El Bloque
La lotería cambió mi vida y de repente me vi gestionando un burdel de alto standing.
Eran finales del 2.013, y a mis 41 años tenía una vida normal, un buen trabajo, amigos, cenas lo típico de un soltero.
Tuve un golpe de suerte ¡¡¡Me tocó el euromillón 10 millones de euros!!! Más dinero del que un tío como yo podría gastar en toda su vida y decidí darme algunos lujos. El primero de ellos vaciar de una vez el bloque en el que vivía para no tener que aguantar a los molestos vecinos.
Vivo en un precioso bloque de Gracia, de 4 plantas con dos vecinos por planta. Compramos el piso en plena burbuja y pagamos un dineral, unos pisos mínimos de 40 m2 nos salieron por 300.000 euros, y ya no te digo los bajos y áticos que encima tenían su terraza que se fueron a los 400.000.
Como tenía dinero de sobra, y aun sabiendo que lo que antes costaba 300.000€ ahora se podía conseguir por 200.000€ o menos decidí hacer tabla rasa y sabiendo que todos los vecinos estábamos ahogados, al que más al que menos le habían bajado considerablemente el sueldo, si no había tenido que cambiar de trabajo con la consiguiente reducción o estaba en el paro. Decidí hacer una oferta a cada propietario y comprar su piso por su valor inicial. Mi error, o acierto, fue que yo mismo hice la oferta y ahí entraron las típicas rencillas personales. Todos los vecinos me vendieron el piso excepto dos. Como no, era con los vecinos que peor me llevaba, una pareja de canis de unos treinta años a la que habíamos tenido que denunciar varias veces por las juergas que montaban hasta altas horas de la madrugada y una divorciada de unos cuarenta con su hija adolescente.
Me acababa de gastar casi dos millones de euros en cinco pisos y no había conseguido el bloque para poder reformarlo a mi gusto y olvidarme de los puñeteros vecinos. Para quitarme el mal sabor de boca decidí darme un homenaje y llamé a una preciosa escort mulata a la que en ocasiones anteriores había acudido y reserve todo un día, 5.000 eurazos cobra la muy zorra por este servicio, pero es una beldad y me sube el ánimo follarme a una preciosidad como ella.
Tras un par de horas de folleteo me comentó que me veía triste y le conté mis cuitas. Lolita, que así se llama, me dijo que su jefe siempre está buscando pisos para ampliar el negocio y que si bien no iba a poder cumplir mi sueño al menos podría sacar un dinero de lo que me había gastado, que su jefe pagaba muy bien. Decidí quedar con él esa misma noche para cenar y hablar de negocios. Nos citamos en un discreto restaurante de Barcelona.
Al llegar al restaurante con Lolita, ésta me presentó a su jefe:
- Sr.Jamaica, este es Juan.
- Hola Juan –me dice Jamaica estrechándome fuertemente la mano.
Jamaica es un impresionante negro de unos sesenta años, inmenso, como mínimo debe medir un metro ochenta y cinco y tremendamente musculado, diría que de joven hizo boxeo.
- Lolita, saluda al Sr. Juan como las niñas educadas.
Me fijo en su acompañante, es una jovencísima y preciosa negra pelirroja que hace palidecer la tremenda belleza de mi acompañante. Aparte de su intenso pelo rojo, en su rostro resaltan unos enormes ojos verdes, con una mirada inocente, limpia y cristalina. La nariz recta totalmente perfilada en una sensual cara. Los labios son jugosos y apetecibles, rojos y llenos como fresas maduras que dan ganas de lamer y morder. Tan sublime belleza es acompañada por un cuerpo de diosa. A su lado mi Lolita, que creía una beldad, parece de lo más vulgar y chabacano. Su Lolita juega en otra liga.
- Buenas noches Sr. Juan –me dice con una tímida sonrisa mirando avergonzada al suelo.
Tras una agradable cena en la que Jamaica demostró ser todo un personaje me propuso acercarnos hasta el bloque para ver las posibilidades que tenía, a lo cual accedí gustosamente.
Una vez le enseñé los 5 pisos vacios invité a Jamaica a tomar una copa en mi apartamento. Al llegar y mientras se adueñaba de mi mejor whisky le ordenó a mi Lolita:
- Lolita atiende al Sr. Juan como es debido que vamos a hablar de negocios y quiero que esté relajado.
Lolita empujándome al sofá procedió a bajarme los pantalones y calzoncillos de un solo golpe e inició la mejor mamada que me habían hecho nunca, con que ganas succionaba la muy puta y como la engullía, nada que ver con lo que me había hecho anteriormente pagando un dineral. Como se nota que estaba su jefe.
- Juan, me han gustado los pisos, son del tamaño exacto para meter a dos putas en cada piso –me dijo– te pago dos mil al mes por cada uno.
Al pensar que me iba a embolsar unos bonitos diez mil euros todos los meses debí de moverme bruscamente y Lolita arañó mi polla con sus dientes haciéndome ver las estrellas.
Mi reacción fue totalmente intuitiva y le solté un tremendo bofetón que la dejó tumbada en el suelo.
Me quedé lívido de terror. En vaya lio me he metido pensé, Jamaica me puede destrozar en cero coma y acabo de soltarle una ostia a una de sus putas.
- Perdone Sr. Jamaica –balbuceé- ha sido algo totalmente intuitivo, no tenía intención de dañar a su chica.
- No te preocupes chico –me dijo con voz amable- tan solo es una puta, como esta las tenemos a montones.
De repente vi la otra cara de Jamaica, girándose hacia Lolita que seguía tumbada en el suelo con voz helada le dijo.
- ¿Qué has hecho Lolita? – la voz era un témpano de hielo y con su altura y corpulencia dominaba a una negrita temblorosa.
- Perdón, Jamaica, se ha movido y no he podido evitarlo.
- Serás zorra, seguro que estabas pensando en el chute que te ibas a meter luego y no estabas atenta a tu trabajo –prosigue con esa voz que hiela la sangre mientras lentamente se saca su cinturón. El silencio reina en la habitación y tan solo se oye el siseo del cinturón deslizándose por las presillas del pantalón.
La mulata palidece visiblemente y se agarra a las piernas de Jamaica suplicando perdón.
- Perdón Jamaica, no volverá a ocurrir.
- Ya me voy a encargar yo de que no vuelva a ocurrir –la voz me hiela la sangre y eso que yo no soy el afectado.
De repente se oye el silbido del cinturón y éste impacta en el precioso muslo de Lolita, que lanza un desgarrador grito de dolor y a continuación una fea señal aparece en el lugar del impacto.
- Vas a estar unos días sin trabajar –continua la voz helada de Jamaica – pero no vas a olvidar esta lección nunca.
