El bufete y el viaje con Susana (y 3)

Tras diversas aventuras y vicisitudes, el desenlace de la misión y mi reencuentro con Antonia.

Este relato pertenece a la serie de “el bufete”. Su lectura es completamente independiente de tres de los relatos anteriores, “El bufete de la perversión”, “El bufete del sexo” y el “El bufete y el oro”, y es continuación de “El bufete y el viaje con Susana 1 y 2”, por lo que recomiendo la lectura de estos últimos para entender bien esta tercera y última entrega. Espero que lo disfrutéis todos y especialmente Susana como protagonista de nuevo de él.

Aterrizamos a la hora prevista, como llevábamos sólo equipaje de mano enseguida salimos de la terminal. Mari Carmen y Gabriel nos estaban esperando. Saludé a Mari Carmen con dos besos en las mejillas y con la mano de lejos a Gabriel. Gabriel conducía y Mari Carmen empezó a contarnos en cuanto nos pusimos en marcha.

-       Hemos estado llamando por teléfono a la pareja de españolas hasta hace un rato, pero no ha habido manera de hablar con ellas. Hemos pensado en pasarnos por el apartamento donde residen y probar suerte.

-       De acuerdo. Id vosotros dos, Gabriel y yo trataremos de localizar a la pareja mexicana. Nos vemos luego en el apartamento. -Dijo Susana-.

-       Por cierto, el apartamento está muy bien, diferente, pero muy bien. -Dijo Mari Carmen-.

-       ¿A qué te refieres? -Le pregunté-.

-       Ya lo veras. -Me contestó muy misteriosa-.

-       Hemos llegado, aquí es la residencia de las españolas. Por lo que sabemos tienen unos cincuenta años y se llaman Manuela y Mónica. -Dijo Gabriel parando el coche para que nos bajáramos Mari Carmen y yo-.

Se trataba de un edificio moderno de unas cinco plantas en una zona bastante céntrica de Berlín. Nos acercamos a la puerta y Mari Carmen llamó al piso que nos había dicho Gabriel. Al poco se encendió la luz de la cámara del videoportero y nos abrieron sin preguntar nada.

-       Parece que nos hubieran estado esperando. -Comenté al montarnos en el ascensor-.

-       Sí, un poco raro.

Llegamos a la planta y nos dirigimos al apartamento en cuestión. Pulsamos el timbre y nos abrieron la puerta sin que viéramos quien nos abría. Una vez dentro nos volvimos para saber quién lo había hecho. Era una mujer con una bata muy corta y con un antifaz muy decorado que le envolvía los ojos. Mari Carmen y yo cruzamos una mirada de no saber de qué iba aquello.

-       Buenas tardes, ¿Manuela o Mónica? -Le preguntó Mari Carmen a la mujer-.

-       Qué más da como me llame. -Contestó la mujer-.

-       Como quiera. Nosotros somos …

-       Tampoco me interesa como os llaméis.

-       De acuerdo, venimos para …

-       Ya se a lo que venís.

-       Perdone, pero no creo que lo sepa. -Le dijo Mari Carmen-.

-       A follar, aquí se viene a follar.

Mari Carmen y yo nos miramos extrañados por la contestación de la mujer.

-       Si hay que follar, se folla, que por nosotros no va a quedar, pero antes nos gustaría hablar un momento. -Contestó muy tranquila Mari Carmen-.

-       Este es el problema de los compatriotas, si fuerais alemanes follaríamos sin tanto hablar, porque no nos entenderíamos. Pasad, mi hermana está en el salón.

Hicimos detrás de ella el corto recorrido hacia el salón. Allí estaba otra mujer con una bata parecida y también con antifaz sentada en un sillón con una copa en la mano.

-       Estos dos que quieren hablar. -Le dijo la que nos había abierto a la otra mujer-.

-       ¿De qué? -Dijo la supuesta hermana-.

-       Y yo que sé.

-       ¡Joder con tanto hablar, tanto hablar! ¿Pero de que hay que hablar? ¿Es que para follar hay que hablar tanto?

Mari Carmen se adelantó y sacó una foto en el móvil de Yesica y Victoria, que le mostró a las dos.

-       ¿Recuerdan a estas mujeres del aeropuerto? -Les preguntó-.

-       ¿Son ustedes policías? Nosotras no hacemos nada ilegal. -Contestó la que nos había abierto-.

-       No, no somos policías ni nada parecido y lo que ustedes hagan nos da igual. Ellas son dos amigas nuestras que desaparecieron en el aeropuerto el mismo día que ustedes llegaron y queremos saber si recuerdan algo. -Les dijo Mari Carmen-.

-       Vaya qué si nos acordamos, ¿verdad Mónica?

-       Como para olvidarlas.

-       ¿Saben ustedes algo de ellas?

-       Desde el aeropuerto no. -Dijo la tal Mónica-.

-       Nos pueden contar que pasó en el aeropuerto.

-       ¿Queréis una copa, puede ir para largo? -Dijo la que nos había abierto la puerta-.

-       Dos de lo que estéis tomando. -Contestó Mari Carmen-.

-       Sentaros. -Dijo la tal Mónica, tras pasarnos su hermana dos vasos de whisky-. Veréis, nosotras somos dos hermanas que nos gusta mucho follar, casadas con dos tíos podridos de dinero a cada cual más aburrido. Normalmente organizamos un viaje nosotras solas a Cuba o a Venezuela una vez al año. Ya os podéis imaginar para qué. Este año con los problemas que hay para moverse pensamos cambiar y venir a Alemania, que nos habían dicho que es el paraíso liberal. Por cierto, que una mierda muy gorda para quien nos lo dijo, hemos tenido nosotras orgías mejores en la verbena del pueblo.

Por ese motivo nos habían abierto sin preguntar, habían creído que nosotros respondíamos a la convocatoria de una orgía liberal y de ahí también lo que nos había dicho la que nos había abierto de que sabía a qué veníamos-.

-       Nosotras estábamos ya bastante animadas pensando en lo que íbamos a follar. -Continuó Mónica-. Al ir a recoger las maletas ellas iban delante en el pasillo y como nosotras jugamos a todo, ya me entendéis, nos quedamos prendadas del culo de las dos, aunque sobre todo del de la mayor.

-       Y que lo digas hermana, posiblemente el mejor culo que habíamos visto nunca. Yo me voy a quitar la cosa esta, total para lo que nos sirve. -Dijo la que debía llamarse Manuela, quitándose el antifaz. -Tendría poco menos de cincuenta años, era una mujer atractiva con una cara bastante agradable-.

-       Nos acercamos a ellas para preguntarles cualquier tontería y poder entablar conversación. -Siguió Mónica, quitándose también el antifaz. Debían ser gemelas porque eran como dos gotas de agua-. Les pregunté si conocían el camino para salir del aeropuerto. Nos contestaron que no, que ellas, además, iban a la zona de tránsito, pues seguían camino hacia Madrid, aunque tenían una demora de más de tres horas. Mientras charlábamos me di cuenta de que la más joven era una transexual, eso no se le escapa a una mujer. Manuela se colocó al lado de ella y yo seguí al lado de la del culo portentoso. Yesica creo que se llamaba.

-       Sí Yesica y la joven Victoria. -Le confirmó su hermana-.

-       Como no teníamos mucho tiempo decidí echarle cara y le dije: ¿Sabes que tienes el culo más impresionante que he visto nunca? Ella me miró, sonrió y me dio las gracias por el cumplido de una manera muy sensual. Pasamos por unas tiendas del aeropuerto y Yesica se quedó mirando un vestido bastante ajustado, comentando que era muy bonito. La más joven le dijo que porqué no se lo probaba, que debía quedarle como un guante. Total, que nos paramos las cuatro en la tienda. Yesica intentó sin éxito preguntar por su talla, pero la dependienta no la entendía. Entonces intervine yo y se lo pregunté en inglés, preguntándole también por otro vestido que me había gustado para mí. La dependienta nos trajo los dos vestidos y fuimos las cuatro a un probador muy grande que servía a varias tiendas. Ponme un poco más de whisky, que tengo la boca seca de tanto hablar. -Le dijo Mónica a su hermana-.

Manuela se levantó cogió los cuatro vasos y fue a la cocina a ponerles más hielo. Me dio la impresión al levantarse de que debajo de la bata no llevaba nada. Volvió con los vasos, los rellenó y nos los pasó. Al volver a sentarse nos hizo un Sharon Stone de libro a Mari Carmen y a mí, efectivamente, por lo menos, bragas no llevaba.

-       Nada más entrar en el vestidor y cerrar la puerta, Yesica se quitó primero la camisa y después el pantalón, quedándose con un tanga mínimo, que se perdía entre sus nalgas. Era un monumento de mujer, me quedé mirando descaradamente su culo reflejado en los espejos del vestidor. Yo, por mi parte, le pedí a mi hermana que me bajara la cremallera del vestido, me lo quité y me quedé en tanga y sujetador …

-       Espera un momento hermana. Nosotras os estamos contando todo lo que pasó, pero vosotros no os habéis comprometido a follar luego todos juntos.

-       Tú por eso no te preocupes, que follaremos todo lo que haya que follar. No sabéis con quienes habéis dado. -Le contestó Mari Carmen-.

-       Hablando de cosas grandes y monumentales como el culo de Yesica, tu, por lo que parece, debes tener unas tetas también monumentales. -Le dijo Mónica a Mari Carmen-.

-       No me puedo quejar. -Le contestó Mari Carmen abriéndose dos botones de la camisa, dejando ver buena parte de sus tetas sin sujetador-.

-       No, desde luego no te puedes quejar. -Le dijo Manuela a la que se le había abierto bastante la bata, dejando ver también gran parte de sus tetas, que, aunque de buen tamaño, no eran comparables con las de Mari Carmen-.

-       La visión del culo mulato de Yesica hizo que se me mojara el tanga y me pusiera a mil. Yesica debió notarlo, porque me pidió que la ayudara a probarse el vestido. Con la excusa de ayudarla empezamos un toqueteo que terminó en que nos besamos en la boca. Nunca había besado unos labios mas carnosos y sensuales. Ella llevó una mano a mi coño notando que lo tenía encharcado, porque me preguntó si estaba excitada, a lo que le contesté que como hacía tiempo que no lo estaba tanto. Lo nuestro debió excitar a la joven, que se volvió y comenzó a besar a mi hermana. La mano de Yesica en mi chocho estaba produciendo estragos, que se agravaron cuando empecé a sobar su fastuoso culo, duro como una piedra y suave como la seda. ¡Joder Manuela me estoy poniendo como una moto de recordarlo!

-       Pues no veas como me estoy poniendo yo de recordar el pollón de la sobrina. Todavía tengo sobaduras en la boca de comérselo. -Le contestó su hermana-.

-       Bueno, la cosa se fue animando mucho y yo me tendí en el suelo para que Yesica y yo hiciéramos un “69”. Deseaba comerle el coño y el ojete mientras le sobaba el culo. No sé lo que haría mi hermana mientras tanto.

-       Primero le sobé la entrepierna por encima del pantalón hasta que conseguí que la polla se le pusiera como un palo. Luego me puse de rodillas para abrirle el pantalón, sacarle la polla y empezar a lamérsela y a mamársela. ¡Por Dios, qué palo negro, largo y duro, por mucho que hacía para tragármela entera era imposible! ¡Uuufff que calentón tengo! Si no os importa voy a sobarme un poquito, total como luego vamos a follar, voy adelantando trabajo.

Manuela se abrió la bata del todo y comenzó a sobarse su depilado chocho. Yo empezaba a estar bastante caliente con todo el asunto. Miré a Mari Carmen, cruzamos una mirada en la que había un poco de todo: lo extraño de la situación, la calentura que estábamos pillando y el recuerdo de la tarde en casa de Susana en que estuvimos follando con Victoria.

-       Yesica y yo no tardamos en corrernos por primera vez. -Continuó Mónica-. Pero el calentón que teníamos las dos nos hizo seguir para corrernos una y otra vez, no puedo recordar las veces.

-       Victoria se desnudó del todo. La visión de su cuerpo de mujer, pero con aquel pollón hizo que perdiera el control. Me puse de rodillas y le pedí que me lo metiera por todos los agujeros, cosa que hizo varias veces hasta que se corrió en mi culo.

-       ¿Y qué ocurrió después? -Preguntó Mari Carmen-.

-       No lo sabemos, nosotras perdimos el conocimiento. Nos despertó la dependienta golpeando la puerta del probador con muy malos modos y Yesica y Victoria ya no estaban. -Contestó Mónica-.

-       Ha sido una de las mejores entradas que hemos tenido en un país. Lástima que después la cosa haya bajado tanto por el miedo de los alemanes a contagiarse del virus. Desde ese día no nos hemos comido un colín. -Dijo Manuela que seguía acariciándose el chocho-.

-       Por qué no os desnudáis y os venís aquí con nosotras. -Propuso Mónica quitándose su bata-.

Yo estaba a reventar de caliente y sabía que Mari Carmen debía estarlo también, además, había que cumplir lo prometido. Dejé que Mari Carmen se desnudase primero. Sin quitarle ojo a su cuerpo empecé a sobarme el nabo por encima del pantalón.

-       ¿Cómo te llamas? -Le preguntó Mónica a Mari Carmen cuando terminó de quitarse la camisa-.

-       Mari Carmen.

-       Pues Mari Carmen, ¡qué maravilla de tetas tienes!

-       ¿Te gustan?

-       Muchísimo, ya me gustaría a mí tenerlas así. ¿Naturales verdad?

-       Completamente. -Le contestó Mari Carmen sobándoselas-.

Mari Carmen luego se quitó la falda, quedándose en tanga, se acercó a Mónica y se sentó a su lado. Manuela se levantó, se vino hacia mí con la bata completamente abierta y se sentó sobre mis piernas.

-       ¿Os gusta mucho el rollo swingers? -Le pregunté-.

-       A nosotras lo que nos gusta es el sexo, sea con uno sólo o con muchos. ¿Y a ti, te gusta el sexo?

-       Lo que más, una amiga me dice siempre que me pierdo por la polla.

-       Voy a ver cómo la tienes ya de dura. -Me dijo llevando sus dos manos a mi entrepierna y yo me eché hacia delante para meter mi cabeza entre sus tetas-. Si que parece muy dura, ¿es por mí o por tu amiga la de las tetas gordas?

-       Bueno por las tres, también por tu hermana.

-       Mi hermana tiene la suerte de ser totalmente bisexual, a mí me gustan mucho más los hombres. ¿Te follas a tu amiga? -Mientras hablaba no paraba de sobarme la entrepierna-.

-       No creo que deba hablar de eso.

Detrás de Manuela veía a Mari Carmen y a Mónica comiéndose la boca a la vez que Mónica le sobaba las tetas a Mari Carmen.

-       Y a las mulatas, ¿te las has follado?

-       Te veo muy interesada por mi vida sexual.

-       Es por romper el hielo.

-       ¿Te parece poco para romper el hielo que me sobes la polla y que yo te coma las tetas y te sobe el culo?

-       No, está bien, pero me gusta saber algo más de a quien me voy a follar.

-       Cuando hemos llegado no me ha dado esa impresión.

-       Creía que veníais a la orgia, ahora es más íntimo.

Se echó hacia atrás para soltarme el cinturón, bajarme la cremallera y meter la mano bajo el bóxer. Después de sobarme el nabo un rato, me preguntó:

-       Tienes una buena herramienta, ¿la usas mucho?

-       Todo lo que puedo, que nunca es bastante.

-       Me gusta. ¿Quieres follarte a mi hermana a la misma vez que a mí?

-       Nunca he follado con dos hermanas y menos siendo gemelas.

-       Aunque parecemos iguales, no lo somos, tenemos dos chochos muy distintos. -Mientras hablábamos me quitó la camisa y empezó a lamerme los pezones-.

-       Vosotras debéis montar unos saraos de mucho cuidado.

-       Este viaje ha sido una ruina, si no fuera por lo que pasó con Yesica y Victoria. Una mierda para las orgías de los alemanes. En el caribe nos va bastante mejor, eso sí pagando, pero mejor, total, pagan nuestros maridos, a nosotras que nos importa.

Se levantó y tiró de mis pantalones y mi bóxer hasta sacármelos del todo.

-       Vamos con ellas, así te follas también a mi hermana.

-       ¡Qué empeño tienes en que me folle a tu hermana!

-       Es que ella es tímida, no como yo. -Los cojones tímida, pensé, viendo como le estaba comiendo las tetas a Mari Carmen-.

Tiró de mí para levantarme del sillón y nos acercamos a su hermana y a Mari Carmen.

-       Uuuummm, que bonita herramienta. -Dijo Mónica cuando nos acercamos-. Me ha dicho tu amiga que la manejas con bastante habilidad, ¿es verdad?

Miré a Mari Carmen para reconvenirle que tuviera la lengua tan larga. Mónica se movió para situarse entre las piernas de Mari Carmen para comerle el chocho y Manuela se puso de rodillas en el sofá con el culo hacia mí para comerle las tetas. Los culos en pompa de las dos hermanas eran muy atractivos y evidentemente estaban pidiendo guerra. Antes de penetrar a ninguna llevé mis manos a sus chochos. El de Manuela estaba chorreando mientras que el de su hermana estaba todavía bastante seco.

-       ¡Aaaaggg, que ganas de que un hombre me tocase el chocho! -Exclamó Manuela-.

-       Vas a tener que trabajártelo un poco, todavía lo tengo muy seco, no como el de tu amiga, que está chorreando. -Dijo Mónica-.

