El Caballero de los Cuervos 1

Un joven chico, un lancero de plata y luz y un mito... Una ciudad que se destruye y la historia de un padre moribundo

El Caballero de los Cuervos 1

El cuervo que se posa en la ventana...

En medio de la oscuridad de una habitación de pisos y paredes de piedra, llena de estantes y mesas de madera que contenían antiguos libros; en medio del olor de la madera vieja y el papel, a sus dieciocho años Gale Brimhal se sentía a gusto y en paz, como su hogar.

La sensación de tranquilidad que le embargaban era tal, que aunque su padre le había prohibido ir a la biblioteca durante las noches, Gale se saltó dicha norma y se había escabullido de su habitación con un candelabro y algunas cerillas para volver a su hobby favorito, la lectura.

Entre su pueblo, o incluso tal vez entre el reino mismo, Gale podría ser considerado un erudito, consumiendo libros sin parar desde que tenía uso de razón, aprendiendo más y más, aunque no era bueno para la batalla, él fácilmente podría ser una biblioteca andante, un erudito.

Aún así, esa noche no estaba ahí para aprender sobre aritmética o sobre algún monstruo o extraña planta, no, él había ido a leer un cuento.

Más concretamente uno de terror.

Sin importar cuántos libros leyera o cuánta información consumiera a diario, había tres libros, una trilogía, que Gale no podía dejar de leer cada vez que se sentía estresado, justo como esa noche.

Eran libros compuestos por las míticas y oscuras historias de un ente conocido como el caballero de los cuervos.

El caballero de los cuervos era como el pequeño gran terror de todos los habitantes del reino, algo que usaban para asustar a los niños cuando se portaban mal o para dar advertencias.

Básicamente, era un misterioso y monstruoso guerrero cubierto de una capa de plumas negras como las de un cuervo que aparecía en medio de los campos de batallas, masacrando a todo aquel que se atravesara a su paso, dejando el terreno detrás de él sembrado de cadáveres.

Las historias que se contaban sobre él, las masacres que decían que cometía, y los corruptos actos que elaboraba, eran indescriptibles.

Sin embargo, para Gale eran misteriosas y fantasiosas historias incluso para ese mundo dónde los monstruos y la magia existían. Tenía que admitir que su gusto por este mito era un poco obsesivo.

Aunque eso tal vez tuviera que ver con las pesadillas que lo azotaban desde pequeño, violentos sueños protagonizados por escenarios en los que un sujeto de cabellos negros como la nada y ojos rojos como la sangre fresca, masacraba a diestra y siniestra a todos con su enorme espada de empuñadura emplumada.

Gale no podía entender cómo sus sueños se sincronizaban con el aspecto del mito del caballero de los cuervos, o porqué en sus sueños lo horrorizaban, mientras que en la realidad le parecía curio-

-Sabía que le iba ha encontrar aquí -Gale no pudo evitar dar un gran respingón al escuchar la voz con tono de reproche a sus espaldas-. El amo Brimhal se va ha enfadar como se dé cuenta que está aquí a esta hora y leyendo esto, señorito Gale.

Gale tuvo que darse la vuelta algo avergonzado para observar a la mano derecha de su padre.

Vestido con una armadura de plata reflectante como un espejo, compuesta por las botas, rodilleras, un cinturón con algunas placas de metal reflectante unidas a los lados, unos pantalones negros, un peto sin hombreras armado con escamas, una camisa sin mangas grises, brazales y unos guantes tejidos con hilo de mithril blanquecino y una larga funda negra donde guardaba su lanza. El rostro de Persival Bladesky lo observaba con un gesto severo.

Aunque el lancero era solo seis meses mayor que Gale, por alguna razón, incluso de niños, este siempre le había dado la sensación de que era mucho, mucho más antiguo que todos ellos, incluyendo a su padre de casi sesenta años.

Y si incluíamos en el paquete su piel bronceada con estilizados y muy trabajados músculos, su metro ochenta y su ondulado cabello corto picudo de un brillante y extraño blanco puro y ojos plateados que parecían metal fundido, y que para el colmo, en el pasado año había sido postulado para ser la segunda de las cinco espadas del rey, que eran el grupo de guerreros más fuertes del reino, eso lo volvía ciertamente bastante intimidante.

-L-lo siento -Indicó Gale algo nervioso mientras cerraba el tomo tres de los libros del tenebroso caballero.

