El Ave Fenix Capitulo 6
Los sucesos acontecidos este día, tendrán como culmen una noche que Alex y Lucas no van a olvidar jamás.
La ligera vibración del móvil fue lo que despertó a Lucas por la mañana, eran las 9:13, y en la pantalla pudo distinguir el nombre que aparecía en la pantalla.
PAPA
«Joder, que querrá ahora este» Pensó el moreno mientras dejaba sonar el teléfono dudando si aceptar la llamada.
—Dime. —dijo nada más deslizar el dedo por la pantalla.
—Creo que hemos detenido a los del metro. —la voz de su padre era firme— Tenéis que venir a identificarlos.
Lucas no acertaba a responder, su cabeza no estaba preparada para esas palabras en estos momentos.
—Deberíais venir cuanto antes, no podemos retenerlos mas de 48 horas. —siguió hablando el padre.— Ven al cuartel donde trabajo.
—Vale. —contestó escueto el moreno mientras colgaba.
La cabeza de Lucas no podía parar de dar vueltas a todo, hacerle pasar por esto a Alex justo ahora, tener que irse a Madrid después de lo de ayer, y por que estaba metido su padre en medio de la investigación…
Decidió levantarse sin hacer ruido y bajar a la cocina en busca de Javier para comentarle todo.
—¿Qué tal habéis pasado la noche? —fue lo primero que escuchó al entrar a la cocina.
—Hemos dormido a ratos. —dijo el moreno mirando a Javier. — Te tengo que comentar una cosa.
—Dime Lucas —dijo Javier dejando el café en la mesa.
—Me acaba de llamar mi padre, dice que tenemos que ir al reconocimiento de los tíos que le pegaron la paliza a Alex.
—¿Tu padre? —dijo Javier muy extrañado.— ¿Qué mas te ha dicho?
—Que tenemos que estar en el cuartel antes de 48 horas o los soltarán. —contestó Alex.
—Pensé que lo llevaba la Policía Nacional. —dijo Javier— ¿Alex ya lo sabe?
—Aún no.
—Pues vete a decírselo, yo voy a hacer unas llamadas mientras desayunáis. —dijo Javier mientras salia como un relámpago hacia el salón.
Lucas subió a despertar al rubio y bajaron a la cocina a desayunar.
Le explicó a Alex todo, y este no reaccionó como se lo esperaba, al contrario, parece que tenia ganas de acabar con eso de una vez.
Al cabo de unos minutos Javier volvió a entrar a la cocina.
—¿Tu padre es Teniente Coronel en Tres Cantos? —dijo Javier esperando la respuesta del chico.
—Si —dijo el moreno extrañado por la insistencia en su padre.
—Ya te contaré durante el viaje que vamos a tener tiempo. —dijo Javier. —Acabad y prepararos cuando podáis.
Los chicos se quedaron mirando con cara de curiosidad por la reacción de Javier.
Acabaron, se subieron a la habitación y Lucas metió todas las cosas que trajeron en una maleta por si se quedaban en Madrid muchos días.
El moreno bajo las cosas a la entrada de la casa, pero al poco apareció Nel por las escaleras con el ojo completamente hinchado, bajó la cabeza y se dirigió a la cocina sin casi mirarle.
Le escuchaba hablar con el padre que le explicó la situación y le dijo que ya hablaría con el al volver de Madrid.
Al cabo de un rato bajo Alex, Javier se despidió de Pilar con un cariñoso beso y se dirigieron al coche.
Durante el largo viaje Javier les explicó a los chicos que el padre de Lucas, pidió al comisario personalmente traspasarle el caso a la Guardia Civil, y que no se pudo negar por que tuvo presiones de gente muy importante del gobierno.
Al sacar ese tema Lucas les comentó un poco por encima que su padre tuvo muchos reconocimientos durante su carrera tanto de militar como de Guardia, que solía asesorar en temas de seguridad a algunos políticos y que no le seria extraño que alguien le debiese favores…
Eso corroboraba las suposiciones de Javier, cosa que hacía ver a los tres que por lo menos se estaba preocupando por su hijo.
El resto del viaje les pasó bastante rápido.
Al llegar a Tres Cantos pararon en un restaurante japones cercano a la comandancia, Javier les dijo que tenían que comer algo por que la tarde que les esperaba y los sentimientos que podían afluir harían que necesitasen estar con el 100% de energía.
