El brutal odio de mi Cuñada

El odio y el sexo es una combinación explosiva. Una madre y esposa odia al marido de su hermana hasta que este la sodomiza con un consolador.

No me importa lo más mínimo si cuando leas esta historia piensas que es ficción o que es real, lo único que deseo es compartir mi historia y con ello que nunca se olvide.


Conocí a Irene en un Carrefour, estaba comprando mostaza y no sabia cual comprar, ella que también estaba comprando se acercó y me aconsejo la marca que ella utilizaba, desde ese dia siempre estuvimos juntos.

Por cierto, me llamo Carlos y soy Bombero, puestos a recordar, ahora pienso en el dia que conocí a Teresa mi cuñada, Tere para la familia y amigos.

Irene y Teresa son hermanas gemelas, muchos de vosotros estaréis pensando en lo más obvio, que eran iguales y un dia hacia el amor con una y el otro con la otra.

Nada más lejos de la realidad, la primera vez que vi a Teresa, fue en una discoteca unos meses antes de que Irene y yo nos prometiesemos.

Teresa e Irene eran prácticamente iguales en todo con la salvedad de que Teresa medía 15 centímetros más que su hermana.

La razón de esta diferencia fue un tratamiento médico que le hicieron a mi mujer, que aparte de impedir que creciera tanto como su hermana, le causó infertilidad.

Irene mide 1,60 Cm y Teresa 1,75 Cm, en todo lo demás tenían las mismas características, un trasero potente y unos pechos que no siendo precisamente grandes se hacían notar, de sus cara  eran los labios y los ojos verdes lo más sensual.

Nos llevábamos muy bien, Teresa y yo, tanto que algunas veces Irene se ponía celosa, sobre todo porque nos pasabamos horas hablando de todo.

En la actualidad todo es muy diferente, Teresa es madre de tres hijos y tiene algo más de cadera y pechos que su hermana, Irene está igual que hace años aunque algo más mayor.

Lo peor de todo es que Teresa me odia y mucho.

Todo fue debido a la despedida de soltero de su Marido. Juan, que es funcionario de la Agencia Tributaria.

En esta despedida, acabamos todos en una casa de putas y gracias a los amigos de Juan, nuestras mujeres y novias se enteraron el mismo dia de la boda.

Se enfadaron tanto que la Boda estuvo a punto de no celebrarse, al final la cosa se soluciono culpando al que no podía beber (yo,debido a mi trabajo) de la genial idea de irse de prostitutas, habiendo sido Juan (mi cuñado) el que lo propuso y no yo.

Se lo explique a Irene y ella me creyó, pero me dijo que me autoinculpara para que su hermana se pudiese casar.

Desde ese dia no nos hemos vuelto a hablar, veo a mis sobrinas y me llevo muy bien con Juan, pero ella ni me saluda, ni me mira cuando voy a su casa.

Para ella no soy nada más que un

Putero,

que engaña a su mujer con prostitutas, que incitó a su ahora marido y al padre de sus hijas a estar con Putas.

Cambiando de tema, Irene y yo seguimos siendo muy activos sexualmente hablando, quizá por que no nos hemos conformado nunca con la postura del misionero, la realidad es que tenemos un cajón (Secreto y bajo llave) en el que guardamos nuestros juguetes y también la cámara de video digital y las tarjetas de memoria que utilizamos algunas veces para grabar nuestras sesiones.

Os confesaré que una de las cosas que le gusta mas a mi mujer es vestirse de colegiala, ella ha llegado a la conclusión que a mi tambien me agrada, la realidad es que si pero no por lo mismo.

No me excita ver a mi mujer con una falda de cuadros muy corta y una camisa igual de corta, pareciendo una niña que ha crecido muy rápido, tampoco me excita demasiado la piruleta de fresa que se pone a lamer con la punta de la lengua cuando esta encima mio restregando su coñito en mi polla, sin metersela dentro.

Lo que me calienta sobremanera y os parecerá tonto, es que su falda tapa su bien rasurada matita de pelo (no lleva braguitas) , lo suficiente para permitir ver su coñito durante una centésima de segundo cuando se mueve por la habitación.

