El buen hijo Cap. VII
El masculino
Amaneció con lluvia y viento, propios del Otoño, desde luego que el dia invitaba a quedarse en casa, luego de asearse caminó hacia el cuarto de su hijo, sabiendo que le tocaba el ultimo modo por descubrir.
Realmente lo había pasado bien, con todas ellas, quizás la del dia anterior la turbaba un poco mas, pues había estado su amiga del alma en escena y no sabia muy bien que intenciones tendria ella a partir de ahora.
- Elias, le susurró al oído tocándole en el hombro, no hubo respuesta, un par de llamadas mas y nada, un sueño profundo no lo hacia reaccionar.
Le dejaré dormir un poco mas pensó, pero al instante que ella tiene el poder, ella manda y eso le gustaba cada vez mas, así que sin pensárselo dos veces, tiro de la manta en toda su extensión
Elias lucia desnudo, plácidamente dormido y con una palpitante erección, ¿quizás soñaba con lo ocurrido?, su madre lo agarró por el muslo, varias caricias hacia arriba, sus ojos sin embargo miraba hacia abajo, embelesada, fue inclinándose mas y un poco mas. En una sincronía lenta su mano tomo el miembro y lo llveo a su boca, que lo recibió con devoción, lo chupaba muy suave, adentro, afuera, lo manoseaba, lo acariciaba, lo…
Sintió como una mano firme la agarraba del pelo y empujaba, abajo, mas abajo, mas profundo, casi se atraganta sin poder soltar su cabello de la mano que su hijo indicaba donde estar.
Intuyendo como parar, comenzó a acariciar sus testículos que al igual que el resto de su cuerpo depilados, los acariciaba suave muy suave casi rozando, de inmediato el empuje de la mano, cesó.
La respiración se hizo mas agitada, ella se incorporó y sin dejar de regalare una masturbación maternal, lo miró y pronunció la nueva clave.
“homo diligere matrem suam”… La respiración de Eias pareció detenerse, pero fue solo un momento, Amparo lo miraba curiosa pero sin dejar de mover su mano, poco a poco Elias abrió los ojos, la miró y exclamó
- Buenos días guapa, que bonito despertar, túmbate a mi lado, ven (le mandaba besitos volados)
Amparo consideró graciosa la situación y se tumbo a su lado, quedando bajo el hombro de su hijo miraba perdidamente al techo, notando como el, se giraba hacia ella y con su mano todavía algo pueril, la tocaba y acariciaba primero por su barriga en suaves círculos, luego por su bajo pecho, para seguir con la aureola de su pezones que en ese momento, gritaban de placer.
Amparo se sentía cómoda y nuevamente excitada, protegida, abrazada, sentía el calor varonil en su espalda y como su hombrecito cada vez se colocaba mas ella, quedando los dos mirando en el mismo sentido, hacia una ventana llena de lágrimas que con aire frio, detenían el tiempo
Amparo cerró los ojos iba a decirle lo mucho que era feliz, cuando noto la primera embestida, a la que siguió otra y otra, quería reprenderlo pero en la tercera, lo consiguió, el pene de su hijo, hinchado y fuerte la penetró, en un vaivén continuo, Amparo quería hablar, quería parar pero cada esfuerzo por vocalizar, se tornaba en un pestañeo cada vez más lento, cada vez más débil, notaba como se movía todo su cuerpo, sus carnes adultas, sus pechos un día lactantes se balanceaban salidos de su atadura, su cuello cedió y se dejo vencer en la almohada, sus labios abiertos, recibieron sin reproche la polla que antes ayudó a despertar, la saboreaba, la besaba, succionaba, ya notaba el primer calostro, cuando empujando hacia atrás a su hijo y totalmente desatada, le dijo, - entra en mi,…ahora
Solo basto una vez para que el se la follara en toda la extensión de la palabra, unos pocos movimiento mas y pudo sentir dentro de si toda la leche caliente, espesa y directa de su hijo.
Ya no había pudor, gimió y gimió por tantos años de soledad, lo miraba con ternura y lo acariciaba, fue a besarlo cuando Elias exclamó bastante alto…
- Bueno, que? No se desayuna? Me voy a duchar mama, mira ver rápido que voy a salir
- Eh!, ¿A dónde vas a ir con el día que hace?
- Que le pasa? Esta perfecto, llegaré tarde, venga venga
Amparo fue a la cocina, con el impulso que le dio al recibir un chachete en su trasero, pero mientras preparaba el desayuno se dio cuenta, ¿como puedo quedar desarmada y hacer lo que le decía su hijo? ¿y como es que estaba ella cocinando cuando debiera ser el? Al fin y al cabo quería un hombre que la complaciera no al revés
Elias entró y apenas tomo un poco de zumo, saliendo por la puerta, le gritó “te he cogido algo de dinero de la cartera, hasta luego”
Ella se quedó sentada sin saber que decir, como podía haber cambiado tan pronto de actitud, le había hecho el amor tan dulcemente y de repente,…sintió que era un egoísta, lo típico de un hombre a lo suyo y ya está.
