El cajon del vestidor
Nunca se sabe donde ni cuando se puede encontrar una experiencia inolvidable.
Por fin venia el amigo de Andrés a arreglarnos el cajón del vestidor, hacia mas de seis meses que estaba roto y nunca llegaba el momento de verlo arreglado. Eran casi las doce cuando recibir la llamada de que vendría en diez minutos, me pillo de improvisto y fura de casa, pero en fin, ahora que nunca, pensé. Cuando llegue a casa ya estaba esperándome portal, nos dimos dos besos para saludarnos como siempre que nos veíamos. Andrés y Pepe son muy amigos desde pequeños de hecho, fuimos a su boda y el y su esposa a la nuestra y después hemos seguido una relación más o menos continuada, de cenas y salidas. De hecho en una de ellas fue donde él y yo intercambiamos el número de teléfono para quedar, para lo del cajón del vestidor.
Subimos en el ascensor y yo iba pensando en que no había sacado las cosas del cajón, precisamente era el cajón donde guardo mi lencería, no me hacia ninguna gracia que las viese, no se por vergüenza seria. Al entrar me adelante a el explicándole que tenia que vaciar el cajón, que no lo esperaba, el insistía en que no me preocupara, pero al entrar conmigo al vestidor pareció darse cuenta de mi apuro, y me dejo hacer sin hacer ningún comentario. Cambie toda la lencería a una caja grande de regalo muy bonita con tapa y la deje en la leja superior de la fila de cajones donde no molestaría. Él se quedo en el vestidor desmontando el cajón mientras yo me dirigí a la cocina.. Al momento volví por si necesitaba algo y lo encontré en el suelo del vestidor, había sacado la fila de cajones y miraba en el hueco supongo que buscando el desperfecto. Cuando giro la cabeza me di cuenta de que su posición le dejaba ver por debajo de mi minifalda con completa libertad, además tengo tendencia a dejar las piernas algo abiertas y seguro que estaba teniendo una perspectiva perfecta de mis piernas e incluso de mi tanga. Disimule cambiando la postura y cerrando las piernas, no quería provocar nada en Pepe, nos llevábamos bien pero no me atraía en absoluto y siempre había sido fiel y no pesaba en otros hombres. Al gírame y salir otra vez el quedo mirándome y seguro que le ofrecí una visión perfecta de mis nalgas hasta arriba, se habrá puesto morado, pensé. Lo cierto es que la minifalda que llevaba puesta dejaba ya de por si poco a la imaginación, el top que la acompañaba, con un escote, palabra de honor, me hacia una figura preciosa y no podía reprocharle que mirara, tampoco le hacia daño a nadie. De hecho en la playa más de una vez me había visto los pechos y en tanga, tampoco había que darle más importancia al asunto.
Me intentaba auto convencer de que no pasaba nada, pero lo cierto es que me estaba poniendo cachonda ver como aquel hombre me miraba. Fui a la cocina de nuevo a beber agua fresca para que se me pasase el calentón. Llene otro vaso y me fui de nuevo a la habitación a ofrecérselo a Pepe. Entre de sopetón al vestidor y le dije.
- ¿Tienes sed?
Lo note algo nervioso y mire hacia la caja de regalo y pide ver como la tapadera no estaba como yo la había dejado. El muy canalla había estado hurgando entre mis bragas y aquello me enojo.
- ¿Que estabas haciendo, mirando entre mis cosas?
- No yo es que….
- Eres un guarro, se lo voy a decir a Andrés.
- No por favor, ha sido un desliz, es que tu estabas hay … yo te he mirado y..
Mire hacia su entre pierna y en su pantalón se adivinaba un bulto que parecía querer romperle las costuras. Pobre cito pensé, pero le seguí replicando, me gustaba verlo avergonzado.
- Eso de mirar las bragas de las demás eso no se hace ¿sabes?, cuando yo hable con Sonia veras como se te van a quitar las ganas de mirar.
- No. no le digas nada, por favor te pido disculpas, perdóname.
- No, no te perdono, esta apunto de venir Andrés haber que opina él.
Yo me seguía envalentonado y desafiándolo y el pobre hombre seguía con su erección de caballo, así que por lo visto decidió que de perdidos al rio y se abalanzo sobre mi. Me giro y empujo contra la cama, yo me resistí, pero en un momento me tuvo arrodillada en al cama con la cabeza hacia abajo y todo mi culo frente a él.
- ¿Que haces?
- Darte lo que parece que estas buscando.
- Estas, loco. ¡Déjame!
Me subió la falda y mi culo quedo frente a el como ofreciéndose, yo podía haber hecho mas fuerza para apartarme pero no la hice, allí seguía expuesta. Solo quedaba un pequeño tanga entre ese hombre y las puertas de mi sexo y yo parecía paralizada. Y me dijo.
