El barquero del Eo. 10 parte

Continúa esta historia de amor...

  • ¡LO SIENTO MUCHO ABELARDO! ¡ DE VERDAD! ¡Gracias por contarme tu historia! Es una historia preciosa aunque haya terminado de esa forma. Al menos tu sabes lo que es estar enamorado de verdad y has sido correspondido. ¡ojala! pudiese decir lo mismo… Y no creo que seas egoísta. Se fue ella, por no hacerte mas daño y eso es que te quería mucho. No la echaste tu.

Le escribía esto mientras mis ojos no paraban de llorar. Sentía una sensación de pena a la vez que una envidia por no haber vivido algo al menos similar.

  • ¡Gracias Eloísa!

  • ¡ A ti guapo!

  • Bueno, ¿guapo guapo? tampoco mucho… jajaa

  • ¡Para mi lo eres y cada vez mas Abe! Cuanto más te conozco mas me atraes, en todos los sentidos. Ahora mismo te daba un beso y un abrazo que no veas…

  • ¡Pues con gusto lo aceptaba Elo! Cuando quieras dármelo lo aceptare encantado.

  • ¡MUUUUAAAAAKKK KKKKSSSSSSSS GUAPISIMO! Recibe este aunque sea por aquí.

  • ¡MUAKKKKKKK KKKKSSSSSSSS PRECIOSA! ¡GRACIAS! Ojala un día pueda dártelo de verdad.

  • Nunca se sabe Abe… ¡ojala! Tengo que hacer la cena. Si puedo después entro. Si me dejan… Mañana ya es sábado y hasta el lunes no creo volvamos a hablar. Tampoco quiero que estés pendiente de mi y disfruta el finde un poco, haciendo lo que te gusta.

  • ¡Ojala ese nunca, sé convierta en una vez al menos cielo! Después de cenar entraré por si puedes. Si no, no te preocupes. Sabes que lo entiendo. Mañana saldré en bici con mis dos amigos. Ya quedamos, que no va llover parece. ¿Correos, si puedo mandarte no? ¡BUEN PROBECHO PRECIOSA!

  • Pues pásatelo bien con ellos Abe. Disfruta de tu gente, de tus hobys y deportes a la vez que admiras los paisajes. Correos los que quieras. Que eses los miro ya tranquilamente cuando esté sola.

  • ¡BUEN PROBECHO CARIÑO!

¡Tampoco pude esa noche! Mi hija, mi prima y esta ves también su sobrina no dejaban de mandarme whatsapps, mientras disimulaba fingiendo que me hacían gracia las tonterías humorísticas sacadas de internet que me enviaban. Escribía jajaja constantemente. Mientras de mi cabeza no salía Abelardo y su historia de amor. Me fui acostar, alegando cansancio, mientras él terminaba el partido de futbol de ese día. Después como cada viernes y sábados acabaría viendo tertulias interminables sobre ese partido u otros. Había puesto el canal+ y sus paquetes de deportes solo para él. Según él, yo tenia todo el día para ver lo que quisiese. Pero no veía películas por las tardes, siempre acababa dormida sin ver el final y a veces ni la mitad. La tele de la cocina era sumamente pequeña y las sillas de madera con el respaldo tan recto me resultaban incomodas para relajarme y disfrutar de la peli.

Ya en cama entré en el chat, por si aún estaba esperándome y al menos saludarlo, pero ya no estaba. Al salir iba mirar fotos en google mientras él no llegase a dormir. Cuando vi un 1 pequeñito en el icono del correo. Lo abrí, ¡BUENAS NOCHES PRINCESA! Se titulaba el correo. Lo primero era una foto de una hermosa y perfecta luna llena. Me contaba que había estado algo mas de una hora esperando en el chat mientras veía la tele. Me escribió ya sospechando, no iba a poder y el tenía que madrugar. Había quedado con sus amigos al amanecer para una de esas rutas que hacían los tres algún, que otro sábado o domingo. Después de unas preciosas palabras se despedía con un ¡Que descanses preciosa!

Escuchando la tele de fondo, tenía la puerta solo entornada. Me puse a contestar su correo. Empecé por disculparme y seguí expresando lo mucho que me agradaba charlar con él y la ilusión que me había echo me dedicases esas buenas noches tan bonitas al igual que la preciosa foto. Mas de media hora estuve escribiéndole lo mejor que sabía… hasta que lo escuche llegar. Mientras orinaba en el baño de nuestra habitación me despedí con un ¡BUENOS DIAS PRINCIPE! Adjunte una foto de una pareja viendo un precioso amanecer, di a enviar y con la palabra enviado que me devolvía el correo, cerré. Me dormí pensando en él. Recordando la preciosa historia, a la vez que triste, que vivió con su ex. Protegida por la oscuridad, sentí una lagrima recorrer el lateral de mi cara para ir a morir sobre la blanda almohada.

