El becario y su jefa cariñosa
La pasión desatada entre un joven becario y su jefa madura
Yo soy Pedro, un chico de 24 años y que terminando mis estudios consigo un pequeño trabajo para conseguir un dinero para mis gastos, soy un chico tirando a gordito, y encuentro un trabajo de becario en una oficina en la que mi jefa Marta es una señora de 58 años gorda y que le gusta vestir con faldas y escotes con los que se intuyen dos grandes tetas en las que me fijo nada más llegar.
Los días transcurren con normalidad, no pudiendo evitar mirarla cuando pasa a mi lado, es una mujer que me pone mucho y entre mis tareas está ayudarle cuando tiene dudas en el ordenador, y cuando está sentada en su mesa y me acerco para indicarle algo en la pantalla tengo una vista sensacional de su escote que me pone a mil.
Un día en su despacho iniciamos una conversación
Marta: Pedro ¿por dónde vives?
Yo: por la zona del centro comercial
Marta: entonces tienes que tardar bastante en venir, tardará bastante el bus
Yo: sí, se me va casi una hora en venir y otra en volver, pero voy escuchando música y me entretengo
Marta: no te preocupes, yo vivo por la misma zona, así que te vienes conmigo en el coche y te dejo en tu casa
Yo: no te molestes, no hace falta
Marta: no es molestia, si vivo en la misma zona, no se hable más, luego nos vamos juntos
Al terminar el trabajo nos vamos juntos y nos subimos a su coche, llevaba un vestido escotado, fuimos hablando de temas triviales y yo no podía dejar de echar miradas cada vez que podía a sus muslos y sus tetas, notando una erección que me tapé con una chaqueta que llevaba, cuando llegamos nos despedimos y hasta el día siguiente, no se si habrá notado que se me había puesto dura.
Al día siguiente cuando nos marchamos de la oficina entramos al coche, llevaba uno de sus grandes escotes cuando me dice
Marta: voy a coger las gafas de sol que las tengo ahí, un momento
Y se acerca a mi pudiendo ver más cerca que nunca sus tetas, ese canalillo mientras coge las gafas de sol, se pone las gafas y se me pone la polla dura, intento disimular poniendo la chaqueta encima, y como si no hubiese pasado nada nos despedimos al llegar a mi casa.
Los días van pasando hasta que llega un momento en el que sale de su despacho y me dice
Marta: Pedro, necesito que te quedes al terminar para terminar un informe ¿puedes?
Yo: claro, sin problema
Una vez que se habían ido todos de la oficina, yo estaba en mi mesa cuando sale Marta con uno de sus vestidos espectaculares que le llega justo por encima de la rodilla y lleva un generoso escote.
Marta: Ven a mi despacho
Yo: sí, ahora mismo
Cuando entramos al despacho ella está sentado en su sitio y yo delante de la mesa esperando instrucciones
Marta: Acércate, ven que quiero enseñarte una cosa
Me pongo a su lado, ella sentada y yo de pie con una buena panorámica de sus tetas, no puedo evitar tener una erección, ella creo que se ha dado cuenta por lo siguiente que me dice
Marta: Pedro te voy a preguntar una cosa ¿tu me ves una mujer atractiva?
Yo: ehhh, bueno, sí, eres una mujer guapa y atractiva
Entonces se levanta, se dirige hacia mi, se sienta en el borde de la mesa del despacho mirándome y abre las piernas, se le ven unas bragas rojas.
Marta: pues ven a demostrármelo que veo que tu ya estás muy animado
Me levanto y voy directo a agarrar esas tetazas que tiene, las sobo por encima del vestido y chupo la parte que sale por el escote
Marta: ummmm cómeme el coño Pedrito
Yo: estoy deseando comerme tu gran coño
Le subo el vestido, le quito las bragas y aparece delante de mi un coño completamente depilado y unos grandes muslos, el coño lo tiene húmedo, hundo mi boca para ir degustando su coño poco a poco, saboreando cada centímetro mientras va gimiendo.
Marta: ummm no pares, ¡sigue que me corro!
Y en ese momento aprieta mi cabeza contra su coño y se empieza a correr, noto como se encharca con mi cara apreciando sus jugos.
Tras eso me retiro, busco un condón en mi cartera, me bajo los pantalones, sale mi polla, me lo pongo el condón, y se la meto hasta el fondo, primero lentamente y poco a poco acelerando el ritmo, ella gime sobre la mesa de su despacho
Marta: ummm sí ¡dame toda tu polla!
Yo: ¡toma toma!
Sigo un buen rato dándole pollazos mientras le agarro las tetas, ella encima de la mesa de su despacho y yo de pie, gozando los dos hasta que no puedo más y me corro, una corrida bestial.
Marta: ha sido buenísimo, me ha encantado, esto habrá que repetirlo
Yo: cuando quieras
Nos vestimos, y nos marchamos como cada día en busca de su coche, me deja en mi casa, pero desde ese momento todo era diferente, follábamos en su despacho cada vez que podíamos y también en su casa cuando no estaba su marido.