Asiendo a Lolita por su larga melena, un imponente Jamaica la arrastra por la habitación y la tira sobre la mesa desgarrándole el vestido. Lolita con tan solo un mínimo tanga queda con su torso apoyado sobre la mesa mientras que su culo perfecto y sus infinitas y bien torneadas piernas quedan totalmente expuestos a los ataques del pesado cinturón.
- Sujétala por los brazos para que no se mueva – me ordena Jamaica. Yo obedezco hipnotizado por la situación.
La visión que tengo desde mi posición de la escultural e inalcanzable mulata es impresionante, veo como las tetas aprisionadas contra la mesa sobresalen por los lados de su espalda, veo el terror reflejado en sus ojos llorosos, lo cual me excita sobremanera. Disfruto de su bella espalda acabada en un culo con forma de corazón totalmente expuesto. Ver a la mulata inalcanzable que tantas veces había pagado para tratarla de forma exquisita siendo humillada y castigada tan atrozmente hace que mi polla resucite pidiendo guerra. Jamaica que controla totalmente la situación ordena a la jovencísima negra pelirroja:
- Lolita prosigue con la mamada que le estaba haciendo esta furcia y no me falles.
La escultural negra devora ávida mi polla mientras yo sostengo fuertemente a la multa que está siendo despiadadamente castigada. El cinturón muerde sanguinariamente una y otra vez las carnes de la bella mulata, los pesados azotes caen repetidamente destrozando a la indefensa Lolita que inicialmente aúlla de dolor para luego tan solo soltar gemidos lastimeros cada vez que el implacable cinturón hiere sus delicadas carnes. Desde mi posición tan solo puedo apreciar el resultado del pesado cinturón sobre la grácil espalda de Lolita y es devastador. Grandes surcos violaceos marcan tan bella espalda. Los gritos, sollozos e hipidos lastimeros de la puta no dejan lugar a dudas que Jamaica se está empleando a fondo.
En tales circunstancias en tan solo unos minutos me vacio con un rugido animal en la garganta de la negrita que traga ansiosa el semen como si fuera su desayuno matutino y mantiene mi polla en su cálida boca mientras la lame y succiona suavemente. Mis piernas tiemblan de placer.
En ese momento Jamaica decide dar por finalizada la paliza. Agarrando nuevamente por los pelos a una Lolita medio muerta por la tremenda golpiza que le ha dado, con su vestido hecho jirones y el cuerpo salvajemente marcado por el cinturón, la arroja al rellano y con su tono de voz helado le increpa.
- Espera ahí si no quieres que continuemos donde lo hemos dejado.
De refilón he podido ver que su precioso culo y sus esculturales piernas estaban brutalmente marcados por el cinturón. La pobre mulata va a pasar unos días en la cama meando rojo para recuperarse de tan tremendo castigo.
- Jamaica, te vuelvo a expresar mis disculpas –le digo, acojonado
- No te preocupes Juan, tan solo es un pedazo de carne. Como estas las tenemos a centenas. Pero me ha gustado la actitud que has tenido, te ha tocado los huevos y le has soltado una buena ostia –me responde con una cordial voz que no tienen nada que ver con la gélida voz anterior
- Ha sido instintivo.
- Y por eso me gusta. Tienes madera de chulo y te voy a proponer un trato. Mira siempre que dejamos a estas zorritas solas al final o bien se acaban peleando entre ellas o intentan timarnos. Ya que vives aquí ¿qué te parece encargarte de ellas?
- No te quiero engañar Jamaica, es algo que nunca he hecho.
- Es muy fácil. La agenda de las chicas la llevan desde la central, colocaremos cámaras en todos los pisos y tan solo tienes que controlar que reciben las visitas que tienen programadas, no sea que nos intenten tangar, recaudar el dinero al final del día y mantener la disciplina.
- ¿Mantener la disciplina?
- Claro, que no pase un día sin que le des una buena paliza a una zorra de estas, tan solo entienden el idioma del cinto, son como bestias, solo piensan en sacarte la farlopa y estafarte.
- No sé, lo mío con Lolita ha sido un accidente, yo nunca le he dado una paliza a una chica.
- Mira te subo mil euros más por apartamento y encima te vas a hinchar a follar esos deliciosos coñitos. Además cuando le cojas el gustillo verás que eso de darles una buena paliza te pone a tono. Eso si no queremos que nos las estropees mucho, a no ser que esté justificado las chicas solo pueden estar un día inutilizadas después de la paliza.
- Tal y como lo pones suena bien.
- Cuando veas el surtido de chicas que te mando vas a estar en la gloria. Todo son putas de alto standing, nada de las zorras que ves por la calle a 40 pavos el polvo. Vas a tener coñitos rubios, coñitos negros
- ¿Rubios? Pensé que te dedicabas a las negras –le interrumpí sorprendido.
- Hablaré con mis colegas rusos y latinos y te mandaré un surtido. Vamos a hacer de este bloque un sitio de referencia. ¿Hecho?
- Hecho.
- Vale pues mañana mando a los chicos para que renueven el mobiliario y pongan las cámaras y los detectores y pasado te mando a las chicas.
- ¿Alguna duda?
- Si algo que me lleva reconcomiendo toda la noche. ¿Cómo es que tus dos chicas se llaman Lolita?
- Todas mis putas se llaman Lolita –me suelta con una gran carcajada mientras se va llevándose a la jovencísima diosa de ébano.
El día siguiente fue un no parar, una brigada de al menos cincuenta operarios desembarcó en el bloque y renovaron los apartamentos de arriba abajo, cada uno con su personalidad distinta. Una rubia de unos cincuenta años aunque de buen ver me explicó el manejo de las cámaras y los “fundamentos” del negocio.
- Juan, cada apartamento tienen una personalidad distinta porque queremos que los clientes cumplan sus fantasías. Tenemos el loft neoyorkino, el ambiente balinense… Esperamos que cada chica tenga al menos cuatro citas cada día lo que aparte de extras hace un mínimo de mil euros por día y chica, eso aparte de los extras que se cobran aparte.
- ¿Extras? –pregunté yo extrañado, en un servicio de 250€ la hora hay extras
- Servicios de ama, griego, asfixia, dúplex, lésbico. Aquí te dejo una lista con lo típico y el precio de cada uno.
Estas chicas son una mina de oro –pensé yo.
- A la chica que cumple lo mínimo le das su ración de coca y que descanse. A la que no ya te habrá dicho Jamaica lo que hay que hacer.
- Si, si, lo tengo claro –le respondo incómodo.
- Mira Juan, yo empecé así – me comenta ante mis dudas- y Jamaica tiene razón, mientras estaba en esto tan solo pensaba en joder y en ponerme ciega de coca. Y estaba dispuesta a engañar a cualquiera, no tenía sentimientos. A más negocio más coca a menos negocio más cinto. Así es este mundo. ¿Todo claro?
