El beso del sol y la luna

tu sabes, que es para ti y a los demas espero que os guste.

EL BESO DEL SOL Y LA LUNA

El sol daba paso a su querida luna, los últimos rallos daban directamente sobre tu piel.

Permanecíamos impasibles mirando la lejanía y esperando el momento en que el sol y la luna se dieran un beso.

Las olas hacían de banda sonora de aquel momento mágico, mire tu rostro y una vez mas supe que tú eras la mujer de mi vida. Tu cara aparentemente sin demostrar expresividad me lo contaba todo de ella. Una mujer como ninguna, soñadora, pasional, luchadora y todo lo que se le puede pedir a la mujer de tu vida.

La magia se nos apodero de aquel instante, nuestros astros estaban apunto de unirse en ese ritual que da paso el día a la noche.

Nuestras manos se cogieron, entrelazándonos los dedos, nuestros labios se juntaron entrelazándonos nuestras lenguas y nuestras almas se unieron entrelazándonos nuestros corazones.

Permanecimos así durante una eternidad, sin importarnos que nos pudiera pasar.

La luna nos acaricio la piel a modo de una leve brisa que nos hizo estremecer y nos encaminamos por la orilla del mar a nuestra morada. En el camino las olas impasibles nos regalaba una dulce canción y la luna con su tenue, calida y reconfortante luz nos mostraba el camino del amor.

Nada mas llegar mis brazos se entrelazaron a tu cintura y pude sentir tu cuerpo temblar mientras te apoyabas dulce y melosamente en mí, como una gatita sedienta de ser mimada, amada.

Te conduje al salón en brazos donde te tenia preparada una sorpresa, tu ojos se humedecieron al contemplar el colorido de las rosas que se desperdigaban por todo el salón, rosas blancas, rosas, rojas. El olor nos embriagaba y hacia que ese momento al igual que todos los momentos que he vivido contigo fueran algo muy especial.

Cruzamos el salón y entramos en nuestra habitación, esta vez dispuse pétalos de rosas rojas por todos los lugares y el ventanal abierto al mar dejaba que la luna fuera testigo de cuanto aconteciera esa noche.

Champán y fresas para dos, para ti y para mí.

Permanecías agarrada a mí, sumisa en mis brazos, melosa como un gato, desprendías ternura y pasión, desprendías amor y lujuria.

Te solté en el suelo y comencé a desnudarte, muy despacio, como para no perderme nada te fui desabrochado la blusa y dejando escapar de mis labios besitos que terminaban en tu piel. Poco apoco como si fuese un ritual logre dejarte totalmente desnuda, tu me sonreías y hacías gestos para lanzarte sobre mi, pero no era esa la noche en la que de jara hacer esta noche con la gracia de la luna te haría sentir el placer mas intenso del que un mortal como yo pueda proporcionarte.

La luna seguía impasible observándonos, quien sabe si tan excitada como lo estábamos nosotros.

Una copa de champán ayudo a aplacar las ganas que tenia de hacértelo en ese momento, pero tras la copa, vino las fresas y la nada, nata que no pude evitar derramar por tu cuerpo y mientras tú te alimentabas de las fresas yo lo hacia de ti, había nata en tus pechos, en tu cuelo, en tus hombros, en tu ombligo, en tu espalda, en tus nalgas y en tu sexo, donde termine limpiándolo afondo hasta conseguí arrancarte tu primer orgasmo.

Posteriormente la lleve a la bañera donde la enjabone y duche como si de una niña se tratara, tratándola con todos los mimos y caricias que tanto ella anhelaba, mis manos y la esponja restregaban cada rincón de su piel haciendo hincapié, claro esta, en su entrepierna, la excitación volvía a apoderarse de ella y empezaba a pedirme mas y mas.

Así que decidí que ya estaba bien de tantos mimitos, ya había tenido suficiente, ahora la sometería para mí placer, la haría totalmente mía durante el resto de la noche.

