El buen cliente

Nadie esperaría encontrar en este trabajo placer

Soy una joven estudiante de universidad, y como se puede obviar el dinero vuela y aun más si vives fuera de casa y tienes que valerte por ti misma.

Yo veía que mi dinero volaba sin más que si pagar el alquiler del piso, salir de marcha con las amigas, comprar ropa o comida…nunca me llegaba para terminar el mes.

Así que una de mis amigas me dio la solución: prostitúyete. No es algo que tuviese pensado anteriormente pero no tuve más remedio que prestarme. Al principio no es plato de buen gusto pero si terminas pensando que es lo mismo que salir de fiesta y acostarse con el primero que veas (si te deja ver el estado de embriaguez que lleves encima) salvo por lo de recibir dinero: es lo mismo.

Llevaba varios meses vendiendo mi cuerpo a gente de todo tipo y gustos. Cuando contactó conmigo vía msn un chico de 25 años me dijo que tenía. No me sorprendía que gente tan joven me solicitase por estos servicios…es más era algo ya habitual (cosa que agradecía por no tener que acostarme con gente que superase los 58). Me preguntó por mis servicios y tarifas y tras analizar lo que le podía ofrecer me pidió una cita para ese mismo día, unas horas más tarde. Recuerdo que era diciembre y necesitaba pasta para los gastos que vendrían dentro de poco (regalos, fiestas, vestido de noche vieja…) así que acepté sin más.

Cuando llegó la hora convenida, en el lugar en el que habíamos quedado (obviamente no en un sitio concurrido de la ciudad por si me veía subir en un coche extraño gente conocida) me estaba esperando. Mi sorpresa fue de órdago cuando entré en él y contemplé a mi nuevo cliente…era clavado a mi ex novio. Anonadada como estaba por la primera impresión comenzamos una conversación banal. Yo mentía descaradamente interpretando un papel (usaba nombre y vida ajenos a mí al ejercer este tipo de servicios, cuanto menos supiesen de mi mejor)

El chico me llevó a su piso, la cosa era un poco fría al principio pero una vez en la habitación la cosa se suavizó bastante. Sabía cuál era mi papel allí: tenía que satisfacer los deseos de un nuevo amante. Era sorprendente la facilidad a la que me prestaba a esos juegos. El primer paso lo di yo. Me lancé a él como una leona y él sorprendido en un principio de mi impulso repentino pero enseguida supo seguir a mis caricias. No sabría explicar muy bien lo que me impulsaba a ser tan natural, fogosa con este cliente. Supuse que algo tendría que ver el parecido con mi ex.

