El Caballero de los Cuervos 6.6

Antes de que el sol se ocultara, ellos ya iban a toda marcha al sur. Gale sabía que eso los haría tardar un poco más en su ida a Armus, pero no podía dejar a estas personas a merced de lo bandidos.

El Caballero de los Cuervos 6.6

Frente a las puertas del muro Pacífico, ubicadas en la ciudad noroeste de la esquina exterior, Barbalia, un cuervo volaba en lo alto del cielo, haciendo círculos y piruetas como si estuviera loco o enfermo, chillando sin parar, subiendo y bajando.

Una gran cantidad de personas y la mayoría de los soldados, observaban curiosos al cuervo, tomando la situación como un evento muy curioso o una anécdota más que contar en el futuro.

Pero todos ellos no podían estar más lejos de la realidad.

La verdad era que era una total, y alocada, distracción. El trabajo de Medianoche, era el de llamar la mayor atención posible y crear un espectáculo lo suficientemente llamativo como para que Persival y Gale pasaran desapercibidos por los guardias.

Ya que salir por las noches, había demostrado ser un total desastre, en especial si caían en la trampa de otra espada, Gale había creado esta plan para salir durante el día.

Cuando su lancero le preguntó, por qué creía que algo así iba a funcionar, él se sonrió y dijo:

—Funcionará porque precisamente es eso, algo descabellado —indicó mientras señalaba al cuervo que estaba acostado en la cama, limpiado sus plumas—. Un cuervo loco volando y haciendo cosas graciosas en el cielo, puede que no llame la atención al principio, pero con el pasar del día, la gente comenzará a tomarlo en cuenta y prestarle atención.

Porque si hay algo que le gusta a la gente, es encontrar un hecho interesante qué contar a los demás.

Así que el plan era simple.

Ellos iban a escalar el muro, camuflajeados con un hechizo de invisibilidad, mientras los soldados y las personas en general, observaban distraídos al cuervo que volaría por todas partes. Una vez que casi llegaran a la cima, Medianoche debía de atacar los soldados en la cima y picotearlos, como si tuviera el mal de rabia, y luego caer en la calle principal como si estuviera muerto.

Cuando eso pasara, Persival pasaría velozmente la cima y caerían al otro lado.

Y luego de un rato, Medianoche debía escapar antes de ser capturado y desaparecer en el cielo.

Ese era el impresionante y súper estratégico plan de Gale.

Que funcionó la perfección.

Cuando Persival caía al otro lado; al no poder usar más magia ya que podrían ser descubiertos, el lancero pateó muro, impulsándose y saliendo disparado hacia adelante, al terminar de caer, dió un par de vueltas y saltos para amortiguar la caída y corrió a toda velocidad con Gale a la espalda.

—Urgth... Mi estómago —susurró algo mareado.

—¿Se encuentra bien, señorito? —preguntó Persival sin dejar de correr.

—S-sí, con el estómago revuelto, p-pero bien, creo —murmuró todavía algo afectado por los giros.

—Ese fue el plan más tonto y loco en el que he participado —indicó Persival, saltando una enorme piedra y corriendo entre los árboles que nacía al azar entre el campo, sin tomar la senda principal—... Pero funcionó bastante bien, felicidades —comentó algo divertido.

—G-gracias —comentó nervioso, sintiendo el rostro caliente—, supongo que ahora iremos al norte, ¿no? Hacía Armus.

—Todavía no —dijo Persival de pronto—. El territorio de nadie es más peligroso de lo que cree, señorito, y no tenemos suficientes suministros con nosotros, así que debemos de abastecernos en la ciudad libre más cercana, Endora, allí esperaremos a que el cuervo vuelva y entonces, pues iremos a Armus.

Gale sonrió ante las palabras de su lancero.

—Que lindo, así que al fin le agarraste cariño a Medianoche —dijo divertido. Persival soltó un bufido.

—Para ser una invocación maldita... Es un cuervo muy útil —dijo este simplemente.

Puede que Persival dijera eso a la ligera, pero en realidad, el Destello Blanco le había agarrado un profundo respeto, luego de que la ave recibiera una flecha de lleno por él; ya no trataba de atacar o insultar al cuervo, e incluso una vez, Gale lo había descubierto dándole de comer a Medianoche y acariciándolo levemente.

Era natural que estuviera preocupado por el cuervo, aunque él sabía que Medianoche podía escapar fácilmente de cualquier lugar y salir ileso de cualquier ataque, seguramente por la misteriosa maldición que residía en este.

