El bombero que me marcó a fuego (Parte 1)

Podríamos llamarlo un relato de mi primer amor, y este fue un bombero al que conocí a mis 20 años y que me enseñó que hay muchas formas de querer, y también me enseñó a disfrutar del sexo y mucho...

“No debo olvidar la promesa que nos hicimos

mi amigo del corazón,

sin importar la oscura noche que se aproxima.

Ya no temeré, a lo que traiga el destino

pues yo puedo cualquier barrera vencer

al mañana avanzaré

tengo fe en él.”

Tengo que reconocer que, como lector de esta web desde hace muchos años, siempre ha habido un tipo de relatos que me han producido una especial mezcla de ternura y morbo: los relatos de “la primera vez” (pudiendo entender esta tanto la primera relación sexual de dos chicos en general, o la primera vez de un heterosexual o con un chico). No cabe duda de que, para todos, chicos o chicas, heteros, bisexuales o gays, la primera vez es algo que suele quedarse en nuestra memoria, afortunadamente para bien en la mayoría de los casos.

Con esta introducción, supongo que pensaréis que estoy a punto de narraros mi primera experiencia sexual peeeero… no será precisamente eso. Y no, no es porque mi primera vez fuera mala, o decepcionante, o traumática (de hecho fue la forma en que empecé a asumir mi sexualidad, y eso es algo que agradecer); pero ni me parece una experiencia lo suficientemente interesante como para narrarla más allá de en medio de una cena con copas entre amigos, ni tengo recuerdos suficientes de ella por motivos obvios (han pasado la friolera de 18 años desde entonces).

Así que, ¿De qué voy a hablaros entonces? Pues de otra primera vez, y me refiero a la primera vez que, por decirlo así, me enamoré (o al menos me pillé y mucho) de un chico y fui, o al menos así lo siento, correspondido en la misma medida. Es obvio que antes de esta historia, me había fijado en otros chicos y me había pillado por ellos, pero si tengo que hablar de un “primer amor” como tal, tiene que ser de este sin duda.

Y para ello, tenemos que remontarnos nada más y nada menos que al verano del 2007, cuando yo tenía 20 añitos y era por entonces físicamente algo distinto a lo que soy ahora, me explico: obviamente ya era por entonces un chico castaño, de ojos verdes, grandes y llamativos (lo que un buen amigo mío llamaba a menudo “ojos de personaje de manga”), solía ir depilado, y aunque no tenía tatus ya llevaba mis pendientes al igual que ahora y mis pintillas de medio cani; pero mi cuerpo era por entonces delgado, sin la musculatura definida que tengo ahora pues aún no había empezado a ir al gym. Lo que si destacaba ya de mi por entonces eran mis piernas y mi culo, tanto por una cuestión genética, cómo porque entonces ya le daba al running y a la bici, y prácticamente todos los días de la semana puesto que acababa de empezar con ello y ya se sabe, la motivación inicial…

Mi forma de ser por entonces era también algo diferente a la de ahora. Si bien tenía mi sexualidad más que asumida y en el sexo era bastante apasionado y había ido cogiendo buenas prácticas (ya por entonces mis juegos orales y mis movimientos solían volver locos a los tíos), no era tan desinhibido ni tan “chulito” a la hora de hacer que la gente se soltara conmigo como lo he acabado siendo con el tiempo. Pero no cabe duda de que tras vivir lo que voy a narraros, hubo un “click” en mi cabeza que me hizo empezar a ser poco a poco como he acabado siendo.

Cómo bien os he comentado, por entonces le había empezado a dar al running y la bici con bastante frecuencia, y más cuándo varias personas me dijeron que se me daba bastante bien y que tenía buena resistencia y mucha fuerza en las piernas, considerando que el resto de mi cuerpo era el de, dicho coloquialmente, un tirillas. Esto, unido a los resultados en mi culo y mis piernas que observaba a diario y ya he mencionado, me motivaba mucho y hacía que, incluso en pleno verano madrileño (que para todos los que seáis de aquí o al menos hayáis pesado un verano típico aquí), saliera a correr casi a diario aprovechando que vivo en una zona con bastantes parques interconectados entre sí.

Pero había algo más en la zona en lo que yo vivía, y era un cuartel de bomberos bastante grande. Evidentemente, éstos tenían su propia zona de entrenamiento en el cuartel, pero hay cosas que uno no puede hacer en interior, y correr es una de ellas, y puesto que si algo necesita un bombero es resistencia (aparte de fuerza física), era muy habitual que en mis entrenamientos diarios coincidiera con un grupo de varios de ellos corriendo por el parque.

No voy a ser hipócrita: por mucho que salir a correr fuera algo que me motivara mucho, no cabe duda que el ver a esos portentos de hombres a cada cuál más pibón, sin camiseta, con pantalones cortitos a medio muslo (joder y que muslos…) corriendo y sudando por el parque, era una motivación para mí a un mayor. No me costó mucho darme cuenta de cuáles eran los horarios en los que ellos solían ir a correr, y por suerte, eran horarios que no coincidían con los de mi trabajo de verano, por lo que podía apañármelas para coincidir con ellos a menudo.

Una de las cosas más bonitas para mí del deporte es la camaradería que puede llegar a crearse entre la gente que coincide practicando el mismo deporte, incluso si no se conocen de nada, y ésta no era la excepción. Tras unos cuantos días coincidiendo con más o menos el mismo grupo de bomberos, llegó un momento en que empezamos a saludarnos, inicialmente con un discreto movimiento de cabeza, y posteriormente con saludos y palabras de ánimo para seguir cada uno a lo nuestro. Algunos de ellos incluso me acabaron comentando que estaba hecho un campeón por mi forma de correr, lo cual para mí no era algo tan meritorio (al fin y al cabo yo era delgadito e iba a mi bola, mientras que ellos eran el doble que yo físicamente y además intentaban ir en grupo, lo cual siempre te enlentece), pero sin duda estimulaba mi ego viniendo de quien venían esos halagos…

Y entre todos los habituales de ese grupito, había uno que siempre me había llamado especialmente la atención, no por ser el más alto (de hecho, a ojo, me sacaría no más de 5 cm de alto), ni el más cachas, pero si por tener una mirada y una sonrisa que transmitían lo que sólo puedo definir como buen rollo. Cada vez que nos cruzábamos, era uno de los que me saludaba y animaba con más efusividad, y eso, unido a lo guapo que era, me tenía cada día más cautivado.

