El Callejón (2: Llegando a Casa)

Cual sería mi sorpresa que en una de tantas visitas y tantos espectáculos de rico sexo vistos, el mejor de ellos me lo daría mi propio hijo.

Llegando A Casa

Las visitas al callejón no eran muy constantes, sólo cuando mi culo anhelaba sentir dentro de él una portentosa y rica verga, cuando me casé tomé la decisión de dejar mi vida homosexual, pero la pasión que enciende en mi un hombre, es mucho más fuerte que el amor que siento por mi esposa y mis 3 hijos.

Cual sería mi sorpresa que en una de tantas visitas y tantos espectáculos de rico sexo vistos, el mejor de ellos me lo daría mi propio hijo.

Después de seguirlo todo el camino desde al callejón a nuestra casa, me acerqué y tan cariñoso como es mi hijo me abraza y me da un beso en la mejilla, acto seguido, me pregunta: -¿trabajando hasta tarde?-

Asi es mi’jo - me limito a responder.

¿Cómo puedo ver a mi hijo ahora que sé que es él el hombre que deseo, por el cual me quedé un buen tiempo observando su manera de coger, lo maravilloso de su cuerpo y lo delicioso de su verga?

Entro a la casa y veo a mi esposa, siento un poco de vergüenza, ella siempre ha sido comprensiva, pero siento que en la mirada se nota que mi verga acaba de derramar toda su leche en la boca de un hombre, que deseo a nuestro hijo, como macho.

Me dirijo a tomar un baño, tengo que limpiar los restos de lubricante y saliva que dejó mi amante en turno.

Ya ahí, me despojo de toda la ropa, me veo en el gran espejo que está colocado y observo que a mis casi 40 años, aun conservo cierta jovialidad, mi cuerpo trabajado y musculado es, sin duda, algo que aún enciende la pasión de mis amantes.

Viene a mi mente lo observado hacía unos minutos, mi verga reacciona ante tal recuerdo y empiezo nuevamente a jalármela suavemente, con ritmo lento, tratando de disfrutar el recorrer de mi mano alrededor, me excita muchísimo ver mi cuerpo reflejado y con la verga parada, "hedonismo puro", pienso.

Veo que se asoman por el "ojito" de mi verga unas cuantas gotitas de presumen, las tomo delicadamente y juego con ellas alrededor de mi glande pasando mi dedo, presionando el frenillo, esto me causa gran placer, juego también con mis bolas, estoy muy excitado, me siento increíblemente caliente, pese a la gran venida que tuve gracias a la fantástica visión de mi hijo cogiendose a un amigo y la excelente boca de un jovencito desconocido.

No he tardado ni 5 minutos y ya estoy a punto de venirme, y así es siento como mi leche caliente recorre desde mis huevos hasta la punta de mi verga, ésta cae en el piso y mancho un poco el espejo, miro al espejo de nuevo y veo mi verga aun un tanto erecta y con un poco de semen en la punta, el cual quito con un dedo y lo llevo a mi boca, sabe rico, pero debo admitirlo, deseo que fuese el semen de MI HIJO.

Han pasado 15 días después de lo acontecido en aquél callejón, no ha pasado día que no regrese a éste lugar con la esperanza de ver nuevamente a mi hijo, ver como coge con su amigo, como le chupan su rica verga.

Ésta noche tampoco he tenido éxito, llego a casa cansado del trabajo me dirijo a la cocina en busca de algo de cenar y me topo con una nota en refrigerador que dice lo siguiente:

"VIEJO: MI MAMA SE PUSO MALA, TENGO QUE VIAJAR A VERLA, TE LLAME AL TRABAJO PERO NO ESTABAS AHÍ, TE DEJO COMIDA EN EL "REFRI", REGRESO EN 5 DIAS, ME LLEVO A LOS DOS CHAMACOS."

Saco la comida del refrigerador cuando el ruido del agua corriendo en el baño llama mi atención, ¿quién de mis hijos se estaría bañando?, la puerta está abierta pues no sirve la cerradura, no he tenido tiempo ni ganas de arreglarla.

Le veo ahí, es un poco más bajo que yo, y su cuerpo es delgado, pero definido, el no se da cuenta que le estoy viendo, es MI HIJO, sé que acostumbra ejercitarse, seguro esta regresando del gimnasio, le observo de pies a cabeza, tiene las piernas gruesa y acordes a su cuerpo, unas nalgas de campeonato y su verga flácida y enrome colgando entre sus piernas, puedo ver sus músculos contraerse con cada movimiento para lavar su escultural cuerpo, se me ha quitado el hambre, y mi excitación va en aumento.