Le metí dos dedos en el chocho a Manuela hasta que se empaparon bien y entonces acaricié con ellos a Mónica. Luego me puse detrás de Manuela y se la metí poco a poco.

-       ¡Qué bueno! -Dijo cuando la tuve entera dentro-.

Tenía un chocho muy grande y dilatado, tanto que casi no notaba ninguna presión sobre mi polla, lo que si notaba era como se empapaba de sus jugos. Se la saqué, me puse detrás de Mónica y le fui pasando mi polla empapada por su raja.

-       ¡Me gusta que me hagas eso, así no voy a tardar mucho en mojarme!

Mientras le paseaba la polla por su raja, puse una mano en su clítoris y empecé a acariciárselo. Su hermana se había llevado una mano a su chocho, se metió dos dedos y comenzó a moverlos en su interior, provocando un incesante sonido de chapoteo.

-       Vaya como estás hermana. -Le dijo Mónica-.

-       Estoy cachonda a más no poder.

-       Pásame parte de tus jugos. -Bonita costumbre entre hermanas, pensé-.

Manuela se tumbó en el sofá y su hermana de rodillas trabó sus piernas para que sus chochos se rozaran. Aprovechando que ahora estaban liadas entre ellas me puse entre las piernas de Mari Carmen y se la metí hasta el fondo de un golpe.

-       ¡Aaaaggg, qué me gusta que me folles! -Me dijo-.

-       Y a mí follarte. -Le dije empezando a bombear, mientras le amasaba las tetas con mis dos manos-.

Las hermanas suspiraban y gemían sin parar de mover sus caderas para frotarse sus chochos.

-       ¡Sigue Manuela, sigue, que creo que ya voy a empezar a segregar!

De pronto Manuela retiró su chocho del de su hermana y Mónica empezó a gritar y a largar chorros por el chocho como una fuente.

-       ¡Qué barbaridad ni tanto ni tan calvo! -Exclamó Mari Carmen al ver el manantial-.

-       ¡Muy bien hermana, ya estamos preparadas para follar! -Dijo Manuela-.

Mónica me empujó para seguir ella comiéndole el coño a Mari Carmen y Manuela volvió a la misma posición de antes y a comerle las tetas a Mari Carmen.

-       ¡Fóllame, verás que gusto te da! -Me dijo Mónica-.

Ahora tenía el chocho brillante y los jugos le chorreaban por los muslos. Le puse la polla a la entrada y empecé a metérsela. Tenía un coño tan estrecho que me costaba trabajo penetrarla y sólo lo lograba por lo lubricado que lo tenía. Efectivamente, serían gemelas, pero tenían dos chochos muy distintos.

-       ¿A qué te gusta? -Me preguntó Mónica-.

-       Siento la presión de todo tu coño en mi polla y me da mucho placer. -Le contesté-.

-       Está bien, pero no descuides a mi hermanita, métele los dedos en su gran raja. -Me dijo Mónica-.

Cuando me lo dijo yo ya tenía dos dedos metidos en la raja de Manuela, que movía el culo en círculos con ellos dentro.

-       ¡Méteme dos dedos más! -Pidió Manuela-.

Le saqué los dos que tenía dentro, puse la mano recta y salvo el dedo gordo le metí sin ningún problema los otros cuatro dedos. Tenía la polla a reventar de la presión que le producía el coño de Mónica.

-       ¡Sigue follándome que me voy a correr! -Me dijo Mónica-.

-       ¡Y tú sigue comiéndome el coño, que me voy a correr también! -Le dijo Mari Carmen-.

-       ¡Siiii, aaaaggg, sigue, no pares todavía, sigue, …! -Gritó Mónica al correrse y todavía me apretó más la polla-.

-       ¡Aaaagggg, sigue comiéndomelo, sigue, aaahhhh, me corro, me corro, …! -Gritó Mari Carmen-.

Cuando Mónica terminó de correrse le saqué la polla y se la metí por el culo a su hermana, sin sacarle los cuatro dedos que tenía en su chocho.

-       ¡Siiii, que bueno, que gusto me da tener el culo y el chocho llenos! -Me dijo Manuela-.

-       Sigue follándote a mi hermanita, dáselo todo. -Me animó Mónica-.

-       ¿Qué más quieres que le dé? -Le contesté mientras me destrozaba las caderas y el hombro contra Manuela-.

-       ¡Ahora, ahora, siiii, aaaagggg, me corro, me corro, sigue, sigue, …! -Gritó Manuela al correrse durante casi un minuto-.

Cuando terminó de correrse, le saqué la polla y los dedos. Ella se volvió hacia mí y se metió mi polla entera en la boca, hasta los huevos. No pude más y me corrí en su boca.

Al rato Mari Carmen dijo que teníamos que irnos, que eran casi las ocho y media y Susana estaría esperándonos. Nos despedimos de las hermanas deseándoles más suerte para los días que les quedaban en Berlín. Cogimos un taxi y Mari Carmen le dio un papel con la dirección a la que tenía que llevarnos.

-       ¡Joder con las hermanas! -Le dije cuando el coche se puso en marcha-.

-       ¿No sabes quiénes son?

-       Pues no.

-       Son bastante conocidas en España por su defensa de la virginidad, del matrimonio católico y de la fidelidad conyugal.

-       ¿Estás de guasa?

-       No, te lo digo completamente en serio.

Me quedé con los ojos a cuadritos y no volví a hablar durante el resto del corto trayecto. Llegamos, pagamos el taxi y nos dirigimos a uno de esos edificios típicamente berlineses de principios del siglo veinte, llenos de grandes patios interiores.

-       ¿Era por esto por lo que decías que el apartamento era curioso? -Le pregunté a Mari Carmen-.

-       No, luego lo verás.

Paramos en una puerta muy grande y Mari Carmen llamó al portero electrónico.

-       Somos nosotros, Susana. -Dijo Mari Carmen-.

-       Subid, he pedido algo para comer y para beber. -Contestó Susana abriendo la puerta-.

Entramos, el edificio estaba rehabilitado y nos dirigimos a un ascensor de madera de los antiguos. Mari Carmen pulsó el botón del segundo piso y luego el timbre de una puerta. Nos abrió Susana.

-       ¿Sabemos algo? -Preguntó-.

-       Ahora te contamos mientras cenamos, tengo hambre como para comerme un buey. -Le contesté-.

El apartamento debía tener dos plantas, por el arranque de escalera que había en el salón. Abajo tenía un salón bastante grande, una cocina integrada en él y un aseo. En la mesa baja del salón Susana había preparado algunas cosas para comer y una botella de champán. Nos sentamos, ellas dos en uno de los sofás y yo en el otro, enfrentado a ellas. Ya con una copa de vino y picando algo Mari Carmen le contó a Susana nuestro encuentro con la pareja de españolas. Susana se partió de la risa con nuestra aventura.

-       O sea que Yesica y Victoria se las follaron hasta dejarlas fuera de combate y luego se marcharon sin que sepamos más de ellas.

-       Exactamente, con el pero, de que yo no sé quién se folló a quién. -Le contestó Mari Carmen-.

-       Sí, por lo que contáis se juntaron el hambre con las ganas de comer.

-       ¿De la pareja de mejicanas sabemos algo?

-       Gabriel está a punto de que le den la grabación de las cámaras del aeropuerto de ese día. Es nuestra última esperanza de averiguar algo.

-       ¿Cómo va a obtener Gabriel esa grabación, que debe estar protegida legalmente? -Le pregunté a Susana-.

-       Pues de la misma forma que en mi país o en el vuestro, engrasando a alguien de la empresa de seguridad.

-       Yo creía que Alemania era otra cosa. -Dijo Mari Carmen-.

-       No seas inocente. -Le contestó Susana-.

Llamaron a Susana por teléfono, se levantó para hablar y luego se volvió a sentar.

-       Era Gabriel, viene de camino con las grabaciones, esperemos que haya suerte.

Seguimos comiendo y charlando hasta que sonó el timbre del portero. Mari Carmen se levantó a abrir y esperó junto a la puerta del apartamento la llegada de Gabriel.

-       Muy bien Gabriel, no era nada fácil conseguirla. -Le dijo Susana-.

-       Ya sabes que, por ti, lo que sea. -Le contestó Gabriel pasándole un lápiz de memoria-.

-       Muy amable por tu parte. Ponlo en la televisión, siéntate y cena algo. -Le dijo Susana devolviéndole el lápiz-.

-       Mari Carmen y yo hemos conseguido que nos monten los momentos en que se ve a Yesica y a Victoria en las distintas cámaras de vigilancia del aeropuerto.

-       Os habrá costado lo vuestro. -Les dije-.

-       No ha sido para tanto, un buen escote y un par de polvos. -Dijo Mari Carmen-.

Nos reímos todos del desparpajo de Mari Carmen.

-       Cuando quieras, Susana. -Dijo Gabriel y ella accionó el mando a distancia-.

La grabación empezaba con un plano amplio en el que se veía a Yesica y a Victoria de espaldas caminando por un largo pasillo. Al poco trabaron conversación con otras dos mujeres.

-       Esas son Mónica y Manuela. -Dije-.

Seguían las cuatro andando por el pasillo cuando se les acercan dos mujeres más.

-       Esas son las alemanas. -Dijo Mari Carmen-.

Al poco se separan y se ve como las dos alemanas se desvían al servicio. La toma de la siguiente cámara era en una de las zonas de tiendas del aeropuerto. No tardaban en pararse las cuatro frente al escaparate de una de las tiendas, mantenían una breve conversación con una dependienta de uniforme, esta les traía dos vestidos y las cuatro entraban en el probador, como nos habían contado Mónica y Manuela. Con el mismo plano, hay un salto como de veinte minutos en la grabación y se ve a Yesica y Victoria saliendo del probador, arreglándose la ropa y siguiendo camino hacia la zona de tránsito.

-       Hasta ahora la grabación coincide con lo que nos han contado. -Dijo Mari Carmen-.

Ya desde otra cámara, se ve de espaldas a dos mujeres con unos tacones como para matarse, cuyos vestidos no podían ser ni más cortos ni más apretados, y a Yesica y Victoria, que iban detrás de la pareja, de pronto aceleran el paso para ponerse a su altura y comienzan a hablar con ellas. Al poco parece que entran a uno de los bares, piden unos vinos con algo de comer y se sientan las cuatro, Yesica y Victoria de frente y las otras dos mujeres de espaldas.

-       Esas dos deben ser las mexicanas. -Dijo Susana-.

Cogí el mando y aceleré la grabación durante el tiempo que estuvieron sentadas en el bar. Cuando se levantan, se van las cuatro juntas, pero Yesica y Victoria ya no siguen hacia la zona de tránsito, sino que se dirigen las cuatro hacia el control de pasaportes y la salida del aeropuerto.

-       Está claro que ahí Yesica y Victoria cambian de opinión y se dirigen hacia la salida del aeropuerto. -Dijo Susana-.

-       Eso parece. -Le contestó Mari Carmen-.

En una nueva vista se ve a las cuatro de espaldas andando tranquilamente, acercándose al control de pasaportes. Vuelve a cambiar la cámara y entonces se ve a las cuatro de frente.

-       Para, para, para, Carlos. -Me dijo Susana y yo detuve la grabación en un plano en el que estaban las cuatro de frente-.

-       ¿Qué pasa? -Preguntó Mari Carmen-.

-       ¿No las reconoces, Gabriel? -Preguntó Susana-.

-       Me resultan conocidas, pero no sabría decirte. -Le contestó fijando su atención en la pantalla-.

-       ¡Son dos de las modelos porno más conocidas de México! -Exclamó Susana-.

No me extrañó lo que dijo Susana porque sus pintas eran tremendas. Con la calidad de la grabación no era fácil saber su edad, pero me dio la impresión de que los cuarenta y cinco ya no los cumplían. Las dos llevaban el pelo teñido color castaño claro y sus formas eran muy rotundas, es decir, tetas grandes, culo grande y barriga hermosa, sin llegar a ser grande.

-       ¡Tienes razón, ahora que lo dices ya las reconozco! -Dijo Gabriel-.

-       ¿Pero porqué se van juntas y qué hacen estas dos en Alemania? ¿Tú las reconoces, Carlos? -Me preguntó Susana-.

-       Lo siento, pero no soy muy aficionado al porno mejicano.

-       Pues deberías serlo, es de los más calientes y pervertidos que hay y, además, los diálogos son en español. -Dijo Susana-.

-       Si me lo recomiendas, me aficionaré, aunque no creo que lo haga por los diálogos. -Le contesté-.

-       Continúa a ver que sucede después.

Aparentemente pasaron las cuatro el control de pasaportes y se dirigieron a la recogida de equipaje. Las modelos mejicanas recogieron sus maletas, lógicamente Yésica y Victoria no, al estar en tránsito, se dirigieron a una cabina de una conocida empresa de coches de alquiler, tras un rato salieron del aeropuerto y se acabó la grabación.

-       Bueno, ya sabemos por dónde seguir. -Dijo Gabriel-.

-       Sí, por la empresa de coches de alquiler. -Dijo Mari Carmen-.

-       Me voy a marchar, tengo un conocido que trabaja en esa empresa y hace el turno de noche.

-       ¿No lo dejas para mañana? -Le preguntó Susana-.

-       No, para saber algo tengo que localizar a mi conocido y tengo que hacerlo de noche.

-       Muchas gracias por todo, Gabriel.

-       No hay de qué.

Susana acompañó a Gabriel a la puerta y, después de despedirse de él, volvió al salón, eran casi las once de la noche. Susana abrió otra botella de champán y nos rellenó las copas.

-       ¿Habéis subido mi maleta? -Pregunté-.

-       Sí, está arriba. -Me contestó Susana-.

-       Pues para ser modelos porno, están ya maduritas. -Comentó Mari Carmen-.

-       La productora está especializada en vídeos de lo más pervertidos entre mujeres maduras y jovencitos. Madrastas e hijastros, tías y sobrinos, profesoras y alumnos y cosas así. -Dijo Susana-.

-       ¿Y a ti te gustan los vídeos? -Le preguntó Mari Carmen-.

-       Sí, me ponen mucho, otro día podríamos ver alguno juntos, ahora estoy agotada.

Seguimos charlando y terminando el champán, hasta que Susana dijo:

-       Voy arriba, quiero ducharme antes de dormir.

-       Sí, yo también después de lo de esta tarde. -Le contestó Mari Carmen-.

-       Oye Mari Carmen, el apartamento está bien, pero no termino de ver que tiene de especial. -Pregunté-.

-       Sube con nosotras y lo sabrás.

Nos levantamos Susana y Mari Carmen comenzaron a subir la escalera y yo las seguí.

-       ¡Joder, es verdad! -Exclamé al ver la planta de arriba-.

Parecían dos estancias amplias con un enorme baño en el centro y con todas las paredes de cristal. Cada una de las estancias tenía una cama doble, un sofá, un mueble con cajones y entre las dos estancias un vestidor. El baño, como una pecera, tenía una ducha muy grande, una bañera exenta también muy grande, una encimera con dos lavabos y una puerta que debía ser de la cabina del inodoro.

-       ¿Qué te parece? -Me preguntó Susana-.

-       De lo más divertido. Aquí dos parejas amigas terminan follando como descosidos. ¿Cómo lo has encontrado?

-       En una página especializada en apartamentos para personas liberales.

-       Pues has tenido una magnífica ocurrencia. ¿Cómo nos organizamos? -Pregunté-.

-       Ah, ¿pero hay que organizarse? -Me contestó Mari Carmen-.

-       Pues tienes razón, ¿para qué hay que organizarse?

Mi imaginación empezó a funcionar pensando en lo bien que nos lo podíamos pasar.

-       Mejor voy a darme un baño para relajarme que una ducha. -Dijo Susana, empezando a desnudarse-.

-       Yo creo que cabemos las dos en la bañera. -Propuso Mari Carmen-.

-       Y si no, nos achuchamos. -Le contestó Susana riéndose-.

Investigando el sitio descubrí un minibar en el vestidor, con algunas botellitas pequeñas que debían ser de cortesía. Me pillé una de whisky y algunos cubitos de hielo y me senté en el sofá a tomarme el whisky mirando como se desnudaban las dos. ¡Que barbaridad, qué festival de tetas! Pensé al verlas a las dos desnudas, era el tío con más suerte del mundo.

-       ¿A que es divertido el apartamento? -Me preguntó Mari Carmen-.

-       Mucho, al que se le ocurrió el diseño debe ser un buen cachondo.

Susana, ya desnuda, se metió en la bañera.

-       Mari Carmen, ponte aquí. -Dijo Susana señalando que se pusiera delante de ella-. ¿Te apetece que pongamos a Carlos calentito?

-       A mí sí, pero para eso nosotras no tenemos que hacer nada, viene programado. -Le contestó Mari Carmen riéndose y se metió en la bañera entre las piernas de Susana, de espaldas a ella-.

Me levanté y con el vaso de whisky en la mano me acerqué a la bañera.

-       ¿Se os ocurre alguna razón para que Yesica y Victoria se fueran con esas dos? -Les pregunté-.

-       Tú ya sabes que ellas son pasionales y ligeritas de cascos, pero como para cambiar de destino, me parece demasiado y más sin avisarme ni luego cogerme el teléfono. -Contestó Susana-.

-       ¿De las dos modelos sabes algo? -Le preguntó Mari Carmen a Susana-.

-       Nada que no sea lo procaces que se comportan en sus vídeos.

-       Tanto lo dices, que me están entrando ganas de ver alguno. -Dije-.

-       Déjalo para mañana, ¿no te gusta el plan que ya tenemos nosotras? -Me contestó Mari Carmen muy zalamera-.

