El Baile V
Javier debe decidir si sigue a las órdenes de su ama o dejar de lado el juego en el que se ha metido.
Dolorido, Javier trató de incorporarse…Le costó horrores. Su ama le había pateado bien la entrepierna. Decididamente, aquello no le gustó, pero en su retina seguía clavada la imagen de la pelirroja introduciendo aquel plug por el culo. Sin embargo, por más que pensaba en esa imagen no conseguía captar el verdadero significado de aquello. El tiempo avanzaba inexorablemente y debía de tomar una decisión. Decidió que, por muy excitante que fuera el obedecer a la madura, aquello había pasado los límites de lo aceptable. Estaba decidido a escribirle a Marta cuando vio que ella se ponía en contacto primero.
- ¡Hola Javi! Mira, sé que te había dicho de saltarnos el banquete, pero mis padres se han mosqueado mucho, y tendré que ir…¿Tú qué vas a hacer?
- La verdad es que iba a escribirte para ver lo que harías tú…Bueno, el banquete no será eterno, así que podemos largarnos cuando termine.
- Me parece bien. Bueno, entonces nos vemos abajo ¡Chau!
Alrededor de una hora más tarde, el joven, ya acicalado, estaba esperando al ascensor cuando recibió un nuevo mensaje de Rubi.
- Hola, mi cerdito. ¿Cómo tienes las pelotas? ¿Te duelen?
- Sí, mi amor – se encontró a sí mismo respondiendo, mientras pensaba “¡¿Qué coño haces!?”
- Quiero verla
- Estoy en el ascensor
- Pues te la sacas y me mandas foto, no veo problema…Seguro que ya la tienes tiesa.
No era mentira, a pesar de lo dolido que estaba (física y moralmente), su pene pujaba por salir del pantalón, que era algo ajustado. Indeciso, Javi tardó en contestar, recibiendo un mensaje de la amiga de su madre
- ¿Qué pasa? ¿Ya no te gusta ser mi putito sumiso? ¿Mi macho joven? Tendré que recordarte lo que te vas a perder si no sigues jugando…
Javier ignoró el mensaje, no pensaba responder, ya bastante se había humillado, cuando recibió un corto vídeo de la madura. Cuando lo abrió, estaba ella, apoyada en la pared y, con una mano, se estaba introduciendo un consolador de muy buen tamaño por el culo. Entre gemidos, ella pronunciaba su nombre, para preguntarle al final “¿No te gustaría compartirlo?” Aquello fue demasiado para el joven, quién, mientras se metía en el ascensor, se bajaba el pantalón y preparaba la “fotopolla” para la cachonda mujer. Cuando lo recibió, ella contestó con un corazón.
- ¿Entonces sigues siendo mi perrito?
- Siempre, amor – al chaval se le salía el corazón del pecho - ¿Puedo subirme los pantalones?
- Claro, puto
Mientras se los subía y ajustaba el cinturón, recibió un nuevo mensaje que le hizo distraerse y el ascensor abrió sus puertas. En ese piso, estaba Marta.
- ¿¡Qué coño haces!? - preguntó la chiquilla
- Na..nada, solo me ajustaba el pantalón y…
- ¿Con la polla al aire? Chaval, tú estás enfermo – le dijo ella, mientras daba la vuelta - ¡Bajo por las escaleras! ¡A mí no me hables, pajillero de mierda!
El chico no pudo articular ni una palabra. Se recompuso y bajó hasta el salón-comedor. Antes de entrar en la estancia, revisó el móvil. Rubi de nuevo.
- Te sentarás en mi mesa. Al lado mío. Me han puesto al fondo con todos los fósiles…Pero estos viejos no se “coscan” de nada. Puede ser divertido.