Persival colocó su mano en la cintura y frunció ligeramente el ceño.

-¿Algo más que decir, señorito? -Preguntó espectante ante una respuesta más concreta.

-Eh ¿L-lo siento mucho? -Preguntó Gale avergonzado con un encogimiento de hombros bastante patético. Persival suspiró molesto.

-Usted nunca cambia -Negó el joven lancero con la cabeza-. Debería de aprender de sus errores, y ese -Señaló con su lanza guardada el libro- es su más grande y repetitivo error.

Gale miró apenado el suelo.

-Por favor, no se lo cuentes a mi padre -Suplicó como un niño pequeño. Persival chasqueó la lengua.

-Sabe que tengo que contárselo, soy su mano derecha -Le recordó-. Además de que le juré total fidelidad y lealtad con un acto de devoción, así que tengo que contárselo -Terminó.

Con esas palabras del lancero, Gale no pudo evitar sonrojarse al observar apresivamente a Persival, cuyos ojos brillaban con orgullo contenido.

Aunque la magia no podía ser usada por todos, habían ciertas excepciones. Un acto de devoción era un rito de magia que cualquiera podía hacer siempre y cuando cumpliera la condición de estar dispuesto con el alma ha cumplirlo.

El rito consistía en crear un contrato de palabra entre el amo y su futuro sirviente para luego ejercer, por parte del sirviente, un acto de entrega total u sumisión como muestra obedecía.

Eso normalmente derivaba en un acto sexual.

Una vez que el contrato se sellaba, el sirviente debía seguir cada orden de su amo incluso si la odiaba, ya que la magia del acto de devoción lo obligaba ha cumplir.

Aunque Gale sabía lo que eso significaba y Persival siempre hablaba con orgullo sobre ello, el que su acto de devoción hubiese sido consumado cuando su padre había encontrado al lancero a los diez años, siempre escandalizaba un poco a Gale.

-Pero se lo contaré mañana para que puedas dormir tranquilo -Continuó Persival cerrando los ojos momentáneamente, como si meditara algo-. Así que prepárate para un buen regaño mañanero -Le advirtió observándolo de una forma que Gale no podía describir.

Pero incluso con esa advertencia, Gale le sonrió brillantemente al lancero.

-Muchas gracias, Persival -Agradeció Gale desde el fondo de su corazón mientras recogía todo rápidamente para luego abrazar momentáneamente al guerrero.

Persival en respuesta suspiró una vez más.

-Mire que hacerme pasar por esto... -Masculló molesto en voz baja, por lo que Gale no lo notó mientras seguía en lo suyo.

Una vez que el joven dejó todo arreglado como si nunca lo hubiera usado, salió de la biblioteca acompañado de Persival.

-No lo entiendo señorito -Profirió el lancero una vez se dirigieron a la alcoba de Gale-. ¿Por qué se molesta en ser regañado por su padre solo por un cuento? -Inquirió confundido.

Gale observó el piso unos segundos mientras caminaban por el pasillo de piedra, alumbrados por las danzantes flamas del candelabro que cargaba.

-Es difícil explicarlo -Murmuró algo incómodo-, esos cuentos para mí, de alguna manera se sienten como reales ¿Sabes? -Susurró pensativo-. Siento a veces que incluso me-

-Estamos hablando del mismo sujeto mitad demonio con garras y plumas que aparece en momentos indeterminados sin ninguna razón aparente y con fantasiosas descripciones para masacrar a todos sin motivo alguno ¿No? -Preguntó Persival escéptico. Gale solo se encogió de hombros, avergonzado e incómodo.

Si Persival lo ponía y decía de esa forma, si sonaba bastante fantasioso.

-Sabe que su padre odia esas historias y que tiene prohibido seguir con sus investigaciones al respecto, se meterá en problemas por su terquedad -Le reprendió el guerrero.

Por algún motivo que desconocía, aunque Persival era su sirviente indirecto en cierta forma, este siempre lo hacía sentir como si fuera alrevés, lo que lo hacía sentirse bastante avergonzado la mayoría del tiempo.

-Si señor -Murmuró incómodo, ganándose una mirada de reproche por parte del lancero.

-Usted será... -Dejó Persival en el aire mientras negaba con la cabeza-. Con todo respeto señorito, aún no entiendo cómo puede ser tan inteligente y tan tonto, estúpido e ingenuo al mismo tiempo -Espetó el lancero de plata.

