El cabrón de Recursos Humanos viaja a Londres

Y allí le dejé, arrodillado en el suelo, recogiendo con los dedos, de su cara y de su ropa, mi corrida y chupandolos goloso.

Para saber de qué va el rollo mejor leeros antes mi relato anterior “El cabrón de Recursos Humanos”. Me ha quedado un poco largo el relato, así que dosificar y leerlo por partes. Espero que os de para haceros muchas pajas.

Hacía más de un año que dirigía la sucursal de Londres cuando Gutiérrez me anunció su visita. Desde que lo había desvirgado en el Motel Pink Flamingo apenas le había vuelto a ver. Con tal de evitar el escándalo no tuvo ningún problema para promocionarme al puesto, siendo

el yerno del presidente del consejo de administración no le resultó difícil. Pero no solo fue el chantaje lo que me condujo al ascenso. Aquel cerdo se había encaprichado de mi polla. Que no lo hubiese visto en este tiempo no significaba que no tuviera comunicación con él. No paraba de enviarme correos y WhatsApp. Te echo mucho de menos me decía el muy gilipollas, a lo que yo le contestaba con un escueto ya o daba la callada por respuesta. Tengo ganas de ser tuyo otra vez y cosas por el estilo me chateaba, adjuntando fotos y videos de él en pelota, de su culo o de su pichuela empalmada. Incluso se empeñó en tener cibersexo conmigo a lo que me negué rotundamente. Lo que me faltaba, machacarmela viendo a aquel gordo cabrón.

No lo podía soportar. Si no lo aguantaba en su faceta machista, misógina, homófoba, racista y facha, menos aún ahora en esta nueva versión de maricona babosa enamorada. Y ahora tenía que recibirle sin poder negarme y sufrir su presencia durante toda una semana.

Era una mañana lluviosa de verano cuando lo aguardaba furibundo en el aeropuerto de Heathrow Al fin lo vi salir entre la multitud buscandome con la mirada. Percatándose de mi presencia empezó a agitar el brazo en alto como un loco y corrió hacia mí con una bobalicona sonrisa en su cara de luna llena. Joder no le recordaba tan gordo, pensé. Creo que había ganado peso desde la última vez que lo vi.

Al llegar a mi lado se me abalanzó y me dio un tremendo abrazo. Lo hizo con tal ímpetu que a punto estuvimos de irnos juntos al suelo. Luego me dio dos sonoros besos en ambos carrillos. Cuando me miró a los ojos y vi su boca acercándose a la mía con la clara intención de besar mis labios, le empujé apartándole y le espeté furioso, ¿pero que coño haces, acaso estas tarado?. Perdona, tenia tantas ganas de estar a tu lado, se excusó con un mohín de novia adolescente. Pues ya lo estas pero guarda las distancias y déjate de mariconadas en público, le zaherí. Tienes razón ya tendremos tiempo cuando estemos a solas, me dijo guiñandome un ojo. A punto estuve de vomitar.  Anda vamos por las maletas me apresure a decirle.

Ya en el coche dirigiéndome a la ciudad, me dijo acariciándome la mano que tenía sobre la palanca de cambio, cuantas ganas tengo de llegar a casa. ¿A qué casa? , le pregunté mirándole de soslayo. A qué casa va a ser, a la tuya, y empezó a acariciarme frenético el paquete. Pero qué haces, le grité quitándole la mano de mi entrepierna, no ves que nos vamos a matar so imbécil. ¿Entonces no voy a quedarme en tu casa?, me preguntó sorprendido. No, imposible, tengo visita le respondí. ¿Visita? ¿Quien tienes en casa?, me interrogó cual esposa celosa. A una pariente, una hermana de mi madre, le mentí. ¿Y entonces donde me alojo yo?. En un hotel, es muy céntrico, y muy lujoso, veras como te gusta. ¿Y tu te quedaras conmigo?, me preguntó meloso. No, cómo voy a dejar a mi tia sola. ¿Pero vendrás a visitarme, verdad? , añadió ansioso. Bueno ya veremos le contesté de mal café y di tal acelerón que lo empotré contra el asiento.

Cuando llegamos al hotel y tras aguardar a que el botones descargase las maletas en un barroco carrito, intenté despedirme de él. Bueno tómate el día libre mañana te llamo, le dije dirigiéndome hacia el vehículo. Espera, espera, me detuvo. ¿Que pasa ahora?, le pregunté impacientándome. D. Victor me ha encargado que te de unos papeles. Y no puede ser mañana, le dije airado. No me a dicho que te los entregue hoy mismo en mano para que los leas y le llames sin tardanza. Pues damelos a que esperas, no me podía negar a coger los papeles de su suegro. Están en la maleta, sube a la habitación y te los daré.

En el ascensor el muy cerdo no dejaba de mirarme el paquete y ponía tal cara de vicio que el botones que nos acompañaba no tardó en darse cuenta de ello. El muchacho no pudo evitar que un rictus jocoso se dibujara en su rostro.

Ya en la habitación tras despedir al botones le conminé presuroso a que me entregase los malditos papeles. Venga dame de una puta vez lo que me tengas que dar. No te tengo nada que dar, mas bien tienes que darme tu a mi, me dijo mientras se acercó lascivo hacia mi persona. Se arrojó sobre mí e intentó besarme. Le aparté de un empujón y le grité, no quiero que me beses cerdo. Así me tratas después de lo que pasó entre nosotros, me dijo meloso. Entre nosotros no pasó nada especial, solo te follé para conseguir este puesto, te enteras. Y tendrás que volver a hacerlo si quieres conservarlo, estoy dispuesto a todo, me soltó retador. Mira Gutiérrez ya hablaremos de ello, ahora no puedo, tengo una cita de negocios, me disculpé. Uno rapido venga, me dijo mientras me acariciaba el paquete. En otro momento, ahora de verdad que me es imposible. Pues déjame que al menos te la chupe, me rogó mientras me bajaba la bragueta. No puedo tengo que… pero ya tenía la mano dentro agarrandome la verga. Bueno dale, chupamela so maricón, claudiqué.

