El bodeguerito y la francesita
Dio un paso adelante, puso una mano en mi abdomen con la otra me tomo detras del cuello para obligarme agacharme y deposito un beso largo larguísimo creo en mi mejilla merci beaucoup Alejandro
El bodeguerito
Cada vez que paso por esta ventana veo, tu último mensaje (que he impreso) en esa lengua, que me acaricia el alma y lo sabes pero más lo que dice, y me eleva sin despegar mis plantas.
Cuando contaba con pocas primaveras, trabajaba duro en el pequeño negocio que mis padres tenían en casa, pubertiano, lleno de adrenalina nos levantabamos, al amanecer, yo a barrer el frente del negocio y recibir el pan para la venta y la casa, mi hermano (de crianza), tomaba la posta ya bañado y cambiado después de correr hasta la playa, pasadas las seis, mismo circuito que luego hacía yo, 8km., de ellos tres y medio sobre arena de orilla de playa, llegar, ropa afuera y desnudo a nadar, más que nada un chapuzon, vestirse, retornar, bañarse y atender el negocio, que a las siete se llenaba y era un loquerio, atendiamos hasta 5 para las ocho y partíamos, a toda velocidad al colegio, llegabamos siempre cuando estaban cerrando el portón. Nos hicimos de buen físico, desde aquella época.
Por la tarde, luego de clases, almuerzo, tareas, más entrenamiento, hacíamos gimnasio, pesas y artes marciales hasta las cinco, otra vez la tienda, por la noche los amigos y a dormir; donde venía el jaleo duro, era el viernes por la tarde y el sábado por la mañana.
Allí se ponia fuerte la cosa, las Señoras se pasaban por la mañana del viernes y dejaban sus listas del recado, que necesitaban y teníamos que surtirlas, trabajamos hasta tarde, armando todos los pedidos, dejarlos listos para el sábado, repartirlos a domicilio, aquí las cosas cambiaban, por de allí salían nuestros sueldos (propinas), para esa noche, con los amigos, nos dábamos el lote cada uno, con su panda, nos llevamos, dos años de diferencia y eso nos daba que tuviéramos distintos grupos etarios, en las amistades, pero igual nos mezclabamos a veces, las niñas de nuestro grupo, los preferían a ellos por ser mayores y algunas de ellas nos buscaban a nosotros por menores, (pervertidas jajaja) pero allí lo rico del tema.
Pero para nosotros la cosa era distinta. El primero fue mi hermano(no lo era de sangre, era ahijado de mis padres, pero mi hermano y punto) en cambiar.
Un sábado de esos se demoro mucho en una entrega y lo vi distinto, le reclame de porque se había demorado, que yo había tenido más trabajo haciendo entregas, me mando a freír monos en sarten de palo y allí quedó el asunto.
Pero el tema se repitió varias semanas y bueno en una de ellas le eche la bronca una tarde de playa con los amigos, la sangre no llegó al río porque nos separaron, pero el no me dio ninguna satisfacción, si se puso más serio y empezó a cumplir con sus recorridos de entrega. De alguna manera, nuestros padres se dieron cuenta de que algo no iba bien, y bueno papá nos cojio a los dos, en nuestro cuarto a preguntarnos que nos pasaba, que andamos a los trompicones, yo lo miré a él con rabia, pensando que se había chiveado y me devolvió la misma flecha, nos entendimos mudamente y agachamos la cabeza, ambos y nos cerramos en banda, y que no pasaba nada, pero el viejo zorro nos impuso un castigo que juntos tendríamos que realizar aparte que se venían las vacaciones de invierno y nos mandaron donde un tío, en el campo.
Por lo visto llegamos con "recomendación incluida", tío Félix, feliz de tener cuatro manos más, nos la puso color de hormiga. Esas nunca fueron vacaciones, sino trabajos forzados, al cuarto ó quinto día, ya no había más bronca entre nosotros (no teníamos tiempo ni ganas jajaja, sabios los viejos), solo estábamos pendientes el uno del otro, que estuviéramos bien, el tío nunca gritaba ni ponía malas caras, pero era muy imponente y su autoridad jamás se cuestionaba. Para ese sábado los primos nos arrastraron hasta el poblado y entre botellas de pisco (licor de uva de esta tierra inca mía), mi hermano me soltó su sopa.