La situación que causó nuestro primer acercamiento debería agradecérsela al calor madrileño del que tanto suelo renegar. Y es que, cómo buen cabezota que soy había ocasiones en que ni el calor más sofocante ni las recomendaciones de mi madre (y como todos sabemos, las madres siempre llevan la razón…) me hacían desistir de ir a correr. Y así, una tarde de julio, llegué corriendo al parque tanto para darle duro, cómo para poder observar a los pibones que ocupaban mis fantasías más húmedas…en especial al pibón que me tenía loquito con su mirada y su sonrisa. Pero era evidente que, con ese calor, tenía que haber dejado la carrera para más tarde, o al menos no haberme metido tanta caña, porque en un momento dado me sentí tan fatigado y acalorado que tuve que sentarme en un banco a recuperarme, tras mojarme bien la cara y el pelo, que por suerte llevaba bastante corto. Y para mi buena o mala suerte, todo esto tuvo que pasar justo cuándo aquél grupo de dioses pasaban corriendo también, entre ellos, cómo no, mi chico favorito.

“Joder, que bien Álex, si querías que se fijara en ti no cabe duda que lo va a hacer…pero por la lástima que das ahora mismo”

Y en realidad no estaba muy equivocado, porque efectivamente, cómo varios de ellos ya me conocían, aunque fuera de vista, se acercaron a mí a preguntarme si me encontraba bien, si necesitaba ayuda, si me había hecho daño…lo típico vaya. Y entre todos ellos, mi chico de la sonrisa permanente, se abrió paso, se acercó a mí y les dijo a los otros que siguieran, que enseguida les alcanzaba.

Una vez nos quedamos frente a frente, y a pesar de que el sol aun nublaba un poco mi vista y mi mente, pude admirarle por fin frente a frente. Efectivamente, no era mucho más alto que yo (mediría 1,78, midiendo yo 1,74), si bien físicamente me superaba a casi todos los niveles, pues sus pectorales, brazos y espaldas eran considerablemente más definidos (aunque, como ya he dicho, no era tan cachas como varios de sus compañeros, lo cual no impedía que tuviera un cuerpazo que daban ganas de repasar entero con la boca); en lo único en lo que no me llegaba a ganar era en lo referente a mi tercio inferior, pues si bien tenía un culo piernas bastante firmes, no eran tan marcados como los míos. Su pelo era negro, algo más largo que el mío y medio de punta, su piel morenita producto suponía yo de sus continuas carreras bajo el sol, su torso y cuerpo en general totalmente rasurado, y podías perderte en el azul de sus ojazos fácilmente…y todo ello lo remataba una sonrisa que nunca parecía desaparecer de su rostro. No sabría decir su edad, aunque si intuía que era unos años mayor que yo,

-Ey, ¿Estás bien tío?

-Álex: Si…sí tío, no te preocupes. Creo que me he flipado un poco corriendo hoy con el calor que hace.

-¿Cómo que flipado? Venga hombre no jodas…

Aquello me desconcertó bastante, no entendía muy bien a dónde quería ir a parar.

-Álex: Ehh…¿A qué te refieres?

-Tron, te he visto correr y eres un crack, ¿De verdad este solecito de nada te va a detener? Venga joder, mójate otra vez la cara y continúa como un campeón, te he visto corriendo y sé que puedes con esto y más.

-Álex: Tú…tu creees…¿Te parezco un crack?

A ver, entendedme, que un tío así que se veía que trabajaba su cuerpo casi diariamente, ya fuera por motivos puramente laborales cómo por placer, me soltara aquella frase me motivaba más de lo que nada me había motivado (ni siquiera la posibilidad de verles a él y sus compis sin camiseta sudando a cada día), pero sin duda no me lo esperaba.

-Pero capullo, si corres como una gacela jajaja, aunque bueno, con lo delgadito que estás no es difícil

Aquello me hizo reír…y cuánto más hablaba con él mejor me iba sintiendo.

-Álex: Venga, voy a hacerte caso, a ver si no vuelve a darme un chungo

-Tranquilo tío, voy a ir a tu lado al principio para asegurarme de que estés bien, y luego volveré

con mis compis ¿Te parece?-dijo poniendo su mano sobre mi hombro y acercando su cara a la mía sin dejar de sonreírme-

-Álex: Joder, muchas gracias, tío…pero no quiero retrasarte

-Bah, ni te preocupes, les alcanzo echando ostias. La mayoría están muy mazados y no pueden correr tan rápido como yo y mucho menos cómo tú jajaja, alcanzarles será fácil. Venga, vamos tío-dijo revolviéndome el pelo y tirando de mí para que nos pusiéramos en marcha

Y así, con la compañía de mi nuevo e inesperado colega, reanudé mi carrera, y no sé si fue su compañía, sus palabras de ánimo y admiración o el que el agua fresca me había empezado a hacer efecto, pero rápidamente comencé a sentirme mejor y así se lo hice saber tras unos 5 minutos corriendo uno al lado del otro

-Me alegro mucho campeón, voy a volver con estos y ya sabes…si te sientes mal de nuevo, descansa lo que te haga falta pero nunca pares ni te rindas eh-dijo guiñándome un ojo y dedicándome su mejor sonrisa-

-Álex: Muchas gracias, tío, de verdad…

-No hay de que…por aquí te veré. Por cierto, me llamo Jesús-dijo mientras aceleraba y se alejaba de mí-

-Álex: Encantado Jesús, yo soy Álex-dije gritando para que me oyera, cosa que intuyo que hizo, porque se dio la vuelta y me hizo un gesto levantando su dedo pulgar hacia arriba, para luego volver a acelerar hasta unirse a sus compañeros.

Sin duda, la carrera de aquél día fue memorable, no sólo porque tras el bajón inicial di lo mejor de mí e hice un gran tiempo, sino porque aquél pibón que últimamente copaba mis fantasías, se había acercado de forma amistosa a mí , tras comprobar que estaba bien, me había animado a sacar lo mejor de mí y no rendirme…y lo mejor, había podido admirar su físico en todo su esplendor ¡Y joder, qué físico!. No sería el más cachas del grupo, pero era uno de los tíos más guapos que había conocido, y además parecía ser tan bonito por dentro como por fuera.

Si algo tenía que agradecerle a mi pequeño “golpe de calor” es que me hubiera dejado medio atontado en todos los sentidos, incluyendo mi deseo sexual…porque en condiciones normales tener a ese pedazo de tío tan cerca de mí, tocándome y pudiendo aspirar su aroma a sudor y testosterona pura, me hubiera provocado un empalme de caballo. Pero eso no impidió que, una vez en casa y durante una buena ducha, recordara todo lo vivido y mi polla se pusiera mirando al techo, por lo que tuve que machacármela a base de bien hasta echar 5 buenos chorros de lefa sobre el suelo del plato de ducha…joder, que a gusto me quedé

Los días continuaron, y yo seguí con mi trabajo de verano, mis quedadas de vez en cuando con amigos de la uni por las noches cuando el calor daba algo de tregua, y por supuesto, mis entrenamientos. La única diferencia es que, cuándo ahora me topaba con el grupito de bomberos, si mi nuevo amigo estaba entre ellos, sus saludos (y por supuesto los míos) eran más efusivos, y ya nos llamábamos por nuestros nombres.