Sonó mi móvil. Me extraño que alguien me llamara tan tarde. Me acerqué a cogerlo. Era Antonia.

-       Buenas noches, Antonia, ¿no tienes sueño hoy?

-       Buenas noches, Carlos, me apetecía hablar contigo. ¿Qué tal os va?

-       Bien, yo creo que mañana podremos dar con ellas. ¿Qué pasa, que hoy no me has dado la brasa y lo echabas de menos?

-       Puede ser. ¿Cuántos llevas hoy?

-       ¿Cuántos qué?

-       ¡Polvos, Carlos, polvos!

-       No se ha dado mal el día y la noche se plantea movidita. ¿Pero por qué me lo preguntas?

-       Verás, estoy harta de estar sola. La verdad es que no me van muy bien las cosas sentimentalmente y he pensado que me gustaría ser como tú y no comerme tanto la cabeza con el sexo y con las relaciones personales.

Antonia se notaba triste. Yo adoro a Antonia y oírla en esa situación me afectaba bastante.

-       Para eso hay que valer, hay que ser tan irresponsable y descerebrado como yo y tú no eres así. Pero si quieres, a mi vuelta te puedo dar algunos consejos.

-       Creo que sí, que me vendrían bien. ¿Qué haces ahora?

-       Si te lo cuento, me vas a decir lo de siempre: que me pierde la polla.

-       Cuéntamelo de todas maneras.

-       Te lo cuento porque eres tú, no se lo contaría a nadie más. Estoy con Susana y Mari Carmen en un apartamento con las paredes de cristal, ellas se están bañando juntas y yo estoy mirándolas y tomándome un whisky.

-       ¡Joder como te lo montas!

-       ¿Te apetecería estar ahora aquí?

-       ¿No tienes bastante con ellas dos?

-       Antonia, en el sexo nunca es bastante.

A través del cristal veía como Susana debía estar haciéndole un dedo a Mari Carmen y esta se dejaba hacer con los ojos cerrados y cara de estar pasándoselo muy bien.

-       En fin, Carlos, a ver si hablamos a tu vuelta y me quitas la caraja que tengo encima.

-       Antonia, ya sabes que yo te adoro.

-       Lo sé, Carlos, lo sé. Un beso y cuídate.

-       Igualmente.

Colgué, dejé el móvil en la cama y me quedé bastante pensativo. Me había apenado la conversación con Antonia, pero luego me dije que no se trataba de apernarme yo también, sino de hacer que a Antonia se le quitara la tristeza. Volví al lado de Susana y Mari Carmen.

-       ¿Qué haces vestido todavía? -Me preguntó Mari Carmen-.

-       Es que me da vergüenza que me veas desnudo y me compares con tu mulato. -Le dije de broma-.

-       Eso Mari Carmen, ¿cómo era lo del mulato? -Le preguntó Susana-.

-       Inenarrable, yo creo que no voy a volver a tener a mi disposición un pollón como ese en mi vida. Anímate, Carlos, y ponnos un poco de jabón.

-       ¿Dónde queréis que os lo ponga? -Le dije con mucha guasa-.

-       Donde tu prefieras. -Me contestó Susana-.

Me fui desnudando como si estuviera haciendo un espectáculo erótico, mientras las dos me decían barbaridades sobre lo que me harían o no me harían. Cuando me quedaba sólo el bóxer me puse de espaldas a ellas, le solté los botones, lo dejé caer y me volví hacia ellas tapándome la polla con las manos.

-       Eso al mulato no le habría servido para nada. -Dijo Mari Carmen-.

-       Estás tú muy pesada con el aparato de tu mulato. -Le dije apartando las manos y dejando mi polla morcillona al descubierto-.

Me acerqué a la bañera y me quedé de pie frente a ellas.

-       Alguna se anima a hacerme un trabajito. -Les dije-.

-       ¿Qué tipo de trabajito? -Me dijo Mari Carmen-.

-       El que más os guste.

Se miraron y ambas se movieron para ponerse de rodillas en la bañera en frente de mí.

-       Susana, empieza tú, que a mí esa cosita se me escapa de las manos. -Dijo Mari Carmen riéndose-.

-       ¡Joder con la guasa! -Protesté-.

-       No te enfades y ven aquí. -Me dijo Susana cogiéndome la polla y los huevos con las manos-.

-       ¿Os imagináis un mundo sin sexo? -Les pregunté-.

-       Ni por un momento. -Me contestó Susana, ofreciéndole mi polla a Mari Carmen, que se metió mi capullo en la boca-.

-       No me cambiaría por nadie en este momento. -Les dije-.

-       Anda métete en la bañera. -Me animó Mari Carmen-.

Entré en la bañera poniéndome entre las dos, me giré y me agaché para sentarme con la espalda apoyada.

-       Dadme un poco de teta las dos. -Les dije-.

-       Estás hoy caprichoso y flojo. -Me dijo Mari Carmen-.

Cada una se me acercó por un lado poniendo sus tetas a la altura de mi cabeza. Mientras les chupaba alternativamente sus pezones, llevé mis manos a sus chochos y empecé a acariciarles el clítoris. Ellas volvieron a cogerme la polla y a mover sus manos arriba y abajo. Estaba en la gloria. Al rato Susana se levantó, se puso delante de mí de espaldas y fue flexionando sus piernas hasta que se metió entera mi polla en el chocho, saltando luego sobre ella, mientras yo le acariciaba el clítoris. Mari Carmen empezó a comerle las tetas, a la misma vez que se sobaba el chocho.

-       No voy a tardar en correrme. -Dijo Susana-.

-       Tarda lo que quieras. -Le dijo Mari Carmen, sin parar de comerle las tetas-.

-       Ya me gustaría, pero estoy demasiado excitada y lo necesito. Sigue acariciándome Carlos, que estoy a punto. ¡Aaaagggg, aaaagggg, aaagggg, siiiii, siiii, aaaggg, …!

-       ¿Ha que ha sido fuerte y largo? -Le preguntó Mari Carmen, todavía encelada con las tetas de Susana-.

-       Mucho. -Le contestó Susana, sacándose mi polla y sentándose a mi lado-.

Mari Carmen se sentó sobre mis piernas, me besó en la boca y tras sobarme la polla se la metió en el chocho. Yo le sobaba el culo ayudándola a subir y bajar.

-       Me gusta follar contigo. -Me dijo-.

-       ¿No prefieres a tu mulato?

-       Para una vez sí, pero para diario prefiero tu pollita, que es más manejable.

Mari Carmen cambio a moverse de atrás adelante, metiéndome mi cabeza entre sus tetas, empujándomela con las dos manos.

-       Mari Carmen con ese movimiento me voy a correr enseguida.

-       Pues córrete, yo también estoy lista.

-       ¡Uuuufff, uuufff, me corro, síiii, siiii, …!

-       Ya lo noto, yo también me corro. ¡Aaaggg, síiii, que bueno, aaaggg, más, más, más, …!

Nos quedamos los tres como estábamos durante un rato. Luego Susana dijo:

-       Vamos a dormir que mañana tenemos un día agitado.

Salimos de la bañera, nos secamos mutuamente y nos fuimos a dormir los tres en la misma cama.

Nos despertó el timbre del móvil de Susana, se levantó para cogerlo, estuvo hablando un rato, mientras nosotros nos despertábamos y luego se acercó a la cama. Miré la hora en el móvil eran las siete y media de la mañana.

-       Era Gabriel, el pobre se ha pasado casi toda la noche investigando. Afortunadamente, el coche de alquiler tiene un localizador GPS. Normalmente todos los días hace el mismo recorrido desde un edificio de apartamentos en el centro de Berlín a un área donde se ubican unos pequeños estudios cinematográficos de alquiler. Los estudios están ahora alquilados a una productora porno mexicana. Tirando del hilo resulta que la productora está grabando algunos vídeos que no puede grabar en México porque los estudios están cerrados debido al confinamiento. Al parecer también tienen abierto una especie de concurso para producciones completas, guiones y modelos, deben tener a los guionistas agotados o de baja.

-       ¿Cómo es eso? -Preguntó Mari Carmen-.

-       Según me dice Gabriel, se les manda el guion y algunas fotos, si les gusta de entrada, conciertan una cita y las modelos y los modelos se presentan en los estudios para grabar el guion que previamente se les ha mandado. Si el resultado les satisface, pagan una pasta y se quedan con la grabación y los derechos.

-       ¿Y si no les gusta? -Pregunté-.

-       Parece que no pagan o pagan una miseria y te devuelven la grabación que hayan hecho.

-       ¿Por qué nos cuentas lo del concurso, no sería mejor que nos presentáramos en los estudios por las buenas a ver si están Yesica y Victoria? -Pregunté-.

-       Si no tenemos un motivo para entrar en los estudios no nos van a dejar pasar. ¿O te crees que organizan visitas turísticas?

-       O sea que tú propones que nos inventemos el guion de un vídeo guarro, se lo ofrezcamos y vayamos a grabarlo. -Dijo Mari Carmen-.

-       Efectivamente. -Contestó Susana-.

-       Susana, lo que pasa es que yo he tenido algunas experiencias muy negativas con videos sexuales que me han grabado y me da bastante pavor el tema. -Le dije-.

-       No tenemos porque grabarlo, se trata de tener una excusa para entrar en los estudios. -Me contestó Susana-.

-       Si es así, sólo necesitamos un guion. -Dijo Mari Carmen-.

-       ¿Tú te crees que un guion lo hace cualquiera? -Le objeté-.

-       Carlos, se trata del guion de un vídeo guarro, no de escribir el guion de “Lo que el viento se llevó”.

-       Yo tengo muy poca imaginación para inventarme nada. -Me excusé-.

-       Vamos a hacer lo siguiente: Carlos, tú mírate por encima algunos vídeos de esa productora, mientras Mari Carmen y yo pensamos algunas posibilidades, luego desarrollamos la posibilidad que más encaje con lo que hayas visto. -Dijo Susana-.

-       Vaya trabajo más sacrificado que te ha tocado, Carlos, ponerte a ver vídeos guarros. -Me dijo Mari Carmen con mucha guasa-.

-       ¿Podrás dar con los vídeos? -Me pregunto Susana-.

-       Tú no te preocupes por eso. -Le contesté-.

Las dejé a ellas dos en la estancia en la que habíamos dormido y yo me fui a la otra. Saqué la tablet de la maleta y me tumbé en la cama a buscar los vídeos. No tardé nada en dar con ellos. Me puse los auriculares y empecé a ver y escuchar el comienzo de algunos. Tenía razón Susana en lo que había dicho la noche anterior, casi todos eran de maduras con jovencitos. Maduras madrastas, maduras tías, maduras maestras, maduras jefas, …etc. Las líneas argumentales no eran muchas ni tampoco la variedad de ropa, la mayoría saltos de cama transparentes o vestidos medio transparentes, ajustados a sus generosas formas como guantes pequeños, con los que ellas se paseaban delante de hijastros o sobrinos con la calentura propia de la edad. Las historias eran provocativas, incluso pervertidas, y el lenguaje que utilizaban procaz, pero conseguían lo que querían que era poner al que los viera bien cachondo o cachonda. Tras ver a trozos varios vídeos, casi todos de las mismas modelos, me había empalmado y me había enterado de las temáticas que utilizaban.

-       ¿Carlos, estás ya preparado para reunirnos? -Me preguntó Susana desde la otra estancia-.

-       Estoy preparado en todos los sentidos. -Le contesté levantándome de la cama y yendo hacia ellas-.

-       Ya se ve que te han gustado los vídeos. -Me dijo Mari Carmen mirándome la polla como un palo-.

-       ¡Joder que guarros son! -Le contesté-. ¿Y vosotras habéis tenido alguna idea?

-       Un par de ellas “La tía y la prima calientes y el sobrino sonriente” y “La pareja caliente y la suegra ardiente” -Dijo Mari Carmen-.

-       Por lo menos los títulos encajan bastante bien con la línea de la productora. Contadme algo más. -Le contesté-.

-       Venga Susana que tú eres muy buena contando historias. -La animó Mari Carmen-.

-       Dadme diez minutos, necesito un café. -Dijo Susana-.

-       Y nosotros también, vamos para la cocina. -Apostilló Mari Carmen-.

Bajamos los tres desnudos a por el café. Viéndolas desnudas pensé que era imposible que se me bajara la erección con semejantes dos mujeres.

-       ¿A que son bien calientes los vídeos? -Me preguntó Susana-.

-       Mucho. Las modelos son casi siempre las mismas. ¿Te referías a esas ayer cuando vimos la grabación?

-       Sí. La pareja de ayer es tremenda. En México tienen un éxito enorme.

Cuando el café estuvo preparado lo serví. Susana subió a la planta alta, bajó al cabo del rato vestida, por decir algo, con un tanga mínimo un sujetador que le venía pequeño y le desbordaba las tetas, un salto de cama negro totalmente transparente y unos tacones de mucho cuidado.

-       Susana te has metido en el papel del todo. -Le dije-.

-       Gracias, Carlos. Mari Carmen sube y ponte la ropa interior más provocativa que tengas y esto encima. -Le dijo pasándole otro salto de cama también transparente, pero en este caso blanco-.

-       No empezar sin mí. -Dijo Mari Carmen mientras subía la escalera-.

-       Bájale algo de ropa deportiva a Carlos. -Le dijo Susana antes de que Mari Carmen desapareciera por la escalera-.

-       ¿Qué pretendéis que representemos el guion?

-       Claro, así podremos medir el tiempo, improvisar los diálogos y hacer algunas fotos para acompañar el guion. Mientras baja Mari Carmen, te pongo en antecedentes de la historia. Tú eres un chamaco universitario de unos diecinueve o veinte años, que durante el curso vive en casa de su tía viuda, con ella y con su hija, más o menos de tu misma edad. Ambas son mujeres muy pasionales. Tú eres de carácter tímido, casi sin experiencia con las mujeres, por lo que estás caliente todo el día. La casa es muy calurosa y tu tía y tu prima van casi siempre ligeras de ropa para evitar acalorarse, pero acalorándote a ti tremendamente.

-       Ya estoy, ¿os parece bien así? -Dijo Mari Carmen al bajar la escalera sólo con el salto de cama blanco transparente y un mini tanga negro para que destacase bien-.

-       Estoy empezando a comprender el tormento del protagonista de la historia. -Le dije a Mari Carmen que estaba tremenda-.

-       Toma ponte esta ropa. -Me dijo Mari Carmen, dándome un amplio pantalón deportivo y una camiseta que yo me había traído-.

-       Carlos, al principio tú estás solo tomándote un café en la barra de la cocina, como pensando en las chicas. -Me dijo Susana mientras yo me vestía-.

-       Cuando queráis. -Dije al sentarme con la taza de café en un taburete de la cocina-.

Ellas se retiraron y se metieron en el aseo, cuya puerta hacía las veces de la puerta de la cocina. Al poco, se abrió la puerta del aseo y apareció Susana con las pintas que se había puesto.

-       Buenos días, sobrino, que madrugador para ser sábado. -Me dijo dándome un beso en la mejilla muy cerca de los labios-.

-       Buenos días, tita, usted también que madrugadora.

-       Ay, no podía dormir sobrino, tenía mucho calor en el cuerpo, pese a estar desnuda sobre las sábanas.

Susana se ponía al otro lado de la barra y buscaba alguna cosa en los muebles de abajo con su fabuloso culo en pompa y bien a la vista.

-       ¿Dónde pusiste el café?

-       Dónde siempre tía, en la balda de encima de la barra.

-       ¡Qué cabeza la mía!

Susana se ponía de puntillas enfrente de mí, subiendo los brazos y dejando ver sus tetas intentando reventar el sujetador y la parte delantera de su tanga, que apenas podía cubrirle el monte Venus. Yo me quedaba embobado mirándola, sin percatarme que ella se daba cuenta que la estaba mirando.

-       ¿Qué mira sobrino de esta vieja?

-       Perdone, estaba en mis cosas y usted, además, no es ninguna vieja.

-       Muy gentil sobrino, pero debo serlo cuando ningún hombre se me arrima.

Susana seguía trasteando en la cocina y al cabo del rato se escuchaba un potente chorro meando en el aseo. Al poco aparecía Mari Carmen con sus tetas empitonando el salto de cama.

-       Buenos días, mami y primito. -Dijo chocando sus tetas contra mi brazo para darme un beso en la mejilla-.

-       Buenos días, primita.

-       Buenos días, hija. Tienes cara de haber descansado poco.

-       Sí, ayer volví tarde y con un par de copas.

-       ¿Y cómo te fue?

-       Mal mamá. La guarra de Cristina me birló a todos los chicos que se fijaron en mí. Así que volví enfadada, bebida y caliente.

-       ¿Y para que sales con ese pendón?

-       Yo que sé mamá, por costumbre. ¿Y a ti primito, como te fue ayer?

-       No salí, tenía que estudiar. -Le dije mirándole las tetas insistentemente-.

-       Mari Carmen, debías usar sujetador con esa bata, vas a excitar a tu primito. -Decía Susana-.

-       ¡Mamá, pero si somos familia! Él es mi primito del alma. -Decía Mari Carmen abrazándome y empujando sus tetas fuertemente contra mi espalda-.