Os parecerá algo estúpido, y aunque he visto ese coñito muchas veces, esa sensación de que por una centésima segundo puedes ver algo oculto por una falda me excita sobremanera.

Cuando tenía trece años, en el colegio tuve un desvanecimiento, una de las profesoras vino corriendo a ver que me había pasado.

Cuando desperté con la cabeza a un lado, pude ver durante unos segundos los muslos y las braguitas blancas de la profesora, luego ella se dio cuenta y cerró las piernas.

Creo que esa es la razón de que me excite tanto ver a Irene así.

No me averguenza decir que muchas de las pajas que me hice en mi juventud estuvieron dedicadas a la profesora y lo que sus braguitas ocultaban.

Con toda sinceridad os digo que nunca he sido infiel a Irene, pero eso no implica que sea ciego, cuando vamos paseando juntos, si veo un buen culo me atraso un poco para que ella no vea las miraditas que le echo.

Éramos felices a nuestra manera, hasta que llegó la desgracia a nuestra familia.

Poco antes de empezar las vacaciones de verano, Irene se empezó a encontrar mal, dos semanas después, tenía los riñones prácticamente inútiles, los médicos no sabían porque había pasado.

Desde ese momento, empezaron los diálisis, Irene que siempre había sido una persona muy activa empezó a apagarse.

Viéndola así, mi carácter se fue volviendo cada vez más taciturno.

Teresa y mis sobrinas empezaron a visitarnos casi a diario.

Como mis sobrinas eran muy movidas, Teresa dejó de traerlas porque agotaban a su hermana, aunque creo que en realidad a Teresa le molestaba que se divirtieron mucho con su tio  en el trastero con todos mis videojuegos antiguos y comics.

Así que a mis sobrinitas que no superan los 9 años la más grande, las deje de ver tan a diario, y pasamos al modo mensual.

Era muy difícil no tener en cuenta el odio que me tenía mi cuñada y cuando ella estaba considere que lo mejor eras salir a hacer ejercicio o simplemente salir para no estar en casa con ella.

Cuando ella se iba, Irene me mandaba un WhatsApp para que volviese.

Reconozco que Irene estaba mucho más animada después de ver a su hermana.

La mayoría de las veces estaba en el sofá con una sonrisa en la cara, ahora muy delgada, pero en sus ojos notaba que se lo había pasado bien.

Pasaron meses y lejos de que la enfermedad de mi mujer mejorará, se fue agravando.

Una de las tardes de las que venía mi cuñada, Irene me dijo que me quedase en la habitación, y yo la verdad no es que tuviera miedo, pero sí que tenía la sensación de que podría organizarse una buena discusión, algo que nunca he deseado.

Me extraño ver que Teresa cuando entró en la habitación me mantuviese la mirada y no me pusiese cara de perro.

  • Carlos, he hablado con Teresa y le he explicado tu versión de lo que sucedió en la despedida de soltero, aunque ella me ha dicho que prefiere escucharlo de tus labios.
  • Irene, creo que le debo una cierta lealtad a Juan, por ser mi cuñado, no quiero que nadie tenga problemas.

Teresa empezó a dirigirme la palabra por primera vez después de años.

  • Carlos, no te preocupes, ahora hay cosas que sé que antes no sabía, por favor, explicalo sin dejarte ningún detalle.

Irene asintió totalmente convencida.

Comencé con la historia:

Para cenar nos fuimos a un restaurante en el cual estábamos unas 20 personas y  en zona reservada.

Se bebió mucho y se comió poco aunque la comida estaba muy buena, entre el último plato y el postre pasó una hora.

Los colegas empezaban a impacientarse y algunos decían de largarse a una discoteca de moda que estaba muy cerca.

Cuando por la puerta aparecieron dos mujeres impresionantes, una de ellas tenía muchos tatuajes y el pelo corto.

La otra era pelirroja natural y su piel era muy blanca y sin ningun tatuaje.

La chica tatuada que no tendría más de 25 años comenzó a bailar detrás de nosotros, nos acariciaba el cuello y algunos les metia la mano en la camisa y les acariciaba el pecho.

Yo fui uno de los acariciados.