- Clarísimo –le dije.
- Mañana vienen las chicas a instalarse. No tienen ninguna cita programada. Asígnales un apartamento y que descansen.
Al día siguiente estaba jugueteando con las cámaras cuando se encendió una alarma en el panel de control. Una chica entraba por el portal. Active la cámara y veo una preciosidad oriental. Al poco unos suaves golpes en mi puerta. Abro y allí está la preciosa oriental:
- Hola Sr.Juan soy Suki –me dice con una bonita sonrisa.
- Hola Suki.
- Me manda el Sr.Jamaica.
- Lo he imaginado. Por haber sido la primera te voy a poner en el apartamento de enfrente, le dije mientras le entregaba la llave.
A partir de ahí fue un no parar, las otras nueve chicas aparecieron en el intervalo de una hora, yo creía estar en medio de un desfile de Victoria Secret’s.
Se presentaron aparte de la oriental Suki, dos preciosas hermanas rusas gemelas de 18 años imposibles de distinguir una de la otra. En ese momento entendí el exorbitante precio del dúplex o el lésbico.
Tras ellas apareció una mestiza brasileña con la alegría y el ritmo de su tierra, una potranca en toda regla que nada más verla piensas en cabalgarla salvajemente a cuatro patas desde atrás mientras la dominas con las riendas y la fusta.
A ella le siguió una jovencísima y menuda caribeña toda sensualidad, daba ganas de abrazarla y hacerle el amor tiernamente.
La ternura duró poco ya que inmediatamente se presento una escultural pelirroja irlandesa, todo fuego en el pelo y en los ojos. Un carácter temperamental pensé yo.
Jamaica tuvo el detalle de mandar a alguien de la tierra y tras la irlandesa la sorpresa fue una morenaza cordobesa digna representante de esa bonita tierra.
Cuando pensé que ya no me podía sorprender más apareció una preciosidad francesa que derrochaba elegancia y sensualidad por todos sus poros, con tan solo decirme bon jour pensé que me corría.
Y finalmente aparecieron dos Lolitas, dos diosas de ébano, una negra como el carbón y otra prácticamente blanca.
Todas ellas con unos cuerpos impresionantes, cincelados en horas de gimnasio, sesiones de belleza, dietas y una genética sin lugar a dudas generosa con ellas.
El bloque era un revuelo de idas y venidas, de jovencísimas chicas vestidas con lo justo cambiándose cosas e instalándose.
Allí estaba yo tan feliz cuando de repente se presentan las dos propietarias que no me habían querido vender el piso.
- Juan, que coño está pasando –me pregunta la vecina del 1º 2ª
- Nada, que he alquilado los pisos, ya que no he podido hacer realidad mi sueño al menos sacar un dinerillo que la vida está muy achuchada –le respondí irónicamente.
- Y se lo has tenido que alquilar a estas putas –mete cucharada la del ático 1ª
- A quien puede pagar los alquileres, y no son putas por el precio que cobran son escorts –le respondo yo impasible- Si no tenéis nada más que objetar lo siento pero estoy muy liado. Lo discutimos en la próxima junta de vecinos.
Por poneros en antecedentes, en el 1º2ª vive la pareja treintañera que tantas veces habíamos tenido que denunciar por sus consabidas juergas. El marido es un musculitos de tres al cuarto que trabaja de mecánico y ella es una poligonera pelirroja teñida cajera de supermercado, pero que tiene su morbo, más de una vez había tenido la fantasía de follármela duramente.
La del ático primero es una víbora de unos cuarenta, divorciada con una hija de diecisiete que exprimen al padre hasta la saciedad. Ni una ni otra han pegado palo al agua en su vida, a mi el pobre hombre me da bastante pena, ya que a sus 42 años ha tenido que volver con sus padres que viven en el barrio y siempre se le ve cabizbajo y triste.
Con las chicas ya instaladas y las vecinitas echando humo se me presentaba una tarde tranquila cuando de repente oigo un par de suaves golpes en la puerta. Abro y sorpresa.
- Hola mira que hemos encontrado entre los trastos de la mudanza y hemos pensado en abrirla contigo –me dice con una voz sensual y profunda una de las dos gemelas rusas, mostrándome una botella de Krug Vintage, mientras la otra se mantiene en un segundo plano sonriente.
- ¿Sonya? – me atrevo a lanzar intentando saber cuál de las dos es.
- Nooooo, Irina -responden ambas al unísono entre carcajadas.
- Pasad, por favor.
Para mí son casi como dos gotas de agua. Con tan solo 19 años son el máximo exponente de la raza eslava, dos yeguas impresionantes, de un metro ochenta cada una, larga melena de un rubio cegador que enmarca una cara de piel de alabastro. Irina tiene unos profundos ojos azules mientras que Sonya tienes unos expresivos ojos verdes de gata, es el único rasgo que las distingue. Su eterna sonrisa se refleja en unos labios rojos, llenos y voluptuosos que dan ganas de besar y mordisquear.
Por no hablar de su cuerpo, ambas vienen vestidas de lo más sencillo, un top deportivo amarillo que marca sus impresionantes y poderosos senos, senos inmensos pero que gracias al estilo de vida deportivo de sus dueñas y a la juventud de las mismas se mantienen erguidos desafiando a la gravedad, erguidos y por lo que deja ver el top empitonados, los pezones erectos se marcan claramente a través de la finísima tela del top.
Ambas tienen unas abdominales lisas y bien marcadas, fruto del severo entrenamiento que hacen para poder ser putas de tan alto nivel.
Pero si de cintura para arriba son deidades de cintura para abajo son obra del diablo, hechas para pecar. Llevan unos shorts mínimos que se ciñen a sus mínimas caderas y marcan un culo de proporciones justas, no excesivamente grande pero si respingón, con forma de corazón, me lo puedo imaginar con la piel blanquita y aterciopelada. Sus bien torneadas y kilométricas piernas me dejaron sin aliento, si sin tacones ya parecen infinitas con tacones deben de ser de infarto.
En esas estaba pensando yo, cuando oigo un estampido provocado porque Irina ha descorchado el champan y ¿intencionadamente? ha empapado el top de Sonya.
- Que torpe soy –me dice con una mirada inocente
Mientras tanto Sonya se quita el top y mostrando sus impresionantes pechos en su máximo esplendor, como ya dejaba entrever el top son unos pechos níveos, llenos, pesados, que se mantienen erguidos y que acaban en unos gordos pezones de un color ligeramente avellanado que resalta frente a la blancura virginal de los pechos. Pezones que dan ganas de retorcer entre las manos o mordisquear salvajemente.
Irina sin esperar se ha lanzado a lamer el champan de los pechos de su gemela, que recibe los lametones con gemidos de placer.