Se arrodilló a mis pies y raudo me sacó la polla. Hum como ansiaba olerte, me dijo jadeante mientras metía su nariz entre mi vello púbico, y de comerte añadió mirándome goloso a los ojos para a continuación tragarse mi rabo pendulante. Se afanó entonces en chuparme la polla. La verdad que no me ponía nada ser un puto esclavo de los deseos lujuriosos de aquel cerdo seboso y la picha no se me empinaba. Después de un rato de trabajo infructuoso se la sacó de la boca y me dijo socarrón, muy británico te nos has vuelto, ¿que es que ahora no se te sube?, pero ya verás como el Guti consigue que se te ponga dura. Y reanudó la mamada. La verdad sea dicha que a pesar de ser un cerdo asqueroso con aquellos morros carnosos la mamaba de maravilla. Y como uno no es de piedra me empecé a empalmar. No ves cómo lo conseguí me dijo deteniéndose, así la quería ver en toda su gloria. Y comenzó a hacerme un garganta profunda. Gruñía como un gorrino ahogado por mi tranca pero  a pesar de ello no cejaba en su empeño. De repente se detuvo y me preguntó anheloso, ¿me puedo hacer una paja mientras te la chupo?. Haz lo que te salga de los cojones pero rapidito que tengo prisa, le respondí despectivamente. Se sacó la pichuela y mientras se la cascaba con una mano con la otra continuó chupandomela con denuedo.

Después de unos minutos sentí como se me encogían las pelotas y el cipote se me hinchaba en su boca, señal inequívoca de que me iba a correr. Gutiérrez también lo notó porque me apresó la polla reteniendola con fuerza. El muy cabrón quería tragarse mi leche fuera por donde fuera, pero yo no estaba dispuesto a ello. De modo que cuando estaba a punto de alcanzar el clímax me deshice de él y agarrándome la polla con una mano me empecé a correr salpicándole la cara, el pelo y el traje; mientras él, presuroso, abría la boca intentando cazar al vuelo los goterones de mi leche masturbándose frenético. Vi como se convulsionaba mientras se corría. Me recogí el rabo rezumante y me subí la bragueta. Bueno ya tienes lo que querías, ahora me voy, te llamo mañana.

Y allí le dejé, arrodillado en el suelo, recogiendo con los dedos, de su cara y de su ropa, mi corrida y chupandolos goloso.

Durante todo el día estuve elucubrando qué coño podía hacer para quitarme de encima a la empalagosa maricona que me asediaba. Se veía que venía ansioso de polla y hasta que no se le taladrase bien el culo no iba a quedar tranquilo. Entonces me acordé de Jean Baptiste. Inmediatamente cogí el teléfono y le llamé. Hola Jean Baptiste le dije cuando oí su voz al otro lado, ¿podrías organizarme una fiesta?. ¿Para ti? , me preguntó. No para un amigo, quiero algo especial. Y le puse al corriente de lo que deseaba.

A la mañana siguiente el Gutiérrez se presentó a media mañana en las oficinas de la compañía. Entró en mi despacho  como una tromba saltándose a mi secretaria y me espetó ceñudo; no me has llamado, ni me has venido a buscar, te parecen formas. Lo siento pero estamos liadisimos con una operación que tenemos en marcha, son unos cuantos millones de Libras y hay que cerrarla sin demora, me disculpé. Yo te puedo ayudar, me dijo insinuante inclinándose sobre la mesa del despacho y poniendo su mano sobre la mía. La aparté la pezuña echándole una mirada furibunda,no es necesario, le dije. Insisto dijo volviendo a tocarme la mano. Cogí un enorme dossier de un cajón y lo solté sobre la mesa. Bueno pues empieza leyendo el informe. Puso una silla al otro lado de la mesa y se sentó sin dilación. Será mejor que te busque un despacho, me apresuré a decirle pulsando el intercomunicador de mi secretaria y ordenandoselo. No es necesario, prefiero trabajar aqui, asi si tengo alguna duda te podré consultar, además a D Víctor le gustaría que trabajásemos estrechamente. Y cuando pronunció estrechamente su mirada lo decía todo. Mi secretaria acudió a la llamada y nos hizo saber que ya tenía el despacho. Gutiérrez se apresuró a decirle, no es necesario bonita ya nos arreglamos asi, y con un movimiento de la mano le indico que se largara.

Me enfrasqué en mi trabajo mientras el cabrón del gordo fingía leer el informe. De vez en cuando levantaba la cabeza y si yo le miraba me hacía un gesto obsceno con la lengua o me guiñaba picarón un ojo. Yo resoplaba y proseguía ignorándole.

Estuve enfrascado leyendo papeles evitando su mirada durante un buen rato. Cual no sería mi sorpresa cuando sentí su pie descalzo acariciandome el paquete. Tu estas tonto o qué coño te pasa le dije en voz baja, no ves que nos puede ver cualquiera. El sin inmutarse persistió en su frotamiento mientras me miraba insinuante. Le quité violentamente el pie de mi entrepierna lo que hizo que apunto estuviera de caerse de la silla. Dejate de mariconadas, le espeté furibundo.

Durante toda la jornada de trabajo le tuve pegado al culo o mejor dicho tuve su culo pegado a mi. Se acercaba a mi silla y me rodeaba el hombro con su brazo y me decía guarradas. Tengo el culo húmedo, que gana tengo de que me montes, necesito tu polla dentro, y otras lindezas por el estilo. En una ocasión fuí al baño, me siguió y se abalanzó sobre mí y frotandome frenético el paquete. Anda déjame que te haga una mamadita.  Me largué a la carrera. A la hora de comer puso su brazo sobre mis hombros, arrimándose estrechamente mientras caminábamos, me ví obligado a desfilar por toda la oficina con aquella maricona, contoneándose como una zorra, pegada a mi persona. En algunas mesas vi caras de sorpresa entre mis subalternos. Aquella loca estaba desbocada y le importaba un pimiento montar el numerito.

Cuando finalizamos el trabajo me dijo insinuante, me acompañas al hotel. No, le contesté. ¿Como que no? me dijo rabioso con las manos en jarras. Veras, te tengo preparado una sorpresa. ¿Una sorpresa? me preguntó intrigado. Si una fiestecilla particular. ¿Si? me dijo con una sonrisa beatífica en la cara. Si algo especial te recojo a las siete, vístete informal vamos a estar en la intimidad, aguardame a la puerta del hotel; le expliqué con una sonrisa de medio lado. Si hubiese llevado bragas se le habrían caído a plomo tal fue la expresión de gozo de su cara. Entonces hasta las siete me dijo meloso. Le vi marchar contoneando su culo gordo.