El mes de agosto llegó, y con ello, algo que suele ser invariable en Madrid en dicho mes, y es que la gente se empiece a ir fuera, incluyendo claro está a casi todos mis amigos. Por mi parte, mi trabajo no me permitía hacer lo mismo, y en todo caso tampoco era un gran problema…en realidad estaba acostumbrado a pasar el mes de agosto en Madrid a mi bola. Pero ese mes sería diferente gracias sin duda a Jesús, a mi bombero…

En uno de mis días de running, me sorprendí cuándo el grupo de bomberos pasó corriendo a mi lado (con sus correspondiente saludo de colegueo) y no ví a Jesús entre ellos, pero sólo tuve que avanzar un par de kilómetros hasta otro parque más grande para descubrir la razón. EN dicho parque, había una zona de barras para entrenamiento, y allí estaba Jesús: sin camiseta, con unos pantaloncitos cortos de color azul a medio muslo, haciendo dominadas en la barra. Joder, creo que podría haberme pasado la tarde entera disfrutando del espectáculo que era ver a ese machito subir y bajar todo su cuerpo, mientras sus músculos se inflaban en el proceso.

-Jesús: ¡Hombre Álex! ¡Qué casualidad tío, no sabía que también corrieras por aquí!

Tan embobado me había quedado mirándole, que no fui consciente de que él también había advertido mi presencia, y había detenido su entrenamiento para acercarse a saludarme.

-Álex: ¡Jesús! ¡Qué alegría verte! Sí tío, suelo empezar en el parque donde nos vemos siempre, pero luego vengo por aquí para continuar mi ruta, sobre todo cuando quiero hacerla más larga-lentamente le expliqué cuál era la ruta que solía seguir, que solía suponer una distancia de 10-12 km según el día-

-Jesús: Joder que cabronazo, si ya te decía yo que eras un campeón-dijo mientras volvía a revolverme el pelo como si fuera su hermano pequeño-

-Álex: Bueno, tú no te quedas atrás, vaya entrenamientos guapos que te haces ¿No?

-Jesús: ¿Esto? Va, no es nada, es práctica tío. Tú, estando tan delgadito podrías hacerlo en cuánto le cogieras el truco.

-Álex: Bah, que dices, ni de coña tío, si no tengo casi fuerza en los brazos.

-Jesús: ¡Qué si joder, hazme caso! Venga, prueba, yo te ayudo.

Podría mentir y dármelas de lo que no soy diciendo que tras muchos intentos conseguí hacer unas dominadas casi perfectas pero…no, la realidad es que no sería hasta unos años después cuándo empezaría a dominar (nunca mejor dicho) ese ejercicio. Eso no impidió que Jesús pusiera todo su empeño en ayudarme y que los dos nos echáramos unas buenas risas cuándo veía mis intentos de elevar mi cuerpo, con resultados entre graciosos y lamentables. El bombero guaperas no paraba de vacilarme, a lo que yo le respondía en todo momento (si bien para entonces no eran tan chulo como ahora, siempre he tenido la capacidad de serlo cuando me pican mucho), y eso culminó en varias peleas de colegueo en las que yo por supuesto llevaba las de perder por la diferencia de fuerzas, y más de una vez quedé doblegado con su cuerpo sobre el mío…y unas considerables erecciones como consecuencia, que para mi alivio pasaron desapercibidas para él.

Cuándo nos cansamos de hacer el tonto decidimos descansar y echarnos sin camiseta sobre el césped. Fue el momento en el que los dos pudimos empezar a conocernos más a fondo. Yo le conté a Jesús que era de Madrid y de ese barrio de toda la vida, lo que estudiaba, que ese año empezaría mi cuarto curso de carrera y que seguramente tuviera que seguir trabajando a media jornada el resto del mismo por motivos económicos (esto último, he de decir, le hizo mirarme con una especie de admiración y sonreírme con más ternura de lo que ningún chico me había sonreído hasta el momento); también le hable de las cosas que me gustaban aparte de correr, como los videojuegos, las series de anime, las novelas policíacas y de terror…vamos, lo que los habituales de mis relatos ya sabéis

Jesús, por su parte, me contó que tenía 25 años, que era de Ciudad Real y que llevaba cerca de un año viviendo en Madrid, ya que cuándo se sacó finalmente las oposiciones de bombero le destinaron aquí. Para sorpresa mía, vivía bastante cerca de mí, a unos 15 minutos andando ,cosa que en Madrid ya es mucho decir. Me contó también que echaba de menos su tierra y a su familia, y que aunque se llevaba muy bien con sus compañeros de curro, a veces se sentía un poco sólo en Madrid, que aún no había llegado a tener amigos de verdad (y en esta ocasión, el que le miró con ternura fui yo…en serio ¿Cómo podía no tener amigos en Madrid un chico cómo él? ¿O al menos “amigas”?). Curiosamente, compartíamos también algunas aficiones más allá del running, como las pelis de miedo y algunos videojuegos.

-Álex: Y dime tío, ¿Cómo es que te viniste hoy aquí en vez de correr con tus compis?

-Jesús: Ah, bueno, es que yo soy muy de entrenar al aire libre, y hacer ejercicios siempre en el gimnasio me acaba aburriendo, debe ser que soy muy de campo jajaja.

-Álex: Claro, ahora entiendo. Me extrañó no verte con ellos cuando me los crucé.

-Jesús: Ah, ¿Te cruzaste con ellos y me buscaste con la mirada? ¿Y eso por qué?-dijo sonriéndome de una forma un tanto canalla-

Joder, me puse totalmente rojo en ese momento y tuve que apartar la mirada de él.  Eso había sido una pillada en toda regla, casi mayor que si me hubiera sorprendido mirándole directamente.

-Jesús: Oye-dije girando con su mano mi cabeza hacia él-sea cual sea la causa, no es para que te quedes mudo ni para que dejes de mirarme hombre. Salvo que seas un asesino en serie, no creo que haya nada de malo en que me buscaras con la mirada entre mis compañeros ¿No te parece?

Mientras decía aquellas palabras, Jesús mantenía su mano apoyada en mi cara, inicialmente con fuerza para que no volviera a voltearla, aunque pronto se convirtió más en un gesto tierno, que se unía a la sonrisa y mirada que me dedicaba a la vez. Aquello me tranquilizó en cierto modo…no sé si había llegado a darse cuenta del motivo por el que le miraba exactamente, pero en todo caso, si lo había hecho, no parecía importarle.

