El barquero del Eo. 13 parte

El amor y pasión en estado puro...

Se sacó los pantalones riéndose y los calzoncillos, le habían traspasado mis eyaculaciones y los colgó en el extremo del mesa. Daban los rayos del sol todavía, yo me sacaba la tanga rasgada, también estaba mojada.

Lo miré. Estaba totalmente desnudo y me recreé viendo lo fibroso que estaba todo su cuerpo. Apagó el móvil que todavía, sonaba la música, a pesar de que hacía rato, no la escuchábamos.

Metió la mano debajo la mesa y sacó una manta gruesa, azul oscura. La estiro, sentándose en ella mientras me miraba.

  • Has venido preparado veo jajaja

  • Tenía la esperanza que tomásemos algo más que un refresco. Aún traje alguna cosita más si estas agusto en mi compañía.

Dijo con cara de pillo. Me encantaba esa picardía de chico travieso que expresaba con esa sonrisa entrecerrando los ojos.

Sentándome sobre sus piernas, rodeando su cuello con mis manos y mirándole también con picardía.

  • ¿Ah si? ¿Que más trajiste?¿ De verdad creías que si venía, era solo para un refresco Abe?

  • Tenias tantas dudas y miedos que si decidías irte lo iba a respetar. Lo que traje son cosas como, unos sándwiches refrescos energéticos y un termo de café. Pero tranquila Elo. Cuando desees irte nos vamos. Yo solo intento tengamos un día inolvidable. Tal vez no volvamos a vernos y tener al menos un buen recuerdo los dos. Solo eso cariño.

  • Yo también tenía dudas. Pero de venir o no. Después de lo que hablamos e hicimos sabía que si venía lo íbamos hacer. ¡Yo contigo estoy más que agusto Abelardo! Me encanta charlar contigo y acabas de echarme el polvo de ni vida. No sé si volveremos a vernos. Prometértelo no puedo. Pero si vine, aparte de conocerte es por tener al menos un buen recuerdo en vivo, de lo nuestro cielo y no arrepentirme toda mi vida. Estoy dispuesta a estar contigo lo que desees hoy. Pero yo mañana duermo toda la mañana y descansaré, pero tú trabajas.

  • ¡ Gracias! Por querer tener también un buen recuerdo de lo nuestro, intentaré que así sea Elo. No solo en lo sexual. Siento por ti algo que solo sentí con otra persona y no te preocupes por el trabajo. Es llevadero y mañana no tengo nada especial, no va pasar nada por un día. Por la tarde descanso y recuperó.

  • ¡Yo también siento eso Abelardo! No lo dudes. Creo que al venir te demostré, que no eras solo una distracción.

Me abrazó y nos besamos. Me acariciaba la espalda cariñosamente y yo la suya a la vez que sentía el cariño de sus labios. Estaba muy claro que había sentimientos puros por ambas partes.

