El buen hijo Cap. IV
La Fémina. Amparo comienza a probar el tipo de hijo que le gustaría
CAPITULO IV
LA FEMINA
Elias, despierta, (el seguía respirando profundamente, solo un grito seco lo despertó), perdona mama, voy a ducharme.
- Si, será lo mejor, después del espectáculo que me has dado, ¿te parece bonito?, cochino, ¿para eso querías un masaje?, quítate de mi vista
- Perdona mama, pero si tu… (su rostro colorado daba muestras inequívocas de vergüenza y humillación)
- ¿Encima me contestas? Quizás debería darte unos buenos azotes para que me obedezcas
- Perdóname, voy ducharme
Milagros volvió a su cuarto y releyó la carta, ¿puede ser cierto lo que dice en ella? Se convenció de que si, todo encajaba, aquellas amigas… Estaba nerviosa, no solo tenia a su hijo para que la acompañara, es que podía ser su mejor juguete y como le enseñó su madre, no importa los medios, importa el fin.
Después de mucho sopesar, lo tuvo claro, quería probarlo todo, asi que empezaría por el primero, quería tener una hija, y como era su secreto implicaría tenerla para ella sola, tanto en lo personal como en lo sexual, al fin y al cabo tendría una amiga y un amante con lo mejor de los dos lados. A estas alturas de la vida no se sentía con remilgos de probar nada, de hecho alguna vez con su amiga Vero, habían hecho algún baile atrevido cuando como lobas salían en busca de presa, les atraía mas mostrarse que mostrar, aunque alguna vez esos besos entre ellas llegaron a algo mas, sobre todo por Vero. Ella mas de una vez dejo que le metiera mano, quizás por eso era soltera, era algo que no le disgustaba, pero no le dejaba llegar a mas.
Elias salió nuevamente de la ducha, envuelto en una toalla, y en voz baja casi como pidiendo perdón, se acercó a la puerta de la habitación y llamó. Ya estás aquí, bueno me dijiste que no te importaba vestirte con muda mia y como se ha hecho tarde, algo tendré que darte, ¿contento?
La cara de Elias se iluminó una sonrisa que parecía brotar de sus labios, Milagros se dio cuenta y un escalofrío recorrió sus hombros, (parece que le gusta, pensó, como dice la carta), con ciertas dudas pero recordando sus noches de soledad y su vida solitaria, se autoafirmó en intentar lo que le indica el internado y totalmente convencida finalmente comenzó el juego.
Ven cariño (le hablo con extrema dulzura) dame la mano, vamos a tu cuarto, creo que podré dejarte algo
Elias tomo la mano de su madre, y aunque no le llega a la altura de sus hombros, intentó llevar un paso acompasado por toda la galería, mientras su madre iba relatando lo contenta que estaba de tenerlo junto a ella, el se abrazaba mas a su cadera a cada paso, y una ligera erección se produjo en su cuerpo lampiño y aniñado.
Bien cariño, en el ultimo cajón ábrelo, tu madre ya esta mayor para agacharse, puedes tomar esas braguitas blancas que tengo guardadas, o aquellas otras, todas son de una estudiante que aloje un verano en casa y no se las llevó.
Mama, me encanta, pero ¿puedo estas?, buscando escogió unas rosas, con un lacito al frente. Estas me encantan mami, y pegan con el dormitorio
- Elias se trata de vestirte, no de que pegue con la habitación
- Tienes razón, pues la que quieras
Milagros se decidió a probar, con picara mirada y mordiéndose un labio, pensó y exclamó
- Pero bueno como te hace tanta ilusión, póntelas, es increíble te quedan muy bien, seguro que si te pongo el resto de la ropa te queda perfecta
- Bueno era solo la muda, mama
- ¿Sólo?..bueno…escúchame cariño y si jugamos a algo, ¿quieres?
- Ahora no, prefiero recoger el baño ya que…(AS PLAY MIRROR, exclamó su madre)…su cara cambio, pareció un ligero mareo, pero fugaz y entonces dijo…pero… es mejor jugar, me encanta jugar y yo se me uno
- ¿Si amor? ¿Cuál, a que quieres jugar?