Persival los llevó a toda marcha entre el pequeño bosque sin nombre que había entre Primura y la ciudad libre, hasta llegar a las cercanías de Endora, sólo entonces Persival lo bajó y caminaron por la ruta transitoria, donde había una ciertamente una gran afluencia de personas.

Endora era una de las ciudades libres que se habían desarrollado cerca de las entradas a Primura, no pertenecían directamente al reino, pero estaba bajo su control.

Las ciudades y pueblos libres, naturalmente eran las ciudades que lograban desarrollarse en el territorio de nadie, normalmente estos lugares crecían cerca de alguna fuente de comida o minerales que puedieran ser usadas para el comercio y el mantenimiento de la ciudad o pueblo.

Y en otros casos, como Endora, estas ciudades crecían cerca de las entradas de los reino y país, como especies de punto de control o puertos, para la salida y entrada de bienes y materiales del lugar.

Endora en su caso, se encargaba de la distribución de los artículos mágico que producía el reino y de la exquisita piedra negra obtenida en Caruso, así que era común ver a los comerciantes comprar y vender al por mayor dichos materiales.

También era muy casual, encontrar caravanas de ánimas nómadas que comerciaban sus productos por lo mejor de lo mejor que provenía de Endora.

La ciudad era lo suficientemente rica y grande, como para permitirle a Persival y a Gale, esconderse entre la gente sin tener que estar tan pendientes de ser reconocido, por lo menos en el caso de Gale; Persival por otra parte, tendría que usar magia ilusoria para enconder su famosa apariencia como el Destello Blanco por un tiempo.

Ambos avanzaron a paso lento entre el caudal de gente, hasta divisar a lo lejos, el principio de la ciudad libre.

Gale no quería admitirlo, pero estaba emocionado por conocer el exterior al fin, nunca había salido de Primura, así que se sentía algo ansioso y emocio-

Persival colocó su mano en su hombro.

—Debería de calmarse un poco, señorito —indicó el lancero en un susurro, detrás de él.

—¿Eh?

—No para temblar y ver hacia todos lados; las personas lo están comenzando a ver.

El rostro de Gale se sonrojó y cubrió la cara levemente.

—A ja, ja, ja... Lo siento Persi —comentó nervioso y avergonzado—. Es que es la primera vez que salgo de Primura y, bueno, nunca he visto En-

"¡Gale, por aquí, rápido!"

Gale se detuvo en seco en ese momento, haciendo a Persival chocar con él y entorpecer el flujo de personas, que los comenzaron a ver mal.

—Señorito, ¿por qué rayos se detuvo? —preguntó el lancero, algo molesto.

"¡Gale, por aquí, ven aquí, no puedo detenerlos por mucho!"

Gale no le respondió a Persival, simplemente giró a todos lados.

—Alguien me llama —dijo simplemente—, alguien, en mi mente, dice que vaya hacia él, p-pero no lo entiendo, ¿Por qué...?

—¿Qué? —dijo Persival, mirando a todo lados también.

"¡Hacía acá!"

Entonces Gale notó algo.

A lo lejos, hacia el sur de Endora, en la planicie cerca de la ciudad,, vió un pequeño grupo de buitres revolotear alrededor de algo y acercarse a esto... Para luego ser alejados.

Automáticamente él supo que la voz venía de ahí. Gale corrió entre la personas y salió del camino para correr por la planicie. Persival lo imitó.

Cuando se acercó lo suficientemente, notó que ahí se encontraba un chico tirado sobre un pequeño charco de sangre.

Y sobre el cuerpo, un cuervo inusualmente grande trataba de alejar a todos los buitres que trataban de picar y devorar el cadáver.

Gale no entendía que pasaba, pero de alguna manera, Medianoche le había gritado en la mente que debía de ir ahí, así se detuvo un momento a recoger algunas piedras y se las tiró a los pajarracos mientras al corría, tratando de espantarlos.

Persival de pronto pasó por su lado como un rayo blanco y alcanzó al cuerpo, revoloteando su lanza enfundada en el aire, espantando por completo a los buitres son sus ventiscas.

Gale lo alcanzó para cuando Persival volteaba al chico. Él se congeló al verlo, observando los pequeños cuernos que salían de entre los cabellos del chico y el arete que había en su nariz.

—Está vivo, gravemente herido, pero vivo —comentó Persival al ver el enorme tajo diagonal que atravesaba el pecho del chico.

El chico respiraba muy levemente.

Medianoche chillaba sin parar, saltando por todos lados, como si dijera: "¡Sálvalo, deben de salvarlo ya!"

—Dale una de las posiciones curativas, debemos de detener el sangrado —comentó Gale rápidamente.

—No, dásela tú. —Persival le entregó la posición—. Voy a cauterizar la herida.