La mañana siguiente fue como tantas otras de un sábado corriente. Solo después de comer y limpiar, mientras el roncaba antes de irse al bar como cada tarde de sábado y domingo. No se lo había dicho a Abelardo. No quería tenerlo encerrado en su casa también esos días y no disfrutase de sus hobys y de la naturaleza que tanto le gustaba. No era justo para él por mucho que yo lo desease.

Bien abrigada, salí a dar mi paseo por mi sendero. Terminado este, me adentré en el pequeño bosque. No solía hacerlo y menos sola. Me fijaba en cada flor, cada planta, cada hoja, cada insecto o pájaro que veía. Me llegaba el olor a pino, a eucalipto, de los plantados al otro lado de la autovía. Me embriague de todo lo que me rodeaba y por algún motivo llego a mi mente mi niñez. Cuando en compañía de mis padres recorríamos los verdes prados y la orilla de aquel arrollo, cerca de casa. Recordaba a mi padre mientras me cogía de la mano, acariciar la mejilla de mi madre y como esta, lo miraba con unos ojos que yo no había mirado a nadie aún. Puede que fuese por los olores, se parecían mucho, salgo por la leve brisa marina, o puede que fuese que por primera vez respiraba como cuando era niña. Me senté sobre una piedra, desde ahí veía también un trocito de mar, sentí el frio de la roca traspasar el pantalón que protegía mi trasero. Pero no me importó. Algo me llevó a sacar el móvil del bolsillo de mi gruesa chaqueta y otro correo nuevo de Abe. Me daba las gracias por el mío. Le había gustado mucho. Había convencido a sus amigos para venir por esta zona. Llegaron hasta el pueblo de Viveiro y me hizo reír a carcajadas, cuando me dijo que al pasar por mi zona, no dejaba de mirar hacia arriba. Buscando las casas elevadas a ver si salía a saludarle. No hubo ni una, que saliese a levantarme la mano de las muchas casas que vi. Me decía. De nuevo reía a carcajadas sabedora de que nadie podía escucharme. Al final después de una dulce despedida, adjuntaba una foto de una preciosa playita que había fotografiado desde la carretera. Tal vez algún día lleguemos a verla juntos. Nunca se sabe, como tu dices. Volvía a despedirse, esta vez terminando con un beso de los mas largos que sin sentirlo físicamente me supo al frescor del bosque mezclado con el néctar de las primeras flores invernales. ¿Que tenía éste hombre que me hacia reír y sentirme así? Resoplaba con un suspiro el aire inspirado del bosque y me puse a contestarle. Intenté describirle todas mis sensaciones rodeada de este pequeño paraje. De cómo recordé mi infancia al entrar en él. Le hable de mi infancia. De mis recuerdos en la aldea. De mis padres, de como los veía quererse sin darle mayor importancia entonces y ahora venían a mi mente a menudo. De cómo se miraban a pesar de los muchos trabajos que habían pasado por ser de familias humildes de labradores y pastores. De la sabiduría de mi padre sin tener apenas estudios. De sus lapsus que parecía estar en hipnosis unos segundos y salía de ellos con cara extraña o diciendo algo sin sentido. De mi tío al que no conocí. El mayor y único de los hermanos que estudiado con sacerdotes. La única forma posible para adquirir algo de cultura para gente muy humilde. Había llegado a profesor en la escuela del pueblo y fueron sus estudios y sus ideas lo que le arranco la vida. Recordaba a mi padre hablar de él, con orgullo sin poder evitar ese brillo triste y alegre a la vez, mientras mi madre le acariciaba la espalda a modo de Consuelo. De como me sujetaba en mi primera bicicleta. De las asignaturas que me gustaban y las que no tanto. Quería contárselo todo de mí. Que me conociese por dentro, hasta lo malo. Como cuando empujé a una niña al rio por tirarme del pelo y casi se ahoga. Años después llego a ser una de mis mejores amigas, hasta que le perdí la pista el día de su boda. También se había marchado y aún estando mas lejos, volvía mas a menudo, pero no coincidíamos ya. Yo iba muy poco y poco tiempo. Sin darme cuenta, ¿o tal vez si? y no dije nada. Me fue alejando de todo lo mío. Mis padres, mi familia, mis amigas, mi aldea y mis recuerdos.

Seguí escribiendo, contándole partes de mi vida. Incluso, mi primer beso a los catorce añitos con un compañero de clase, donde ninguno de los dos sabía muy bien como hacerlo. Mis primeras caricias y roces con él y como llegó a derramarse dentro del pantalón tras un cónico pajar dé maíz.