-Álex: Cómo asesino en serie, con un tío tan fuerte como tú, poco tendría que hacer me temo…cómo no llevara un guante de cuchillas lo veo jodido.

Gracias a aquella frase tan friki como oportuna, pude romper la tensión (la mía más que nada, él estaba muy tranquilo) y Jesús se echó a reír.

-Jesús: ¿Sabes Álex? Me pareces un tío estupendo.

-Álex: Tú también me lo pareces a mí Jesús, de verdad.

-Jesús: Quizás hoy mi suerte haya cambiado un poco y para bien…

-Álex: ¿A qué te refieres?

-Jesús: A que puede que por fin esté empezando a conocer a un amigo aquí en Madrid.

Si uno pudiera ver su propia sonrisa en los ojos de la persona que le está hablando, creo que los ojazos azules de Jesús no habrían podido abarcar la mía en ese momento. Más allá de la atracción física que me producía, aquél chico me transmitía una mezcla de sentimientos, todos ellos muy cálidos: cercanía, ternura, instinto de protección hacia mí…así que el hecho de que quisiera ser amigo mío me llenaba de alegría.

-Álex: Joder, cuándo vuelva a la uni y les cuente a mis amigas que tengo un colega bombero…ya verás jajaja

-Jesús: Ya imagino, todas empezarán a decir que les apague el fuego a ellas con mi manguera ¿No?-dijo esto último agarrándose descaradamente el paquete por encima del pantalón-, muy original todo…

-Álex: Gilipollas…

-Jesús: Repite eso si tienes huevos enano…

Diciendo esto, se volvió a abalanzar sobre mí, reduciéndome con facilidad mientras nos reíamos, y volviendo a quedar sobre mí, aunque esta vez, una vez me tuvo sujeto por las muñecas, me miró fijamente, pero no con ternura o colegueo como lo había hecho hasta ahora si no de una forma que podríamos llamar…¿seductora?

-Jesús: No sé si te han dicho alguna vez que tienes unos ojazos impresionantes.

-Álex: Bueno, mira quien viene a decirlo

-Jesús: No compares, los míos son llamativos porque tengo el pelo oscuro, pero los tuyos son otro nivel

Mientras decía esto, Jesús había soltado mis muñecas y con su mano derecha me acarició la cara con ternura, mientras con su mano izquierda volvía a revolverme el pelo.

-Álex: Jesús…que…¿Qué haces?

-Jesús: Me gusta admirar cosas bonitas en general…como tú…

-Álex: Cómo…¿Cómo yo…?

-Jesús: Como tus ojos quería decir-corrigió muy rápidamente su frase como quien no quiere la cosa, pero no me engañó tanto como le hubiera gustado.

-Álex: A mí también me gusta admirar cosas bonitas…tan bonitas como tú-no sabía de donde estaba sacando el valor para decir aquello, era como si mi lengua fuera más rápida que mi cerebro en ese momento-

Jesús respondió a mis palabras sorprendido, pero rápidamente volvió a sonreír, y se inclinó hasta que su cara quedó totalmente pegada a la mía, tanto que sentía su aliento en mis labios mientras hablaba.

-Jesús: No sólo eres buena persona, también eres pura ternura pequeño, me va a encantar ser tu amigo-y diciendo esto me besó en la mejilla, casi rozando mis labios.

No sé cuánto tiempo duró aquello, seguramente sólo segundos, pero a mí me pareció una eternidad sin duda. Cuando finalmente separó su cara de la mía, volvió a mirarme sonriendo, esta vez con su mirada canalla de hace un rato.

-Jesús: Un beso de amigos ¿No? Me encanta dar besos y abrazos

-Álex: A mí…a mí también tío.

-Jesús: Pues venga ¿A qué esperas?

Tras decir esto, se levantó de encima mío y, aprovechando su fuerza me hizo incorporarme hasta que los dos quedamos de pie, y antes de que pudiera darme cuenta me estaba rodeando con sus fuertes brazos, a lo cual yo respondí, apoyando en el proceso la cabeza en sus pectorales.

-Jesús: Lo que yo decía…un muy buen tío, y pura ternura…

Así permanecimos unos segundos, yo con los ojos cerrados disfrutando del contacto, del aroma a sudor que todavía emanaba de él, dela fuerza con que me atraía hacia él…joder, en ese momento tuve uno de los mayores empalmes de mi vida el cuál, dudo mucho que le pasara desapercibido, pero la verdad es que intuía que a aquél chulazo nada le asustaba ni le incomodaba. Tan absorto estaba en ese momento, que casi ni me di cuenta de que se estaba haciendo de noche

-Álex: Joder, pero…¿Qué hora es ya?

-Jesús: La hora de que nos vayamos a casa pequeño. Esta vez en vez de venir corriendo bajé en moto, y tengo un casco de más así que, sube conmigo que te acerco a casa.

Por supuesto yo le dije en varias ocasiones que no hacía falta, más por educación que por sinceridad, porque estaba deseando abrazar fuerte a aquél guaperas mientras nos montábamos en su moto, y por supuesto, él no me dejó discutirlo y al poco estábamos los dos con las camisetas y los cascos puestos, camino a casa.

Una vez estuvimos aparcados en la puerta de mi casa, me bajé y me dispuse a darle otro abrazo de despedida, el cual me devolvió con el mismo ímpetu que antes.

-Jesús: Oye, ¿Cuándo libras próximamente en tu curro?

-Álex: Pues mañana mismo, porque trabajé un festivo y me han dado este día a cambio.

-Jesús: Joder, pues de puta madre tío, porque mañana es también mi día libre. Si te apetece, podemos ir en moto hasta un sitio bastante chulo que conozco.

-Álex: Anda que tiene cojones…el de fuera enseñándole sitios bonitos al madrileño

-Jesús: Jajaja, si es que los de aquí no tenéis ni idea de todo lo que tenéis por ver en vuestra propia ciudad. ¿Te parece si te paso a recoger a eso de las 9? Aunque sea temprano así no pegará tanto el sol y aprovechamos más la mañana, y luego podemos comer juntos en mi casa si quieres.

-Álex: Claro tío, me encanta la idea-joder…un día entero con ese pibón, tenía que estar soñando-

Así que nos intercambiamos los teléfonos y nos dimos también el Messenger (si chicos, era la era pre-WhatsApp y casi casi pre-redes sociales, los SMS y el Messenger eran básicamente las formas de comunicación entre los chicos de nuestra edad), para luego darnos las buenas noches. Una vez me metí en mi casa, saludé a mi madre y me dispuse a darme una ducha y cenar algo rápido antes de irme a dormir, ya que estaba reventado por el ejercicio y el calor. Un poco antes de dormirme, cuando ya estaba desnudo en la cama, escuché mi móvil vibrar y al abrirlo mi cara se iluminó con el SMS que leí:

-Jesús: Gracias por hacerme pasar una tarde tan de puta madre pequeño, mañana te lo compensare 😉

Me quedé unos segundos pensando en que responderle, y reconozco que no fui muy ingenioso, porque lo único que me salió fue:

-Álex: Gracias a ti Jesús, me alegra mucho tener a un nuevo amigo como tú.