Gale rápidamente abrió la boleta y le dió de beber al niño. Persival reveló la punta de su lanza y le enfocó su mano, soltando una llama blanca que puso la lanza rápidamente al rojo vivo.

—Sostenlo, va a dolerle mucho.

Entonces Persival comenzó a cerrar la herida.

El chico estaba tan al borde, que no siquiera podía gritar de dolor.

____°____

Para cuando el sol comenzaba a caer por el horizonte, los dos habían logrado salvar al chico y llevarlo a descansar a una posada. Persival salió un momento a comprar algo para la cena, mientras que Gale y el cuervo se mantuvieron vigilando al chico moribundo.

Debía tener unos trece o catorce años, su piel era canela, con algunas manchas más oscuras en todo el cuerpo.

Pese a su edad, parecía ser bastante musculoso, con manos y pies bastante grandes, facciones algo cuadradas, cabellos oscuros y ondulados, y unos cuernos color blanco hueso, saliendo entre sus cabellos y un arete dorado perforando su nariz.

El chico era una ánima, una raza de seres que eran mitadhumanos-mitadbestias, o al menos debería de ser así, que representaban la encarnación de los espíritus de la bestias.

Había una gran variedad de tribus de ánimas dispersadas por todo el mundo, cada una correspondiente a una clase de animal, junto con un abanico de distintos niveles y grados de humanidad y bestialidad, irónicamente, mientras más humanas son las ánimas, más fuertes son.

Algunas tribus eran extremadamente violentas contra los humanos, mientras que algunas tenían algunos discretos acuerdos con los humanos, pero en general, ambas razas no se llevaban bien debido a algunas guerras y e intentos de esclavitud que se habían desarrollado entre estas a lo largo de sus siglos de interacciones.

El chico que habían salvado era un ánima de la raza vacuna, más concretamente de las vacas y los toros.

En ese momento Persival llegó con una canasta de comida y una olla de estofado. El lancero comenzó a servir la comida para los dos y un poquito para el cuervo.

—¿Despierto al niño para comer? —preguntó en ese momento.

—Mejor déjalo dormir, cuando tenga hambre se despertará —indicó a la vez que el cuervo se sentaba a comer con ello—. Ahora...

En un instante, Persival acós un espada corta plateada y se la colocó en el cuello al cuervo. Medianoche se paralizó, temblando de miedo.

—¿Qué demonios eres tú, maldito cuervo? —inquirió Persival con un gruñido—. Sé que me puedes entender, bastardo; incluso entre las invocaciones malditas, es raro ver a una que sea capaz de usar telepatía. ¡Habla!

El cuervo observó fijamente al Persival, soltando leves graznidos.

—No creo que sea malo, Persi, él te salvó y ayudó a salvar al niño, así que no creo que sea alguien malo.

—Eso no significa nada, señorito, está cosa puede tener alguna clase de plan en mente —comentó el lancero, suspicaz.

El cuervo soltó un leve y largo graznido, como diciendo: "Yo no planeo nada, solo puedo mostrar el camino"

Gale lo observó levemente y luego le dijo eso al guerrero. Persival suspiró, todavía observando fijamente al ave.

—Parece que de alguna manera, esa ave se vinculó a ti, es la única explicación que le veo al hecho de que entiendas lo que dice, la pregunta es por qué y qué demonios significa lo que dijo —comentó.

Gale observó al cuervo, que casi suspiró cuando Persival alejó la espada de su pescuezo.

—No lo sé, pero creo que si alcanzamos a Hannibal Crow, sabremos más sobre el tema. Por ahora, no creo que tenga malas intenciones, si las tuviera, no nos habría ayudado tanto —explicó él. Persival lo observó unos segundos antes de asentir.

—Bueno, ciertamente es así —admitió este antes de comenzar a comer.

El cuervo soltó un par de chillidos relajados y tragó su comida.

En ese momento, el niño comenzó a gemir de dolor en la cama. Gale se levantó con un tazón de estofado.

—A-ah, a-ah... P-papá, l-lo sien... Yo...

—Shhh, no hables, necesitas comer —susurró Gale, levantándolo un poco, y acercando la taza a su boca—, vamos, come...

El niño comenzó a tomar rápidamente la taza de sopa, desesperado.

—Mezclé su comida con una poción de reanimación, recuperará sus fuerzas aho-

En ese momento el niño abrió sus ojos de golpe, mostrando uno de color celeste y el gris ceniza.

Empujó a Gale a un lado y Persival lo atrapó. El chico fue a levantarse, pero cayó al suelo, sosteniéndose el pecho.

