El Brujo y Yo
Un brujo trató de convencerme que me habían hecho daño para no tener sexo con hombres y así poder follarme.
El Brujo y Yo
Había decidido probar algo nuevo en mi vida y era el sexo lésbico, así un día entre a una página de contactos y encontré a una mujer de mi ciudad, aunque su perfil no decía que era les, intuí que podía serlo porque en su red de contactos sólo habían mujeres. Llegué a contactarla, salimos, hicimos el amor y como continuaron las citas terminamos por hacernos pareja; como ella estaba involucrada con otra mujer la relación nunca fue fácil, aunque poco a poco lo nuestro se fue consolidando; en una de esas crisis pasando por un sitio leí que leían las cartas y decidí entrar. Me atendió un hombre quizás unos 15 años mayor que yo, ( un hombre alto, blanco de contextura atlética, no mal parecido y bastante pulcro ) comenzó a leerme y como no acertaba que mi pareja era mujer se lo dije; según él nuestra relación terminaría; como insistí en la lectura me leyó con unas cartas que según las que eligiera más esa sería mi respuesta, ese día salí aparente con mi gusto ya que las cartas decía que me quedaría con mi pareja algo que al final no sucedió. El adivino o brujo me hizo preguntas acerca de que tipo de sexo tenía, cómo nos estimulábamos y me daba cuenta que eso no era importante para la consulta pero sí para su morbo y le fui respondiendo a sus pregunta, le conté que me hacía un sexo oral bárbaro y sabía estimular cada parte de mi cuerpo con su boca, sus manos, él tenía un símbolo fálico en su escritorio y le conté que tenías un falo de latex y con eso me penetraba mi pareja. El brujo me dijo que yo tenía un daño para no tener sexo con hombres y que podía hacerme una cura para que tuviera más suerte en mis relaciones con el sexo opuesto; ofreció hacerme una limpia ese día y acepté... estaba ya caliente y quería ver hasta donde llegaba. Salió del consultorio y regresó con un recipiente de plástico, y con las luces apagadas, tan sólo iluminada la habitación con velas me hizo que me colocara al otro extremo, donde no estaba el escritorio, en el piso había una calavera, unos cuadros, me dio un algodón y me pidió que lo pasara por todo mi cuerpo sobre la ropa, por mis senos y por mi sexo, así lo hice y luego me pidió que miccionara en ese recipiente, así que me agaché, bajé mi pantalón, mi trusa y oriné algo, me dijo que me vistiera, recogió el recipiente, me pidió que mirara y viera que tenía un color diferente y que eso era producto del daño que me habían hecho. Preparó otro algodón y me dijo que me lo pasara por la parte superior de mi cuerpo pero tocando la piel así que me sacara la blusa y el brasier; yo obediente me quité la blusa y desnudé mis senos y frotaba el algodón por mi cuerpo, luego me pidió que me quitara el pantalón, lo obedecí y me dijo ahora la trusa, también me la quité y comencé a frotar el algodón por todo mi cuerpo, mientras él me miraba y yo me calentaba más y más. Después quemó el algodón y ardió de otra manera con aquello que le había puesto, para hacerme creer cuanto daño tenía. Entonces se sentó en una silla frente a mi y me dijo que me acercara, me tomó entre sus brazos y comenzó a chupar y morderme el pezón, yo me estremecí de los pies a la cabeza, hacía tiempo que ningún hombre acariciaba mi cuerpo; era algo rudo al morder y me causaba un poco de dolor, le pedí que no lo hiciera tan fuerte, me pidió que me tocara el sexo como me gusta que me toquen, comencé a acariciarme el clítoris, mis labios, me humedecí, todo temblaba dentro de mi y el retiró mi mano y con sus dedos comenzó a acariciar mi clítoris, me preguntaba si me excitaba y gustaba eso y mientras tocaba mi clítoris y mamaba mi pezón mi excitación iba subiendo más y más, quería que me penetrara con sus dedos y no me atrevía a pedírselo, tocaba muy bien mi clítoris y yo a punto de estallar. Luego se abrió el pantalón y sacó su verga me dijo si quería chupársela le dije que no y me pidió que se la cogiera y comencé a masturbarlo, a agitar su falo entre mi mano, mientras el seguía masturbándome y jugando con su boca en mis senos, entonces me abrió las piernas y me sentó en su verga le pedí que se pusiera un condón, me dijo que sí pero que todavía faltaba, así frotó un rato su pene en mi sexo, quería sentir su verga hundirse dentro de mí, me volvía loca sentirla entre mis labios, en mi clítoris, luego sacó un preservativo y se lo puso volvió a poner mi sexo sobre el suyo pero no podía penetrarme porque no estaba totalmente duro, le hice sexo oral ya con el preservativo puesto quería ese pene durito dentro de mi, otra vez intentó penetrarme pero no pudo. Cuando desistió de penetrarme, me dijo que me vistiera ya y que debía seguir un tratamiento para quitarme ese daño que tenía y que no me permitía tener sexo con hombres, el tratamiento consistía en tener relaciones con el maestro espiritista "él", me pidió que regresara. También me dijo que era muy valiente, creo que mi actitud serena lo descuadró un poco y no le permitió ese día tener una buena erección, el creía que iba a jugar un poco conmigo sin saber hasta donde podía avanzar, yo ya sabía lo que de él quería desde que comenzó a preguntarme sobre mi forma de hacer el sexo entre mi pareja y yo. Cómo dicen " las mujeres somos más brujas " y mientras el brujo creaba toda serie de trucos para engañarme, yo lo engañaba haciéndome la ingenua. Por supuesto no regresé a sesiones periódicas con él, lo busqué un par de veces más cuando sentí deseos de ser follada por un hombre y en esas sesiones....