-¡O-oye! -Se quejó Gale justo al llegar a su habitación.

-Ya llegamos -Anunció Persival-. Señorito, siga ni consejo de una buena vez deje de estar metiéndose en problemas. Que tenga buenas noches -Indicó Persival antes de darse la vuelta y caminar en silencio hasta desaparecer en una esquina de la mansión.

Aunque vestía una armadura, por algún motivo o técnica o magia, Gale no sabía con certeza con qué, Persival nunca hacía ruido con sus pasos o movimientos a menos que este lo quisiera.

En pocas palabras, el lancero daba mucho miedo.

Un día de estos va ha matarme de un susto Pensó Gale con un suspiro mientras entraba a su habitación.

Justo cuando cerró la puerta, escuchó un graznido junto con un leve picoteo en la ventana que daba justo encima de su cama, esto le saco una sonrisa.

-¡Medianoche! -Exclamó mientras buscaba un cuenco de tiras de carne seca que había preparado de antemano para esta visita.

Al abrir la ventana, un enorme cuervo de extraños ojos morados entró planeando por toda la habitación como si la estuviera escaneando para luego posarse sobre dosel inferior de su cama, soltándole con ello un suave chillido.

-Buenas noches para ti también -Le saludó mientras colocaba el cuenco frente al ave.

El enorme cuervo, en contra de toda lógica animal, solo se acercó un poco para ver el contenido del cuenco, entonces vio a Gale y le soltó un graznido algo fuerte.

Era como si estuviera diciéndole "¿En serio me das solo esto?"

Gale le dio una breve mirada de reproche de vuelta.

-Está sazonada, le pedí al chef que la preparara solo y exclusivamente para ti -Indicó con una leve sonrisa.

Solo entonces el ave picoteó levemente la carne como si la estuviera probando para luego comer desesperado, ahora sí como cualquier otro animal.

Realmente ese cuervo no era normal.

Medianoche era un cuervo que Gale había rescatado hace dos años en uno de sus paseos por las afueras de la ciudad, aún podía recordar lo lastimado que había estado el ave, llenó de cortes y fracturas como si hubiera tenido una mortal batalla.

En ese tiempo, en contra de la orden de su padre de botar al animal, Gale había cuidado de él por meses hasta que el cuervo un día simplemente desapareció. Gale había creído que su padre lo había descubierto y lo había botado... Hasta que esa misma noche, justo cuando la luna estaba en lo más alto, el cuervo apareció en la ventana de su cuarto.

Y desde entonces a veces volvía, siempre a medianoche.

Gale observó absorto como el ave devoró la comida, una vez terminó su alimento, el cuervo se acercó a él y sin ningun miedo frotó su cabeza contra la pierna del muchacho, como si fuera un gatito.

En respuesta, él se dispuso a frotar sus plumas, en consecuencia el cuervo hizo algo parecido a un extraño ronroneo.

Definitivamente no era normal, de eso Gale estaba seguro, especialmente por cómo el ave siempre desaparecía de cuarto en las mañanas incluso si cerraba la ventana antes de dormir.

Y así mientras el cuervo se acostaba en su pecho, Gale se durmió tranquilamente como cualquier día.

Sin saber que todo cambiaría al siguiente...

______°______

En la mañana, lo que despertó a Gale no fue la luz del sol entrando por la ventana o el cacareo del gallo.

Lo que le despertó fue una serie de explosiones seguido por los gritos de los soldados y el rápido repiqueteo de las espadas al chocar.

Gale se levantó asustado de golpe mientras habría apresurado la ventana.

Solo para ver la ciudad de Brimhal, una de las más prósperas y hermosas del reino, la ciudad que su padre, Román Brimhal, había creado desde sus cimientos y amado con todo su corazón... Arder como una enorme hoguera.

Gale por unos segundos quedó en shock ante la escena, sin entender exactamente lo que pasaba.

Entonces la puerta de su habitación se abrió de golpe, o mejor dicho se despedazó.

El joven gritó por reflejo al ver un hombre desconocido salir volando desde la entrada de su cuarto, atravesarlo y salir por la ventana, destrozándola con ello.

Gale observó con la respiración entrecortada la ventana rota y los vidrios esparcidos por todos lados.

-Señorito -Dijeron calmadamente desde la entrada de la habitación.