—¡Voy a matarlos, malditos bandidos!, ¡Voy a atravesar sus gargantas y arrancar sus corazones! —jadeó el chico con una potente voz, tratando de levantarse.

—Ese chico tiene un buen espíritu de lucha, me agrada —dijo Persival simplemente, levantando a Gale. Este observó al chico que los miraba con el ceño fruncido y bufanda como un verdadero toro.

—Eh. Necesito que te tranquilices y comas —indicó, acercándose con la sopa casi intacta—. Nosotros no somos bandidos; te encontramos en la planicie y te salvamos de morir, queremos ayudarte.

Mi nombre Gale y el es Persi, ¿cuál es el tuyo? —preguntó suavemente.

El chico los observó por un rato, calmándose lentamente, como dándose cuenta de algo.

—No son bandidos —murmuró lentamente, entonces sus ojos rápidamente se llenaron de lágrimas—... P-por favor, ayúdenme, necesito ayuda, y-yo...

—Primero tómate esto y luego hablamos —le indicó Gale, entregándole la taza.

El chico devoró toda la taza en cuestión de segundos.

—¡Ayúdenme por favor, n-necesito ayuda, l-los bandidos-!

—Hablaremls en el camino, muéstranos a dónde ir —indicó Persival de pronto, recogiendo todo, para luego tomar su lanza enfundada.

—N-no, necesitamos soldados, muchos soldados —indicó el chico, agachando la cabeza—. Un grupo de bandidos va a atacar mi caravana, debí de haber dado la alarma, pero e-ellos me atacaron y-y...

—Con la pérdida de sangre, te desorientaste y terminaste cerca de Endora —analizó Gale, el chico asintió levemente.

—No importa, muéstranos a dónde está tu caravana; yo los asesinaré a todos por ti —aseguró Persival.

—Él puede hacerlo, confía, eehhh...

—Lenhard, Lenhard Strevar —murmuró el chico, todavía confundido.

—Ayúdalo a vestirse, Gale, iré a comprar un par de caballos para salir a toda marcha.

Antes de que el sol se ocultara, ellos ya iban a toda marcha al sur. Gale sabía que eso los haría tardar un poco más en su ida a Armus, pero no podía dejar a estas personas a merced de lo bandidos.

Gale llevaba a Lenhard, mientras que Persival cabalgaba con Lirio de Plata vibrando en el aire, mientras recitaba bendición tras bendición, para mantener a los caballos al máximo galope.

—A-ahí es —murmuró el chico débilmente, seguramente por un bajón de energías causado por el viaje.

En el horizonte podían verse carruajes y caballos.

Y una enorme hoguera.

Persival paró en seco a los caballos y se bajó.

—A partir de aquí voy solo —indicó el lancero entonces.

—P-pero...

—Es peligroso que vayan ustedes, yo me encargaré del enemigo.

Antes de Gale pudiera decir algo más, Persival salió disparado hacia la caravana, casi tan rápido como los caballos cuando estaban llenos de bendiciones.

—D-debo ir también —murmuró Lenhard en ese momento—. Mi gente me necesita.

—No podemos ir, ya escuchaste a Persi, es muy peligroso que vayamos, especialmente es peligroso para ti ir en tu condición.

Entonces el chico lo miró con sus grandes ojos de gris y azul.

—Yo no pude dar la alarma, ellos están en peligro, por mi culpa... P-por favor, llévame ahí, por favor —suplicó el chico con la voz rota.

Gale no pudo soportar la impotente mirada del ánima, así que llevó los caballos al trote hacia la caravana.

A los cinco minutos, él entendió por qué Persival no quería que ellos fueran más adelante.

Encontraron los primeros cadáveres de los compañeros de Lenhard. El chico observó en silencio los cuerpos de quienes serían su familia, sus amigos...

—Vamos —dijo simplemente el chico. Gale suspiró con fuerza y siguieron adelante.

A medida que se acercaban al lugar, más y más ánimas de vacas y toros, se encontraban muertos por todo el lugar, si acaso vieron uno que otro bandido, pero era obvio que los vacunos habían sido aplastados en su totalidad.

Cuando alcanzaron la caravana, fue cuando comenzaron a ver la los cadáveres de los bandidos, todo con heridas punzantes o despedazados limpiamente, seguramente eran bajas causadas por Persival cuando esté llegó de imprevisto.

La enorme hoguera había sido hecha con algunos cadáveres y cosas de las ánimas. El aire aprestaba a carne quemada y madera.

Lenhard comenzó a temblar entre su brazos.

—¡Ena, Ena...! —comenzó a gritar el chico, tratando de bajarse del caballo—. ¡Ena, por favor!

—Lenhard, espera, no deberías de tratar...

