El Bautismo de la Rubia

Las opciones van aumentando y Luisa no deja de sorprenderme

Nos quedamos adormilados los dos y cuando nos espabilamos ya era tarde para ir a algún sitio.  Comer en casa era la mejor opción y cuando le dije que yo preparaba la comida se ofreció a ayudarme.  Como le dije que no era necesario y ella insistía la puse a hacer limpieza en casa.  Tenerla en pelotas limpiando las lámparas subida a una escalera tenía su punto.  Me tocó tener que ir a supervisarla a menudo y que le metiese mano durante las supervisiones le hacía el trabajo un poco más incómodo, pero no protestaba.  Bueno, cuando le dejé abiertas todas las cortinas y le pedí que limpiara los cristales si protestó... que si los vecinos, que si ella era del barrio...  La amenaza de ponerla a fregar la terraza acalló sus protestas el resto de la mañana.

Decidí que lo mejor era hacer una comida sana y sencilla, una ensalada y unos filetes a la plancha, ahora lo llaman comida “healthy” que suena más bonito y sano, aunque las ensaladas tienen su trampa, le pones un filete de pollo rebozado cortado en trocitos, para darle un toque más crujiente, luego un buen aliño con una salsa a base de aceite de oliva con alguna cosilla más y al final consigues una ensalada con tantas calorías como una fabada. Eso sí como se ve verde la gente queda encantada y con la conciencia tranquila de estar cuidándose.

Comimos tranquilamente y regamos la comida con una botella de vino rosado, que bien fresco entra estupendamente, el vino sumado a un orujo de hierbas, la programación de la televisión y la comodidad del sofá dio el resultado lógico, nos quedamos durmiendo en el sofá la mayor parte de la tarde.

Cuando Luisa me despertó ya se había duchado y vestido.

—     ¡Despierta ya dormilón!

—     Ya estoy despierto, sólo estaba haciendo el vago.

—     Sí Sí

—     Ahora ya podemos ir a tomar algo. Vete yendo al pub de Mercedes, mientras yo me ducho y me visto, no tardo nada.

—     Vale, nos vemos en un rato.

Me duche tranquilamente y los recuerdos de los últimos acontecimientos me hicieron pensar muchas cosas, el cambio radical que había dado mi vida con la presencia de Luisa y lo bien que nos estábamos compenetrando. Pensar las cosas que todavía íbamos a hacer me provocó una buena erección.

Vestido y arreglado encamine mis pasos al Manhattan. Cuando llegué me encontré a Luisa y Mercedes hablando tranquilamente, pero cuando me vieron entrar se quedaron calladas mirándome, lo cual me dio a entender que estaban hablando de mí.

—     Buenas tardes señoritas ¿De que estabais hablando?

—     Comentábamos alguna manera de animar el pub, ¿alguna sugerencia?

—     Que la camarera se ponga minifalda.

—     Jajaja anda ya bobo que hablamos en serio.

—     Yo también hablo en serio, no me niegues que se animarían los clientes.

—     Vale y aparte de animar la vista de los clientes ¿qué más?

—     La música, no puedes poner un cd completo, siempre hay canciones mejores y peores y si viene alguien que no le gusta se tiene que tragar el cd entero, tienes que mezclar canciones.

—     ¿Y eso como lo hago no puedo estar ahí todo el rato cambiando la música?

—     Déjame echarle un ojo al equipo de música.

—     Pase al otro lado de la barra y entre en el pequeño cuarto que había al fondo, el equipo era pequeño, pero de buena calidad, sonaba bien que es lo más importante, pero lo que realmente me interesaba eran las conexiones que tenía por detrás.

—     Lo mejor sería conectarle un pc al amplificador y reproducir desde ahí, es fácil de hacer. Tendrías que digitalizar los cds  y pasarlos a mp3.

—     Uuufff de eso ni idea, yo lo tengo todo aquí —abrió un cajón enorme a su espalda y estaba hasta arriba de cds.

—     Pasarlos todos a MP3 es fácil, pero son muchos se va a tardar.

—     Ya —Con cara de preocupación.

—     Pero no te preocupes con todo esto te puedo ayudar.

—     Muchas gracias — Ahí si se ilumino con una sonrisa

—     Bueno con la imagen te puede ayudar Luisa y yo con la música.

En ese momento sonó el teléfono y Mercedes se alejó un poco para hablar, aproveche para hablar con Luisa.

—     Tienes que animarla para que se vista de otra forma y se maquille, ella es la primera imagen del pub y da aspecto de desgana.

—     Y a ti te gustaría verla de otra forma ¿Verdad?

—     ¿Celosa?

