El bastardo y el imbécil

Jamás se lo espero... ¿como lo iba hacer?, ¿como iba a imaginarse que el chico más detestable de su universidad lo poseyera sin mayores problemas...?, ¿como iba imaginarse siendo cogido por otro hombre si era el honroso dueño de una lista de personas que habían pasado por su cama y que casi igualaba la cantidad de nombres femeninos en la lista de matricula de los últimos dos años de su Universidad...?

EL BASTARDO Y EL IMBÉCIL

Jamás se lo espero... ¿como lo iba hacer?, ¿como iba a imaginarse que el chico más detestable de su universidad lo poseyera sin mayores problemas...?, ¿como iba imaginarse siendo cogido por otro hombre si era el honroso dueño de una lista de personas que habían pasado por su cama y que casi igualaba la cantidad de nombres femeninos en la lista de matricula de los últimos dos años de su Universidad...?, ¿como podría imaginarlo, si era el chico más popular, el más apuesto, el mas deseado por las mujeres...?, ¿como lo iba a imaginar, si era súper heterosexual, el que jamás dudó que las tetas y los coños eran lo suyo?... ¿cómo iba imaginar que una verga perforando su culo lo iba a volver completamente loco...?

Jamás me agradaron mucho las personas, ni siquiera mis padres y hermanos. "Misantropía" lo llamaban mis psicólogos, para mí era "reconocer el inexorable hecho de que todo el mundo era un imbécil". No me creo superior a los demás, sólo me parecen tediosos y un poco patéticos. Nunca tuve amigos... ¡como los iba a tener si no existen!, siempre fui yo y... yo... y la soledad, eran los únicos que no me fastidiaban (aunque a veces "yo" podía llegarme a molestar).

Siempre he sido un total antisocial, no de los que roban, sino de los que detestan hacer sociedad. No hacia prácticamente nada con nadie, si conocía a alguien era por pura obligación o necesidad (como en la escuela o en mi vecindario), me encantaba leer, informarme de cosas (sin ser un nerd), me encantaba correr, jugar frontenis y otros deportes que no prescindieran de la presencia de otro ser humano. No se confundan, no era uno de esos chicos deprimidos que visten siempre de negro y se maquillan los ojos, para hacer creer que nada les importa, eso no es más que un grito desesperado de auxilio, de que alguien se de cuenta de que existen... ese no es mi estilo. Yo era simplemente un chico que no encontraba alguien que fuera como yo y que no me conformaba con cualquier cosa, por lo tanto debía estar sólo.

Mis padres sufrían por mi forma de ser, no podían aceptar que no fuera como el resto de los vecinitos de 10 años... gritones, triviales, payasos, aburridos, llorones... maquinas de crispar nervios... eso eran para mí y eso querían mis padres que fuera. No se en que momento de esa edad o que fue lo que me hizo lo que soy, pero desde entonces hasta los 15 años, mis padres me enfrentaron con un ejércitos de psicólogos, consejeros y orientadores, cada uno inventando alguna causa de mi "apática actitud", excusando su poco éxito dándole aunque sea una burdo sermón a mis padres para poder cobrar su cheque.

Jugaban con mi pasado, mi niñez, mi familia, mi autoestima e incluso mi orientación sexual, en busca de alguna respuesta. Los dos últimos aspectos eran sagrados para mí porque siempre estuve muy claros con ellos. Primero, mi autoestima estaba de lo mejor, lo que debía preocuparles era mi estima por los demás (y no se daban cuenta); segundo, siempre supe que a mí me encantaban las mujeres, y jamás tuve un pensamiento "extraño" o fuera de lo que esta sociedad considera normal.., bueno a excepción de una vez.

A los 15, mis padres por fin aceptaron mi particular forma de ser, o más bien, se rindieron. Me dejaron vivir mi vida como quería, ésta transcurrió igual, me convertí en un "fantasma" de mi colegió, y créanme... no he conocido personas más irritantes en mi vida que aquellos adolescentes. Todos los días deseaba que fuera el último en el colegió, pero mientras más uno desea algo, más difícil se le hace conseguirlo. Sin embargo, el tiempo siempre pasa, y por fin me gradué, sin darme cuenta ya estaba en el tercer año de universidad.

