El búlgaro del gym
Me lo monto con un búlgaro enorme en el gimnasio
Recuerdo que era una noche de Junio que hacía muchísima calor y hasta el puto aire acondicionado estaba incómodo del calor y no quería trabajar. Eran las 3 de la mañana y me levanté de la cama, me di una ducha de agua helada y me puse a leer un libro en el sofá desnudo y espatarrado, mientras el aire del ventilador me aireaba la raja del culo. A la hora de estar así y volver a empezar a sudar, se me ocurrió la idea de ir al gym y por lo menos sudar por gusto. En mi barrio abrieron una de esas cadenas de gimnasios 24h y hacía dos meses que me había apuntando. Cuando llegué eran las cuatro de la mañana y habían cinco personas. Todo hombres. Nada destacable a excepción de un tío enorme de 1,90m y cuerpo robusto, sin ser gordo. Tenía pinta de extranjero pero no supe distinguir. Estaba corriendo sobre una de las cintas, llevaba una camiseta de tirantes de algodón gris y unos pantalones finos, también de algodón. Tan finos, que mientras corría su polla se movía de un lado al otro. Yo me quedé mirando embobado hasta que se dio cuenta y me miró con cara de pocos amigos. Yo le medio sonreí y me fui hasta las bicicletas. Desde mi ángulo podía ver como el extranjero enorme corría con fuerza sobre la cinta, presionado con sus enormes pies sobre el caucho, haciendo que la cinta temblara. Menudo bestia! Cuando terminó su sesión de cardio vino hacia donde estaba yo porque estaba la parte de las pesas. Se puso a levantar algunos kilos mientras yo seguía pedaleando y observando como esa mole ejercitaba sus brazos, mientras el sudor recorría su cara grande, su cuello grande y su pecho más grande. Mi desfachatez no tenía límites y el calor de la atmósfera se había transformado en un calor sexual por acercarme a ese macho. Decidí jugar a las miradas a razón que me pegara una paliza, pero al contrario de eso él también me miraba de vez en cuando, mientras se secaba el sudor con la toalla. Ya solo quedábamos cuatro en el gimnasio. Yo seguí matando el tiempo a ver si al final quedábamos solos dos. Y creo que él también quería lo mismo. Se fue el cuarto cliente y quedamos tres. Pero el tercero no parecía tenernos en cuenta porque era un culturista que estaba concentrado en macharcarse. Me acerqué hasta el grandullón contoneando mi cuerpo cubierto por una malla de lycra y una camiseta de tirantes ajustada.
Me llamo Marcos - me presenté.
Yo Dimitar - me dio su mano grande y sudada. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Tú me miras mucho - me dijo riendo.
Me llama la atención tu aspecto.
Soy búlgaro.
Nunca he visto un búlgaro tan grande. De hecho nunca he visto un búlgaro.
Y has visto polla búlgara? - me preguntó.
Miré hacia su bulto y me alejé hacia los vestuarios moviendo mi culo. Quedaba poco para que empezara a venir la gente que va regularmente y no quería perder el tiempo. Lo genial de este gimnasio son los baños individuales. Entré en uno, cerré la puerta sin pestillo y me desnudé quedando solo con el suspensorio puesto. Al poco se abrió la puerta y Dimitir quedó en el marco, que casi no cabía como una criatura mitológica que está observando la presa que se va comer. Mientras yo apoyado de cara a la pared con mi culo expuesto y moviéndolo. Dimitir cerró la puerta con pestillo y se quitó la camiseta. Se secó el sudor con ella y la tiró al suelo. Bajó su mano hasta su paquete y se lo sobó un poco. Se bajó el chandal y descubrió un rabo semierecto, casi sin pelo, no muy largo pero sí gordo. Caminé hasta el macho y posé mis manos en su pecho sudado. Lo acaricié suavemente a la vez que empezaba a olerlo. Era un hedor fuerte que penetraba bien en mi nariz y hacía que mi cuerpo se estremeciera. Lo probé y era bien salado. Lamí también su abdomen y olí y chupé sus axilas semi peludas. Su polla empezaba a crecer gracias a mis caricias. Lo miré fijamente a los ojos y bajé lentamente hasta quedar arrodillado frente a su rabo. También lo olí. Le pasé la lengua desde el capullo hasta la base. Dimitar suspiró. Sin cogerlo me lo metí en la boca y empecé a mamarmlo lentamente, haciendo que engordara en mi boca, tenía un buen grosor, de esos que cuesta meterse en la boca, pero no se me resistió y comencé a chupar más rápido, haciendo que Dimitir gimiera con cada lamida de mi boca en su rabo. Lo agarré bien y mi mano no cerraba. Era realmente gordo. Me puse de pie y seguí pajeando la polla búlgara mientras Dimitir ya tenía sus manos enromes en mis nalgas y las estaba masajeando bien fuerte. Un plas en mi culo sonó en el vestuario y un pequeño gemido escapó de mi boca. Lo invite a que me pegara más. Me dio la vuelta y me hizo apoyar contra el lavabo.
Me gusta tu culo.
Todo tuyo.