A las siete ya estaba a la puerta del hotel. Iba hecho un pincel, unos pantalones de pata ancha dorados  y una chaqueta tan cantosa que no se atrevería a ponerla ni el mismo Elton John. Estas muy guapo, le menti cuando entró en el coche. Por esta vez le dejé que me besara los labios para que se confiara. Hombre ya no estas tan arisco, me dijo sonriente. Perdona Gutiérrez por mi comportamiento pero ya te dije que estaba muy liado y preocupado con el nuevo proyecto. No importa, me gusta que seas rudo, eres mi macho y te quiero como tal. Joder que había hecho con aquel tío, pensé, lo había convertido en una puta sumisa, casi me dio pena de él. Repeinado y con aquella cara de hogaza me miraba como una gata encelada. Solo le faltaba ronronear. Se había acicalado de tal manera que parecía la caricatura de una loca despendolada soltando pluma. Tuve que abrir la ventanilla, me estaba mareando su perfume, debía de haber echado medio frasco encima. Te has perfumado bien no hay duda. ¿Te gusta? Es Le Male de Gaultier, me dijo aproximando su cuello para que lo oliese. No hace falta que te acerques te deben de estar olfateando hasta en Escocia, le espeté guasón.  Quiero oler bien para mi hombre, además me he depilado. ¿Depilado?. Si enterito, quiero estar lindo para mi papito, pronunció con voz aflautada. Joder no sabía lo que le esperaba me sonreí.

Me dirigí hacia Peckham, un barrio en la parte sur de Londres. Cuando llegamos vi a Gutiérrez mirando temeroso por la ventanilla a los viandantes. Coño cuánto negro, dijo despectivamente. Y es que el barrio,a pesar de estar muy de moda y que todo joven algo bohemio y con vena artística aspira a mudarse a él; es una de las zonas de Londres con mayor diversidad étnica, vibrando especialmente su alma africana. Peckham recoge todo el ideario londinense de mezcla, diversidad y colorido, pero además lo hace aportando una personalidad propia, profundamente africana, donde la vida en la calle sigue siendo protagonista. La puta cuenta para un racista y xenófobo como Gutiérrez.

Tras dejar el coche aparcado caminamos por las calles entre el gentío dirigiéndonos a nuestro destino. Mi acompañante iba con el ceño fruncido y la nariz arrugada. En un momento me dijo al oído, ¡Joder apesta a negro! A punto estuve de partirle la cara allí mismo pero me contuve y le respondí con guasa, ¡Que se le va a hacer! También tú vas dejando un rastro insoportable a maricón con ese perfume tuyo, Cada uno uno huele como lo que es. En un principio me miró ofendido pero luego se agarró a mi brazo y empezó a reírse cloqueando como una gallina.

Nos metimos por un estrecho callejón y Gutiérrez me preguntó nervioso, ¿Pero donde me llevas? Ya te dije que era una fiesta privada, te prometo que te va a encantar. Entramos en un patio interior de altos muros y picamos a la puerta de la clásica casa londinense de ladrillo.

Me hubiese encantado hacerle una foto cuando nos abrieron la puerta y se quedó mirando con ojos vacunos y la boca abierta a quien nos recibía. Hola Jean Baptiste dije. Era un negro como una casa, tan ancho que casi no cabía por la puerta y tan alto que tendría que agachar la cabeza para pasar por ella. Bienvenidos nos dijo con una blanca sonrisa iluminando su bello rostro de ébano. Mientras le seguíamos por un largo y estrecho pasillo me susurró al oído. ¿Pero aquí son todos negros? Africanos , le corregí como a un niño pequeño. Desembocamos en un amplio salón decorado con motivos étnicos y vibrante colorido. En la estancia había cuatro hombres más. Jean Baptiste no era el más alto ni el más corpulento de los cinco pero tampoco el más bajo.

Hostia más ne.. Te presento a mis amigos congoleños le dije echándole una mirada heladora. Los cinco se acercaron sonrientes y estrecharon la mano del descompuesto Gutiérrez mientras se presentaban. Se dirigieron todos a él en un perfectísimo castellano. Habláis muy bien mi idioma. Muchas gracias le contestaron ¿Y como es eso?. Veras vivimos en españa unos cuantos años pero nos vinimos a Londres. ¿Por que si España es el país donde mejor se vive del mundo? , extrañado de que alguien no pudiera pensar así. Hombre si eres blanco, hablas castellano, eres rico o funcionario vives de puta madre, Pero si no lo eres te conviertes en un paria, sobre todo en Madrid. Bueno yo no veo así las cosas dijo un poco exaltado Gutierrez. Os apetece tomar algo, dijo Jean Baptiste para romper el hielo. Creo que a mi amigo le vendría bien un lingotazo, un whisky doble, o mejor triple , le respondí medio escojonándome de la risa. Bueno muchachos ayudarme a preparar las copas, vosotros poneos cómodos nos dijo y salieron los cinco en tromba. ¿Pero qué clase de fiesta íntima es esta? ¡Pues si esta era lo sorpresa que me querías dar, menuda sorpresa! me dijo enfurruñado. Espera y veras como te va a gustar. ¿ Pero qué tengo que ver?. Cuando vengan mis amigos te lo diré. Al fin regresaron bulliciosos con las copas, algunos aperitivos y abundantes botellas. Cuando estaban todos presentes me acerqué a su oído y le dije en un murmullo a Gutierrez, Te has fijado en sus paquetes.

A punto estuvieron los ojos de salirsele de las órbitas y sin poder reprimirse exclamó ¡OSTIA!

Nos sentamos en los sofás e iniciamos  una charla intrascendente. El gordo de Gutiérrez estaba literalmente encajado entre dos de los congoleños incapaz de abrir la boca. Sus ojos iban de paquete en paquete comiendoselos con la mirada. Mis amigos al verlo tan extasiado se sonreían y alguno se tocaba el bulto para excitarlo más. El efecto de la calentura que arrastraba, combinado por la cantidad de Whisky que se trasegaba sin cesar, hizo que se levantara y bufando nos comunicara que se iba a quitar la chaqueta. Nos deleito entonces con una ajustada camiseta de lycra que resaltaba todas sus lorzas. Me fijé en su entrepierna y a pesar de que no era mucha la talla que gastaba ya se le empezaba a notar empalmada a través de la tela.