Cierra la llave de la regadera, me doy media vuelta dirigiéndome a mi recamara aún consternado por lo que acababa de hacer, espié a mi hijo.

No suficiente con eso voy al baño del cual ha salido mi pequeño de 28 años de edad, y veo ahí su ropa, tomo sus boxers de esos entallados, se le han de ver maravillosos con ese cuerpo, yo siempre he usado truza tipo bikini, me siento mucho más cómodo, me levo a la nariz la ropa interior de mi hijo, deseo sentir su olor a macho, veo que tiene unas cuantas manchas blancas de semen, lo paso por mi torso desnudo, se me antoja demasiado probar la leche de mi hijo, mejor me doy un baño para olvidarme de éstos pensamientos.

He terminado mi baño, no resisto y voy a verlo a su recamara, ahí está él, recostado boca a bajo, ya dormido, me acerco discretamente a su cama, me siento culpable por no verlo como padre, sino como hombre que le desea hasta su más intima fibra.

Se ve como un dulce ángel, la delgada sábana solo cubre de su cintura para bajo, es muy grande la tentación y poco a poco la quito hasta quedarme con la fantástica visión de su cuerpo desnudo, fresco y limpio, su piel se ve tan suave y tersa que invita a ser tocada, yo acepto gustoso y paso mi mano ligeramente sobre su maravillosa anatomía.

Mi verga ha reaccionado ante tal situación, el short delgado y sin resortes no disimula nada mi gran excitación y estoy tan cegado por la pasión que no resito más y empiezo a morder y chupar esas nalgas que me enloquecen, mi mente se ha nublado por completo, paso mi lengua por toda su espalda y mi hijo responde con sus gemidos, así es, mi hijo se ha despertado.

Sigue Papá, te deseo tanto – dice con su voz grave y jovial.

Ésa señal de aprobación me excita aún más y me dispongo a besarle el culo que me ha robado el pensamiento desde aquella noche en el callejón, meto me lengua en la raja de su culo y el responde abriendo las piernas permitiendo introducir mi ágil lengua en sus entrañas, el sabor es exquisito, su olor a hombre joven enardece mis sentidos, creo que esto es un sueño, o una locura.

Ensalivo perfectamente el culo de mi hijo, pero no tengo suficiente, me gusta todo él, y le volteo y veo a la respingona verga que se trae entre piernas, es mucho más larga de lo imaginaba, su grosor es magnífico, me meto su cabeza a la boca, mi hijo lubrica mucho, por lo tanto el sabor de su verga es mucho mejor, la siento jugoso, carnosa, dura y caliente, recorro su verga con mi lengua como lo hacía su amante aquella noche, chupo sus ricas bolas las cuales se encuentran grandes y seguro rebosantes de rica leche, subo de nuevo mi lengua por todo el tronco de mi hijo, es enorme y no quiero perderme ni un milímetro ésta maravilla hecha verga.

Me distraigo para besar sus ingles cubiertas de ligero vello, subo por el camino que marcan sus abdominales, el simplemente grita y lanza gemidos de placer, esto me excita demasiado, me gusta escuchar en la voz de mi hijo los gritos de placer, esos que sólo un hombre da cuando recibe el mejor placer de su vida.

Beso su abdomen plano hasta llegar a sus tetillas, las cuales están duras y enmarcadas perfectamente por los músculos de sus pectorales, llego hasta su cuello, lo beso, lo mordisqueo y sin querer, le dejo una marca.

Al fin he llegada a su cara, veo en sus ojos amor, pero más que el amor que siente un hijo por su padre, también veo deseo, veo pasión y calor, no aguanto mas y tomo sus labios, esos labios carnosos y jugosos, tomo su lengua con la mía, y éste beso dulce me eleva a la gloria, mi hijo hábilmente me quita los estorbosos shorts y libera mi verga la cual inmediatamente se oprime a la suyo, nuestros dos falos se encuentran a su máxima plenitud y ambos se rozan, se tocan, como si se dieran un beso.

Acaricia fuerte la piel de mi hijo, mi excitación es tanta que no puedo ser tan delicado, pero a él parece gustarle, giramos y el queda sobre mi, repite mi acción de besar por mi cuero hasta llegar a mi verga, admirado me dice: "Es enorme pa’"

Chúpala mi’jo, es toda tuya – es lo único que puedo decirle.