Sin pensarlo mucho me dejé llevar por mis impulsos e instintos animales que me llevaban a hacer un sexo salvaje casi cómplice con mi cada vez más sorprendido cliente. Comencé besando despacio su cuello, escuchando cada respiración y gemido que emitía. Me estaba poniendo cada vez más cachonda así que comencé también a jugar con mis manos en su cintura, dejando que mis manos rozaran su paquete por el camino. En un momento dado le quité la camiseta, dejando al descubierto su torso que nada tenía que ver con el de mi ex pero aun así lo acaricié recorriendo cada parte de su piel. Luego fue mi boca la que bajaba por su pecho. Él no podía dejar de gemir y a mí me gustaba más esa sensación. Bajé besando, lamiendo…hasta llegar a la altura de su pene, que ya estaba erecto dentro de sus pantalones. Sin previo aviso, con ansia por ver su miembro lo despojé de un tirón de los pantalones y los bóxer. Estaba tan dura…no pude resistirlo, tuve que llevármela a la boca. Le estaba encantando lo que le estaba haciendo y a mi no me disgustaba tampoco. Era la primera vez que hacía eso sin sentirme obligada por “el trabajo”. A punto de correrse me levantó del suelo, impidiéndome que siguiese con esa mamada a la que estaba entregada por completa…mmm ¡cómo me gustaba su polla! Con impaciencia, pero determinación me quitó de una sola vez el vestido que llevaba puesto. Acarició mis senos por encima del sujetador. Me besaba el cuello, la cara, la boca. Me encantaba y no quería que parase. Su impaciencia hizo que no pudiera aguantarse más y me quitó también el sujetador. Acarició con suavidad mis tetas desnudas. Se maravillo por su suavidad y observó como mis pezones se ponían duros, yo disfrutaba de sus caricias, de sus gemidos y de la cara de placer que estaba poniendo. Sabía que quería poseerme cuanto antes…follarme sin parar y yo también lo quería. Moví mi mano hasta su polla y comencé a masturbarle con ella. Él comenzó entonces a morderme los pezones, dejé escapar un leve gemido y esto le volvió loco que perdiendo toda la paciencia me cogió en brazos y me llevó hasta la cama. Me acostó con suavidad, sin embargo sobre ella. Se tumbó prácticamente encima y volvió a acariciar la desnuda piel de mis senos, mientras yo continuaba masturbándole. Su mano bajó directa hacia mi sexo y abrí las piernas para dejarle paso. Su mano acarició suavemente mi coño por encima del tanga que llevaba pero luego me lo quitó enseguida y sin perder el tiempo comenzó a jugar con su mano en mi clítoris. Me retorcía de puro placer y no podía dejar de gemir y antes de que parase me corrí dos veces (tuve que reconocer que este amante era mucho mejor que mi ex)

Luego fue a por el condón, y tras ponérselo me penetró sin piedad tal era su deseo de sentirse dentro de mí. Aquella polla tan gorda, dura y de tamaño considerable era tan perfecta que sentirla dentro era maravilloso. Sus embestidas eran lentas en un principio pero luego cogió un ritmo acelerado que era acompañado por mis vaivenes y nuestros gemidos. En un momento dado me colocó encima suyo y le cabalgué sin ninguna contemplación. Nuestros cuerpos eran uno solo en movimiento…había una compenetración tan buena que nos corrimos a la vez.

Respirando con dificultad me quité de encima y me tumbé a su lado. Él tras deshacerse del condón que rebosaba semen a más no poder…volvió a la carga. Sin dejar tregua a mi sensible coño comenzó a hacerme un dedo tan prometedor como todo lo demás. Aquella sensación tan placentera me iba a volver loca. Sin poder resistirlo me volví a lanzar sobre su polla. Me encantaba sentirla en mi boca era tan perfecta…no podía dejar de pasar mi lengua, de lamer y chupar…me volvió a separar antes de terminar y volviendo a coger otro condón me volvió a penetrar pero esta vez desde atrás. Esa postura me hizo sentir aun más su polla dentro de mí. Nuestros gemidos se convirtieron en gritos pidiendo más sexo. De pronto sacó su polla y la puso en el orificio de mi ano. Sabía que me iba a doler, por lo menos la primera vez que me la metiese porque ese grosor era demasiado para mi culito…pero estaba tan salida que no me resistí. Es más le ofrecí en todo su esplendor la mejor vista de mi culito en pompa. Grite de dolor cuando me la metió como había supuesto…pero poco a poco deje de sentir ese irritante dolor para pasar a sentir aun más placer. Él me empezó a follar más deprisa, yo le acompañaba con la misma velocidad con mis caderas. Una de sus manos dejó de sujetar mi cintura y se deslizo como pudo hacía mi coño. Aquello era lo máximo y no pude más me corrí gritando en pleno orgasmo. Él aun estuvo un poco más zumbándole a mi culito hasta que se corrió entre gemidos.

Cuando recobramos el aliento y vestirnos, buscó su cartera en uno de sus bolsillos de la cazadora que se había quitado nada más llegar y me entregó mis 200€. Los recogí y marché del piso pensando que habían sido los 200€ mejor conseguidos hasta el momento. Me corro solo de recordar este encuentro.