Tenía entre sus clientas, dos comadres, ellas, que le habían descubierto cierta habilidad "especial" y se la exprimian cada vez, que el niño iba con el pedido. Por supuesto que me lleno de detalles y me prometio que compartiría conmigo su preciado botín. Para mi, todo, a partir de allí cambió.
Estaba llegando a mi decimocuarta primavera, 1,78, 73 kilos de puro musculo, capaz de echarme un fardo de algodón(100kls más o menos) al lomo y subir corriendo la rampa para estiba en los camiones o los depósitos, todo el día, sin una gota de grasa creo yo, y además lo que vino conmigo, ya tenía un considerable desarrollo a la par que yo. Cierto que había descubierto el placer de darme paz en la ducha las veces que iba. Alguno que otro escarceo con las amigas de la pandilla, habiendo recibido, unas cuantas felaciones por parte de las más grandes, a la par aprendiendo a devolverles en igual medida el favor, ya saben los comentarios entre ellas y claro uno, feliz.
Esa última semana en el campo, la verdad que ya ni la sentí, solo ansiaba regresar a casa a nuestra "rutina". El tío nos bajó un poco del yugo, cuando vio creo que ya no había fricciones y entre conversa y conversa nos recalcaba él buen hacer como hermanos, que deberíamos cuidarnos el uno del otro y no estar enfrentandonos, que juntos podríamos mover el mundo, si nos lo propusieramos. Llego el sábado siguiente, otra vez con los primos, un baile en el poblado, a él se le pego una muchachita morena espectacular, a mi me toco hacerle, la pata con la primita, que también estaba muy buena de todo pero... en fin, por allí el, con la morenita, se me perdió de vista y desapareció, la otra a hincharme la pelota, de que debíamos ir a buscarlos. Jodio tanto que la saque también, para iniciar la operación busquedad, pero bien dicen, que, ellas son más precoces que nosotros, que maduran más rapido. Y allí va el tonto a "buscar", yo le dije que no sabría donde ir, ella me tomo de la mano y vámonos negro, nos metimos por entremedio de los sembrios, hasta llegar a una caseta de bombeo, que después supe, era de su familia, ella muy sigilosa, me hizo guardar silencio y acercándonos como gatos, la ayude poniéndome de espaldas a la pared, hice con mis manos un estribo, ella se subió, alcanzando el ventanuco por donde, por lo visto los veía, haciendo algo que yo me imaginaba. Pero el chiste era, que al estar allí, ella quiso subir más,seguramente para tener una mejor visión, de lo que al i terior pasaba, levantó un pie sobre mi hombro, con el consiguiente cambio de nivel, no pesaba mucho, quizás menos de 45 kls, ella traía un vestido de tela de aldogon estampado y de vuelo no muy amplio, muy de pueblo me entienden tipo años setenta, estuvo así unos momentos, pero luego regresó a la posición anterior, es decir poniendo sus dos pies en el estribo improvisado, que le hice con mis manos, pero... yo quedé, dentro de ese volado de vestido, con mi boca y nariz sobre su panochita, en ese instante todo se revolucionó en mi, ese aroma lo único que hice, fue tratar de mordisquearla suavemente, ella también se envaro, y una mano bajo a mi cabeza, no se si para tratar de sostener su equilibrio, o hundirme más en ella, sus rodillas, se flexionaron, dándome mejor acceso y solo empecé a tratar de comermela viva, allí donde estaba encaramada de voyerista, solté una mano del estribo sosteneniendole un solo pie y tomando su muslo lo puse en mi hombro, repetí la misma acción con su otra pierna, quedando colgada de los barrotes del ventanuco, yo ensañandome con su panochita, por encima de la tela, sus jugos traspasaron la misma, ella no aguanto mucho y en poco tiempo sus muslos se tensaron aprisionandome la cabeza entre ellos y una mano suya empujando desde la coronilla, creo para evitar que me retire, fue un orgasmo brutal me mojo toda la cara el cuello y parte del pecho.