Acariciando su pecho. Mis dedos rozaron una plaquita de plata en forma de pergamino, colgada del cordón que ya le había visto en las fotos. Por un lado tenía su grupo sanguíneo, le di la vuelta y leí: “ Que tu meta hoy, sea ganarle a tu mejor excusa". Sonrió mirándome: Eso que pone, lo has hecho tu hoy cariño. A la vez que acercaba mas mi cuerpo al suyo y mis piernas rodearon su cuerpo, sentados y abrazados. Sus labios besaron mi cuello, con la mayor de las dulzuras. Pequeños besos recorrían la parte desnuda de mi piel. Del cuello a mi hombro derecho, bajando por mi garganta hasta el izquierdo para volver a bajar al trocito de mi pecho que mostraba mi vestido, besaba hasta el canalillo y subía por el otro, echando mi cabeza hacia atrás, subió por mi garganta, el mentón, la comisura de mis labios, la punta de mi nariz, y un beso en cada uno de mis párpados. ¡Eres preciosa Eloísa! Yo solo quería sentirlo. Disfrutar de lo mas bonito que me estaba pasando. Sentí como iba bajándome el vestido muy despacio, besando cada trozo que descubría, recorriendo la tela de mi sujetador. Mordisqueó uno de mis pezones, besándolo y pasando al otro. No tarde en sentir de nuevo esa sensación de que me estaba excitando nuevamente. Mis pezones empujando la fina tela me delataban. Dejó caer mi cuerpo hasta notar la manta en mi espalda y sin dejar de mirarme, fué arrancándome el vestido por completo. Tumbada en su manta, con el sujetador, las medias y los zapatos rojos. Sé deslizó sobre mí, hasta llegar de nuevo a mi boca. Notaba su miembro algo mas relajado, rozar mi muslo. Solo déjate llevar princesa. Me susurro y tirando de la tela del sujetador, dejó mis pechos al aire. Volvió a ellos, con la punta de su lengua repasó cada uno de mis pitones rosados. Un escalofrió parecía ir de ellos hacia mi vagina, me acariciaba los costados con sus manos y los succionaba como si pretendiese arrancar leche de ellos. Mi vagina se humedecía con cada roce, caricia o succión, un buen rato mas tarde comenzó bajando, se paro un poco en mi ombligo y siguió su recorrido… separando mis piernas a la vez que las flexionaba. Sentí sus labios en mi muslo, lo besaba y pasaba al otro acariciando mis piernas con sus manos fui sintiendo su boca rozar mis labios. Yo cerraba los ojos. Solo quería sentirlo, sentir ese hombre que me deshacía en todos los sentidos. Me beso cada rincón de mi secreto. Lamiendo y chupando mis labios hasta que sentí sus dedos separarlos para introducir su lengua dentro de mi. Un suspiro de satisfacción y placer surgió desde el fondo de mi garganta. Su lengua se introducía y removía dentro de mi, mezclándose su saliva con mi humedad, entraba y salía para recorrer mis labios internos hasta subir a mi clítoris y repasarlo con la mojada punta. No pude evitar moverme, me revolvía de gusto, presionando mis nalgas mientras mis tacones amenazaban con perforar la manta. Estiré mi brazo frotándole su cabello. El placer era divino y no deseaba terminase tal sensación tan agradable. Así estuvo un buen rato, parando para besar mis muslos y mi triangulito recortado cuando veía que mi excitación aumentaba ya demasiado, para volver continuando poco a poco a conseguirlo. Cuando vio que estaba ya por derretirme, puso sus manos bajo mis nalgas y levantándolas introdujo su lengua en mi coño ya abierto y empapado y comenzó a follarme con ella. Moviéndola como una serpiente, recorría todo mi coño, los labios, el clítoris una y otra vez para volver a introducirla dentro de mi hasta que mi placer no resistió más y empecé a correrme con su lengua y su boca en mí. Me retorcía y el seguía lamiéndome, follándome sin parar. Empecé a convulsionar y a gritar de placer a la vez que se bebía lo que mi coño le expulsaba. Cuando creí que estaba ya en mis últimos espasmos saco su boca y a la velocidad de un rallo sentí su enorme polla entrar de una sola estocada, me la clavó hasta el fondo y sujetándome las muñecas con sus manos empezó a follarme sin dejar de mirarme a los ojos. Su polla me perforaba, embistiéndome con fuerza, me partía en dos con cada embestida mientras los músculos de su cuello y sus venas se tensaban cada vez mas y mas. Como si su furia sexual se hubiese desbocado unos siete u ocho minutos después, sentí que mi vagina iba estallar del placer recibido y el al notarlo, aumentó más todavía su velocidad percutora, mientras sus manos apretaban cada vez mas fuerte mis muñecas hasta que estallé en un nuevo orgasmo sintiendo su polla vaciarme, siguió y siguió mientras no paraba de correrme una y otra vez, hasta que levantando el cuello y con un aaaarrrrgggg que salía de lo mas profundo de su boca comenzó a correrse dentro de mí, sin parar de empujar, sentí sus chorros de leche tibia inundar el fondo de mi vagina mientras yo daba los últimos espasmos de una serie de orgasmos. Dejo caer su cuerpo sobre el mío saliendo sus ultimas gotas todavía de su dura polla a la vez que se movía ya más despacio. Suspirando al lado de mi cabeza mientras yo con los ojos abiertos como platos sofocada, agotada y vacía me preguntaba ¿que me había pasado para correrme así? Después del polvazo que me había echado una hora antes colgada de su cuello contra la pared. Ya con algo de aire los dos, me besó en los labios mientras me acariciaba el cabello y su miembro aun semiduro dentro de mi vagina inundada.

  • ¡Joder Abe! ¿Qué ha sido esto cariño? Ni en sueños imaginé que se pudiese sentir tanto placer y durante tanto tiempo. No me extraña que la manchega viniese desde allá jajaja ¡como follas chico! ¡Me has dejado desecha Abelardo! Buffff

  • Me alegra te haya gustado cariño. Esa era mi intención. Hacerte sentir mujer y descargases por completo. Sabía que tenias un volcán dentro de ti, que nadie había explotado aún y ver tus ojos entre orgasmo y orgasmo me produjo ¡más placer que mil putas manchegas cariño! ¡TE DESEO Y TE QUIERO ELOÍSA!

  • ¡Y YO A TI ABELARDO! TE DESEO COMO NO DESEÉ NUNCA Y TE QUIERO MI VIDA!