Decidí echar leña al fuego. Jean Baptiste es verdad eso de que los africanos teneis la polla mas grande que el resto de los mortales. Al menos eso afirman las estadísticas, me respondió, y dicen que los congoleños estamos a la cabeza se rió. No será para tanto le dije retador. Bueno en mi caso te puedo asegurar que no estoy mal equipado, soltó mientras se agarraba el paquete con la mano y lo hacía moverse en su flojo pantalón. ¿Tu te lo creés Gutiérrez?,dije. Este miró hacia los lados sin saber qué decir. Unos goterones de sudor le resbalaban por la frente. ¿Quieres que te la enseñe para comprobarlo Gutierrez?, le dijo Jean Baptiste despreocupado. No,no; no hace falta. Si hombre si no hay problema, asi sales de dudas. Se Levantó del sillón y caminó hacia él hasta quedar a corta distancia. Bajo la cremallera, metió la mano por el hueco y  se la sacó.

Una trompa oscura que quedó colgando entre las piernas. Era como una mamba negra. Gutiérrez le miraba alternativamente a la cara y a la polla en pleno estado de shock. ¿Qué te parece Gutiérrez? !Joder si que es grande! exclamó admirado.

Lancé otra andanada. Bueno tio, vale tu la tienes grande pero eso no significa que todos la tengaís igual, reté al resto para aumentar la tensión. No te creas que Jean Baptiste la tiene tan grande, respondió otro de los congoleños. ¿A no, acaso la tienes tu mas grande? No lo se no nos la hemos medido, me respondió alzando los hombros. ¿Qué os parece si hacemos un concurso? Gutiérrez actuará de juez, propuse. Todos aceptaron el reto. Se situaron en semicírculo alrededor del gordo que se removía en el sofá como una yegua encabritada. Y uno tras otro se la fueron sacando del pantalón. Al Guti casi le da un infarto cuando tuvo aquellos cinco cipotes colganderos ante sus ojos.

¿Que opinas? ¿Quien la tiene mayor?  No se, son todas enormes, pero asi dormidas no sabria que decirte. El cabrón había entrado al trapo. Estaba como un niño ante los regalos de Navidad. Bueno pues habrá que despertarlas, le dije, será mejor que lo haga una mano inocente e imparcial, ¿No os parece?. Todos afirmaron con la cabeza. Dale Gutiérrez meneaselas un poco, le ordené. No hubo necesidad de decírselo dos veces se abalanzó a los rabos y comenzó a tocar la zambomba a dos manos. Iba pletórico de una a otra como un virtuoso. Y como un encantador de serpientes hizo que aquellas mambas negras se alzasen desafiantes.

Cuando estuvieron todos empalmados. Di otra vuelta de tuerca. Sentencie Sr Juez ¿Quien la tiene mas larga? Este, dijo agarrándole el rabo con fuerza al más jovencito. La verdad que era la más larga y delgada, debido a su menor estatura aun parecía mayor. ¿Y la más gorda? Esta sin duda agarrando la que lucía el más forzudo. Efectivamente no se equivocaba, era como un salami. ¿Y cual huele mejor? Acercó la nariz como un experto perfumista a sus sexos y olfateó con intensidad. Este dijo señalando al más bajito. ¿Y la que mejor sabe? No lo se no las he probado, se excuso un poco cortado. Pues lámelas saben a chocolate, bromeó Jean Baptiste. Como una perra empezó a lengüetearles las vergas y los testículos. Cuando hubo concluido, tras relamerse gustoso, señaló a uno de ellos. Y por último a cual de ellas le pones la corona de la reina de las pollas, le pedí como colofón. La de Jean Baptiste, dijo mirándole lascivo a los ojos, es la polla perfecta.

Se quedó mirándolos alternativamente a la cara y al cipote sin saber cómo proseguir. Nos harás una mamadita como premio ¿no?, medió Jean Baptiste. Aquello fue la gota que desbordó el vaso de la lujuria, se tiró de rodillas y empezó a chupar pollas como un poseso. Chupaba, lamia, saboreaba o mordisqueaba alternativamente verga tras verga mientras sus manos inquietas masturbaban a la polla que tuviese a su alcance.

Yo estaba super divertido despatarrado en el sofá viendo a aquel cabrón racista y xenófobo comiendose los rabos de aquella tribu de congoleños como un poseso. Me daba la sensación que se le iban a quitar todos los prejuicios raciales en un santiamén. Estaba perdido porque como dicen, el que prueba una polla negra ya no quiere otra cosa. Yo bien sabía que aquel dicho era bien cierto.

Estuvo comiendo nabo durante un buen rato Hubiese merecido la pena grabar el espectáculo. Los africanos resoplaban sin cesar transportados por el tratamiento que les estaba haciendo el gordito con los morros y él gruñía con cada una de las pollas que se tragaba. De vez en vez se oían exclamaciones obscenas. ¡Joder como la chupa el blanquito! ¡Es la reina de las bocas mamadoras! ¡Asi, asi muérdeme el frenillo! a lo que Gutierrez contestaba ¡ Hummm a chocolate no saben pero son una delicia¡ ¡Quiero que me llenéis hasta quedar harto! ¡ Cuando viene esa leche, tengo hambre! ¡Correros de una puta vez cabrones!

Al fin el más jovencito estalló en su boca lanzando un berrido. Gutiérrez se adhirió a la verga chupando y tragando hasta la última gota, los otros aguardaban inquietos meneandosela. Una tras otra fue ordeñando aquellas trompas mientras sus propietarios chillaban exaltados mientras se corrían. Cuando se acabó la refriega la escena era dantesca. Los congoleños tirados sobre los sofás o por el suelo con sus pollas rezumantes apagándose poco a poco. Y Gutiérrez arrodillado,con una sonrisa de oreja a oreja y la barbilla totalmente embadurnada de semen que goteaba empapándole la camiseta. Debió de quedar con hambre el muy maricón porque, no contento con la más que generosa ración de leche que se había tragado, empezó a recogerla de la barbilla y chuparla de sus dedos cual exquisita golosina.

