El Beso

Dejo aquí, un relato que me ha gustado mucho a mi por lo menos, lo he encontrado en una de esas páginas perdidas de Internet Disfrutenlo.

Siempre me sentí diferente de los otros niños. Desde temprano percibí que mi sensibilidad no tenia espacio en el mundo frenético de la escuela. Lo que me salvó del aislamiento completo fueron mi cabeza ágil y mis recursos intelectuales.

Eso me permitía cultivar situaciones donde yo era admirado, y esa era la pertenencia que yo me podía permitir.

Mi timidez y mi atracción muy precoz por otros niños - de la cual yo tenia una fuerte conciencia desde los ocho años - me impedían en la práctica, poder formar o pertenecer a una verdadero grupo, hasta incluso el tener una verdadera amistad.

Porque, con unos diez años, yo tenia una vergüenza mortal solo de pensar que mis amigos pudiesen percibir que a mi me gustaría abrazarlos y besarlos con mucho cariño, como si esto fuese una cosa mortalmente prohibida.

Vengo de una familia interesante. Por parte de padre, heredé capacidades intelectuales, el gusto por libros, ideas, discreción, cualidades morales, timidez... Por parte de madre., herede sensibilidad, sentimiento poética, espontaneidad..Personas notables mis padres

..Sin embargo muy aislados, separados en nuestra casa grande, sujetos a depresiones crónicas.. A pesar del calor que yo sabia habitaba en sus corazones, lo que yo sentía era la frialdad del distanciamiento, una frialdad a veces casi mortal. Nunca nos faltó nada material, pero emocionalmente había tanta distancia... El aislamiento y, sobre todo una necesidad de madurar solo, de controlar la propia vida: es la gran lección de mi primera década de vida. Otra lección: que yo nunca podría hablar con nadie de las cosas que sentía. Triste lección que solamente mucho mas tarde fue respondida.

Pero los años van pasando, y vamos creciendo. La adolescencia surge con toda su intensidad..con 13 años, todo en mi cabeza era un inmenso volcán.

Ahora, yo sabia perfectamente que era homosexual, que había nacido así y que esa era mi naturaleza. Lo que yo no sabía era lo que eso podía significar para mi vida en el futuro. Yo sentía ondas de energía en mi cuerpo y mente. En la playa casi enloquecía con los cuerpos que veía pasar, y siempre bloqueándome, con miedo a la catástrofe que significaría - así mi cabeza - mostrar cualquier resquicio de mis sentimientos.

Yo nunca pensé que fuese el único que sintiese eso, pero encontraba que era una enfermedad (si, enfermedad) rarísima, y que yo nunca tenia la menor posibilidad de encontrar alguien para hablar al respeto.

Pero la vida sigue. Entonces, mis 14 años, año nuevo en la escuela, amigos nuevos. En cada año llegaban nuevos alumnos que se cambiaban para la gran ciudad con el objetivo de cursar en la Universidad en el futuro.

Entre los llegados de aquel año, una figura me llamo la atención a primera vista. Era Alejandro, un año mayor que yo.

Alejandro no era un adolescente desangelado. Era un niño que en cada gesto demostraba que sabía lo que valía. Sin el menor rastro de una actitud pretenciosa o antipática, encajaba en medio de los amigos. Siempre natural, alto, siempre dispuesto a colaborar, una sonrisa maravillosa, un rostro hermoso e iluminado, ojos castaños de una suavidad que era el al completo.. bueno en el deporte, razonable en las aulas, sin estrés, sin chulería, rico en vivencias, noble, un cuerpo bello. Ese era el nuevo alumno de aquel año.

Y sucedió que yo percibí que me apasionaba por el. Yo, que nunca tuve mucha interés por las clase, ahora no podía esperar la hora de ir a encontrarlo todas las mañanas.. y los viernes, cuando todos estaban contentos, para mi eran motivo de tristeza.. dos días sin verlo...

Y fui evolucionando. Me convertí en su mejor amigo - por lo menos me hice mas amigo de lo que ya fuera de cualquier otro colega. El simpatizó conmigo. Yo podía ayudarlo en algunas materias de la escuela, y lo hacia de una forma también natural, si dramas ni nada, fuimos forjando confianza mutua.

Pero, para mi, todo se fue complicando... Ya no era una atracción, era una pasión casi loca. 24 horas por día con aquella criatura en la cabeza, imaginando cada detalle anatómico, el amor comenzó a torturarme. Llegue a escribirle unas veinte cartas, que rompí. No me podía aproximar mas de lo "razonable", sin correr grandes riesgos, y, al mismo tiempo, lo que yo quería era estar todas las horas de mi vida con el.

Entiendo que él logró percibir eso, pero - y ese es el motivo que me lleva a escribir esta historia - era una persona grande, noble.. Fue evidente para él lo que estaba sucediendo, y podría haberme usado, chantajeado, hecho un millón de cosas ruines, que yo tanto temía. Pero no hizo nada de eso. Continuó siendo natural. Nunca giro el rostro, tenia siempre una sonrisa que me causaba un increíble frío en la medula, siempre tenia tiempo para charlar. Y en ocasiones yo solamente quedaba sonrojado, no sabia ni lo que decir, con el corazón casi saliéndome por la boca.

