El ayer

Cuando hay amor, el sexo es mejor.

Me pare frente a la puerta, como tantas veces lo he hecho, lo miré, rendido en la cama, con la cara de satisfacción que hacia 10 meses no veía, recorde de repente su risa, su cara entre mis manos, sus gemidos, recordé tantos momentos pasados y revividos en un solo instante como si la vida no importara y nuestro pasado, el rompimiento y la lejanía sirvieran para preparar nuestros cuerpos, para que se adorasen mutuamente sin importar hora, ni tiempo, ni espacio, sali a la terraza y recorde los momentos pasados.

Lo conoci hace tiempo, estaba sentada en un banco y el se acerco a mi, cuando lo vi, supe inmediatamente que era mi otra mitad, yo era virgen, habia pasado por innumerables experiencias, demasiados novios, demasiadas decepciones, estaba renuente a la intimidad, no voy a negar que me masturbaba y que había tenido sexo oral, no era ignorante en cuanto a los placeres de la vida, pero si ignorante en cuanto a lo que se llama amor. Eso lo conoci con él.

Recordé sus manos acariciando mi cintura, mis labios besando lo suyos, nuestras lenguas jugueteando inquietas por encontrar el nectar que se habia perdido en los espacios del tiempo, era como si lo estuviese viviendo todo de nuevo, el placer de la primera vez, el dolor interminable, los gritos de desesperación, los gemidos de exitacion y nuestros cuerpos fundidos bajo la ducha, era una lucha interna entre el dolor, el pudor, el amor y la satisfacción.

Sus manos en mi rostro como diciendome no tengas miedo, estoy aquí y nada va a pasarte, la verdad es que esa primera vez marco mi existencia, tuve el primer orgasmo sin que me penetrara completamente estaba muy cerrada, técnicamente no era virgen porque no tenia himen, lo perdi cuando un tipo intento forzarme, gracias a dios no llego a ser mas que eso, el desgarro de mi amen, pero si estaba estrecha totalmente cerrada como si todavía estuviese ahí esa barrera, y es que lo estaba, recordé como si estuviese pasando en ese minuto, cuando después de estar empapados y llevar horas bajo la ducha, nos secamos y nos tiramos en la cama, colocó su cuerpo delgado, sin una gota de grasa en ningún sitio, blanco como la leche, con pecas en la espalda, encima del mio, senti sus labios besar mi boca, y hacer presion en mi vagina que estaba chorreando liquidos manados por el placer, fue increíble, cuando penetro todo mi ser, senti que estaba llena de algo nuevo, que la vergüenza no existia, que el temor al sexo desaparecia, me senti un ser totalmente sin mascaras, sin prejuicios, y segui el compas del placer, su pene se introducia lentamente en mi cuerpo desnudo, finas mis caderas, ritmico el movimiento de dos cuerpos, de dos almas que se aman sin importar el lugar ni la hora, la cama estrecha y el cuarto silencioso eran los unicos testigos de nuestro mutuo asentimiento del placer.

Senti espamos de placer dentro de mi estomago, su pene grande y largo me hacia sentir llena, me embestia tiernamente con la paciencia de un hombre dulce, salvaje, pero tranquilo, el ritmo se acelero a medida que nuestros cuerpos sentian el calor del otro tan proximo… la mejor experiencia que alguien puede tener, probe tantas cosas con él, cambiamos de posición, una era mejor que la otra y asi sucesivamente, en cuatro senti morir cuando sus embestidas eran demasiado fuerte para mi delgado cuerpo, mis brazos perdian fuerza a medida que entraba y salia de mi cuerpo todo su pene, era la gloria, entraba rapidamente y creia que se iba a salir por mi garganta, en la orilla de la cama yo sentada y el parado era otro mundo las estrellas bajaron del cielo para que mis ojos las aprecieran mas cerca, era salvaje la sensancion y el placer producida por sus embestidas.

Desperté de mis cavilaciones cuando me llamo, - donde estas, Ive, donde te has metido. Me acerque a la cama, inciando un nuevo juego de seduccion, beso mis labios unos instantes y rozaba su mano sobre mis pechos, pequeños y color canela como el resto de mi piel, senti sus dedos deslizarse por mi vientre, filosos provocando cosquillas en mi interior, se deslizaron por mi vagina y suavemente pero con decisión comenzaron a rozar mis labios, de vez en cuando entraba el dedo y lo sacaba, entraba dos y los movia, separaba mis labios y rozaba mi clítoris, mientras con su boca iba besando mis pechos, lentamente fue bajando hacia mi ombligo, beso mis muslos para desesperarme, de arriba abajo, de abajo arriba, abrio mis piernas y se sumergio en mi sexo, se podia oler el aroma de nuestros sexos, tan fuerte como la luz del sol que empezaba a salir afuera, su lengua hacia circulos en mi clítoris y uno de sus dedos ingresaba en mi intimidad mientras su lengua hacia estupendos movimientos dentro de mi, estaba en la gloria, pero queria mas, asi que me movi y acomode para formar un 69 perfecto, el abajo y yo arriba, no me cabia todo en la boca, era muy grande para mi, pero tenia el sabor mas perfecto que jamas habia probado, saboree cada gota que salio de su pene, y trate de introducirlo mas adentro, en un momento de desperacion comence un rapido mete y saca con su pene en mi boca, era algo desenfrenado el deseo que sentia por tenerlo dentro, mienteras que sus dejos hurgaban lo mas profundo provocandome una inmensidad de sensaciones.

Comence a sentir que se convulsionaba su cuerpo y brotaba en mi boca un sabor amargo pero delicioso, después de un rato, comenzamos nuevamente a retozar todavía era temprano, asi que me subi a sus caderas con su inmenso trozo de carne dentro de mis piernas y primero subia y bajaba lentamente, para sentirlo totalmente, luego desperadamente subia y bajaba, él gemia de placer, cerraba los ojos y de momento me miraba fijamente, cuando senti que innundaba mi intimidad y que sus gemidos aumentaban, senti la explosion dentro, la explosion infinita del gozo que te proporciona el sexo con esa persona.

Después de una noche de ternuras y salvajismos, tome mi ropa, me vesti y me fui.