-       Pues tienes razón. Por favor, hija, suéltame el sujetador que me queda pequeño y me está matando. -Susana se ponía de espaldas y se quitaba el salto de cama para que Mari Carmen pudiera soltárselo, luciendo su bonita espalda y su espléndido culo, que el tanga no tapaba, sino que enmarcaba, luego se bajaba el sujetador, desbordándole las tetas los costados, se las sobaba de espaldas y volvía a ponerse el salto de cama-. ¡Qué tortura tenemos las mujeres con los sujetadores, sobre todo si tenemos las tetas tan grandes como tu primita o como yo! Sobrino, no sabes la suerte que tienes.

Yo estaba completamente empalmado debajo del pantalón deportivo.

-       Las voy a dejar, voy a estudiar un rato y luego tomaré una ducha. -Cuando me levanté, la tienda de campaña en mi entrepierna se evidenció y las dos se me quedaron mirando-.

-       Está bien rebueno el primito. -Decía Mari Carmen cuando yo me había marchado-.

-       Sí que se ha convertido en un buen macho, muy atractivo y parece que bien dotado, quien tuviera veinte años menos. -Decía Susana riéndose-.

-       ¡Venga mamá, si estás mejor que yo!

-       ¿Entonces ayer no tuviste suerte con ningún chamaco?

-       Ni un poquito y de verdad que ya necesito un buen meneo.

-       No hables de necesitar un buen meneo, desde que enfermó tu papá estoy sin catar verga.

-       No es justo, teniendo en casa lo que tenemos.

-       Ya sabes que tu primito es muy tímido y aunque nos mira con lujuria nunca dará el paso.

-       ¿Sabes que el otro día lo vi cuando se estaba duchando?

-       No hija ¿y cómo fue?

-       Iba a entrar al baño, se había dejado la puerta abierta y lo vi.

-       ¿Y qué tal? Tu ya me entiendes.

-       Se estaba enjabonando, tenía su verga medio empalmada y la tiene de muy buen tamaño. Me entraron tantas ganas de comérsela, que por poco no las pude resistir.

-       Te entiendo, pero para mi hija, que me estoy poniendo mala de sólo imaginármelo. ¿Y tú sabes que el otro día su mamá me dijo si podíamos hacer algo para espabilarlo?

-       No lo sabía. ¿Pero qué podemos hacer nosotras siendo familia?

-       Ya sé que somos familia, pero aun así no hay que cerrarse.

-       Mami, te veo muy abierta con el primito. Te dejo, que voy a intentar quitarme el calentón que tengo desde ayer.

-       Que te aproveche, hija, yo ya lo he intentado esta mañana temprano, pero yo lo que necesito es una buena verga y no vibradores ni tonterías.

Mari Carmen salía, Susana se quedaba pensativa con la taza de café en la mano y luego iniciaba un monólogo como si expresara sus pensamientos en voz alta:

-       Ese muchacho tiene que desfogar de alguna manera. Se pasa el día estudiando o en la universidad y no sale con chicas. Eso es insano para un joven de su edad. Tiene que pajearse y yo lo voy a estar vigilando para sorprenderle cuando lo haga.

-       Muy bien, siguiente escena. -Dijo Mari Carmen-.

-       Carlos, haznos unas fotos, así como estamos, de espaldas y de frente, pero no nos saques la cara.

-       ¡Os ha salido de un caliente como para reventar, esto va a ser un éxito! ¿Cuál es la siguiente escena? -Les pregunté mientras les tomaba varias fotos destacando las tetas de las dos-.

-       Vamos arriba. Tú estás haciéndote una paja en la cama, recordando a tu tía y a tu prima, tal como acabas de verlas.

-       ¿Y qué más?

-       ¡Sorpresa e improvisación como antes! -Me contestó Susana-.

Subimos a la planta de arriba y nos dirigimos a una de las estancias. Iba a quitarme la ropa, pero Susana me dijo:

-       No, déjate la ropa, simplemente te bajas el pantalón a media pierna y te subes la camiseta. Y no te corras, que te estoy viendo muy animado.

Me tumbé en la cama, hice lo que Susana me había dicho y empecé a cascármela.

-       ¿Es que no se dan cuenta de que soy un joven caliente y de cómo me ponen con esos camisoncitos transparentes? ¡Y las tetas que tienen las dos, por Dios, esto no hay quién lo soporte sin paja tras paja! La una que durmiendo desnuda sobre la cama y con calor en el cuerpo y la otra que llegó anoche caliente como una perra. Tengo que hablar con mamá, para mudarme a vivir en otro sitio, ¿pero como le cuento que tengo que mudarme porque me voy a matar a pajas? No puedo concentrarme en mis estudios y cualquier chica me parece que no le llega a la suela del zapato a ninguna de las dos. Mi compañera Paula, que es bien bonita, me hace ojitos, pero la miro a la pobre, más plana que una tabla, y se me quitan las ganas. -Mientras decía esto no paraba de pajearme-.

-       ¿Pero sobrino, que haces? -Gritaba Susana haciendo como que abría la puerta, me descubría y se horrorizaba ante lo que veía y luego en voz baja, como si fuera sólo para ella decía: -Si antes lo pienso, antes lo pillo con su vergota en la mano.

-       Nada tía, nada. -Le contestaba tratando de subirme los pantalones-.

-       ¡Cómo nada, si te estabas tocando tu miembro! -Decía entrando en la habitación y acercándose a mí-. Eso es una ofensa muy grave contra el Señor, que nos dijo: ¡no cometerás actos impuros!

-       Tía entiéndame, esta mañana cuando la he visto a usted y a la primita vestidas de esa manera me he excitado y tenía que tranquilizarme. -Susana se sentó en la cama a mi lado-.

-       Yo puedo entender que un joven macho, sano y viril se excite sexualmente y que disfrute con la compañía de una mujer, pero no que se toque su miembro buscando una satisfacción egoísta y vacía, cuando hay tantas mujeres necesitadas de caricias y de cariño.

-       Tía lo siento mucho, pero mi timidez me impide intimar con mujeres con las que fornicar y bajar mi excitación.

-       Esa no es razón sobrino, mira a tu alrededor y encontrarás a mujeres con las que disminuir sanamente esa comezón, sin caer en el vicio del onanismo. ¿Qué pensaría tu mamá si supiera de tu vicio?

-       ¡No tía, por favor, no le diga nada a mi mamá!

-       Tienes que prometer que no volverás a tocarte y que buscarás a una mujer a la que dar placer y que ella te lo de a ti.

-       Tía, cree que no me gustaría encontrar a esa mujer, pero ¿dónde está?

-       ¿Es que tu primita o yo no te gustamos?

-       Claro que me gustan y me excitan mucho, pero ustedes son familia.

-       ¡Y eso que tiene que ver! Mira la hermana de tu papá que está casada con su primo y con la bendición del Santo Padre. Quítate los pantalones, que vea hasta donde ha llegado tu vicio.

-       Pero tía, me da vergüenza.

-       ¡Y no te da vergüenza andar tocándotela!

-       Esta bien tía. -Me quité los pantalones y dejé mi polla, que estaba para reventar, a su vista-.

-       La tienes bien bonita y bien parada, así del estilo de la de tu papá.

-       ¿Y usted cómo sabe cómo la tiene mi papá?

-       A ver si te piensas que tu papá no ha estado íntimamente más que con tu mamá. ¿Sabes que yo también me he excitado mucho al ver cómo te masturbabas?

-       Lo siento tía. Si hubiera sabido que abriría la puerta no lo hubiera hecho.

-       ¿Te crees que con sentirlo ya está todo arreglado?

-       No se enoje conmigo, haré todo lo que pueda para quitarle su excitación.

-       ¿Le has comido alguna vez la panochita a una mujer?

-       No tía.

-       Pues ya va siendo hora.

Susana se levantó de la cama, se quitó el tanga y se sentó sobre mi cara para que le comiera el chocho mirando hacia mi polla. Yo tenía una calentura con la preparación del video que no era normal. Empecé a darle lametones por toda su raja, que ya la tenía empapada, rosa y brillante.

-       ¿Dónde tienes las manos, no te estarás tocando?

-       No tita, no me atrevería.

-       Pues entonces, cógeme las tetas. Estás muy verde sobrino, voy a tener que enseñarte muchas cosas.

Le cogí sus enormes tetas y comencé a sobárselas. Ella echó uno de sus brazos hacia delante, me cogió la polla y empezó a jalármela con mucha fuerza.

-       Ves como esto es mejor que masturbarte. -Me dijo-.

-       Desde luego.

-       Sigue sobrino que me voy a venir. Agárrame más fuerte las tetas y mueve más la lengua. No se te ocurra parar ahora.

-       Tía, yo también me voy a correr.

-       Luego, que si no te desconcentras y no me chupas bien. ¡Aaaaggg, aaaggg, que rico, sigue, sigue, no te pares, aaaaggg, más, más, más, aaaagggg, …!

-       ¡Tía me corro, me corro, toma, uuufff, uuufff, sí, sí, no pare ahora tía, que tengo más, siga, siga, …!

Susana me llenó la boca con sus jugos y yo me pegué un corridón largo, gustoso y potente que me dejó en la gloria y listo para seguir.

-       Sobrino vamos a darnos una ducha, antes de que mi hija se de cuenta de lo que me has hecho.

-       ¿Qué yo le he hecho?

-       Sí es tu verga la que me ha excitado. Pero no se demore vamos a la ducha.

Nos levantamos. Vi que Mari Carmen debía haber estado haciendo fotos porque tenía el móvil en la mano.

-       ¿Y ahora qué? -Les pregunté-.

-       Ahora es el momento de tu primita. -Me contestó Mari Carmen con su guasa habitual-.

Susana me llevaba cogido por la polla que, con el calentón que todavía tenía, no se me había bajado nada. Entramos en el baño y nos pusimos debajo del rociador.

-       Sobrino, ¿no se te baja? -Me dijo Susana moviendo su mano sobre mi polla-.

-       Tita, es que cuando estoy tan excitado como esta mañana tengo que hacerme dos o tres pajas seguidas para que se me baje.

-       Mi hijo y teniendo ese don lo desperdicias, ofendiendo al Señor a la misma vez.

-       ¿Qué quiere que haga, tía?

-       ¿Alguna vez te han mamado tu vergota?

-       No tía, lo más cerca que he estado de que me la mamaran fue en una fiesta hace unos años, pero la chamaca había bebido demasiado y empezó a vomitar en cuanto tuvo la puntita en la boca.

-       Verás lo que te gusta como te lo hace tu tía.

Susana se ponía en cuclillas, se llevaba mi polla a la boca y empezaba a lamérmela.

-       Mami, ¿qué está haciendo con el primito? -Gritaba Mari Carmen entrando en el baño con la misma ropa de la escena anterior-.

-       Lo que tenía que haber hecho hace tiempo, quitarme la calentura y hacerlo un hombre.

-       ¡Es usted bien puta!

-       ¿Y tú no o te crees que no sé qué te llamaban la mamadora en secundaria o cómo se la chupabas a tu papa cuándo yo estaba trabajando?

-       ¿Y usted como sabe eso?

-       Porque me lo contaba tu papá con todo lujo de detalles y luego follábamos, mientras él me seguía contando las marranadas que tú le hacías y las que él te hacía.

-       Déjeme sitio ahí, que ya está usted bien madura para esa postura y le van a doler las piernas.

Mari Carmen se ponía al lado de Susana y la empujaba para quedarse ella sola con mi polla.

-       ¡Ves como no sabes compartir, tu papá te mimó demasiado!

-       ¡Deje en paz a mi papá, que lo exprimió usted hasta matarlo! Primito, ¿cuál de las dos prefieres que te la coma?

-       ¿Y por qué no las dos a la vez?

-       Ves, tu primito es generoso y tiene verga para las dos.

Susana y Mari Carmen empezaban una mamada a dúo, mientras yo le sobaba las tetas a cada una con una mano.

-       ¿Te gusta sobrino?

-       Me encanta tita y primita.

-       Más te va a gustar la cubana que te voy a hacer.

-       ¿Y eso que es?

-       Hija, déjame que empiece yo y luego sigues tú.

-       De acuerdo, pero no lo haga venirse y me quede yo a dos velas.

Mari Carmen se levantaba y se terminaba de desnudar, mientras que Susana se ponía de rodillas y se metía mi polla entre sus tetazas, empezando un sube y baja diabólico.

-       Tita, no sabía que esto podía hacerse.

-       Lo aprendí de tu mamá, que se lo hacía a todos sus novietes mientras yo la miraba escondida.

Mari Carmen se puso a mi lado y me cogió la cabeza para que la metiera entre sus tetas.

-       Sóbame la panocha, primito. -Me dijo Mari Carmen cogiéndome una mano y llevándosela a su chocho que estaba encharcado-.

-       Primita, ¿te pasa algo?

-       ¿Por qué?

-       Porque tienes tu panochita muy mojada.

-       Tú sigue sobándome y verás como se encharca más todavía.

Susana se levantó me dio la espalda, se dobló por la cintura, me cogió otra vez la polla y se la metió en el chocho, mientras ella se lo sobaba también.

-       Mami, en esto no habíamos quedado.

-       Cállate ya y aprovecha que te están sobando la panocha. ¡Cómo necesitaba una verga! Empuja sobrino que quiero escuchar cómo tus huevos me golpean.

-       Primito, sóbame más fuerte y rápido, que estoy muy caliente.

-       ¿Y tú cuándo no lo has estado?

-       Calla mami, dedícate a lo tuyo y déjame a mí.

-       Sobrino, más rápido que me voy a venir. ¡Ahora, si, si, si, ahora, sigue, no pares, aaaagggg, aaaaggg, …! -Gritaba Susana al correrse por segunda vez y luego se dejaba caer al suelo-.

-       Ven aquí primito y ensártame. -Me dijo Mari Carmen que se había puesto a cuatro patas en el suelo de la ducha-.

-       Claro que sí que te voy a ensartar. Llevo años deseando partirte ese chocho grande que tienes.

Se la metí de un golpe y estiré los brazos para llegar a sus tetas. Después de un buen rato de bombeo, Mari Carmen dijo:

-       ¡Primito no pares ahora, que me corro, si, sí, qué bueno, sigue, sigue, que voy a enlazar uno con otro, sí, sí, …!

-       Ves como eres muy puta. -Le dijo Susana-.

-       ¡Lo que tú quieras mami, pero me estoy corriendo una vez detrás de otra! ¡Aaaagggg, aaaaggg, no puedo más, me falta el aire, aaaagggg!

-       ¡Toma primita, toma, toma, toma, … todo para tu culo! -Grité cuando me corría sobre su espalda y su culo-.

Después de recuperar el aliento los tres, Susana dijo:

-       Listo, esto está terminado, vamos a escribirlo y a mandarlo. Carlos, vuelve a meterle la polla a Mari Carmen para que os haga algunas fotos.

-       Más guarro no ha podido quedar, esto nos lo aceptan seguro. -Dijo Mari Carmen-.

-       Desde luego guarro ha quedado un rato largo. Susana, muy pervertidas las referencias al papá y a la hermana -Dije-.

A las once de la mañana enviamos a la productora un correo electrónico con el guion y bastantes fotos anónimas. Cuarenta y cinco minutos después recibimos un correo de contestación citándonos a la una de la tarde en los estudios para grabar el video. Nos vestimos, ellas dos con vestidos bastante cortos y tan apretados que casi no podían respirar y yo de manera deportiva. Para dar sensación de seriedad metimos la ropa que habíamos utilizado en una mochila. A las doce y media vino Gabriel a recogernos. Yo estaba todavía bien caliente pese a haberme corrido dos veces. Conociendo a Susana y Mari Carmen, sabía que ellas también lo estarían.

-       Un éxito, ¿no? -Preguntó Gabriel cuando nos montamos en el coche-.

-       Pues sí, han tardado cuarenta y cinco minutos en citarnos para poco más de una hora después. -Le contestó Susana-.

-       ¿Y de qué va el video?

-       El nombre lo dice todo: “La tía y la prima calientes y el sobrino sonriente” -Le dijo Mari Carmen-.

-       Sí, muy expresivo.

-       Yo me he quedado con las ganas de desarrollar también el otro: “La pareja caliente y la suegra ardiente”. -Dijo Susana-.

-       Igualmente, muy bueno, expresivo y ocurrente. -Dijo Gabriel riendo-.

-       Bueno, siempre podemos desarrollarlo cualquier día. -Dije-.

-       Por mí sin problemas. -Me contestó Susana-.

Llegamos a una especie de nave grande sin ningún rótulo ni indicación.

-       Según mis datos es aquí. -Dijo Gabriel deteniendo el coche en una plaza de aparcamiento bastante próxima-.

Nos bajamos los cuatro, nos pusimos las mascarillas, nos dirigimos a la única puerta que había y llamamos al timbre. Nos abrió un segurata más grande que un castillo.

-       Guten Morgen haben wir ein Date. -Dijo Gabriel en alemán-.

-       No se preocupe, aquí hablamos todos español.

-       Nos han citado a la una. El correo lo firmaba una tal Reyes. -Le dijo Susana al segurata-.

-       No, un tal Reyes, que es el director de producción. -Le contestó el segurata-.

-       Eso pasa por utilizar el mismo nombre para los dos sexos. -Le dijo Susana-.

-       ¿Sus nombres? -Preguntó. Se los dimos y se marchó volviendo a cerrar la puerta-.

-       Veis como no podríamos haber entrado por las buenas. -Dijo Susana-.

-       A nosotros ahora no nos tienes que convencer de eso, con la buena mañana que hemos echado. -Le contestó Mari Carmen, riéndose-.

El segurata volvió a abrir la puerta, indicando que le siguiéramos. Nos pasó a un despacho en el que había una secretaria, que estaba maciza como para estársela follando durante toda la jornada laboral, por larga que esta fuera. Avisó por teléfono de nuestra presencia a alguien, colgó, se levantó y dijo:

-       Por aquí, por favor, si son tan amables.