Alejandro vivía en un apartamento compartido con una hermana adulta. En los fines de semana, ellos acostumbraban visitar a la familia en su ciudad natal. Pero a partir de cierta época, él resolvió no viajar tanto. Ella iba sola, y él quedaba el fin de semana solo en casa.

Entonces, cierto día de noviembre, resolvió celebrar con una parrillada su cumpleaños en uno de estos fines de semana - también por que las vacaciones se aproximaban, y seria casi una fiesta de despedida.

Invitó a los cuatro o cinco amigos mas allegados, y yo estaba entre ellos. La expectativa de este encuentro fue una de las mayores de mi vida. En el día fue todo bien: hicimos la parrillada, bebimos caipiriña. etc... Y conversamos, y conversamos, y bromeamos..

Al final, fuimos a ayudarlo a recoger todo, y nos organizamos en grupos. Yo quedé con él en la cocina.

Entonces, por efecto del clima reinante, me dijo de manera repentina que aun recuerdo como si fuese hoy: "Cleber, yo se que eres gay y que te gusto. No te avergüences de esto, eres legal y tu también me gustas..¿O estoy equivocado?..Y hoy podríamos darnos unos besitos cariñosos para sellar nuestra amistad..¿que te parece?

Yo no hice nada. Quede totalmente paralizado, sin reaccionar. Era todo lo que podía desear en la vida, pero yo no sabia por donde empezar a realizar ese deseo allí tan próximo a mi... mi impavidez solo sirvió para que otro amigo nos llamase para hacer alguna cosa, y así el deseo quedó en deseo en esa ocasión

Aun paso algún tiempo.. .diciembre, verano, calor, fin de las calores, época de piscinas... Alejandro regresaría para navidades a su hogar, y solamente volvería en el próximo año.

Empecé a frecuentar la misma piscina que él. Entonces sucedió. Un día, con la piscina casi vacía, quedábamos solamente nosotros dos en el agua, y el vigilante vino a avisar que iba a cerrarla.

Salimos de allí. Yo estaba super excitado, habíamos bromeado y jugueteado mucho, rozando los cuerpos... yo estaba fuera de mi.

Cuando salimos y fuimos para el vestuario, estaba bien oscuro, solo las lámparas amarillentas de luz difusa.. muchas sombras. Entonces yo hice la mayor locura de mi vida de 14 años: lo empujé y lo besé. El no se resistió y me besó también. En el sabor del calor y el cloro, sentía luces de colores, oleadas que venían del fondo de mi alma, y me invadió una voluntad de llorar, de gritar locamente, de morir... Un simple beso. No duro mas de unos segundos, pero era como si hubiese durado eras y eras geológicas.

Entonces una luz mas fuerte apareció y vimos que alguien estaba aproximándose. Era el vigilante, para ver porque estábamos demorando tanto. Se acercó a ver que sucedía. No dijo nada. Nosotros tomamos las ropas, salimos y nos despedimos, yendo cada uno para su lado, bien constrictos por haber sido descubiertos en aquel acto de intimidad, y sabiendo que las cosas no quedarían en eso.

Y no quedaron. Yo no lograba encontrarlo, conversar con el - y después vine a saber que el se había sentido culpable por el "horrible" acto que cometiéramos. Al fin y al cabo, el era el mayor.. además de ser públicamente despreciado, fue "invitado" a dejar la escuela.. Hubo muchos desdoblamientos dolorosos que no interesa detallar aquí.

Fue una de las primeras veces que vi la verdadera cara del oscurantismo y de los prejuicios, las infernales agresiones que eso significa.

Es indescriptible lo que sufrí con eso, y tengo la certeza de que aquel acto, junto con muchos otros, contribuyo para que , algunos años después, yo llegase a tal nivel de depresión que casi cometí suicidio. Sobreviví, sin embargo, y estoy dejando aquí mi testimonio para que las nuevas generaciones reflexionen.

En cuanto a Alejandro, nunca mas lo vi.. todas las tentativas posteriores de contacto fallaron. Naturalmente, el no regresó a la escuela, y sospecho que tampoco a Porto Alegre.

Hoy, muchos años después, yo guardo un trocito de él, en el punto mas protegido de mi corazón... le pido todos los días perdón a él por la situación que involuntariamente provoqué.. Yo se que ni tifones ni terremotos, ni toda la maldad humana, ni el fin del mundo, conseguirán aniquilar el amor que yo sentí - y que de otra manera continuo sintiendo - por él.

El es de todos mis recuerdos, uno de los mas intenso y dulces; él me enseño lo que significa ser realmente digno y valiente. Yo solo espero que, esté donde esté, sea muy feliz.

Y que sean felices los valientes, los que sufren, los que abren su corazón entre el océano de las dudas, de las tensiones, de los miedos.. No tenemos derecho a impedirnos el ser felices. Y, a pesar de eso, mañana es el primer día del resto de nuestras vidas, y tenemos que vivirlo bien.. pues lo que importa es el amor.

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prejuicios a lo mejor lo que obligó a Alejandro a no volver a por él nunca más?....

miedo?...

no se yo, pero si fuera miedo... quien no ha tenido alguna vez al no saber lo que pasará después de ese beso?