Solo entonces Gale se volteó para ver a Persival parado en la entrada de su habitación.

Vestía su uniforme y armadura de siempre... Excepto que ahora tenía salpicaduras y gotas de sangre esparcidas por toda su vestimenta, piel y cabello.

Eso y que Lirio de Plata, la imponente y hermosa lanza de casi dos metros que normalmente estaba enfundada, ahora brillar levemente en su mano.

-Dime, Persival -Indicó Gale muy asustado.

-Necesito que despierte, se vista, tome su arma y venga conmigo -Ordenó el lancero mientras se volteaba-. Le espero afuera.

-¡P-pero...! -Exclamó Gale antes de que el lancero cerrará suavemente la puerta.

Solo entonces Gale despertó de su entumecimiento, vistiéndose más rápido que nunca en toda su vida.

Entonces tomó su estoque en su funda y lo ató a su cinto.

Cuando Gale habrió la puerta, se encontró con Persival encima de otro guerrero de aspecto indeterminado.

El hombre vestido simplemente con una cota de malla, guateletes y botas, sin símbolo o color que lo destacara.

El sujeto estaba tirado en suelo mientras que Persival fríamente pisaba su cuello, entonces atravesó con su lanza limpiamente la frente del sujeto para luego agitarla en el aire, salpicando todo con ello mientras la lanza volvía a quedar impoluta.

-Estoy listo -Murmuró Gale mientras observaba fijamente al cadáver del guerrero sin poder olvidar la forma en que Persival lo había aniquilado como si fuera nada.

Aunque Gale no lo quisiera admitir, a sus deciocho años podía contar con los dedos de una mano las veces que había presenciado una muerte, e incluso así le sobrarían dedos.

Persival se volteó levemente a verlo antes de comenzar a andar apresuradamente. Gale corrió un poco para alcanzarlo.

-Infórmame, por favor -Pidió Gale una vez que lo alcanzó.

Persival tardó en contestar mientras seguían caminando cada vez más rápido por los pasillos de la mansión, encontrando cada vez más cadáveres a su paso, tanto de esos guerreros indeterminados, como de los soldados de Brimhal.

Gale reconoció rápidamente que estaban yendo a la habitación de su padre.

-Hace aproximadamente una hora, fuimos invadidos por el ejército de Crollys -Indicó fríamente Persival.

-¡¿C-Crollys?! -Exclamó Gale, confundido ante la situación

El reino de Primura, el reino al que pertenecía, estaba constituido por nueve ciudades y veinte pueblos, el reino asu vez estaba contruido de una forma que hacía que los demás reinos, países e imperios se pensaran más de dos veces en atacarlo.

Detrás de los enormes y gruesos muros de la altivez, estaba protegida Falsia, la capital del reino.

Luego del muro de la altivez, habían cuatro ciudades posicionas en los puntos cardinales, conocidas precisamente como las cardinales interiores, rodeadas por algunos pueblos, entonces frente a ellas se presentaba un segundo muro con puertas en cada ciudad conocido como el muro de la sinceridad.

Después de ello estaban las otras cuatro ciudades colocada estratégicamente como un cuadrado, conocidas como las esquinas exteriores, rodeadas también de pueblos para luego presentarse el último muro con puerta en cada ciudad, conocido como el muro pacífico.

La ciudad de Brimhal era concretamente la cardinal interior del sur... Mientras que la ciudad invasora era Crollys, la cardinal interior del oeste.

-P-pero ¡Es nuestra ciudad vecina! -Exclamó Gale ofuscado.

-Señorito, céntrece por favor -Pidió Persival-. Estamos siendo atacados por una ciudad vecina, lo que significa que-

En ese momento las palabras de Persival murieron al ver cómo otro guerrero indeterminado salía de la una de las alcobas.

Todo pasó tan rápido que si hubiese parpadeando, seguramente Gale se lo hubiese perdido.

Antes de que el soldado se diera cuenta de sus presencias, Persival bajó su cuerpo hasta casi tocar el piso y salió disparado como un silencioso rayo blanco por el pasillo, antes de que sujeto girara su cuerpo hacia ellos, Persival ya lo había alcanzado, disparando su cuerpo hacia arriba mientras proyectaba su lanza a la vez.

Persival estaba usando el ataque furtivo por el cuál había recibido el título de "El Destello Blanc".