Entonces de una carroza, se escuchó el chillido de una niña.

—¡Ena!

—¡Lenhard! —gritó una niña de pronto, haciendo ruido en una de las carrozas medio destruidas.

La cortina llena de sangre y ollin de la carroza fue corrida y dejó ver a una pequeña niña cómo de piel pálida y enormes ojos azules, con un curioso cabello negro con manchas blancas; vestida con un lindo vestido azul algo sucio, debía de tener unos ocho años.

—E-Ena —murmuró Lenhard, afectado.

—Hermano —dijo la niña, al borde del colapso.

Gale se bajó del caballo y ayudó a Lenhard a bajar.

Al mismo tiempo Ena, la niña, trató de bajarse de la carroza.

Entonces esta se movió un poco de pronto, haciendo que la niña soltara un grito de sorpresa y cayera al suelo.

—¡Ena! —gritó el chico, ansioso al ver a su hermana lastimarse.

—Vamos a ayudar...

Ambos se congelaron al ver a un sujeto saliendo debajo de la carroza.

—¡Ena, detrás de ti!

La niña miró con horror al sujeto y trató de escapar, pero este la tomó de un tobillo.

—¡No irás a ningún lado, maldita vaca! —gritó el sujeto arrastrándola hasta estar debajo de él. La niña chilló y pataleó, tratando de safarse.

Gale soltó a Lenhard y corrió a ayudar a la niña.

Pero el hombre sacó una daga de pronto y la alzó.

Él estaba muy lejos.

Él no tenía ninguna clase de habilidad mágica que pudiera usar para detenerlo.

Él iba a a ver a esa niña morir.

El hombres lanzó una puñalada al pecho de la niña.

—¡No! —gritó Gale desesperado, congelándose.

En ese momento.

Cuando la punta del cuchillo tocó la piel de la niña.

Se detuvo.

—¿Eh? —dijo el bandido, confundido, aplicando presión con todas sus fuerzas.

Aún así, el cuchillo ni siquiera se hundió levemente en la piel de la niña. Una leve capa de color dorado, envolvió a la pequeña ánima.

El hombre elevó el cuchillo e intentó apuñalar a la niña varias veces, quién lo observaba totalmente aterrada, cubriéndose.

Pero por más que trató, no lograba apuñalarla.

De pronto salió un rayo de algún lado y atravesó la cabeza del sujeto, haciéndola explotar en mil pedazos.

Y ante de que Gale pudiera entender que ocurría, se desmayó.

Continuará...

Hola chicos, aquí estoy, más temprano de lo que yo esperaba, pero aquí al fin y al cabo, perdonen cualquier error ortográfico o de dicción.

Sé que esta serie no tiene mucha aceptación entre los lectores en general, incluso entre los que me leen normalmente, y que el género medieval es el que menos es aceptado en la página, vayan ustedes a saber por qué.

En términos generales, yo no pensaba seguir publicando esta serie, debido a eso, y simplemente hubiera comenzado a escribir y publicar otra serie o centrarme de lleno en Cristóbal y sus andanzas.

Pero aún así, aquí estoy, publicándola, en parte, porque es una serie a la que le tengo mucho aprecio, más del que puedan imaginar, y por otro lado, porque, aunque esta serie tiene pocos seguidores, puedo dar prueba de fé y estar seguros, de que les gusta mucho esta serie y son fieles fans, y el motivo es, que cuando dejé de publicarla para centrarme en 'El Tutor', muchos se quejaron y lamentaron de que no la siguiera, porque precisamente esta historia era su favorita.

Bueno, pues puedo decir, que esta historia seguirá saliendo, incluso si al final solo la leen unas 100 personas y su calificación sea de una estrella, porque eso significa, que aunque sean solo 100 personas, pues 100 personas aman y viven mi historia, y el simple hecho de que la sigan, me hace feliz y realizado.

Algún día, espero que no muy lejano, volaré de esta página y le indicaré a donde seguirme, pero por ahora, seguiré publicando la que considero, es la historia más larga que tengo por ahora, incluso más larga que 'El Tutor'

Así que, como pequeño adelanto, en el siguiente capítulo, veremos la consumación de la primera vez entre Amir y Kasius bajo la perspectiva de Amir, aparecerá un nuevo personaje al que estimo mucho, que empezará a revelar los misterios de esta serie, y por último, saldrá a la luz la verdadera naturaleza de las espadas, cuando entren en contacto con Nerei.

Hasta luego señores y nos estamos leyendo... Pueden comentar y valorar si gustan, o escribirme a adeth.maldito@gmail.com, yo siempre contesto, podría tardar, pero contesto UwU