Transcurridos unos minutos Jean Baptiste se puso en pie y tras palmear con brío dijo a sus compatriotas, Vamos chicos vamos a dedicarle un baile de homenaje. Todos de pie empezaron un cántico aborigen que fueron acompañando de un pintoresco striptease. Cada vez que se desprendían de una prenda la lanzaban a Gutiérrez que estaba despatarrado en el sofá observándoles entusiasmado, este la recogía y la olía con deleite. Me senté en el brazo del sofá donde se encontraba el gordo para poder disfrutar del espectáculo. Cuando  estuvieron totalmente desnudos comenzó una coreografía claramente sexual. Bamboleaban las mangueras hacia arriba y hacia abajo con golpes de cadera o simulaban el acto sexual meneando su cintura de atrás hacia adelante como dando golpes con la polla. Gritaban ahora todos acompasados Jao- Jao-Jao acelerando su cuerpo para imitar el cenit de la cópula. Por fin representaron el orgasmo gritando un poderoso HIAAAAAAAAAAAA agitandose con frenesí y despues de detuvieron dejando todo su cuerpo laso exhaustos tras el coito.

Gutiérrez se puso en pie y los aplaudió enfervorecido mientras les brindaba unos apoteósicos BRAVO BRAVO BRAVO.

Una vez recompuestos, sudorosos, los danzantes se acercaron a él bamboleando los rabos. ¿No tienes calor blanquito?, le dijo Jean Baptiste. ¿A ti qué te parece hermoso? le respondió con ademanes de experta meretriz, me habéis puesto requete caliente galán, a ver como os arreglais ahora para bajarme la sofoquina. Y sin dilación se arrojaron como una jauría sobre la presa y le empezaron a despojar la ropa.

Una vez estuvo completamente desnudo, caminaron  en círculo como tiburones alrededor del pálido cuerpo. Empezaron a comentar entre sí. Anda que tetas, dijo uno. Joder que trasero exclamó otro. No tiene ni un solo pelo añadió un tercero, Mirad si casi ni tiene pene dijo alguien por último. En ese momento Gutiérrez enrojeció, pero pronto se vino arriba y rabanero contestó agarrándose las nalgas, pero con este culo puedo tener a todas las pollas que me apetezca.

La estampa de aquel cuerpo orondo, totalmente depilado, blanco como la leche, con un culo monumental, los abultados pechos  descansando sobre la sobresaliente barriga, aquella minga diminuta acompañada por unas pelotas tan pequeñas y encogidas que pareciese carecer de ellas; me traía a la cabeza distintas imágenes. Recordaba a un eunuco de un serrallo oriental o más bien a un bebé descomunal o quizás a una venus  esteatopigia del paleolítico. Pero para que le iba a dar vueltas a lo que en realidad se asemejaba, era a una marrana con el pelo raspado después de la matanza.

Al fin se abalanzaron sobre él, dos se amorraron a las tetas chupando como lactantes, otros dos se arrodillaron explorando tan esplendorosas nalgas que mordisqueaban cual fruta exótica y el más joven, el del pollón descomunal, con dos dedos le examinaba la picha con curiosidad ante lo que el consideraba raro especimen.La mamba negra contra el gusano del alambre.

Era un poema, una oda al desenfreno orgiástico, el ver aquel gordo paliducho rodeado por los cinco machos de ébano que le satisfacían solicitos. Con los ojos en blanco suspiraba transpuesto por el placer. Sus manos agarraba pollas, acariciaba pechos y cabezas para corresponder a sus cinco amantes. Como Durga rediviva parecía tener múltiples brazos que se movían inquietos de cuerpo en cuerpo. Al fin, saciado de tanto magreo, los fue apartando uno a uno y les espetó desafiante, ¿Es que nadie me va a follar?

Entre todos le levantaron en el aire y le transportaron como una pieza de caza para dejarle sobre la mesa de centro colocado a cuatro patas. Gutiérrez apoyó la cara contra la mesa para dejar el culo mas recachado. ¡Joder que culazo, si tiene más trasero que las mujeres de mi pueblo! dijo uno jocoso. El más jovencito ansioso de enterrarle la polla se dirigió hacia él con el cipote en la mano. ¡Esperad, esperad muchachos! ¿Así sin preliminares? ¿No veis que lo podéis destrozar con esas trancas que os gastais? Mejor le coméis un poco el culo para que se le moje el chocho, les sugerí autoproclamandome maestro de ceremonias.

Se colocaron en fila uno tras otro con el cipote inhiesto al que de vez en vez masturbaban para mantenerlo erguido. Parecían comulgantes a la espera de la sagrada forma. El primero de la fila se arrodilló tras el enorme trasero y apartando las cachas empezó a chuparle el ojete. Gutiérrez empezó a bufar enfervorecido. Evidentemente los abultados labios de mis amigos debían de causarle mucho placer. Tras comerle durante un buen rato el culo cedió su puesto al siguiente feligrés. Durante minutos cada uno de ellos se dedicaron a ensalivarle profusamente el ojete. Gutiérrez lo estaba pasando como los indios y no dudaba en cogerles la cabeza y enterrarsela fuertemente entres sus nalgas cuando le gustaba especialmente lo que le estaba haciendo la boca de turno. Aquel desfile procesional asemejaba un rito libatorio al Dios Anilingus.

Cuando todos hubieron rendido pleitesía al Gran Culo, como Gran Sacerdote me dirigí y le aparté las cachas para ver el estado de la pepa.¡El muy cabrón se había depilado hasta el trasero! Tenía toda la raja empapada y el agujerillo hinchado y enrojecido de tanta refriega. Le calé como a un jamón metiendole un dedo en el culo. Gutiérrez profirió un pequeño ¡Ay!. Hacia mas de un año que le habia desvirgado y por lo visto se la había cerrado el ojete desde entonces. ¡Joder, no se  como va a poder soportar semejantes trancas!, pensé mientras miraba los cipotes de los congoleños.