Se había dejado llevar por la lujuria y el incidente le había chafado una oportunidad de oro con la jovencita. Porque una cosa era hacer el cerdo con la amiga de su madre, dejarse llevar por sus caprichos, someterse, y otra muy distinta lo que le podía ofrecer esa chiquilla. Era consciente de que “lo suyo” con la pelirroja era un juego, una aventura y, sin embargo, Marta había representado (al menos durante día y medio) la oportunidad de conocer a alguien de su edad y…Bueno, ¿Quién sabe?. Ahora, solo le quedaba el seguir jugando a aquel juego en el que había caído. Sin embargo, no estaba tan arrepentido como creía que estaría…Probablemente era la libido que nublaba su juicio. Ahora, había que ir “a por todas”.
El chico llegó a donde estaban sus padres y les dijo que prefería sentarse con Rubi. Aquello extraño a sus progenitores, por lo que Javier tuvo que decir que le daba pena que ella estuviera sola, “entre tanto viejo chocho y desconocido”. Sus padres, entre risas, le dijeron que estaba bien y dejaron que fuera al fondo de la sala, donde estaba la madura situada.
Era, ciertamente, la peor mesa de todo el banquete: tenía una columna delante y era demasiado grande, por lo que tocaba con una pared lateral, haciendo que los asientos de ese lado fueran muy incómodos por su estrechez. Además, como había vaticinado la pelirroja, aquello estaba lleno de fósiles: La tía abuela de la novia, que estaba algo ciega, su marido, que comenzaba a padecer demencia y una pareja de avanzada edad que Javier no sabía quiénes eran. También estaba ella.
En su estilo, había elegido para vestirse un mono floreado de manga corta y verde oscuro con grandes flores rosadas, probablemente orquídeas, acompañado de unos guantes negros. Llevaba la ralla del ojo exagerada, al estilo de Amy Winehouse y un collar enorme de placas de oro, para tapar las arrugas del escote. Los labios los tenía pintados del mismo color que el cabello, de un color caoba oscuro…Cuando el joven se acercó, ella lo miró a los ojos intensamente y fue bajando la mirada hacia la entrepierna del chico: le había causado una erección. Ella sonrió con satisfacción.
- ¡Hola, Javi! ¡Qué bueno que vienes a hacerme compañía”
- Claro, no te iba a dejar sola…
- Pensé que querrías sentarte con “La Marta” – dijo ella con una sonrisa, mientras se acariciaba distraídamente la media melena.
- Ehh…bueno…creo que no le caigo muy bien
- ¡Pues qué raro! Marta tiene fama de ser un putón, y seguro que esta noche te la habrías follado. Como os vi siendo tan amiguitos en la piscina…Dijo con el descaro que la caracterizaba.
- No lo sé, la verdad es que me da igual. Esta noche tengo planes…
En aquel momento, llegó el primer plato. Rubi, perdiendo todo el interés, se puso a comer sin mirar a Javier y se limitó a cambiar de tema: Que si la sopa estaba muy buena, que bebiera algo de vino, que “un día es un día”, criticaba los vestidos de las demás mujeres de la sala… Incluso tuvo una conversación de besugos con la señora que se sentaba delante de ella, ya que no se entendían demasiado por la distancia entre ambos lados de la mesa redonda.
Javier contestó a todas las preguntas que le hizo la amiga de su madre y siguió un poco aquella conversación intrascendente que la pelirroja había impuesto: Sin dobles sentidos y bastante anodina. Cuando ella se puso a hablar con la otra señora, aquello molestó visiblemente al chico, quién pasó a limitarse a comer y callar. El mal humor se lo estaba comiendo por dentro: la había cagado con Marta y, encima, la madura había ignorado “la punta” que le había lanzado…
- Antes mencionaste que tenías planes ¿Cuáles? Si se puede saber, claro – le dijo ella
- Pues ahora mismo no lo sé. Había quedado con alguien, pero se ve que me quedo con las ganas…Me voy a terminar esto y me largo a mi cuarto. Paso de este rollo.
- Pues es una pena, porque pensaba dejar que me petaras el culo a pollazos y, luego hacerte lo mismo yo a ti para hacer que te corras con mis manos, pero como te vas…
Aquello descolocó al joven. Se había indignado y había puesto “los huevos sobre la mesa”, dejando claro que le importaba poco el jueguecito de indiferencia que ella se traía con él. Sin embargo, aquella última declaración lo dejó sin palabras.