Me acerco a Sonya y desde su espalda aferro poderosamente sus desnudos pechos mientras hundo mi cara en su cuello y me embriago en la dulce fragancia de la bellísima rubia.
Al mismo tiempo restriego mi entrepierna contra su maravilloso culo, mi polla enloquece por salir de la prisión que en estos momentos son mis tejanos y mis calzoncillos. Sonya arquea hacia atrás su culo y lo refriega excitándome aún más. La muy zorra para acabar de excitarme lentamente se lleva los pulgares a su cintura y baja lentamente sus mínimos shorts, su culo me enloquece, tal y como imaginaba es increíblemente blanco, redondito, terso y suave como la piel de melocotón.
Mientras tanto Irina no ha perdido el tiempo y se ha colocado detrás de mí, siento sus pechos aprisionados contra mi espalda mientras sus hábiles manos desabrochan mi cinturón y de un solo golpe bajan mis pantalones y calzoncillos. Mi polla enhiesta emerge en toda su magnitud, dura como una roca, me duele de la excitación que tengo.
Emparedado como estoy entre estas dos deidades Sonya se gira hacia mí y me quita la camiseta, nos fundimos en un feroz beso, nuestras ávidas lenguas luchan, la mía posesiva, la suya alegre y revoltosa. Se separa del beso e inicia un lento camino descendente besando mi cuello y su gemela la imita desde mi espalda, aplastando sus pechos contra mi espalda. Noto como los besos descienden por mis hombros, mi pecho y espalda acercándose peligrosamente a mi polla que enloquecida reclama su presa.
Las dos bellas hembras llegan a su destino, Sonya se adueña de mi polla y la engulle golosa mientras Irina explora con su lengua mi agujero trasero lamiéndolo y horadándolo. Oleadas de placer recorren mi cuerpo mientras las dos jovencitas me prodigan sus atenciones.
- Vamos a la cama que te vamos a enseñar a beber el champan a nuestra forma.
Me dicen alegres mientras me arrastran a la cama. Una vez en ella me tumban y Sonya le pega un largo trago al champan helado y engulle mi polla que se pierde en un mar de sensaciones, Sonya ha retenido el champan en su boca y mi enhiesta verga siente el frescor y las burbujitas del champan. Las caricias de la lengua que revolotea sobre mi capullo me vuelven loco y cuando engulle totalmente mi polla su garganta aprisiona el glande llevándome a límites insospechados de placer.
Mientras tanto Irina no se ha quedado quieta y poniéndose a horcajadas sobre mi boca me ofrece su fresco, rosado y fragante coño. Con la botella entre las manos deja caer el champán entre sus pechos y este resbala por su níveo cuerpo hasta su coño, mezclándose en mi boca con su delicioso néctar.
Decido llevar la iniciativa y a partir de ese momento la cama se convierte en un territorio de batalla amorosa con tan dos espléndidas potrancas, los cuerpos se entremezclan, ya no se a quien follo ni a quien muerdo, tetas, culos y coños recibiendo los ataques de mis manos, mis labios y polla totalmente desatados. Pero ambas yeguas se complementan a la perfección y mientras siento sobre mi polla a Irina de espaldas a mí y la penetro a fondo, Sonya se dedica a lamer el clítoris de su gemela. Irina ante las embestidas de mi polla en su coño y los ataques linguales de su hermana estalla en un devastador orgasmo, siento como las oleadas de placer invaden su coño que palpita salvajemente contra mi polla.
Mientras Irina se recupera del demoledor orgasmo, Sonya se pega a mi cuerpo y nos fundimos en un húmedo y fiero beso, mis manos se apoderan de su clítoris y de su culo mientras desciendo para comerme tan magníficos pechos. La excitada niña chorrea jugos facilitándome que hurgue con mis dedos en su vagina y juguete con su clítoris.
De repente Irina se acerca por detrás a su hermana y le susurra al oído:
- Putita te vamos a dar lo que te mereces.
Sonya salta como un resorte y se pone a cuatro patas y engulle mi polla mientras Irina se dedica llevar los jugos del coño de su hermana a su agujero trasero y cuando éste ya está bien embadurnado guiñándome un ojo me dice:
- Destrózala
Mi polla ataca su culo, Irina ha hecho tan buen trabajo que la encajo de un solo golpe, a fondo, un rugido mezcla de placer y dolor sale de la garganta de Sonya. Mientras ataco con poderosas embestidas la indefensa retaguardia de Sonya, Irina sigue en acción y se ha colocado debajo de su gemela y se dedica a comerle el clítoris y meterle los dedos en su coño. Sonya está desatada y grita en un paroxismo de placer.
- Esto es todo lo que podeis darme maricones. Destrozadme de una vez
Espoleada por los deseos de su hermana, Irina coge la botella de champan y la introduce violentamente en el coño de su hermana. Mi polla nota como la vagina de Sonya se llena con la botella y el champán que queda en ella, que agitado hace presión contra las paredes de su vagina y hace que la penetración anal sea muchísimo más placentera para mí. Inevitablemente Sonya estalla en un orgasmo salvaje que hace que se derrumbe sobre la cama, Irina aprovecha para beber el champán y los jugos que rezuman del coño de su hermana y con ellos en la boca se funde en un sudoroso beso conmigo mientras acaricia mi polla que increíblemente aun sigue en guerra. Debe de ser por el increíble nivel de excitación que tengo.
En cuanto Sonya se recupera mínimamente de su orgasmo se arrastra hasta mi polla y lo toma entre sus labios. Mientras tanto Irina me susurra al oído:
- Ahora relájate y deja que acabemos el trabajo, te vamos a dejar seco.
Y se une junto a su hermana para entre las dos dedicar toda su atención a mi polla, la lamen, la engullen, ambas bocas se pelean por ella, la atacan desde distintos lados, mientras una se dedica a la polla la otra lame el perineo y los huevos. Hasta que ya no puedo resistir más y estallo en un orgasmo increíble, en mi vida había soltado tanta leche. Leche que riega sus lindas caras. Cuando mi polla exhausta deja de soltar leche las dos bella niñas la lamen suavemente para dejarla limpia y reluciente. Finalmente se lamen las caras llenas de mi semen y se funden en un suave y tierno beso.
Para recuperarnos después de la tremenda batalla, las hermanitas se tienden a mi lado cual gatitas mimosas. Esto debe ser el Valhalla de los vikingos, tener una salvaje diosa del sexo a cada costado como ronroneantes gatitas y poder sobarlas a tu antojo mientras ellas te acarician suavemente.
- Que te ha parecido –susurra Irina a mi oído izquierdo
- Sois fantásticas chicas, no me extraña que los clientes pague verdaderas fortunas por este numerito.