- Y si nos disfrazamos
¡Una fiesta de disfraces!, Milagros notó un roce en su sujetador, sus pezones se hincharon un poco, se movió un poco en el sillón del dormitorio y cambio de posición sus piernas, (¡funcionaba!).
- Bueno, yo hace mucho que ya no juego a eso, además no tengo ropa y no tengo nada para ti
- ¿Cómo que no, mama? Me podría vestir de niña, si quieres podemos jugar a eso a ver que tal y puedo estar todo el día como una niña y actuar como ella, luego tu me dices si lo he hecho bien y me das un premio, ¿si, por favor,…por favor?
Otra erección prominente se hizo evidente en sus braguitas, las cuales quedaron mas estrechas, pero en Milagros el sudor en su frente era evidente, los calores, provocaron que tuviera que abrir su camisa algunos botones, la vista de su escote, caído pero abundante a su edad, se proyectaron como una luz en los ojos de Elias que sin mediar palabra se aceró a ella y besándola en el cuello y bajando hasta el canalillo, le habló
- Dique si, mami, juguemos a esto
Esta bien, está bien, (se levantó de inmediato), pues vístete y te espero en el salón. Milagros salió del dormitorio no sin antes refrescarse su cara, y peinarse, no sabia porque, pero retocó sus labios, se quitó las medias y sus bragas, se encontraba muy caliente y no quería que nada le impidiera tocarse.
Pasado unos minutos, Elias apareció, totalmente vestido de chica, una camiseta con escote palabra de honor, en color azul marino, dejaba a la vista unos hombros limpios y delicados. Una corta falda en tono ocre, mostraba unas rodillas delgadas, que daban un excelente caminar a unas piernas largas, que terminaban unos zapatos de tacón a juego, parecía totalmente una chica.
Fue capaz de trenzar su pelo largo en una cola de caballo, labios pintados, ojos maquillado, estaba guapísima. Milagros no salía de su asombro, era increíblemente bella, quedo pensativa sin saber que decir, solamente tenia ganas de acariciarse y liberar tanta tensión, su hija la había calentado, la misma persona a la que había masturbado, la que le había regalado su lefa ahora era una dulce jovencita, eso la turbaba
- Mama, ¿te gusta, quieres que desfile para ti?
- Eh…claro que si, estas impresionante, y todo es de tu talla, que chica tan guapa, jajaja…venga hazlo
Milagros se acomodó en el sillón y sin darse cuenta abrió sus piernas, notó un ligero frescor por su bata, que la puso mas caliente todavía, miraba a su hija de arriba abajo, como quien revisa la mercancía antes de poseerla y en cierta forma era su mercancía.
Elias caminó por el salón con pase delicado, parecía que no era la primera vez que lo hacia, mano en la cadera, giro firme, pie sobre pie, estaba muy escultural
- Elias ¿y que te has puesto para ya sabes, el escote?
- He doblado varias medias, pero no queda bien verdad (dijo con voz mimosa y caprichosa)
- Mujer todo no puede ser, jajaja, se rio y abriendo sus brazos la llamó con un guiño
- Elias corrió a su madre y se arrodilló, ¿esta bien, he pensado que podríamos contarnos cosas de mujeres, cocinar juntas,…?
- Cariño, me parece fabuloso, lo estas haciendo muy bien, me encantará que me cuentas que tal con los chicos, eh?, (le reia mientras le acariciaba el ombligo y le acomodaba el pelo por encima de su oreja)
Pasaron toda la tarde juntas, se contaban salidas con hombres, coqueteos, a todas luces por parte de Elias inventadas, hicieron postres, y hasta cosieron algunos remiendos. Como colofón y antes de la cena pusieron música y se pusieron a bailar.