El resultado fue que atravesó al hombre llimpiamente por el costado inferior del torso a la vez que lo impulsaba hacia el techo, aplastando al hombre contra la construcción.

El pasillo explotó en polvo y sangre mientras el techo se agrietaba. Gale tosió un poco mientras se protegía el rostro con las mangas de su camisa azul oscuro.

De pronto fue dispersando de golpe el polvo por una ráfaga de viento, producido seguramente por Lirio de Plata al ser agitada.

Gale notó que Persival lo observaba neutro mientras terminaba de limpiar su lanza.

-Estámos en un golpe de estado -Siguió el guerrero como si nada hubiese pasado-. Brimhal es una ciudad clave para derrocar al rey ya que estamos en frente de la única puerta que da a Falsia, así que para llegar a ella...

-Deben eliminarnos primero -Completó Gale, comprendiendo poco a poco-. Pero ¿Por qué derrocar al rey? Su majestad es un buen-

-¿Acaso importan los motivos? -Le interrumpió Persival mientras fruncía el ceño, molesto-. El punto es que nuestra ciudad se quema y no estábamos preparados para esta invasión -Bajó la cabeza, avergonzado por esa conclusión como si todo fuera culpa suya-, ellos a parte de eso, manipularon parte de nuestros soldados y personal -Persival señaló al sujeto que estaba clavado en el techo-, y fuimos atacados desde adentro mientras las tropas enemigas incursionaban en silencio, todo fue perfectamente orquestado -Terminó con un gruñido frustrado.

El sudor frío corrió por la espalda de Gale con esas palabras.

-¿Y mi padre? -Preguntó Gale al final con miedo-. ¿Dónde está mi padre?, ¿Que planes...?

-Mi amo está en su habitación, esperándolo señorito Gale, él me pidió que personalmente lo fuera a buscar -Explicó Persival suavemente, lo cual era extraño en el serio lancero.

Eso no hizo más que acrecentar el miedo en el corazón de Gale.

Porque en una situación así, su padre no estaría en su habitación, sino que estaría peleando en el frente, usando su fuerza para darle la vuelta.

En silencio, Gale siguió a Persival hasta la entrada del cuarto de su padre.

Cuando el lancero habrió las puertas, sus peores temores se hicieron realidad.

Su padre, Román Brimhal, estaba hechado en su cama, su rostro siempre revozante de vitalidad, ahora era radicalmente de un gris mortesino, tosía sin control mientras cubría su boca con panuelos blancos que rápidamente se tornaban rojos.

A su alrededor, algunos soldados y parte del personal lo observaban preocupados mientras protegían al moribundo señor de la ciudad, un par de mujeres se encargaban de limpiar rápidamente la sangre y cambiar los pañuelos, manteniéndolo lo más cómodo posible.

Gale no necesitaba nada más, era más que obvio que había sido envenenado.

Y que era fatal.

Y no solo eso, quién lo había hecho era un especialista de temer, ya que no solo había pasado el control de calidad de la comida y el cinturón de seguridad de su padre, sino que había programado al veneno para actuar en estos momentos, justo cuando más era necesitado.

Gale entró en pánico.

-¡P-padre! -Exclamó Gale corriendo hasta arrodillarse al lado de la cama. Román Brimhal tosió sin control un par de veces antes de carraspear.

-Al... Fin -Murmuró levemente-. Or...den... -Citó su padre con la voz rasposa. Debajo de sus revueltos cabellos rubios, sus azules ojos estaban apagados y turbios.

Entonces en el dorso de la mano derecha de su padre, una luz dorada nació para revelar un delicado estoque envuelto en cintas con dos alas nacientes atrás, era el símbolo de la casa Brimhal.

-Yo... Román... Brimhal... Señor de... Brimhal... Libero a Persival Bladesky... De su acto de devoción... Para que sea dueño de su propia... Voluntad... Orden -Indicó Román mientras su mano brillaba cada vez más fuerte.

En respuesta, Persival se arrodilló en la puerta de la habitación, clavando la lanza en el suelo para apoyar la frente en ella.

-Acepto humildemente su orden, nuestro contrato queda roto, mi amado y respetado amo -Anunció Persival, sin poder evitar que su voz se rompiera unos segundos al final con un rictus de dolor en su rostro.

En ese instante, el lancero fue envuelto en una suave luz dorada que luego se dispersó en diminutas volutas.

