El balneario de reposo (7: la despedida)

- katy: quiero hacer mi despedida sonada.

Por primera vez en toda la semana, hoy domingo me despierto antes que Alfredo. Aún está él roncando que yo ya estoy vestida y metiendo mis cosas en la maleta, un poco taciturna. Hoy es mi último día aquí y me cuesta aceptarlo. Estaba programado quedarme tan solo una semana en el balneario, pero después de esta, me quedaría un mes más, y un año, y ¡toda la vida! Pero lo pienso un poco y no. Si me quedara aquí toda la vida desaparecería ese nervio psicópata que me caracteriza y acabaría convirtiéndome en algo parecido a todas esas viejas con las que he compartido la semana. Definitivamente este es mi último día pero quiero hacerlo ¡sonado!

Durante toda la semana lo he hecho con Alfredo en un montón de sitios. En la piscina, la sauna, el jardín, la cueva, nuestra habitación, y querría hoy hacerlo en otro sitio especial también ¿pero donde? Dentro la piscina de nuevo pero sumergidos y respirando por un par de tubos que lleguen afuera el agua? ¡oh, por dios! qué chorradas que se me ocurren. ¿En la que supongo tiene el balneario terraza? Mmm esto pinta más bien, pero no. Hay algo mucho más original dentro de mi cabeza. Solo tengo que descubrir donde está escondido y "cazarlo".

Me he quedado sentada en una silla comiéndome la olla en esto, cuando oigo los silenciosos pasos de Alfredo que se ha levantado y se acerca.

-Alfredo: buenos días Katy, hoy has madrugado más que yo.

-Katy: hola, buenos días.

Alfredo se fija que estoy haciendo mis maletas y le agradezco que no haga ningún comentario al respecto. Al verme tristona se pone detrás de mi y me posa las manos en los hombros, para empezar a masajearlos con suavidad.

-Katy: oh Alfredo, hoy es mi último día.

-Alfredo: lo sé cariño, lo sé.

-Katy: estoy decidida, me voy a ir, pero antes quiero hacerlo de nuevo en un sitio especial.

-Alfredo: ¿donde?

-Katy: ese es el problema ¡no lo sé!

-Alfredo: tranquila princesa, no se va a caer el mundo por no hacer el amor un día de tu vida.

-Katy: un día de mi vida no, el último día de mi vida, por lo menos contigo.

-Alfredo: ah bueno, no te amargues, ¿qué te parece si te olvidas de todo y nos vamos a pasear por el balneario?

-Katy: venga vamos.

Salimos de la habitación cogidos del brazo y mientras estamos saliendo de la zona residencial nos topamos con Cecilia.

-Katy: hola Ceci, ¡hoy es mi último día!

-Cecilia: uy señorita, espero que se lo haya pasado usted bien, y vuelva a visitarnos.

-Katy: estoy segura de ello, Alfredo y yo vamos a dar nuestro último paseo, hasta luego!

Seguimos paseando cogidos del brazo y nos topamos con diversa más gente conocida con la que también entablamos alguna otra ligera conversación. Acabamos llegando al jardín y nos sentamos en una mesa con un par de tazas de té.

-Katy: mira esa planta ¿te acuerdas? cuando cogimos ahí dentro no sé si el martes o el miércoles.

-Alfredo: claro mi niña, seguro que ella también se acuerda de nosotros.

-Katy: ja ja, me gustaría volver a comenzar la semana. Volver a conocerte en la piscina, volverlo a hacer por primera vez en mil sitios, y volver a pelearme contigo, y volver a hacer las pazes.

Digo esta última frase mirándole fijamente a los ojos y esperando que estos me respondan.

-Alfredo: este último detalle creo que mejor suprimirlo.

-Katy: ja ja, no creas, me lo pasé tan mal enojándome contigo como bien después perdonándote.

Diciendo esto le guiño el ojo picaramente.

-Alfredo: ja ja ja, estás hecha una diablilla.

-Katy: y... con Cecilia, después de que me haya marchado ¿volverás a hacerlo con ella?

