El buen vecino
Un vecino como tantos o quizás no....
EL BUEN VECINO
Había venido a visitarme mi primo Axel. Era un año menor que yo. Vivía con sus padres en una localidad grande pero no llegaba a ser ciudad. Era un muchacho inocente, al menos eso parecía, tan avispado como mis amigos de aquí, o sea, la ciudad. Porque nosotros vivíamos en la ciudad.
Habíamos recorrido bares y plazas en los días que llevaba aquí. Tenía buen carácter y buen humor. No era de hablar mucho, pero a veces yo hablaba por los dos.
__¿Tu siempre haces lo que te da la gana?__ preguntó una noche antes de dormirnos.
__¡Casi!__ conteste
__¡A veces tengo ganas de algunas cosas!
__¡Pero! ¿Qué cosas primo?__ pregunté interesado, en verdad con curiosidad
__¡Bueno… no sé como lo veras!
__¡Pero anda y dilo que no creo que me asombre, tu sabes que soy atrevido!!
__¡Es que tengo sueños!!__ dijo Axel
__¡Aha, sueños húmedos, eróticos, calientes!!
__¡Si eso sí!...
__¿Y?__ pregunté ansioso
__¡Sueño con tener…!__ dudaba
__¿Qué hombre?
__¡Bueno, sueño con tener una gran verga en mis manos!!__ se puso rojo como un tomate
__¡Epaaaa!¡¡Pillo putón que eres primo, sin ofender!!
__¡Ves!__ se quejó el enseguida
__¡No, no… lo digo bien, así que en definitiva quieres a un macho que te haga bien el orto, bah!!
__¡Sí lo dices así!
__¡Es que así suena!...yo creo poder ayudarte y de paso…
__¿De paso qué?
__Nada, mira….es que tengo un vecino, que me tiene loco y nunca me he animado…contigo creo que me animare…es buena onda y me parece que le va lo que sea con el sexo..__ hablamos y deliramos un buen rato antes de dormirnos agotados y calientes. Lo masturbé un buen rato y el hizo lo mismo conmigo. Nos sacamos un poco la leche, y nos quedamos dormidos. Pero teníamos mucha mas leche para dar.
Nuestra juventud era una revolución hormonal tremenda.
Milton era un macho sabroso. Alto como una puerta, tal vez andaba por los 1.80 mts., cutis moreno casi rayando con lo negro. Ojos grandes y marrones. Brazos fuertes y un pecho ancho que podía cobijar a cualquiera allí.
Yo sabía que era personal trainer, de mucha gente. Varones y mujeres. Tenía una buena clientela. A muchos los atendía en su propia casa. Vivía allí con Zulema su esposa que era abogada y muy linda. Pero hacía un par de días que no se veía.
Era fin de semana. Me puse a vigilar porque sabía que generalmente corría por la tarde.
De repente lo vi. Con un short suelto y grande, su musculosa bañada en sudor. Paso rápido y se detuvo en la puerta de su casa. Tomo aire. Abrió y entró.
Espere un rato nervioso y caliente cada vez más, mi primo lo único que hacía era preguntar por Milton. Estaba ansioso como niña.
Parece que de tanto desearlo se produjo el milagro. Mi celular sonó y leí el mensaje que decía si podía ir hasta su casa para encargarme algo. Sonreí. Alzado por demás. Me acerque a mi primo Axel y le dijo que íbamos a lo del vecino, que me siguiera.
Como perro mi primo salió detrás de mi. Toqué el portero. Milton del otro lado me dijo que pasara. Entramos, yo conocía su casa. Fuimos donde estaba. Una especie de gimnasio muy cómodo y cálido, que había armado en una especie de sala.
__¡Hola Milton!__ salude
__¡Como estas Braian!
__¡El es Axel, mi primo!__ lo presenté
__¡Hola Axel encantado!!__ dijo el siguiendo con sus ejercicios. Mientras seguía en su metie me encargo unos recados para el otro día. Luego de sus ejercicios nos invitó a tomar algo. Vi la cara de Axel cuando aquel gigante nubio se puso en pie para buscar los tragos, se le caía la baba al muy marica.
Tomábamos lo que nos sirvió y a nosotros nos brillaban los ojos, perdidos, ardidos, se veía como un macho tan esplendido
Hablando de cosas, nos cuenta que su mujer no está, que ha viajado. Nuestra sonrisa se hizo de oreja a oreja. Estaba necesitado, lo sabíamos claramente, pensamos Axel y yo, perversos y alzados.
Estábamos algo mareados y beodos, los tres. Nos reíamos de cualquier broma por más tonta que fuera.
Así es que decidí mandarme a fondo y que saliera como saliera. El cuerpo de Milton nos sobrecogía, acunando los deseos mas enfermos.