- ¿Qué?
- Sí, pensaba que lo pasaríamos muy bien juntos, pero si quieres irte a tu cuarto porque no sabes estar en tu sitio, por mí perfecto – Contestó la madura con un tono muy burlón – Además, el tipo de enfrente no deja de mirarme, a lo mejor dejo que me satisfaga él.
- Nnno, por favor…
- ¿Ahora pides por favor? Está bien. Sácate la polla y ponla bien dura para mí.
- ¿Dónde? ¿Aquí?
- Pues claro, perro – dijo con un deje de fastidio- Aquí se hace lo que a mí me de la gana, o te jodes.
Él obediente, dirigió sus manos al pantalón, desabrochándoselo y empezando a acariciarse. La mujer, de nuevo, se puso a hablar con la señora que tenía delante sin permitir parar de pajearse al muchacho. Hablaban de temas intrascendentes, algunas veces tenían que alzar la voz…Pero nada de eso importaba al chico, estaba disfrutando de la paja, pero estaba esforzándose por no eyacular si el permiso de la madura.
- Oiga, señora…¡Su hijo se está masturbando! Vaya, ¡Sí que tienes aguante, chaval! - dijo el que era (presumiblemente) el marido de la señora Aquello hizo sobresaltar a Javier, quién quiso detener la paja.
- No es mi hijo, solo es un puto pajillero degenerado - dijo ella poniendo una bien fingida cara de asco. Con sus mirada, desafió al chico a parar. No lo hizo.
- ¡Pero míralo cómo sigue! – dijo la mujer, con voz escandalizada
- ¡Es que mi ama no me ha dado permiso para parar! -dijo el chico
- Vaya, así que es su esclavo -intervino el hombre
- Así es, todavía lo estoy adiestrando, pero promete mucho – dijo mientras le acariciaba la cara a su joven sumiso, quién no cejaba en su afán onanista.
- ¡Y nosotros pensando que nos íbamos a aburrir en esta mesa abandonada de la mano de Dios! Dale, chaval, dale. Nunca había vivido una situación así – dijo sin quitar ojo al muchacho - Por nosotros que no se corte, intervino la mujer, interrumpiendo a su marido – a Antonio le encantan las pollas de los jovencitos…
- Jajajaja - rió la madura - ¿Has oído, cerdo? Este señor quiere verte correr ¿Quieres correrte ya?
- Sísisis, porfavor, mi amor, no aguanto más…- “Córrete”, dijo ella, orden a la que Javier empezó a soltar semen en grandes cantidades y chorros bastante potentes, que la madura recogía con la palma de la mano, que había situado en la misma cabeza del miembro del joven. Cuando acabó, ella le enseñó la eyaculación del chico a los otros dos en su guante, que le tiró al caballero y quién corrió a lamer todo el semen del chaval. Aquello asqueó a Javier…Esperaba que a Rubi no se le ocurriera mezclar en sus juegos al tipo aquel.
- Bueno, nosotros nos vamos a levantar, este perro necesita un castigo, y yo me muero por dárselo…
El hombre paladeaba con evidente gusto el las sobras del semen de Javier, mientras su esposa alargaba una tarjeta a Rubi.
- Nuestro teléfono, por si un día quiere compartir a su juguete.
- Por supuesto, tiene usted un marido muy “interesante”…No me importaría someterle a él también. Y a ti, que nunca me he comido unas tetas operadas – dijo la pelirroja entre risas
- Me alegra que le gusten. Llámenos, que algo se nos ocurrirá
- Vamos, cerdo, que esta noche vas a conocer de verdad lo que es que te follen
Las palabras de la madura excitaron a Javier, quién, antes de levantarse, preguntó si podía guardarse la polla. Al recibir la aprobación de su ama, él obedeció. Cuando se levantó, ella lo cogió de la cara, sin importarle que nadie los viera y lo besó tórridamente.
- Vamos, que la noche será larga
- Será como tú quieras amor – respondió él