La piedra había robado ya parte del calor de mi cuerpo. Ya no sentía el frio y seguía escribiendo todo lo que se me ocurría a ese hombre desconocido, que me había cautivado sin entenderlo aún muy bien… La escases de luz se fue notando en la corta tarde de invierno y la sombra de los arboles que me anunciaba que debía retirarme. Me despedí disculpándome por tan larga carta a la vez que le enviaba el mas dulce de mis besos.

Desanduve lo andado horas antes, hasta llegar a mi casa, que note mas vacía y fría que nunca. Encendí la luz, la tele pequeña y la calefacción y empecé a preparar la cena, era pronto aún, pero necesitaba distraerme.

Llegó con prisas por cenar. Esa noche jugaba su querido R. Madrid. Antes, siempre lo veía en el bar, pero una discusión, años atrás con un vecino, que casi llega a las manos, decidió comprar una tele de cuarenta pulgadas, para verlo en casa. No había empezado y ya con su cerveza discutía por que unos no jugaban o jugaban quien él no quería ese día… Lo escuchaba desde la cocina y prefiero no decir lo que pensaba… Volví al sofá como cada noche mientras él hacía de entrenador de su equipo. .. ¡por la banda! ¡pásasela a este! ¡tira a puerta! Etc. Etc. No me gustaba el futbol, pero cuando jugaban los blancos era lo peor. Desde ya mucho tiempo siempre deseaba que perdiesen, no por nada, que me daban igual todos. Pero recordaba varias veces que al ganar su equipo, venia a la cama con ganas de celebrarlo. Como si ese echo, lo hubiese excitado, para subirse encima de mí y hacer lo de siempre… si perdían los blancos, nunca le apetecía, por eso lo deseaba.

Tenía dos whatsapps, que ya habían sonado mientras recogía. Eran de mi hija. Hable con ella mientras el gritaba al televisor, se lo conté a mi hija se rio. No le hagas caso, ya sabes que eso, es de siempre, me decía. Se despidió diciendo que iban a salir y con un beso le deseé que lo pasasen bien. Mi hija tenia razón. Eso era de siempre, pero ahora parecía me molestase mas que nunca. Salí del whatsapp y el numerito me anuncio del correo. ¡GRACIAS POR DESNUDARTE! Decía el asunto. En un principio creí que se había equivocado y confieso sospeche, que yo no era la única a la que mandaba correos… en cinco segundos pensé mil cosas… Hasta que comencé a leer y si era para mí. Lo había comenzado, al recibir el mío y lo termino después de haber cenado. Si el mío de la tarde era largo, este no se quedaba atrás.

Me daba las gracias por contarle tantas cosas de mi vida. Por “desnudar" mi alma en cada frase que le había escrito. Absorbí cada letra y cuanto mas leía mas me gustaba. Decía: ¡Me encantaría haber conocido a tu padre! Y que no tuviese estudios no significa nada Eloísa. Un premio novel portugués dijo: “El hombre mas sabio que he conocido, no sabía leer ni escribir.” Seguro tu padre era de esa gente que no necesita de escuelas para saber, cuanto sabe. Que gran mujer debe ser tu madre que sabía entenderlo, quererlo y el a ella… No te sientas mal por no darte cuenta entonces. Formaste parte de sus vidas y eso es lo importante y esa peli que tanto te gusta “ El diario de Noa" en cierta forma, viviste ese tipo de amor en ellos sin recurrir al cine. ¿Ves, como si existen en la vida real? Que haya momentos malos ¡no borrarán jamás los buenos Elo! Te lo digo por experiencia y espero que tú, un día, des con esa estrella que seguro tienes en algún lugar. ¡Pues eres una gran mujer y gran persona preciosa!

Lo que me dijiste de tu tío, me recordó a una de mis pelis favoritas “ la lengua de las mariposas" (Me sonaba el titulo, pero no la recordaba) Aunque tu tío debía ser mucho mas joven que el profesor. (No sé el de la peli esa, él tenía 24 años) En esa película sale un paisano tuyo con el que comparto mote, aunque yo no toco el acordeón ni nada. (No lo entendí). Leía y leía… hasta que terminé la carta y emocionada, le di las gracias y un beso. Tan absorta estaba en mi lectura que no escuché nada sobre futbol, ni a él, ni al televisor. Fui a la cocina con la escusa de beber agua, pero era, por que él no viese mis ojos… Sin mirarlo le dije me iba acostar y ni una palabra contestó. Si ganó su equipo no me despertó. Me dormí repasando la carta de Abe en mi mente. Pocas veces le apetecía ya, cosa que agradecía cada vez más.

El domingo, como siempre misa y vermut. Lo único distinto fueron otros dos correos, estes mas cortos, pero llenos de sensualidad.