Cuando se acercó a Juan, le quitó la camisa y se comenzó a rozar su cuerpo con el, Juan intentaba tocarla, pero ella le decía que estaba prohibido.

Después empezó a quitarse la ropa con la música que puso la otra chica y la iba pasando por encima de nosotros, hasta que se quedó totalmente desnuda, se acercó a la chica pelirroja.

Mientras acariciaba la piel blanca de la chica pelirroja, la chica tatuada nos dijo que su compañera  tambien tenia un tatuaje y que debíamos descubrir donde.

La tatuada empezó a desnudar con mucho detenimiento y parsimonia a la pelirroja.

Le quito los pantalones y llevaba un tanga rosa debajo, le quitó la pequeña camiseta y tenía un sujetador rosa, la tatuada besaba las zonas recién descubiertas de la pelirroja.

Le quito el sujetador y comenzó a tocarle los pezones, luego los beso.

A continuación se puso detrás de la pelirroja y comenzó a bajar el tanga de su compañera con mucha pero que mucha lentitud.

Entre las caras de los que estaban conmigo, había de todo, ojos abiertos de par en par, caras rojas,bocas abiertas, Etc………

Algunos intentaban disimular sus erecciones, con las servilletas.

Cuando su compañera le quito el tanguita, vimos que estaba totalmente depilada, al contrario que su compañera la chica tatuada.

Ahora que las dos estaban desnudas, la chica tatuada se agacho mostrandonos todo su esbelto y fibrado culo, abrió el  maletín que habían traído con ellas, y sacó un frasco de Spray de Nata.

La chica tatuada lo agito y se puso un poco de nata en un pezon, a continuacion cogio a uno de mis compañeros por el pelo y le hizo chupar la nata.

Todos menos el novio chupamos la nata de alguna parte de su cuerpo, a mi me toco el canalillo de los pechos.

Cuando termino, se acerco a su compañera pelirroja que estaba sentada encima de una mesa y empezó a echarle nata en los pechos, en el cuello, en el ombligo, en el monte de venus y finalmente con una gran ovación le abrió las piernas, le puso nata en los labios de la vagina.

La chica tatuada ató a Juan las manos a la espalda y le dejó delante de la chica pelirroja.

Me voy a ahorrar toda explicación, diciendo que cuando Juan terminó con la pelirroja, no había ni el más mínimo rastro de nata en su cuerpo, ni siquiera en sus partes más íntimas.

Después de esto, las chicas se vistieron,felicitaron al novio y se despidieron.

La mayoria estabamos tan bebidos que nos costó un poco llegar al Bus que habíamos alquilado para la ocasión.

El Bus nos llevó a una discoteca de moda, en la cual estuvimos no más de una hora.

Estaba cada vez más claro cómo iba a terminar y donde iba a terminar la noche.

Mientras estábamos en el Bus, Juan hizo un discurso bastante borrachuzo sobre los beneficios de irse a una casa de putas.

En su favor debo decir que sabían elegir, el local era limpio y las chicas bastante jóvenes, sobre todo había chicas del este de Europa.

Yo bebí dos Seven-Up porque Nestea no tenían, en dos ocasiones se acercaron a mi dos “señoritas” tocándome las piernas y el paquete, invitandome a irme con ellas a la habitación.

De 22 colegas que éramos cuando entramos, ya solo quedabamos 3 en el salon, los demás estaban en las habitaciones, tomamos la determinación que estaríamos mejor sentados en el Bus.

Luego escuche que Juan se había llevado dos “señoritas” a la habitación.

El único que no había bebido era yo, por eso al otro dia despues de que algunos les dijesen a sus esposas el lugar que habíamos visitado y ellas se enfadaran por ello, prácticamente todo el mundo estuvo de acuerdo que yo fui el promotor de ir a la Casa de Citas, y el que no estuvo de acuerdo con ello callo, otorgandome a mi la autoría de la idea.

Yo quise quejarme, pero cuando las mujeres tuvieron a un chivo expiatorio, las aguas volvieron a su cauce y todo se tranquilizo.

Irene me dijo que lo dejase correr, que lo único que deseaba ese día era ver feliz a su hermana, y si era a mi costa que por favor soportara el dia, por ella y por ti, Teresa, por la amistad que teníamos antes de todo esto.