-Alfredo: pues... es una chica muy mona, si se presenta oportunidad y los dos queremos... ¿y porqué no?

-Katy: mmm interesante, creo que ya sé cuala va a ser nuestra última experiencia. Ven ¡vamos!

Lo tomo de la mano y dejando las tazas a medio beber, regresamos de nuevo a la zona residencial. Al llegar a nuestra habitación tropiezo con Cecilia que ya salía de ella, arreglada esta.

-Katy: ceci, ven, entra que Alfredo y yo te queremos contar una cosa.

-Cecilia: oh señora, disculpe pero tengo mucho trabajo.

Estiro Alfredo hacia dentro y cierro la puerta impidiendo toda huida.

-Katy: no te asustes, no te quiero regañar. Ven, sentémonos en la mesa que te quiero explicar una cosa.

Aún con Cecilia temblando nos sentamos los tres en la mesa y yo empiezo mi discurso.

-Katy: el viernes lo vi todo, o practicamente todo, creo.

-Cecilia: ¡oh disculpe señora! pero es que fue, no sé, no tenía intención de hacer lo que hize, pero salió.

-Katy: tranquilaaa, lo sé que a veces nuestro entrepierna se apodera de nosotras, te repito que no quiero regañarte. El tema es que yo hoy me voy. Y me gustaría hacer el amor con Alfredo de una manera especial. Tú eres esa manera especial ceci.

-Cecilia: pero ¿yo? como puedo yo? lesbianismo? Oh disculpe señora pero yo quiero lo mejor para usted, pero no podría, me veo incapaz de besar a una mujer.

-Katy: no, no quiero lesbianismo, quiero hacer un trío, tú, Alfredo y yo.

-Cecilia: ups.

Cecilia duda unos instantes en que me mira, mira Alfredo, y me vuelve a mirar.

-Cecilia: estoy dispuesta, lo que usted me pida para perdonar mi agravio, lo haré.

-Katy: vale pues ¿qué te parece esta tarde?

-Cecilia: pues sí, hoy tengo la tarde libre y no tendré problema en disponer de ella.

-Katy: pues así quedamos, a las 17:00 aquí.

-Cecilia: de acuerdo, ¡si me disculpa voy a acabar las habitaciones que se me ha atrasado todo.

Cecilia se larga a su tarea y nos quedamos Alfredo y yo solos.

-Alfredo: la última sorpresa que me has dado y es la más grande.

-Katy: claro, ya te dije que había que hacerlo sonado.


Nos pasamos el resto de la mañana en chucherías, y cuando llegan las 5 esperamos impacientes en nuestra habitación.

-toc-toc-

-Katy: hola ceci ¿vienes preparada?

-Cecilia: esto pues, supongo que sí, bueno, creo que tengo todo lo necesario, ja ja ja.

-Katy: venga pues.

Cuelgo un cartelito de "no molesten" en la puerta y cierro bien con llave y pestillo. Alfredo y Cecilia se saludan con un casto beso en la mejilla y yo anuncio programa.

-Katy: para comenzar; ropas fuera.

Los tres nos desnudamos, Alfredo y yo directos pero a Cecilia le hace falta un poco más de seguridad y es la última en dejar caer sus bragas al suelo.

Tumbo a él en la cama y engullo su ya erecta polla de un bocado. Mientras se la mamo veo que ceci está cortadísima y la insto a unirse a nosotros.

-Katy: se te ve un coñito precioso, ¿porque no te sientas encima de la cara de Alfredo?

-Cecilia: bueno va.

Ceci hace lo dicho y nos pasamos un rato en la posición esta de la cual no sé el nombre, en que yo le como la polla y ella se deja meter la lengua en la almeja por Alfredo.

Se la ve excitadísima pues deja ir los mismos gemidos que le oí echar el viernes escondida tras el marco. Cuando creo que ya tengo suficiente polla comida, me pongo de rodillas encima de Alfredo y me autopenetro.

-Katy: mmmmmmm, oh....oh....oh....oh.