La seguimos y nos hizo pasar a una sala de reuniones decorada con fotos de actrices en las reconocí algunas de las modelos de las películas que había visto por la mañana. Al poco entró un hombre de estatura media, calvo y más bien metido en kilos.

-       Buenos días, señores, mi nombre es Reyes, por favor tomen asiento. En primer lugar, muchas gracias por haber venido tan rápidamente.

-       No hay de qué, gracias a ustedes por haber contestado tan pronto a nuestro correo. -Le respondió Susana-. Le presento a Mari Carmen, Carlos, Gabriel y yo misma Susana.

-       Encantado de conocerlos a todos. Verán, lo que les voy a contar igual les extraña un poco, pero no es más que la puritita verdad. Nos hemos tenido que desplazar a Berlín desde Ciudad de México para poder seguir grabando, ante la situación de confinamiento que padece México y del cierre de toda actividad no esencial, ¡como si el cine erótico no fuera esencial para una población entristecida! Para abaratar costes hemos venido los imprescindibles, quedándose los que pueden trabajar desde casa, allá. Entre los que se han quedado están los cabrones de los guionistas. ¿Ustedes se preguntarán por qué los llamo cabrones? Pues porque no trabajan ni el huevo y ahora estamos aquí los actores, los cámaras, las maquilladoras, los directores, vamos todo el equipo de rodaje y yo mismo, propietario de la empresa y director de producción, ¡sin un maldito guion que rodar! -Dijo dando un fuerte golpe en la mesa-. ¿Saben lo que nos cuesta esto? Pues mucho dinero en salarios, viajes, estancias, comidas, desplazamiento y, además, en Berlín que no es precisamente barato en comparación con México. Lo cierto es que tengo a todo el personal tocándose los huevos y nunca mejor dicho debido a nuestra actividad.

-       Lo siento, soy empresaria también y sé lo que eso significa. ¿Y a los guionistas que les pasa? -Le preguntó Susana-.

-       ¡Qué son unos flojos y unos hijos de puta, eso es lo que les pasa! Qué si no estás todo el santo día encima de ellos, no trabajan, no tocan una tecla. Perdonen el exabrupto, pero es que estoy desesperado. Cuando he leído su guion esta mañana he visto el cielo abierto. Voy a serles claro, quiero contratarlos como guionistas y eso no es depreciar en absoluto sus otros valores, ustedes señoras están bien chichonas y rebuenas y usted señor tiene una verga bien parada que podría perfectamente servir para este negocio. Pero lo que yo necesito son guiones y les aseguro que el suyo me ha parecido perfecto para la línea que lleva esta productora.

-       Muchas gracias por todos sus elogios, pero no entiendo bien su propuesta. -Le dijo Susana-.

-       Es sencilla, miren, el guion de ustedes me resuelve al menos una grabación con algunas de las estrellas eróticas que tengo aquí, pero necesito más guiones para poner a trabajar al resto. Ahora los tengo follando por follar, para que se entretengan e igual, con suerte, poder utilizar alguna de las escenas en el futuro, doblándolas, cuando tenga guiones. Quiero comprarles su guion y todos los que puedan escribir del mismo tipo.

Nos miramos entre los cuatro sin saber muy bien que decir. Nosotros no éramos guionistas, aunque entre Susana y Mari Carmen pudieran idear todas las guarrerías imaginables. Susana se acercó para hablarme al oído:

-       Yo siento lo de este hombre, pero nosotros hemos venido por Yesica y Victoria, que todavía no sabemos si están con ellos.

-       ¿Qué me contestan? -Insistió el hombre-.

-       Nosotros no tenemos inconveniente en cederle el guion, a cambio de una información. -Le dijo Susana-.

-       Usted dirá.

Susana cogió su móvil, buscó una foto de Yesica y Victoria y se lo pasó.

-       ¿Están estas dos mujeres con ustedes? -Le preguntó-.

-       Claro que sí, son nuestros nuevos fichajes de temporada. ¿Por qué me lo pregunta?

-       Yesica es buena amiga y lleva conmigo muchos años.

-       ¿Cómo amante?

-       Ocasionalmente, pero sobre todo como mi ayudante personal. Tenía que haber seguido viaje a Madrid con su sobrina desde Berlín, pero de pronto desaparecieron sin dejar rastro y nos ha costado mucho encontrarlas.

-       Le aseguro que están aquí por su voluntad, como podrán comprobar luego si quieren. Precisamente están quejosas, porque dicen que no les doy suficiente trabajo. ¡Pero qué le hago, si no tengo los putos guiones! -El hombre se ponía como un basilisco cada vez que decía la palabra guiones-.

-       Nosotros estamos dispuestos a regalarle el guion de “La tía y la prima calientes y el sobrino sonriente” y a escribir de forma inmediata otro titulado “La pareja caliente y la suegra ardiente” …

-       ¡Cómo promete este que no conocía! Ustedes no son actores porno, ¿verdad?

-       No, ni siquiera de manera aficionada. A nosotros nos gusta mucho el sexo, lo mismo que a Yesica y a Victoria. Lo que hemos hecho ha sido para poder acceder a ellas. -Le contestó Susana-.

-       ¿Cuándo podrían tener ese otro guion?

-       ¿Cuándo podemos verlas a ellas?

-       Ahora mismo si quieren, ya les he dicho que están con nosotros de manera voluntaria y cobrando un buen salario, que desde luego se merecen, ¡sobre todo si tuviera los putos guiones!

Reyes descolgó el teléfono y marco una sola tecla:

-       Purita haga venir a Yesica y a Victoria. Pues es una pena que no sean ustedes actrices eróticas, porque con esos pechos y esas hechuras podrían ustedes estar en el estrellato.

-       Gracias, pero cada uno tiene su trabajo, para nosotros el sexo es pura diversión.

-       Y para Yesica y Victoria, si no de que las iba a tener yo aquí. Si ya le digo que todas las mañanas y todas las noches vienen a pedirme que quieren grabar. Y yo me enervo, porque teniendo a semejantes mujeres ¡No tengo guiones! -Dijo por enésima vez y dejó caer su cabeza sobre la mesa desesperado-.

Se abrió la puerta y tras la secretaria maciza entraron Yesica y Victoria en albornoz. Al vernos, primero se quedaron paralizadas y luego corrieron a abrazar a Susana que, como todos, se había puesto de pie.

-       Los dejo para que puedan ustedes hablar tranquilos. Purita, tráeles unos tequilas.

Reyes salió de la habitación y Yesica y Victoria con lágrimas en los ojos fueron abrazándonos a todos los demás.

-       ¡Que sorpresa señora! -Dijo Yesica-.

-       No me llames señora llámame, Susana. ¿Se puede saber que ha pasado? ¿Sabéis lo preocupados que nos teníais a todos?

-       Una locura, un avenate que no pudimos resistir.

Entró la secretaria maciza y dejó dos botellas de tequila y unos vasos. Gabriel fue rellenándolos y pasándonoslos a todos.

-       Cuéntanoslo con pelos y señales. -Le dijo Susana-.

-       Nosotras hicimos el vuelo Caracas-Berlín casi sin problemas, excepto porque en el aeropuerto nos robaron el móvil a las dos.

-       Entonces por eso no me cogíais el teléfono. -Dijo Susana-.

-       Así reviente el que nos los robó. -Dijo Victoria-. Perdón tía siga.

-       Bajamos para hacer el trasbordo y tras una aventurilla con dos españolas casi tan calientes como nosotras, vimos a las dos modelos de porno mexicano que ahora están de moda allí en Venezuela. Fuimos a saludarlas y a pedirles un autógrafo, ya que no podíamos hacernos un selfi, por no tener el móvil. Ellas fueron de lo más simpáticas, tanto que nos invitaron a tomar algo. Durante el rato que estuvieron sentadas les pregunté que qué tal era eso de ser modelo porno. Ellas dijeron que era lo más, que se hartaban de follar con muchachitos y que se ganaba un buen dinero. También nos dijeron que nosotras podríamos serlo si quisiéramos y que precisamente la productora para la que trabajaban estaba buscando modelos mulatas para su expansión en Venezuela, Colombia, Santo Domingo, Cuba, …etc. Nosotras nos miramos y pensamos que era una oportunidad de las que se presentan sólo una vez en la vida, que sólo iban a ser quince o veinte días y que podíamos hartarnos de follar y conocer el mundo del porno. Total, que nos volvimos locas y nos fuimos con ellas.

-       Pues sí que debisteis volveros locas.

-       Ya os hemos dicho una locura, un avenate. Sabíamos que ibas a estar un poco preocupada, pero no tanto como para venir a buscarnos.

-       ¿Y qué tal la experiencia?

-       Bien, el señor Reyes es una maravillosa persona y los compañeros y compañeras muy bien también. El problema, al parecer, es que los guionistas no mandan guiones y no hemos podido rodar un video con fondo, que es lo que nosotras queríamos, sino puro folleteo de aquí te pillo aquí te mato para mantenernos en calor, ya me entiendes.

-       Perfectamente. Bueno y qué queréis hacer.

-       Nosotras irnos para Madrid, pero una vez que hayamos grabado un video porno con fondo. Estamos muy ilusionadas de que nos vean la familia y los amigos en Venezuela, como estrellas del cine erótico, bueno porno, yo no sé porque aquí se empeñan en llamarlo erótico cuando es bien guarro.

Volvió Reyes, cogió un vaso de tequila y se sentó.

-       ¿Todo aclarado? -Preguntó-.

-       Todo y perdone si hemos dudado de usted en algún momento. -Le dijo Susana-.

-       ¿Y de los guiones, que han pensado?

Susana nos miró a todos y luego le dijo:

-       Ya le he dicho antes que puede quedarse con el que le hemos mandado como un regalo. Además, nos comprometemos a escribirle el de “La pareja caliente y la suegra ardiente” en muy poco tiempo, con la condición de que lo graben Yesica y Victoria, y si Mari Carmen y Carlos quieren, le iremos mandando algunos más, hasta que resuelva su problema con los guionistas.

-       ¡No me nombre a esos pinches cabrones! -Exclamó Reyes-.

Ahí terminó la aventura de encontrar a Yesica y Victoria, aunque como luego contaré, tuvo su coda con el video de “La pareja caliente y la suegra ardiente”.

Yo me volví para Sevilla esa misma tarde, quería ver a Antonia lo antes posible. Tuve suerte y encontré un vuelo directo a Sevilla. Susana y Mari Carmen se quedaron un par de días más para pulir el guion sabiendo que era para Yesica y Victoria y cuando digo pulir, quiero decir que no le faltara de nada.

Llamé a Antonia desde el aeropuerto de Berlín:

-       Hola Antonia.

-       Hola Carlos, ¿qué tal vuestra misión?

-       Bien, concluida felizmente para todos. ¿Qué haces esta noche para cenar?

-       No tengo ningún plan.

-       ¿Cenamos juntos?

-       Si es por lo de ayer noche no te preocupes, hoy estoy mejor.

-       No es sólo por lo de ayer noche, me apetece cenar contigo y que hablemos.

-       De acuerdo.

-       ¿Dónde nos vemos?

-       Vente a casa mejor, tengo algunas cosas para cenar.

-       Por mi perfecto. ¿Te parece bien sobre las nueve y media?

-       Por mí sí.

-       Pues hasta esta noche.

-       Buen viaje de vuelta y cuídate.

El vuelo fue sin problemas. Fui a mi apartamento a ducharme, cambiarme de ropa y dejar el equipaje. Había comprado una botella de champán en el aeropuerto, la dejé un rato en el congelador y la saqué para ir a casa de Antonia. Cogí un taxi, no quería conducir bebido a la vuelta, y a las nueve y media estaba llamando en la casa de Antonia. Me abrió con un bonito vestido color marfil, entallado y sin mangas.

-       ¡Qué barbaridad, que guapa te has puesto! ¿Esperas a alguien más? -Le dije besándola en las mejillas y dándole la botella de champán-.

-       Pasa y no seas tan zalamero. Te has estirado. -Me dijo al coger la botella de champán-. ¿Te apetece una copa de vino antes de cenar?

-       Claro que me apetece.

Antonia sirvió dos copas de vino blanco y nos sentamos en el sofá.

-       Tienes que contarme que coño habéis ido a hacer a Berlín.

-       ¿Quieres la versión larga o corta?

-       ¿La versión larga tiene interés?

-       Depende del tiempo que tengas.

-       Toda la cena.

Le conté la historia completa lo que nos costó bebernos casi dos botellas de vino durante la cena. La cara de Antonia era de incredulidad completa.

-       ¿Tú te estás quedando conmigo? -Me preguntó-.

-       En absoluto, todo lo que te he contado es cierto.

-       Entonces Susana y Mari Carmen se han quedado en Berlín para escribir el guion de una película porno.

-       Así es.

-       ¡Qué locos estáis!

-       Sí, pero y lo que nos divertimos.

-       De eso quería hablarte, Carlos.

-       Soy todo tuyo, que yo ya estoy harto de hablar.

-       Creo que estoy al borde de una depresión. Tengo treinta años, mi vida sentimental es inexistente, lo mismo que la sexual, y el trabajo que tenemos me aburre mortalmente. No sé que voy a hacer con el resto de mi vida y no sé como cambiar la situación. ¿Tú como lo haces?

-       Por lo pronto, no vinculo mi vida sexual a la sentimental y procuro que ambas sean lo más ricas posible. Puedo estar de acuerdo contigo que el trabajo que tenemos no puede ser más aburrido, ya me gustaría a mí que cambiase, pero hasta que no cambie yo me lo paso muy bien con mis otras vidas. Eres una mujer muy atractiva, inteligente y responsable, tal vez esto último demasiado, te crees que, si follas con alguien, estás creando un vínculo amoroso con él y eso no tiene por qué ser así.

-       Una curiosidad, ¿qué pasó con la Parpajo y tu amigo, ya examigo, que te quería matar?

-       Que la Parpajo es un zorrón de cuidado, que estaba acosando a mi amigo, que mi examigo es un gilipollas embustero y picha floja y que su novia, ya exnovia, era una mujer insatisfecha y dolida. Un coctel explosivo que no podía terminar bien. Antonia, la mayor parte de las personas son buenas, aunque nosotros nos hayamos encontrado con algunos hijos de puta de mucho cuidado.

-       ¿Entonces a ti te da igual follar con unas o con otras?

-       Yo no he dicho eso, claro que no follo con cualquiera. Lo que he dicho es que, por follar con una mujer, no establezco un vínculo sentimental con ella.

-       ¿Ni siquiera lo establecerías conmigo?

-       Antonia, yo contigo ya tengo un vinculo sentimental. Yo te adoro, lo que no significa que me vaya a convertir en monógamo, me gusta demasiado el sexo.

-       Tienes una forma de pensar bastante singular.

-       Antonia yo podría hacerte una mujer feliz, lo mismo que lo sería yo si estuviera contigo. Sería abierto y sin tapujos y tampoco pretendo que tú seas monógama.

-       ¿Me estás haciendo una propuesta?

-       Estoy harto de hacerte propuestas, pero tú con lo de no mezclar el sexo con el negocio, no me hacer ni caso. ¿Tú piensas que alguna vez sería capaz de traicionarte o de hacer algo que pudiera perjudicarte?

-       No, sé que eso no pasaría nunca. De quién no me fío es de mí misma.

-       ¿Qué temes enamorarte de mí?

-       Eso es posible que ya haya pasado y por eso me molesta algunas veces tu estilo de vida. No te enfades, lo que pasa es que en el fondo te envidio.

-       Soy incapaz de enfadarme contigo.

-       ¿Recuerdas cuando follamos Mari Carmen, tú y yo?

-       Como para olvidarlo.

-       Yo lo recuerdo muchas noches cuando estoy sola y lo echo mucho de menos. -Dijo Antonia con la mirada pérdida, como si se le hiciera presente aquella tarde-.

-       Pues será porque quieres, no creo que Mari Carmen tenga ningún problema en repetir y yo, por mi parte, lógicamente tampoco.

-       ¡Qué generoso te veo! Abre el champán y nos sentamos en el sofá a beberlo.

Me levanté, saqué la botella de la nevera y la descorché. Antonia había puesto las copas en la mesa de centro.

-       ¿Quieres que quede con Mari Carmen a su vuelta? -Le pregunté-.

-       Creo que sí. -Me contestó después de pensarlo y chocando su copa con la mía-.

Terminamos la botella y me volví a mi casa sin dejar de pensar en Antonia.

El viernes por la mañana, tres días después de volver yo de Berlín, me llamó Mari Carmen.

-       Hola Carlos.

-       Hombre, la reputada guionista porno. ¿Habéis vuelto ya?

-       Sí anoche. ¿Qué haces este fin de semana?

-       Nada especial.

-       Pues invítame a comer hoy y por la tarde tenemos sesión de porno.

-       ¿Te has traído el guion?

-       El guion no, me he traído una copia del video.

-       ¡Joder que rapidez! Eso no me lo puedo perder.

-       Ya viste como estaba de agobiado el pobre Reyes, así que se pusieron a rodar sobre la marcha.

-       ¿Te importa si invito también a Antonia?

-       En absoluto, ya sabes que me llevo muy bien con ella.

-       Reservo donde siempre a las dos y media.

-       Perfecto, allí estaré.

Fui a ver a Antonia a su despacho.

-       ¿Qué haces esta tarde?

-       ¿Por qué?

-       He quedado para comer con Mari Carmen y luego quiere que veamos el vídeo de su guion. ¿Te apuntas?