Las últimas palabras las dije mirando a Teresa a los ojos, en cuanto termine ella dijo:

  • Carlos, una de las pocas cosas que no sabía era que esa noche mi marido había estado con dos putas, a raíz de ver un Whatsapp emergente que le salio en el teléfono a Juan mientras el estaba en el lavabo y yo en el comedor, descubrí que tenía un amplio historial de visitas a Casas de Putas, tanto antes de casarse conmigo como después.

Todo esto lo estaba diciendo con los ojos vidriosos, en el mismo momento que me miró, apareció una lagrima que cayó en su camisa, tenía a Irene cogida de la mano.

  • Irene, Carlos, os debo una disculpa a los dos, pero sobre todo a ti Carlos, por todos estos años que te he tratado con un odio brutal, ignorándote y deseandote lo peor, de verdad que lo siento.

Antes de que yo hablase, Irene dijo en tono jocoso, tratando el tema como si fuésemos niños:

  • Venga, Teresa y Carlos, un besito, un abrazito y todo arreglado.

Nos abrazamos y nos besamos como cuñados que éramos y amigos que habíamos sido, aunque note mucho ímpetu en el abrazo por parte de Teresa.

Os parecerá algo mezquino, pero cuando note los pechos de Teresa apretandose al mi cuerpo, tuve una pequeña erección de la que que gracias a Dios, nadie se percató.

O eso creía yo.

A medida que la amistad con Teresa se iba haciendo más intensa, nuestra querida Irene se iba tornando cada vez más débil.

Y es que debido a que los médicos desconocian las causas de la degradación de los riñones, no podían ponerla en una cola de trasplantes, ya que su cuerpo no solo podia rechazarlos, si no también volverlos a enfermar.

En aquellos días ella hizo un testamento vital, ese documento en el que pides que no te vuelvan a conectar.

Teresa se ofreció a dar un riñón, pero no era compatible, yo también e incluso Juan, que seguía con Teresa, pero daba la sensación de que no durarian mucho.

Catorce meses después de que le detectaran la enfermedad, llegó el final de mi querida Irene, no hizo falta desconectarla, ya que tuvo un fallo multiorgánico.

Yo estaba desolado, eran muchos años con ella.

Dos días después llegó el día del entierro, no hable más que lo necesario con la gente, Teresa aunque este mal que lo diga estaba espectacular vestida de negro, resaltaba o al menos eso me parecia a mi, entre la gente, me abrazo fuertemente pero ese dia mi cuerpo no se alegró de ello.

Cuando terminó el funeral, volví a casa, mis padres se quedaron hasta muy tarde, debían ser las dos de la madrugada.

Me fui a dormir, hasta que alrededor de las cuatro de la madrugada, llamaron a la puerta.

Era Teresa, le abrí la puerta y me di cuenta que seguía con el vestido negro,los ojos enrojecidos de llorar y posiblemente de tomar alguna copa.

Me miró  a los ojos y me pregunto si podia pasar, le conteste con un gesto con la mano, señalándole el comedor.

Entró, llevaba una bolsa de papel de Repsol y la dejó encima de la mesa del comedor.

  • Carlos, no podía volver a casa, estoy demasiado triste para que me vean mis hijas.
  • Pero, Teresa, estarán preocupados en tu casa, es muy tarde.
  • No, te inquietes Carlos, Juan está con las niñas, le dije que esta noche dormiría en casa de una amiga o en un hotel, que sería mejor que no me vean tan deprimida.
  • Teresa,si quieres puedes quedarte aquí, hasta que te encuentres mejor.
  • No se quien de los dos está más triste, pero sé con absoluta seguridad que a ella no les gustaría vernos así, Carlos.

Teresa cogió de la bolsa una pitillera y una botella verde, era una botella de menta con alcohol, de Peppermint.

En la Pitillera llevaba 4 cigarrillos hechos a mano de Marihuana.

No fumo,ni bebo pero no podía despreciar el ofrecimiento de mi cuñada, además hacía años que no hacía ni una cosa ni la otra, prácticamente desde el instituto.