La saque de la ducha y sin secarse ni nada la agarre de un brazo y me la lleve al salón, la puse a cuatro patas y comencé a lamerle con ansia todo su culo y su coño, mi lengua no paraba de saborear cada rincón de sus secretos y sus gemidos me alentaban a continuar en mi búsqueda de nuevos rincones escondidos para saborear, así pues llego un momento en el literalmente me la estaba follado con mi lengua, pero además por sus dos agujeritos alternativamente, sus gemidos y movimientos eran cada vez mas intensos pero no era mi intención dejar que volviera a tener un orgasmo, así que cuando note que estaba apunto me separe de ella y la mire fijamente a los ojos, ella me miraba con cara extrañada pero muy excitada y la pedí que se acercara a mi gateando como una gatita en celo, así lo hizo, hasta que llego frente a mí y se encontró con mi pene totalmente erecto e impaciente por sus caricias que no tardaron en llegar, su lengua fue subiendo por mis piernas hasta llegar a mis huevos que succiono y lamió como una gatita, continuo lamiendo el resto de aparato con verdadera glotonería, como solo ella sabe hacerlo, sus uñas se clavaban en mis nalgas y eso hacia que presionase mas mi polla contra su boca.

Tras un rato de dejarla disfrutar con mi verga, la volví a tirar en el sofá, se quedo apoyada en uno de los brazos ofreciéndome su hermoso culo, me acerque a ella y la di varios cachetes en las nalgas.

eres una niña muy mala ¿lo sabias? Le dije

Me sonrió y acepto que la castigara, mi instinto animal afloraba cada vez que me miraba con esos ojos de gatita.

Metí mi cara en aquel maravilloso culo y lo humedecí con mi lengua tratando también de prepararlo para penetrarla. Cuando pude comprobar que la humedad y la dilatación era buena, me incorpore, apunte mi blande sobre su delicioso ano y comencé a penetrarla con suma suavidad aunque con mis trabajos bucales ya la tenia muy bien dilatada, por lo que la penetración era sumamente fácil, además ella hacia movimientos con su ano como para tragárselo todo, casi parecía que era ella quien se introducía mi pene con sus movimientos de esfínter.

Ronroneaba, como una gatita y agitaba todo su cuero, como queriendo salir de aquella tortura tan dulce que la estaba sometiendo,

No tardo en entrar por completo mi verga y pude sentir mis testículos pegados a su chorreante rajita, inicie movimientos lentos de entrada y salida de su ano, poco a poco fueron siendo mas rápidos y de mayor recorrido, hasta llegar al punto de sacarla totalmente para volver a envestirla.

Sus ronroneos se habían convertido en profundas respiraciones y su cuerpo permanecía ahora sometido a mis fuertes envestidas, estuvimos de esa forma durante mucho tiempo

Teniendo como testigos a la luna, que podíamos observar a través de un gran ventanal.

Mi orgasmo estaba ya muy próximo y cedí mi peso sobre su espalda, aproveche la ocasión para hablarle al oído de una manera lasciva pero muy dulce.

Ella ronroneo de nuevo y busco con sus manos mis piernas para atraérselas hacia ella y arañarlas. Sus uñas se clavaban fuertemente en mis muslos y mi polla estaba apunto de explosionar dentro de su culo. De pronto un gemido seguido de un alarido anunciaba que mi orgasmos ya estaba aquí, solté con fuerza todo mi semen, mientas nuestros cuerpos se estremecían, restregaban y luchaban llenos de espasmos y sudor.

Después de ese increíble momento nos dejamos caer sobre el sofá, mi pene aun seguía dentro de ella y nos quedamos dormidos durante varias horas.

Al despertarnos, la luna daba paso al sol que seguro le estaría contando todo lo acontecido aquella noche, el amanecer se mostró de un tono rojizo, señal inequívoca de la tremenda pasión de aquellos dos amantes condenados a verse un instante.

La luna daba paso a su amado sol, las ultimas y muy tenues caricias de luz de luna, se reflejaban sobre la preciosa cara de mi amada. Permanecíamos ya despiertos los dos impasibles, inmóviles, esperando el momento en el que la luna y el sol se besaran.

Momento en el que recogiendo una rosa roja, se la puse a mi amada en el pelo y le susurre al oído.

¿TE HE DICHO ALGUNA VEZ QUE TE QUIERO?