Recogió un poco la casa y se sentó en el sofá , a ver pasar el día, un poco de tele, algo de lectura, varias veces lo llamó al móvil pero sin contestación alguna.
El dia se hizo eterno, rechazó unas cuantas llamadas de su amiga, seguro que quisiera visitarla pero no era el momento ni el lugar, Amparo lo tenía claro, si esto era lo de ser masculino lo desactivaba nada mas llegar
La noche llegó y con ella, Elias entró por la puerta encontrando a su madre, vencida en el sofá, estaba semi recostada, en bata, la cual entreabierta, daba libertad plena a uno de sus pechos.
Elias desde la puerta del salón, se fue quitando la ropa, primero la camisa, luego el pantalón, un poco mareado los zapatos, agitadamente y envalentonado por el alcohol, se acerco a su madre, mirándola como una hembra, se sentó delante de su cintura, en el espacio justo para tomar la mano dormida de su madre y posarla sobre su polla, le acariciaba una teta, comenzó a besarla en el cuello. – mmm, que buenas estas,…
Amparo se despertó sobresaltada, - que!, Elias, que pasa,…estas bien?...que haces?..estate quieto
- Elias le quitaba la ropa, cada movimiento de ella era una oportunidad para aflojarle mas la bata, forzar las magas hacia atrás y dejar los brazos de su madre inmovilizados con su propia vestimenta.
- Hoy vas a saber lo que es un polvo, Eias se colocó y sin mas preámbulo, metió su polla con cierta dificultad en la vagina de su madre, que forzaba por impedirlo
- Que te estés quieto, que te lo ordeno, esta…qu….
- Elias lo consiguió una y otra vez la penetró, sus aliento áspero y su olor sudoroso se introducía en ella, que no lo podía soportar, se sentía ultrajada, engañada, nada que ver con el despertar del dia
Elias acabo dentro de su madre, y se apartó, se puso de pie, la miró fijamente y le dijo – bueno que? Límpiala
- Que te has creído, imbécil, apártate de mi vista o…
- O qué, estamos aquí, y tu estas para darme placer y yo para acompañarte, ¿no?, pues dame placer
Amparo no contestó lo miraba con furia en los ojos, y pensaba que si y que no, que placer y compañía solo para ella, recordó su propio juramento, de tener a un hombre era a sus pies y no al revés
- Venga, insistía con valentía Elías límpiala
Amparo se repuso, se recoloco su bata, y sin hacer ningún movimiento, miró a su hijo que con los brazos cruzados, la miraba triunfante
- Elías te voy a decir una cosa, no solo no la voy a limpiar sino que lo hará tu mismo, pero además, se me ocurre que quiero que me limpies los pies y que sea con tu lengua
Elías rompió a reír, - que yo soy el hombre tía que no te enteras. - No me llames tía interpeló su madre. - Que no, que venga ya, que se que te ha gustado y rápido que tengo ganas de com….
- OBEDECE, OBEDECE…ME, sentenció su madre mirándolo a los ojos
Elias paró y, quedando enfrentado a los ojos de su madre, siguió repitiendo cada mas flojo, cada vez con menos fuerza ”…te ha gustado y ráp..ido que te..ng..o ganas de com… com… comerte…”
- ¿De comerme? Estas bien cariño (Amparo sonrió, nueva victoria)
Si,..si, tengo ganas de …comerte…
- ¿Los pies, quizás? Los tengo tan cansado amor, ¿mmmm?
Su tono mimoso era demasiado para su mente, sus adoctrinamiento del internado tomo el control, se dejó caer y arrodillado gateando se acercó a los pies de su madre que ahora en dulce tono le hablaba (tienes que ser bueno cariño y obedecerme en todo)
Elias escuchaba y asimilaba, su lengua pasaba fugazmente por cada dedo de los pies de su amada madre, para luego pasar al talón y lengüetear toda la planta, una y otra vez repetía la operación
Su madre como quien acaricia a su perrito pasaba la mano por su cabeza en signo de aprobación.
Cuando se sintió satisfecha lo apartó, se levantó y fue a ducharse, mientras Elias, permanecía, arrodillado esperando la indicación de que hacer. Amparo desde la puerta lo miró y le indicó – Ahora ve a dormir a la cama, obedece
- Elias fue y se acostó, quedando dormido al instante (su madre se acercó y lo desactivo)