Por única contestación le sonreí y Teresa me devolvió la sonrisa a la vez que encendía uno de los cigarrillos.

Mientras lo encendía fui a buscar dos vasos de Chupito a la cocina y los deje en la mesita que hay delante del sofá, llene los dos vasitos y me senté en el sofa.

Desde el sofá podía apreciar la impresionante silueta de mi cuñada con ese vestido negro de una sola pieza, se ceñía a las femeninas curvas que la maternidad le había dado.

Estaba absorto mirando su cuerpo mientras se acercaba al sofá.

  • Carlos, pareces algo desorientado, ¿te has tomado algún tranquilizante?.
  • No, Teresa, estaba pensando y recordando.

Le dio una gran calada al cigarrillo y me lo paso a mi, a continuación se bebió de golpe un chupito de Peppermint.

  • Carlos, sabes que Irene me llamaba buscona por beber menta, ella decía que era una bebida alcohólica que tomaban las prostitutas y los chaperos, porque necesitaban que su boca no tuviese olor a semen para el próximo cliente.

Los dos nos pasamos casi un cuarto de hora riéndonos a carcajadas por ese comentario, se nos caían las lágrimas pero de risa.

  • Carlos, sabes que me pase una semana mirando en internet, si era verdad la afirmación de Irene, sin ningún éxito.

Nos reímos aunque con menos intensidad.

Cada vez que hablamos, las palabras que más repetimos eran “Sabes” y “Recuerdas”, en ningún momento tuvimos tristeza, éramos simplemente dos personas que añoraban a alguien muy amado.

A la botella solo le quedaba un cuarto de su contenido y nos habíamos fumado dos cigarrillos de Marihuana, pero lejos de amodorrarnos, estábamos muy activos charlando y charlando.

Eran las seis y media de la madrugada, en dos horas ya seria de dia, se empezaba a notar algo la luz crepuscular fuera de casa.

Puse música de Loreena McKennitt, una recopilación que había hecho para escuchar mientras leía.

No había ganas de terminar el dia y de que esa divertida noche terminase.

Fui a buscar a la cocina dos vasos y una botella de agua con gas, me apetecía beber agua fresca después de tanto hablar, tenía la boca muy seca.

Cuando llegué al comedor Teresa estaba de pie mirando los libros de la estantería.

Me senté en el sofá y llene dos vasos de agua, Teresa se acercó a la mesita y se bebió medio, pero ella no se sentó.

  • Carlos, se exactamente lo que necesitas ahora, -

dicho esto se metió las dos manos debajo del vestido,prácticamente sin levantar la falda se quitó las braguitas, las dejo caer hasta el suelo, se agacho y las recogió.

Las doblo bien dobladas como si fuese a meterlas en el cajón de la ropa y las dejó encima de la mesita del comedor.

Yo me quedé de piedra, me daba la sensación de que mis ojos se iban a salir de las órbitas.

Tenía una mujer impresionante delante de mí, que me estaba ofreciendo sexo el dia del entierro de mi mujer y era su propia hermana, mi cuñada.

  • Carlos, se que llevas más de un año sin estar con una mujer, porque ahora sé que eres fiel.
  • Teresa, me llevo muy bien con Juan y quiero mucho a mis sobrinas, ahora mismo somos amigos de nuevo, no quiero que todo se estropee por una noche de sexo.

Teresa se quedó impertérrita, no esperaba esa respuesta después de ofrecerse sexualmente.

  • Teresa, te voy a pedir un Taxi.

Algo indignada cogió sus braguitas y su bolso , mientras yo iba a la cocina a buscar el numero de telefono de los taxis, que tenia en un magneto del frigorífico.

Bastante enojada, incluso algo ruborizada escuche el taconeo por el pasillo hasta la puerta de la entrada.

Teresa se dio cuenta de que estaba cerrada con llave.

Antes de que se diese la vuelta para pedirme las llaves, le había subido la falda del vestido y tenía toda mi polla metida en el hueco que hay entre los muslos conla erección más salvaje que había tenido en muchos años,

Estaba totalmente desnudo a su espalda, me había desnudado en la cocina y sin hacer ruido me había puesto detrás de ella.