El se mete los centímetros que le son posibles en la boca, baje y sube el glande con los movimientos de su boca, se siente delicioso el calor que su boca provoca sobre mi verga, es increíble lo bien que la mama mi hijo, posa su lengua sobre el glande, lo chupa como un niño chupa el mejor helado que ha comido en su vida, descubre completamente mi cabeza bajando el prepucio y ya descubierta mi verga, la chupa a tal grado que con su boquita casi propicia que termine, pero lo separo evitando eso, aún quiero más.

Mi hijo levanta y separa mis piernas con sus brazos, y sin darme cuenta ya tiene su lengua en mi culo, da rápidos lengüeteos alrededor de mi culo, y poco a poco empieza a introducir su fuerte lengua en mi ano, la mete y saca y esto me lleva al éxtasis total, la lengua de mi hijo es mi culo es lo mejor que he sentido en todo la vida.

¿Estás listo papi? – dice mi querido hijo.

Yo le respondo con la mirada, mi hijo se levanta, saca debajo de su cama un tubo de lubricante, se pone un poco en su verga y de inmediato procede a poner su dura cabeza en la entrada de mi culo.

La siento ahí, palpitante y dura, empujando suavemente y con cada movimiento introduciéndose un poco dentro de mi, al entrar la cabeza siento un dolor terrible, mi hijo se detiene pero y le indico que no se salga, ya ha entrado lo más difícil.

Después de unos segundos mi hijo continúa con su suave movimiento, y siento como su gran cabeza va abriendo camino dentro de mí, como mi culo se adapta perfectamente al grosor de la verga de mi hijo.

Ya cuando va a la mitad mi hijo la mete y saca a un ritmo mucho más rápido, hasta que la descomunal verga ya se encuentra completamente dentro de mi, no tengo palabras para describir la sensación, la verga que tanto había deseado, se encuentra dentro de mi entrando y saliendo, haciendo movimientos circulares, adueñándose de mi cuerpo completamente.

Mi hijo acelera sus embestidas en mi culo y de repente se sale, me dice: "Es tu turno papi".

Tomo un poco de lubricante y cubro mi verga y con un dedo lubrico el culito de mi hijo, le meto un dedo y el se retuerce de placer, y me habla con voz baja: "cuidado, que es mi primera vez", esto me enciende aún más, le estaba quitando la virginidad a mi hijo, y entonces le meto un segundo dedo, lo cual aloco los sentidos de mi pequeño.

Cuando lo siento listo, coloco mi verga a la entrada de su culo, y al igual que él, poco a poco se la voy metiendo, pero no a empujones, con un ritmo lento, pero sin detenerme; mi hijo hace muecas de dolor, pero no me detengo a su petición, sorpresivamente me toma de las caderas y me empuja hacia él, esto hace que mi verga entre por completo dentro de su culo.

Se siente caliente, la humedad que propicia el lubricante favorece a que no lo lastime, y empiezo con mis embestidas, un tanto salvajes, pero el así lo quiere y lo está disfrutando, beso sus labios, los muerdo, tomo su cuelo, y así lo levanto en vilo y coloco sobre mí: -"Es tu verga mi pequeño, haz de ella lo que quieras" - le dije.

Dichoso anterior mi hijo comienza a moverse frenéticamente sobre mi verga, es increíble la forma de mover el culo de mi hijo, se mueve hacia arriba y hacia abajo, pero no deja de besarme y de gemir como tanto me gusta.

Su forma de comerse mi verga me excita tanto que no aguanto más y termino dentro de él, la obviedad de mis gemidos se lo indican a mi hijo quién acelera sus movimientos y me dice:

Sí papi, dame todo tu semen dentro de mi culo, es tu culo papi, solo tuyo.

He dejado la ultima gota sobre él, pero mi verga aún sigue dura, mi hijo, la saca y le pido que me meta la suya, deseo que el también termine dentro de mi, me coloco en cuatro y el empieza a bombear atrás de mi, siento como su verga entra y sale dentro de mi, mi hijo está tan caliente que no aguanta mucho tiempo y empujándome su verga hasta el fondo deposita hasta la última gota de semen dentro de mi.

Yo me tiro sobre el colchón y agotado como estoy me duermo, mi hijo besa mis labios y se acuesta también sobre mí.

El despertador suena, mi hijo se está bañando, lo sé porque escucho el agua correr, me paro desnudo en la puerta, el sonríe y me dice:

Ahora lo quiero en mi boca –