Atrajo con una mano el banco de madera y me hizo subir una pierna. Separó mis nalgas y observó.
Tienes culo de mujer. Me gusta culo de marica que parece mujer.
Verás cuando lo pruebes, solo te quedarás con el marica.
Empezó a besar mi agujero con suavidad y después a pasar su lengua. Yo empecé a sentir mucho gusto.
Es bueno - me dijo Dimitir.
Come come que has perdido mucha fuerza - le dije mientras le cogía su enrome cabeza y la aplastaba en mi culo.
Su lengua empezó a lamer con más ganas mi agujero mientras yo empezaba a mover mi culo en círculos ayudando a su trabajo anal. Lo tenía bien empedado de saliva búlgara cuando Dimitir empezco a meter su dedo gordo, después dos y tres. Empezó a follarme con su mano mientras yo empezaba a elevar mis gritos.
En España los maricas gritáis mucho - y me tapó la boca con su manaza sin dejar de dilatarme el culo con sus dedos. Ya veía cómo iba a ser el polvo de este tío. Yo dejé de gemir para pasar a lamer su dedos gordos. Él metió dos de sus dedazos en mi boca y empezó a follármela a la vez que seguía follándome el culo con su otra mano. Plas me dio otro azote.
Quiero follar - me dijo.
Voy a por un condón - le dije a la vez que salía del baño.
En la sala de máquinas ya no había nadie. Le propuse a Dimitir montárnoslo en alguna máquina. No le hizo mucha gracia pero accedió. Lo hice estirar en el banco de pesas y le di unas de 5kg para cada brazo. Se puso a hacer ejercicio y yo a comerle la polla. Cuando la tuvo otra vez dura, le enfundé el condón y puse un buen chorro de aceite corporal. Me senté encima y poco a poco fui introduciendo su búlgaro en mi culo. Me estaba haciendo un poco de daño el grosor pero poco a poco fue entrando sin problemas, hasta quedar ensartado en mi recto. Empecé a botar fuerte suponiendo que esa era la manera que le gustaba follar a Dimitir. Él respondió dejando las pesas en el suelo, agarrando bien mis nalgas y acompañando mi galope. Él gritaba que siguiera y yo botaba más fuerte. Al rato se incorporó y me subió en brazos, aun con su polla dentro de mi culo, con mis piernas rodeando su cintura y mis brazos su cuello, me estuvo follando un rato así de pie.
Qué bien folláis en Bulgaria coño! - le dije.
Yo muchos años en España y follar mejor los españoles. Vosotros muy guarras - me dijo. Cuando me dejó en el suelo después de abrirme bien el culo en el aire, lo cogí de la mano y me lo llevé hasta la cinta de correr. La puse en marcha y empecé a caminar a velocidad media. Eché mi cuerpo hacia atrás lo más que me permitieron mis brazos. Expuse mi culo e invité a Dimitir a meterme de nuevo su polla. Él me la clavó de golpe y yo seguí caminando. Ahora todo el movimiento lo hacía yo caminando, cada paso que daba su polla se movía dentro de mi culo. Él se agarró a las barras laterales de la cinta y quedó inmóvil, notando como su rabo gordo se estremecía dentro de mi recto.
Oh placer , mucho placer - me decía. Puse una sesión de diez minutos, así que estuvimos todo el tiempo haciendo cardiosexo, mientras mi corazón latía a alta presión mi culo lo hacía a alto voltaje. Tal fue la excitación que Dimitir me avisaba que se corría antes de que acabaran los diez minutos. Y enseguida su polla empezó a vibrar dentro de mi culo. Siete u ocho espasmos noté dentro de mi culo, mineras su polla gorda hacía presión.
Kuchka! - gritó Dimitir. Debía ser alguna palabrota de placer. Seguí caminando con su polla eyaculada dentro de mi culo hasta que acabó el tiempo.
Por suerte nos dio tiempo a que no viniera nadie al gym. Nos metimos de nuevo en el baño y nos duchamos juntos. Le enjaboné todo el cuerpo y el a mí. Sus manos grandes cubrían de jabón mi cuerpo delgado con mucha facilidad. Me sentía bien protegido con aquel tío y muy bien atendido. Sus manos volvieron a hurgar en mi culo y sus dedazos se fueron colando dentro, volviendo a excitarme. Empecé a pajearme mientras él masturbaba mi ano con su mano y con la otra se cascaba un buen pajote. Los dos casi nos corrimos a la vez explotando en un extásis de placer.
Cuando nos vestimos le dije que le invitaba a desayunar. Me contó que llevaba seis años en España y que tenía una mujer y dos hijos. Se dedicaba a la seguridad, como segurata en un bar gay.
Por eso follas tan bien los culos - le dije mientras bebía mi café con leche.
Es una bar de cruising. Allí follan todos con todos. Yo a veces participo. Tú deberías venir porque tu culo allí gana - me propuso.
Nunca he ido a bar de cruising pero sé que en mi ciudad existen varios. Estaba bien la propuesta así que acepté y al jueves siguiente quedé con Dimitir en su puesto de trabajo.