Le bese el cuello y las orejas, le baje los tirantes del vestido, aunque estuve tentado de romperselo, tambien le quite el sujetador.

  • Carlos, qué coño crees que estás haciendo …………..

El sujetador le colgaba de los brazos, asi que termine de quitarselo,seguía con el vestido pero este lo único este que tapaba era su abdomen.

Teresa se apoyó en la puerta y echó el culo hacia atrás.

Si se hubiese agachado un poco más se la hubiese metido allí mismo delante de la puerta.

Se dio la vuelta y me cogió de la mano, me llevó a la habitación y me tiro en la cama.

No se quitó el vestido, simplemente se subió encima de mi y empezo a cabalgar.

Ver los pechos de Teresa y sentir como su coño engullía mi polla pudo más de lo que pude soportar, y me corrí apenas tres cabalgadas después de que Teresa se subiese encima de mi.

  • Carlos, no tienes que preocuparte, llevas mucho tiempo sin hacerlo, Irene ya contaba con ello.

Me sorprendió que dijese que irene ya lo sabia.

  • A ver, Teresa, a ti que te dijo que debías hacer porque todo esto lo preparó ella, creo que fue su último regalo.
  • Carlos, he visto los juguetes y las grabaciones del cajón secreto, Cuando Irene tuvo la seguridad de que iba a morir pronto, me las hizo ver, ahí me di cuenta de todo lo que me había perdido, viviendo con Juan, que duraba follando poco más de lo que has durado tu ahora.
  • Carlos, ella me dijo que te provocase y que te follase esta noche para que tuviésemos un buen recuerdo de este dia, Irene estaba segura de que me follarias, tambien sabia que no aguantarias nada despues de tanto tiempo sin hacerlo.
  • Teresa, ha sido una combinación brutal, tu vestido negro, cómo te has quitado las bragas, como te he enganchado en la puerta y mi cuerpo lo ha soltado todo.
  • Teresa, a mi Irene me dijo que me resistiera a hacerlo contigo y que cuando estuvieras enfadada te follara.
  • Carlos, esté donde esté mi hermana ahora, acertó en todo.
  • Teresa ya debes tener más que claro, que no vas a salir de casa sin ser bien follada.
  • Lo asumo y lo deseo, Carlos, he sido madre tres veces y te puedes creer que nunca he tenido un orgasmo con mi marido, los únicos que he conseguido han sido masturbandome.
  • Teresa, estoy dispuesto a remediarlo ahora.

Dicho esto le quite a Teresa, la poca ropa que le quedaba, así que quedó total y absolutamente desnuda frente a mi en la cama.

Me apetecia comerle el coño a Teresa, como ya sabéis ella es más grande en todos los aspectos, pero al igual que nunca sugeriría a ninguna mujer que me hiciese una mamada después de habermela follado, tampoco para mi es plato de gusto chuparle el coño después de haberme corrido dentro de ella.

Se que soy muy escrupuloso, pero no es por los jugos que produce su vagina, que deben saber muy exquisitos, si no porque no me apetece nada de nada el probar mi propia leche.

Así que descarte una buena comida de coño.

Recordé que poco antes de que Irene enfermara, compre en el Sex-Shop, varias cosas, que todavía estaban en su caja en los altillos de los armarios.

Una era un consolador anal con bolas estimuladoras, que era parecida a un pene pero con bolitas pegadas las unas a las otras, tenía tres posiciones de vibración.

Salí de la habitación, para ir a buscar los juguetes sexuales y los saque de sus cajas fuera de la habitación, quería que fuesen una sorpresa para Teresa.

Cuando fui a entrar en la habitación, vi un espectáculo que dejó mi polla tan dura que tuve la tentacion de follarme a Teresa sin ningun tipo de preliminares.

Teresa se estaba masturbando, me vio y me dijo con una cara de deseo tan sugerente que hacía que mi polla palpitara e incluso me doliese un poco por lo excitado que estaba.

  • Carlos, no dejes que termine yo sola, meteme esa serpiente que tienes entre las piernas y quiere estar dentro de mi.
  • Teresa, date la vuelta, ponte de espaldas.
  • Carlos, soy virgen del culo, ten cuidado.

