El bufete de abogados (11 - 1p)

Pasaron varios días y Samanta no veía nada claro el asunto de su marido con Cloe, aquello no acabaría bien. Aquella noche volvió a hablar con él.

Cap. XI - 1ª parte -

Pasaron varios días y Samanta no veía nada claro el asunto de su marido con Cloe, aquello no acabaría bien. Aquella noche volvió a hablar con él.

SAMANTA: Víctor no crees que la broma de Cloe ya dura demasiado, háblale claramente y que se espabile, si tiene problemas mentales es su problema, esto nos va a afectar y no quiero que pase cariño.

VICTOR: Si no es ella quien se aburra no me dejara tranquilo, me seguirá agobiando en el trabajo y quiero poder dedicarme a mis casos con tranquilidad, de esta manera puedo trabajar tranquilo a cambio de estar un rato delante de ella cada tarde.

SAMANTA: Pero no te das cuenta que eso no es normal tío, que le den por culo. Al final acabarás cayendo.

VICTOR: No, no pienses eso por favor.

SAMANTA: ¿Y qué quieres que piense coño?, mi marido se está viendo cada tarde con una tía guapísima, joven y que se lo quiere follar, ¿te crees que soy gilipollas?, si sigues más tarde o más temprano acabarás cayendo que es lo que espera ella tonto.

Víctor la abrazó, ella se giró de espaldas enfadada, le besó el cuello y fue bajando la lengua por la espalda.

SAMANTA: ¿Qué haces?

Víctor no le dijo nada siguiendo su recorrido con la lengua pasándola entre las nalgas entreteniéndose en el agujero del culo, Samanta dio un pequeño gemido tapándose la cara con la almohada, abrió las piernas y subió un poco el culo para que su marido pudiera acabar de bajar la lengua y lamerle el coño, los gemidos se convirtieron en gritos ahogados contra la almohada. Cuando la tenía a punto de correrse le dio la vuelta, se metió en medio de sus piernas y le metió la polla en el coño dejándose caer encima de ella.

VICTOR: Solo te follo a ti, al amor de mi vida, entiendes.

Samanta solo podía pasarle la mano por la nuca para besarlo y sentir como la empotraba contra la cama, que gusto que le proporcionaba, le subía el orgasmo poco a poco con su marido moviéndose entre sus piernas con sus manos apretándole la espalda y el culo, se corrieron los dos a la vez mirándose a los ojos.

Una tarde volvió a ir con su marido al apartamento de Cloe, si no podía hacer que Víctor dejara de ir ella también quería estar presente, tenía que evitar que cayera en sus redes, sabía que Cloe no era de las mujeres que abandonasen sus ideas, si se había metido en la cabeza follarse a su marido lo iba a conseguir.

Allí estaban los dos otra vez sentados en los sillones con Cloe sentada en el suelo con la cabeza baja.

SAMANTA: Tú quieres que mi marido te folle y no vas a parar hasta conseguirlo, ¿verdad?

Cloe y Víctor la miraron a la vez sorprendidos por la pregunta.

SAMANTA: Contéstame pedazo de puta.

CLOE: No solo que me folle, que me domine, que me haga lo que quiera sin que yo pueda evitarlo, quiero abandonarme a él, confiar en él, sé que el placer que me va a dar es tan grande que vale la pena cualquier sacrificio.

Samanta se levantó y le plantó un guantazo en medio de la cara.

SAMANTA: Que puta eres, voy a venir cada día con él, lo verás pero no lo probarás hija de puta. ¿Por qué coño no te buscas a otra persona joder?

CLOE: Seguro que tú sabes la respuesta, es el mejor.

Samanta volvió a levantar la mano para darle otra ostia y Víctor se la agarró parándola.

VICTOR: Ya está bien Samanta por favor, tú no eres así.

Samanta miró a su marido a los ojos.

SAMANTA: ¿Yo no soy así?, que tengo que hacer, dejar que esta puta haga contigo lo que quiera, antes la mato.

VICTOR: Ya está bien por favor.

La agarró de la mano y se fueron. Aquella noche discutieron del asunto, Samanta le dijo que no iba a ir ningún día solo, que ella lo acompañaría y si hacía falta le iba a quitar la tontería a Cloe a ostias, Víctor viendo que estaba muy alterada no quiso contradecirla.

