El calor de aquel verano (2)
Pude sentir claramente bajo la tela cuan duros estaban sus pezones.
Estaba muy concentrado jugando con el clitoris de mi madre, lamiendolo de abajo hacia arriba con mucha suavidad. Mis labios rozaban los suyos. Podria jurar que su delicioso aroma de mujer excitada iba en aumento y que ya comenzaba a verse el brillo intimo de su humedad.
Tan concentrado estaba que no me habia dado cuenta que mi hermana estaba mirandome desde la puerta entreabierta de su cuarto. Fue como un balde de agua fria, no supe como reaccionar en un inicio. Torpemente me puse de pie y sali casi corriendo al lugar mas cercano, la cocina. Al entrar a oscuras no me di cuenta que habian dejado la escoba en un mal sitio, tropece y cai aparatosamente sobre el piso. Tanto fue el ruido que mis padres se despertaron y mi madre vino a la cocina a ver que habia ocurrido.
Prendio la luz, me vio poniendome de pie, vio la escoba, comprendio lo que habia ocurrido y se rio.
- Pobre mi nene, se ha golpeado. No te preocupes que tu mama te va a curar con besitos.
- No mama, ya no soy un niño.
- Pero mirenlo, si eres todo un hombre, no?
Se acerco, me tomo la cara con sus manos y me dio un beso en la mejilla. Cuando se aparto, vi en su mirada una expresion de extrañeza, de duda y finalmente de sorpresa. Sin decir ninguna palabra salio de la cocina y se metio al baño.
Me quede intrigado con lo que habia causado esa mirada. Segundos mas tarde comprendi lo que habia ocurrido, mi madre habia sentido el olor de su intimidad en mi cara, en mis labios.
Esa noche me encerre en mi cuarto y no sali a cenar con mi familia. Me sentia avergonzado, muy culpable.
Al siguiente dia me cruce con mi hermana en la sala. No quiso mirarme a los ojos, ni siquiera me saludo. Salio de la casa cerrando fuertemente la puerta tras de ella.
Entre a la cocina y vi a mi madre preparando el desayuno. Estaba por salir de ahi cuando mi madre me pregunto:
- Hola, que tal has dormido?
- Hola, mama. Dormi mas o menos. Tu?
- Casi no pude dormir, estuve acalorada toda la noche.
- Si, el calor estuvo insoportable.
- Si, aunque ahora parece estar mas caliente que ayer, no? Por que no te sacas el polo?
- No, mama, asi esta bien.
- Por que no? No tendras verguenza de sacarte el polo delante de tu mama, no?
- No, mama. Es solo que el calor no es para tanto.
Mi madre parecio dudar un momento.
- Bueno, yo si siento algo de calor.
Y mi madre se saco el polo quedandose con su brassiere. Quede confundido por un momento. Y mas aun porque mi madre tenia una mirada extraña, misteriosa, con un toque de coqueteria.
- Que te pasa? Que te sorprende?
- Es que..
- Te averguenza verme asi?
- Si.. no.. es que..
Solo atine a sentarme en una banca. Mi madre se me acerco, tomo uno de sus senos con su mano y con la otra me tomo de la cabeza y trato de acercarme hacia ella.
- Mi nene, recuerdas cuando tomabas tu leche? A ver, a ver.. abra su boquita.
- Mama, no! Ya no soy un niño!
- Si, ya me di cuenta.
Me dijo eso mientras miraba brevemente mi entrepierna, estaba con un ereccion que se notaba a simple vista. Se echo a reir y se alejo un poco. Estaba avergonzado, aunque la excitacion estaba comenzando a perturbar mis pensamientos.
Poco a poco, y cada vez con mas descaro, miraba los grandes senos de mi madre, solo cubiertos parcialmente por su brassiere.
- Que pasa, nene? Ya te animaste a tomar tu leche?
Movi de manera inconsciente la cabeza, en señal de afirmacion, sin dejar de mirar sus senos. Mi madre se me acerco nuevamente. Cuando levante la mirada para verla directamente a los ojos, note que su expresion habia cambiado. Era la mirada de excitacion, parecia que sus ojos estaban ardiendo.
Tomo mi cabeza y me acerco hacia ella. Comence a besar uno de sus senos, mientras que con mi mano acariciaba el otro. Pude sentir claramente bajo la tela cuan duros estaban sus pezones. Se desabrocho el brassiere, lo cual me permitio luego de muchos años tener sus pezones en mi boca.
- Tome su leche, mi nene. Mamita esta feliz por poder alimentar nuevamente a su hijito.
Mientras jugaba con sus pezones con mi lengua, mis dientes y mis dedos, comence a escuchar el suave gemido de mi madre. Estaba con los ojos cerrados, con la boca ligeramente entreabierta que de cuando en cuando se cerraba para moderse los labios. Escucharla gemir, sentir el movimiento de su vientre por la excitacion, me tenia loco.
Sin dejar de jugar con sus pezones deslice una de mis manos por debajo de su falda, aparte su humedecida ropa interior y trate de penetrarla con uno de mis dedos. Cuando logre hacerlo senti un ahogo de excitacion en la respiracion de mi madre. Y al empezar a penetrarla senti como me presionaba mas contra sus senos, como si quisiera que me los comiera por completo. Estuvimos asi por un momento glorioso, mientras sus movimientos eran cada vez mas fuertes y violentos, llego al orgasmo. Finalmente se separo de mi y dirigiendome una de las miradas mas ardientes que he visto en mi vida me dijo:
- Nene, ahora tu mamita quiere tomar un poco de tu leche.
Se arrodillo delante de mi. Me pare, me baje los pantalones cortos y le mostre mi pene duro como una roca.
- Mama, puedes tomar toda la leche que quieras.
- Gracias, nene. Espero que este bien calientita.
Vi desaparecer lentamente mi pene dentro de su boca. Fue la sensacion mas placentera que habia sentido hasta ese momento. Sus humedos labios recorrian toda su extension mientras me miraba fijamente a los ojos. Era una mirada de vicio, una mirada de placer y ardor sin igual.
Yo me encontraba en medio de una batalla, queria que ese placer de sentir su boca en mi pene durara para siempre pero tambien sentia que cada vez estaba mas cerca de mi orgasmo. Al darse cuenta de esto, mi madre acelero sus movimientos.
Cuando llego el momento esperado, senti como si litros y mas litros de semen salieran disparados mediante violentos espasmos. Mi madre se bebio toda mi leche, no dejo ni una sola gota.
Cuando recupere el aliento la vi aun arrodillada con una sonrisa maliciosa.
- Y mi nene desea algo mas?
Estuve a punto de pedirle que fueramos a su cuarto pero el ruido de la puerta de la sala nos regreso a la realidad. Mi madre salio al patio con su ropa para vestirse mientras yo me acomode como pude los pantalones.
Era mi hermana, habia regresado.