Uno diría que debería haberme dormido enseguida dado lo agotado que estaba, pero por mi mente pasaban tantos pensamientos que no podía relajarme…ni mi mente ni mi polla…porque no paraba de recordar el cuerpazo de Jesús sudando mientras hacía deporte, sus abrazos, su cuerpo sobre el mío, su cálido beso en la mejilla, la forma en que me tranquilizó dejando implícito que se había dado cuenta de que él me atraía físicamente…y todo aquello no sólo me producía una mezcla de alegría y confusión, si no que me hacía estar muy muy cerdo, más de lo que había estado en muchos días

Así que con las diferentes imágenes de Jesús en mi cabeza, comencé un lento sube-baja de mi mano por todo el tronco de mi polla, el cual se fue paulatinamente acelerando. Deseaba que Jesús me volviera a abrazar, que me volviera a besar, pero esta vez en la boca y con pasión, que volviera a atraerme hacia su cuerpo pero esta vez para poseerme y meterme toda su virilidad en mi interior…deseaba ser suyo, totalmente suyo, y no sólo en lo físico. Deseaba que me besara, que me abrazara, que me dijera que no se separaría de mí…

“Joder, joder, me corro, me corro” pensé a la vez que jadeaba y empezaba a expulsar trallazos de lefa sobre mi abdomen.

…deseaba, en pocas palabras, que Jesús fuera mío y yo fuera suyo. Con ese pensamiento, finalmente me dormí, empapado en mi propia lefa, lo cual poco me importaba la verdad.

A la mañana siguiente me levanté temprano, y tras echar la ropa de mi cama a lavar por motivos obvios, me di una ducha, me vestí con una camiseta de deporte, pantalones tipo chándal cortos y deportivas para el campo,  y disfruté de uno de los mayores placeres de los días libres, que es poder desayunar tranquilamente, sin prisas y viendo la tele. A eso de las 8:45, recibí una llamada de Jesús.

-Jesús: Buenos días pequeño, ¿Estás ya listo?

“Vaya, se está acostumbrando a llamarme así…bueno, la verdad es que me gusta

-Álex: Buenos días, tío, sí, listo del todo, recojo las cosas del desayuno, me lavo los dientes y preparado 100%.

-Jesús: Perfecto, en lo que haces todo eso ya estaré en la puerta de tu casa. Ahora te veo

Y puntualmente, a las 9.00 a.m., Jesús me avisó por un SMS de que estaba fuera. Tras despedirme de mi madre, salí el encuentro del chico que ocupaba mis pensamientos. Y allí me lo encontré, con su casco de la moto puesto que me impedía ver sus ojazos y su sonrisa, pero no así su precioso cuerpo, ataviado con una camiseta deportiva algo amplia pero que dejaba intuir su musculatura y unos pantalones del mismo tipo que los míos a través de los cuales, por estar sentado, se llegaba a intuir algo de tamaño nada desdeñable entre las piernas. Llevaba además una mochila en la espalda al igual que yo, en la que intuía que llevaría agua y algo de comer.

-Jesús: Ponte el casco y sube pequeño, nos vamos.

Obedecí como un niño bueno y nos pusimos en camino. Tengo que decir que las motos al igual que las montañas rusas siempre me han producido una mezcla de fascinación y temor, ya que me encanta la sensación de estar montado en ellas, pero a la vez tiendo a pasarlo mal cuando alcanzan mucha velocidad o hay movimientos demasiado bruscos. Por este motivo, iba todo el camino abrazado a Jesús como si fuera un koala, a lo que él, respondía agarrándome de las manos cuándo se quedaba parado, y diciéndome que no me preocupara, que llevaba conduciendo motos desde los 16 años y que no me pasaría nada estando con él…y la verdad, viniendo de él, cualquier palabra sonaba tranquilizadora

Tras un buen rato de camino, llegamos finalmente a nuestro destino: una zona apartada del campo, cerca de la sierra, y más concretamente, a un precioso mirador desde el que había unas vistas espectaculares.

Álex: Joder…es…flipante tío.

-Jesús: ¿No te he dicho que los madrileños no sabéis la cantidad de cosas que os perdéis de vuestra ciudad? Mira, ven aquí, mira que vistas.

Mientras decía esto, Jesús me atraía hacia él y los dos nos apoyamos en la cerca del mirador, disfrutando de una agradable brisa matutina propia de la sierra, que poco tenía que ver con el calor que empezaría a hacer en la ciudad en pocas horas. No pude evitar fijarme en que estábamos solos en el sitio, pero considerando que era temprano, y también agosto pues…era fácil que eso ocurriera.

-Jesús: Cuándo te quedas tan pensativo tus ojos son aún más bonitos ¿Sabes?

Aquello me sacó de mi ensimismamiento…joder, yo y mi puta manía de perderme en mis pensamientos, pero…¿acababa de decirme otra vez que mis ojos eran bonitos?

-Álex: Me vas a poner rojo con las cosas que me dices tío…

-Jesús: No tienes porqué pequeño, no digo más que la verdad-dijo mirándome fijamente y sonriéndome como sólo él sabía hacer, mientras ponía su mano en mi hombro-

-Álex: Jesús…yo…te agradezco mucho todo lo que me dices y cómo te portas conmigo pero…

-Jesús: Pero ¿Qué?-dijo sin dejar de mirarme ni soltar su mano de mi hombro

-Álex: Pues que, me gusta y me confunde también. No soy tonto y tú tampoco, y creo que ya habrás notado que yo…bueno, que si te miro tanto y te buscaba ayer entre tus compañeros…

-Jesús…es porque te molo…¿Eso querías decir no?

-Álex: Joder pues, sí, eso es. Soy gay tío, y me caes muy bien, eres un tío de puta madre, pero me molas muchísimo, y ya sé que a ti te irán las pibas pero joder es que…

No pude acabar la frase, porque Jesús giró por completo mi cabeza hasta quedar frente a frente, y antes que pudiera darme cuenta sus labios estaban pegados a los míos y noté como su lengua empezaba a abrirse paso en mi boca. Inicialmente no super ni cómo reaccionar, porque sólo pensaba que aquello no podía estar pasando, pero finalmente eme dejé llevar, y mi lengua empezó a jugar con la suya mientras los dos girábamos la cara hacia los lados. Tras unos interminables segundos así, me separé de él lentamente, y nuestros ojos se encontraron, y esta vez volví a ver en ellos lo mismo que había encontrado la tarde anterior, sólo que ahora me quedaba más que claro: me miraba queriendo seducirme.

