El Bono del Video-Club
Jamás pensé que un bono para alquilar películas incluyera intimar con la chica del video-club, pero así fue.
Las pasadas navidades aprovechando una oferta de un videoclub compré una tarjeta bono por 3 meses, un alquiler diario. Claro que cuando compré el bono no sabia lo que supondría ver una peli a diario y todo lo que incluía el mismo. Era un día lluvioso de primavera y como cada día desde los últimos tres meses me disponía a ir al video club a devolver la película del día anterior y a recoger una nueva, solía ir casi siempre a primera hora de la mañana, hora en la que el video club está vacío, excepto una chica rellenita, muy guapa con pelo largo rubio, y unos ojazos azules preciosos, la chica del video-club. De tanto ir ya me conocía aunque no habíamos cruzado más palabras que las típicas de saludo de cortesía. Esta mañana todo era exactamente igual que cualquier otro día, salvo que había un compañero con la chica del video-club. Se trataba de un chico nuevo ya que le estaba enseñando el negocio. Cuando me dirigí al mostrador con mi película ella se dirigió a mí muy cortésmente como de costumbre y me explico que su compañero era nuevo, así que si no me importaba se iba a encargar el de mi película para ver si lo había entendido bien. Yo acepté sin más, el chico estaba bastante nervioso así que se equivocó un par de veces y ella le corrigió con el aplomo de una jefa aldente. Al entregarme la película me entretuve en la puerta ya que estaba lloviendo. Y justo cuando me disponía a salir noté que alguien me tocaba en la espalda, era ella, la chica del video me volví y me dijo espere un momento caballero, se volvió y le dijo al chico voy a tomar un café te quedas al cargo, acto seguido me cogió el brazo y salimos juntos del video. Nada mas salir me dijo, perdona que te haya cogido así pero la verdad es que me gustaría tomar un café contigo si no te importa, yo asentí con la cabeza. Continuó diciéndome que si no me importaba tomáramos el café en su casa que estaba a dos manzanas del video, yo balbucee un valee, y nos marchamos a su casa. En el camino me contó que me había observado durante hacía tiempo cuando miraba las películas, y que también había notado las miradas que le echaba al entrar y salir del video. Una vez en su casa preparó un poco de café y se puso cómoda, indicándome a mi que hiciera lo propio, me quité el abrigo y al volverme la vi allí sentada enfrente de mi, con una especie de camisón semitransparente, lo que me hizo ponerme un pelín nervioso, ella se dió cuenta enseguida de mi situación y me dijo: vamos no te cortes, no es para tanto, siéntate en esa silla. Yo obedecí y una vez sentado en la silla (era una silla pequeña, bastante pequeña comparada con la que estaba del otro lado). Ambos tomamos un sorbo de café, y de repente como un león cuando salta sobre su presa, ella me dijo; Mira yo soy una chica a la que le gusta dar ordenes y además me gusta que sean obedecidas, yo la miré asintiendo, y acto seguido quitó del medio la mesa que nos separaba, puso un píe encima de mi hombro y ordenó; chúpalo, chúpalo bien y veremos que ocurre. Yo comencé a lamerle la pierna desde el tobillo, se la lamía despacio, muy despacio, saboreándola, mientras comencé a trepar por su pierna con mi lengua muy lentamente, hasta llegar a su entrepierna. Ella comenzaba a excitarse, así que decidí saltar al ombligo y continuar mi tarea lamedora en dirección a sus bonitos y redondos pechos. La verdad es que yo también me estaba excitando, sobretodo viendo como ella comenzaba a contenerse, al llegar a su pecho comencé suavemente por la base del pecho, subiendo en redondo hasta la cima, el pezón que ya tenía una pose de bastante caña, pues se había endurecido y parecía pedir guerra. Entonces ella me dijo que acercara mi paquete a su cara, que estaba muy excitada, yo lo hice, y me bajó la cremallera del pantalón y sacó mi pene que a estas alturas estaba ya más que erecto. Comenzó a chuparlo con delicadeza, primero la puntita del capullo, y después comenzó a metérselo hasta lo más profundo de la garganta. Cuando estaba apunto solté un gemido y ella me indicó que continuara, y así lo hice inundando su boca con una buena dosis de leche. Acto seguido se levantó y me dijo, ahora quiero esto dentro de mi, así que siéntate ahí y yo me pondré encima de ti. Así lo hice y ella se puso a cabalgar encima de mi pene como una amazona experimentada, hasta que estuve apunto de estallar nuevamente entonces me dijo que aguantará todo lo que pudiera ya que ella también estaba a punto de correrse, ya no podía más cuando un grito ensordecedor inundó toda la habitación, acto seguido se levantó rápidamente y se dio la vuelta y se la metió toda otra vez en la boca, y nada más metérsela, reventé por segunda vez dentro de ella. Una vez terminado el café me despidió sin ni siquiera decirme su nombre, así que me fui a casa, me duché y me dije a mi mismo que había merecido la pena comprar ese bono del video-club.