—     Jajajaja sabes que no, realmente me da mucho morbo pensar que podrías hacerle.

—     Te pone perra pensarlo, eres una viciosa, anda vete al baño y quítate la ropa interior te quiero desnuda bajo el vestido.

—     Uuuuuhhhmmm voy.

Luisa se marchó y su vuelta coincidió con el fin de conversación de Mercedes, la forma en que se le marcaban los pezones, dejaba claro que se había quitado el sujetador.

—     El sitio es pequeño para hacer espectáculos.

En ese momento Mercedes me interrumpió.

—     Esperad que os enseño algo.

Nos llevó a una puerta que había al lado de los servicios, yo pensaba que sería un almacén, pero apareció una escalera bastante ancha. Encendió la luz y bajo delante nuestro, cuando llegamos a la planta de abajo y encendió las luces fue sorprendente, apareció un espacio prácticamente vacío y de buen tamaño, de hecho, era más grande que el pub de arriba, aparte de esa superficie debía incluir algún patio interior o alguna otra zona común del edificio.

Me quedé mirando alrededor, un pequeño escenario al fondo, un montón de sillas cuidadosamente tapadas con plásticos y unas cajas de refresco en un rincón, dos columnas y una puerta que parecía un baño, al abrirlo me llamó mucho la atención que era un baño completo con ducha y todo, no pegaba para un local público.

—     Mirad lo que queráis yo tengo que subir por si viene alguien — dijo Mercedes y a continuación subió por la escalera de vuelta al pub.

—     ¿Qué te parece? — Me preguntó Luisa

—     Una pasada, esto mejora muchísimo las posibilidades del Pub, no me podía imaginar que tuviese algo así.

—     El escenario es pequeño, una orquesta no cabe.

—     Una bailarina si cabe.

Me acerque a coger una silla de las que había tapadas, era grande, pesada y tenía dos brazos casi parecía un trono. La coloque en mitad del escenario.

—     Pon música en el móvil, Slave to Love de Bryan Ferry está bien, Y ahora ponte a bailar en el escenario.

Luisa empezó a moverse en el escenario al ritmo de la música bailando alrededor de la silla, mientras yo cogía una botella de refresco de una caja próxima.

—     Así no me hago bien a la idea, mejor sácate el vestido para seguir bailando, imagínate bailando así desnuda y esto lleno de gente mirándote.

—     Uuuuuufff

—     Te pone cachonda pensarlo, un montón de salidos ahí mirándote, babeando, pensando en lo buena que estás. Y tú les darías espectáculo porque te gusta que te miren, ¡Reconócelo perra!

—     ¡¡Sí me gusta!!

—     Pues ponlos cachondos, pon un pie en la silla y empieza a masturbarte.

Luisa levantó la pierna y apoyó la planta del pie, en esa postura el coño aparecía completamente abierto, se chupo los dedos con cara de vicio y empezó a acariciarse, se la veía disfrutar con los ojos entrecerrados, recorriendo todo el coño de arriba abajo. Apure de un trago la botella de refresco y me acerque a ella.

—     Siéntate en la silla y usa esta botella.

Luisa agarro la botella con ansia, se sentó completamente abierta de piernas y empezó a acariciarse el coño con la botella.

—     ¡¡Follate puta!!

Luisa se metió el cuello de la botella y empezó a moverlo dentro de su coño.

—     Te gustaría hacerlo delante de todo el mundo, hasta te gustaría tener compañía en el escenario, te gustaría que te follase y que se viera lo zorra que puedes ser.

—     Síiiiiiiii

—     Te gustaría que te mandase follar con quien me apeteciese, que te usase como una vulgar puta.

—     Por favor, esta puta quiere correrse y pide permiso.

Estaba flipando, yo había querido humillarla un poco y Luisa se había puesto como una moto, parece que había encontrado la tecla de sus deseos ocultos.

—     ¡¡Correte Zorra!!

Se corrió en segundos mientras se machacaba el coño con la botella, jadeando y gimiendo como si le estuviesen matando y quedó completamente desmadejada sobre la silla.

Mientras se recuperaba di un vistazo a la escalera y vi unas piernas que desaparecían rápidamente hacia arriba y eran unas piernas de mujer.

Luisa entró en el baño a recomponerse, se le notaba que estaba cansada, la experiencia parecía haber sido agotadora para ella. Cuando salió subimos directamente a la planta de arriba, allí nos esperaba Mercedes, miré alrededor y no vi a nadie más en el pub, ya sabía quién había estado mirando.

—     ¿Qué os ha parecido?

—     Está muy bien, es un buen sitio para hacer fiestas o algún evento, tenerlo abierto continuamente ahora mismo no tendría sentido.