-Álex: Jesús…a ti…¿Te gustan los tíos?

-Jesús: Me gustas tú, es lo único que importa.

Ante su aplastante lógica no había mucho que decir, así que sólo me quedaba dejarme llevar por aquél bombero guaperas, cosa nada difícil porque estaba deseando que hiciera conmigo lo que quisiera. Jesús me atrajo hacia él, me abrazó con fuerza y me levantó en volandas para volver a comerme la boca una vez más, con más pasión incluso que antes ya que los dos nos habíamos soltado a tope. En esa posición estuvimos un buen rato, y cuándo me bajó al suelo noté dos cosas: que mi rabo estaba duro como una roca, y que en sus pantalones se había formado también una buena tienda de campaña.

-Jesús: ¿Alguna vez te han follado al aire libre?

-Álex: Sí…tengo más trayectoria de lo que parece -dije sonriéndole

-Jesús: Te lo preguntaré de otra forma entonces, ¿Alguna vez te han hecho el amor al aire libre?

Joder…eso sí que no me lo esperaba. No sólo quería un polvazo (lo cual, hubiera sido más que aceptable), realmente quería que fuera un momento especial. Yo negué tímidamente con la cabeza, y eso le hizo sonreír con expresión de triunfo.  Se dirigió a su mochila, y sacó de ella una toalla bastante amplia, que extendió en el suelo, se tumbó en ella y me hizo un gesto para que me pusiera a su lado.

-Jesús: Así que tienes trayectoria eh…¿Me lo demuestras?

-Álex: Prepárate y verás…

Era el momento de demostrarle que no iba de farol, y sobre todo, el momento de tomar las riendas de la situación. Me senté sobre él y empecé a pasar mi lengua por su oreja izquierda y su cuello haciéndole gemir, mientras notaba toda la dureza de su rabo presionando en mi culo a través de los pantalones de ambos. El cuello es el punto sensible de casi cualquiera (yo incluido) y sabía que si quería volverle loco tenía que empezar así, y me tomé mi tiempo en ello, alternando mi lengua entre los dos lados de su cuello y sus dos orejas, mirándole ocasionalmente a los ojos para ver que los tenía entrecerrados por el placer que estaba sintiendo.

-Jesús: Dios peque…como me tienes y sólo con esto

-Álex: Pues puedo usar mi lengua en más sitios aún…si me dejas claro.

-Jesús: Sí…sí…úsala donde quieras enano

-Álex: ¿Dónde yo quiera? ¿En serio?

-Jesús: Sí…

-Álex: No te oigo-dije antes de darle un suave mordisco en el lado derecho del cuello-

-Jesús: ¡¡AHHHHHHH!! Siii, joder, ¡CÓMEME ENTERO! ¡SOY TODO TUYO!

Por entonces yo sería más tímido pero en el sexo sabía muy bien cómo hacer que un tío se volviera loco, y con Jesús lo estaba consiguiendo. Tras conseguir que gritara como yo quería, le empecé a quitar la camiseta (cosa a la que él contribuyó, y de paso me quitó también la mía)  y empecé a bajar mi boca por su torso definido, haciendo círculos en sus pezones con la lengua, bajando lentamente por su abdomen terso y su ombligo, mientras metía mis manos por las perneras de sus pantalones hasta llegar a sus boxers, en los cuáles podía palparse ya todo el contorno de un rabo de unos 18 cm en la plenitud de su erección, así como bastante humedad en la zona del capullo.

Jesús se retorcía ante cada una de mis maniobras y sólo suspiraba y decía de forma entrecortada que no parara, que le estaba volviendo loco. Yo no tenía ninguna prisa la verdad, me encantaba tenerle tan cerdo, y además me encantaba saborear cada rincón de ese cuerpo moreno y trabajado, el más bonito que había tenido la oportunidad de disfrutar hasta ese momento de mi vida.

Sólo tuve un poco de compasión y le liberé también de sus pantalones, porque la presión que su polla, cada vez más dura, ejercía sobre ellos tenía que estarle casi doliendo. Y aquello me dio la oportunidad de poder llevar mis juegos un paso más allá, pues mi lengua abandonó su torso para empezar a recorrer la longitud de su nabo a través de la tela de sus boxers grises, cada vez más húmedos y a punto de reventar. Nada más notar mi lengua en esa zona, Jesús echó su cabeza hacia atrás y lanzó un grito de placer que por suerte o por desgracia nadie pudo escuchar por estar en el sitio solitario que estábamos.

-Jesús: ¡Jodeer! Nene….joder….que boca dios, me vas a matar de un infarto si sigues así…

La verdad que me moría dejar al fin su polla al aire y deleitarme con ella, pero aún quería que sufriera-disfrutara un poco más, así que continúe con mis lamidas de rabo a través de la tela del boxer, mientras metía mi mano por una de las perneras del mismo y comenzaba también a hacerle una suave paja. Jesús cada vez jadeaba más intensamente, y aunque me seguía pidiendo que no le torturara más, a la vez apretaba mi cabeza con su mano contra su paquete para que no me detuviera.

Y finalmente mis ganas pudieron más, y retirando mi cabeza de su entrepierna, le bajé del todo los boxers, dejando al descubierto un rabo de, cómo bien había calculado, unos 18 cm, rasurado como todo su cuerpo, con dos buenos cojones que en ese momento estaban duros y pegados a la base, y un capullo rosado, gordo y totalmente humedecido por mi saliva y sus propios fluidos preseminales. Nada más tener aquella maravilla delante de mí, con cuya imagen (la que tenía en mi cabeza vaya) me había hecho unas cuantas pajas, me lancé para empezar a lamerlo, pero Jesús me detuvo.

-Jesús: Si haces eso peque te juro que te voy a llenar la cara de leche de lo cachondo que me tienes, y no quiero que esto acabe ya.

Me detuve como me pidió, aunque puse cara de rabieta, como si fuera un niño al que le han prohibido jugar con su juguete favorito. Él se río al verme así y me dijo.

-Jesús: No me mires así, que ahora vas a disfrutar tú.

Una vez más, aprovechando su fuerza, me dio la vuelta y me colocó boca arriba en la toalla, para poner su cuerpo desnudo sobre mí y empezar a besarme el cuello y los labios con auténtica lujuria.