Tras comer algo con desgana se dirigieron a la comandancia parando el coche en la verja que separaba el recinto de la vía publica. Al poco se acercaron dos guardias uno por cada lado del coche, Javier bajo la ventanilla.
—Buenos días, déjeme su DNI —dijo el Guardia Civil al que apenas se le veía la cara entre las gafas de sol y la boina.
Lucas acercó su cabeza mirando al guardia. — Soy el hijo de Sanmartín. —dijo el chico levantando sus gafas de sol sin dejar de mirar al guardia.
Tras las palabras del chico el guardia devolvió a Javier su DNI y cogio su talkie. Al cabo de unos segundos se volvió a acercar al coche.
—Podéis pasar, dejad el coche en los reservados de arriba. —miró a Lucas.— Tu padre os está esperando.
Tras eso la verja se abrió y continuaron subiendo hasta la puerta principal del edificio. Allí estaba el padre de Lucas plantando al lado de la plaza donde debían aparcar. Después de dejar el coche se acercaron a él.
—Hola. — dijo Juan extendiendo la mano a Javier.
—Buenas tardes, soy el padre de Alex. —contestó el juez dando la mano con firmeza.
Lucas solo hizo un pequeño gesto con la cabeza, su padre correspondió de igual manera.
—Podéis seguirme por aquí. —dijo mientras entraba al edificio.
Siguieron los pasos del guardia mientras Lucas recordaba la cantidad de veces que había ido a ver a su padre cuando era pequeño, todo seguía igual, hasta reconocía a bastantes compañeros que seguían trabajando con su padre. Recorrieron el largo pasillo y se dirigieron a la puerta donde estaba otro guardia un poco mas alto que Javier, con pelo blanco corto y una barba recortada, que nada mas reconocer a Lucas le dio un fuerte abrazo.
—Hola Felipe. —dijo Lucas mientras saludaba al mejor amigo de su padre.
—Hace años que no te veía enano. —dijo soltando del abrazo al moreno y ofreciendo la mano a Alex y a su padre.
Tras saludarse entraron al cuarto que tenia un ventanón enorme en el que se podía distinguir a un tipo de complexión fuerte, con el pelo rapado y con unos rasgos bastante marcados.
Alex se acercó al cristal y se quedó mirando sin decir nada solo apretaba el puño de su mano izquierda con fuerza. Lucas se acercó también a su lado y la pasó la mano por la espalda sin quitarle ojo al individuo tras el cristal.
Así se quedaron un par de minutos hasta que Lucas se dio la vuelta y se acercó a su padre.
—Es él, pero parece que ya lo sabias ¿no? —dijo el moreno mirando al padre a los ojos.
El padre no contestó, simplemente asintió con la cabeza.
—Estuvimos hablando con el tío que pillaron en el metro, y acabó cantando. —dijo Felipe con una sonrisa.
—Eso se le da muy bien a mi padre. —dijo Lucas mientras miraba de reojo a Juan. —Pero aún queda otro tío.
—Estamos en ello, no estaba en su casa cuando fuimos a por él. —dijo Juan mirando a su hijo.— Ahora iba a hablar con él
Cuando el padre de Lucas entró al cuartucho de interrogatorios, el compañero de su padre le hizo señas a Lucas de que tenían que abandonar el lugar.
Cuando salieron Alex y su padre, Lucas les dijo que le esperasen fuera que quería hablar con Felipe.
Cuando estos se alejaron se quedo mirando para Felipe. —Yo me quedo.
—Pasa anda, que no nos vean. —dijo mientras cerraba la puerta mirando si no había nadie.
Se colocaron enfrente del cristal y observaban a Juan.
—Las cámaras estarán apagadas. —dijo Lucas mirando a Felipe.
—Veo que sabes lo que va a pasar. —contestó Felipe sin dejar de mirar por el cristal.— Tu padre quería estar seguro antes de hacer nada más.
Dentro estaba Juan con los brazos apoyados encima de la mesa sin quitarle ojo al tipo.
—Tu otro amigo a confesado que fuisteis los autores de la agresión a los chicos del metro. —dijo Juan.
—De chicos no tenían nada, eran unos mariconazos. — dijo el tipo con una ligera sonrisa.
Ante esa contestación Felipe solo pudo mascullar. — Uff. — mientras giraba un poco la cabeza.