-Bien... -Dijo su padre algo recompuesto por el uso de la magia-. Ahora... Orden -Citó de nuevo mientras esta vez tomaba las manos de Gale-. Yo te libero... Hijo mío, de tus deberes y ataduras como sucesor del título Brimhal... Ninguna orden superior o inferior a la mía te afectará, por lo que eres despojado de todo título y destino... Ligado a esta familia y a este reino... Orden -Terminó.

Entonces Gale fue envuelto en una luz dorada que también se despedazó en partículas de luz.

En ese momento, Gale Brimhal entendió que la invasión había sido exitosa y que ahora era un paria, el que hubiese sido despojado de sus títulos y destino como futuro señor de Brimhal por medio de la magia de orden, era la prueba de ello.

Existían múltiples clases de magia en el mundo: las elementales, la santa y las bendiciones, la siniestra y las maldiciones y las indeterminadas, como el acto de devoción y la orden.

Orden era una magia peculiar de clase indeterminada que solo podía ser usada por alguien que tenía cientos de seguidores o sirvientes, era la acumulación y encarnación de la fé y el respeto que le tenían sus súbditos al usuario, está magia era especialmente fuerte en la nobleza glbenante y en los obispos.

La magia de orden servía como manifiesto de que se era alguien de alto cargo, mientras más alto fuera el cargo, más fuerte era la magia al ser respaldada a su vez por el poder y la orden de sus influentes lacayos, orden servía para potenciar la fuerza de los súbditos con la voluntad del usuario, manipular algunas reglas en los contratos mágico, así como también para doblegar a otros y localizarlos si la orden era lo suficientemente fuerte... Era una magia hecha para lo que significaba su nombre, imponer el orden y el respeto ante todo.

Y también servia para quitarle a otros su orden y el enlace a algún destino de control, así como también volverlos ajenos a algún reino y volverlos con ello inmune a cualquier orden de sus mandatarios... Justo como su padre acababa de hacer.

-Escúchame bien hijo... No me queda mucho tiempo, he agotado lo que me quedaba de maná con esto... Por lo que el veneno terminará conmigo... Pronto -Dijo su padre mientras su rostro volvía a volverse gris rápidamente-. Estoy seguro de que Persival te explicó la situación... Y que entiendes lo que ocurre... Así cómo también comprenderás que necesitamos ayuda -Indicó antes de comenzar a toser otra vez, una de la sirvientas le pasó un pañuelo rápidamente.

-Padre, pídeme lo que quieras, lo que sea... -Indicó Gale mientras trataba de controlar las lágrimas que amenazaban con salir. Observó fijamente como el pañuelo con el que su padre se cubría la boca, empezaba a tomarse rojo.

En respuesta, Román Brimhal sacó de entre las sábanas una moneda de oro con un cuervo alzando el vuelo grabado en ella y se la dió, Gale la tomó algo confundido.

-¿Qué es...?

-Gale, sé que no eres bueno para las peleas -Continuó su padre-. Y sé que estarías mejor siendo algún consejero del rey... O gobernando nuestro hogar... Pero en verdad, realmente en verdad lamento pedirte esto -Terminó su padre con la voz rota y los ojos llenos de lágrimas.

-Padre... No entiendo nada -Dijo Gale ante las palabras de su progenitor.

-Cuando era joven y la guerra asediaba al reino por la tiranía del anterior rey -Dijo su padre en cambio-, yo era un simple plebeyo que no tenía algún destino... Pero aún así, había ido a la guerra para conseguir algo de gloria para el apellido Brimhal, yo no tenía grandes aspiraciones, solo quería un poco de comodidad, nada más... Pero nunca imaginé lo que el destino me deparaba.

En la batalla que definió un antes y un después entre el cruel gobierno de entonces y los pacíficos días de ahora... Hannibal Crow apareció -Terminó su padre, observándolo con una nota de terror en sus ojos.

Gale no entendía.

-Padre, sigo sin entender ¿Quién es ese hombre? -Preguntó al ver qué su padre no seguía.

-Aún me persigue en sueños la forma en que diezmó nuestros números y los del enemigo, cómo gritaba sin parar, cómo... -La voz de su padre se apagó unos segundos-... El campo de batalla era un infierno... Pero ese hombre lo volvió EL infierno... Él sembró caos y pánico, dejando a su paso una montaña de cadáveres -Explicó.

Entonces Gale entendió al fin.