El ritmo abrió una botella de vino, que copa tras copa fue cambiando el tipo de baile, ahora mas desenfadado y picante por las dos. Milagros ya se había desabrochado su camisa por completo, y sus amplios pechos botaban y saltaban como queriendo escapar del sujetador
Esto no pasó por alto a Elias, que mostraba una falda marcada con una protuberancia que a su madre le hacia tanta gracia, tanta que lo abrazó y pego a su pecho, bailando cada vez mas lento, sus alientos se acercaron, se cambiaban de boca a boca y sin llegar a unirse, caminaron juntas al sillón, donde la sonrisa divertida de Elias se fue apagando, mientras fue deslizándose del abrazo de su madre, y poco a poco cayendo de rodillas ante ella, besando su pecho, su barriga, tímidamente acomodando la bata de su madre, un beso en el muslo, dio paso a otro, a otro mas, poco a poco por la cara interior, su respiración se hacia mas profunda cuanto mas evidente era el olor a sexo que totalmente lubricado, ya mostraba sin pudor su madre, la cual agarrando su coleta fue empujando hacia el.
Su lengua se movía con lentitud, chupaba con delicadeza, Milagros hacia momentos que había perdido la noción del tiempo, solo gemidos salían de su boca totalmente entreabierta, su lengua solo mojaban y remojaban sus labios secos de pasión y sexo.
Su hija seguía abrazándola, acariciándola sus piernas, su cintura, pero sin dejar de besar y besar su vagina, y su lengua pasaba por sus labios inferiores como un caramelo rico y sabroso.
Milagros comenzó a moverse de forma involuntaria, su orgasmo se acercaba y aunque no quería acabar, sentía la necesidad de subirlo hacia el, besarlo, tocarlo, ya no podía mas, lo agarro fuertemente por su falda y lo subió hacia ella, sus bocas se encontraron y su madre exclamo, - oh, Elias,… el se aparto hacia atrás y dejándola agitada e introduciendo sus dedos en su clítoris, la miró inocentemente y le dijo, - Mama, me llamo Ely… y… continuo con su movimiento manual.
Milagros no podía mas, la besó, tomo sus manos y lo trajo hacia ella, levantando su falda, le dijo, Ely dame tu tesoro, dáselo a mami. Ambas se fundieron en un abrazo, que termino en un suave movimiento de ella, introduciendo su pene hasta el fondo, sus bocas se juntaron, la saliva de ely corría por el pecho de su madre, y empujaba sin descanso, un orgasmo intenso las cubrió a las dos, que quedaron semirecostadas y sudorosas.
- Oh, cariño ha sido maravilloso.
- Tu lo eres mama
Creo que tenemos que pasar mas tiempo juntas, le habló dulcemente mientras le acariciaba su trasero, por el que pasaba sus dedos, muy lento por el pompi terso y suave de su hija y como en la ocasión anterior, comenzó a notar palabras incongruentes en su hija.
- Mmff, …ahgg…no..
Mas caricias, sin dejar que su niña abandonara su pecho, del cual lactaba como un bebe, siguió con sus caricias, y exclamó…
- ¿te ocurre algo dulzura? Un besito rápido en sus labios incrementó su poder en ella
- Ahhh….mam…yo he…
- ¿Qué, dime? O voy a tener que soltar esta cosita , suaves caricias ejercían mayor sumisión
- Quie..ro..ser…una …niña,..quiero ser tu hija…
- Ya lo eres cariño, y estas jugando muy bien, y me gusta esta cosita tan calentita para mami
- Yo..mmff…quier…serlo de verdad
Milagros soltó la mano, se incorporó correctamente, recorvó su compostura habitual, piernas juntas, se arregló el pelo, se abotonó, mientras descubría que era exactamente como se lo habían descrito. Podría tener una hija dócil y obediente y compartir momentos maravillosos como el presente. Pero como quiera que la lujuria que se había apoderado de ella la llevaba a querer experimentar mas, contestó…
- Eso ya lo hablaremos cariño, por lo pronto, es tarde, mejor un baño, cenamos y a la cama, ok?
Después de un baño con agua muy fría, Milagros preparo algo rápido y en bata cenaron juntos con pocas palabras, tan solo las que el noticiero nocturno se encargaba de pregonar con eco en la sala.
A Milagros le costó dormirse, Ely le parecía una niña de lo mas bonita, dulce y muy bien educada, pero ¿cómo serían sus otros posibles retoños?, …