El padre de Lucas se acercó a la puerta, al abrirla vio a su hijo pero no le dijo nada, solo miró a Felipe y hizo señas de como que le diese un objeto. Felipe se acercó a un pequeño armario de metal y sacó un listín telefónico que le entregó a Juan.
—No te pases. —fue lo único que le dijo a su compañero antes de que volviese a entrar al cuartucho.
Nada mas entrar se puso por detrás del detenido y le propinó un golpe en la nuca con el listín que hizo que el tío cayese contra la mesa.
—Que haces hijo de pu… —no le dio tiempo a acabar la frase cuando sintió otro golpe en la parte e atrás de la cabeza.
El padre colocó el libro encima de la mesa y se puso en las espaldas del tipo que no volvió a decir ni mu.
Puso una de sus manos entre el cuello y el hombro del tío y apretó clavándole los dedos con fuerza produciéndole un grito de dolor muy intenso.
—Uno de esos mariconazos es mi hijo. —dijo apretando cada vez más haciendo que el tipo gritase como una niña casi saltándosele las lágrimas de los ojos. —Quiero me que me digas donde esta el tercer tío.
Juan soltó un poco el agarre esperando una respuesta por parte del reo. Pero no dijo nada.
—Tu lo has querido. —dijo cogiendo el listín y al momento propinándole un golpe mucho mas fuerte que los anteriores
Dejo el libro y aplastó la cabeza del tipo contra la mesa mientras se acercaba a su oído.
—El tiempo que pases en la cárcel esperando al juicio, y que sepas que me voy a asegurar de ello, te voy a encerrar con el tipo que mas ganas tenga de reventarte el culo.
Al fin el chico se dignó a decir algo. —Vale, pero para ya, te lo diré. —Juan soltó la cabeza del tipo y le hizo señas a Felipe para que encendiese las cámaras.
El chico estuvo explicándole donde había huido el tercer tío ante la repercusión del incidente del metro. Tras acabar de tomarle declaración Juan se dispuso a salir.
La cara que tenia Lucas era de satisfacción no iba a negar que le ha gustado ver como su padre le pegaba unas ostias a ese hijo de puta, en muchas cenas desde que era pequeño había oído a los dos guardias hablar de situaciones similares.
—Al final no ha ido todo tan mal ¿no? —dijo Juan mirando a su compañero. —¿Y tu no te habrás asustado?
—Si me he quedado es por algo, al fin y al cabo eres mi padre, te conozco lo suficiente. —dijo el moreno manteniendo la mirada a su padre.
—Ahora es mejor que salgamos de aquí, vamos a ver donde está tu novio y su padre. —dijo Juan poniendo una mano en el hombro de su hijo y llevándolo hasta el pasillo.
Al salir no estaban esperando fuera así que se dirigieron hasta la plaza de aparcamiento, y allí estaba el rubio, apoyado en el capó del coche junto con su padre.
Juan le estuvo explicando al padre que ya tenían casi todo resuelto y que solo quedaba detener a uno. Le explico que les iban a imputar por un delito de lesiones y intentar que les imputasen otro de odio. Javier sabia que el delito de odio era como una lotería y que aún así no entrarían a la cárcel.
Mientras Alex hablaba con Lucas que sacó su paquete de tabaco y le ofreció uno a Alex que cogió con gusto, se palpaban los bolsillos en busca de un mechero pero antes de encontrarlo la mano de Juan se extendió para encenderle el cigarro a Alex que solo atinó a decir un escueto —Gracias.
Lucas le dedicó una pequeña sonrisa a su padre mientras este le encendía el cigarro a él.
Se despidieron de Juan, que hasta le dio la mano a Alex cosa que dejó descolocado al rubio pero que alegró el día de Lucas.
Los chicos le dijeron de pasar la noche en su casa a Javier pero este decidió que era mejor que salir para Salinas ese mismo día, también hablaron de que era mejor no volver junto a Nel de momento, Alex necesitaba descansar y recuperarse de todo lo pasado estas semanas así que tomaron algo con el padre cerca de su casa y se despidieron.
Tras eso pasaron por un supermercado para comprar algo para cenar esa noche.
Eran ya las 7 y media pasadas cuando al fin llegaron a casa, Alex se tiró en el sofá, la verdad es que estaba rendido.
Estuvieron hablando un rato y Lucas le contó lo que hizo su padre con el tipo que le pegó la paliza.
Alex no sabia que pensar de Juan, parecía que estaba intentando normalizar todo lo suyo con Lucas, pero sabía que aún quedaba mucho camino por recorrer.