Como dije, jamás he tenido amigos, pero en la universidad habían personas más soportables con quienes podía cruzar más de 5 frases, a pesar de la fama de "total patán y despreciable bastardo" que me había ganado por mi "agradable" personalidad. Me encanta la universidad porque no hay tanta trivialidad como en la secundaria, cada quien se ocupa más en lo suyo y menos en ti y en el resto de los demás, aunque nunca faltan aquellas personas que creen que son "super simpáticas" y que por eso todos debemos reinos y ser felices cuando los tenemos cerca. En mi caso, esas personas eran chicas de enorme busto y con una farmacia en la cabellera. Tal vez, fue mi maldición ser un chico apuesto (lo digo con toda modestia); mi madre es filipina y mi padre es italiano, por lo que tengo rasgos asiáticos sobre una cabeza larga y delgada, y esa atrae inevitablemente la atención. Además, de que siempre me mantenido en buena forma, con el deporte y algo de gimnasio he adquirido un cuerpo tal vez algo delgaducho, pero fibrado, no por vanidad, sino por salud y porque son actividades que me ayudan relajarme... tal vez por un poco de vanidad también.

Pues bien, las chicas rubias y con "delanteras" rompe espaldas, creen que un hombre debe empezar a babear a penas se te acercan, y cuando se estrellan con la cruda realidad (las cual les hago saber) de que a mi no me basta con esas "cosas" para fijarme en una mujer, su orgullo no lo soporta y no les queda más que inventar que soy un poco hombre o gay. Soy muy exigente, pero he tenido la suerte de encontrar a dos mujeres que han llenado mis expectativas; sólo he tenido dos relaciones con dos chicas que tal vez no son mi ideal físico, pero sí el que es más importante para mí como lo es la inteligencia.

Nunca me imaginé saliendo con una rubia descerebrada, ni siquiera coger con una (seria caer en su juego), por eso cuando termine cogiendo con un castaño casi rubio no lo podía creer. Los dos entramos en el mismo año, jamás cruzamos palabra, Derek Larsen y Daniel Pitaco (yo... por cierto) jamás tuvieron nada en común. En lo único en que no parecemos en el corte de cabello, liso y a nivel de la nuca; él es castaño claro, y yo pelinegro. Es todo un modelo, hijo de canadienses, tal vez un poco más alto y corpulento que yo, cuerpo delgado pero bien definido, músculos redondos y armónicos, abdomen definido suavemente y una línea de bellos oscuros que baja de su ombligo. El muy patán sabe lo que tiene y no titubeaba en mostrarlo cada vez que puede... en los dormitorios, en sus practicas de fútbol, en los baños, en sus exhibiciones gratuitas a las chicas... mostrándole a todo el mundo lo buenote que según el mismo está.

En los dos años en que compartimos algunas clases, no nos dirigimos la palabra. Sólo me basto convivir con él a 10 m de distancia para detestarlo, era un total idiota, era y se esmeraba por ser todo lo que la gente esperaba de él... el chico lindo, payaso, bebedor, popular, rudo, gran deportista y mujeriego... todo lo contrario a mí... por eso lo detestaba. No necesitábamos hablar para saber que nos aborrecíamos mutuamente, somos polos opuestos... no diré que por eso pasó lo que pasó, pero si diré que por eso debía pasar.

Jamás habíamos cruzado palabra, pero el profesor de Arte seleccionó grupos al azar... parece que en ese momento la fuerza magnética empezó a andar, y mi compañero de trabajo resultó ser Derek. El salón quedó en un silencio sepulcral, como si el profesor hubiera osado perturbar el equilibrio sagrado de la vida. No protesté de inmediato por la infame situación, pero lo hice, y el profesor muy catedráticamente me mando a freír frijoles, mientras me sacaba de su oficina. No me quedo de otra... Derek era mi compañero.

Yo siempre he sido muy organizado, y no pretendía atrasarme con mis trabajos y no me imaginaba a Derek dirigiendo el proyecto sabiendo el tipo de estudiante que era, una semana después de la salomónica decisión del profesor, le hablé por primera vez.

