El balneario de reposo (2: la sauna)

-Katy: He leído en el programa, que el balneario dispone de una sauna. Me gustaría hacerlo allí Alfredoooo.

Amanece simpático el martes en el balneario, ¿que porqué lo digo? porque una muchacha se encarga de darme los buenos días acompañada con la bandeja que supondra mi almuerzo. Un par de tostadas, un pequeño cartucho de mantequilla, otro pequeño cartucho de mermelada y un vaso de fresca leche intentan decirme que pasaré otro día fenomenal al cuidado de todos los servicios del balneario de reposo en que me encuentro.

Después de almorzar me dirijo a la habitación de Alfredo pero no encuentro a nadie allí. Pienso "quizás está en la piscina donde nos conocimos ayer" no me extrañaría pues se le ve un hombre de costumbres. Acudo a ella y allí lo encuentro nadando sosegadamente de un lado a otro.

-Katy: ¡hola Alfredo!

-Alfredo: hola guapa, ¿qué tal, durmiste bien?

-Katy: pues como una momia. Aunque si no me llegan a despertar con el almuerzo, me habría levantado pasado el mediodía.

-Alfredo: bien, lo importante es que hayas dormido bien.¡Échate al agua! está deliciosa.

La piscina, como la mañana anterior, está vacía. Yo no llevo bañador, pero después de consultar con Alfredo, me dice que no está señalado que venga nadie. Desnuda como un delfín me lanzo en "bomba" salpicando a Alfredo y hacia todos los lados de la piscina. Una vez en el agua me acerco a él y lo abrazo cariñosamente.

-Katy: anoche fue alucinante, me encantaría volver a hacerlo 1000 veces más.

-Alfredo: bien hija, tengo la fuerza entrepiernas. ¿Quieres que volvamos a hacerlo aquí?

-Katy: no, tengo una idea mejor. He leído en el papel que me dieron nada más entrar, que el balneario dispone también de sauna. Me gustaría hacerlo allí.

-Alfredo: mmm eso no es tan fácil. Hay dos saunas, una para hombres y otra para mujeres, y además ambas suelen estar más concurridas que la piscina.

-Katy: ntchs; a ver, déjame pensar algo.

Le digo mientras me libero de su abrazo y emprendo mis nadares de un lado a otro de la piscina. Cuento: 1, 2, 3, 4, 5 piscinas cuando;

-Katy: Alfredo, creo que se me ha ocurrido algo. Podríamos "okupar" una de las saunas colgando un letrero de |AVERIADO| en la puerta.

-Alfredo: mm sí, parece buena idea. Aunque tenemos que ir con mucho cuidado porque si nos descubren pueden echarnos del balneario.

-Katy: mm bueno ¿te atreves?

-Alfredo: claro que sí, nunca iba a decir que no a una chavita tan linda como tú.

Dice mientras por debajo del agua me acaricia el pompis.

-Katy: pues ahí queda eso. Voy a que me den un masaje y a dibujar el cartel. Te espero a las 13 en la puerta de la saunas.

Así hago lo dicho y después de un fenomenal masaje que me hace un tío con unas manos como guantes de boxeo, me voy a mi habitación y con un pequeño cartón y un bolígrafo, ingenio un cartel de |AVERIADO| de lo más convincente. A las 13 en punto me presento en la entrada de las saunas, ahí está Alfredo esperándome.

-Katy: ¿qué te parece?

-Alfredo: m sí, creo que servirá. Vamos a hacer una cosa, okuparemos la sauna de mujeres. Entra tú y si no hay nadie, cuelga el cartel y sal para avisarme.

Así entro  y ¡albricias! porque a esta hora está vacía. Salgo a la puerta y después de colgar el cartel llamo a Alfredo. Una vez dentro nos desnudamos en el vestuario femenino y escondemos un poco la ropa en una taquilla para no levantar sospechas. Dentro de la sauna el calor es evidentemente sofocante. Alfredo baja la temperatura casi al mínimo y nos liamos por fin.

Sentados en el banco nos besamos en la boca mientras ambos nos metemos mano. Me gusta como me mete el dedillo pero más me gusta pajear una gorda poronga, pues sé que es mía.

El ambiente en la sauna es húmedo y caluroso, pero creo que no va a dar mal sabor al polvo, sino que lo hará sugestívamente particular. Cuando me viene el antojo me inclino y le mamo la verga. Esta ya estaba mojada antes de meterse en mi boca. No sé si por el sudor que surgío de la piel de Alfredo, o por la humedad del ambiente que se ha pegado a ella.

Se la mamo un rato hasta que mi entrepiernas pide su turno. Me pongo de rodillas encima de él y me la trago pero ahora con los labios inferiores.

Lo follo un rato en que gozo de las dimensiones de la verga y de la saludable atmósfera de la sauna, que nos haze sudar a destajo y limpia nuestros poros. De pronto Alfredo me detiene.

-Alfredo: quiero cambiar de posición, ponte como una perrita.

Me pongo a 4 patas encima del banco y Alfredo me penetra de nuevo.

Me folla un rato equivalente a la anterior cogida. El sudor nubla mis ojos y gotea de mi nariz y mis pezones como si yo misma fuera una fuente.

Soy yo ahora la que le pido para cambiar de posición, pues quiero de verdad vivir la experiencia al máximo y quiero que me coja mirándolo. Me tumbo boca arriba en el banco y vuelve a metérmela presto.

Durante esta cogida yo estoy viviendo cada vez más intimamente el pene de Alfredo. Quizá este sigue siendo el mismo en tamaño y grosor, pero cada momento me parece que este llega a rincones de mi vagina más profundos a los que aún no había alcanzado. Mi cadera se une al movimiento de su pelvis y entablamos los dos un ritmo de cogida salvaje y profundo. Yo aullo de placer sin cortarme un pelo. No me importa que nos descubran, quiero vivir este momento al máximo.

Noto con los gemidos de Alfredo que se va a correr. Yo me enderezo y me abrazo a él para absorver todo el sudor de su pecho, toda la saliva de su boca y toda la leche de su pene. Siento la leche que descarga en el fondo de mi vagina como si fuera una horchata de chufa en pleno desierto del sáhara. Mi cadera misma se pega a la suya y con mis brazos le retengo hasta que me pide "porfavor" que le suelte. Nos dirijimos a las duchas del vestuario y nos pegamos una ducha fría que nos sabe a gloria.