Con la ayuda de su cadera que también empuja, lo boto con calma pues hay que vigilar en todo momento la original posición para no romperla. Veo justo ante mi la cara de Cecilia que con los ojos cerrados siente en su interior una lengua que se mueve invasora. Sin dejar de botarme la tomo de una teta y le mamo el pezón. Ella tiene al principio una entre sorpresa y alarma, pero se deja ir al casual lesbianismo y acaba acariciándome la cabeza mientras la chupo. Mi lamida nota que ya ha ganado confianza y voy desplazándome por toda la teta, el cuello, la barbilla, hasta que finalmente le beso en la boca. Ya sin ni sorpresa ni alarma, Cecilia recibe mi lengua respondiéndome con la suya.

Mientras nos besamos nos cogemos de las manos para suprimir la inestabilidad del contacto mientras Alfredo me monta. Con la seguridad que me dan ese par de sustentos, me hundo en Alfredo con fuerza, a la vez que él tira su pene hacia arriba, logrando que este entre en mi hasta los mismísimos huevos. La triple relación se convierte en una verdadera locura en que los tres nos convertimos en un mismo ser. Yo me parece notar a través de la lengua de Cecilia, la lengua de Alfredo en su panocha. Y supongo que ella notara también el pene de él a cada uno de los gemidos que se me escapan de mi boca para meterse en la que supongo envidiosa boca suya.

Al cabo de un rato siento que le ha llegado el turno a Cecilia. Me desmonto y le digo;

-Katy: toda tuya.

Lo primero que hace es catarla. Le da un par o tres de chupadas pero hay un sitio que le pide más guerra. Se situa en la misma posición en que estaba yo, y aún está asegurando sus rodillas a ambos lados de la cama, cuando Alfredo con un entre sorpresa y broma, se la mete de improviso.

-Cecilia: ¡oooooooooh!

Yo me separo un poco para dejar que Alf y Ceci puedan disfrutar al máximo de sus cuerpos. Mirando la relación me parece estar viendo lo mismo que vi al viernes pasado, ceci lo bota con una gran energía que se quiere dar a si misma, y a juzgar por su cara y su voz, lo consigue.

Un flash asalta mi entrepierna y corriendo busco la misma silla con que me masturbe el pasado día. La pongo justo al lado de la cama y hago equilibrios montada en ella para rozarme la raja con el respaldo. Hago lo mismo que hize el pasado viernes y me masturbo con el recio cojín. Mi raja recorre la linea del firme plástico mientras admiro la pasión con que Cecilia bota Alfredo, aullando de placer a cada una de las vigorosas sentadas.

Aún sin estar en contacto estamos haciendo el amor los tres juntos. Él siente como los músculos vaginales de ceci le masajean el pene, y ella siente como la verga se entromete ardiendo en su más íntimo interior. Pero yo mirándolos siento las dos cosas a la vez, y si me dan a escojer prefiero estar donde estoy, follada por un respaldo de silla.

El polvo se está haciendo cada vez más salvaje, ceci bota a Alfredo con desesperación. Su voz podría ser confundida facilmente por la de una víctima que está siendo torturada, pero yo sé que sus aullidos no significan otra cosa que orgasmo continuo, quizá incluso más fuerte que los que tuve ayer mismo con Rodolfo. Tengo la suerte de poder contemplar, cuando este llega, el mutuo orgasmo que tienen los dos. Los gemidos de ambos se unen en la pequeña habitación, como se deben estar uniendo los fluidos vaginales de Ceci y los seminales de Alf, dentro de ambos. Cuando este termina y los dos sueltan sus cuerpos para caer rendidos en la cama, yo me doy cuenta que también me he unido a su mutuo orgasmo pues un quedo suspiro sigue amarrado a mi garganta.

Al cabo de un ratito soy la primera en vestirme y de echo la única, pues ellos parecen dormidos abrazados el uno al otro. Silenciosa como una gata cargo mi maleta y abandono la habitación en tenues pasitos. Llego al coche que está dormido desde hace una semana en el parking y meto la maleta dentro. Me meto yo también dentro pero antes de arrancarlo y marcharme para siempre del balneario, tomo un pañuelo y me seco las lágrimas.

---FIN---