__¡Milton estuve hablando con mi primo y el tiene un pequeño como decir, tiene un problema…!__ dije caliente
__¿De qué tipo?¿podré ayudarlo?__ contestó Milton
__¡Yo creo que sí… bueno el cree que su cuerpo es defectuoso!
__¿Como?¡Y porque dices eso Axel?
__¡Bueno no se´!!__ balbuceó sorprendido y cachondo mi primo
__¡Muéstrale, vamos, no seas tonto__ dije yo quitando su remera blanca y luego su short y luego sus calzones bóxer.
__¡Oh, bueno, bueno, no veo nada de malo!__ se expresó Milton con un brillo en sus ojos
__¡Le digo lo mismo, muéstrale tu cuerpo para comparar que no es tan malo!!__ dije con mis mejillas rojas mientras observaba que la verga de Axel cabeceaba por levantarse.
Milton sonrió y se puso de pie, tal vez ayudado por la bebida se quitó todo en un minuto mostrándonos su hermosa víbora. Gruesa, también buscando ponerse dura. Axel no pudo aguantar y se acercó a aquel hermoso macho moreno, se puso de rodillas y acarició la vara que enseguida se levanto.
__¿Qué haces muchacho? oh, no, no, no lo hagas, ahhhhh!!__ balbuceaba el caliente Milton. Aproveche y me acerqué a su pecho, lo acaricié y empecé a lamer las tetillas gordas y duras que me ofrecía aquel hombre caliente como nosotros.
__¡Ahhh, chicos, chicos, ahhh!!__ gemía el macho Milton, Axel se había aferrado a aquella poderosa poronga. La masajeaba y la chupaba como caramelo. Besaba los huevos de toro de aquel semental de pie, parecía un gigante jugando con don pequeños insectos que veníamos a ser nosotros., yo también agarré aquella herramienta, la acaricié con mis dedos, y estaba dura como fierro.
Los muslos de aquel hombre eran rocosos, fuertes, anchos, parecía un gladiador. Mi lengua y mi boca se comían aquella frutillas sabrosas, riquísimas.
Primo Axel se atragantaba con el mástil, lo llenaba de saliva. Le daba besitos a la ciruela brillante. Lo tragaba, lo metía y lo sacaba de su hambrienta boca, para luego pasar a los gordos globos que tenía aquel hermoso macho.
Milton cada vez gritaba un poco más. Gozaba como un trastornado. Acariciaba la cabeza de Axel que estaba cumpliendo sus deseos mas íntimos.
Mis manos recorrían aquel duro cuerpo, fibroso. El vientre era plano y lleno de músculos sobresaliendo, perfectos, pura vitalidad. Me fui quitando la ropa mientras acariciaba a aquel Apolo bellísimo. Mis dedos recorrían la carne. Los suspiros de Milton atronaban el lugar.
La boca insaciable de mi primo devoraba la manija grande y dura. Se regodeaba tragando el sable, sus labios chorreaban saliva espesa y gruesa, se ahogaba cuando mandaba todo el bocado hasta el fondo, pero eso lo encendía mucho mas y arrancaba gritos del gigante nubio.
Me coloqué entonces detrás de Milton y empecé a besar sus nalgas graníticas, redondas, muy bien torneadas. El se sacudió hacia atrás, gozando de mis caricias bucales. Mordisquee sus glúteos y el aceleró sus respiraciones agitadas, sus lamentos. Sus contorsiones. Abrí los mundos y me interné sin sobresaltos en su agujero prieto, destilando saliva a chorros, ablandando el lugar y arrancando de su garganta gruñidos de oso. Mi lengua jugueteó infernal mientras amasaba mi verga parada y por demás inflada. Mis jugos iban penetrando en aquel ojete, y el macho resoplaba gentil y amanerado.
__¡Ahhh demonios, son unos demonios ustedes están ahhh por hacerme ohhh, si si si!!__ gritaba muy emputecido aquel gigante, que se retorcía sosteniendo el sable en las fauces de mi primo Axel que era un tragasables maravilloso. Las estocadas se volvieron furiosas, salvajes, a un ritmo descomunal mientras mi lengua ardiente se hundía en su culo cada vez mas abierto y dilatado, yo había dejado de jugar con mi pija y mis dedos se clavaban deseosos en mi propio ojete.
Entonces el macho caliente levanto a Axel y lo llevó a su boca, chocaban sus vergas, la gigante de el y la otra mas pequeña pero igualmente dura. Se bamboleaban las dos.
Corrí mi cuerpo, arrastre mis rodillas y lleve a mi boca el chupetín moreno y morcillón.
La metí al fondo, sentí el latir de aquel hermoso semental, mis dedos se corrieron hasta dentro de su culo, lo tenía bien agarrado, mientras el y mi primo se desgranaban en besos profundos y salobres. Sentía que me llenaría la boca de un momento a otro.