  • "Vamos a comenzar con la investigación el miércoles... ¿a que horas esta libre?", le dije mientras él tomaba un jugo en una escalera.

  • "¡El cielo se va a caer...!, tu me estás hablando...", me dijo con una cara de payaso que no se la ganaba nadie.

  • "No estoy para juegos, ¿vas o no a hacer el trabajo conmigo...?, porque yo seria feliz si...", decía yo, algo exasperado por tener que pasar por aquel martirio, pero él me detuvo.

  • "Hey, hey, hey... calma… no te pongas intenso… si voy a hacer el trabajo contigo... no me voy a perder el placer de fastidiarte un poco, está bien el miércoles a las 8:00 p.m. nos reunimos en mi cuarto, tengo unos libros que pueden servir", me dijo mientras se alejaba. Yo hice lo mismo, en dirección contraria, maldiciendo al profesor de arte.

El miércoles propuesto llegó, a la hora del almuerzo el se me acercó y me dijo que no podíamos reunirnos a las 8 porque unas "nenas" lo habían invitado a una fiesta en las afueras de la ciudad.

  • "Entonces dame los supuestos libros que tienes, yo adelanto el trabajo y luego tu aportas lo que puedas aportar", le dije algo molesto.

  • "Tranquilo... no te despabiles... pasa a las 5 por mi dormitorio y te doy los libros", dijo y se fue. No podía creer que alguien pudiera irritarme tanto, de verdad me estaba fastidiando.

A las 5 aparecí por su apartamento, me recibió con el cuerpo húmedo y su cintura cubierta por una toalla. Le pedí los libros y me dijo que pasara, lo dudé un momento, pero al final entre a su cuarto, que compartía con uno de sus descerebrados discípulos... "amigos" los llama él. Se metió a su habitación para vestirse, se estaba alistando para ir a la dichosa fiesta.

  • "Siéntate si lo deseas", le escuche decir tras la puerta. No lo hice, estaba algo impresionado de que el cuarto no fuera como me lo había imaginado... un total desastre. Me entretuve revisando unos apuntes de mi última clase, sin darme cuenta de que llevaba más de 15 minutos esperando los dichosos libros y que Derek no había salido para nada del cuarto. Al percatarme de aquello, la desesperación fue tomando terreno y sin poder contenerme me fui hacia la puerta de su cuarto.

  • "¿Por qué demonios te demoras tanto?", le grite mientras habría la puerta.

  • "Cálmate... ponerse rebuenon toma tiempo... es un arte", dijo culminando con una riza descarada. Él muy estúpido estaba frente a una cómoda viéndose en el espejo, arreglando su cabello, usaba un pantalón negro y una camisa blanca desabrochada completamente... y para colmo se burlaba de mí y me robaba mi tiempo. De verdad que me estaba fastidiando, me quede como 5 minutos tragándome la rabia que sentía, no iba a caer en su juego... no de nuevo.

Me senté en la cama, y observe al rededor, terminando de calmarme, lo miraba fijamente, en silencio. Le extrañó mi reacción y mi mirada, esta última sin duda comenzaba a molestarle.

  • "¿Qué miras?", me preguntó algo turbado.

  • "No miro nada... sólo espero los libros", dije calmadamente, mientras seguía mirándolo, era la única forma que se me ocurrió para molestarlo o por lo menos contrarrestar su molesta actitud. Derek quiso decir algo más, pero se retractó, como intuyendo mi juego. Su nueva postura fue ignorar mi mirada a través del espejo, mientras yo la sostenía. Ese jueguito duro un rato, en el cual me desesperaba su tortuoso cambiarse de ropa en frente mío, tratando de molestarme aun más y a la vez hacer lo que le encantaba... exhibir su cuerpo. Que hasta ese momento, ni frío, ni calor me producía.

Después de modelarme otros 15 minutos, Derek terminó vestido con la misma ropa que tenía cuando entré al cuarto.