Nos fundimos en un pasional beso, acariciándonos como dos amantes que no podían amarse más. De la pasión pasamos a la dulzura y al retirarse de mi interior, sentí salir de mi vagina la mezcla liquida de nuestro amor, pasión y deseo.

Dejando caer su cuerpo hacia mi lado derecho, para facilitar mi respiración, quedó mirando boca arriba, mientras expulsaba un leve suspiro. Elevé mi torso y llevando las manos a mi espalda me deshice del sujetador que había quedado enrollado bajo mis pechos. Tumbada de costado a su lado, recosté mi cabeza sobre su hombro para acariciar su mejilla y barbilla con mi mano y estirando mi cuello besé la otra. Una mirada tierna, junto su sonrisa me daban las gracias, mientras con su brazo izquierdo bajo mi cuerpo, me rodeaba y acariciaba mi costado. No sé el tiempo que estuvimos así. Abrazándonos y acariciándonos con el cuerpo y los ojos. Me sentía relajada y mas agusto que nunca, en brazos de ese hombre que me sonreía con la mirada.

Treinta minutos mas tarde. Entre risas y carantoñas, comenzamos a jugar, mordisqueándonos la barbilla, las mejillas, la punta de la nariz y las orejas. Me subí encima de él, poniendo mis rodillas a cada lado de su cuerpo intentando sujetarle las manos hacia atrás a la vez que intentaba mordisquearle la cara entera. Entre risas, juegos y roces, sentí endurecerse su miembro bajo mis nalgas y zona púbica. Viendo que se excitaba, seguí jugando a la vez que mi piel, mi vello y mis labios, frotaban su grueso cilindro. Notando como este crecía y engordaba. No surgió el efecto solo en su cuerpo. Acariciando con mi vagina la suave y tersa piel de su pene, al ritmo que este medraba. Crecía también en mi una humedad interna que se desplazaba con cada roce al exterior. Lo notó, al igual que notaba el crecimiento y la dureza de mis pezones. Era él , el que ahora jugaba y rozaba ya mas fuerte. Rodeando mi cuerpo con sus fuerte brazos, presionaba mi zona lumbar y mis nalgas para que la presión de mi vagina fuese mayor al roce con su estaca, cada vez mas dura y tensa. Deslizándome, en un sube y baja acariciaba mis pezones con su pecho al tiempo que la pasión se reflejaba en nuestros ojos. Introdujo su mano entre nuestros cuerpos y sujetando su pene, dirigió la punta de su glande a la entrada de mi cueva lubricada. Un exhalado suspiro, salía de mi boca , a la ves que empujaba mi cuerpo para introducir su polla en mi interior. Disfrutaba cada centímetro, según avanzaba hasta lo mas profundo. Con un ritmo suave y tranquilo ala vez que lo miraba deseosamente, introducía y sacaba hasta la base del glande, una y otra vez su inhiesto mástil. Mi excitación crecía con cada empuje hacia atrás para volver a sentirme llena de él. Sus labios esbozaban una sonrisa, viendo como disfrutaba e incrementaba mis movimientos cada ves mas excitada. Flexionando sus rodillas, apoyando las plantas de los pies sobre la manta. Tiró de mi nuca hasta llegar mi boca a la base de su cuello que comencé a besar. Elevándose mi trasero, comenzó a dirigir él, la velocidad y profundidad de sus embestidas. Mis labios besaban el ángulo del cuello con su marcado trapecio. Aprisionada por sus brazos que rodeaban mi espalda, nuca y mis hombros. Su pelvis aceleraba los movimientos que empujaban su fuerte polla dentro de mis entrañas. A cada embestida mi humedad lubricaba mas la fricción de su polla en mi coño. Volvían de nuevo esas sensaciones placenteras a mi cuerpo mientras ya mis dientes sustituían a mis labios para acariciar su piel y supiese de mi elevado estado. Entraba y salía de mi. Profundizando con su perforadora, mientras sus testículos golpeaban mi perineo. Inspiraba y exhalaba por mi nariz y a la vez que aumentaba mi placer, más fuerte mordía y besaba su cuello. Comencé a notar que estaba a las puertas, el enésimo orgasmo de aquella maravillosa tarde. Con un endiablado ritmo, me follaba presintiendo por mi respiración que estaba a punto de llegar, mientras mis labios succionaban su cuello con mayor intensidad a cada segundo, apretando y chupando, cual vampiresa enloquecida. Sentí la descarga de mi cuerpo que recorría toda mi espina dorsal mientras Abelardo me vaciaba cada vez con mas insistencia, fuerza y energía. Llegue a morderle en medio del climas, sin darme cuenta de la fuerza que hacía en tal descarga de pasión, mientras mis flujos inundaban su polla, sus testículos, su pelvis hasta quedar vacía y derramada por completo. Sus movimientos cesaron por fin. El placer era tanto en esos momentos que creía morirme de ello. Solté su cuello para respirar y vi el moratón, producto de mi placer desbordado. Ni una queja, ningún tipo de aviso para avisarme de lo fuerte que lo estaba haciendo.