- Voy ha hacer una prueba muy sencilla, si me equivoco te dejo ahora mismo no te preocupes.
Metió les dedos cogiendo la tira del tanga y tiro de el hacia arriba, metiéndomelo suavemente por toda la raja, lo dejaba pasar de un lado al otro de mi coño y luego tiraba de él, con firmeza, unos instantes después introdujo dos de sus dedos en mi vagina y me reprocho.
- No me equivocaba te estas tan cachonda como yo, así que no te hagas la estrecha y relájate
Lo cierto es que estaba entregada, deseaba que me follara ya, masa que nada en el mundo. Gire la cabeza hacia atrás y vi que no había perdido el tiempo, yo tenia su polla preparada para penetrarme, cuando le tuve que decir.
No, no tenemos protección y Andrés y yo estamos buscando un hijo, no por favor por el coño no. Allí estaba yo en el lecho conyugal negociando como ser penetrada por otro hombre para no quedar embarazada, de otro que no fuera mi marido.
- Esta bien ¿que propones?
Me dijo Andrés mientras me golpeaba con su polla sutilmente la entrada de mi ansioso coño. Yo estaba acostumbrada y bien acostumbrada por el culo, es mas me gusta casi mas que por delante la verdad, fue Andrés el que me hizo descubrir ese placer y no sabéis como lo agradezco.
- ¡Por detrás, házmelo por detrás¡
- ¡Mari eres una viciosilla!, ¿Te gusta por detrás?
- Cállate y fóllame de una vez, que esta apunto de venir Andrés y nos va a pillar
- No te gustaría que nos pillase, no te gustaría que te viese así. Míralo, como nos mira.
Se refería a una foto que teníamos en la mesita de la habitación donde estábamos los dos abrazados, y quedaba frente a mí como si me estuviese mirando. Conforme yo me quede mirando la foto, pepe me penetraba el culo de un empujón, pensé que me partía en ese momento, a pesad de estar acostumbrada el amigo de Andrés, calzaba mejor instrumento que el y el diámetro me costo asumirlo en un primer momento. En un par de empujones mas quede frente a la foto en cuestión con la cara casi pegada a ella y cada vez mas acostumbrada a la penetración de Pepe, mi cuerpo empezaba a disfrutar del momento, la mirada en la foto de Andrés, en vez de avergonzarme me ponía mas cachonda y los ánimos de mi amante mas aun.
- Mira como observa como se follan a su bomboncito, ves como no dice nada, creo que le gusta que te follen delante de él ves, ves, ves….
Aquello nos hizo corrernos a los dos en completa sincronización, él término tirado sobre mi, yo estaba exhausta y saciada de placer. Al volverme en la cama y quitármelo de encima, uno de mis pechos se salió del top y quedo frente a su cara.
- Son preciosos, créeme siempre he deseado tocarlos, cuando los veo en la playa sueño con ellos, pero por respeto siempre me he mordido las ganas.
- Aprovecha ahora anda y cómemelos un poquito.
Así hizo como un bebe se amorro tiernamente y durante unos instantes chupo mis pezones a placer, hasta que reaccione y di un salto de la cama.
- Levanta y arregla el cajón que va a venir Andrés, corre.
Recompuso sus ropas y yo también hice lo mismo, revise la cama por si había manchas, pero por suerte, todo el semen de mi amante estaba empapando mi minifalda y el resto todavía salía de i culo chorreándome por las piernas hacia abajo. Entra al vestidor y cogí rápidamente otra minifalda y otro tanga de la caja, cerrando la tapa y mirando de reojo a Pepe le dije.
- No mires más canalla, las cosas intimas no se miran.
Entra al aseo, me lave y me cambie, Andrés no notaria nada. Y así fue no pasaron ni diez minutos cuando entro por la puerta, lo llame desde el vestido.
- Pasa cariño ¡estamos aquí!
Paso a la habitación, yo estaba algo nerviosa, pero todo fue fenomenal, no noto nada de mi encuentro con su amigo Pepe y este termino el trabajo y se marcho, no quiso cobrarnos, aunque Andrés le insistía, yo por dentro pensaba en que ya iba bien cobrado por el trabajo. Dio la mano a Andrés y a mis dos besos como de costumbre y se marcho sin más.
No se ha vuelto a repetir esta experiencia con Pepe, nos hemos visto en un par de ocasiones en pareja y todo va como siempre, pero lo cierto es que yo cuando me quedo sola en casa, ando hurgando con el destornillador en las ruedas de los cajones del vestidor, haber si se rompe pronto alguno.