Al día siguiente la pasó a buscar por su casa antes de ir a ver a Cloe, Samanta salió con un vestido muy corto, con un escote que se le podía ver el canalillo y marcaba sus tetas de forma espectacular, estaba sexi como pocas veces la había visto, entró en el coche y miró a Víctor fijamente.

VICTOR: Te has puesto muy guapa hoy.

SAMANTA: ¿Te gusta cómo voy?

VICTOR: Estás preciosa.

Samanta miró para delante con una sonrisilla, quería demostrarle a su marido que lo que tenía en su casa no estaba por debajo de nadie tuviera la edad que tuviera. Llegaron al apartamento de Cloe, esta vez iba con una combinación negra de sujetador y tanga que quitaban el hipo y la bata transparente por encima, se había puesto un collar de cuero como el de los perros alrededor del cuello y a su lado cuando se sentó tenía una fusta para caballos forrada de cuero. Samanta y Víctor se sentaron, él sacó el móvil haciendo ver que se distraía con él, en realidad lo que no quería era que Samanta le viera mirando a Cloe como iba vestida.

Cloe levantó la mirada sonriendo.

CLOE: Hoy vas muy guapa y sexi.

SAMANTA: Es para que veas bien a quien se folla mi marido.

Le agarró a Víctor de la pierna haciendo que este se girara mirándola.

VICTOR: ¿Ehh?

SAMANTA: Que tú me follas a mí y a nadie más.

CLOE: No me extraña, eres una mujer muy atráctiva.

Samanta la miró levantando una ceja.

SAMANTA: ¿Qué pasa que a ti te gusta la carne y el pescado?

CLOE: Si quisieras te comía el coño ahora mismo.

Samanta se levantó como si la hubieran pinchado en el culo colocando la mano para abofetearla. Cloe levantó la cabeza provocándola.

VICTOR: Samanta por favor.

CLOE: Déjala, si se siente mejor pegándome que lo haga.

SAMANTA: Cállate puta.

Víctor le estiró de una mano y la hizo sentar de nuevo.

CLOE: Aunque me pegues seguiré teniendo ganas de comerte el coño. A ti también te gusta que te dominen ¿a qué sí?, te gusta sentir su fuerza cuando te folla, te gusta notar que te agarra fuerte y te sientes intimidada por ese cuerpo que debe tener debajo de la ropa, lo ves como un animal salvaje dejando ir sus instintos y te corres perdiendo la cabeza.

Samanta pensaba en silencio sorprendida de como coño podía saber aquella tía cosas tan intimas.

SAMANTA: Cállate o te voy a ostiar hasta reventarte cabrona.

CLOE: Así, de momento comerte el coño nada ¿no?

Samanta miró a Víctor que estaba tan sorprendido de la conversación como ella.

SAMANTA: No puedo con esta tía, de verdad que la mato.

VICTOR: Vale ya Samanta, no le hables, pasa de ella, estamos un rato más y nos vamos.

Samanta cada día que salía de aquel apartamento salía más cabreada, se daba cuenta que Cloe era quien marcaba los tiempos, los estaba llevando por donde ella quería, y eso no le gustaba nada.

SAMANTA: Víctor acaba con esto, por favor te lo pido, busca una solución porque no vamos a acabar bien.

VICTOR: Lo estoy pensando cariño, busco la manera de hacerlo pero que sea definitiva.

Llegaron a su casa y Víctor entró detrás de Samanta por la puerta del garaje, la miraba por la espalda como se le movía la faldita del vestido, se acercó rápido a ella y la agarró por la cintura levantándola del suelo, Samanta gritó del susto, la llevó en volandas hasta la mesa del comedor y la estiró encima levantándole el vestido, le metió la mano entre las piernas tocándole el coño por encima de las bragas, se inclinó y la besó con lengua.

VICTOR: Cariño cuando te vistes así me pones a cien.

SAMANTA: Amor que tengo que ir a buscar a los niños.

VICTOR: Primero acabemos algo que tenemos pendiente.