- ¿Sabes lo que sería fantástico ahora? –me pregunta con voz ronca y sugerente Sonya al oído derecho.
- Pues no sé qué decirte –le respondo- yo ahora mismo estoy en la gloria.
- Unos tiritos –responden al unísono las dos gemelas con voz alegre
- Seguro que Jamaica te ha dado una buena bolsa y nos lo hemos ganado – me dice haciendo pucheritos Irina.
- Cierto. Dejadme ir a por ella les digo.
Me levanto de la cama, y me acerco a mis pantalones que han quedado en medio del salón. Las chicas me observan ansiosas desde la cama. Mientras recojo los pantalones en vez de buscar en los bolsillos, lentamente saco el cinturón y dirigiéndome a las dos furcias les digo intentando imitar la voz helada pero tranquila de Jamaica, aunque por dentro soy un manojo de nervios.
- ¿Sabéis lo que también me ha dado Jamaica para vosotras? Este magnífico cinturón –digo mientras lo hago chasquear contra mi mano – Y además me ha dicho que no dude en utilizarlo con furcias como vosotras.
Las dos niñas, sentadas en la cama palidecen ante el cambio de situación que se ha producido.
- Pero Juan –se intenta disculpar Irina.
- Sr. Juan –le digo mientras le suelto un bofetón que la tumba de nuevo sobre la cama.
- No sabíamos –se intenta disculpar Sonya, pero lo único que consigue es llevarse otra ostia como la de su hermana.
- Ahora vais a ser buenas niñas y asumir el castigo que os voy a dar, si no será mucho peor para vosotras.
En vez de optar por la tremenda paliza que Jamaica proporcionó a Lolita me decido por un castigo igual de doloroso pero más humillante para ellas y que las deje en condiciones de poder trabajar los días siguientes.
Lo primero que hice fue coger unas cuantas pinzas de la colada y acercándome a las temblorosas chicas le ordené.
- De pié, con las piernas abiertas y los manos cruzadas detrás del cuello.
Las dos bellas potrancas están sublimes, sus cuerpos se exponen en toda su magnificencia. Dos diosas con mirada sumisa temblorosas por el castigo que les espera.
Me acerco a Irina con las pinzas en la mano, mis labios se acercan a su pezón izquierdo y lo lamen y chupan hasta que consigo reactivarlo. Una vez lo reactivo coloco en él una pinza. Un grito de dolor se escapa de la garganta de la bella eslava.
Apretando y girando sádicamente la pinza le retuerzo el pezón. La pobre niña cae de rodillas por las oleadas de dolor que invaden su cuerpo y desesperada aferra con sus dos manos la mano que retuerce la pinza.
- Las niñas buenas aceptan sus castigos y no gritan –le digo yo con la voz helada pero tranquila, sintiéndome cada vez más cómodo en este papel.
Tirando de la pinza hacia arriba obligo a Irina a ponerse en pié lentamente que vuelve a adoptar la posición sin que haya que ordenárselo. Repito la misma operación con el pezón derecho.
Ahora me acerco a una sollozante Sonya, las lágrimas inundan sus profundos ojos verdes y ruedan por su angelical rostro. El cuerpo es presa de temblores por el miedo que lo recorre.
Al igual que con Irina lamo y chupo el bellísimo pezón izquierdo hasta que este se pone duro y gordo, y cuando está en su máximo esplendor coloco una pinza aprisionándolo firmemente.
- Grrrr –intenta aguantar Sonya el dolor sin gritar.
El pezón derecho sigue la misma suerte. Ambas furcias están bellísimas con las pinzas mordiendo los soberbios pechos que se mantienen orgullosos y erguidos.
Por ambos rostros ruedan abundantemente las lágrimas.
Prosiguiendo con Sonya ahora me pongo de rodillas delante de su precioso y juvenil coñito. La niña intenta cerrar las piernas mientras solloza.
- En el coño no por favor, en el coño no.
Sin hacerle caso con la mano la obligo a abrir las piernas y mis manos hurgan en sus labios mayores y separando uno coloco una pinza en él.
Las rodillas de Sonya se doblan por el dolor y cae al suelo de rodillas, aunque es capaz de mantener sus manos en el cuello y tan solo resoplidos salen de su garganta.
- Buf, buf – intenta coger y expulsar el aire que le falta debido al dolor que invade su cuerpo.
Para “ayudar” a levantarla tiro de las dos pinzas de sus pezones hacia arriba y entre alaridos de dolor consigue ponerse en pie.
A la primera pinza del coño le siguen otras cinco, tres en cada labio, probablemente mañana tenga el coño tremendamente dolorido pero esto no le impedirá trabajar.
Irina sigue el mismo tratamiento de su hermana y finalmente ambas zorras quedan adornadas con unas bonitas pinzas en sus pechos y coños.
- Como habéis sido dos niñas malas vais a recibir una buena azotaina, pero antes del castigo iros a la pared y poneros de rodillas mirando hacia la puerta con los brazos en cruz y pensad en las faltas que habéis cometido.
Las dos gemelas se acercan al rincón andando graciosamente como patos, con las piernas extremadamente abiertas por el efecto de las pinzas en sus coños.
Mientras las dos hermanas se mantiene en esa posición decido que el escarmiento que van a recibir debe ser público para que todas estas putillas sepan que están en una casa en la que se deben cumplir las normas. Para ello me acerco al piso de enfrente y dirigiéndome a Suki le digo.
- Suki, ves por todos los apartamentos y dile a las chicas que quiero verlas a todas en mi piso ya.
- Si, Sr. Juan –me responde una desconcertada pero obediente oriental.
Al volver al piso tanto los brazos de Irina como los de Sonya no mantienen la perfecta horizontal por lo que acercándome a ellas cojo una pinza con cada mano y la retuerzo mientras les grito:
- Esos brazos arriba zorras.
Esta medicina surte efecto inmediato y los brazos de las chicas recuperan una horizontal perfecta.
Las putas van llegando al apartamento y el asombro se refleja en sus caras, yo me mantengo silencioso al lado de las dos gemelas, dejando que la tensión se incremente.
Finalmente llega Suki con las dos Lolitas y como ya estamos todos empiezo mi discurso.
- Estas zorritas han pensado que soy tonto y con zalamerías han intentado sonsacarme unos tiritos de coca, ya veis que de nada ha servido.
Hago una pausa para que las putillas vayan asimilando que soy yo quien manda.
- Ahora están muy apesadumbradas por su falta y han decidido aceptar el castigo que les voy a imponer. No es así.
- Si, Sr. Juan –susurran cabizbajas.
Las dos niñas están rojas de vergüenza por la humillación que están pasando. Si ya no es plato de gusto recibir un castigo que encima éste sea delante de tus compañeras.