-       ¡Claro que me apunto, vaya planazo!

-       Ya es la una, vámonos a tomar una cerveza hasta la hora de comer.

-       Pues vámonos, estoy hasta el coño de trabajar en esta mierda.

Tomamos un par de cervezas de camino al restaurante, llegamos temprano y un poco antes de la hora a la que habíamos quedado llegó Mari Carmen. Venía preciosa luciendo un escote espectacular.

-       Mari Carmen, ¿a ti te siguen creciendo las tetas? -Le preguntó Antonia mientras se daban un pico en la boca-.

-       Yo creo que sí, durante un tiempo me las medía, pero ya me he aburrido de hacerlo. -Contestó riéndose-. ¿Tú qué opinas, Carlos?

-       ¿De medírtelas o de si te siguen creciendo? Si quieres podemos salir de dudas esta tarde.

-       Por mí estupendo, así resolvemos otro de los misterios del universo.

Pedimos la comida y mientras le traían, Antonia le dijo a Mari Carmen:

-       Hace unos días me contó Carlos vuestras aventuras en Berlín.

-       ¡Qué locura, pero qué locura tan divertida! Deberías haber venido, te lo hubieras pasado en grande y te habría presentado al mulato.

-       ¿Todavía te acuerdas del mulato? -Le pregunté-.

-       Como para olvidarlo. -Me contestó indicándole con sus manos el tamaño de la polla del mulato a Antonia-.

-       Tú exageras, ¿no? -Le dijo Antonia-.

-       En absoluto, hasta es posible que me quede corta.

-       ¿Podemos dejar de hablar de la polla del mulato? -Dije-.

-       No te apures, Carlos, tú simplemente juegas en una liga menor. -Me contestó Mari Carmen riéndose-.

Terminamos de comer y nos tomamos una copa de sobremesa. Al terminarla Mari Carmen dijo:

-       Antonia, ¿te ha comentado Carlos el plan que tenemos para esta tarde?

-       Incluso me ha invitado.

-       Pues vámonos que se nos va a hacer tarde. -Dijo Mari Carmen-.

-       ¿Tarde para qué? -Le pregunté-.

-       Ya lo sabrás, no seas impaciente.

Nos fuimos andando a mi apartamento. Cuando llegamos, Antonia y Mari Carmen comenzaron a besarse, mientras yo preparaba las copas.

-       ¿Carlos, que hora es? -Me preguntó Mari Carmen-.

-       Las cinco y media más o menos.

-       Abre el ordenador, que te va a llegar un enlace a una video conferencia, y pon este lápiz de memoria en la televisión.

-       ¿Ahora una video conferencia? -Pregunté-.

-       Sí con Susana, Yesica y Victoria, hemos pensado ver la peli todos a la misma vez y mantener una videoconferencia.

-       ¡Uy como se va a poner esto! -Dijo Antonia-.

-       ¡Qué alegría veros de nuevo! -Dijo Mari Carmen cuando aparecieron las tres en la pantalla-.

-       Igualmente. Hola, Antonia, cuanto tiempo sin verte, hola, Carlos. -Dijo Susana-. Antonia, te presento a Yesica y a su sobrina Victoria, ellas son las protagonistas de esta tarde. ¿Te has animado por fin?

-       No podía rechazar una invitación tan sugerente.

-       Carlos, a la de tres, dadle al play. Uno, dos y tres. -Dijo Susana-.

Le di al play. En pantalla aparecía Victoria, muy guapa, en lo que parecía ser una cocina, vestida con un salto de cama casi transparente blanco y unas bragas tipo culote negras. Sus duras tetas se veían esplendidas. Llamaban a la puerta y ella iba a abrir.

-       Hola mami. ¿Qué haces por aquí? -Decía al abrir la puerta-.

-       Estaba por el barrio y me ha parecido una buena idea que tomáramos un café juntas.

-       Claro mamita, pasa. -Aparecía Yesica con un apretadísimo vestido blanco con un buen escote y corto hasta medio muslo-. ¡Qué guapa vienes para ser tan temprano!

-       Para ti es muy temprano, para mí es muy tarde. Todavía no me he acostado.

-       ¿Y eso?

-       Fui a cenar y a bailar con unas amigas y la cosa se prolongó más de la cuenta. -Contestaba Yesica mientras se quitaba unos zapatos con un tacón de vértigo-.

-       ¡Que le gusta una buena juerga!

-       Claro hija, hay que disfrutar de la vida, sobre todo desde que tu papá y yo nos separamos.

-       Me alegra que, al menos, tú te diviertas. ¿Y cómo le fue?

-       Conocí a un maduro muy atractivo y bailón. Lástima que estuviera casado y que el cabrón me lo dijera después de que le dejara darme un buen magreo.

-       ¡Mami!

-       ¿Pues qué pasa hija? ¿Te crees que ya estoy para la iglesia y la limpieza? Pues no, todavía siento mucha pasión por dentro.

-       Como quieras mamá.

-       ¿Y tu esposo?

-       Ha salido con Lolita a comprarle ropa.

-       ¿Pero que edad tiene ya Lolita, no puede comprarse sola la ropa?

-       Diecisiete, pero está muy apegada a su hermano. Bueno mamá, ¿qué quiere?

-       ¿Tengo que querer algo?

-       Nos conocemos bien y no es normal que venga a casa.

-       Quería pedirte un favor.

-       Dime.

-       Hija, primero bájame la cremallera del vestido, ya no lo soporto más.

Yesica se ponía de espaldas a Victoria y de frente a la cámara para que le bajara la cremallera, luego dejaba caer el vestido, llevaba un sujetador y un tanga rojo de hilo que se perdía entre su fantástico culo.

-       Déjame algo que ponerme, que voy a coger frío.

Victoria desaparecía del plano, mientras la cámara se encelaba con el cuerpo de Yesica. A los pocos segundos volvía con otro salto de cama, esta vez negro, pero igual de corto y transparente que el de Victoria, que muy difícilmente le podía quitar el frío.

-       Mami, está bien rebuena todavía, no me extraña que le entren los maduros. -Le decía Victoria mientras Yesica se ponía el salto de cama-.

-       Y los jovencitos, hija, que los jovencitos también me entran.

-       Dime, cual es el favorcito que quiere que le haga.

-       Hija, tienen que hacer unas obras en casa, tengo que mudarme temporalmente y me preguntaba si podría venirme con vosotros.

-       Tú ya sabes que la casa es chiquita, con sólo dos alcobas, pero, si no hay más remedio, trataremos de apañarnos entre los cuatro.

-       Gracias, hija, sabía que podía contar contigo.

En ese momento se abría la puerta de la calle y entraba una adolescente muy tetona con varias bolsas en las manos vestida con un short diminuto y un top ajustadísimo en el que se marcaban sus pezones, seguida de un joven de veinte y pocos años.

-       Hola suegrita, que sorpresa.

-       Hola yerno, se te ve muy bien.

-       A usted también. -Le contestaba haciendo evidente su admiración por el cuerpo de Yesica-

-       Hola Lolita, estás muy guapa. -Decía Yesica mientras la besaba en la mejilla-.

-       Gracias Yesica, tiempo que no nos veíamos.

-       ¿Habéis comprado muchas cosas? -Preguntaba Victoria-.

-       Las que Lolita ha querido. -Contestaba el joven-.

-       A ver, enséñamelas. -Decía Victoria-.

-       Mejor que me la veas puesta.

Lolita sacaba de las bolsas sujetadores y tangas, que parecían de biquini, alguna camiseta y un par de microfaldas. Luego, de lado al resto y de frente a la cámara, se sacaba el top, luciendo sus impresionantes tetas y con mucho trabajo se quitaba el short, bajo el que no llevaba nada, quedándose totalmente desnuda. Tenía el chocho completamente depilado y tan apretado que parecía el de una muñeca. Por detrás su hermano la miraba y se tocaba la entrepierna. Cogía un top con unas copas enormes y se lo ponía, ajustándose luego las tetas durante bastante tiempo, pues le cabían dentro de las copas con dificultad. Mientras lo hacía, Victoria le dijo a su esposo:

-       Mami me ha pedido venirse a vivir unos días, mientras le hacen unos trabajos en su casa.

-       Claro, sin problemas, un placer tenerla en casa por el tiempo que sea. -Le contestaba mirando a Yesica con ojos de querer comérsela-.

Mientras tanto, Lolita se había puesto el tanga del biquini a juego, que escasamente le cubría el chocho, y dejaba su bonito culo respingón a la vista.

-       ¿A que es bonito y me queda divino? -Preguntaba retóricamente Lolita-.

-       Sí, mi hija, precioso y luce bien sexi. ¿Verdad Victoria? -Le decía Yesica poniéndole las manos en la cintura y girándola para verla en todas posiciones-.

-       Sí que luces bien, bien puta. -Contestaba Victoria, riéndose, igual que Lolita-.

Lolita volvía a quitarse el biquini, para ponerse otro, todavía más escueto.

-       Bueno hija, me voy a marchar a recoger mis cosas y vengo dentro de un rato. -Dijo Yesica quitándose el salto de cama y embutiéndose de nuevo en el vestido blanco, ante la atenta mirada del esposo de su hija-.

Tras ponerse los zapatos de tacón, recoge su pequeño bolso, besa a todos muy cerca de la comisura de los labios y se marcha.

-       Tu mamá está bien chichona. -Decía el joven abrazando a Victoria por la espalda, pegándole la polla que se notaba bien dura debajo de los pantalones y cogiéndole las tetas-.

-       Y bien puta desde que se separó de mi papá, bueno no, antes también lo era.

-       Entonces nos vamos a divertir mucho estos días.

Acababa la escena con el logo de la productora ocupando toda la pantalla.

-       Estáis guapísimas las dos y muy atractivas con esa lencería. -Les dijo Mari Carmen-.

-       El mérito es del guion. Nosotras nos limitamos a lucirnos. -Le contestó Yesica-.

En la siguiente escena aparecía Yesica con el sujetador y el tanga rojos de la escena anterior. Sobre una cama había una maleta enorme en la que iba depositando ropa. La cámara se alejaba y se veía a dos obreros de la construcción bastante jóvenes y musculados que, desde el otro lado de una reja, miraban a Yesica por la ventana. Se los oía hablar entre ellos:

-       ¡Que rebuena está la señora!

-       ¡Quién cogiera ese culo para reventárselo a vergazos y romperse la mano golpeándola contra esa maravilla!

-       ¡Pero mira que tetas tiene para comérselas!

-       ¡Yo metía la verga entre ellas y se las cubría de lefa!

Los obreros no paraban de tocarse la entrepierna y se veía cómo se iban empalmando.

-       Y pienso yo que mi novia está buena, esta sí que está rebuena.

-       No digas eso, que tu novia es mi hermanita y está bien rica.

De pronto parece que Yesica se da cuenta de la presencia de los obreros al verlos reflejados en un espejo. Su cara se cambia a una medio sonrisa viciosa, indicativa de estar pensando que podría hacer con ellos. Parece que, como primera medida, decide seguir calentándolos. Maniobra hasta darles la espalda y agacharse sobre la maleta para poner su culo en pompa.

-       ¡Qué bárbaro hermano, qué culazo!

-       ¡Me está poniendo a reventar, mira como tengo la verga! -Decía uno de ellos bajándose la cremallera de la bragueta y sacando una polla de buen tamaño, dura para reventar-.

-       ¡Vamos, ándele, a ti te voy a mirar la verga pudiendo mirar ese culazo!

Yesica ve como uno de los obreros tiene ya la polla fuera y se la está jalando. Se pone derecha, camina hasta ponerse frente al espejo, se quita el sujetador y empieza a sobarse las tetas.

-       ¡Virgencita de Guadalupe, por qué nos castigas así a tus hijos! -Exclamaba el que tenía la polla fuera, jalándosela todavía con más energía-.

-       ¿Pero tú has visto una chichona parecida? -Preguntaba el otro, no pudiendo aguantar más y sacándose también la polla-.

-       Yo no, pero por Dios, que se quite la tanga y veamos la panochita que debe tener.

Yesica, debía haber oído lo último y poniendo su portentoso culo en pompa, se quita el tanga muy despacio y luego se vuelve para que le vean su depilado y carnoso chocho. Sigue moviéndose por la habitación para seguir llenando la maleta.

-       ¡Gracias Dios mío, por cumplir mis deseos! ¡Hermano, mira el chochaco que tiene, para cubrirlo de nata e irla lamiendo hasta dejarlo bien limpito!

-       ¡Hola vecina! ¿Dónde está? -Se oía una voz en off-.

-       En mi recámara, pase.

Aparecía en escena una de las modelos del aeropuerto, vestida con un albornoz muy corto y medio abierto.

-       Vecina, que fresquita está. ¿Qué hace con la maleta?

-       Me voy a pasar los días que duren las obras con mi hija.

-       Mi esposo la va a echar de menos.

-       Pobre, ya lo recompensaré cuando vuelva.

-       ¿Se ha dado cuenta que tiene espectadores bien cachondos en la ventana? -Le dice en voz baja-.

-       Claro, ¿por qué cree que estoy así de fresquita?

-       ¡Ay que pilla! ¿Hacemos algo con ellos? -Pregunta la vecina abriéndose del todo el albornoz-.

-       Yo había pensado en hacerles una mamadita, ahora que ya están bien preparados.

-       ¿Le importa si la acompaño? El hermano de mi esposo estaba hoy desganado para todo.

-       Por supuesto que no me importa, hay para las dos.

Ambas se giran y se ponen frente a los obreros mirándolos.

-       ¿Pero que hacen ustedes ahí, que no están trabajando? -Les pregunta Yesica-.

Los obreros se sienten descubiertos y tratan de guardarse sus pollas en los pantalones.

-       Perdonen señoras. -Dicen los dos a dúo-.

-       Pero no se guarden esas vergas tan bonitas y parece que tan duras, habiendo aquí dos mujeres desnudas. -Les dice la vecina dejando caer el albornoz, quedándose también desnuda-.

-       ¿Cómo dice? -Pregunta uno de los obreros-.

-       ¿No les apetece que se las mamemos? -Dice Yesica acercándose a la ventana-.

-       Si ustedes quieren, por nosotros encantados. -Dice uno de los obreros y los dos meten sus pollas por la reja-.

Yesica y su vecina se agachan y cada una se lleva la polla de un obrero a la boca.

-       ¡Ay virgencita y pensaba yo que tenía mala suerte con el trabajo! -Exclama uno de ellos-.

-       Tienen ustedes unas boquitas hechas para esto. -Dice el otro-.

Yesica y su vecina tienen las pollas en sus bocas cogidas con una mano, mientras que con la otra mano cada una se soba su chocho. Los obreros meten sus brazos por la reja para llegar a las cabezas de las dos y apretarlas contra sus pollas.

-       Son ustedes dos grandes mamadoras de verga. -Decía al que se la estaba chupando la vecina-.

-       Y que lo digas cuñado, yo creo que es la mejor mamada que me han dado y mira que tu hermana es una maestra.

-       ¡No me cuentes lo que te hace mi hermana, que no me interesa!

-       Jóvenes cállense y concéntrense, que no tenemos todo el día. -Les decía Yesica sin dejar de acariciarse su chochaco-.

-       Es verdad, no hablen tanto que distraen. -Decía la vecina con dos dedos dentro del chocho y pasándose el dedo gordo por el clítoris-. Este está ya casi listo.

-       Sí señora, tiene usted toda la razón. Métasela más adentro en esa boquita, que verá el premio que se va a llevar.

-       Pues este no me aguanta más el pobre. -Decía Yesica mientras el obrero empezaba a correrse en su boca-.

-       ¡Uuuufff, tome, tome señora, todo para usted, siga, siga, que tengo más! -Gritaba el obrero de la vecina la correrse en su boca-.

-       Vecina vamos a hacer un “69” a ver si nos corremos nosotras de una vez. -Decía Yesica levantándose y tumbándose en la cama-.

-       Claro que sí, a ver si estos chamacos nos duran un poco más la próxima vez.

Las dos empezaban un “69” que la cámara iba sacando alternativamente.

-       ¡Siga vecina, que me corro, así, así, así, aaaagggg, qué rico, aaaggg, …! -Gritaba la vecina, llenándole la boca de jugos a Yesica-.

-       ¡Vecina, por Dios, que no puedo con todos sus jugos y no me gusta desperdiciarlos, siga, siga, no se detenga, aaaagggg, qué bueno, qué boca tiene vecina, aaaggg, …!

Tras correrse las dos se ve a los obreros que seguían pajeándose con el espectáculo que les habían ofrecido Yesica y su vecina. Yesica se incorpora y mirando a los obreros les dice:

-       Vuelvan al trabajo muchachos, que así no van a terminar nunca. -Luego se vuelve hacia la vecina y le dice: - Vecina, vigíleme bien a los muchachos estos días, que no hagan chapuzas.

-       No se preocupe, que los voy a tener muy vigilados.

La escena concluye, como la anterior, con el logo de la productora ocupando la pantalla.

-       ¡Qué imaginación tenéis! Lo de la reja es un punto, los pobres obreros están como monos pajilleros en un zoológico. -Les dije a Susana y a Mari Carmen-.

-       Lo del “69” final fue una improvisación, pero es que los chicos se corrieron enseguida y nosotras teníamos un calentón de mucho cuidado como para quedarnos con él. -Dijo Yesica-.

La siguiente escena vuelve a ser en la cocina de la vivienda de Victoria. El plano es de Victoria detrás de la barra de la cocina, con el mismo salto de cama, pero esta vez abierto y ella tiene las tetas fuera. No se le ven las manos y su cara es de mucho placer. La primera impresión es que ella se está masturbando.