Bueno ya tiene el coño chorreante así que dale polla que lo está deseando, le dije al más jovencito porque a pesar de tener la verga mas larga era también la más fina. Gutiérrez volvió la cabeza y vio acercarse a la mamba negra con cara de lujuria. El muchacho la colocó en la entrada y empezó a empujar. El gordo gritaba como un marrano en la matanza con cada empellón. Ayyyyyyy, Ayyyy, Ayyyy. Pero aquel tolete no acaba de entrar. De repente Jean Baptiste agarró al muchacho por las caderas desde atrás y le dio un fuerte empujón consiguiendo que el jovencito le clavase media polla. Gutiérrez lanzó tal alarido que se debió de oír en Edimburgo. ¡Detente animal! le gritó furioso al mancebo. Resoplaba como una parturienta para calmar el tormento de la estocada. ¡Joder no recordaba que doliera tanto! me dijo con las lágrimas bailando en sus ojos. Ya sabes que solo es al principio, aguanta la puñalada como bravo y aguerrido español y veras como enseguida empiezas a gozar, le dije apelando a su amor patrio,jeje.

El rapaz se quedó quieto como una estatua mientras el gordo se recuperaba, Cuando observé que ya se había relajado le di una tremenda cachetada en el enorme trasero indicandole al muchacho ¡Hala que empiece la fiesta! Este como si hubiese lanzado el pistoletazo de salida empezó a follárselo. Al principio lo hacía con calma pero pronto aceleró el ritmo y aquella longaniza entraba y salía sin tregua. ¡Ahora si, Ahora si! gritaba Gutierrez pletórico, ¡Madre que gusto, ya no me acordaba! Cuando de un último pollazo se la clavó hasta la empuñadura la muy zorra puso los ojos en blanco. No se hasta donde había calado aquella pica pero era evidente que Gutiérrez nunca había tenido una verga tan adentro. En un momento abrió la boca de par en par  y temí que se asomase el rabo por ella.

Empezó entonces a mover el culo como una ramera, contorsionandose mientras la montaba para incrementar el placer del joven semental. A este le debió de gustar el tratamiento que le daba aquel culo tragón porque lo embistió aún con más furor, sin poder aguantar mas, dio un último pollazo y se quedó totalmente ensartado mientras su cuerpo se agitaba desbocado mientras se corría. Ver los movimientos del monumental trasero estrujandole el rabo para extraer hasta ultima gota era algo hipnótico. Menuda puta estaba hecho el Gutiérrez, le había enseñado bien como satisfacer a un hombre. ¡Pero tan pronto!, zahirió guasón al muchacho. Mas pronto dejaría de quejarse, pues un camarada apartó al muchacho, que sacó la polla aun empinada y rezumante de jugos, y clavó la suya de una tremenda estocada. Apunto estuvo de arrojar al gordo de la mesa.

El nuevo empezó a follarle como una taladradora neumática, lo hacía con tanto vigor que movía todas las carnes del gordo. Este se tuvo que incorporar y ponerse a cuatro patas para no rozar la cara en la mesa. En esta posición recordaba más a una marrana. Las tetas le colgaban y se movían atrás y adelante, la barriga se le descolgaba balanceándose en cada arremetida y las posaderas trepidaban como si de gelatina fueran. A este se le veia mas experimentado que al anterior porque consiguió que Gutiérrez comenzase a lanzar grititos mientras babeaba con la boca abierta. ¡Dale moreno,dale a la chocolatera! le animaba. De la pichuela del cabestro empezó a fluir un hilillo transparente que se alargó hasta alcanzar la mesa. Mientras el toro bravío que lo cubría bufaba ruidosamente. No se el tiempo que se lo estuvo follando pero fue una enormidad. Hasta tal punto que Gutiérrez, tal vez con gana de novedades, le gritó ¡Correte de una puta vez! ¡Joder, no ves que hay gente esperando. No pude reprimir una carcajada.

La taladradora aumento el ritmo hasta que tornó los ojos en blanco y empezó a correrse como un loco hasta desplomarse sobre la espalda del Guti. Este le soportó estoicamente durante un rato para que recuperase el resuello. Anda jabato haz sitio le dijo empujándolo suavemente. Cuando la polla ya morcillona se salió, la leche empezó a deslizarse por los muslos de la potra que apretó en seguida el ojete para no desperdiciar ni una gota.

El siguiente en la lista tenía una verga peculiar,  era de tamaño medio y no sobresalía ni por su tamaño ni por su grosor, pero tenía un capullo desproporcionado con el resto del instrumento. Si había una polla cabezona era aquella, recordaba a un enorme Chupa Chups. Costó que pasase por la embocadura pero al fin lo consiguió. ¡Joder qué suplicio al entrar, pero que gusto cuando está dentro! Exclamó ufano Gutiérrez.

El cabrón del polla-seta sabía cómo sacar provecho a su aparato, porque lo follaba con suavidad para frotarle el balano suavemente a lo largo en el interior  y a veces con todo el palo fuera daba pequeños tirones como intentando de sacar el capullo, cosa que debía saber causa quebranto al que pone el culo. Pero el muy hijo de puta no contento con ello en una de estas tiró con fuerza y se la sacó completa. CHOF sonó en la sala.Gutierrez torció la cabeza mirándole airado y le espetó. ¡Cara pijo pa que la sacas si sabes el trabajo que cuesta meterla!¡Venga pa dentro o cierro la iglesia!. Tras clavarsela de nuevo siguió montandolo con parsimonia y dando tironcillos de vez en cuando, lo  que al mariconazo le debió de empezar a gustar, porque empezaba a morderse los labios soltando un gustoso Hummmmmmmmm cada vez que se lo hacía. El africano, travieso, al poco rato se la volvió a sacar de golpe.CHOF. ¡Hostia puta! ¿Otra vez? , exclamó Gutiérrez pillado por sorpresa, ¡Pues ahora te esperas a que se me enfríe el potorro!. Curioso me dirigí a inspeccionar sus cuartos traseros. Tenía las zancas embadurnas de leche que ya se empezaba a encharcarse sobre la madera alrededor de sus rodillas. Aparté un poco al negro y separandole las cachas vi el estado en que se encontraba tan castigada parte. Tenia el esfínter encarnado y abultado de tanta refriega y a través del abierto agujero se veía su rojo interior colmado de leche. Clinnnn dije imitando una campana, ¡Tercer Round! Y los púgiles reiniciaron la contienda.