- Como niñas traviesas que son y que han cometido una falta van a recibir el castigo adecuado. Vamos a empezar por una azotaina con la mano – les digo mientras pongo una silla en el centro de la estancia y me siento en ella.
El resto de putillas están mudas de asombro, habrán presenciado y sufrido palizas del tipo de la que le propinó Jamaica a Lolita, palizas dolorosas pero rápidas que se dan en un calentón. Pero probablemente no hayan presenciado castigos metódicos y humillantes, castigos propinados con calma sabiéndolos dosificar para que el dolor sea máximo y el daño sea mínimo. Si se creían a salvo de castigos para poder trabajar al día siguiente en este burdel no les iba a servir esto.
- Sonya, ponte sobre mis rodillas.
La escultural eslava se tiende obedientemente sobre mis rodillas dejando su fastuoso culo al alcance de mi mano. Sin más dilación empiezo la azotaina mientas voy sermoneándola.
- Has sido una niña mala –plas, plas resuenan los azotes sobre tan bellas y blanquecinas nalgas. Estas a cada azote tiemblan violentamente y mi mano deja una marca rojiza en la nívea piel de melocotón del culo de Sonya.
- Lo siento Sr. –responde cada vez más sumisa Sonya.
Las pinzas del coño saltan alegremente en cada azote lo que debe proporcionar un plus de dolor a los que ya sufre la desgraciada niña que patalea con fuerza cada vez que mi dura mano se estrella contra sus frágiles nalgas. Esta acción deja totalmente expuesto su coño y me parece que se le ve algo húmedo y una reconocible fragancia emana de él. Para cerciorarme paso un dedo por su raja y lo saco totalmente empapado.
- Mirar esta zorrita –digo a sus compañeras – está siendo azotada delante de todas vosotras y se excita, es una niña muuuuuuuy perversa.
Al mirar a las putillas en unas veo lujuria y en otras sonrisas maliciosas, juraría que a algunas les gustaría estar en el sitio de Sonya y a otras en el mío.
Al llegar a los cincuenta azotes el culo y los muslos de Sonya presentan un furioso tono rojizo. La pobre niña es un mar de lágrimas que solo sabe pedir perdón.
- Regresa a tu posición –le ordeno mientras dejo de azotarla – Irina tu turno.
Irina, sabedora que nada va a librarla del terrible castigo decide aceptarlo orgullosamente. Y adopta la posición.
Mis manos golpean sus nalgas repetidamente, pero mientras que Sonya era un mar de sollozos Irina acepta valerosamente el castigo, tan solo soltando gruñidos de dolor que se escapan de sus apretados labios. Al igual que con Sonya paso mi dedo por su raja pero está completamente seca. Tan parecidas físicamente y tan distintas en su interior pienso mientras redoblo los ataques de mi mano contra sus nalgas.
Al llegar a cincuenta el culo de Irina presenta el mismo rojo furioso que su hermana.
- Suki tráeme aceite de baño.
La bella oriental sale disparada a su apartamento. Mientras me lo trae prosigo con la charla.
- Esto ha sido tan solo el calentamiento, ahora vamos a proseguir con la zapatilla. Irina, Sonya apoyad vuestro torsos sobre la mesa.
Las dos potrancas adoptan la posición ordenada dejando totalmente expuesto su rojizo culo para el siguiente castigo.
- Si mañana algún cliente os pregunta por las marcas de vuestro culo le decís que habéis sido unas niñas muuuuuy malas y que vuestro papá os ha tenido que castigar. Pero que sois tan malas que vuestro papá no puede estar constantemente castigándoos y que si no querrían ellos hacer de papás vuestros. ¿Entendido?
Las muchachas dejan escapar unos murmullos de asombro, nunca habían contemplado la posibilidad de que un cliente las castigase.
- ¿Entendido? – repito con voz helada
- Si Sr –responden Irina y Sonya.
- Tome Sr. Juan – se me acerca Suki tendiéndome el frasco de aceite corporal.
- Para que veáis que me preocupo por vosotras –prosigo con voz paternal - voy a daros un poco de aceite corporal en vuestro culito para que las marcas de la zapatilla no sean permanentes y mañana podáis trabajar como si nada.
Acercándome a ambas chicas, impregno bien mis manos de aceite y procedo a extender el aceite sobre su suave y ahora caliente y rojizo culo. También aprovecho para hurgar con el dedo en las cuevas de estas dos preciosidades. Al igual que antes la reacción por parte de ambas gemelas es distinta, mientras Irina recibe estos cuidados tensa y desconfiada Sonya se deja llevar y suaves gemidos de placer escapan de entre sus labios.
- ¿Estáis preparadas para continuar con el castigo? –les pregunto.
- Sí, señor –contesta apresuradamente Sonya.
Un silencio incómodo se instala en la sala.
- ¿Irina? – repregunto con voz helada esta vez.
- Si –me responde una cada vez más indómita niña.
- Plas - un fortísimo azote resuena en todo el piso. Le he arreado con todas mis fuerzas, que son bastantes.
- Aaaaaayyyyy –el grito escapa de la garganta de Irina que se intenta incorporar, pero la sujeto firmemente contra la mesa.
- ¿Cómo responden las niñas buenas? – le pregunto, dejando translucir el cabreo que siento en mi voz.
- Sí, señor –responde ahora una sollozante Irina.
- ¿Ves? Por ser mala te has llevado un tremendo azote, esto no te lleva por ningún buen camino –le respondo ahora con voz calmada – Bien pues si estáis listas vamos a por ello.
Procedo a azotar, esta vez mucho más suavemente el culo de Irina y luego el de Sonya, pronto cojo ritmo y la cadencia de golpes es continua, nalga izquierda de Irina, nalga derecha de Irina, nalga Izquierda de Sonya, nalga derecha de Sonya en el viaje de ida y nalga derecha de Sonya, nalga izquierda de Sonya, nalga derecha de Irina, nalga izquierda de Irina, y vuelta a empezar. El ritmo es hipnótico plas, plas, plas, plas.
Los azotes caen de forma continuada. Ambas chicas se comportan valerosamente y tan solo pequeños sonidos guturales salen de sus bocas a cada azote. Las pinzas de su coño danzan locas ante los impactos de la zapatilla mientras sus senos con la pinza en sus pezones permanecen aprisionados contra la mesa mandando oleadas de dolor a su cabeza.
La paliza continua y las dos pequeñas ya lloran a moco tendido, los hipidos se oyen claramente en el silencio de la sala tan solo interrumpidos por el severo sonido de la zapatilla que cae implacable contra las otrora níveas nalgas que ahora presentan un furioso tono carmesí.
Reparto los azotes en las nalgas y los suaves muslos, ya que no quiero que ninguna parte quede excesivamente dañada, la elástica piel de las dos jovencitas responde maravillosamente y aunque la paliza está siendo considerable no muestran unas excesivas marcas, tan solo el furioso carmesí y una cardenal en la nalga izquierda de Irina que es la que ha recibido el tremendo zapatillazo por rebelde.