El “ten cuidado” no lo dijo muy convencida, se dio la vuelta,y lo que vi me encanto, tenia un precioso culo, ademas tenia las piernas abiertas y se seguía tocando el clítoris y la vagina, resoplaba un poco, me fascinaba ver el culo y el coño de mi cuñada desde atrás, deje los juguetes en el cajón de una mesita al lado de la cama y cogí el consolador anal, con un poco de lubricante que reparti entre mis dedos y el consolador.

El tener la polla tan dura era molesto para hacer algunos movimientos, así que me puse un poco de lubricante en el pene, no de cara a reventarle el culo a mi cuñada, sino más bien con ánimo de refrescarme, os aseguro que fue peor, ya que estaba muy sensible.

Comencé acariciando las cachas del culo de Teresa, abriendo y cerrando ese maravilloso trasero que tiene mi cuñada, que aunque no estaba tan duro como el de Irene (Tonificación  Gimnasio), no era nada flácido.

Dejó de masturbarse y puso sus manos encima de la cama, del lubricante sobrante de mi polla, me llene los dedos.

Y empecé a acariciarle la parte en interna de los muslos, rozando su vagina, escuche un gemido, fui subiendo hasta que con una mano le abrí el culo y con la otra empecé a acariciar el esfínter.

  • Espera, Carlos, te voy a ayudar.

Dicho esto con las dos manos se abrió el culo, seguía con las caricias al esfínter de mi cuñada, cuando más confiada estaba le introduje un dedo con cuidado.

Soltó un gemido con la boca cerrada.

Más lubricante y otra vez el dedo, y repeti la operacion hasta que note que su ano estaba lo suficientemente relajado.

Cogí el vibrador, introduje lo que se podría considerar la primera bolita, escuche un gemidito, y pase a la segunda bola, así hasta la sexta.

Se lo empecé a extraer con cuidado, gemía mucho, y no era precisamente de dolor, cuando llegue a la primera, sin sacarlo de su esfínter, lo volvi a introducir.

  • Carlos, dejalo dentro y follame.

Cuando lo volvió a tener dentro, decidí darle una nueva sorpresa y active la vibración a una velocidad.

Por un momento dejó de abrirse el culo, así que lo hice yo con la mano, por la piel de gallina que se le estaba poniendo por todo el cuerpo se notaba que esto la estaba extasiando.

  • Joder, Carlos, qué sensación, AHHHHHHHHHHH.

Cuando se estaba acostumbrando a esa velocidad, aumente a la segunda, ya no se abría el culo ella, si no que tenía las manos cerradas apretando las sabanas, se estaba dejando llevar por el placer, y le di a la tercera, subió un poco el culo y encorvó la espalda.

Sacaba y metia las bolas, Mi cuñada cada vez levantaba más el culo, como si desease que la follara por detrás.

Con el vibrador dentro de ella, la hice ponerse en posicion perrito, mi cuñada totalmente lo hizo rápidamente.

  • Teresa, esta es mi venganza, por tantos años de odio hacia mi, te voy a taladrar el culo sin ningún miramiento, mañana no vas a poder ni andar .

Y dicho esto le saque el vibrador anal, y lo deje vibrando encima de la cama y de un solo movimiento de cadera, le introduje toda mi polla, los 18 centímetros .

Teresa se había preparado su cuerpo para un tremendo pollazo en su culo, pero la sorpresa para ella fue que se la introduje toda entera en la vagina.

  • Querida cuñada, prepárate para otra sorpresa, no me equivocado de orificio.

La agarre fuertemente de las caderas, para hacer fuerza.

  • Cuñada, ¿Lo notas?.
  • Carlos, y tanto que lo noto, ahhhhhhhhhhh.

Me aprete un poco más a su culo

.

  • Querida Cuñada, se llama anillo conejito vibrador y te está estimulando el clítoris, pero dejémonos de hablar y vamos a hacer lo que tanto deseamos.

Esta vez la que no necesito más de cinco movimientos de cadera para correrse como una perra fue Teresa, que soltó un grito,arqueó la espalda y dejó caer su cabeza en la almohada.