Al día siguiente ya sola, después de ducharme me recogí el pelo con una pinza y tapada sola con una toalla que cubría mis pechos me gusté y fui por el móvil, me hice dos fotos, ya en la habitación, vestida con una falda larga marrón, una blusa verde y ya maquillada. Me hice otras, ante el espejo del armario antes de salir a comprar.

A las 4:15 frente a mi pantalla esperando a mi barquero. Me saludó Sara47 a la que respondí el saludo sin contestar a nada mas. A y media recibí el saludo que esperaba. Comenzamos a charlar y charlar. Me sorprendía y reía con sus ocurrencias hasta que pícaramente, íbamos insinuándonos el uno al otro y termine pasándole primero las fotos de la habitación, las que pareció les gustaron mucho, alagándome lo guapa que estaba y lo que combinaba mi blusa y falda con mis ojos.

  • ¿Quieres una sin maquillaje?

  • ¡Me encantaría verte de todas formas!

Fui a galería y le envié las del baño

  • ¡Como me gustaría besar ese precioso cuello! Bajar por él y recórrete los hombros desnudos y preciosos! ¡Estas guapísima con y sin maquillaje Eloísa! Creo que te quedaría bien el pelo corto por tu tez, la forma de tu preciosa cara y ese cuello tan bonito.

  • ¿Eres peluquero también o estilista? Jajaja

  • No. Solo observador de las cosas bonitas y entre ellas están las mujeres y entre esas. ¡TÚ! ¡La primera y la que mas me gusta!

  • ¿Donde sacas esas expresiones y halagos Abe? Me desmontas por completo con cada una…

  • Salen solas Elo. Sí llegan así, es por lo mucho que me atraes y me gustas. Nada mas que eso

  • ¡MUAAAAKKKKSSSSS GUAPOOOOOO!

Acabamos excitándonos y masturbándonos los dos. Esta ves si terminó sin que le cortase.

Así termino enero y fue pasando febrero. Hablando cada día tanto por chat como por cartas de correo, acompañadas ya todas de fotos. Borre las de google dejando solo las dos rosas, la mía azul y la roja de él con gotas de rocío. Habían sido las primeras y quería conservarlas. Las otras estaban en el correo y podía verlas yo sola.

Pasaban los días e iba conociendo cada vez mas de él.

Había llegado con sus padres y hermana desde León a finales de los años 70. Su padre, un minero curtido que, por mejor sueldo emigró a la comunidad vecina. Donde gano mucho en la década de los 80 hasta que se jubiló joven y unos años después, falleció con los pulmones reventados. Su madre y hermana volvieron a su tierra. Me contaba que le gustaría llevarme y enseñarme cada rincón de ella. Solía ir en el mes de agosto unos días y una semana en navidad a pasar noche buena con ellos. Me gustaba cada detalle de él. Cada vez mas, mis sentimientos crecían por aquel Leones especial. Nos masturbábamos tres o cuatro veces a la semana. A veces dos la misma tarde. Mi deseo hacia él era constante y me notaba excitada cada vez más y día a día nos enamorábamos el uno del otro. Empezó a decirme que quería conocerme. Yo a él también, pero no me atrevía. Mis miedos me vencían. Parecía comprensivo pero cada vez más, crecía en él ese deseo y yo lo notaba.

Le conté absolutamente toda mi vida. Hasta cuando dejaba la píldora por recomendación de mi ginecóloga ya que la tomaba desde que nació mi hijo. Un mes o mes y medio cada tres meses y como el venia a mi y sin sacarme las bragas lo hacía entre mis piernas hasta ensuciarme los muslos. Como poco después de fallecer mi padre tuve con él la mayor discusión. Le había encontrado ya antes restos de otras mujeres, pero ahí me canse ya. Tras lápiz de labios en el cuello de su camisa y un pelo largo y rojizo en su calzoncillo cuando iba a lavarlo. Ese día llegué a mis topes y tras esperar se fuese mi hijo se lo enseñe al tiempo que le dije: ¿No sé si tienes una amante, o andas de putas? ¡Si es una amante la pagas o colmas de regalos. Por que salgo una cabra ninguna mujer disfrutaría contigo! ¿Si andas de putas?. Ten cuidado, como me pegues algo… ¡Si vuelvo a encontrar restos de otras mujeres, te la corto mientras duermes! ¡Prefiero ir a la cárcel que pudrirme de sida por tu culpa! Me insultó y se fue. Volvió horas después, apestando a cerveza y no dijo nada. Deje de tomar la píldora y mas de siete meses no dejé me tocase. Hasta que empezó a colmarme de regalos, un vestido un día, otro unos zapatos, una colonia hasta que acabo comprándome el coche que tengo. Pues llevaba con el mío más de quince años mientras el había tenido tres y buenos. Acabe cediendo de lo que ya me arrepiento, aunque ahora pocas veces viene a mi…