  • ¡Lo siento cariño!¡perdona! No creí que apretase tanto.

Decía, sin poder evitar el reírme viendo la marca. Mientras su pene seguía bien duro dentro de mi.

  • ¡Vaya si apretaste Elo! No quería cortarte el placer que sentías en esos momentos. ¡Pero esta me la pagas…! ¿A ver como llegas a casa tu hoy…? Ummm ya veré ya…

  • ¡No seas vengativo por favor! ¡Que yo no puedo ir marcada! ¡La culpa es tuya por follarme tan bien!

No paraba de reírme a la vez le suplicaba. Moviendo levemente las caderas para seguir sintiendo su dureza.

  • ¿No s, lo que daría por poder ver esa sonrisa cada día Eloísa? Al igual que Ulises, renunciaría a la oferta de Calipso, para surcar los mares y estar a tu lado, ¡Penélope mía!. ¡Eres la cosa mas bonita y la mujer más maravillosa que un hombre pueda desear! ¡Anqué me arrancases el cuello a mordiscos, te seguiría diciendo lo mismo mientras mi sangre se derramase, preciosa!

¿No se si pudo verlo? La luz que entraba por los gruesos cristales era ya bastante tenue. Pero en mis mejillas ardían de calor. Aquel hombre me había vuelto a desmontar y ya no tenía la distancia de la pantalla, para esconderme tras ella. Sus palabras, la manera de decirlas, junto a la forma de mirarme mientras lo hacía. No pude más que inclinarme para besarlo, fundidos en un largo e intenso beso, le acariciaba y sentía sus caricias. Su forma de tocar mi cabello, mi cuello, mi espalda, sin despejar nuestros labios.

  • ¡GRACIAS CARIÑO! ¡GRACIAS POR TODO CORAZÓN!

Fue lo que atiné a decirle en su oído solamente. Unos pequeños besos después y seguidos.

  • ¿No creas que voy a correrme yo solamente? Esto es por y para los dos. El recuerdo quedara en nuestros cinco sentidos y deseo los tengas completos también.

Diciendo esto. Saque su miembro duro de mi vagina y empecé a besarle el cuello, su lóbulo, para volver a bajar y dar pequeños besitos donde dejé la marca de mis labios minutos antes. Seguí besando y bajando. Repasé cada uno de sus pezones, besándolos, mordisqueándolos suavemente para pasar la punta de la lengua y despedirme con un ultimo tierno beso en cada uno para continuar mi camino, hacia su vientre, su ombligo y llegar a mi destino. Le mire a los ojos mientras mi lengua acariciaba su glande, recorría su tronco. Su piel suave y tersa. Sin dejar de mirarlo a los ojos. Introduje su glande en mi boca y presionando mis labios, fui bajando, introduciendo su grueso y largo pene dentro de mi boca. Apretando los labios, subiendo y bajando. Notaba como se hinchaba mas aún dentro de mi boca. Escuchaba sus suspiros, sus leves jadeos y seguía con mas ahínco todavía. Engullía cada centímetro hasta casi llegar a meterme todo aquel enorme miembro, dejando que su glande penetrase mi garganta y empujando lo mas que podía logre tocar mi nariz con su vello púbico. Sus marcadas venas se inflamaban a cada paso de mis labios. Sus suspiros y jadeos, ahora eran mas fuertes y me excito verlo así. Apoyado sobre sus codos observándome. Unos diez minutos mas tarde, note empezar a palpitar su polla en mi boca. Poniéndole una mirada orgullosa y algo traviesa, comencé a absorber al la vez que chupaba, acelerando cada vez más, hasta que un fuerte jadeo mezclado con gruñido, me anunció su momento. Apretando con fuerza mientras mi boca se aceleraba note el primer chorro de su leche salir a presión. Tras de ese vinieron otros tres que impactaron en mi garganta, mientras Abe se derramaba dentro de mi, su jadeos aumentaban a la vez que estiraba su cuello hacia atrás mostrando su nuez subir y bajar de su garganta. Su polla palpitaba, la leche surgía, sin fuerza ya, pero continua a la vez que la engullía apretando mis labios para que ni una sola gota se derramase fuera. Una vez vi que terminó, la chupe un poco mas para dejarla limpia. Un sabor agridulce quedo en mi boca con la misma densidad de la leche condensada. Pasé la lengua por mis labios mirándolo y le dedique una sonrisa orgullosa.