  • "¿Qué te parece esta combinación", me dijo con una sonrisa de oreja a oreja. Esa fue la gota que derramó el baso, no grité, me levanté y para molestarlo me puse detrás de él, pasé mis brazos bajo los suyos, con una mano tomé su barbilla haciendo que su cara quedara recta y fija al espejo, y con la otra la puse en su hombro. Derek me miraba a través del espejo como asustado, no sabía que pretendía... ni siquiera yo lo sabía.

  • "¿Qué haces?", preguntó él, trancando de reírse, pero en verdad parecía aterrado.

  • "¿Por qué te exhibes tanto?... todo mundo sabe que eres un galán... ¡mira esa cara!, realmente eres atractivo, todos lo sabemos... tal vez seas un total imbécil... pero sigues siendo un galán... eres el rebuenon y esos es lo que importa en este mundo...", le decía mientras le sostenía fijamente la cabeza, él se miraba al espejo; yo le decía esas cosas para molestarlo y a la ves para desahogar le rabia que sentía contra él... pero la verdad es que yo mismo empecé a dejarme llevar por mis propias palabras, sobre todo al ver la cara de niño asustado que tenía él, desconcertado por la situación.

Sin saber realmente lo que estaba haciendo, comencé a bajar mis manos por su cuerpo, acaricié sus hombros, suavemente como dándole un masaje, luego baje a su pecho con una mano, mientras que la otra continuó a su abdomen. A todo esto yo seguía hablando, resaltando los atributos de su cuerpo, los que podía apreciar en le espejo, y que me empezaban a parecer de lo más atractivo. Mi mano en su pecho amaso sus tersos músculos mientras halagaba su suavidad, luego le penique un pezón, sus ojos se abrieron como platos, los míos también. La situación se había vuelto tan extraña, y lo peor era que yo era el responsable; Derek sólo veía incrédulo como se movían mis manos sobre su cuerpo.

Mi voz se fue haciendo cada vez más suave hasta convertirse en susurros, mientras mi boca se acercaba a su oreja. La atrapé al mismo tiempo que mi mano en su abdomen jugaba con su ombligo. Un suave gemido se escapó de sus labios, y entonces mi verga se erecto como un rayo.

  • "Yo... yo... ¿qué...?", él trató de articular palabra al sentir mi bulto rozando su trasero pero nada entendible salía de su boca, su sorpresa era grande y me miraba como suplicándome que lo dejara, como si él no pudiera hacer nada por detener la situación y sólo pudiera apelar a mi conciencia para que lo liberara.

  • "¿Quién se puede resistir a tu cuerpo...?", le susurré al oído, y lo besé, ya fuera de mi comencé a besar su cuello suavemente, robándole gemidos y un poco de razón, para ir llevándolo a donde yo estaba... la lujuria total. Mi mano se movió por si sola, siguiendo el camino de bellos que iniciaba en su ombligo, hasta introducirse en su pantalón y colonizar esa selva de bellos oscuros. La respiración de Derek aumento su ritmo y sin más, saque mi mano y empecé a desabrochar su pantalón.

  • "No... yo... no podemos...", Derek trataba de hacerme reflexionar con una vocecita de niño indefenso, pero yo ya estaba transportado y ya no podía parar, hacia tiempo que no cogia y ahora lo tenía a él totalmente paralizado en mis brazos, no iba a desaprovechar la oportunidad. Le quité la camisa, mientras su pantalón caía al suelo. Su slip azul claro evidenciaba una gran erección, tal vez uno 18 cm de sexo, no esperé más y comencé a masajear ese bulto mientras mordía su oreja y le peñiscaba la tetillas. Un gemido de desconcierto y excitación salió de su boca, mientras su cuerpo se recostaba al mío... era su gesto de que aquello le gustaba.

Comencé a masajear su bulto con fuerza y lo obligué a girar su cabeza para que mi boca se fundiera con la mía, un gemido desesperado salió de nuestras bocas, sorprendidos por nuestro primer beso con otro hombre. La punta de su pene empezó a salir por la parte superior de el slip, lo que me impulsó a meter mi mano y sacar toda su verga. La capturé completamente con mi mano y lo masturbé salvajemente, recordando mis tiempos de pajizo de secundaria; aparté mi boca de la suya para verlo gemir en el espejo, con su verga mojada en mi mano y su cuerpo tan bien formado empezando a cubrirse de sudor.