-Ese hombre estaba dañado, algo lo enloquecía... Recuerdo cómo me arrinconó en una cresta mientras todo su cuerpo estaba lleno de cortes y flechas y la magia estallaba por todo su cuerpo mientras los magos trataban de pararlo... Aún así, nada parecía hacerle verdadero daño... Pero, incluso cuando vi mi vida pasar... Él no me asesinó, él simplemente tocó mi cabeza y me dijo "yo te elijo" para luego desaparecer... En el aire en medio de una parvada de cuervos... Sin dejar rastro.

No fue sino hasta después que las tropas pactaron un temporal alto al fuego y se reagruparon... Que entendí que había hecho ese hombre en mí... -Susurró su padre insuieto-... Los recuerdos de los momentos que pasé en el campo hicieron una profunda huella en mi alma... Y me hicieron alejarme del lugar, quería escapar de todo.

Fue huyendo... Cuando me lo volví a encontrar con él, esta vez, Hannibal Crow ya no parecía invencible... Estaba tirado en una cueva, en un lago de su propia sangre mientras un humo negro salía de su cuerpo.

-Él me dijo que yo era el indicado para liberarlo de una maldición que lo volvía loco y le impedía controlarse... A cambio... Él me daría la victoria en la guerra y obtendría la fama que tanto anhelaba... No sé exactamente qué fue lo que me hizo aceptar, pero lo hice... Y Hannibal Crow tomó mi cuerpo de formas que nadie jamás lo ha vuelto a hacer -Explicó al final.

Gale estaba sin palabras, su padre básicamente había hecho un pacto con el caballero de los cuervos.

-Una vez terminó y se derramó en mi interior, recibí la fuerza necesaria para aniquilar al enemigo... El placer que sentí cuando me poseyó... Es algo que no debería de existir en este mundo -Susurró su padre con voz rota-. El nuevo y actual rey vio con buenos ojos mis méritos, incluyendo el hecho que de alguna manera detuve a la pesadilla viviente... Y me dio las tierras del sur que estaban destruidas en ese tiempo... Para que creara la ciudad que protegería sus puertas... Solo entonces Hannibal Crow volvió a aparecer en mi vida.

Él me dió la oportunidad de hacer un segundo trato, él me daría está moneda de favores y peticiones -Señaló la moneda en las manos de Gale-, para que lo buscara sí tenía algún problema en el futuro, a cambio, yo tendría que darle a la doncella de luz.

-¿Pero qué...? -Preguntó Gale sin entender. Román negó con la cabeza.

-Yo tampoco sé lo que significa -Indicó su padre-... En un principio creí que se refería a mi futura esposa o alguna hija que fuera a tener... Pero tú madre murió al darte a luz y tú eres un hombre, no una mujer... Aún así, necesitamos su ayuda, ese hombre es la criatura más fuerte sobre la tierra... Debes buscarlo y hacer que de alguna manera el caballero de los cuervos salve nuestro reino -Terminó.

Gale observó a su cada vez más moribundo padre antes de asentir con desición.

-Padre... Lo haré, pero aún así, incluso si no consigo a la doncella o si Hannibal Crow no acepta mi petición, yo salvaré el reino, te vengaré, lo prometo -Afirmó Gale mientras aguantaba las ganas de llorar.

En respuesta, su padre levanto su manos tímidamente y la posó en su cabeza.

-Hijo... Solo deseo que sigas... Tu camino... Si Hannibal Crow no acepta... Simplemente... Sigue con tu vida... Persival te ayudará... Es mi último deseo hijo... Que vivas-

Pero Gale no pudo escuchar completamente las últimas palabras de su padre.

Las personas a su alrededor comenzaron a llorar desconsoladas al perder al hombre por el que darían sus vidas mientras que Gale solo pudo cerrar suavemente lo ojos de su padre.

Él estaba irremediablemente triste y roto, incluso ya no podía contener las lágrimas.

Pero aún así, por sobre todo, estaba furiosamente determinado a cumplir su palabra, su promesa...

Gale sintió como alguien posaba las manos en sus hombros.

-Señorito Gale, debemos irnos -Susurró Persival suavemente.

Él no dijo nada, solo se dejó llevar mientras que el lancero lo tomó de la mano.

Y así ambos huyeron mientras dejaban atrás a la ciudad de Brimhal, su amada ciudad ahora reducida a cenizas, dolor y desdicha...

Continuará...