Después de un rato fueron los otros los que empezaron a protestar impacientes. Deseoso de satisfacer a toda su clientela la muy puta le dijo a su enculador ¡Anda moreno pasa para adelante que ya te remató desde aquí la faena!. Obediente la sacó por última vez.CHOF. Cuando la tuvo al alcancé la engulló presto. Tras entretenerse mamando unos instantes la extrajo de la boca e informó al tendido ¡Joder esta si que hace buen bocado! Entretenido estaba con tan opíparo champiñón cuando por detrás se le aproximó Mr Salami. Vi como se le desorbitaron los ojos cuando aquella enormidad empezó a entrar en él. Y no era de extrañar porque cipote mas gordo en mi vida viera. Empezó a sudar por el doble esfuerzo y gruñía como un puerco con el nabo en la boca mientras por detrás le clavaban la enorme garrota. Sus dos contrincantes empezaron a follarle con saña. Lo zarandeaban entre ambos como un pelele manteado. Empezó a mamar  el champiñón con repidez esperando deshacerse de uno de sus rivales, y al fin lo consiguió, porque el congoleño empezó a descargar entre alaridos. Debía de tener los huevos bien repletos porque, aunque se afanó en mamar durante un buen rato, la corrida se desbordó por la comisura de los labios.

Al fin liberado de uno de ellos se dedicó a disfrutar del cipote que lo sodomizaba mientras se relamía glotón con los restos de leche que restaban en su boca. ¡Joder al fin se lo que es una polla! me dijo mirándome fijamente para humillarme!. El gigantón desplegó una sonrisa de oreja a oreja y siguió clavandosela. El Guti separaba cuanto podía las piernas para dejar pasar con más holgura el enorme salami que el congoleño tenía entre las piernas. ¡Dios esto sí que llena!, berreaba, ¡Al fin un macho pa mi culo! El enorme animal que lo montaba era todo él de unas proporciones descomunales y  por comparación semejaba que el cerdo que montaba pareciese un lechoncillo. Sin duda semejante escena tenía un regusto de nefando.

Estaba en la gloria con aquel pedazo de carne en sus entrañas, si así no se quedaba a gusto era que aquel culo nunca se podría saciar. Y así lo pareció cuando le gritó al gigantón ¡Con más brío que apenas la noto!. Cosa que en el fondo no me extrañaba porque debía tener el ojete anestesiado de tanta polla como llevaba tragando. Ya llevaban más de una hora dandole por el culo y todavía pedía más la muy guarra. El gigantón cabreado por sus palabras desató la tormenta, comenzó a darle tales pollazos que temí por su integridad. Pero  a pesar de ello el gordo cabrón estaba en plena gozadera aullando enloquecido por tan formidable monta. Estaba ambos tan enfervorecidos que de un último pollazo el ciclope se desplomó sobre Gutiérrez, corriendose mientras lo aplastaba bajo su peso. Entre dos hubo que levantarle del cuerpo espachurrado, temerosos que lo asfixiara semejante mole. Cuando lo incorporaron y le volví a ver el descomunal cipote, aún a media asta, me hice cruces imaginando lo que sería tener aquello metido en el culo.

Pensamos que al fin el mariconazo estaba derrotado, pero cuál no sería nuestra sorpresa cuando se incorporó engallado y nos espetó altanero, ¿Que pasa que no hay más polla para este culo?, y movió cachondo el trasero. Llevaba casi dos horas tragando leche sin cesar y  aún no estaba harta.

Al fin le tocaba el turno a Jean Baptiste. Si los anteriores estaban de “toma pan y moja” este era para mojar la hogaza. Alto, esbelto, atlético, con anchas espaldas, cinturita estrecha y un hermoso culo respingon. Unos brazos y una piernas musculadas pero elasticas. En su brillante cuerpo apenas vello. Una bella cara de labios carnosos, nariz estrecha y por último aquellos ojos negros como el azabache de mirar hipnótico. Luego en el centro de su cuerpo su sexo.  Sobre un bosquecillo de vello negro y encrespado se levantaba lo que con mucho acierto Gutiérrez había coronado como la polla perfecta. Lo suficientemente grande, lo suficientemente gorda, sin venas especialmente marcadas y sobre todo con aquel poderoso glande granate que destacaba como un rubí sobre el ébano de su piel.

¡Ven ven hermoso, mucho te haces de rogar! Le llamaba con la mano mientras veía acercarse aquel dios que lo iba a cubrir. Se la clavó con delicadeza y comenzó un rítmico mete y saca. Si la polla era perfecta su propietario era el perfecto empotrador. Bailaba mientras se lo follaba, tenía tan elástico movimiento de cadera que le permitía buscar todos los puntos de placer de su pareja. Además no se olvidaba de él, le estrujaba los pechos o le masturbaba suavemente la rezumante pichuela. Le besaba la espalda  o le acariciaba la cara y el pelo. En definitiva era el amante perfecto, y yo bien lo sabía.

Durante un tiempo incalculable mantuvo esa monta danzarina, llena de ritmo y maestría. Daba gusto ver su cuerpo bailando en la cópula. Por primera vez envidié al cabrón del gordo.

Este apenas habría la boca solo gruñía y suspiraba concentrado en su propio placer. Cuando Jean Baptiste incrementó el ritmo de la danza sodomita le empezaron a temblar las piernas y los brazos. El africano lo cogió fuerte por las caderas para sujetarle. Pero también él estaba alcanzando el clímax. Se corrió en numerosos trallazos acompañando cada uno de ellos con un profundo pollazo. Disparaba , se retiraba y se la enterraba en lo más profundo para volver a lanzarle otra andanada. Cuando acabo con mucha suavidad se retiró de él. Sobre la mesa el gordo resoplaba exhausto.