Le apartó las bragas y le acarició en medio del coño don dos dedos, Samanta notó el contacto y miró para el techo cerrando los ojos gimiendo, cuando él la tocaba así perdía la cabeza, la hija de puta de Cloe lo sabía, parecía conocer las sensaciones que tenía ella cuando estaba con su marido, y lo peor es que ella estaba loca por tenerlas también, no podía permitirlo. Víctor le había quitado las bragas y le estaba lamiendo el chichi como a ella le gustaba, como él sabía que la hacía gritar de gusto, estaba a punto de correrse que él le abrió las piernas, se sacó la polla tiesa y la penetró de un golpe moviendo la mesa, le sujetó las piernas con sus fuertes manos bien abiertas y la penetraba sin tregua. Samanta estaba totalmente entregada con el coño chorreando de la excitación, Víctor soplaba y gemía follando a un buen ritmo sabiendo que les iba a llevar a correrse a los dos, dio unos cuantos fuertes golpes de caderas y empezó a gruñir corriéndose, Samanta notó el primer lechazo en su interior y se dejó ir con un fuerte orgasmo, sí, la cabrona de Cloe tenía razón, le gustaba sentirse sujeta por su marido, sentir su fuerza y sus corridas dentro de ella, pero Víctor era solo de ella y haría cualquier cosa para que así siguiera siendo.

Se dieron una ducha rápida y fueron los dos a buscar a sus hijos. Por la noche Samanta le hablaba a su marido de las cosas del día y notó que estaba más cayado que de costumbre, algo le rondaba la cabeza.

SAMANTA: ¿Te pasa algo?, estás muy callado.

Víctor la miró fijamente como no atreviéndose a decírselo.

SAMANTA: Vamos cariño, que nos conocemos mucho, dime que te pasa.

VICTOR: Que le estoy dando vueltas a lo que te ha dicho Cloe.

SAMANTA: Ya está esa otra vez en medio de nuestras vidas, ¿y qué es lo que ha dicho?

Víctor dudo un momento.

VICTOR: Que te lo comería.

SAMANTA: ¿Y..?, ah no, ya sé lo que estás pensando, de eso nada tío.

Se levantó del sofá nerviosa.

SAMANTA: ¿De verdad no te importaría que esa tía metiera su boca en mi…?, no me jodas Víctor, esto sí que no me lo esperaba.

Se fue mosqueada a su habitación, Víctor le dio un poco de tiempo para que se calmase y subió, se preparó y se metió en la cama con ella abrazándola por detrás.

SAMANTA: ¿Qué te pasa?, estás cambiando, ¿no te das cuenta?, nunca se te hubiera ocurrido decirme algo así.

Víctor no quiso entrar en discusión y no le contestó. Pensó en lo que le había dicho su mujer, no era consciente de ningún cambio en él, tal vez estar con Cloe le afectaba en algo, no lo creía, que se le estaba despertando cierto interés en aspectos diferentes del sexo podría ser. Tenía claro que a Cloe no la tocaría, no había estado ni tonteando con ninguna mujer desde que conoció a Samanta, nunca le hizo falta, valoraba mucho lo que tenía en su casa, con Cloe no sería una excepción, se alegraba la vista con ella de la manera que vestía pero eso no le haría perder la cabeza y tener la necesidad de follársela, como mucho luego tendría más ganas de estar con Samanta.

Se volvió a poner guapa para ir a ver a Cloe, no quería bajar el nivel ni que ella pensara que le tenía miedo. Sin darse cuenta estaba haciéndole el juego igual que Víctor. Cloe seguía poniéndose lo más provocativa que podía, ese día además llevaba una correa sujeta al collar. Víctor le había pedido a Samanta que no le hablara a Cloe, que no le diera pie para contestarle, pero no se pudo aguantar.

SAMANTA: Y esa correa que te has dejado puesta es para que te saquen a mear guarra.

CLOE: No, es para que me la cojas tú y me obligues a comerte el coño.

SAMANTA: ¡Ja!, ya te gustaría cerda.

CLOE: Me muero de ganas.

Cloe apoyó una mano en el suelo y arrastró el culo acercándose a donde estaba sentada Samanta, vio que se le acercaba y se puso nerviosa, intentó que no se le notara.

SAMANTA: ¿Qué estás haciendo?

Cloe no le contestó y apoyo su cabeza en las rodillas de Samanta que miraba a Víctor alucinada. El se encogía de hombros.

Estuvieron un rato en esa posición, Samanta no sabía si apartarle la cabeza o no. Cloe le dio un beso en una rodilla, se le abrieron los ojos de la sorpresa, volvió a mirar a Víctor que le devolvió la mirada con una sonrisilla, entendió que él estaba esperando que se dejara hacer, pensaba que debía ser muy morboso para su marido ver como una tía le comía el chichi pero por otro lado no se podía creer que a él no le importara.