Lucas se fue a hacer la cena, quería hacerle algo que le gustase al rubio, se sentía eufórico después de ver así a su padre y de estar lejos de Nel.
Cuando acabó de prepararle la cena avisó al rubio y cenaron tranquilamente, la verdad es que hacia unas semanas que no estaban tan relajados. Tardaron casi una hora en volver al salón.
Cuando se tumbó Alex, Lucas empezó a darle unos masajes en los pies al rubio, le provocaba cosquillas que hacían que sacase su perfecta sonrisa, cosa que volvía loco al moreno.
Poco a poco empezó a masajear las piernas del rubio cosa que hizo que perdiese la total atención en la película que estaba viendo. Sus manos acariciaban cada parte de las piernas de Alex, la verdad que por la cara que ponía le estaba gustando.
Llevaban semanas sin estar totalmente a solas, el rubio tenia un brazo por detrás de su cabeza mirando ensimismado a Lucas. Y el moreno comenzó a meter su mano por debajo del pantalón corto que llevaba el rubio. Palpando sus muslos, subiendo, deslizando los dedos hasta la zona de su paquete, que ya empezaba a reaccionar a las caricias del moreno.
Pasó su mano por encima del boxer no sin antes bajar un poco los pantalones del rubio, a través de la tela se podía distinguir la forma del miembro de Alex mientras este le miraba con cara de necesitar ayuda. Pero Lucas aun no quería empezar por ahí.
Le hizo un gesto al rubio de que le siguiese y se fueron a la habitación, a los pies de la cama Lucas agarró a Alex por la cintura y lo pegó contra el con delicadeza, le dio un beso apasionado mientras lo recostaba encima de la cama. Se puso sobre el con los brazos a cada lado, Alex solo podía agarrar el pelo del moreno con el brazo que no estaba escayolado.
Seguían besándose, cada vez los jadeos y la rojez de sus caras iban en aumento, Lucas estaba totalmente empalmado, apretaba su miembro contra el del rubio moviendo ligeramente la cadera, en uno de esos roces el rubio no pudo evitar soltar un jadeo mientras le mordía el labio al moreno.
Lucas se separó unos centímetros de Alex. —Hoy quiero que te dejes hacer todo por mí, quiero verte disfrutar.
Tras esas palabras volvió a entrelazar su lengua con la del rubio que le devoraba con mucha fiereza, la mano de Alex sujetaba su cabeza empujándola mas y mas contra su propia boca. Estaban ya sudando y totalmente excitados cuando se quedaron mirándose fijamente, la escena era una evocación a los cuadros del renacimiento. Sus figuras casi fusionadas en un solo cuerpo con pequeños rastros de sudor, la cara del rubio completamente sometida a la voluntad de quien le provocaba esos delirios incontrolables.
La necesidad de continuar ese juego hizo que Lucas empezase a bajar por el cuello del rubio, no sin antes pasar su mano por su pelo echándolo hacia atrás, le encantaba ver así a su rubito, no podía casi contener las ganas de seguir consumiendo sus labios, que empezaban a ponerse mas rojos cada vez que el rubio se daba unos pequeños mordiscos intentando contener su calentura.
Lucas se entretuvo un buen rato jugando en el cuello de Alex, que lo único que podía articular eran pequeños gemidos acompañados de leves espasmos que no sabía controlar, cuando el moreno se separó un poco para bajar hacia los pezones de su chico, se podía distinguir esa marca que le dejó en el cuello, un chupón que parecía una marca de propiedad, que aunque suene posesivo era el fiel retrato de sus sentimientos.
La juguetona lengua de Lucas dibujaba círculos alrededor de los rosados pezones del chico, alternándolos con ligeros mordiscos que provocaban el aumento de los latidos del rubio, tenia su corazón justo debajo de sus labios, podía notar cada palpito, como se levantaba el pecho y sobretodo como se arqueaba la espalda del rubio mientras sujetaba el cabello de su apasionado compañero.
Seguiría horas haciendo eso pero su desenfreno le llevaba más abajo, quería ir a la zona donde más placer le iba a dar a su chico. Bajaba su cabeza besando y lamiendo cada rincón del abdomen del rubio, a la vez que deslizaba sus manos por los costados de este, esas sensaciones le estaban poniendo muy cachondo por el simple echo de verle completamente fuera de sí.
