El buscador

Un chico en busca de nuevas emociones y relaciones...

EL BUSCADOR

Iba caminando por la calle de las vías, una zona poco recomendable, por los asaltos y robos en esas épocas. De igual forma yo no tenía temor y siempre andaba husmeando por los barrios bajos y otras zonas en busca de sorpresas y amistades nuevas.

De pronto de la nada misma me sorprendieron a decir verdad, dos muchachitas muy jovencitas, pintadas de manera exagerada, pero que a mí al instante me gustaron y me cayeron bien.

__¡Hola guapito!__ saludo una de ellas, la que era un poco mas rubia

__¡Hola nena ¡__dije haciendo el papel de superado

__¡Estas solito en estos lados!__ dijo la otra

__¡Buscas compañía para pasar el rato!

__¡No tengo dinero chicas, aunque ustedes son tan hermosas!

__¡podemos ir contigo!

__¿Adónde?

__¡A tu casa si quieres!

__¡No sé, si sea oportuno!

__¡Vamos lindo, lo disfrutaras!

__¡De eso no tengo dudas!__ dije en tanto la rubia me apoyaba su brazo en mis hombros delgados y delicados. Ellas parecieron estar atraídas por mi belleza rara y extraña. Una de ellas encendió un cigarro y echando una bocanada busco mi boca y me beso prolongadamente, e instintivamente una oleada de calor me recorrió la espina dorsal.

__¿No tienes casa?

__¡Si tengo!__ la rubia de pronto acaricio mis genitales por sobre la bermuda que llevaba en ese momento. Ellas eran muy atractivas y olían tan bien, tan sensuales y alegres. Mi erección comenzó a notarse de manera tremenda. Era joven y ansiaba tener sexo siempre. Aquellas alocadas chicas me entusiasmaron y calentaron de manera salvaje, así que nos encaminamos a mi auto que tenía a unas cuadras de allí y subimos para marchar a casa.

La rubia se sentó detrás y la otra de ojitos claros y vivaces adelante, junto a mi.

__¡Eres muy joven!__ dijo mi acompañante con una voz sedosa pero a la vez matizadas con una potencia y unos graves que a mí me enloquecieron de inmediato.

__¡Ustedes también!__ mientras la rubia acariciaba mi nuca y mis orejas desde el asiento de atrás.

__¡tengo hambre!__ dijo la que iba a mi lado

__¡En casa tengo comida!__ dije

_-¡Yo soy Carla!__ dijo mi acompañante

__¡Y yo Maca!

__¡Que lindos nombres, me gustan!__ llegamos a mi departamento que no estaba lejos de donde había andado. Bajamos. Y ellas se tiraban contra mí. Me trataban de apoyar sus colas y los pechitos turgentes, mi calentura crecía.

Una de ellas no se cual pellizco mis nalgas y las dos se rieron como colegialas, en realidad supuse que lo eran por sus edades.

Entramos y Maca se interpuso entre su amiga y yo y apretándome contra la pared metió su lengua en mi boca hasta la garganta, con una fogosidad palpitante y sanguínea. La otra, Carla se sumo en uno de los costados y pasaba su lengua por mi cuello, y las orejas, en tanto acariciaba mi pija erecta y mis tetillas duras y paradas.

__¡Vamos a comer algo, vamos!__ note que las chicas tal vez tenían hambre, así que Maca se abalanzo en la heladera y enseguida armaron unos emparedados sabrosos y comimos y tomamos unas cervezas que siempre tengo en mi heladera, a la que nada le sobra pero, tampoco le falta.

Carla encendió un cigarro y lo compartió en tanto se iba quitando la ropa, dejándose puesta una tanguita, estábamos a media luz y una brisa fresca entraba por los ventanales abiertos de par en par. Sus tetas bailaban frente a mi cara. Luego de unos movimientos se fue al baño, Maca en tanto quitaba mi camisa, y me besaba las tetillas, haciendo que mi verga pareciera que iba a estallar de placer en cualquier momento. Me susurraba cosas al oído, y mordía mis labios, aflojando el nudo de la bermuda y quitándomela sin más. Apretó por sobre el bóxer mi animal que intentaba salir ya de una vez. Mientras me mordía y me lamía el pecho con una lengua feroz y llenándome de saliva.Yo masajeaba sus pechos y su vientre plano, casi perfecto, me encantaba, me sentía recaliente.