-       ¡Aaaggg, qué rico, qué gusto! Es tarde y mamá sin llegar. Seguro que me va a interrumpir en lo mejor. ¡Qué mujer más egoísta!

La cámara va girando para ver el otro lado de la barra de la cocina. Cuando termina el recorrido la sorpresa es doble: detrás de la barra está Lolita en cuclillas, sólo con un tanga y con una mano bajo él, sobándose el chocho; con la otra mano sostiene la polla de Victoria, que se está comiendo ansiosamente. Las dos manos de Victoria están en la cabeza de Lolita, moviéndola atrás y adelante y su tanga a media pierna.

-       ¡Coño, esto no me lo esperaba! ¿Victoria es una trans? -Exclamaba Antonia-.

-       Pues ya ves que sí. -Le contestó Mari Carmen-.

-       ¿No lo sabías? -Preguntó Yesica-.

-       No, no me lo podía ni imaginar con lo guapa y lo sexi que estaba en la primera escena. -Contestó Antonia-.

Mientras tanto, en el vídeo, Lolita seguía haciéndole una mamada de mucho cuidado a Victoria.

-       ¡Ay, Lolita que placer me das, cada día la comes mejor! -Decía Victoria en el vídeo-.

-       Tú me has enseñado y tengo que devolverte el favor. Mi hermano no me deja que se la coma.

-       No tiene importancia, ¿qué no se haría por una cuñadita como tú?

En ese momento suena el timbre de la puerta.

-       ¡Sabía que mi mamá me iba a estropear el momento, como siempre!

Decía Victoria subiéndose el tanga y tratando de meter la polla dentro, sin conseguirlo, pues le quedaba más de la mitad fuera. Se medio tapaba con el salto de cama e iba a abrir la puerta mientras Lolita se ponía de pie, sin sacarse la mano de debajo del tanga.

-       Buenas noches mami, ¿por qué se demoró tanto? -Decía al abrirle la puerta-.

-       Buenas noches, hija. Tuve que quedarme un rato controlando las obras. -Le contestaba Yesica, arrastrando la enorme maleta-.

-       ¿Las obras o a los obreros?

-       ¡Qué más da! -Yesica llevaba un vestido medio transparente que dejaba ver perfectamente el sujetador y tanga negros que llevaba debajo-.

-       Hola Yesica. -Decía Lolita-.

-       Hola, preciosa. ¿No te has vestido desde que me fui?

-       Ha hecho una tarde muy calurosa.

-       Hija te veo muy contenta. -Dice Yesica al reparar en la erección de Victoria-.

-       Ha debido ser el picante de la comida. Hoy me he pasado y ya se sabe que tiene efectos afrodisiacos.

-       Buenas noches, yerno. -Se abre el plano y se ve al yerno sentado en el sofá, que debía estar mirando cómo se lo montaban su esposa y su hermana-.

-       Buenas noches, suegra. Siempre un gusto verla.

-       Lolita, ayuda a Pablo a poner la mesa para la cena. Mami deja tus cosas en el cuarto de Lolita, mientras termino de hacer la cena. -Decía Victoria, tratando de acomodarse la polla, detrás de la barra-.

-       Sí, pero lávate las manos primero. -Decía Yesica tirando de la maleta y riéndose-.

Pablo, se levantaba del sofá y se apreciaba la tremenda erección que lucía bajo los pantalones.

-       Yerno, a ti también te veo muy animado. -Decía Yesica mirando descaradamente el bulto de Pablo y saliendo del cuadro-.

-       ¡Qué rebuena está tú mamá! -Le decía Pablo a Victoria sobándose el bulto de la entrepierna-.

-       Ten cuidado que ella te puede comer. -Le contestaba Victoria-.

-       ¿Te importaría si me la follo?

-       Por mí puedes hacerle todo lo que ella te deje.

La escena terminaba de nuevo con el logo de la productora ocupando toda la pantalla.

-       Para un momento Carlos, que voy a ir a ponerme cómoda. -Dijo Susana levantándose del sofá-.

-       Vamos, Victoria, a ponernos cómodas también. -Le dijo Yesica a su sobrina, ambas se levantaron y desaparecieron de la pantalla-.

-       ¿Esto lo habéis escrito entre Susana y tú? -Le preguntó Antonia a Mari Carmen-.

-       Sí y en una tarde-noche.

-       Pues que imaginación. Creo que yo también voy a ponerme cómoda, porque estoy cogiendo un calentón de mucho cuidado. -Dijo Antonia, levantándose, bajándose la cremallera del vestido y dejándolo caer al suelo. Estaba preciosa en sujetador y tanga y a mí me dio mucha alegría que comenzara a desinhibirse-.

-       ¿Estás a gusto? -Le pregunté-.

-       Mucho, no se nota. -Me contestó sentándose entre Mari Carmen y yo, dándonos luego un beso en la boca a cada uno-.

Reaparecieron en la pantalla de la videoconferencia las tres, vestidas sólo con unos saltos de cama transparentes como los que salían en el vídeo.

-       ¡Qué guapas os habéis puesto! -Exclamó Mari Carmen al verlas-.

-       La ocasión lo merece. -Le contestó Yesica-.

-       Cuando queráis seguimos.

Pulsé el mando a distancia para continuar con el vídeo. La siguiente escena comenzaba en lo que parecía ser el dormitorio de Lolita. Ella y Yesica estaban acostadas las dos, vestidas con unos camisones transparentes, ambas sin bragas ni sujetador.

-       ¿Yesica, tú te acuestas caliente todas las noches como me pasa a mí? -Le preguntaba Lolita-.

-       Desde antes que tuviese tu edad.

-       ¿Y qué hacías para poder dormir?

-       Pues depende, lo normal era que mi hermanita y yo nos masturbásemos mutuamente, a veces, para nuestra alegría, se quedaba a dormir alguno de nuestros tíos y entonces íbamos a su habitación y nos lo follábamos entre las dos y otras veces, cuando oíamos que nuestros papás estaban follando, íbamos a mirarlos y a hacernos un dedo a la misma vez. ¿Y tú que haces?

-       Yo, normalmente me hago un dedo frente al espejo, imaginando que algunos compañeros de clase desnudos me observan mientras me lo hago y se pajean sus vergas tremendamente empalmadas. Como vosotras, cuando escucho que tu hija y mi hermano están liados, voy a mirarlos y me hago un dedo. Ellos no cierran nunca la puerta de su habitación.

Mientras se cuentan sus intimidades cada una se lleva las manos a su chocho y se pajean lentamente.

-       Está bien bueno tu hermano, como para comérselo enterito.

-       Sí, pero él casi nunca me deja hacerle nada, por más que yo trato de excitarlo. Con quien sí follo a veces es con tu hija, su vergota mulata me pone bien caliente.

-       Victoria también ha sido muy caliente desde chiquita. Como es hija única no podía hacer lo mismo que yo con mi hermanita, aunque yo siempre le insistía en que invitara a sus amiguitas a pasar la noche en casa. Las noches que la veía muy nerviosa por su excitación, seducía a su papá para que follásemos, yo dejaba la puerta abierta y hacía mucho ruido para que ella lo supiese y viniese a mirar. Lolita, déjame que te coma la panoja.

-       Claro Yesica, lo estoy deseando.

Yésica se colocaba de rodillas en la cama entre las piernas de Lolita y le ofrecía un primer plano de su portentoso culo a la cámara.

-       Tienes una panoja muy linda y gustosa. -Le decía Yesica lamiéndosela sonoramente-.

-       Gracias, Yesica, que bien lo haces.

La cámara se separaba del culo de Yesica y se veía como, en la puerta del dormitorio, Victoria y Pablo, desnudos, estaban mirándolas y pajeándose.

-       Fóllate a mi mamá por el culo, a ella le da mucho placer y a ti te lo dará también. -Le decía Victoria en voz baja a su esposo-.

Entraban los dos a la habitación, Pablo se ponía detrás de Yesica y empezaba a comerle el ojete, separando sus grandes nalgas con las manos.

-       ¿Yerno, que me hace, que tanto me gusta?

-       Primero comerle el culo y luego se lo voy a partir.

-       ¡Qué bien suena eso!

Victoria se subía a la cama y se ponía sobre Lolita metiéndole su polla en la boca, mientras le amasaba sus grandes tetas.

-       Suegra, tiene el mejor culo del que he disfrutado nunca.

-       Tuyo es cada vez que lo quieras. Métemela ya, que estoy lista.

-       Lo quiere despacito o de una vez.

-       ¿Me has visto a mí cara de quererlo despacito?

-       Como quiera. -Pablo se la incrustaba de un golpe de cadera en el ojete hasta el fondo-.

-       ¡Así, así, sóbame el chocho!

Victoria se movía y ponía la polla entre las tetas de Lolita y se las apretaba para atraparla entre ellas

-       Muévete, Victoria, muévete y verás que gusto te doy. -Le decía Lolita, mientras Yesica seguía comiéndole el chocho-.

-       Lolita no vas a aguantar nada, tienes el chocho como una laguna. -Decía Yesica-.

-       Ya lo sé Yesica, creo que la voy a duchar con mis jugos.

-       Hazlo, me encanta que me empapen de jugos.

-       ¡Aaaggg, sí, tome, tome, siiiiii, aaaggg, …! -Gritó Lolita cuando empezó a expulsar chorros de jugos por el chocho, que caían sobre la cara y las tetas de Yesica-.

-       ¡Siii, yo también me corro, uuuuffff, tome mami, todo para mi mami! -Exclamó Victoria cuando empezó a correrse con grandes chorros que caían sobre Yesica-.

-       ¡Suegra, no aguanto más, me voy a correr!

-       ¡Espera, yo también, córrete en mi cara y en mis tetas! -Yesica se desensartaba y se giraba para recibir la lefa de su yerno-.

-       ¡Suegra que rebuena está y que guarra es, tome, tome, tome, …! -Decía Pablo mientras se corría sobre Yesica-.

-       ¡Ya tengo encima todo lo vuestro, ya me puedo correr, aaaagggg, siiii, siiii, …! -Gritaba Yesica corriéndose a chorros, sin dejar de sobarse el chocho-.

Caían los cuatro desparramados sobre la cama o el suelo y la escena volvía a fundirse con el logo de la productora.

Yo a esas alturas tenía ya una erección de campeonato.

-       Perdonadme, pero me voy a poner cómodo yo también. -Dije soltándome y quitándome el pantalón y el bóxer-.

-       Vaya Carlos, ya se ve que te está gustando. -Me dijo Mari Carmen-.

-       ¿Tu no te pones cómoda también? -Le dije-.

-       Pues sí, porque tengo el tanga chorreando y voy a manchar los pantalones. -Dijo Mari Carmen levantándose del sofá-.

-       ¿Te ayudo? -Le preguntó Antonia-.

-       Claro.

Antonia le soltó el pantalón, mientras Mari Carmen se quitaba la camisa, quedándose sólo con el tanga, que no tardó en desaparecer también.

-       Estabais desbocadas. -Le dije a Mari Carmen-.

-       Más Susana que yo, ¿verdad Susana?

-       Si tú lo dices, será, pero yo no lo recuerdo así. -Contestó Susana a la que se le había abierto bastante la bata, como para saber que debajo no llevaba nada-.

-       Yesica, vaya diita tan bueno que pasaste. -Le dijo Antonia-.

-       Sí, mi amor, de los que gustaría repetir muchas veces. No sabes cómo me comió el culo el tal Pablo y cómo me lo taladró. Me acuerdo y me mojo más todavía.

-       Y que lo digas, tía, vaya como quedaste al final de la escena.

-       ¿Seguimos? -Preguntó Susana-.

-       Sí, que Antonia y yo no sabemos cómo continua.

En la siguiente escena Yesica y Victoria con sus saltos de cama transparentes, con tangas y sin sujetadores, hablaban en la cocina con una taza de café por delante.

-       Mami, he invitado a desayunar a dos buenas amigas.

-       Muy bien, hijita, es bueno tener amigas y poder compartir con ellas. ¿De qué las conoces?

-       Del gimnasio, mami. Las dos se desposaron con dos viudos pudientes cada uno con un chamaco que ellas criaron y que ya son hombrecitos.

-       Ah, muy bien, muy cristiano. ¿Y tu esposo y Lolita?

-       Mi esposo en sus negocios y Lolita en sus clases. ¿Mami, te lo pasaste bien anoche?

-       Mucho mi hija, tu esposo es un buen macho y Lolita es bien caliente.

Suena el timbre de la puerta y Yesica, que está más cerca abre.

-       Pasen amigas, ella es mi mamá. -Dice Victoria desde la barra de la cocina-.

Entran dos buenas chichonas de entre cuarenta y cuarenta y cinco años, embutidas en dos trajes muy apretados y medio transparentes, con medias negras y unos tacones de por lo menos doce centímetros. Una de ellas es la otra modelo del aeropuerto. Las siguen dos jóvenes vestidos con vaqueros muy apretados y paquetones y camiseta, cada uno con una gorra con visera y un libro escolar en las manos.

-       Ay, amigas, nos hemos levantado tarde y todavía no nos ha dado tiempo de arreglarnos. -Se excusa Victoria, mientras los dos jóvenes las miran con deseo a ella y a Yesica-. Ella es Yesica, mi mamá, y ellas son Lidia y Castidad.

-       Un placer conocer a la mamá de Victoria. -Dicen las dos besando a Yesica en la mejilla-.

-       Pero pasen muchachos. ¿Quieren un juguito? -Dice Yesica-.

-       No gracias, señora. -Responden los dos-.

-       Siéntense en la mesa, pónganse a estudiar y no empiecen a tocarse. -dice la tal Lidia-.

Los chicos se sientan de forma que puedan seguir observándolas a ellas cuatro, que se sitúan alrededor de la barra de la cocina.

-       Qué lindos están los muchachos. -Dice Yesica-.

-       No nos hable. Hoy no tenían clase y no han querido quedarse a estudiar. -Dice la tal Castidad-. Estamos muy preocupadas con ellos, ¿no es así Lidia?

-       ¿Y eso? Si se les ve dos muchachos muy sanos. -Dice Victoria sirviendo café en las tazas-.

-       Son muy pervertidos los dos, cuando no nos están espiando mientras nos bañamos, están viendo porno y jalándose sus miembros. -Contesta Lidia-.

-       Eso son cosas propias de la edad, no hay que darles más importancia. -Dice Yesica, fijando su atención en ellos-.

-       No se crea, no puedo bañarme cuando mi esposo está fuera de casa, porque Dieguito me espía con el miembro fuera de sus pantalones y me toma fotografías, para seguir masturbándose después. -Le contesta Castidad-.

-       A mí no me importaría que un muchacho de su edad me espiase y se masturbase pensando en mí, eso es que una todavía es atractiva y capaz de seducir a un jovencito. -Decía Yesica riéndose, mirando directamente a los dos muchachos, que se agarraban sus pollas por encima de los pantalones-.

-       Muchachos, váyanse a estudiar o a mirar televisión al dormitorio y déjennos hablar tranquilas. -Dice Lidia-.

Los chicos se levantan de la mesa luciendo unos evidentes bultos en sus entrepiernas y se quedan de pie, como no sabiendo donde ir.

-       Muchachos vengan conmigo y les indico, así aprovecho también para arreglarme. -Dice Yesica. Los muchachos la siguen sin perder detalle de su impresionante culo, transparentado por el salto de cama que lleva-.

La cámara sigue a los tres hasta el que debe ser el dormitorio principal. Allí Yesica les dice:

-       ¿Muchachos se asearon bien esta mañana al despertarse? Miren que la higiene y el aseo son muy importantes para una vida sana.

-       Señora, lo que pasa es que yo me he despertado un poco tarde y no me ha dado tiempo.

-       A mí me pasó lo mismo y no he podido ducharme.

-       Chicos, eso no puede ser. Anden, desvístanse y entren a la ducha mientras yo escojo la ropa que ponerme.

Los chicos entran al baño y comienzan a desnudarse sin cerrar la puerta. Yesica los observa desde el dormitorio y cuando descubren sus vergas en erección Yesica pone cara entre sorpresa, por su buen tamaño, y deseo de tenerlas para ella, mordiéndose el labio inferior y no quitándoles el ojo de encima. Los chicos entran en el plato de ducha, abren el agua y comienzan a sobarse sus largas y duras vergas. Fuera del baño, Yesica se quita el salto de cama y el tanga y se toca su chocho sin dejar de mirar a los jóvenes. Finalmente, se decide y entra en la ducha con los chicos.

-       Se me ha hecho tarde y tendré que ducharme con ustedes. -Les dice, mientras ellos intentan cubrirse sus vergas-. Muchachos no tengan problema por mí. ¿Qué les pasa para que tengan sus vergas tan paradas?

-       Es que está usted bien rebuena y bien chichona. -Le dice uno de ellos, mirando su generosa anatomía-.

-       No mientas, yo ya soy casi una vieja y ustedes dos buenos mozos, que tendrán todas las chicas que deseen.

-       No mentimos, es verdad que está usted bien apetitosa.

Yesica lleva sus manos a las vergas de los muchachos y comienza a pajearlos.

-       ¿Les gusta que los pajee?

-       Sí señora, lo hace usted bien rico.

-       ¿Se pajean ustedes mucho?

-       ¿Qué es mucho para usted?

-       No sé, un par de veces al día.

-       Entonces sí nos pajeamos mucho.

-       ¿Quieren que se las chupe? -Dice al cabo del rato-.