-Álex: Buff….joder…nene…que bien besas, y vaya cuerpazo que tienes…esto es…

-Jesús: ¿Sí? ¿Qué es?-dijo entre beso y beso

-Álex: Flipante…nunca me imaginé estar así con un tío como tú.

Jesús paró un momento y me miró fijamente a los ojos mientras me acariciaba el pelo con ternura.

-Jesús: Yo si que nunca me imaginé estar con un tío como tú…eres precioso y lo deberías saber, por dentro y por fuera peque…

No tenía palabras con las que rebatir lo que me acababa de decir, me parecía increíble gustarle así a un chico como él, pero sin duda tenía razón en algo: a ambos nos atraía el otro por su físico, pero habían sido nuestras formas de ser lo que nos habían llevado a conocernos, a ser amigos, a venir juntos hasta ese sitio, y finalmente, a estar como estábamos en ese momento

Jesús me demostró que también sabía mover la lengua de maravilla, y se dedicó a recorrer todo mi torso con ella, haciéndome estremecer de gusto. Yo, de vez en cuando, estiraba mis brazos para alcanzar su polla, que seguía dura y babeante a más no poder, y aunque me dejaba tocársela un poco, insistía en que si le estimulaba demasiado se correría enseguida, así que no me quedaba otra que parar.

-Álex: Pero estoy deseando metérmela en la boca…se la ve necesitada, pobrecilla-le dije sonriendo-

-Jesús: ¿Tú crees? Bueno, yo veo otra cosa aquí que también está necesitada-dijo agarrándome fuertemente el culo- y cómo soy más mayor y fuerte que tú, soy yo el que decide que va a ser primero.

Y estaba claro que en lo que a fuerza se refiere llevaba las de ganar, así que no me quedaba otra que dejarme hacer. Jesús se levantó , me hizo darme la vuelta y mientras seguía besando mi cuello, desabotonó mis pantalones y me los bajó de un tirón junto con los slips, dejando mi polla totalmente tiesa al aire, así como también mi culo, que empezó a masajear.

-Jesús: Joder que culazo…me fijé en él desde el primer día que te ví ¿Sabes? Lo que no sabía es que acabaría siendo mío.

Una vez terminó de desnudarme del todo, me inclinó sobre la toalla dejando mi culo en pompa, y al momento noté la calidez de su lengua invadiendo mi ojete totalmente rasurado.

-Álex: Aahhhhhh….ahhhhh, dioooos, jodeeer….

Por aquél entonces, muy pocas veces me habían comido el culo, y la maestría con que ese chulazo lo hacía me estaba haciendo enloquecer. Más que comerlo, parecía que me estuviera taladrando con su lengua, pues la metía tan profundamente como podía y luego la movía en círculos, llevándome al éxtasis en cada uno de esos movimientos.

-Álex: Jodeeer…jodeeeer Jesús…en la vida…me habían hecho esto…jodeeeer

-Jesús: ¿Te gusta, mi peque? Pues tengo algo mejor para follarte aún

-Álex: Lo sé, pero quiero saborearlo primero…déjame comértela nene, porfa…

Jesús se río por mi forma de suplicar pero accedió a mi petición, se tumbó sobre la toalla boca arriba, puso las manos tras su cuello y dijo:

-Jesús: Ahí la tienes, toda tuya…dale muchos mimitos eh

-Álex: Tranqui, que así será. Voy a devolverte el favor de hace un momento.

Y dicho y hecho, puse en práctica mis artes para el sexo oral que ya llevaba unos años puliendo, y comencé a engullir aquél rabo comenzando por su capullo gordo y chorreante, el cuál succioné varias veces como si de un calipo se tratara, mientras agarraba los cojones y la base del rabo; la unión de todo aquello hizo que Jesús volviera a gemir y suspirar como un loco, lo cuál sólo me animaba a continuar con mi labor. Lentamente empecé a engullir aquel manubrio entero, para luego sacarlo de golpe de mi boca, y volver a engullirlo ganando unos centímetros más…y así hasta que sus 18 cm de virilidad estuvieron metidos en cavidad oral y mi nariz chocó con su pubis.

-Jesús: Diooos…joder nene, vaya mamada…que boquita ostia…aguanta, aguanta así un poco, esta sensación es increíble.

Tal cómo me pidió, aguanté así todo lo que pude, mientras sus manos sujetaban mi nuca, hasta que finalmente me liberó y yo tomé aire unos segundos para repetir la maniobra una vez más: Me comía la polla de mi bombero hasta el fondo, él me mantenía así unos segundos, me soltaba, tomaba aire y repetíamos. Los dos estábamos empapados en sudor, tanto por el calor que empezaba a hacer, cómo porque nuestros cuerpos ardían por la excitación que nos producíamos el uno al otro.

Tras un buen rato así, Jesús me hizo parar, me atrajo hacia él y me hizo sentarme sobre su rabo, de forme que noté como su capullo empezaba a invadir mi interior.

-Jesús: No voy a hacerte daño peque, te lo juro, pero necesito metértela ya. ¿Estás listo?

-Álex: Claro que lo estoy…yo también te necesito dentro ya.

Aunque a mis 20 años no tenía ni de lejos la práctica con el sexo anal que tengo hoy en día, aquél chico me excitaba de una forma que nunca había sentido hasta ahora, y eso, unido a la tranquilidad que me proporcionaban sus palabras y caricias, y a la lubricación previa con su lengua, hicieron que su rabo pudiera abrirse paso de forma relativamente rápida en mi recto. No lo negaré, el rabo de aquél tiarrón era de buen tamaño y por ello, la penetración me producía algo de dolor, pero muy pasajero, pues cómo bien me había prometido, en cuánto notaba algo de dolor en mi cara, Jesús paraba y me acariciaba la cara para tranquilizarme, y reanudar el proceso cuando veía que estaba listo. Y así es cómo mi bombero terminó ensartándome toda su manguera ardiendo en mi interior.

Las sensaciones que los dos sentíamos en ese momento eran casi inexplicables. Para mí, era increíble sentirme totalmente lleno, con el cabezón de aquel nabo presionando mi próstata cada vez que me movía mínimamente. Para él, la estrechez de mi ojete le hacía sentir como si prácticamente le estuviera ordeñando. Fuera como fuera, los dos estábamos en el paraíso y el tiempo podría haberse detenido para siempre en ese instante.