Al fin Gutierrez se levantó, tenía las rodillas y las palmas de las manos enrojecidas de estar tantas horas a cuatro patas. Apenas podía caminar con el culo destrozado . Mientras lo hacía la leche acumulada se deslizaba por sus piernas. Pero él apretaba el culo para no perder ni una gota. Se acercó a la mesa de comedor y cogiendo una copa se la bebió de un trago. ¿Que blanquito, no me follas? , me retó apoyando el culo en la mesa. ¿O es que no se te sube? . ¿No has tenido ya suficiente polla? le contesté con una sonrisa torcida. No, me falta la tuya. Fue la que vine a buscar, me dijo mirándome lánguidamente. Se recostó sobre la mesa abrió cuanto pudo las piernas y cogiendose las cachas del culo con las manos las separó para dejar al la vista la rezumante entrada. Tengo humedad en el chocho, estoy muy caliente, ven y preñame amorcito, me dijo meloso Llevaba toda la tarde empalmado asistiendo como espectador a la prolongada orgía y yo tambien tenia los huevos cargados. Así que me acerqué a él, me desabroché los pantalones y los deje caer alrededor de mis tobillos junto con los calzoncillos. Arrastré aquel cuerpo desparramado hacia mi dejando el culo al borde de la mesa y le puse las piernas apoyadas en mis hombros. Me cogi la polla con la mano y se la metí. Entró con una facilidad pasmosa, estaba totalmente encharcado, lleno de la leche de las anteriores corridas. Era como meter el rabo en una tarrina de natillas. Joder pues si que habia tragado leche aquel culo glotón ahora si que parecia el humedo coño de una mujer. Mientras me lo follaba me miraba amorosamente a los ojos y me acariciaba el pecho y los brazos. Te he venido a buscar como una perra en celo y trabajo me a costado que me montes, cabrón, me dijo dolido. Joder Gutiérrez te has convertido en un puto maricon , en una zorra insaciable, le zaherí. Tu tienes la culpa de ello. Tu me creaste, soy tu criatura. Pero ahora dejémonos de reproches tú has sido el primer hombre que me ha poseído y por siempre jamás serás mi macho. Hazme el amor cariño, me dijo derritiéndose mientras me lo follaba. El sonido que producía su culo anegado era continuo CHUF CHUF CHUF. Yo ya tenia los huevos embadurnados de la leche de los congoleños . Después de un buen rato de estar dandole por el culo se cogió la pichuela y empezó a mastrubarse. Quiero correrme contigo, me dijo jadeante. Empezó a cascarsela frenético mientras su culo estrujaba mi polla, no tardé mucho en sentir como se me hinchaba la verga y empecé a correrme. Gutiérrez al sentir mis descargas comenzó a trepidar como en un terremoto y se derramó sobre su barriga. Sentia nuestros cuerpos latir alli donde estaba unidos. Me desplomé sobre su pecho y  me abrazó estrechamente. Te amo y siempre te amare, hagas lo que hagas y digas lo que digas. Soy tu hembra, tu esclava y me entregaré a ti o a quien tu desees sin reservas. Me decía mientras me besaba tiernamente la cabeza.

Me desprendí de sus brazos y me salí de él. El semen manaba de su dilatada entrada y cayendo poco a poco se encharcaba en el suelo mojando en parte mis pantalones. Los subí y me los puse. Yo me largo ¿Te vienes? Me sonrió burlón y me dijo, no ya cogeré un taxi. Mientras me marchaba le oí gritar Eh muchachos que se abre la taquilla. ¡Aquí todavía hay culo para mucha polla!

Ya en la puerta me giré y vi a los congoleños arremolinándose alrededor de la mesa y como el primero se lo empezaba a follar.

Durante los siguientes días no tuve noticias de Gutierrez. Al cuarto llame a Jean Baptiste preocupado. Hola Jean sabes algo de Gutiérrez. Si está todavía aquí, me contestó. ¿Pero todavia seguis follandooslo? le dije sorprendido. ¡Que va a nosotros ya hace días que nos secó el muy maricón!. Pero se corrió la voz y empezamos a tener visitas. ¿Visitas? Si lo tengo en la cama abierta de piernas como una barragana follandose a todo el que se presenta, a veces tengo cola espeando, Pero cuando tiene mucha clientela no tiene problema en atenderlos de dos en dos o si es preciso tres a la vez. ¿Todos negros?, le pregunté. No, qué va, esta casa ahora es como Benetton los hay de todos los colores y razas. Al principio los orientales no le gustaban, decía que la tenían muy pequeña, pero empezó a montarlos de dos en dos y ahora está encantado, Creo incluso que en una ocasión tuvo tres pollas clavadas en el culo al mismo tiempo Ya ha pasado medio barrio entre sus piernas, como siga así se va a en convertir en una atracción turística.Jejejej , me rei con la idea. Por cierto, añadió, he empezado a cobrar entrada, así tu fiestecilla te saldrá gratis y ya te lo agradeceré personalmente de otra manera el negocio que me has dejado. Vale Jean, pero que dice Gutiérrez. Nada está pletórico solo le oigo de vez en cuando gritar cantarín el siguieeenteeee. Bueno vale, ya nos vemos. Y colgué el teléfono.

Pensando en lo que me había relatado Jean Baptiste estallé en carcajadas. El racista de Gutiérrez, yerno del presidente del consejo de administración de una de las más importantes empresas españolas, abierto de patas poniendo el culo a todo dios en una casa de negros como una puta barata.

El dia de su partida entró por la oficina Había adelgazado y estaba ojeroso, caminaba como un cowboy arqueando las piernas. Me imaginé como debía de escocer aquel ojete. Siéntate, le indique cuando entró en mi despacho. Mejor me quedo de pie, me contestó con sonrisa pícara. Que ¿Ha sido agradable tu estancia? Si mucho, la pena que no hemos podido estar mucho tiempo juntos, me dijo con un mohín. Bueno no te preocupes, ya habrá más ocasiones, le animé. Me miró como dudando de mis palabras. Sabes que te quiero, aunque sea una puta ninfomana ¿Verdad? Si Gutiérrez ya lo sé. Bueno pues adios. Temo llegar al avión, me confesó. ¿Tienes miedo a volar?, le pregunté extrañado. No a sentarme. Y sonrió lánguidamente.

Al final no fue tan buena idea la fiestecita porque unos días más tarde me informaron que Gutiérrez ocuparía mi puesto en Londres. Pero más tarde comprobé que tampoco era mala cosa me trasladaban a Islandia, doble de sueldo , la mitad de trabajo y la incorporación al consejo de administración.

Al principio lo pase un poco mal en mi destino. Mucho frío y poca gente. Pero cuando me enteré que los islandeses estaban en los primeros puestos de los hombres mejor dotados me alegré un montón. Y a parte de tener unos cuerpos hermosos tienen unos cipotones que no tienen nada que envidiar a los congoleños. A mi el chocolate negro me gusta pero me he dado cuenta que el blanco me vuelve loco.

Pd. Hacerme llegar vuestros comentarios y/o correos. Si veo que esta historia le gusta a mucha gente igual os cuento una fiestecilla que tuve en Reikiavik.

Corinthia Hotel London