—     Primero llenar esto y si se consigue ya veremos.

—     Lo que si puedes hacer es publicitarlo para fiestas, a lo mejor alguien lo alquila.

—     Perdonadme, pero yo me marcho ya, estoy muy cansada, mañana temprano nos vemos Mercedes y le damos un repaso a tu vestuario.

Luisa se marchó, es verdad que se le veía cansada, había sido un día duro para ella aunque también se lo había pasado muy bien, Mercedes la siguió con la mirada hasta que salió por la puerta. Entonces la mire y se lo dije directamente.

—     ¿Te gusto lo que viste Mercedes?

—     ¿Ver?, no se a que te refieres —Lo sabía de sobra la cara de vergüenza que puso la delató.

—     Te vi subiendo la escalera cuando estaba Luisa en el escenario ¿Lo vas a negar?

—     No —Miraba al suelo como una colegiada pillada en falta.

—     Entonces dime ¿Te gustó?

—     Sí —Creo que si hubiese podido hacer un agujero en el suelo y meterse dentro lo hubiese hecho.

—     Me alegro, ahora pásame unos cuantos cds para que los vaya digitalizando y ya mañana montamos el sistema para la música — Se dio la vuelta volando para evitar que siguiera mirándola, le había hecho pasar un mal rato a la pobre, pero esa confesión de que le había gustado ver a Luisa masturbándose era un gran avance.

Estuvo escogiendo cds unos minutos, se lo pensó bastante, es como si estuviese eligiendo sus favoritos o a lo mejor simplemente estaba perdiendo tiempo para tranquilizarse un poco. Me pasó una bolsa con unos veinte, ya tenía faena para rato. Después de eso ya nos despedimos y por primera vez con dos besos.

Al día siguiente me resultaba chocante no ver a Luisa en el gimnasio, seguro que estaban las dos mirando y remirando tiendas, lo que no tenía claro es si serían capaces de ponerse de acuerdo. Cuando terminé la rutina del día y ya en la calle me puse a repasar los mensajes del móvil. Tenía varios mensajes de Wasap de Luisa, cuando los desplegué me lleve una grata sorpresa, me encontré unas fotos del probador mientras Mercedes se probaba ropa, las fotos se notaba que las había hecho a escondidas, porque no estaban muy bien encuadradas, pero eso les daba un aire más auténtico, en la primera estaba con un pantalón de cuero ajustado que le hacía un culo de impresión, en otra vestía con un top negro no demasiado ajustado pero muy insinuante y sobre todo había una que mostraba un primer plano del culo de Mercedes mientras se cambiaba, las bragas no eran demasiado sexys, pero el culo se veía redondo y sumamente apetecible.

Antes de subir a casa me pasé por una tienda china enorme que hay a dos calles y compré algunas cosas que pensé me iban a ser útiles con Luisa.

Nada más entrar y quitarme los zapatos llamé a Luisa.

—     Hola rubia, ¿qué tal os ha ido?

—     Muy bien, la ropa que tenía en casa no era muy ponible para lo que queríamos, pero compramos alguna cosa mona. Ya has tenido alguna muestra.

—     Sí, ha sido un detalle por tu parte.

—     ¿Tiene buen culo Mercedes, ¿verdad?

—     Sí le quedaba muy bien el pantalón.

—     Anda no disimules, seguro que se te puso dura viéndola en bragas.

—     Ya sabes que no soy de piedra.

—     Pues sabes, creo que tienes posibilidades con ella, tiene buena opinión de ti.

—     Eso es porque me conoce poco jajajaja.

—     Será cuestión de que te conozca mejor, es menos mojigata de lo que parece a primera vista, avisado estás.

—     ¿Y tú no te compraste nada?

—     Alguna cosita pero es sorpresa, ya lo verás.

—     Valeee, está tarde te espero en casa, las siete me parece buena hora.

—     Bien allí estaré.

—     Perfecto, nos vemos luego.

Comí, me eché la siesta un rato y me puse a digitalizar los cds de Mercedes, el proceso es muy sencillo, pero lleva su tiempo, simplemente los iba pasando a mp3 y grabándolos en un pendrive, así fui matando el tiempo hasta que el sonido del timbre me avisó de la llegada de Luisa.

Cuando la abrí venía radiante, traía un vestido de tirantes que le sentaba como un guante, ligeramente por encima de la rodilla y unas sandalias. Cuando nos besamos se me pegó como una lapa y se frotó contra mí.

—     Vaya que cariñosa vienes.

—     Siempre estoy cariñosa para ti, ya lo sabes.

—     ¿Sólo cariñosa? —le dije mientras empezaba a darle mordisquitos en la oreja.