Su mano derecha se aferró a mi antebrazo de mi mano que lo masturbaba, buscando soporte, la otra no encontraba donde sujetarse, hasta que como un rayo, se aferró a mi nalga izquierda. Aquello me puso a mil, me recordó que el también tenía un par de esas; sin dejar de masturbarlo, con mi otra mano empecé a sobar sus nalga, sentí algo de incomodidad en él pero aun seguía gimiendo. Yo ya estaba fuera de mí, estaba utilizando todo lo que sabia de sexo sobre su varonil cuerpo, y él no parecía saber como escapar de mí.

Sin previó aviso lo solté, me quité el suéter y los pantalones, mientras el me veía (a través del espejo) algo desconcertado, excitado, agitado y transpirado, inclinado hacia delante, soportando su peso con sus dos manos apoyadas en la cómoda. Su imagen expectante era excitante, la verdad yo controlaba la situación él no sabía ni que hacer, mientras su verga en la mesa de la cómoda humedecía la superficie con su liquido preseminal.

Me fui sobre el nuevamente, y comencé a besarle la nuca y el cuello salados por el sudor, sólo basto eso para que su respiración volviera a descontrolarse. Mordí sus hombros y comencé a descender por su espalda, lamiendo, besando y mordiéndolo todo, mientras Derek permanecía apoyado sobre la cómoda, con la cabeza baja... parecía un condenado resignado a su condena, a excepción de que este condenado la estaba disfrutando... sus gemidos no eran precisamente de desagrado.

Cuando llegué a la altura de sus nalgas, le baje el slip y se lo quieté completamente junto con el pantalón. Entonces le hice abrir las piernas, haciendo una perfecta "V" invertida de piernas fuertes y algo velludas. Comencé a sobar sus nalgas duritas y luego empecé a lamerlas y a hacerles pequeños chupetes; cuando vi su agujerito virgen, fruncido y rozadito, me decidí a mamarle el culo (ya se lo había hecho a una de mis novias), se lo humedecí con saliva y luego lo penetré suavemente con mi lengua, yo no podía creer lo que estaba haciendo, pero aquello lo hacia más excitante... hacer las cosas sin control, sin tapujos.

Derek alucinaba con mis caricias, su cabeza estaba inclinada hacia a atrás con los ojos cerrados y ya no gemía, gritaba por el placer, y ni siquiera lo estaba masturbando porque la cómoda me lo impedía. Le mamé el culo por unos 10 minutos, hasta que ya no sentía mi lengua, me quité el slip, mi verga saltó húmeda y dispuesta; me puse a la altura de Derek, seguía recostado al mueble. Besé su cuello y hombros húmedos mientras lo abrazaba por el pecho y el abdomen; él me miró y yo le mordí la oreja diciéndole una y otra vez que me lo iba a coger como a una hembra mientras le restregaba mis 21 cm (si... estoy bien dotado) en su raja, él cerró los ojos y se dejó hacer.

Viendo su entrega, le separé las piernas con las mías y comencé a penetrarlo lentamente, pendiente de cada seña de dolor por parte de Derek a través del espejo. Le fue muy difícil la penetración, "me duele mucho", decía acompañado de gemidos lastimeros, algunas lagrimas que corrían por sus mejillas casi rojas por el esfuerzo y una cara fruncida por el dolor. Por primera vez sentí algo de compasión por ese imbécil. Tenía el culo sumamente apretadito y sumamente delicioso, me fue más difícil penetrarlo que al culo de mi ex novia, pero pude lograrlo, a costo de su dolor. Él jadeaba fuertemente y uno que otro gemido se le escapaba, soportando el dolor, mientras yo le besaba el cuello, la nuca y los hombros, consolándolo y felicitándolo por ser todo un machito.

Pasado un rato, su sus jadeos disminuyeron, y unos temblores involuntarios se apoderaban de su cuerpo, haciéndole gemir, entonces me miró con sus ojos pardos y claros, húmedos de lagrimas. Supe que estaba listo para más y me lo empecé a follar suavemente, echado encima de él, mientras sus manos sostenían nuestro peso sobre la cómoda. Sudábamos copiosamente y gemíamos totalmente entregados al placer de cada uno.