El contacto del pelo del moreno deslizándose por el abdomen del rubio mientras la boca empezaba a llegar a los limites del boxer blanco, hizo que Alex soltase un jadeo tan fuerte que provocó una ligera sonrisa en Lucas que levantó su mirada y pudo ver los labios del chico que parecían querer decir unas palabras casi imperceptibles.
—No pue… No puedo más. —dijo Alex mientras su boca empezaba a temblar.
Lucas estaba llevando a otros niveles a su pequeño rubio, nunca le había visto así, y le gustaba.
Sacó de golpe el boxer del chico y lo lanzó al suelo, cosa que hizo que la polla saltase apuntado hacia el moreno, la verdad es que nunca se había fijado tan detenidamente en esa obra de arte que parecía creada por el mismísimo Eros. Acercó su boca al hinchado capullo del chico, en cuanto posó sus labios, la mano de Alex se enredó en el pelo del moreno que dio un pequeño gemido ante el ímpetu del rubio.
Tras pegar unos pequeños lametones y pasar la lengua por el glande del rubio el moreno empezó a introducirse en la boca poco a poco su miembro, eso sí, sin quitarle ojo a Alex, ese cruce de miradas hacía que el rubio ya se empezase a mojar, era un vista lo suficientemente erótica como para hacer que se corriese de golpe, pero no quería eso, simplemente cerro sus ojos y se dejó llevar.
Pero no podía evitar abrir los ojos de vez en cuando, cada vez que su polla se introducía por completo en la boca del moreno, mientras una mano apretaba sus huevos. La tenia a reventar, y Lucas no paraba de turnar su boca con sus manos, acelerando más el ritmo, provocando que los jadeos del rubio fuesen subiendo de tono.
—¿Te está gustando? —dijo Lucas mirando como el rubio se derretía al oír esas palabras, no hacía falta contestación.
El moreno notó como la polla del rubio estaba en su máximo esplendor, parecía tener vida propia con los pequeños pálpitos que daba.
Lucas se separó del cuerpo del rubio acercando su mano hasta el primer cajón de la mesita de noche que tenia pegando a la cama. Sacó el bote de lubricante y empezó a dilatarse el culo mientras le seguía comiendo la polla a su chico. Tardó poco tiempo, la verdad es que estaba tan caliente que no necesitaba mucha preparación, cuando se lanzó sobre la boca del rubio apoyando su trasero en el miembro del chico, hasta que se separó y se puso de cuclillas justo encima del rabo totalmente vertical del rubio.
Acercó su trasero al glande apoyando su peso sobre él. A estas alturas el rubio ya tenia su
mano apoyada por detrás de su cabeza , no tenia que hacer nada, estaba a merced del moreno.
Poco a poco fue introduciéndose la polla del rubio en su culo, al meter la punta no pudo evitar dar un grito de dolor, que se fue calmando en cuanto la mano del rubio agarró su polla y empezó a pajearla. Estaba completamente húmeda, el liquido preseminal se deslizaba por los dedos del rubio.
Lucas no pudo evitar meterse la mitad de la polla de golpe en su trasero. Su abdomen se contrajo marcando sus abdominales hundidos en sudor, la imagen que tenia el rubio delante era idílica, cuando el moreno empezó a moverse marcando todos sus músculos y notar la polla caliente y mojada hicieron que el rubio empezase a gemir casi tan fuerte como Lucas que la verdad parecía querer más, un momento en el que se sentó sobre ella clavándosela hasta el fondo le hizo dar un grito, al instante buscó la boca del rubio y empezaron a besarse con lujuria mientras seguía moviendo el trasero.
El rubio le agarró de la nuca y acercó su boca al oído del moreno dándole un pequeño mordisco mientras chupaba su lóbulo.
—Yo ya no puedo más. —dijo con la voz ahogada en gemidos.
Lucas se ergio todo lo que podía y comenzó a cabalgar encima de su rubito durante un par de minutos, vamos, lo que consiguió aguantar Alex hasta que lleno el interior de su novio de leche, fue una corrida apoteósica. Al momento Lucas fue a besar la boca del rubio mientras seguia moviendo muy lentamente su culo acabando de exprimir la polla de en ese momento, su amante, su perdición…
Cuando acabaron el moreno cayó rendido al lado del rubio acurrucado en su pecho.