Tome la mano de Maca y fuimos al dormitorio, ella se tiro enseguida en ella y yo me senté en el borde, observándola. En eso Carla apareció en el marco de la puerta, estábamos en semi penumbras, pero vi claramente, un pedazo de verga entre las piernas de Carla que sonreía caliente.

No pude decir nada porque ella se acercó a mí y tomando mi cabeza hizo que abriera la boca como hipnotizado y comiera aquella hermosa tranca que  me ofrecía mientras su amiga Maca comía mi verga parada y rocosa.

__¡Ohh bebe estabas hambriento de pija, siii, cómela así, nos encanta un machito tragón como tu belleza!__ recito ardiente Carla moviéndose para que me ahogara definitivamente con su pedazo y diera arcadas buscando aire, mientras disfrutaba de aquel pedazote de carne.

Maca se comía las bolas. Yo estaba realmente muy caliente y no esperaba encontrar aquellas damiselas tan sexys y bellas y ambas con hermosas pijas entre las piernas, nadie podía haber sido tan feliz como yo en ese día.

Carla hizo que me acostara en la cama y Maca ataco directamente mi culo, mordiendo mis nalgas y luego de besarlas un rato, me abrió y metió su delicada y larga lengua en el anillo que suplicaba ya que llegaran a él.

Carla en tanto no dejaba de meter su tremenda poronga en mi boca sedienta, comilona, había encontrado lo que andaba buscando y esas dos me estaban dando lo que merecía.

Maca hundió un dedo y luego me lleno el ojete de una crema que no de donde salió, la cuestión es que en minutos su pedazo entro hasta el fondo en mi culito agradecido.

Empezó a penetrar a bombear sin miramientos, aullando de placer y haciéndome gozar como la perra en que me convertía cuando tenía una pija cerca, ni hablar si la tenía dentro.

__¡Ahhh que lindo culito tienes amor…ohhh Carly no nos equivocamos con el…es un lindo putón, me hace gozar!

__¡Y a mi….tiene una boquita de fuego!__ Maca golpeaba sus bolas en mis nalgas, me abría, sentía su carne crecer en mi. Maca sacó de golpe su pedazo, que no era tan grande como el de Carla. Entonces Carl subió mis piernas en sus hombros y clavó su fierro grueso dentro de mí, lanzando aullidos de gozo y haciendo que yo gruñera como perro salvaje. Ardiendo sentía su pedazo taladrándome sin piedad, sentía mi ojete abrirse cada vez más, mi verga se tensaba de placer y Maca la metió en su boca para chuparme.

Jadeábamos. Parecíamos animales sin razonamiento. Carla me bombeaba, tenía un ritmo increíble, no se detenía, el sudor de ella empezaba a caer sobre mi piel salada.

Maca no dejaba de chupar mi pija que estaba a punto de reventar, ella la soltaba unos momentos, dándose cuenta de ello y no quería que yo terminara. Lloriqueaba con la tremenda pija de Carla yendo y viniendo en mi ojete abierto y chorreante de jugos y líquidos. Maca trepó un poco y puso su pedazo en mi boca, y yo lo lamí y luego lo metí en la boca para comerlo sin piedad. Lo enterraba hasta las amígdalas, lo sacaba y lo volvía a hundir.

Al rato Maca ocupo nuevamente el lugar de Carla y metió su garrote hasta el fondo de mi ya dilatado ojete. Bombeaba, más lentamente. Más suave, me hacía lagrimear de placer.

__¡Ohhh bebe eres un gran amante, disfrutas tanto de que te cojan, es increíble, me encantas!__ me susurraba Carla en mi oído metiendo su lengua hasta el fondo de mi oreja. Luego buscando mi boca me metió su lengua, haciendo jugar la mía, nos mordíamos los labios, hasta casi hacerlos sangrar.

Luego me ofreció sus pechos para que los chupara cosa que hice con enorme gusto y lujuria, mientras ella gemía sintiendo también oleadas de placer.

Volvieron a cambiar de lugar e hicieron que me sentara sobre el mástil erguido de Carla, cabalgué un buen rato, luego quedaba en cuatro y Maca me atacaba un momento, así se alternaron hasta que todo aquello fue una catarata de leche, y jugos saltando por doquier, luego mamé los pedazos de carne semi caídos hasta dejarlos limpios y listos para que atacarán otra vez mi ardido, abierto y lujuriosos culito.-