  • "Toma imbécil... me querías joder, ¿verdad?... pero yo soy quien testa cogiendo ¿ah?... toma... toma... toma...", le susurraba yo al oído, alucinaba por tener al chico más popular de la universidad en mis manos, de poseer su culo con mi verga, su cuello con mi boca, sus tetillas con mi mano izquierda y los pelos de ombligo y pelvis con la derecha. Derek sólo se limitaba a gemir fuertemente y a sudar como un cerdo, tenía los ojos cerrados... no creo que quisiera ver nada en esos momentos.

Yo me bestialisé, me separé de él, lo tomé por la cintura y comencé a penetrarlo como un animal, haciendo que mi victima emitiera gemidos graves y masculinos, mientras su pene bañaba la mesa de la cómoda con su liquido preseminal.

  • "Ven acá", grité, halándole del cabello, lo hice recostarse a mí cuerpo, enterrándole mi verga hasta el duodeno, y estallando en su interior en mil llamaradas de placer. Alucinaba con ese orgasmo, y no quería que el se quedara atrás, con la mano que le agarraba el cabello, le hice la cabeza a un lado dejando su cuello a mi disposición, se lo mordí y lamí junto a su hombro, mientras mi mano derecha lo ordeñaba sin contemplaciones, Dereek no pudo soportar mucho y con gritos casi infantiles se vino a mares, bañando el espejo y la mesa de la cómoda.

Fue un espectáculo increíble, no podía entender como habíamos llegado a esa situación... y no me quedó más explicación que el magnetismo. Ambos comenzamos a caer al mismo tiempo, Derek apoyó sus manos sobre el mueble, y yo me apoyé sobre su cuerpo sudado. Ambos respirábamos agitadamente tratando de recuperarnos de aquella jornada, cuando de pronto, se escucho cerrarse la puerta del departamento.

  • "Derek.. hombre... ya estas listo, tenemos que irnos ya", sonó una voz detrás de la puerta de la habitación de Derek.

  • "¡Mierda... Chris!", susurró Derek, recordando que tenía un compañero de cuarto. Su corazón latía a mil por minuto, el mío también pero no estaba tan asustado como lo estaba Derek, después de todo, él era el súper heterosexual y yo el supuesto gay de la universidad, así que él tenía más que perder. Lo curioso es que ninguno de los dos nos movimos, yo seguía recostado a él y él al mueble.

  • "No entres... estoy en pelotas", dijo Derek asustado.

  • "Cuantas veces no te he visto así... ¿cuál es la pena ahora?", no pude evitar sonreír por aquella conversación entre dos de los supuestos machos de la U.

  • "Estoy acompañado... no molestes", dijo Derek de inmediato, me sorprendió su ingenió para "mentir".

  • "¡Ah!... entiendo, ya no los molesto...como que ya no iras a la fiesta ¿¡eh!?", dijo Chris.

  • "No... si voy... yo te alcanzo más tarde", respondió Derek.

  • "Esta bien, nos vemos allá... disfrútalo semental", dijo su amigo y se fue. Derek estaba sumamente nervioso y miraba enojado la sonrisa en mi boca. Aquello pasó en segundos, y me percate de que ambos seguíamos en la misma posición y con las vergas aun en "pie de guerra". Aquella situación de peligro, de ser descubiertos por Chris nos éxito a ambos. Comencé a penetrarlo lentamente, alentado por sus mejillas rojas y su rostro lleno de mechones de cabello húmedo de sudor... todo era obra mía.

  • "Nooo... ya basta...", trató e separarse pero yo lo detuve, y seguí con mis movimientos, su lucha duro poco y no pudo evitar comenzar a excitarse, tomé su pene y lo comencé a masturbar. Cuando ya lo tenía jadeando, lo volteé, le di un beso fugas y lo senté sobre la cómoda. Comencé a besarlo con pasión, luego bajé por su cuello, rojo por mis besos, sus hombros, tetillas erguidas como navajas, su abdomen bien formado y ese ombliguito peludo. Derek ya estaba a mil, y entre jadeos me pidió que se la chupara. No lo dude empecé a lamerle la verga paradísima y luego se la mamé hasta más no poder, sólo me detuve cuando lo sentí venir, lo cual evité.

