El baño de caballeros

¿Se puede ir al baño a algo más que mear?

Lo que os vengo a contar en mi primer relato me sucedió el pasado sábado 29 de agosto de 2020.

Antes que nada, me presento. Me llamo Carlos, tengo 18 años , y soy de España . Soy bisexual , y soy un chico bastante mono (o al menos eso quiero pensar). Tengo el pelo castaño, los ojos marrones, y un cuerpo atlético pero delgado . Y no me enrrollo más porque seguro que queréis saber ya qué coño pasó.

Como buen adicto a las compras, estaba yo comprándome ropa en un centro comercial , ya que empiezo la universidad el mes que viene y quiero ir decente. Llevaba ya dos bolsas en la mano cuando me encontré con mi madre, que estaba también comprando en una tienda. Me dijo que si quería que me guardase ella las bolsas ya que estaba haciendo cola en la caja y no le importaba, mientras que yo iba a seguir yendo a más tiendas. Le dije que sí. Esto de no llevar nada en las manos me vendría muy bien luego. Gracias, mamá.

Entonces me entraron ganas de mear y me dirigí al baño. Debido al coronavirus, en el baño solo había disponible tres urinarios; los otros estaban cubiertos con cintas para que no los usase nadie y así mantener la distancia de seguridad. El caso es que los urinarios de aquel baño no son completamente cerrados, es decir, que por mucho que te pegues a ellos no te puedes cubrir totalmente de miradas indiscretas . El que yo decidí usar estaba ubicado de tal manera que, para acceder a los váteres que están dentro de habitáculos, se me vería de lado y, por tanto, todo el rabo.

Bueno, pues me saqué la polla y los huevos por fuera del pantalón y me puse a mear. Pasó un señor hacia los habitáculos y me miró indiscretamente, jajaja. Este se fue y entró otro haciendo lo mismo que el primero. Llegué a la conclusión de que, por muy hetero que seas, siempre tienes curiosidad . Este segundo hombre tendría unos treinta y tantos años. Llevaba camiseta de tirantes y era guapo, la verdad.

Se me ocurrió entonces que sería buena idea hacerme una paja ahí mismo . ¿Por qué no? En el baño solo estábamos yo y el hombre que había entrado a un váter, así que empecé a meneármela y a acariciarme los cojones al mismo tiempo. En ese momento salió el señor del váter silbando. Yo me aseguré de que me viese alejándome un poco del urinario. Cuando vio lo que estaba haciendo puso una cara de sorpresa, pero siguió silbando como si nada, jajaja. Salió a los lavabos, que están separados de los inodoros, y pude ver cómo se volvía hacia donde yo estaba , pero se arrepintió en el último momento y se fue.

Yo me acabé la paja dejando mi corrida en el urinario . No tiré de la cisterna para que el que llegara se la encontrase, jajaja. Me metí el nabo y los huevos en el pantalón, me lavé las manos, y me fui a seguir comprando ropa muy contento por mi hazaña.

Pienso repetir.