—Te amo. —fue lo único que pudo decir el rubio mientras pasaba su brazo por el cuello del moreno apretándolo contra su pecho.
Lucas solo podía mirar fijamente al los ojos del rubio. Se quedaron así durante unos largos minutos.
—Deberíamos irnos a pegar una ducha. —dijo Lucas notando como se ralentizaban los latidos de su rubito.
—Me parece bien, además quiero hacerte algo a ti, no quiero que te quedes así. —contestó el rubio mientras le daba un beso en la mejilla a su agotado compañero.
El moreno se levantó como pudo, aún agotado por el esfuerzo que le supuso el tremendo polvo que acababa de echarle al rubio.
Y allí estaba el, totalmente despeinado, desnudo y con el cuerpo empapado de sudor tirando de la mano del rubio para llevarlo hasta el cuarto de baño.
Lucas se metió en la bañera y abrió el grifo de la ducha, dejando caer el agua por todo su cuerpo haciendo que este brillase mas que escasos momentos atrás.
Alex apoyado en la pared no perdía detalle de esa imagen hasta que se acercó cuando Lucas estaba dado la vuelta y empezó a morder la espalda del moreno, haciendo que se pegase más y se girase hacia él.
Se quedaron en frente el uno del otro con sus miradas clavadas. El rubio dedicó esos momentos a observar los ojos de Lucas que parecía que le estuviesen admirando, completamente hipnotizado por estos, que evocaban a un eclipse con un aura de color jade que relucía sobre el contorno de los mismos.
Solo salió del trance cuando los labios del moreno se pegaron a los suyos, ese suave beso al cabo de unos segundos se fue convirtiendo en uno mas apasionado, mejor dicho, desenfrenado, que acabó con el rubio sintiendo todo el cuerpo de Lucas empujándolo contra la fría pared del baño.
Tardaron poco en separarse para poder recuperar algo de aire, momento que aprovechó Alex para bajar por el cuello del moreno, deleitándose con cada recoveco de su húmedo cuerpo, disfrutando cada bocado que le daba de camino al miembro del moreno que reclamaba atención.
El primer contacto hizo que Lucas pusiese sus manos contra la pared mirando hacia abajo viendo como su rubito se empezaba a introducir el miembro en la boca mientras apoyaba su mano en uno de los muslos del moreno produciéndole un leve cosquilleo. La técnica del rubio distaba mucho de la de Lucas, era mucho mas pasional, todavía le quedaba mucho que aprender de él, en su corazón se podía notar el aumento de latidos, y ya no digamos nada en su cara, sin quitarle ojo al chico, emitiendo cortos pero sensuales jadeos que dejaban ver a Alex que debía estar haciendo las cosas bien.
Solo se alejó de la polla de su chico para subir hasta su boca, que reclamaba atención a partes iguales sin dejar de prestar atención a su miembro agarrándolo con su mano y masturbándolo con suavidad pasando su dedo por el glande y recorriendo toda la extensión de este.
Arriba seguían comiéndose la boca, Lucas agarraba el cabello de Alex todo lo suave que podía contando con lo acalorado de la situación. Tras devorarse sus bocas durante unos minutos Alex volvió a bajar hasta el erecto miembro de su novio, el cual agarró con su mano y no sin antes dedicarle una sonrisa picara relamiéndose los labios antes de volver a introducírsela en la boca.
Esta vez Lucas posó sus dos manos encima de la cabeza del rubio mientras este continuaba subiendo y bajando por la longitud de su miembro haciendo que el moreno no parase de jadear, hasta que al cabo de un par de minutos ya no podía contenerse más y agarró con un poco de fuerza el pelo del rubio mientras llenaba su boca de leche.
Uff —el leve jadeo que soltó Lucas le sacó del éxtasis que acababa de pasar.
Alex tras limpiarse subió a la altura de Lucas y comenzaron a ducharse, esta vez de verdad, jabonándose entre ellos, parando a veces para darse algún que otro muerdo.
Cuando se libraron de los restos de esa noche de desenfreno se pusieron algo de ropa y se fueron al sofá, con todo eso, Alex se había desvelado y quería estar un rato viendo la tele, cosa que aprovecho Lucas para tumbarse en su regazo mientras dejaba que el rubio jugase con su pelo como tanto le gustaba a él.
El moreno no tardó mucho en caer rendido, mientras Alex pasó gran parte de la noche en vela turnando su mirada entre la TV y la cara de su moreno totalmente relajada.