El bubake

No sabia a lo que iba, solo sabia de debia confiar en mi Amo

Como siempre no sabía que íbamos hacer, como siempre sabía que podía confiar plenamente en mi Amo.

Estaba delante de una puerta, con los ojos vendados esperando a  que se abriera,  escuche como la puerta se abría y mi Amo me hizo entrar, me guiaron hasta algún lugar, solo sentía sus manos llevándome por lo que parecía un largo pasillo.

Escuche abrirse otra puerta, sin duda alguien lo estaba haciendo ya que no había dejado de sentir sus  manos sobre mis hombros en todo momento. Supuse que entraba en otra habitación y sin ningún comentario por su parte, me empezó a desnudar.

Poco a poco, con suavidad y dulzura, mi ropa fue cayendo a mi alrededor, mi falda, mi camisa, quedando en ropa interior, mi Amo me hizo dar una vuelta sobre mi misma antes de continuar desnudándome, entonces fueron mis braguitas y mi sujetador los que siguieron el mismo camino. Estaba completamente desnuda, solo las medias y mis zapatos de tacón me “vestían”, no sabía si había alguien más en la habitación o estábamos solos.  Me  hizo mover nuevamente hasta que note el frio borde de una mesa o una camilla, me hizo tumbar sobre ella, al momento note como unas correas me sujetaban fuertemente los brazos, separo mis piernas y también las ato con correas en mis muslos y tobillos.

Quedaba así completamente expuesta a lo que él quisiera hacer, era la vez que más fuertemente me había atado y mi inmovilidad era prácticamente total,  sentí sus dedos deslizarse entre mi ya empapado coño, frotar ligeramente mi inflamado clítoris y después solo la puerta al cerrarse.

No sé el tiempo que estuve así, pudieron ser solo minutos, pero a mí me pareció una eternidad hasta que escuche abrirse al puerta nuevamente.

Sentía presencias alrededor de la camilla, no decían nada, no sabían cuantas personas había conmigo, pero sin duda eran varias. Al momento un frio chorro de aceite de masaje cayó sobre casi todo mi cuerpo y no menos rápidamente un sinfín de manos me estaban masajeando, sus manos se deslizaban sobre mis pechos, mis muslos, se metían entre mis piernas, dentro de mi empapado coño, frotaban con fuerza mi clítoris, separaban mis labios vaginales y varios dedos se metían dentro de mí a la vez, notaba que eran dedos de diferentes manos lo que lo hacían, mientras se multiplicaban dentro de mí, de mi coño de mi culo invadido también por tres o cuatro dedos, sentía varias pollas frotarse contra mi coño al acercarse a mí para sobarme a fondo y notaba como se masturbaban furiosos, en todo momento nadie había dicho una palabra solo se escuchaban mis gemidos mientras encadenaba un orgasmo tras otro y los suspiros de los hombres al masturbarse.

Alguien se coloco entre mis piernas y me penetro con fuerza, pero estaba tan dilatada y lubricada de todas las penetraciones y anteriores que entro dentro de mí como si fuera mantequilla y eso que el tamaño era considerable, el tío me penetraba con fuerza, sacando la polla casi completamente para volver a metermemela hasta el fondo, notaba su cojones contra mi culo, estuvo un buen rato así, mientras los otros se seguían masturbando, cuando note el primer chorro de leche sobre mis pechos, uno de los que se estaba masturbando se estaba corriendo sobre mis pechos y después froto su polla por ellos para limpiarse,  en eso el que me estaba follando me la saco de golpe y note un gran chorro de su leche sobre el bello de mi pubis y mis labios vaginales limpiándose también el capullo sobre ellos.  A la que el dejo el sitio libre otro ocupo su lugar, apuntando esta vez contra mi ano,  me la metió despacio pero sin pausa, notaba aquella barra como iba entrando en mi culo, dilato mi ano sin ninguna dificultad y poco a poco me la metió toda, entonces la saco otra vez y cuando casi la tenia fuera la volvió a meter, el hombre repetía aquella operación cada vez más deprisa, mi ano estaba completamente dilatado y relajado y aceptaba de buen grado aquel castigo, ya no sabía las veces que me había corrido, ni yo ni “mis” hombres, se habían corrido sobre mis pechos, mi pubis, estaba completamente encharcada de su leche que sentía resbalar por mí.

Parecía que ultimo que faltaba era el de mi culo, porque poco a poco me había ido sintiendo sola, pero él aguantaba un  poco más, hasta que lo escuche gemir con fuerza y mientras me apretaba el culo lo sentí correrse dentro de mí, me había follado sin condón y cuando me la saco notaba como me salía la leche de mi culito, para no ser menos me froto el capullo por el pubis para limpiarse, aunque a  estas alturas y como estaba yo,  poco podía limpiarse.

Después de esto, escuche la puerta cerrarse y volví a quedarme sola, hasta que la puerta se abrió, note como me soltaban las correas y por primera vez me quitaba el antifaz, la imagen que vi era todo un cuadro, tenia leche por todas partes, no quedaba un centímetro de mi cuerpo que no estuviera lleno, mi Amo, me ayudo a incorporar, con lo que toda aquella lefa resbalo por mis piernas, me acompaño hasta un baño donde pude darme una buena ducha para quitarme todo aquello de encima, al salir mi ropa y mi Amo me estaba esperando, me vestí y nos fuimos, nunca supe quien o cuantos hombres habían estado conmigo aquella tarde, solo sabia una cosa, la próxima vez quería que fueran más.