Una vez acostumbrados los dos, Jesús empezó a darme golpes de cadera cada vez más fuertes, metiendo y sacando su cipote de mi interior, mientras me hacía gemir de gusto, pues con cada nueva metida volvía a notar esa presión sobre mi próstata. Cuándo me fui acostumbrando a la situación, decidí coger yo las riendas de la situación, y empezar una cabalgada de las buenas (no tanto como las que hago ahora, pero se acercaba a ellas), lo cuál no sólo le proporcionaba aún más placer a él, si no que era una forma de auto estimularme aún más, pues los golpes sobre mi punto G eran más potentes así

Jesús tiró de mí y me atrajo hacia él, pegando nuestros pectorales y nuestras caras, de forma que mientras yo seguía moviendo mi culo, él me daba muerdos una y otra vez y no paraba de decir que le estaba volviendo loco, que le flipaba mi culo, que quería follárselo una y otra vez.

Todo aquello estaba a punto de precipitar el orgasmo de los dos, cosa que se veía en nuestras caras. Y Jesús decidió que el final fuera inolvidable, sin decir nada, me hizo levantarme, me llevó hasta la moto y me apoyo en el lateral del asiento con el culo en pompa mirando hacia fuera. Joder…nunca me habían follado así, aquello me superaba en lo que a excitación se refería

-Jesús: Levanta la pierna y apóyala en el asiento pequeño…así, así…joder, todo tu culazo expuesto. Ahora voy a hacer que los dos nos corramos de una forma que no vas a olvidar nunca.

Ni siquiera tuve tiempo de preguntarle, porque de nuevo hundió su rabo en mi interior, el cuál ya estaba más que dilatado, y empezó a bombearme a una velocidad de vértigo, mientras con una mano agarraba mi pierna y mi culo, y con la otra me acariciaba los cojones y la polla. En esos momentos ninguno de los dos éramos casi capaces de articular palabra, sólo gemíamos y gritábamos sin parar, y yo notaba la respiración de Jesús en mi nunca, cada vez más acelerada a medida que sus bombeos se hacían más y más fuertes

-Jesús: Peque…pequeño….ya viene…te voy a llenar de mi leche…te voy a llenar peque…

-Álex: Ahh…joder…yo…yo…me corro Jesús joder…me corro

No diría que ambos nos corriéramos a la vez, pero fue casi una reacción en cadena, porque mientras efectivamente yo empecé a eyacular hasta un total de 7 chorros de esperma gracias a los golpes de la polla de mi bombero en mi punto G y una pequeña ayuda de sus manos en mi rabo, noté como su rabo se hinchaba en mi interior, y cuándo mi corrida casi había terminado comenzó la suya. Jesús me besó en ese momento la nuca con tanta fuerza que casi parecía estar mordiéndome, como si de un animal en celo se tratara, y noté mi interior inundado por la leche de aquel machito…la leche del bombero que se había convertido desde hace días en el chico de mis sueños y que me había hecho suyo, tal y como yo deseaba la noche anterior.

Cuando los dos empezamos a recomponernos, Jesús me hizo levantar la cabeza, y sin dejar de sujetar mi cuerpo me dijo.

-Jesús: Mira enfrente tuya peque. Seguro que nadie te había follado frente a un paisaje tan bonito

Y era verdad…había olvidado las vistas tan bonitas del sitio en el que estábamos.

-Álex: Nene…Cuándo me trajiste aquí, ¿Sabías que esto pasaría?

-Jesús: No sabía si sería hoy o cuándo, pero desde ayer sabía que acabaría haciendo esto contigo…y si tenía que ser hoy la primera vez, quería que no la olvidaras nunca

-Álex: Nadie había montado algo así para mí nunca-dije ligeramente emocionado, incluso con una lagrimilla asomando por mis ojos

-Jesús: Entonces mejor para mí-dijo limpiándome las lágrimas con sus dedos suavemente-porque así no olvidarás ni la situación, ni a mí.

Saliendo de dentro de mí y dejando que me diera la vuelta, Jesús me atrajo hacia su pecho y comenzó a besarme tiernamente por la cara y la boca. Yo le dije que teníamos que limpiar el asiento de su moto, que yo mismo había puesto perdido con mi corrida, pero él me dijo que me olvidara de eso y que fuera a tumbarme con él en la toalla.

Y así nos echamos, el uno al lado del otro, desnudos, aún sudorosos y con otros fluidos corporales por nuestros cuerpos, pero sonrientes, plenos, felices…

-Jesús: Pequeño, quiero repetir esto a menudo eh. Es más, si me dejas recuperarme, repetimos enseguida eh jajaja

-Álex: Jajaja, repetiremos siempre que tú quieras-me quedé pensativo un momento-¿Sabes? Me encanta que me llames peque y pequeño pero, no sé cómo llamarte yo.

-Jesús: Bueno cuando yo esté delante llámame como te guste más, y cuando no lo esté…puedes llamarme tu chico, si quieres.

“Caminé a través de un mundo corrupto y destrozado

y tú fuiste la fuerza que me ayudó a salir de él.

Mi corazón se despierta y acelera mientras

corro hacia el futuro, sin importar que éste sea difícil de recorrer

Puedo ver el azul cielo claramente brillar

en contra de este triste final,

ya no hay nada que temer

en mi creeré.”

CONTINUARÁ

Muchísimas gracias a todos por, una vez más, llegar hasta el final de mi relato, sin duda junto con los relatos sobre Dani, uno de los más profundos y personales que he escrito y reconozco que con no demasiado sexo, aunque si muchas situaciones con sexualidad implícita. Prometo que en la segunda parte os compensaré por ello😉

Espero que mi historia con Jesús os haya cautivado al menos la mitad de lo que me cautivó a mi cuando le conocí. Sin duda, fue el primer chico por el que me pillé de verdad (entiéndase, por el que mepillé siendo alguien con una mentalidad adulta y formada) y siempre le recordaré con muchísimo cariño, así que tras el parón de muchos días creo que tocaba volver a lo grande y hablar de él.

No puedo dejar de mencionar dos cosas antes de acabar:

1-Gracias a los múltiples e-mails y mensajes de apoyo que recibí tras mi último relatos porque han sido una gran motivación para retomar algo que me apasiona tanto como escribir. Y he de mencionar además al autor de esta web Valenrossi46,que, aunque no lo sepa, me ha inspirado muchísimo también con su saga. Si no habéis leído sus relatos ¿A qué esperáis?

2-Para todo aquél que quiera disfrutar de una serie de anime profunda y emocionante, os recomiendo encarecidamente Puella Magi Madoka Magica, de cuyo opening están sacadas las estrofas con las que inicio y finalizo este relato. Quede claro que la serie en sí no tiene argumentalmente nada que ver con esta historia, si bien toca temas como la importancia de la amistad y el seguir adelante por dura que sea la vida, temas que me encanta transmitir en mis historias y que la letra de su opening refleja a la perfección.

Y tras este rollazo, gracias a todos una vez más, disculpad por teneros tanto tiempo sin historias, y espero que hayáis disfrutado con la lectura tanto como yo lo he hecho escribiendo.

Besazos

Álex