—     Uffffff, eso me pone muy nerviosa y lo sabes.

—     ¿Y esto? — mientras empezaba a tocarle las tetas sobre el vestido.

—     Uuuhhmmm.

—     Desnúdate Luisa creo que tienes calor.

Se separó de mí y dejó caer los tirantes del vestido, cayó a sus pies y Luisa se quedó desnuda ante mí, le agarré las nalgas y me puse a chuparle los pezones, los notaba crecer entre mis labios mientras Luisa suspiraba, los mordí con fuerza y ella gimió, baje por su cuerpo cubriéndolo de besos hasta llegar a su coño que me esperaba mojado y expectante.

La lengua lamiendo con fuerza su clítoris la puso como loca empezó a empujar su coño contra mi cara mientras me sujetaba la cabeza, cuando note que estaba a punto de correrse me puse de pie y la arrodille, me dedique a pasarle la polla por la cara y cuando llegó a sus labios abrió la boca persiguiéndola entonces se la metí hasta el fondo de la garganta, despacio pero profundo hasta el borde de las arcadas, al final se la deje dentro entera y le tape la nariz, aguanto lo que pudo pero llegó un momento que ya empezó a lagrimear, al final se la saque y le deje respirar.

—     Ponte de pie zorrita, es hora de que recibas lo tuyo.

Cuando se levantó la eleve a pulso y la tumbe sobre la mesa del salón, dejando las piernas colgando, coloque un cojín bajo sus riñones para levantarle un poco el culo y luego saque la cuerda que había comprado, y até primero sus tobillos a las patas delanteras dejándola totalmente abierta de piernas, luego ate sus muñecas a las patas traseras acabando de inmovilizarla, con la cuerda sobrante hice una bola que use para masajear todo su cuerpo lo que le dejó la piel ligeramente enrojecida.

Entonces saque las dos velas que había comprado, con la primera acaricie la raja de su culo y se la fui introduciendo lentamente.

—     Uuufff

—     Se que es poco para ti cerdita, te gustaría algo más, pero no te preocupes que vas a tener más

Me puse de espaldas para encender la segunda vela, intentando que no me viese, la mantuve baja hasta llegar a su lado y deje caer las primeras gotas sobre su pecho, Luisa se estremeció, pero aguantó sin moverse, fui recorriendo su cuerpo, rodee sus pezones con gotas de cera que le hicieron estremecerse, el reguero de cera fue descendiendo haciendo dibujos en su estómago, cuando la cera superó la suave curva de su tripa ella ya jadeaba y cuando empezaron a caer en su pubis, empezó a mover las caderas arriba y abajo completamente excitada, mientras estaba así apunte la polla a su coño y se la clavé hasta los huevos.

—     Aaayyy.

—     ¡Disfruta puta!

Con el movimiento la cera de la vela ya caía sin control, sople la llama y la tiré a un lado.

Ya sólo me dedique a empotrarla contra la mesa, ella sólo gruñía mientras la clavaba con todas mis ganas, la vela de su culo ayudaba a que la presión de su coño en mi polla fuese mayor y hacía los movimientos mucho más placenteros, los espasmos de Luisa y sus jadeos cada vez más rápidos, me avisaron de que no le quedaba mucho para correrse.

—     Me voy a correr zorra, te voy a dejar bien rellena.

—     Uuuhhhmmm

Luisa se estremeció y en ese mismo momento empecé a descargarme en su coño, me sujeté a sus caderas hasta que me vacié por completo y mi polla perdió la erección y salió de su coño, la desaté y le hice levantarse.

—     Ponte de rodillas, que te falta algo.

Guie a mi perrita al baño y la hice entrar en la ducha.

—     Abre la boca y cierra los ojos.

Luisa se quedó en mitad de la ducha arrodillada, en ese momento apunte con mi polla su cara y empecé a mear, los regueros caían por su pelo y su rostro y se deslizaban por su cuerpo hasta el desagüe, algún chorro le cayó en la boca que tenía abierta, pero no hizo ademán de apartarse.

—     Tomó posesión de ti como mi obediente cerdita. ¿Deseas ser mi perra obediente?

—     Síiii, lo deseo.

Después de eso, la ayudé a incorporarse y la duché suavemente con agua templada, nos enjabonamos juntos y acabamos besándonos bajo la lluvia de la ducha.

ATLAS

Muchas gracias a Morbo, VagabundoH, Ninasharp y Andreaslave por sus comentarios y ayuda para corregir y mejorar, también a los que me han contactado por Mail, las valoraciones, comentarios y sugerencias es lo que anima a escribir e intentar seguir mejorando. Prometo contestar a todos tanto por aquí como por mail.