En un momento veo que Irina coge con su mano derecha la mano izquierda de Sonya, tan valiente que parecía y su gemela soporta mucho mejor el castigo.
Tras un rato de darle a la zapatilla, cada una ha recibido cien azotes, cincuenta en cada nalga decido que esta parte del castigo ha acabado. Por lo que arrojando la zapatilla a un lado les digo.
- Ya está.
Ambas se incorporan doloridas y con las manos se acarician el culo. Para que se alivien un poco les doy el aceite y les digo:
- Podéis utilizarlo, pero debéis untaros la una a la otra.
Ambas se embadurnan de aceite las manos y abrazándose una a la otra proceden a acariciar suavemente el culo de la otra mientras siguen sollozando por la paliza recibida. Poco a poco la temperatura va subiendo y ambas hermanas se funden en un beso lésbico, tierno y húmedo, que peligro tienen estas niñas.
- Bien –les interrumpo- Vais a quitaros las pinzas, pero para que veías que soy bueno os vais a colocar en posición de 69 y cada una va a quitar suavemente las pinzas de su hermana.
Ansiosas por quitarse las pinzas ambas chicas adoptan la posición ordenada.
- Peeero –les interrumpo, solo podeis quitarlas con la boca.
Sonya se lanza a por una pinza del coño de Irina y mordiéndola fuertemente la retira con máximo cuidado, pero el grito de Irina resuena en la sala al volver de golpe la sangre al lugar en el que estaba puesta la pinza. Sonya en un intento de calmarla lame suavemente el lugar en el que estaba la pinza arrancando gemidos de su hermana.
Ahora los papeles se intercambian y es Irina la que quita una pinza del coño de Sonya que grita desesperada por el dolor que siente, al igual que su hermana Irina procede a calmar la dolorida zona a base de lengüetazos que arrancan gemidos de placer de su hermana.
Entre gritos y gemidos de placer ambas chiquillas acaban de sacarse las pinzas y dejo que jugueteen un ratito con sus coñitos.
- Muy bien zorritas, poneros de pie una frente a la otra y manos detrás de la nuca.
Ambas adoptan la posición, ansiosas de que les saque las pinzas de los pechos. Me acerco a la cocina y cojo un cordel de cocinar que paso por los muelles de las pinzas. Ato la pinza izquierda de Irina con la derecha de Sonya y viceversa.
- Bien, ahora vais a quitaros vosotras las pinzas, pero solo podéis hacerlo estirando con el pecho.
Las chicas palidecen aun más si es posible, no esperaban este desenlace, pero no les queda más remedio que hacerlo si quieren librarse de las pinzas. Tímidamente Irina tira hacia atrás pero el latigazo de dolor que recibe de sus pechos hace que inmediatamente ceda en el tirón y recupere la posición inicial.
Más decidida Sonya da un paso hacia atrás pero ante el dolor Irina la sigue, con lo que tan solo han conseguido más dolor pero no han mejorado la situación.
Exhaustas de dolor ambas podencas toman aire, y se miran profundamente a los ojos, se les oye contar por lo bajito, uno, dos y al llegar a tres las dos dan con decisión un paso hacia atrás, lo han hecho con tanta precisión que las cuatro pinzas saltan de golpe mientras ambas caen aovilladas de dolor.
Mientras las dos putillas se recuperan me dirijo al resto de zorras, que se mantienen en una esquina del comedor, asustadas como un rebaño de gacelas acorraladas por un león.
- Bien zorritas, esto es lo que os espera si no rendís lo suficiente o si no seguís las reglas. Y os aseguro que esto es lo más suave que vais a tener. Además cada día la putilla que haga menos caja será castigada y pasará el día conmigo y ya os puedo asegurar que no soy un amante agradable.
El miedo se refleja en el rostro de estas zorritas, poco a poco se van dando cuenta del infierno en el que han caído.
- Sonya, Irina aún falta una parte del castigo, diez golpes con el maravilloso cinturón que Jamaica me ha regalado –les digo mientras cojo el pesado cinturón de cuero.
- Sí, señor –responden ahora ambas rusitas suaves tras el severo castigo recibido.
- Pero vamos a dejar que todas vuestras compañeras también lo disfruten. Diez azotes para cada una de ellas.
- Pero Sr. Juan –me dice Mauren, la fogosa irlandesa – nosotras no hemos hecho nada.
- Mira, ya tenemos a la lista que se ha ganado otros cinco cinturonazos pero va a ser en el coño y vas a ser la primera en pasar la noche conmigo. ¿Alguna otra sindicalista tiene alguna objeción que hacer?
Un tensísimo silencio recorre la sala.
- Bien pues bajaros los pantaloncitos para dejar el culo al descubierto y poneros aceite.
Mientras las zorritas se van preparando cojo a Mauren de la oreja y llevándomela hasta la mesa le ordeno.
- Desnúdate.
La irlandesa presiente que no tiene muchas opciones y tragándose su orgullo se desnuda a toda prisa.
- Tiéndete boca arriba encima de la mesa.
Temblorosa acata mis órdenes, en ese breve intervalo puedo contemplar su bellísimo cuerpo, esta noche voy a disfrutar de lo lindo con ella, tan solo el detalle que tenga los pechos blanquecinos poblado de numerosas pecas me pone cardiaco. Una vez está tumbada ordeno a las gemelas rusas:
- Irina, Sonya coged cada una pierna, levantadlas y ponerlas en V.
Las bellas eslavas siguen mis instrucciones y cada una coge una de las esculturales piernas de Mauren, al abrirlas en v su depilado coño queda perfectamente expuesto para el castigo del cinturón.
El resto de chicas esperan incrédulas a su castigo.
De repente se oye el silbido del cinturón y el terrible impacto contra el coño de Mauren.
Un escalofriante alarido sale de la garganta de la bella pelirroja que se retuerce como poseída por el demonio y estalla en sollozos.
- Uno –llevo la cuenta en voz alta
Lentamente se calma y cuando la respiración de la joven irlandesa se estabiliza, a sus escasos veinte años no está preparada para tan tremendo castigo, un nuevo silbido del cinturón y un nuevo impacto.
- Dos –digo mientras un nuevo alarido sale de la garganta de Mauren.
- Por favor, por favor –suplica la pelirroja – no puedo soportarlo.
- Si puedes -le respondo yo- ¿Y sabes por qué? Porque no tienes otra opción.
Un tercer silbido y un tercer alarido resuenan en la sala, esta vez el alarido es ronco, la pobre niña se ha roto la garganta de tanto gritar. Los sollozos de Mauren inundan la sala.