  • "No pares bastardo", me gritó.

  • "Cállate imbécil", respondí yo, entonces, me coloqué entre sus piernas, las tomé por los tobillos y se las separé y con un empujón lo penetré sin compasión.

  • "Aaaaahhg, bastaaardooo", grito él. Comencé a penetrarlo rápido, sin miramientos, mientras él se sujetaba del marco superior del espejo. Gemía y me miraba como desafiándome, incitándome a aumentar la velocidad. Eso hice, mientras me acercaba a él y besaba su boca y lamía sus expuestas axilas. La posición era incomoda para los dos, así que sacando fuerzas de no se donde, lo levanté y lo cargué hasta arrojarlo a la cama. Allí mis acometidas se hicieron más intensas, él trataba de masturbarse, pero yo solté sus piernas y le tome ambas manos por la muñecas.

  • "¡Nooooo... dejaaaammeee...!", gritó él, sin poder hacer nada por liberarse, lo penetraba una y otra vez, nos acercábamos al gran final. Crucé sus muñecas por encima de su cabeza y las sostuve con una mano, con la otra me deleité sobando su cuerpo mientraqs lo observaba gemir con los ojos cerrados, hasta llegar a su verga y comenzar a masturbarlo.

  • "¡No pareeess... no pares... no pares... aahhhgg...aaaahhh, ohhhh... assiiii", gritaba Derek, mientras su orgasmo se apoderaba de su cuerpo. Su ano apretó mi falo y eso bastó para que yo me fuera con él. Los gritos no paraban de sonar, aquello era lo máximo... no se si era el coger con un hombre o el coger a la persona que más detestas. Caí sobre su cuerpo sudado y bañado en leche, respirando como animales, sintiendo el olor a sexo en el cuarto. Pasaron unos minutos y volví a la realidad.

"Demonios... cogimos como putos", pensé, pero no me contrarié por eso, nunca me lamento por lo que hago... sólo aprendo de ello. Me levanté, me limpie con la camisa de Derek. Él permanecía desmadejado en la cama, mirando hacia la ventana mientras yo terminaba de vestirme.

  • "¿Lo disfrutaste semental?", le dije, arrojándole la camisa manchada de semen y sudor a la cara

  • "Bastardo...", me respondió, sin inmutarse en levantarse o mirarme.

Salí de su cuarto algo confuso, pero también con mucha satisfacción, sexual y mental, riéndome de lo confundido que debía sentirse el macho de la U... tan confundido como yo.

No nos hablamos por dos semanas, ambos nos sentíamos extraños y algo avergonzados. Pero un día, en la cafetería, se sentó en mi mesa.

  • "Aquí están los libros... ¿cuándo vamos a hacer el trabajo?", dijo, algo avergonzado, mirando a todos los lados, como si alguien pudiera intuir lo sucedido entre los dos.

  • "Cuando no halla ninguna fiesta... supongo", le respondí yo sin apartar la vista del libro que estaba leyendo.

  • "¿Es chistoso no?", Derek cortó el silencio.

  • "¿Qué es chistoso?", pregunté yo.

  • "Yo quería fastidiarte a ti... y tu terminaste fastidiándome a mí", dijo divertido. Yo lo miré y le sonreí. No somos amigos y mucho menos novios, pero desde entonces compartimos ciertas cosas... aquel trabajo me hizo conocerlo mejor, darme cuenta de que tenía cierto valor por como persona y me enseño a abrir mi mente un poco más... y no ser tan exigente con los demás... y ser menos negativo y refunfuñon.

Cogemos de vez en cuando, por supuesto que yo sigo dando la verga y él sigue dando el culo, aunque varias veces me a propuesto que me deje penetrar por él, yo me he negado porque aun no me siento listo para ese paso. A él no le agrada esa situación, pero aun así me sigue buscando, al parecer le a agarrado gusto a mi verga... ¡quien lo iba a pensar!