Lejos de parar empecé a darle embestidas, con una mano cogi el vibrador anal y se lo deje encima del ano, sin introducirlo, simplemente para que notara la vibración en la entrada de su esfínter.

Acariciaba las caderas y acariciaba también su espalda, volvió a levantarse con los brazos para hacer fuerza hacia atrás, más que embestidas lo nuestro eran choques.

De nuevo empezó a frenar y otra vez tenía un orgasmo, esta vez no pudo contenerse y gritó más fuerte.

A mi todavía me quedaba para unos minutos, eso me recordó mi primera vez con Irene, que fue en casa de mis padres, unas horas antes de hacer el amor con ella, me hice una paja, para no correrme en cuanto se la metiese, la verdad es que fue mano de santo.

Ver a esa mujer que es mi cuñada y que hace bien poco tiempo me odiaba y me consideraba un Putero, siendo penetrada por mi polla me excitaba mucho más de lo que yo mismo podía asumir.

Teresa se dejó caer otra vez su cabeza encima de la almohada, me daba la sensación de que esta vez estaba mordiendo la almohada, tenía los puños cerrados, se le marcaban los nudillos.

Note que mis testiculos se estaban siendo empapados por los flujos que producía la vagina de Teresa, justo en ese preciso momento en el que me di cuenta de lo mucho que estaba lubricando, un movimiento inconsciente de la vagina de Teresa empezó apretar mi pene.

Cuando entraba mi polla apretaba y cuando iba hacia atrás la soltaba.

Teresa estaba como desfallecida, podía ver que toda la piel de su cuerpo tenía el vello erizado, como si tuviera escalofríos.

El coño de Teresa seguía apretando y aflojando mi polla, que a duras penas podría aguantar dos embestidas más, debido justamente a lo mucho que me estaba estimulando ese movimiento de la vagina.

Me apreté a el culo de Teresa y solté tal cantidad de semen que me llegue a asustar.

La saque de dentro de ella y un hilillo de semen nos mantenía unidos,se rompio al momento, ella se dejó caer en la cama y yo me puse de costado mirándola.

Tenía los ojos vidriosos, como si estuviese a punto de llorar.

  • Teresa, ¿Te arrepientes de lo que acabamos de hacer?.
  • Querido Cuñado, nunca lamentaré esta noche más bien todo lo contrario.
  • Teresa, es que tienes los ojos casi llorosos.
  • Carlos, solo cuando me masturbaba tenia orgasmos y contigo he tenido unos cuantos en una sola vez, pero este último ha sido tan intenso que no podía controlar mi cuerpo, notaba como mi vagina soltaba líquidos si parar y tenía contracciones involuntarias, pero la sensación era como si estuviese fuera de mi cuerpo, era tanto el placer que me estaba como desmayando.
  • Querida cuñada,espero que eso quiera decir que repetiremos.

No me contestó, simplemente me dio un beso en la boca y se levantó.

Ver el sugerente cuerpo de mi Cuñada alejándose de mí para  ir hacia el lavabo a ducharse después de haber follado conmigo, me hizo sentir afortunado, muy afortunado.

Fui detrás de ella y nos duchamos juntos, cuando terminamos, ella dijo que tenía que irse que tenía unas hijas que cuidar.

Dos semanas después solicitó el divorcio a Juan, después de un año nos casamos y ahora estamos a la espera de nuestro primer hijo.

Eso sí, cada vez que mis sobrinas e hijastras  se van con Juan, en casa  seguimos gozando de nuestros cuerpos como el primer dia.

Gracias, Irene estes donde estes.


De todas las parejas que he conocido en

www.todorelatos.com

gracias a mis historias, esta es la unica pareja que no ha accedido a un intercambio.

El argumento de Carlos y Teresa es que ellos no necesitan a nadie más, porque consideran el sexo como una muestra de amor, y que nosotros lo vemos como una forma placentera de relacionarnos.

Respeto su opinión, hace unos años incluso estaría de acuerdo con ellos, ahora no, pero eso no quita que esta historia suya me haya gustado lo suficiente para que se la revisase corrigiese y publicase.

A todas las mujeres de casa no solo les ha gustado, también las ha excitado.

Y eso al fin y al cabo es lo que importa.