Cuando reaccionó Cloe le estaba besando un muslo, se tensó, le vino a la cabeza que sobre todo de joven una de sus fantasías había sido probar de acostarse con una chica, saber cómo lo debían de hacer, pero nunca se atrevió a llevarlo a la práctica. Cloe seguía subiendo su boca y lengua por los muslos de Samanta, si no le había dicho nada ni apartado la cabeza hasta ese momento Cloe sabía que tenía muchas posibilidades de acabar haciendo lo que tenía en mente. Le agarró suavemente las rodillas y se las apartó, Samanta estaba como abducida del momento y se dejó hacer agarrándose a una pierna de Víctor que estaba con los ojos muy abiertos para no perderse detalle. Víctor le acarició el pelo y la besó con pasión, ella lo interpretó que era para que se dejara, en ese momento Cloe le besaba por debajo de la falda encima de las bragas y le hizo dar un suspiro, se estaba calentando y le costaba de entenderlo, cuando se dio cuenta le estaba bajando las bragas y le había pegado el primer lametazo en medio del coño sacándole un gemido, movió su mano de la pierna de Víctor y le agarró la polla, la tenía tiesa de la excitación comprobando que su marido estaba deseando de que lo hiciera, se dejó hacer.

Cloe estiró de ella para sacarle el culo hasta la punta del sillón con las piernas abiertas y poder mover su lengua por el coño de Samanta, Víctor le besaba el cuello y ella le agarraba la polla pajeándolo por encima del pantalón con los ojos cerrados. Desde luego aquella hijaputa sabía mover la lengua, no podía parar de gemir, Víctor le acariciaba las tetas y entre los dos la estaban poniendo ardiendo, su marido se desabrochó el pantalón y Samanta metió la mano por dentro cogiéndole la polla siguiendo con su paja, podía notar el liquido pre seminal de lo excitado que estaba, Cloe ya le estaba trabajando el clítoris con maestría, involuntariamente levantaba el culo del sillón del gusto, su marido seguía apretándole las tetas y besándole el cuello, la cara y los labios, su mano aceleraba la paja haciendo gemir a Víctor. De pronto notó que el orgasmo se apoderaba de ella y soltó un grito de placer antes de empezar a correrse, Cloe le pasaba la lengua con más energía por el coño y Víctor le gemía en el oído de gusto, aceleró la paja y su marido se corrió con ella, el chocho y la mano los tenía mojados de flujo y semen por la corrida.

Cloe se apartó, Samanta se relajó, abrió por primera vez los ojos desde que empezara todo y se levantó con prisas, se puso las bragas y salió corriendo del apartamento avergonzada, se había dejado llevar por aquella tía que odiaba, por su marido que estaba deseando que pasara, en ese momento se sentía mal, se sentía sucia. Corrió hasta el coche y se dio cuenta que las llaves las tenía Víctor, salió caminando por la calle. Víctor que había salido detrás de ella se metió en el coche parando a su lado que ya había recorrido como cincuenta metros, le abrió la puerta desde dentro y Samanta subió, lo miró cabreada.

SAMANTA: No puede ser, no debió pasar y lo sabes.

Víctor intentaba calmarla.

VICTOR: Ha pasado y ya está, tómatelo como una experiencia.

SAMANTA: ¿Una experiencia?, que huevos tienes, ¿qué te pasa tío?, estabas deseando que pasara, te tiene controlado, nos tiene controlados, hace con nosotros lo que le da la gana y tú feliz.

VICTOR: No te voy a negar que ha sido excitante, puede que nos vaya bien para la relación alguna novedad.

SAMANTA: No Víctor no, no nos va a ir bien, ya nos iba bien sin estás mierdas, esto no se va a repetir.

Víctor la veía muy nerviosa y no le dijo nada más, llegaron en silencio a su casa y Samanta se metió en la ducha, necesitaba enjabonarse, sentirse limpia otra vez.

Cloe después de masturbarse con el consolador y correrse todavía con el sabor del coño de Samanta en su boca se sentía orgullosa, se duchaba riendo de lo que había pasado, no pensó que le costara tan poco comerle el coño a la mujer de su amo, sus planes iban por donde tenían que ir y estaba contenta.