- Tres, ya solo quedan dos
EL coño de la bella pelirroja está tremendamente hinchado, lo que me satisface enormemente ya que hará más placentera la posterior penetración que tengo pensado hacerle.
En el cuarto impacto a la pobre niña no le quedan ni fuerzas para gritar, tan solo llora desesperada. Las caras de Sonya e Irina reflejan una honda preocupación, viendo los terribles castigos a los que pueden ser sometidas.
Finalmente lanzo un terrible quinto golpe contra ese precioso coño y les digo a las dos bellas rusas.
- Podéis soltarla.
Una destrozada Mauren se acurruca sobre si misma sollozando histéricamente.
- Ayudadla a ponerse con las demás.
Unas solícitas Irina y Sonya cogen a su compañera por los hombros y la acercan al grupo de zorritas que ahora están aterradas.
- Bien, ahora vais a poneros a lo largo de las paredes del salón, de cara a la pared y apoyando las manos en ella. Con las piernas abiertas sacareis el culo hacia atrás para que pueda proceder al castigo.
Las niñas siguen las órdenes y se colocan en posición para recibir el injusto castigo que se les viene encima.
Aunque siete de ellas aún permanecen vestidas, con tan solo los pantaloncitos bajados hasta las rodillas, por primera vez valoro en toda su inmensidad el tremendo harén del que dispongo. Diez juveniles cuerpos, diría que tan solo Nicole, la elegante francesa, sobrepasa los veintiún años.
Diez ejemplares perfectos del crisol de razas que puebla nuestro planeta. Si nos encontráramos a cualquiera de estas impresionantes hembras en la discoteca o en un bar, no dudaríamos en ofrecerles el cielo por conseguir tan solo una sonrisa de sus bellos rostros, y sin embargo estos diez admirables animales no solo son prácticamente mis esclavas sexuales sino que permanecen a la espera de recibir los ataques del pesado cinturón que tengo en mis manos, en verdad soy un hombre afortunadísimo, y a la vez me pregunto cómo habrán llegado estas diez pequeñas a esta situación.
Puedo apreciar el espectacular culo brasileño de Yarah, formado a ritmo de samba. Un bunda no excesivamente grande pero si perfectamente moldeado, respingón, redondito y sobresaliente. Tan magnífico bunda tiene una piel tersa como el melocotón pero de un tono canela enloquecedor que recuerda al sol de sus playas natales.
La caribeña Abigail una mulata menudita pero tremendamente bien proporcionada, una muñequita de piel dorada con un breve pero precioso culo.
Nicole, la más madura del grupo con sus treinta y un años. De piel extremadamente blanca, todo su cuerpo desprende erotismo y elegancia, incluso en esta humillante posición mantiene una pose altiva proyectando orgullosamente sus nalgas para que sean subyugadas por el cinturón y mantiene sus verdes ojos fijos en mí mientras muerde nerviosamente su jugoso labio inferior.
Irina y Sonya, con sus ya enrojecidos culos por la paliza anterior mientras gruesas lágrimas de dolor ruedan por sus mejillas.
Niara, es una negra imponente, con sus 187 cm de altura es la más alta del grupo y con un cuerpo musculado y de piel cetrina su presencia física es imponente. Es increíble que tan bello y poderoso ejemplar de hembra se someta a las órdenes de un petimetre como yo.
Mauren, la irlandesa cuyo coño ya ha sido visitado por el cinto. Los ojos aguamarina de la preciosa pelirroja siguen anegados en lágrimas por el vivo dolor que debe sentir en su coño.
Suki, la menuda thailandesa, está tan aterrada que su cuerpo es presa de violentos temblores. Su culo al igual que toda ella es breve pero perfecto.
Leiza una altísima mulata africana toda gracilidad con un culo esbelto.
Y finalmente Araceli, la cordobesa, todo fuego y pasión en su negra mirada, un culo sublime, de piel morena.
La forma en la que las chicas esperan el castigo es totalmente distinta, desde los temblores de miedo de Suki o Abigail que sollozan aterradas, la resignación de las dos hermanas rusas y la irlandesa que ya han catado el cinturón, el desdén con que espera la inmensa Niara, la desidia de la elegante Nicole o Leiza, e incluso diría la ansiedad de Araceli.
Una vez inicio el castigo también observo grandes diferencias en sus culos, culos duros como el de la brasileña que absorben el impacto del cinturón sin apenas deformarse, culos breves como el de Suki y Abigail que un golpe de cinturón lo abarca en su práctica totalidad, culos suaves y blandos como el de Nicole que se agitan temblorosos tras el impacto recibido.
Pero hay un culo que me deja impresionado, las poderosas nalgas de Niara ni se inmutan al recibir los feroces trallazos del cinturón.
También los culos se comportan diferente reflejando el castigo, en las pieles negras prácticamente las marcas son inapreciables, mientras que en las blanquecinas pieles de Mauren o Nicole se aprecian claramente las marcas que ha dejado el pavoroso cinturón.
Una vez he acabado de propinar la gratuita paliza a las diez bellas mujeres que están en mi salón les ordeno darse la vuelta y les sermoneo:
- Bueno, ya sabéis cuales son las normas y cuál es la forma de hacer que las respetéis. Supongo que con esta paliza iréis servidas, así que si no hay ninguna duda cada una a su apartamento.
- Perdone Sr.Juan –me dice Araceli- pero mis padres a menudo tenían que repetirme las cosas dos o tres veces para que les obedeciera, si fuera usted tan amable –me suelta con una inocente mirada en sus ojos y mordiéndose el labio inferior de deseo.
Joder con la niña pienso, a esta la va que la zurren y mucho.
- Bien, apóyate sobre la mesa y ponte en posición que te daré otros 30 para que te quede claro. ¿Alguna más tiene problemas de comprensión?
- Yo –oigo decir a la poderosa Niara – para ser justa con mis compañeras los azotes que me ha propinado para mi han sido suaves caricias, le ruego que se aplique a fondo conmigo.
- Y yo, Sr. Juan –responde Suki mientras adopta la misma posición en la mesa que Araceli – siempre tener problemas con idioma –me explica con una sonrisa.
La respuesta de Suki que lleva más de cinco años en España y habla perfectamente el idioma me hace recordar que en el fondo no son más que unas jovencitas y me arranca una tremenda carcajada.
Dándole un cariñoso azote en sus delicadas nalgas le digo con una sonrisa:
- Anda cada una a su apartamento que mañana tenéis un día muy duro. Tu también Mauren.
- Gracias Sr.Juan –me responde.
Cada una de las niñas se despide de mí dándome un casto beso en la mejilla.
- Buenas noches, Sr. Juan, que descanse –me dice cada una de ellas.
Creo que a partir de ahora mi vida va a ser muy muy placentera.
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