Se soltó y se desmadejo, a duras penas pude contenerla, haciéndola resbalar entre mis brazos, en la oscuridad la vi con los ojos cerrados y me asuste, pensando le había pasado algo. Camine con ella en brazos unos metros, al pie de un frondoso tamarindo la recoste en la mullida alfombra de pasto y hojas, ella empezó a recobrar se, abrió los ojos, me abrazo fuerte buscando mi boca nos besamos desde nuestra poca experiencia, pero con mucho ardor.
Estábamos de lado yo casi volcado sobre ella, me empujó, caí de espaldas y ella se montó encima mio, besandonos, mis manos buscaron sus pequeños senos, y los masajee encima del vestido no llevaba sujetador, que ni lo necesitaba, sus manos tampoco estuvieron quietas, en destrabar la correa soltar los botones y la cremallera, no se tardo ni cinco, sus manitas inquietas ya acariciaba imperiosas a mi amiguito que hace rato reclamaba su parte en la fiestecita, en un santiamén se quito el calzoncito, sin dejarme a reaccionar engullo de una pija mía, la dejo bien ensalivada y de un salto se ensarto, hasta nuestras inglés se juntaron, un chillido salió de su garganta, y arranco una cabalgada furiosa hundiendo las uñas de sus manitos en mi pecho, en pocos minutos sus músculos se contrajeron violentamente y nuevamente con otro alarido más intenso que el anterior volvió a caer en mi pecho.
Esta vez si se aparecieron mi hermano y la prima de esta, azorados y mal vestidos para ver que pasaba, la morena se ocupo de la suya, y mi hermano a ver como estaba. Y pues yo ahí, con el pedazo de verga a todo trapo, la polera sagrada por las uñitas de la nena y en shock, sin saber leer ni escribir, mi hermanito entrando en un severo ataque de risa, yo igual, la nenaaa regresando de su viaje a mi lado, nos miro a todos me vio la pinga a media asta y se avalanzo, allí creo que se me figuro una leona hambrienta con las garras afuera y las fauces abiertas y solamente me levante de un salto y partí la carrera, juro que corrí por mi vida, no pare hasta el rancho de mi tío, atrás mio escuchaba mi nombre y una carcajada, que al final resultó ser mi hermano que no se recuperaba del hilarante ataque a pesar de la carrerita que nos hicimos..
Ya al día siguiente al desayuno uno de mis primos se aparecio a la carrera, muy azorado, ahí viene la potranquita primo, mierda dije y salí rumbo al naranjal, que le había agarrado pánico a la potranca del cuerno, un coro general de carcajadas oí al salir, y no quise regresar al verme convertido en el centro de mesa del día. Cuando todo se cao, escuché la voz de mi tío llamándome, no tuve más remedio que salir.
Al llegar simplemente me dijo que alistara mi equipaje que era hora de partir de regresar a casa. No se si me alegre, pero si jamás me olvidé de la "potranquita". Jajaja
Día Lunes 5am en pie, escoba en mano y el pendejo de mi hermano antes de irse a joderme con la puta potranquita. Llegó el sábado y salimos juntos donde una de las comadritas, pero a última hora di marcha atrás, y lo deje solo.
Cumplí con el resto de los recorridos yo solo en penitencia por lo que le hice a mi hermanito después de haberlo jodido tanto.
Perooo por allí siguiendo con la rutina de estudios, trabajo, deportes, pronto se recompuso todo y la vida siguió el curso trazado.
Un viernes mi viejita me entregó una lista nueva y me pidió que sea muy prolijo con el pedido, era una clienta especial, llegó el sabado y la deje para la última entrega, no la conocía ni sabia quien ó como era, mi abuelo decía siempre: hijito al toro por las astas, no se porque le daba tantas vueltas al asunto era una clienta y punto, y para allá fui. Nuestra entregas incluía ordenar la compra si la clienta lo deseaba en sus alacenas,
Toque la puerta, alguien me digo adelante, con una rara entonación, conocía esa casa, allí había una clienta mía antes, que se fue cuando su esposo cambió de empleo. Aquella Sra. Martha daba buenas propinas y siempre un vaso muy frío de kola, ahora no tenía idea. Pase llevando las tres cajas con los víveres solicitados, en el recibidor no había nadie, ruidos en la cocina me indicaron que allí estaba quien me había dado la voz para ingresar.
