad de los orcos era una locura. Si no fuera por mis amigos, viviría aquí encantado, pero les echo mucho de menos. También es verdad que en cierta forma soy su prisionero, o al menos parece que no me dejan irme. Mañana tengo que hablar con Rauork para aclarar todo, incluso podría pedir que me dejase hablar con el jefe, ya que parecía que había disfrutado bastante de mi, aunque no solo él la verdad. Sin duda ha sido uno de los orgasmos más intensos que he tenido, aún me dura la sensación de placer en el cuerpo.

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Continuará...

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