-       ¡Cómo no señora! -Responden los muchachos. Yesica se gira para ofrecer su culo a la cámara, se pone en cuclillas y sin soltar sus vergas se las va mamando alternativamente-.

-       Parecen ustedes dos muchachos muy calientes.

-       Sí señora, estamos todo el día pensando en mujeres, viendo porno y haciéndonos pajas.

-       ¿Y en qué tipo de mujeres piensan?

-       En mujeres maduras y calientes como usted, con un culo y unas tetas bien apetitosas.

-       ¡Mami, sabía que no podía fiarme de usted habiendo vergas jóvenes cerca! -Grita Victoria desde la puerta del baño-.

-       Eso no es verdad, mi hija, tu sabías que me los iba a coger desde que entraron por la puerta.

-       Pero córtese un poquito, que están sus mamás en la cocina.

-       ¿Me meto yo en lo que sus mamás hagan con ellos? Decidme la verdad, ¿quién acosa a quién? -Pregunta Yesica a los muchachos-.

-       La verdad es que son ellas quienes nos espían a nosotros en el baño y quienes nos piden que nos hagamos pajas delante de ellas, para excitarlas y que se las hagan ellas también. -Dijo uno de ellos-.

-       Ves, mi hija, si basta con verlas para saber que son dos calentorras. ¿No te apetece comerte sus vergas conmigo?

-       Sí, si que me apetece. -Decía Victoria quitándose el salto de cama y las bragas, mostrando su vergota mulata bien empalmada y poniéndose en cuclillas en frente de Yesica-.

-       ¡Victoria, tiene usted de todo! -Exclama uno de los chicos con sorpresa al ver la verga de Victoria-.

-       ¿Es que no te gusta mi verga mulata?

-       Claro que me gusta es grande y parece muy dura.

-       Si te portas bien luego te dejaré que disfrutes de ella.

-       ¿Cuál prefieres, hija?

-       Las dos, se las comemos juntas, para que perderse una de ellas.

Entre las dos se las van mamando a los muchachos, que les agarran las tetas para sobárselas.

-       ¡No te dije que estas dos eran bien putas y por eso no regresaban a la cocina! -Dice Castidad desde la puerta del baño-.

-       ¡Victoria, que sorpresa, no esperaba que fueras una transexual! -Exclama Lidia mirándole la verga-.

-       Sí, ¿te causa algún problema? -Le pregunta Victoria-.

-       A mí ninguno, me resulta muy morboso.

-       ¿Te apetece comérmela?

-       ¿Tú que dices? -Le pregunta Lidia a Castidad, que se estaba relamiendo, mirándosela-.

-       A mí me pone mucho, nunca lo he hecho con una transexual.

-       Vengan mamis, no se lo pierdan. -Dicen los muchachos-.

Castidad y Lidia se desnudan lentamente mirando al grupo de la ducha, quedándose sólo con las medias. Sus culos y sus tetas son grandes y las dos tienen la barriga propia de las mujeres de su edad.

-       Mami, siga usted sola con estos muchachos, que yo voy a conversar con mis amigas. -Le dice Victoria a Yesica-.

Las dos chichonas entran en el plato de ducha, se ponen en cuclillas delante de Victoria y comienzan a cogerle, lamerle y comerle la polla y los huevos, mientras Yesica vuelve a comérsela a los dos muchachos.

-       Muchachos, ¿han probado alguna vez a cogerse entre los dos a una mujer? -Les pregunta Yesica-.

-       Lo hemos intentado, pero no nos han dejado, decía que le podíamos hacer daño. -Contesta uno de ellos-.

-       Ese no va a ser mi caso. Muchacho, túmbate en el suelo. -Le dice Yesica a uno de ellos-.

El muchacho se tumba, Yesica se pone sobre él mirándolo, se mete su polla en el chocho y se echa hacia delante.

-       Ándele, chico, a que espera. -Le dice al otro, que se pone detrás de ella para metérsela por el culo-.

-       Mami, tenga cuidado. -Le dice Victoria-.

-       ¿Es qué me va a pasar algo por que me follen los dos?

-       No, que tenga cuidado con ellos, no les vaya a hacer daño, que están todavía muy tiernitos.

-       Vamos muchacho, hasta el fondo, que sienta como rebotan tus huevos en mí.

De pronto, entra la espalda de una chica en escena, que se queda mirando hacia lo que sucede en la ducha. Poco a poco se va girando hasta ponerse de perfil a la cámara. Es Lolita que no tarda en llevar las manos a su chocho y a sus grandes tetas. Va vestida con un top y una microfalda, al poco se sube el top para poder sobarse sus tetas directamente y pellizcarse los pezones, luego se baja la microfalda y el tanga a media pierna y se introduce dos dedos en su depilado chocho.

-       Mami, se la ve muy a gusto. -Le dice Victoria a Yesica-.

-       Sí hija, y más lo estaría si sus vergas fueran más grandes todavía.

-       ¿Por qué no prueba a meterse las dos por el mismo agujero?

-       No hija, está bien así. ¿Has visto que tenemos compañía? -Dice Yesica señalando a Lolita con la cabeza-.

-       Pasa Lolita, no te quedes en la puerta, te presentaré a estas amigas y a sus hijos. -Le dice Verónica-.

-       No quiero molestar, estáis muy bien combinados ahora.

-       Por eso no te preocupes. Castidad, ponte a cuatro patas y tú Lidia, ponte encima de ella también a cuatro patas, os voy a dar por el culo a las dos. -Ambas lo hacen, dirigiendo su mirada hacia Yesica y sus dos muchachos. -Ven Lolita, ayúdame a incrustársela a mis amigas.

Lolita termina de desnudarse y se acerca a Victoria, que se ha puesto de rodillas, primero le da un beso en la boca y luego le coge la polla con su mano, dirigiéndola al ojete de Lidia. Victoria, de un golpe de cadera, se la mete hasta el fondo, lo que provoca un grito de placer de Lidia.

-       ¿Te he hecho daño? -Pregunta Victoria a Lidia-.

-       Claro que no, me gusta que me la metan por el culo.

-       Lolita, ponte aquí delante de mí, quiero comerme tu chochito, mientras le follo el culo a estas dos. -Dice Victoria-.

-       ¡Chicos, muévanse más, que parece que se van a dormir! -Exige Yesica a los dos muchachos-.

-       ¡Me voy a correr! -Dice el muchacho que le está dando por el culo a Yesica-.

-       No te corras dentro, que no he terminado de follar y no quiero ir soltando lefa. Ven aquí, que te la coma y te corres en mi boca. -Le dice Yesica-.

El muchacho la obedece y se pone de pie al lado de Yesica, que le coge la polla con la mano y se la mete en la boca.

-       ¡Aaaaggg, uuuffff, tome, tome, tengo más, siiii, …! -Grita el chico al correrse en la boca de Yesica-.

-       ¡Así mi hijo, córrase bien, dele todo a la señora! -Le dice Lidia al muchacho, animándolo-. ¡Sigue Victoria que estoy a punto yo también, ahora, ahora, siiii, aaagggg, qué rico, aaaggg, sigue, sigue, aaaaggg, …! -Grita Lidia al correrse, dejándose caer a un lado, para dejarle el sitio a su amiga Castidad-.

Victoria se coge la polla con la mano y la dirige al ojete de Castidad, que, al sentirla, grita:

-       ¡Métemela entera, tengo el ojete preparado!

-       Y tan preparado, a ti te la han metido por el culo muchas, pero muchas, veces.

-       A mi esposo, a su papá y a sus hermanos es por el sitio que más les gusta. ¡Uuuummm, qué buena verga, como me llena! -Exclama Castidad al notarla dentro-.

-       ¡Yo también me voy a correr, señora! -Exclama el otro muchacho!

Yesica se mueve para sacarse la polla del muchacho, se desplaza hacia atrás hasta meterse la polla entre las tetas y empieza a moverse aprisionándola con sus manos.

-       ¡Señora, no puedo aguantar más! -Grita el muchacho-.

-       Ya lo sé chico, córrete cuando quieras, lléname bien las tetas, no te quedes nada dentro. Así, así, sigue corriéndote …

-       ¡Tome, tome, tome, tome, aaaagggg, que a gusto me estoy quedando, siii, …!

-       ¿No tendrás todavía algo más?

-       Siga, que creo que me puedo volver a correr.

-       No chico, resérvalo para tu mamita. Lolita, ven a hacerme compañía.

-       Claro Yesica, ¿quiere que le coma la panoja?

-       Luego, ahora quiero que me excites mi chocha con la tuya.

-       Por supuesto, túmbese.

Yesica se tumba boca arriba y Lolita, de rodillas, traba sus piernas con las de Yesica y comienza a moverse sobre ella.

-       Victoria no pares ahora. -Dice Castidad, sobándose el chocho lo más grande-.

-       ¿Qué te hace pensar que me voy a parar?

-       ¡Nada, nada, es que estoy tan caliente, que no voy a tardar en correrme! ¿Tú no te corres?

-       Todavía no, quiero reservarme para cuando venga mi esposo.

-       ¡Aaaaggg, ya, ya, ya, siiii, aaaggg, …! -Gritó Castidad y empezó a echar chorros de flujos por el chocho, que alcanzaron a Yesica y a Lolita-.

-       Disfruta de estos chorros, Lolita, son los chorros de una mujer bien caliente. -Le dice Yesica-.

-       Ya lo hago Yesica. -Le contesta Lolita sin parar de moverse sobre ella-.

Castidad cae desfallecida, a la misma vez que entra en escena Pablo, el esposo de Victoria.

-       Hola, mi amor, son bien putas tus amigas del gimnasio, pero no tanto como tu mamá. -Le dice dándole un beso en la boca y cogiéndole las tetas, todavía vestido y con un buen bulto en la entrepierna-.

-       ¿Te molesta?

-       En absoluto, ya me gustaría volver a casa todos los días y encontrarte así.

-       Hola, yerno, ¿qué tal la mañana? -Le pregunta Yesica, sin dejar de sobarse con Lolita-.

-       Peor que la vuestra seguro, por lo que veo.

-       ¿Por qué no te desnudas y te sumas? -Le dice Yesica-.

-       Sí que es usted bien puta, ya me lo decía su hija.

-       ¿No te gusta que lo sea?

-       Claro que me gusta.

-       Amor, ven aquí, para que te desnude. -Le dice Victoria a su esposo, que sigue de rodillas. Pablo se acerca a ella, que le suelta el pantalón y le saca la polla empalmada, mientras él se quita la camisa-.

-       Métemela por el culo. -Le pide Pablo a su esposa, ya completamente desnudo-.

-       Lo estaba deseando. -Victoria se tumba en el suelo y su esposo se pone de rodillas sobre su polla, de espaldas a ella, y va bajando lentamente hasta tenerla entera dentro-.

-       Vamos Lolita, que tengo muchas ganas de comérsela a tu hermano mientras mi hija se lo folla. -Dice Yesica, que se levanta y luego se pone de rodillas con la cabeza metida entre las piernas de los esposos, para comérsela a su yerno y lamerle los huevos a su hija-.

-       Cómemelo, hermano. -Le dice Lolita a su hermano dejando a Yesica entre sus piernas y poniéndole el chocho, abierto con sus manos, en la boca a Pablo-.

Mientras tanto, los muchachos, de pie, se pajean mirando al grupo de Yesica y los demás. Castidad y Lidia van saliendo de su letargo y les dicen a los muchachos:

-       ¿Es que hoy no nos vais a follar?

-       Claro que sí, mamita, vénganse aquí con nosotros.

Ellas se levantan y cada una se pone al lado de uno de los muchachos.

-       Hoy vamos a variar, Dieguito, fóllate a Castidad. -Dice Lidia-.

-       Gracias, amiga, ya tenía yo deseo de follarme a su hijo. -Contesta Castidad, que se pone de espaldas al muchacho, levanta una pierna y se apoya en la mampara, él se coge la polla con la mano y se la mete por el chocho, luego lleva una mano a su clítoris para sobárselo-.

-       ¿No quieres que hagamos nosotros lo mismo, Miguelito? -Le pregunta Lidia al hijo de su amiga-.

-       Sí, pero póngase mejor a cuatro patas, quiero golpearle su culo, que me obsesiona desde pequeñito.

-       Como no, me encantará que me lo castigues. -Lidia se pone a cuatro patas, el muchacho se arrodilla detrás de ella y antes de metérsela comienza a darle fuertes manotazos en ambas nalgas-. Sí, castígame que hoy no he sido buena y me merezco unos azotes.

-       Tiene un culazo bien rebueno para darle.

-       Es todo tuyo para lo que quieras. ¿Cómo se porta Dieguito, comadre? -Le pregunta luego a Castidad-.

-       De maravilla, se ve que lo tienes bien aleccionado.

-       ¡Hermano, que bien me lo comes! -Le dice Lolita a Pablo-.

-       ¡Yerno, creo que no vas a durar mucho más! -Le dice Yesica en un momento que se ha sacado su polla de la boca-.

-       Suegra, es que usted la come de lujo.

-       ¡Esposo, prepárate para recibir mi lefa y va a ser muy abundante! -Le dice Victoria-.

-       ¡Estoy preparado, cuando empieces a correrte, me correré yo en la boca de tu mamá!

-       ¡Lo estoy deseando yerno!

-       ¡Miguelito, métemela ya y sigue dándome azotes!

-       Sí, madrina, lo que guste. -Miguelito se la incrusta a Lidia, mientras con una mano le sigue golpeando el culo y con la otra le coge las tetas-.

-       ¡Dieguito me voy a correr, no pares de follarme!

-       Claro señora Castidad. Tiene un chocho bien apretadito, que me da mucho placer.

-       ¡Esposo, todo para ti, toma, toma, toma, aaaagggg, toma, toma que aún me queda más, aaaaggg, …!

-       ¡Tenga suegra, lo prometido es deuda, aaaaggg, aaaggg, …!

-       ¡Hermano, me corro, bébase todos mis jugos, sigue, sigue, sigue, uuuuffff, aaagggg, …!

-       ¡Yerno, como me ha llenado la boca, que placer, siiii, no puedo más, me voy a correr! -Yesica se pone boca arriba en el suelo y con las piernas muy abiertas y altas, se mete los dedos de una mano en el chocho, mientras con la otra, se soba el clítoris, hasta que empieza a expulsar chorros de jugos, que caen sobre Lidia y Miguelito-. ¡Aaaaggg, aaaaggg, siiii, tomen, tomen, así, siiii, aaaaggg! -Grita Yesica al correrse-.

-       ¡No pares Dieguito, me corro, me corro, más rápido, siiii, aaaggg, aaaggg, …! -Grita Castidad mientras se corre, cuando termina, se vuelve y pajea al muchacho, hasta que este se corre en sus tetas y en su cara-. ¡Dámelo todo, todo, todo, …! -Le grita mientras sigue pajeándolo-.

-       Todo para usted madrina.

-       ¡Sí, Miguelito, sigue, que me corro yo también, ahora, siiii, siiii, aaaaggg, aaagggg, qué rico, siii, aaaggg, …! -Grita Lidia al correrse también-.

-       ¡Uuuuffff, no puedo más, uuuuffff, …! -Grita el muchacho sacándole la polla a Lidia y corriéndose en su culo, rojo y maltrecho del castigo que ha recibido-.

El grupo queda desparramado por el suelo de la gran ducha. La primera en incorporarse es Yesica, diciendo:

-       Hija, deberíamos preparar algo de comer y así coger fuerzas para esta tarde.

-       Si suegra, si es que es usted bien puta.

La escena funde en negro y van apareciendo fotos de los actores con sus nombres superpuestos.

-       ¡Qué barbaridad, hay que felicitar a las actrices y a las guionistas! ¡Qué cosa más guarra! -Dije-.

-       Gracias, mi amor. Espero que le guste también a mi familia y amigos, creo que la suben mañana. -Me contestó Yesica-.

-       ¿Te ha gustado, Antonia? -La preguntó Mari Carmen-.

-       Estoy con Carlos, es la cosa más guarra, pero también más calentorra que he visto en mi vida. ¿Y cómo dices que se llama el video? -Contestó Antonia-.

-       “La pareja caliente y la suegra ardiente”. -Le contestó Mari Carmen-.

-       Pues a mí me ha puesto ardiente también. -Dijo Antonia-.

-       Bueno chicos, os tenemos que dejar. Muchas gracias por vuestra ayuda para encontrar a Yesica y Victoria y a ver si venís por Madrid -Dijo Susana-.

-       Sí, mi amor, a ver si venís por Madrid y echamos una buena tarde. -Dijo Yesica despidiéndose, lanzando un beso a la cámara-.

-       Lo estoy deseando. -Dijo Antonia-.

Susana cortó la videollamada y nos quedamos los tres en silencio.

-       ¡Joder, que bien os lo pasáis y yo más aburrida que una mona! -Dijo Antonia al rato-.

-       Será porque tú quieres. -Le dijo Mari Carmen, levantándose del sofá para sentarse sobre Antonia y comenzar a besarla-.

Me encantaba observar como jugaban entre ellas las dos mujeres que más quería y que más me gustaban. Las dejé hacer y empecé a sobarme el nabo.

-       Mari Carmen, tienes una mente muy pervertida. -Le dijo Antonia-.

-       ¿Te molesta?

-       En absoluto, creo que debe ser muy divertido vivir contigo.

-       Después de años acomplejada por mis tetas y reprimida he decidido dar rienda suelta a mi sexualidad. ¿Por qué no haces tú lo mismo?

-       Creo que lo voy a hacer.