Me habló en un idioma que yo desconocía, pero su voz era muy dulce y sus ojos verdes me hipnotizar, solo me congele, allí quedé inmóvil, me dijo algo más en su lengua y no supe que decía, hasta que vino a mi tomando una caja me ayudó, me tomo del brazo guiando e y ya en español difícil me dijo - ponlas aquí - sonrió con todo su
.. gno haciendo el gesto con las manos significando por la estatura, pues viéndome desde su altura parada delante mío con una mano en su espalda y la otra tratando de ponerla sobre mi cabeza y su eterna sonrisa y yo allí idiotizado, sin saber como o que hacer, sudando a mares no se si por el calor o por estar delante de ella, me dijo en su lengua - Mon garçon désolé viens ici - cosa que con el tiempo aprendí pero allí en ese instante se pegó una palmadita en la frente como recriminandose y español, su español - mi chico ven aquí lo siento, hace mucho calor y toma do un papel toalla me seco el sudor del rostro cuello y pecho allí donde me hizo sentar fue a su nevera saco una jara de limonada muy fría y se empino para sacar un vaso de un anaquel un poco alto para ella, estaba con un vestido corto azul marino de algodón sin mangas y como con tirantes anchos, un escote redondo y alto que no dejaba atisbar ni un milímetro de su canalillo, alto por encima de sus rodillas eso me dio una visión maravillosa de sus piernas fuertes torneadas, el trasero redondo creo como una manzana, su cintura estrecha, hombros en simetría, como la "abejita maya", y yo, cada vez más estúpido, al verla en ese trance me levante de un salto y fui a tomar yo el vaso que deseaba y ella retrocediendo, inevitable, chocamos de lo que nunca me percate y solo allí, es de la brutal ereccion que tenia, ella supongo que ya la había visto, o no sé, recién se me había parado, pero ella volteo y miro allí y yo no supe que, ni donde meterme, solo tomó de mis manos el vaso en cuestión me sirvió la limonada, dio un paso adelante, puso una mano en mi abdomen con la otra me tomo detras del cuello para obligarme agacharme y deposito un beso largo larguísimo creo en mi mejilla - merci beaucoup Alejandro, me soltó, giro sobre sus talones y camino hacia el interior moviendo su cintura, contoneandose y se perdió, no salía, el reloj en la pared de la cocina marcaban los minutos lentamente el tiempo no pasaba, veía a mi padre enojado y mi madre llorando cón la pregunta muda ¿por qué?, y yo me comía el coco recriminandome, con un susto de los cojones, pensando que iría a la tienda y se quejaria con mis viejos, y el escándalo, su esposo quizás un gringo enorme y malo de esos que se veían en TV medio asesino y que se yo, el ábrete tierra y trágame no funcionaba, luego de largos minutos, apareció con el pelo mojado y otro vestido casi idéntico al anterior pero este en un color perla o algo así, sus mejillas encendidas y los billetes en la mano. Me tomo del brazo y sentí el lateral de su pecho duro y mullido en el, me condujo a la puerta me pagó los víveres, me regalo otro beso largo largo y me despidió en su idioma.
Llegue a la tienda en silencio, hice mis cuentas de todo lo que había entregado en sepulcral silencio, cosa rarisima en mi, le dije a mi papá que salía a la. Playa que me esperaban mis amigos y partí corriendo, no me cambie, no comí nads solo quería irme de alli, no deseaba mentir y si me preguntaban no sabría que decir.
En fin paso el día, llego el siguiente viernes y otra vez allí la lista de la francesita y fui y fui fui a dejarle sus pedidos cada semana hicimos buenas buenísimas migas, ella me enseñaba francés y yo castellano nunca me faltaron sus besos ni... Bueno quizás otro día cuente un poco más de Elliette, quien me hizo conocer que había más mundo que mi adorado desierto. Jamás olvide la sonrisa en su rostro la tersura de su piel y mi nombre en sus labios.
Solo quería decirte mi por que