Pero el no quería eso, me corrió, sacando el chupete de la boca. Se coloco de rodillas, me abrazo del cuello y nos fuimos corriendo hasta la colchoneta.
Nos tiramos en ella, los cuerpos entrelazados. De pronto el abrió las nalgas de Axel y fue a comerle el ojete. Los gritos de Axel eran impresionantes. Nunca lo había oído así. Su calentura era terrible, tanta, calentura que empezó a acabar casi sin tocarse.
Desparramó su simiente por todos lados, eso no importo, porque Milton no aflojo en su chupada. La lengua se hundía en el ojete de primo que bufaba como caballo salvaje.
Al momento lo dejó, sacó la lengua del furibundo agujero, se coloco detrás de Axel. Hurgo con su machete tremendo. La cola de mi primo se tensó preparándose para el embate feroz.
El macho mordió la nuca, chupo las orejas en tanto intentaba penetrar al efebo. Axel se movía intentando que la poronga lo traspasara de una buena vez su calentura no disminuía, como tampoco la mía, ni la de Milton que bufaba como potro salvaje.
__¡Ahhh si papito métemela de una vez, mi culo te está esperando, anda, no seas malo, ahhh!!!__ gemía mi primo cada vez mas ardiente.
__¡Que preciosura eres cariño!!__ contestaba el macho.
Yo muy caliente también me puse de pie, y poniéndome sobre la espalda de mi primo, pero sin tocarlo, ofrecía mi ojete dilatado ya , a aquel macho caliente y febril. El no lo dudo y metió su lengua en mi agujero, que babeaba de placer.
Por fin, el grito de Axel, me aviso que lo habían penetrado a fondo.
Fue un aullido de locura y lujuria rebotando en todas las paredes de la casa.
__¡Ohhh si entró toda papito, ohh si así que buena verga tienes, me partes en dos, ohhh, es increíble el placer, sigue, no te detengas, ahh, ay, ay, ahhh!!!__ gemía cada vez mas emputecido el guarro de mi primo, en tanto el macho me abría el culo con su lengua, lo llenaba de saliva, escupía en el metiendo y sacando un dedo. Me cogía de una manera sensual, mi verga era masajeaba de vez en cuando por el y de tanto en tanto lamía mis bolas gordas y rosadas.
Milton bombeaba a Axel, en las profundidades de su túnel hinchado y magnifico. El sueño de mi primo se cumplía con creces, estaba siendo taladrado por un macho de lo mejor. Las manos de Milton abrían mis nalgas y su legua bífida se perdía en mis entrañas, era un molusco gigante, tan gigante como su moreno cuerpo, tensado y musculoso, fibroso.
Así como estaba, el gigante se puso de pie, sacando su espada del orto de mi primo, me la clavo sin mas, en mi ojete, hundiendo la daga al fondo. Empezó a aferrarse de mis caderas y a bombear como loco, como salvaje, gruñendo y bufando. Un semental hereje y magnánimo a la vez.
__¡Ahhh por fin puedo coger tu culito Braian, hace tanto lo deseo!!!__ se confesó el gigante nubio
__¡Oh de veras papi, ay, ay, no haberlo sabido antes ahhhhh!!!__ decía yo mientras mi primo se prendía a mi pija con furia y ansias de tomar leche.
Milton me ponía su vergota y la sacaba jugando conmigo y con su propio placer de gallo dueño del gallinero y nosotros cacareábamos a su alrededor, Axel presionaba mis bolas sacando hasta la última gota de mi leche, tragando, sin reparos, bebiéndola toda y dejando mi verga flácida y decaída.
Luego Axel, mientras el macho de Milton me sodomizaba de forma salvaje y esplendida me besaba, metiendo su lengua las profundidades del infierno.
Nuestro macho apuraba sus embestidas, gritaba con mas fuerza cada vez, su sexo viril se inflamaba cada vez mas y yo sentía mi agujero desgarrándose de forma exagerada. Gozaba como puta. Éramos sus putas y nos encantaba con Axel, mi primo, que se había colocado detrás del macho y jugaba con sus deditos en el anillo caliente de nuestro macho.
El se sacudía profiriendo todo tipo de palabrotas, Axel le acariciaba los cojones, y eso hacía que Milton se retorciera de placer a cada instante.
Antes de soltar su leche, sacó el pistón de mi ojete abierto, se colocó en medio de nuestras bocas y nos regó con su esperma salobre y pegajoso, abundante y riquísimo, que nosotros tragamos, como buenas perras hambrientas y golosas. Luego de beber hasta el infinito aquel néctar limpiamos su garrote endurecido y hermoso. Sabroso. En tanto Milton, nuestro macho nos acariciaba los cabellos.-